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Honores7Víctor
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Tema: La Pasión de Cristo.

  1. #1
    Avatar de Valmadian
    Valmadian está desconectado Miembro tradicionalista
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    La Pasión de Cristo.

    Primera película que trata sobre la Pasión. Fue filmada personalmente por los hermanos Lumiere en 1898. Hoy remasterizada, breve pues de los comienzos del cine es la filmación, sin sonido, ni color, pero es la primera de otras muchas, hasta llegar a la mejor de todas, la de Mel Gibson de 2004.

    https://www.youtube.com/watch?time_c...&v=QJDAr-Flofw
    DOBLE AGUILA, Leolfredo y Trifón dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  2. #2
    Avatar de donjaime
    donjaime está desconectado Miembro Respetado
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    Re: La Pasión de Cristo.

    Hace tiempo subí este hilo




    Ha caído en mis manos un conocido diario que adjunta un DVD de la Pasión de Mel Gibson.

    Esto hizo que me acordara de un artículo que leí en Centro de información sobre sectas, religiones y nuevos movimientos espirituales hace tiempo y que copio a continuación (en el que las negritas son mías).




    La Pasión según Mel Gibson: Separando la ficción de la realidad

    Dr. Jorge Erdely



    Scriptura sacra sui ipsius interpres

    Antiguo axioma teológico


    introducción: la santa alianza
    ¿Será verdad? ¿El Vaticano, Hollywood y los evangélicos estadounidenses formando una santa alianza para promover la película de La Pasión de Cristo?

    Al menos más de uno de los muchos fans del actor estadounidense Jim Caviezel debió haber pensado esto cuando supo que la estrella de Hollywood tuvo una audiencia privada con el papa Juan Pablo II antes del estreno de la cinta y recibió hincado su bendición por su actuación como Cristo en La Pasión [1] . Luego, los cines norteamericanos se llenaron aún más de católicos y evangélicos para ver la polémica película producida y dirigida por el legendario Mel Gibson.

    De acuerdo con la agencia de noticias italiana ANSA [2] , la reunión entre Caviezel, devoto católico de ascendencia irlandesa, y el papa Juan Pablo II, se llevó a cabo el lunes 15 de marzo, después de que el actor asistiera a una exhibición privada del filme dos días antes. Ésta se llevó a cabo en la sede particular de los Legionarios de Cristo, una controversial orden católica ultraortodoxa. Los Legionarios, también conocidos como La Legión de Cristo, son reconocidos en la sección de créditos al final de La Pasión por su colaboración en el filme. Parte clave de la promoción de la película hacia los católicos ha estado a cargo de la agencia de noticias ZENIT, de Roma, difundiendo enfáticamente el imprimatur del Vaticano sobre la película [3] . ZENIT, aunque no lo explicita, pertenece a La Legión de Cristo.

    La agencia cita en sus cables noticiosos a altos prelados de la curia romana publicitando y alabando la película producida y dirigida por el héroe de Hollywood, Mel Gibson. Allí los tenemos: Hollywood y el Vaticano —rivales ideológicos acérrimos— reconciliándose para dar a luz lo que se presenta como una épica cinematográfica en la tradición de Ben-Hur, o Los Diez Mandamientos, de Charlton Heston. Una épica que según la publicidad de ZENIT, Gibson, y muchos medios de comunicación, presenta un retrato fiel de las últimas horas de la vida de Jesús de Nazaret. ¿Es todo esto realidad o ficción?



    el nihil obstat evangélico
    Una polémica cuidadosamente programada precedió al estreno de La Pasión para mantener expectante la atención del público norteamericano por meses antes de su estreno. En la misma, fueron enlistadas, vía proyecciones privadas, influyentes personalidades del Vaticano y del mundo evangélico estadounidense, las cuales de inmediato se sumaron a la agenda publicitaria, otorgando generosos avales morales y espirituales públicamente a la cinta cinematográfica. Prominentes protestantes evangélicos fueron un paso más allá y engrosaron las filas de los fervientes promotores de la película, orquestando multitudinarias cruzadas nacionales, persuadidos de que La Pasión es un instrumento divino que traerá un gran avivamiento espiritual de la fe de la nación americana y otros países.

    El resultado de las estrategias conjuntas no se hizo esperar. Luego de su estreno, La Pasión se colocó como una de las películas más vistas de la historia fílmica, provocando un furor de reseñas a favor y en contra que han ocupado desde las páginas editoriales de The New York Times hasta los boletines semanales de parroquias, escuelas dominicales protestantes y docenas de páginas de internet.



    ¿películas que producen experiencias espirituales?
    Una vez más, las llamadas guerras culturales de los Estados Unidos vuelven a convertirse en tema central de la atención mundial y su vórtex mediático succiona a los latinoamericanos, los cuales también han abarrotado las salas de cine para ver La Pasión. Diarios americanos como The Houston Chronicle, dan cuenta en reportajes cómo afecta la película las emociones de los mexicanos. El diario registra también la publicidad, que al igual que en Roma, hacen influyentes jerarcas hispanos. “Para los fieles”, ha dicho el arzobispo de la Ciudad de México, cardenal Norberto Rivera, “ésta película no es sólo entretenimiento, sino una auténtica experiencia espiritual” [4] .

    Interesante: eso es exactamente el objetivo del filme según el prólogo de Mel Gibson al álbum fotográfico oficial de La Pasión: “Pienso en ella como contemplativa, en el sentido que uno es empujado a recordar en una manera espiritual, la cual no puede ser articulada, sino sólo experimentada”, dice el autor cuidadosamente [5] .

    ¿Pero será todo esto cierto? ¿No puede la película ser articulada en palabras y por tanto ser racionalmente analizada? ¿Está la audiencia limitada a “sólo experimentarla”? En realidad, mucho es sólo una manipulación mediática de percepciones. Esto incluye los reclamos de “precisión histórica” y “apego a los evangelios” que han sido punta de lanza publicitaria para hacer de La Pasión un producto de consumo masivo para muchos creyentes en la cultura norteamericana e hispana adicta a experiencias emocionales. Iglesias enteras encabezadas por curas y pastores han acudido al tañer de las campanas a llenar los cines in toto.



    imprimi potest : el sello del vaticano
    La verdad es que Mel Gibson no es Hollywood, sino sólo un miembro más de esa elite artística. Su película tampoco fue producida por ningún estudio prestigiado, más bien la financió él mismo, invirtiendo en la producción un poco de su millonaria fortuna personal. El sonado filme, no es, pues, una producción de Hollywood, ni mucho menos cuenta con su beneplácito. La Meca mundial del cine se inclina decididamente por versiones aun menos apegadas al Nuevo Testamento y más provocativas, como La última tentación de Cristo, de Scorsese.

    La Pasión, estrictamente hablando, es una producción cinematográfica particular, que como en el caso de la película de Scorsese —lo mismo que en El crimen del padre Amaro—, refleja los valores, agenda y creencias de sus productores. En este caso, La Pasión es una interpretación particular del Evangelio por Mel Gibson y los sectores ultraconservadores del Vaticano que lo ayudaron a convertirla en un éxito cultural y religioso sin precedente. Descubrir cuál es esa agenda y qué valores animan La Pasión de Cristo, es precisamente el objeto de este análisis. Después de todo, ¿cuántas películas exitosas conocemos que cuenten con respaldos públicos tan irrestricto del Vaticano y de órdenes religiosas ultra-conservadoras?



    atrapados por las guerras culturales
    Para analizar una película polémica de alto impacto cultural y bien realizada como La Pasión, no basta con ver la cinta y leer reseñas. Se necesita penetrar detrás de la escenografía y examinar cuidadosamente contextos y contenidos. Sólo en su dimensión financiera, el filme rebasó en taquilla, luego de su estreno, al multipremiado hit de Hollywood El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey.

    A sólo 19 días de su estreno, había producido ya 264 millones de dólares, sólo en taquilla. Súmesele a eso que en México recolectó 6 millones de dólares en sólo cuatro días. Se estima que en total, La Pasión recaudará por concepto de regalías, proyección, venta y renta de DVDs y múltiples derechos, alrededor de 2 mil 200 millones de dólares. Se necesita hacer una pausa sólo para pensar en la magnitud de esa cifra.

    Evidentemente, La Pasión, mucho más que una película: es un fenómeno religioso y financiero que se inserta en las guerras por espacios simbólicos por dominar la cultura estadounidense. Entenderla requiere obtener algunas respuestas básicas. En ese sentido, conocer el tipo de religiosidad personal de Mel Gibson es importante. Lo mismo si La Pasión representa fielmente las últimas horas de la vida de Jesús, como reclama enfática la publicidad de la cinta, o si está basada en ficción y fuentes de dudosa calidad.


    Comenzaremos con Gibson.



    la secta de mel gibson
    En un vallecito soleado, enclavado cerca de Malibu Beach, al noroeste de Los Ángeles, California, se levanta una pequeña capilla con sus pulcros edificios adyacentes. Ése es el lugar en donde se reúnen cada semana los aproximadamente 70 miembros de un reducido grupo separatista católico tradicionalista llamado “The Holy Family” (La Sagrada Familia).

    Antes, asistían a oír misa en latín en otro templo, pero éste fue eventualmente absorbido por un grupo afín: La Sociedad de San Pío X, iniciada por el célebre arzobispo monseñor Marcel Lefebvre, excomulgado por el Vaticano el 1 de julio de 1988. El pequeño diferendo con los lefebvristas dejó a los 70 integrantes que forman parte de lo que se conoce como el Movimiento Tradicionalista Católico, sin un lugar para adorar. Entre ellos estaba el señor Hutton Gibson, padre de la estrella de Hollywood, notorio por su fervor religioso y por difundir propaganda antisemita en entrevistas. Particularmente por negar la existencia histórica del Holocausto.

    Mel Gibson acudió de inmediato al rescate de su padre y el grupo religioso. Pero no a la manera de las ciberépicas de violencia como Mad Max que lo hicieron famoso y forjaron su multimillonaria fortuna. Ahora en la vida real, sacó de su propia cuenta bancaria 2.8 millones de dólares para construir y sostener un templo nuevo para las actividades de “The Holy Family”. Allí, Mel Gibson escucha regularmente misa estilo tridentino en latín, en compañía de su padre. En un latín parecido al que resuena en momentos significativos de La Pasión de Cristo.

    Allí se escuchan y se discuten también los rígidos dogmas distintivos del Concilium Tridentinum, o Concilio de Trento, que son característicos en todo el Movimiento Tradicionalista Católico (MTC). El MTC es una polifacética variante de catolicismo romano que rechaza los acuerdos del Concilio Vaticano II y anhela un romántico retorno de la sociedad a eras como las del franquismo español, cuando la Iglesia Católica gozaba de privilegios políticos y controlaba leyes, conciencias y cultura. Cuando tenía, sobre todo, un monopolio artificial sobre las almas, respaldado férreamente por el poder del Estado.



    en el movimiento tradicionalista católico
    El MTC cuenta actualmente con un promedio de 75 mil seguidores en los Estados Unidos y con más de 500 templos. La secta de Mel Gibson, (uso el término en el sentido de facción), forma parte de ese conglomerado, pero no rinde cuentas ni está afiliada formalmente a ninguna organización mayor. Fuera de abstenerse de comer carne los viernes y compartir una ideología religiosa ultraconservadora, “La Sagrada Familia” es una facción independiente más de las muchas agrupaciones y sociedades que componen el mosaico del MTC en los Estados Unidos.

    En registros financieros públicos, Mel Gibson aparece como único beneficiario de las propiedades del Templo de la Santa Familia y como CEO (Chief Executive Officer). En pocas palabras, su rescate fue menos que heroico, o al menos, poco caritativo. Legalmente, Mel es el dueño y director de la capilla y la organización de “The Holy Family”. Quien oficia los servicios religiosos, sin embargo, es un sacerdote católico ordenado por el Vaticano, que cuenta con la anuencia del obispo de la diócesis.

    Muchos de los 63 millones de católicos estadounidenses consideran a este tipo de grupos como sectarios. Les inquieta en particular su heterogeneidad y potencial cismático. La conocida revista católica de teología Concilium, en su edición número 3 de 2003, examina esta controversia interna en un artículo del sociólogo católico Luca Diotallevi. El sugestivo título del artículo se traduce al español así: “¿Está el catolicismo en camino al sectarismo?”. De particular preocupación resultan para el sociólogo la línea directa e influencia creciente en el Vaticano que tienen dichos grupos, a expensas de la autoridad diocesana.



    ¿obra de arte o instrumento para adoctrinar?
    Ésas son, de manera sintética, las raíces espirituales del productor y director del éxito cinematográfico La Pasión, una película sobre la crucifixión de Jesús que puede ser difícil o fácil de analizar, dependiendo de si se toma como arte o como propaganda, esto es, instrumento de adoctrinamiento religioso. Tal dilema no parece existir en los niveles más altos de la curia romana. Prominentes oficiales del Vaticano la han aclamado como un éxito en los dos ámbitos, tratando así de cerrar de antemano toda discusión al respecto.

    El cardenal colombiano Castrillón Hoyos, un alto oficial del Vaticano, la ha exaltado como “un triunfo del arte”. Maïa Morgenstern, la actriz rumana que actúa el papel de la madre de Jesús, ha afirmado ante los medios de comunicación, que “la gente que vaya y vea el filme, verá esencialmente una obra de arte” [6] . Sin duda alguna, toda producción cinematográfica tiene varios componentes artísticos, La Pasión no es la excepción, y parte de su éxito taquillero estriba sin duda en los talentos de Mel Gibson como director y en los 30 millones de dólares que invirtió de su propio bolsillo para la filmación.
    El resultado es una escenografía, musicalización y actuación de alto impacto que transportan con facilidad al público contemporáneo —especialmente al religioso— a la Jerusalén bajo ocupación romana de hace 2 mil años.

    La interesante innovación de dejar los diálogos en arameo y latín con subtítulos en inglés o en el idioma en que se proyecta, logra uno de los efectos deseados: crear un halo de misterio, el encuentro con un mundo antiguo y lejano, brusco y extraño como la pronunciación de las consonantes guturales del arameo. En ese mundo se logra también crear un pathos consistente con el tema de la película, que se extiende lo más posible intentando cautivar a la audiencia, pero que no puede lograrlo del todo al saturarla con el exceso y repetitividad de algunas escenas, como la interminable flagelación, a la cual, por cierto, los cuatro evangelios no le dedican más de una frase corta, de no más de cuatro palabras por narrativa.



    latín y arameo: ¿los idiomas de Jesús?
    El arameo es un idioma semítico que está entre los pocos que se han hablado continuamente por más de 3 mil años. Según los registros más antiguos, existen evidencias epigráficas de su existencia al menos desde el siglo X a. C., pero los filólogos lo consideran mucho más antiguo.

    Actualmente, sólo alrededor de medio millón de personas en diferentes partes de Medio Oriente aún lo cultivan en forma oral, incluyendo judíos, cristianos ortodoxos sirios y familias árabes. Más allá de eso, el arameo es estudiado como idioma de investigación básicamente por especialistas para descifrar inscripciones arqueológicas y leer textos como los Rollos del Mar Muerto o escritos de las dinastías aqueménidas, cuyo imperio sucedió al caldeo y dominó el Medio Oriente antes de las conquistas de Alejandro Magno y la helenización del mundo Mediterráneo.

    Existe consenso entre los lingüistas contemporáneos que el arameo era un idioma que se hablaba a nivel popular en el primer siglo de nuestra era en Israel. Pero el hebreo clásico era también un idioma vivo, sobre todo en asuntos relacionados con la sinagoga, el sanedrín, el estudio de la Torá y el culto del templo en Jerusalén. Era, de hecho, considerado un idioma sacro, como lo evidencian los estudios más recientes sobre los rollos de Qumram y los esenios.

    De acuerdo con el doctor Timothy H. Lim, profesor de orígenes del cristianismo de la Universidad de Edimburgo, Escocia, la sociedad de la Palestina del Siglo I era realmente una sociedad multilingüística en la que coexistían al menos cuatro idiomas. Predominaban el griego koiné, el arameo, y el hebreo. El griego era la lingua franca en todo el Imperio Romano en ese entonces, no el latín, cuyo auge vendría hasta varios siglos después.

    En griego precisamente fue escrito el Nuevo Testamento, incluidos los evangelios, para darle máxima difusión en el Imperio. De acuerdo con las investigaciones del papirólogo Carsten Thiede, profesor del departamento de Historia de la Universidad del Neguev, Israel, el latín en Medio Oriente era usado muy poco, casi exclusivamente para asuntos oficiales y protocolarios de la administración romana. Los judíos bajo ocupación le tenían una peculiar aversión, ya que era el idioma del ejército invasor y representaba el imperialismo y la asimilación cultural.

    Es aquí donde la selección de idiomas antiguos para los diálogos originales de los actores en La Pasión se torna sospechosamente imprecisa. Tanto la oración de Jesús en Getsemaní como los diálogos entre Jesús y los fariseos durante el juicio ante el sanedrín se nos presentan en arameo. Lingüísticamente, eso es poco verosímil. Es mucho más plausible que se hayan realizado en hebreo, ya que el idioma no sólo estaba vivo, era considerado sacro, y se utilizaba para las cuestiones religiosas, espirituales y formales.



    iesus nazarenus rex iudaeorum
    De acuerdo con el Evangelio de San Lucas 23:38, el letrero identificando a Jesús como “Rey de los Judíos” que fue clavado encima de la cruz, fue escrito en tres idiomas: griego, latín y hebreo.
    El arameo, curiosamente, no figura en los registros. San Juan 19:20 confirma exactamente lo mismo. El versículo explica más adelante que muchos de los judíos leyeron el letrero. Es evidente entonces que la multitud entendía bien hebreo y griego.

    El latín se insertó necesariamente por tratarse de un proceso de ejecución romano y por tratarse del idioma protocolario del imperio. Pero en La Pasión se opta por quitar el hebreo y el griego del letrero, y sustituirlos por el arameo. Se deja así flotando la idea de que el hebreo no era usado, dándole una importancia al latín que no tenía para la mayoría de la gente.

    Menos creíbles aún son los muchos intercambios verbales en arameo entre soldados romanos y habitantes de Jerusalén en arameo. El idioma coloquial común a ambas culturas era el griego, y por ello era el instrumento natural de comunicación. No se escucha el griego helenístico jamás en toda la película, sino melodioso latín entre Pilato y sus subalternos, entre los soldados romanos, y —oh, sorpresa—, en un momento de discusión teológica, entre el mismo Jesús y Pilato.

    La imprecisión filológica es peccatta minuta para los actores y productores de cine. No lo es así la manipulación de datos y símbolos, la cual, como veremos más adelante, forma el código de comunicación subyacente que se establece con la audiencia primaria para la cual fue producida La Pasión de Cristo.

    Cuando a las imprecisiones históricas se suman las omisiones y la yuxtaposición tendenciosa de imágenes para consumo de una cultura mediatizada, se brinda sustento al argumento de que La Pasión es realmente un filme propagandístico, cuidadosamente codificado para lograr un fin específico: normar desde la perspectiva sectaria de Gibson la sincrética religiosidad del catolicismo popular, al reforzar dogmas específicos y revitalizar símbolos desgastados por el abuso del rito.


    distorsionando imágenes: un jesús occidentalizado
    No me refiero al Jesús que en una escena inverosímil conversa natural en latín fluido con Pilato y trae a la memoria al cura que pronuncia en latín la misa en la secta de Mel Gibson.
    Ese latín que se consideró en el medioevo un idioma cuasi sacro y que terminó siendo el coto de poder de las elites intelectuales religiosas y políticas mientras “el pueblo” era mantenido en la ignorancia. ¿No fue el mismo papa Sixto V quien en su celo tridentino produjo en 1590 una impresión “oficial” única y definitiva de la Biblia Vulgata en latín y anatemizó a cualquiera que la cambiase o que leyese otra edición diferente, emitiendo incluso una escandalosa Bula [7] ?

    Un Jesús de ojos verdes que no habla hebreo, y con rasgos fisonómicos —a pesar de la barba y el atuendo— europeos. Éste es, precisamente el Cristo desemitizado por influencias como la doctrina tridentina del Deicidio, popular en el Movimiento Tradicionalista Católico.



    la proyección de arquetipos medievales
    Cuando se realiza una representación supuestamente bíblica de lo que se hablaba en Jerusalén y se omite el griego, en el cual se registran las palabras del mismo Jesús, y que era el idioma universal de la época, el descuido filológico huele a agenda religiosa; a latín preconciliar obligatorio, a Vulgata Latina que no entiende el pueblo ni los “laicos”.

    No evoca al Nuevo Testamento en griego de Erasmo de Rotterdam que dio base a las traducciones del siglo XVI a los idiomas populares para que la gente común leyera y entendieran por sí misma a Cristo. Y comprendiera, más que contemplar, no sólo el significado de su crucifixión y muerte, sino también de su vida, ejemplo y enseñanzas, temas que ocupan, por cierto, la mayor parte de los cuatro evangelios, en contraste con el lento via crucis de la tradición que inserta Gibson en la película. Un via crucis litúrgico, de peregrinaje con sus 14 estaciones y una interminable flagelación extraída de las visiones de una monja estigmática.

    La tradición del via crucis o “vía dolorosa” tiene una veta mística penitencial y otra contemplativa. No parece casual que media película siga cronológicamente su formato. En su dimensión contemplativa contiene 14 meditaciones tradicionales sobre los sufrimientos de Jesús, comenzando con su sentencia a muerte, las tres caídas y terminando con su sepultura. El trayecto está marcado por varias estaciones o paradas. En su dimensión penitencial, el via crucis es un peregrinaje acompañado de rezos específicos con el fin de obtener una indulgencia plenaria.



    el via crucis : de vuelta a las indulgencias
    De acuerdo al documento oficial Enchiridion Indulgentiarium Normae et Concesiones, publicado en mayo de 1986 [8] , debe haber 14 cruces con imágenes pictóricas señalando los lugares en los que, según la tradición, Jesús transitó en su camino al Calvario. A todos los fieles que realicen devotamente el peregrinaje en los sitios debidamente autorizados, “se les concede indulgencia plenaria”, dicen las normas del Vaticano.

    ¿Indulgencias plenarias en el siglo XXI? Así es: perdón divino a cambio de rezos y peregrinaje. El tinte medieval de La Pasión tiene pocas expresiones tan gráficas como su abierta inclusión de las 14 estaciones de la vía dolorosa. El peregrinaje se tenía que hacer antes en Jerusalén. Ahora, la oración y práctica se puede hacer en distintas partes del mundo, siempre y cuando se trate de “lugares aprobados”. El via crucis es una práctica popular entre muchos católicos.

    La selectividad lingüística del productor de La Pasión no sería objeto de más de dos líneas en este análisis, si no fuera porque la propaganda de la película afirma que Mel Gibson se asesoró con eminentes eruditos en idiomas antiguos, y porque su engañosa maquinaria de publicidad ha proclamado enfática que la película es una representación fiel de las narrativas del Nuevo Testamento. Críticos cinematográficos cultos ya han señalado muchas inconsistencias y omisiones —también algunas adiciones— bastante tendenciosas en lo que a esto respecta, y no es necesario repetirlas.



    un diablo femenino y el herodes travestí
    La realidad es que en lugar de una representación fidedigna del juicio y crucifixión de Jesús, la película ofrece al público una distorsión sectaria de la misma. Debe reconocerse que el filme hace un esfuerzo por integrar los evangelios sinópticos con San Juan como base de la trama, más aun allí esa curiosa selectividad aflora. En este sentido, la calidad del filme queda por debajo de una novela histórica decente. Al margen de eso, su aportación más importante es el acercar al hedonista público occidental a las brutales realidades de un proceso de crucifixión de la época de Jesús.

    Pero aun esa aportación se opaca por el mórbido medievalismo que se le imprime a las escenas. No hay registro en el Nuevo Testamento de la presencia de una diablo andrógino-feminizado en la oración del huerto de Getsemaní. Tampoco de Judas Iscariote siendo atormentado por crueles niños —niños judíos— que en su imaginación y la del público se transmutan en demonios y lo orillan al suicidio.

    En ningún lugar de los evangelios existe la más remota inferencia de que el rey Herodes fuera homosexual o travestí como se le representa en La Pasión con una peculiar corte de bufones y transexuales. Antes bien, las inferencias válidas que se pueden extraer de los evangelios y fuentes históricas como Flavio Josefo, es que Herodes era un corrupto y pragmático gobernante heterosexual. San Marcos 6:17, por ejemplo, dice lo siguiente:

    Porque el mismo Herodes había enviado y prendido a Juan, y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; pues la había tomado por mujer.

    El problema de La Pasión según Gibson, no son en sí las imprecisiones ni la creatividad artística inherente a todo filme. El problema es que los arquetipos clásicos del catolicismo medieval y preconciliar van entretejiéndose con cuidado antes de llegar al clímax de la película. Pronto, la distorsión selectiva da paso a la ficción sin freno por el sesgo sectario que se le imprime a la producción entera.

    Los estereotipos y símbolos mencionados son demasiado burdos, pero en películas de alto impacto tienden a implantarse o reforzarse en el imaginario colectivo. Y ésta es una película para millones de personas.

    Veamos algunos estereotipos que presenta.

    Uno es el diablo personificado en términos de género como mujer —la tentación encarnada y satanizada por excelencia a lo largo del medioevo—. ¿Quién escarnece y se burla de Cristo, del hijo mismo de Dios? Nada menos que un ficticio rey homosexual y su corte de travestís: el odium homofóbico preconciliar hace acto de presencia y se va imprimiendo otro estereotipo en el imaginario colectivo de la audiencia.



    ¿promueve realmente el antisemitismo?
    Niños judíos cuyo único y edificante papel es atormentar a un hombre enloquecido por la culpa. Sus rostros mutan de muecas demoníacas a expresiones de crueldad; otro arquetipo medieval conectado con la doctrina católica del Deicidio.

    No. En el evangelio según Gibson, ciertamente los niños en general no aparecen como criaturas virtuosas. Ni aun se podría decir que inocentes. La mayoría parece engendros malditos sacados de un cuadro del infierno de Dante. Y así, cada licencia artística del cineasta, cada detour de los evangelios, es aprovechado para establecer y reforzar códigos simbólicos con la audiencia. Ni aun los bebés se salvan.

    Satanás feminizado se pasea rondando siniestro, mientras Caviezel es flagelado: en sus brazos carga un bebé de gesto tétrico —presumiblemente un símbolo del anticristo—, tema obsesivo en sectores del Movimiento Tradicionalista Católico, en especial en personas como el padre de Mel Gibson, quien al igual que el obispo lefebvrista Richard Williamson, considera a los judíos como un siniestro grupo que instaurará una religión mundial e infiltrará secretamente al catolicismo con sus doctrinas. El anticristo, pues, tiene raza.

    El Centro Simon Wiesenthal se equivocó cuando enfocó sus críticas por el presunto antisemitismo de La Pasión. El problema no era, como se planteó, el supuesto apego a los evangelios, literatura finalmente hebrea que habla de un judío: Jesús, y una controversia entre israelitas sobre cuestiones teológicas. El antisemitismo en La Pasión existe en el manejo de símbolos, reflejo de los prejuicios tridentinos preconciliares que inspiran la película. Los niños judíos son, finalmente, los hijos de quienes entregan a Jesús para ser ejecutado, y cuyos padres rechazan al Hijo de Dios.



    el deicidio y la conspiración para infiltrar al vaticano
    El siguiente ejemplo es ilustrativo de esta mentalidad: Richard Williamson, quien fue ordenado obispo personalmente por monseñor Marcel Lefebvre, declaró lo siguiente el 3 de octubre del año 2000, acerca de un importante cardenal del Vaticano con quien dialogaban entonces los lefebvristas, luego de ser declarados cismáticos.

    Creo que detrás del cardenal... están operando villanos, ya sea judeo-masones o prelados trabajando para la judeo-masonería, quienes son mucho más siniestros que éste cardenal... [9] .

    Williamson cierra afirmando que el mencionado cardenal sería desechado cuando no sirviera más a los judíos-masones “para avanzar su adelantada marcha hacia la formación de una sola religión mundial” [10] .



    Gibson y las visiones de ana catarina emmerick
    De las escenas iniciales que quieren, y a veces logran transportar al público al mundo de hace 2 mil años, y tratar de acercarlo al mysterium tremendum et fascinans de Rudolf Otto, se pasa bruscamente a las atmósferas místicas medievales que hacen a la película por momentos inverosímil e inevitablemente mórbida. El resultado es mysterium a secas.

    Este problema se reafirma por la fuerte influencia que ejercen en la película, a espaldas del público, los escritos de la monja y vidente alemana del siglo XVIII, Ana Catarina Emmerick.

    La religiosa católica nació en un pueblo aledaño a Münster, Westfalia, en 1774. De acuerdo con la Enciclopedia Católica tenía visiones y éxtasis desde su infancia en las que se asegura que se le aparecía Cristo frecuentemente para conversar con ella [11] . La religiosa también tenía una particular fijación con el purgatorio. Su biografía en la Enciclopedia Católica afirma que sufría continuamente por ver los tormentos de las almas que allí se consumían [12] .

    Luego de quedar confinada a su cama en estado permanente de invalidez, se añade que la monja Emmerick comenzó a presentar estigmata: misteriosas huellas sangrantes como de una corona de espinas aparecían en su cabeza, marcas de cruces se le imprimían en el pecho, e incluso, los signos sangrantes de los clavos atravesándole las palmas de las manos. La mitología sobre Ana Catarina de Emmerick establece, asimismo, que desde 1813 en adelante se alimentó exclusivamente de la hostia y no probó ningún otro alimento. Murió el 9 de febrero de 1824.



    vivió sin probar otro alimento que la hostia
    El obispo de Münster inició formalmente su proceso de beatificación desde 1892. El caso permaneció prácticamente inmóvil por falta de pruebas e interés, hasta que fue retomado recientemente por el papa Juan Pablo II. Se anticipa que próximamente se aprobará con vías a su canonización. Como es sabido, el actual papa ha beatificado a 1,330 personas —a veces vía fast-track— durante su pontificado. Más que todos sus predecesores juntos en los últimos 500 años.

    La beatificación es el paso previo a la canonización en el catolicismo, el equivalente a ingresar en el santoral. Este contexto es importante, porque como han notado varios especialistas, la beatificación y canonización masiva es parte de una estrategia de fortalecimiento de símbolos y fervor popular ante la incesante pérdida de fieles que sufre la Iglesia Católica en continentes como América y Europa. Alejandrina María de Costa, una mujer paralítica de Portugal, está entre las más recientes figuras beatificadas por Juan Pablo II. Similar a la leyenda sobre Emmerick, el Vaticano sostiene que la beata Alejandrina vivió los últimos 13 años de su vida sin probar más alimento que la hostia consagrada.

    La principal obra literaria de Ana Catarina Emmerick fue publicada en 1833. El título nos es peculiarmente familiar: La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. El libro es una recopilación y traducción al alemán del poeta Klemens Brentano de las visiones que la monja le dictó en su lecho de muerte en el dialecto de Westfalia. No fue un dictado cualquiera. Catarina le indicó a Brentano desde un inicio que él era el elegido para cumplir el mandato de Dios: escribir las revelaciones de los sufrimientos de Jesús que Dios le había permitido contemplar a ella para que las almas se pudieran salvar.



    la revelación salvífica
    Dicho en otras palabras, las visiones extáticas de Ana Catarina proveían de importantes detalles que no se registran en los evangelios sobre la flagelación, sufrimientos y crucifixión de Jesús. Y éstas eran revelaciones indispensables para salvar a muchas almas. Su propósito literario, pues, era indiscutiblemente evangelizador. Exactamente como La Pasión según Gibson.

    Brentano aceptó sin dilación la urgente encomienda y publicó finalmente el libro ya mencionado. La monja aprobó escrupulosamente antes cada palabra, ya que tenía las revelaciones por visión sagrada. Brentano preparó paralelamente otra obra complementaria de Ana Catarina: La vida de la Santísima Virgen María, publicada eventualmente en 1852.



    engaños publicitarios
    Mel Gibson y sus guionistas se inspiraron libremente —a veces con gran literalismo— en los escritos místicos de Ana Catarina de Emmerick para su película. La publicidad masiva especificaba, sin embargo, otra cosa: que estaba basada en los evangelios. Sólo en un breve prefacio a su libro de fotos de la película, Gibson hace una críptica alusión a “visiones aceptadas” como parte de sus fuentes documentales [13] .

    Nunca, sin embargo, dice de quién son las visiones, ni por quién han sido “aceptadas”. Ahora sabemos que se tratan de las visiones de la mística Emmerick. La conexión con La Pasión es tan obvia, que The Catholic Company está promocionando el primer libro de Catarina de Emmerick a un precio de $18 dólares. Dice así el anuncio: “El libro que inspiró a Mel Gibson”. En cuanto a que se trata de “visiones aceptadas”, lo único que sabemos con certeza es que son visiones aceptadas por Gibson y excéntricos círculos místicos como la secta “The Holy Family”.



    la mística de münster contradice los evangelios
    Hay contradicciones notorias entre las visiones de Ana Catarina y los evangelios. Examinemos algunas que se reflejan en la película. El Nuevo Testamento afirma que Jesús fue flagelado según la costumbre romana de la época antes de su crucifixión.

    Las visiones de Ana Catarina afirman que fue azotado con varas. Más es mejor, de acuerdo con Mel Gibson, así que junta eso a la flagelación que registra el Evangelio. Pero sumar, a veces resta. Y éste es un buen ejemplo. El intento por acercar al mundo occidentalizado a las realidades de una muerte por crucifixión del Siglo I, pierde fuerza y credibilidad por la exageración del castigo. Interminables azotes con varas primero, según la religiosa, flagelación con látigo romano después, de acuerdo con los evangelios. ¿Qué dice la historia? Todo proceso romano de ejecución en el siglo I era iniciado por ley con flagelación con látigo. La crucifixión de Jesús fue un acto con sanción oficial llevado a cabo bajo las leyes romanas [14] . El Evangelio concuerda con la historia; las visiones de Emmerick, no.



    muerte por crucifixión: investigaciones médicas
    Un artículo científico sólidamente documentado fue publicado en el prestigiado Journal of the American Medical Association, en 1986. En el mismo, el doctor William Edwards, patólogo e investigador de la respetada Clínica Mayo, en Rochester, ofrece una perspectiva médica sobre el proceso de crucifixión y muerte en los tiempos de Cristo [15] .

    El trabajo se basa en fuentes históricas serias sobre lo que constituía un proceso de flagelación y crucifixión pública en el Imperio Romano del primer siglo. El resultado es una investigación, que aunque técnica, es realista y bien documentada. El director de La Pasión hubiera beneficiado al público consultando fuentes como ésta en vez de visiones especulativas. La descriptiva investigación de Edwards no minimiza en nada los efectos del flagellum o látigo de varias colas en el cuerpo humano: están allí descritos con todos sus dolorosos y dañinos estragos. Asimismo, la pérdida hemática, los golpes contusos por el trato brutal de los soldados romanos que refleja correctamente el rostro de Jim Caviezel en momentos de la película, rostro herido que contrasta con la iconografía e imágenes clásicas, las cuales, fuera de sangre pintada, perpetúan modelos grecorromanos de estética facial intacta.



    disminuyendo a Cristo y exaltando la ficción
    En La Pasión, el realismo y la retórica aristotélica del pathos detienen el tiempo enfocándose demasiado en el trato dado a Jesús antes de ser crucificado. El hecho central de la crucifixión misma es minimizado debido a esta asimetría escenográfica. Y lo es a tal grado, que la película bien podría llamarse “La flagelación de Cristo”.

    A diferencia de la minuciosa investigación del doctor Edwards y de trabajos históricos contemporáneos como los de Martin Hengel, profesor de la Universidad de Tübingen, en La Pasión el público no tiene manera de ver realmente qué significa una muerte por crucifixión [16] .

    El registro del Nuevo Testamento dice que estuvo clavado durante seis largas horas, mucho más de lo que tomaba una flagelación. De esta manera, vemos que se da más énfasis a las visiones de la mística alemana que al registro del Nuevo Testamento. El resultado es una disminución de los evangelios como fuente documental. En La Pasión de Gibson, la crucifixión no es una crucifixión normal. Ni siquiera una ejecución particularmente cruel como la presenta el Nuevo Testamento. Es, sobre todo, un proceso de flagelación sólo soportable por un superhombre. La implicación teológica es una disminución de la humanidad de Jesús.

    En el filme, no hay paso que Cristo dé —con cruz o sin cruz— que no vaya acompañado de un golpe, un empujón o un latigazo. Se le lanza de cabeza también desde un muro alto antes del juicio del Sanedrín y sólo lo detiene de estrellarse contra el suelo una cadena que lo deja suspendido. No muestra huellas después ni de un leve esguince cervical. ¿Qué narrativa seria registra eso?



    cur deus homo : la metafísica de san anselmo
    En otra escena, un Jesús destrozado se levanta con visible esfuerzo luego de innumerables y gráficos azotes con cañas, para seguir siendo golpeado. Hay aquí ecos de la teología medieval de San Anselmo, monje, filósofo y metafísico que calculó en términos casi matemáticos el dolor substitutorio que Jesús sufrió en pago de la deuda por los pecados de la humanidad. ¡Como si un azote menos fuese a malograr la redención! Su cruz además, no es como la de los dos ladrones.

    Ellos solamente cargan el patibulum, o travesaño, sobre sus hombros. Pero de acuerdo con la mística Ana Catarina, Jesús cargó una cruz completa. Idéntica a las que se veneran en templos o iglesias, y se venden como souvenirs y amuletos o en fotos en el sitio oficial de internet de La Pasión. Una cruz parecida en forma a las que cargan en las procesiones jet-set de Semana Santa en Jerusalén, o en las más brutales de Las Filipinas, entre dramáticas escenas autoflagelantes para expiar culpas e intentar curar remordimientos u obtener gracia divina. Una cruz igual a la que dice la biografía de Emmerick que se le pintaba de la nada en el pecho.

    El Jesús de Gibson, abraza y casi besa el mástil de la cruz al iniciar el via crucis. Dice así un extracto del fantasioso libro de Emmerick:

    “...Jesús se arrodilló cerca de ella, la abrazó y la besó... Los soldados levantaron a Jesús sobre sus rodillas, y tuvo que cargar con mucha pena con esta carga pesada sobre su hombro derecho. Vi ángeles invisibles ayudarle, pues si no, no hubiera podido levantarla. Mientras Jesús oraba, pusieron sobre el pescuezo a los dos ladrones las piezas traveseras de sus cruces [17] .”

    Allí están dos escenas tal cual, copiadas —o plagiadas—, en La Pasión.



    manipulando imágenes y textos: la eucaristía prefigurada
    Leer esta porción de los escritos de Ana Catarina evoca exactamente otras imágenes particularmente fantásticas de la película.

    “El modo horrible como habían fracturado los miembros de los ladrones hacía temblar a las santas mujeres por el cuerpo del Salvador. Mas el subalterno Casio,... tuvo una inspiración súbita. La ferocidad bárbara de los verdugos, la angustia de las santas mujeres, y el ardor grande que excitó en él la Divina gracia, le hicieron cumplir una profecía. Empuñó su lanza, y dirigiendo su caballo hacia la elevación donde estaba la cruz, se puso entre la del buen ladrón y la de Jesús. Tomó su lanza con las dos manos, y la clavó con tanta fuerza en el costado derecho del Señor, que la punta atravesó el corazón, un poco más abajo del pulmón izquierdo. Cuando la retiró salió de la herida una cantidad de sangre y agua que llenó su cara, que fue para él baño de salvación y de gracia [18] .”

    La teología mística da aquí un salto ad hoc a la licencia cinematográfica. Lo único que dicen los evangelios es que del costado de Jesús salió agua y sangre al ser perforado por la afilada lanza romana, otro procedimiento estándar para asegurarse de la muerte de los ejecutados. El ya citado artículo del patólogo clínico W.D. Edwards da una explicación de este suceso en términos médicos. La muerte por crucifixión a menudo era acompañada por hipovolemia [19] y no era inusual que terminara en una falla cardiaca congestiva que conllevaba la acumulación de fluidos acuosos en el pericardio [20] , e incluso, exudados serosos [21] en la pleura [22] . Una cantidad pequeña de agua pudo haber salido de manera natural al momento de ser perforadas dichas membranas. La sangre, en cambio, debió haber sido mayor en cantidad, proviniendo del ventrículo derecho del corazón, o de lo que se conoce como un hemopericárdium [23] . Esta explicación es consistente con la fisiopatología médica de una muerte por crucifixión de acuerdo a estándares científicos modernos y es congruente con el relato del Nuevo Testamento.

    Pero en La Pasión no brota simplemente agua y sangre. Sale literalmente un largo baño de regadera a presión sobre el soldado romano—llamado también Casio—de tal magnitud e impacto que éste cae extático de rodillas. Otro mensaje codificado: ¿qué es esto sino un reflejo en el escrito de la mística Emmerick de la doctrina de la transubstanciación? ¿Y quién tiene el mítico poder de transformar el cuerpo y la sangre de Cristo a voluntad en una hostia y otorgar gracia por ósmosis o contacto físico? El cura ordenado oficialmente por el Vaticano. Nadie más.

    A través de intentar reforzar la sacralidad del dogma de la transubstanciación, La Pasión es un instrumento útil para revalorar el oficio del sacerdocio católico que ha perdido credibilidad como nunca en los Estados Unidos y en el mundo, debido a los innumerables casos de paidofilia y abuso sexual infantil encubiertos por obispos durante años. ¿Será mera coincidencia que tal éxito cinematográfico de alto impacto se estrene justo cuando la credibilidad pública de los sacerdotes y el Vaticano pasa por una de sus peores crisis en la historia?



    mariología y transubstanciación en la pasión
    Reforzar el simbolismo de la eucaristía como sacrificio cruento es el principal tema teológico que corre a lo largo de la trama de La Pasión. El marcado énfasis mariológico va paralelo, en un plano secundario que llegará a intersectarse en el clímax escenográfico de la película. La mística de Münster viene de nuevo muy a la mano para comunicar esos objetivos. Un ejemplo poderoso es la escena de la madre de Jesús limpiando esmeradamente con paños blancos la abundante sangre de éste que ha quedado regada por el piso del pretorio después de su prolongada flagelación.

    El énfasis de la cámara es deliberado y trasmite con claridad el mensaje: vincular de manera gráfica la sangre redentora con la madre del redentor, sangre, que por cierto, aparece singularmente roja y con pocos signos de seguir el proceso fisiológico normal de coagulación y condensación que las condiciones del caso exigirían. Esa época del año del pesach o pascua judía, es de temperaturas altas en Jerusalén, lo cual acelera la rapidez de los tiempos de coagulación en pruebas estándar como las de Lee White (véase la clásica Hematología de Wintrobe). La arena, el polvo y las superficies rugosas del piso favorecen más la condensación rápida y la formación de coágulos. En la escena no se ve ni uno solo, a pesar de la gran cantidad de sangre. Otra selectividad es que el color parece de sangre arterial (más roja y brillante), no tanto de sangre venosa, más oscura y opaca. Al parecer el látigo romano cercenaba exclusivamente vasos arteriales y no venas, lo que es, por supuesto, imposible en un evento real. Pero la sangre roja y brillante, luego del largo tiempo de látigo y cañazos, está allí, atípicamente fluida y recolectable, fresca. En otras tomas, sin embargo, en especial la que filma pequeños charcos cuando María se acerca a limpiarla, el color y la consistencia de la sangre se asemeja más a la del vino tinto de consagración.

    La de La Pasión, es pues, una sangre mística. Como la de las reliquias sacras medievales que se afirma que contienen sangre de algún santo que de tiempo en tiempo vuelve milagrosamente a fluir. Como la sangre que escurre pintada de los retratos del Sagrado Corazón de Jesús. Como la misteriosa sangre que, se dice, aparecía en los estigmas de la vidente Ana Catarina que inspiró a Mel Gibson. Como la sangre que —aunque en forma invisible— se vuelve a hacer literalmente presente en la hostia en el sacrificio de la misa, según el dogma de la transubstanciación, doctrina medieval, declarada de fide, o de creencia obligatoria para el católico, sólo hasta el IV Concilio Laterano, en 1215 d.C.

    La escena de María limpiando la sangre del piso del pretorio es, finalmente, otra visión más del libro de Emmerick puesta en escena con algunos retoques.



    la escena de la verónica y el sudario de turín
    Asimismo aparece en La Pasión otro cuadro que brilla por su ausencia en los registros del Evangelio, pero que está consignada en la tradición católica en rezos procesionales como el via crucis. Es una toma parcialmente evocativa de controversiales reliquias contemporáneas, como el venerado Sudario de Turín.

    La leyenda se basa otra vez en las visiones de la monja. Mel Gibson halla la forma de ir más allá de la tradición de La Verónica, y decide detener la cámara en ese punto con mucha deliberación. La escena de la imagen del rostro de Jesús calcada en el paño blanco con mucha nitidez aparece intercalada tres veces. El efecto deseado es inmediato y la mente de la audiencia la conecta con aquello a lo cual se asemeja: la del famoso rostro de Jesús en el Sudario de Turín, una conocida reliquia cuyo origen no es sino un comprobado fraude del siglo XIV, pero que resulta útil hoy en día para alimentar el fervor y misticismo popular.



    misticismo medieval: maría co-redentora
    El entramado de imágenes selectivas va construyendo paso a paso un lenguaje simbólico para fortalecer diversas creencias y dogmas populares. Las últimas horas de Jesús se convierten así en pretexto para promover el peculiar tipo de catolicismo místico en que cree Gibson. Y no sólo el de Mel Gibson, sino el de sectores ultraconservadores del Vaticano.

    El actual pontífice inició su papado consagrándose a la Virgen María con el famoso lema totus tuus, el cual hizo, incluso, inscribir en su escudo de armas. El lema de su pontificado es mucho más que una peculiaridad personal y tiene un profundo significado para Juan Pablo II, según lo ha expresado en distintos escritos. El latín totus tuus quiere decir “todo tuyo” y es una abreviación de una máxima original del místico mariano del siglo XVIII, Grignon de Montfort. Completo, el rezo de consagración a la virgen dice así: Totus Tuus ego sum et omnia mea tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria.

    Grignon de Montfort, quien eventualmente fue canonizado, consideraba esta consagración un poderoso secreto espiritual. En español, el rezo dice lo siguiente:

    Todo tuyo soy, y todo lo que tengo es tuyo. Te recibo en todas las áreas de mi vida. Muéstrame tu corazón, oh, Maria.

    Tous tuus, pues, tiene un profundo simbolismo espiritual para Juan Pablo II. Su vida devocional lo ubica como papa en una teología mariocéntrica más que en el cristocentrismo que quisieron empujar los acuerdos del Concilio Vaticano II. Por ello, desde que inició su pontificado ha tenido como una de sus prioridades doctrinales fortalecer el culto mariano en todo el mundo y llegar a oficializar la doctrina de María Co-Redentora, elevándola de un estatus aceptado por muchos católicos como mediatriz de toda gracia, a un nivel similar al de la segunda persona de la Trinidad.

    Esta propuesta no es nueva, en el medioevo hubo tales intentos, e incluso el papa Benedicto XV dio firmes pasos en esa dirección. Pero Juan Pablo II ha tenido fuerte oposición por parte de muchos teólogos católicos europeos para designar oficialmente a Maria co-redentora. El recurso pontificio, al parecer, es cultivar entonces el apoyo de las masas de fieles. ¿Vox populi, vox Dei? Lo que se desea oficializar en el Vaticano es credo y praxis común ya en grandes sectores de América Latina, África y otras zonas del mundo. Teológicamente, María es percibida funcionalmente por muchos como co-redentora. La película de La Pasión según Mel Gibson fortalece decididamente esos puntos para su publico. Eso es reflejo natural de la fe personal de Gibson. El actor y productor ha afirmado repetidamente su creencia en María como co-redentora de la humanidad [24] . Las afinidades doctrinales de Mel Gibson y el papa Juan Pablo II, explican la promoción sin precedente que el Vaticano ha hecho a la película.



    monjas, mariolatría y maternidad universal
    Aunque en los evangelios son muy escasas las menciones a María en el juicio y proceso de crucifixión de Jesús, en la versión de Gibson de La Pasión es el segundo personaje más prominente de la película —el tercero es el Diablo—, tal como aparece en los escritos visionarios de Ana Catarina. Vale la pena hacer algunas observaciones sobre cómo se proyecta la imagen mariana. De inicio llama la atención de nuevo el asunto de los rasgos fisonómicos. De acuerdo con los descubrimientos más recientes de la antropología física, la María bíblica, una mujer judía de la semidesértica Palestina, difícilmente se parecería a la María del filme de Gibson. Ésta carece de un aspecto decididamente semítico. Tiene rostro notoriamente blanco y cabello negro escasamente visible, con facciones más bien europeas. La representación facial de la actriz Maïa Morgenstern se podría comparar, en alguna medida, con algunas veneradas imágenes de la Virgen en santuarios importantes como los de Lourdes y Fátima. Incluso se asemeja en algunas fotos a Bernnardette Soubirous, la extinta vidente del grotto de Lourdes. Es cierto que la actriz de La Pasión, nacida en Bucarest, es de ascendencia judía, pero no por sus genes deja de tener un fenotipo de europea del Este. O sea, la selección de la actriz tiene un sesgo etnocéntrico.

    Se trata de un rostro mariano relativamente universal y de aspecto decididamente místico. Maïa Morgenstern sale cubriendo su cabeza en la película con un velo negro con filo claro que dista mucho de lo que se usaba en la Palestina y el mundo del Mediterráneo del Siglo I. Parece más bien un velo de monasterio.

    La María de Mel Gibson sale vestida de negro a la manera de algunas monjas y místicas medievales. Se presenta al público de inmediato como teniendo una conexión suprasensorial con Jesús y su misión redentora. La actriz aparece sintiendo en su cuerpo las agonías de Jesús a cada intervalo. En contraste, el Nuevo Testamento no dice nada al respecto y varios pasajes contradicen esa suposición, sugiriendo más bien incomprensión de su parte ante la misión redentora de su hijo.

    Una vez establecida la conexión suprasensorial entre ambos personajes, la creatividad artística del héroe de Mad Max va formulando su nueva versión del Evangelio. En La Pasión según Gibson, María es llamada “madre” en primera persona seis veces; cuatro por Juan, una por Pedro, y otra por Jesús. En los cuatro evangelios hay sólo dos referencias parecidas en San Juan. En ellas, Jesús se refiere a ella como “mujer”. Nadie la llama en primera persona madre, ni como título honorífico, ni tampoco como expresión filial.

    El uso de “mujer” por Cristo en escenas como las Bodas de Caná sugieren más bien un distanciamiento público de Jesús con María en relación con su ministerio, no con su vínculo familiar ni su relación afectiva.

    Por todo esto, resulta particularmente significativa la escena en la que Pedro —arquetipo mítico del papa y su línea sucesoria histórica— se refiere a ella como madre, postrándose a sus pies luego de negar a Jesús, para confesarse con ella. La dramática toma capta a un lloroso Pedro de rodillas, negándose a ser confortado por las manos maternales de María erguida, quien le dice sollozante que no es digno de ser tocado por ella.

    El apóstol Juan también la llama madre cuatro veces en la película para brindar sustento a la creencia de la maternidad universal de María.

    El Nuevo Testamento afirma enfático que la madre de Jesús se casó con José y procreó hijos. Curioso. En una escena de la niñez de Jesús, y otra más siendo éste ya un adulto, siempre aparecen ausentes sus hermanos. Hermanos, de acuerdo al griego adelphos, que significa etimológicamente “de la misma matriz”, lo que excluye, por lo tanto, la extravagante explicación de que en vez de hermanos, eran primos. Gibson y sus guionistas hacen, pues, ficción teológica y reafirman con imágenes visuales el dogma de la virginidad perpetua de María, una tradición católica de origen tardío, que se formuló semioficialmente hasta el siglo V d.C., exactamente durante el auge del ascetismo monacal y bajo las influencias gnósticas que repudiaban la sexualidad matrimonial como inherentemente pecaminosa.




    el clímax sacramental de la pasión
    El énfasis mariológico continúa en La Pasión. ¿Cae Jesús exhausto bajo el peso de los golpes y la cruz? Allí está su madre, quien le trasmite fuerzas sobrenaturales para pararse y continuar su tarea de morir para redimir a la humanidad. ¿Desfallece él en el camino? Una mirada de ella basta para infundirle sobrenaturalmente energía.

    Las escenas se suceden —siguiendo fieles la secuencia tradicional de las tres caídas y las 14 estaciones del via crucis— para conducir al público finalmente al clímax; una crucifixión con fuertes matices teológicos sacramentalistas y eucarísticos que yuxtaponen a María como co-redentora.

    Una toma del juicio de Jesús ante el Sanedrín, que podría pasar inadvertida, ha preparado al público receptor de antemano. Entre las acusaciones que se le hacen a Cristo ante el sumo sacerdote, de acuerdo al relato del Nuevo Testamento, súbitamente aparece otra que insertó el guionista de Gibson. De entre el tumulto de fariseos y saduceos enardecidos sale una voz airada que acusa a Jim Caviezel atestiguando, según se traduzca el arameo, que Jesús ha afirmado ser el pan de vida y que “no se puede heredar la vida eterna si no se come su carne y no se bebe su sangre”.

    El versículo fue tomado prestado y sacado de contexto de San Juan 6:53-54. De acuerdo con la narrativa misma del Evangelio de Juan y lo que dicen los sinópticos, ese tema jamás formó parte de las acusaciones que se le hicieron en el juicio ante el sumo sacerdote. Pero son muy convenientes para la agenda tridentina de La Pasión. Se ha allanado el terreno para la crucifixión mística-sacramental.

    Gibson omite, por supuesto, añadir que en San Juan 6:63 Jesús explicó claramente que esas palabras eran metafóricas: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.”



    dios de dios, luz de luz...
    En cuanto a lo anterior, el vaivén y superposición de las imágenes finales de la película no dejan lugar a dudas. A estas alturas, el arte de la propaganda se desarrolla ya sin pudor alguno: Jesús sangrante clavado en la cruz, flashbacks de la última cena, en la que el pan se sostiene en forma casi litúrgica. Se filma el vino en el vaso. Cristo en carne viva, sangrando y redimiendo, María al pie de la cruz, salpicada de sangre redentora, diciéndole: “carne de mi carne, corazón de mi corazón...”

    Los comentarios son innecesarios. La yuxtaposición de imágenes lo ha dicho todo. La audiencia primaria, el catolicismo popular, entiende los símbolos, la audiencia informada comprende la agenda, y los que se imaginan que la película es una representación fidedigna del Nuevo Testamento, no entienden nada. La Pasión presenta finalmente a un Jesús descontextualizado de su propia vida y mensaje, desligado de su ejemplo y discurso. Reformulado en una ficción mística y simbiótica. Es un Jesús cualitativamente distinto al de los evangelios.



    respaldos publicitarios del vaticano a la película
    Habitualmente cauta, la jerarquía conservadora de Roma da de inmediato su imprimatur al reduccionismo del Evangelio según Gibson y lo colma de inusuales respaldos y aclamaciones de sus más altos representantes, comenzando por el papa Juan Pablo II. Con tan explícitos contenidos, ¿cómo podría ser de otra manera?

    El padre Augustine Di Noia, subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, afirma sin rubor en una entrevista que la película de Gibson “es absolutamente fiel al Nuevo Testamento” [25] .

    Desde el Vaticano, el encargado de supervisar la ortodoxia de la doctrina católica en todo el mundo, omite mencionar que se basa en gran parte de las visiones místicas de la multimencionada Ana Catarina Emmerick y el sesgo tridentino que le imprimió el productor.

    ¿Y los líderes evangélicos? En una entrevista con la revista Christianity Today, Mel Gibson mismo declara hallarse sorprendido de la gran acogida que La Pasión ha recibido entre los evangélicos en muchas partes del mundo, a pesar de su marcado sesgo católico tradicionalista [26] .

    Desde personalidades como Billy Graham y líderes evangélicos muy prominentes en el mundo, la recomiendan, la promueven activamente sin reservas usando su influencia para que millones de seguidores llenen las salas de cine en la esperanza ingenua de que ayude a evangelizar a las multitudes y reavive la fe de muchos de sus fieles.

    El sacerdote Di Noia tiene más claro cuál fue siempre el propósito y la principal audiencia del filme:

    Cristo ‘recuerda’ la Última Cena incluso mientras actúa el sacrificio del que hace memoria. Para muchos católicos que vean estas imágenes, la misa nunca volverá a ser lo mismo [27] .



    conclusiones: la pasión como misa cinematográfica
    Contrariamente a lo que señala la impresionante maquinaria publicitaria que presenta La Pasión de Mel Gibson como una épica fiel a los evangelios, la película es en realidad una simbiosis de sus peculiares creencias tridentinas personales y las visiones de una monja mística del siglo XVIII que reclamaba tener estigmata. La estructura de los evangelios sinópticos y partes selectas de San Juan sólo sirven de introducción y montaje. De esa plataforma parte cronológicamente la trama en forma procesional, siguiendo casi al detalle el tradicional via crucis con sus 14 estaciones y escenificando los misterios del Rosario.

    Como herramienta de comunicación, el propósito del filme es trasmitir una interpretación oficiosa de una porción significativa, pero muy corta y sin contexto, de la vida de Jesús. En La Pasión, la forma es el vehículo para hacer atractivo el contenido. El formato fílmico es sólo la envoltura de la agenda. Por ello es necesario enfocarse en los contenidos y contextos, ya que el arte es aquí, en realidad, pretexto.

    Gibson y sus guionistas tienen un público o audiencia principal en mente: las masas populares católicas. La agenda del Vaticano, al respaldar el filme, es también muy clara. Reafirmar la doctrina clásica del sacramento de la eucaristía y promover la doctrina de María co-redentora en una sociedad mediatizada, condicionada por imágenes, literaria y teológicamente desinformada. Proveerla de un “Evangelio digital” de símbolos, fácil de asimilar, con formato de alto impacto emocional para fijar ideas y reforzar dogmas. Para millones de personas funcionalmente analfabetas, que desconocen los entretelones del poder del dogma y que jamás leerán el Nuevo Testamento, porque sencillamente no leen casi nada, las escenas de La Pasión según Mel Gibson quedarán indeleblemente grabadas en su imaginación como un registro veraz de las últimas horas de Jesús. Será —quizás para toda su vida— el único “Evangelio” que conocerán. Su único punto de referencia sobre Jesús.

    Se convertirá, de facto, en una versión comprimida de fácil evocación, desconociendo que lo que les fue vendido en cines y DVD’s no es más que una interpretación facciosa, mórbida y preconciliar de cilicios y misterios, tendencias que muchos católicos contemporáneos rechazan.

    El Jesús europeizado de La Pasión, no es el Cristo del Sermón del Monte, de la confrontación con el establishment, de la Palabra y el ejemplo. No es el de la resurrección que infunde esperanza, por más, que pequeños sound-bytes del filme intenten vincularlo con esas narrativas. Es más bien un Jesús litúrgico descontextualizado. El Cristo sangrante de las procesiones populares y los remordimientos. Y a final de cuentas, es la versión sacramentada, misteriosamente ingerible. El Jesús de acceso instantáneo para las masas mediatizadas. Misterioso como el latín que habla el sacerdote que se dice poseedor del poder de transubstanciar los elementos del pan y el vino en el cuerpo y la sangre misma del actor que vieron sufrir una y otra vez en la película, que puede ser recibido en la hostia sólo de sus manos consagradas, para poder así librarles de sus culpas.

    La película de Mel Gibson será hasta cierto punto polisémica (tendrá distintos significados) para diferentes audiencias, excepto para la audiencia primaria para la cual se planeó. Para ellos será una novedosa misa escenográfica y un mensaje para resacralizar la imagen mundial de los sacerdotes, a través de reforzar el dogma de la transubstanciación. Los respaldos públicos irrestrictos del Vaticano a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no dejan dudas acerca de su intención pedagógica.



    evangélicos hacia el ecumenismo
    Por supuesto, hay también varias audiencias secundarias. Una muy poderosa e influyente es la de influyentes círculos evangélicos estadounidenses. El señuelo de una película de Jesús basada en el Nuevo Testamento respaldada por una estrella de Hollywood como Mel Gibson, resultó ser irresistible para ganar momentum en las guerras culturales. Desde Billy Graham hasta la Cruzada Estudiantil para Cristo, le otorgaron sus más amplios respaldos. El resultado fue un movimiento hacia un ecumenismo conservador sin precedentes para promocionar La Pasión de Cristo y hacerla un éxito cinematográfico religioso sin igual en la historia.

    Aunque el filme es primordialmente un instrumento para inculcar y promover los excéntricos dogmas católicos de la secta de Mel Gibson, sirvió también como plataforma ecuménica en el país más importante del mundo. No se trata de un suceso insignificante.

    La temática central de la película, se ha dicho, es revalorar la eucaristía ante millones de católicos nominales, que cada vez están más alejados del catecismo oficial y de las nociones esenciales de su fe por desinterés, la influencia de distintas ideologías de moda y los continuos escándalos de sacerdotes paidófilos encubiertos por sus obispos. Revalorar el sacramento, imbuirlo de su tradicional significado para millones de personas, vinculándolo a los sufrimientos y muerte de Cristo, es una estrategia de adoctrinamiento magistral.

    Es interesante cómo cambian las culturas. Crear la percepción de lo sacro ocurrió esta vez, no en una catedral ni en la misa, no en un mitin papal multitudinario, sino en miles y miles de cines. Y la gente finalmente patrocinó, el esfuerzo al pagar su boleto de entrada y comprar los souvenirs y camisetas de La Pasión.



    efectos del filme en la identidad religiosa
    El formato de entretenimiento que traen implícitas las promociones cinematográficas estilo Hollywood, tiene problemas inherentes para lograr metas tan ambiciosas.

    Es innegable el impacto emocional que La Pasión provoca en muchas personas, pero sólo estudios etnográficos de largo plazo dirán cuánto tiempo durará.

    Que el evento ha generado mayor interés en el tema de Jesús, es incuestionable, como se consigna claramente en la cobertura de los medios de comunicación.

    Esto ha abierto oportunidades que son aprovechadas por católicos, anglicanos, evangélicos, y agrupaciones religiosas diversas con distintos fines: lo mismo para diálogos ecuménicos e interreligiosos que para fomentar las reconversiones a la propia fe o hacer prosélitos de la ajena. Particularmente se utiliza para hacer una afirmación pública de la identidad religiosa personal y grupal ante culturas seculares que se perciben como hostiles. Como dijo radiante, gracias a la película, una tímida adolescente protestante de secundaria: “¡Mel Gibson es cristiano, igual que yo!”. Es evidente en este ilustrativo ejemplo que la identificación de la adolescente con el actor Gibson, quien goza de aceptación cultural y admiración en Estados Unidos y el mundo por ser una estrella de cine —no por ser católico tradicionalista— le proporcionó un ánimo renovado para afirmar la fe propia y ser una evangélica más pública, esto es, menos defensiva.



    hollywood, harry potter y la noción de lo sagrado
    Las emociones de los seres humanos están vinculadas a los diversos estímulos que las generan. Los valores y los principios, aunque son afectados por éstas, no dependen directamente de ellas. Los valores pertenecen al ámbito conceptual y volitivo, y en algunos casos intuitivo.

    En La Pasión, el principio o dogma católico de la sacralidad de la hostia transubstanciada en el cuerpo real y la sangre de Cristo, se trata de fortalecer por medio de una cinta cinematográfica promocionada al estilo Hollywood. El plan es ambicioso, pero omite tomar en consideración las distinciones arriba mencionadas. Desencadenar emociones a nivel popular es una cosa, inculcar principios es algo completamente diferente. Aquí es donde los medios seleccionados por Mel Gibson y sus asesores espirituales contienen una falla fatal.

    Además del formato de entretenimiento inherente a las épicas hollywoodenses, está el problema de la comercialización masiva del filme y toda la parafernalia de artículos y souvenirs que suelen ir aparejados. En ese sentido, el tratamiento que se le da a los valores que se pretenden establecer como sagrados está a la par de lo que la industria del cine estadounidense hace con éxitos comerciales como Harry Potter o Star Wars.

    Alrededor del filme y sus personajes se crea una subcultura artificial para capturar la imaginación del mayor número de personas, por el mayor tiempo posible.

    Los especialistas en mercadotecnia y psicología de masas, saben de antemano que trabajan con una cultura consumista que responde a determinados estímulos publicitarios. En el caso de las películas de ficción basadas en los libros de J. K. Rowling, o de los álbumes de estampas, pulseras y muñequitos de La Guerra de las Galaxias, ése es siempre el modelo a seguir. Al margen de las implicaciones de la manipulación de emociones y la explotación del público consumista cautivo, ese tipo de mercadotecnia no les genera mayor dilema ético a sus avatares.



    en los atrios del templo de la pasión
    En el caso del Jesús sacramentado de La Pasión de Gibson, la situación es totalmente diferente. La vulgar mercadotecnia y atmósfera comercial que acompañan dicha épica, tienen necesariamente un efecto contraproducente: al final de cuentas se trivializa el sacrificio de Cristo. Al convertir los hechos narrados en mercancía, en vez de sacralizarlo como se pretende, lo profana. En este sentido, el axioma del filósofo de la tecnología Marshall McLuhan, viene muy a la mano: “El medio es el mensaje” [28] .

    En el sitio oficial de internet de la película de Gibson, un solo click introduce al cibernauta a escenarios que evocan a los mercaderes del templo que Jesús echó de los atrios hace 2 mil años.

    En un rincón de la pantalla están a la venta por 112 dólares y 50 centavos, un par de fotos de Jim Caviezel alzando en sus manos un pan y acercando a su boca el vino en la última cena. En medio de ambas, viene un clásico texto eucarístico. Otra foto, ésta de la cruz vacía original de la película, se ofrece al público en elegante marco de madera por el mismo precio. Para presupuestos más modestos está un cuadro con el rostro de Caviezel coronado de espinas acompañado del versículo de Isaías 53:5. Cuesta 37 dólares.

    La selección de productos es mucho más amplia, no se detiene en las redituables fotos o pósters sueltos más económicos. Se ofrece también una variedad de llaveros, camisetas estampadas, tarros de café, tarjetas postales, y aun joyería de plata. Es de notarse que todos los productos cuentan con el membrete de “oficiales” o aprobados por los productores de La Pasión.



    “repartieron entre sí mis vestidos...”
    La vendimia incluye el clásico soundtrack original de la película, otorgado a la marca Sony Music, que se vende por 18.98 dólares. Por su parte, los derechos para imprimir el libro fotográfico de La Pasión fueron a parar al sello editorial evangélico Tyndale Publishers House. El libro de 160 páginas cuenta con un prefacio de media cuartilla firmado por Mel Gibson. A su lado, una foto de página entera muestra al actor de perfil usando visiblemente un escapulario con una cruz. Titulado The Passion, disponible al presente sólo en inglés y encuadernado en pasta dura, contiene fotos selectas de escenas de la película, acompañadas de versículos tomados de una paráfrasis bíblica de pobre calidad literaria. ¿Su precio? 25 dólares, más gastos postales de envío.

    Es interesante detenerse a examinar algunos otros artificios que se venden al mayoreo en los atrios del templo de La Pasión. Por ejemplo, entre las camisetas estampadas, predominan dos tipos de iconos: un sagrado corazón de Jesús estilizado, y la corona de espinas. La manufactura de las camisetas es casi idéntica a las que se venden a las salidas de los conciertos de rock. Para los hombres, se ofrecen sólo en color negro, las de damas, exclusivamente en blanco. Además del respectivo icono, todas incluyen la palabra siblátha en letras arameas: el detalle le añade un pequeño toque enigmático a la mercadotecnia. El sustantivo con artículo definido condensado en siblátha, derivado de la raíz aramea (SBL) significa literalmente la carga, o algo pesado que se transporta. En manos de los publicistas de La Pasión se trata de equiparar la palabra a los sufrimientos que Jesús llevó en el Calvario. En teoría lingüística, la traducción, sería un equivalente dinámico de La Pasión, mas no parece sino un truco de mercadotecnia para medrar con el enigma de lo antiguo.

    La sección de joyería es de las más surtidas en www.thepassionofthechrist.com. Por supuesto, la tienda virtual oficial de la película no es el único lugar donde se venden estos artículos. Multitud de comercios y librerías católicas y evangélicas de Estados Unidos, se encuentran invadidas con éstos productos a raíz de una lucrativa estrategia de mercado perfectamente coordinada.



    un clavo convertido en joya: “the passion nail tm”
    Las réplicas en miniatura hecha en plata sterling de los clavos utilizados en la crucifixión de Jesús para filmar La Pasión, se ofrecen a 50 dólares la pieza. El precio incluye una cadenita plateada corriente para colgárselo al cuello. En un lado del clavo, el cual mide alrededor de dos centímetros, viene inscrito Isaías 53:5, el versículo con el cual inicia con solemnidad el filme de Gibson.

    El aspecto más llamativo de esta novedosa pieza de joyería es que tiene nombre y marca registrada. Se llama “The Passion Nail TM”. Las siglas tm significan “Trade Mark”, o sea, marca comercial. El clavo es, en todo el sentido del concepto, un producto de mercado, y aunque el souvenir religioso se presenta como memorabilia sacra, lleva las mismas siglas que una lata de aluminio de Pepsi. “The Passion Nail TM”, por cierto, se ofrece también en llavero con hechura más económica de peltre, y en otros adornos.



    siblátha
    Los llaveros de La Pasión incluyen también réplicas de la cruz del filme acompañadas del epígrafe arameo ya mencionado, e incluso un letrero en miniatura como el que mandó clavar Pilato en la cruz, pero estilo La Pasión.

    Todos estos artefactos están a su vez comercializados en una línea especial para jóvenes y adolescentes. Esto se hace a manera de botones estilo rockero y collares de cordón de cuero con un toque contracultural light. Los precios varían entre 12 y 17 dólares por pieza.

    El sitio en inglés de lapasióndecristo.com tiene subsidiarias en España, Brasil, “América Latina” (sic), la India y varios países de Europa.

    En una sección denominada herramientas para testificar, vende materiales proselitistas.

    De entre sus productos, el que más llama la atención es un paquete de “tarjetas para testificar”. Se ofrece la versión cruz con tres fotos pequeñas de la película, y la versión con el epígrafe siblátha en arameo. Presumiblemente el atractivo de poner un vocablo en un alfabeto antiguo ininteligible para la mayoría de las personas es, además de llamar la atención, provocar la pregunta sobre su significado. Expliqué ya que siblátha en arameo antiguo significa simplemente la carga, pero según Gibson, significa toda la carga que Jesús llevó por nosotros, o sea, La Pasión. Dado que ésa es la respuesta oficial, se sobreentiende que de allí se propiciaría un diálogo con fines testimoniales.



    souvenirs “oficiales” para evangelizar
    Ambos paquetes de tarjetas para testificar, lo que en lenguaje técnico significa para evangelizar (ámbito evangélico) o para evangelización (ámbito católico), tienen por encabezado el título promocional completo de la película. En el dorso vienen impresos tres versículos bíblicos selectos y una breve explicación de cada uno en términos teológicamente ortodoxos, notoriamente más cercanos a la tradición evangélica que a la católica.

    Se puede afirmar que reflejan más la sola fide y la sola gratia que los acuerdos del Concilio de Trento de 1546. Las tarjetas terminan con una oración de formato fijo que en menos de tres líneas insta al lector a repetirla para aceptar a Jesús y recibir automáticamente salvación y el perdón de sus pecados. Examinada con cuidado, la oración parece contener una absolución declaratoria implícita.

    A 24 centavos de dólar por tarjeta, nos dice el anunciante, no hay manera más económica de convertir al prójimo.



    el medio es el mensaje : la muerte de jesús como mercancía
    ¿Son realmente eficaces estas estratagemas evangelísticas? Como todo intento simplista por comunicar un mensaje trascendente como el Evangelio, este tipo de métodos está destinado a fracasar. En vez de responder inteligentemente a las preguntas e inquietudes naturales que al respecto del tema tiene la gente; en lugar de hacer una presentación contextualizada e integral de quién fue Jesús, sus enseñanzas y su vida, el Evangelio es reducido a una versión instantánea de consumo masivo. A una efímera aspirina para el alivio de la conciencia culpable y el remordimiento.

    Lo más significativo de las tarjetas evangelizadoras de La Pasión está en lo que parece un mero detalle publicitario, pero que es en realidad mercadotecnia religiosa de altos vuelos.

    El encabezado de cada tarjeta es exactamente el título publicitario completo de la película y atrás viene la oración salvífica. La semiología es clara. La película de La Pasión se establece como mediadora cultural entre el texto bíblico que se cita en las tarjetas y el pueblo, o quien las lee. Dicho de otra forma, el filme La Pasión es el intérprete válido del mensaje de Jesús para las masas que no conocen por sí mismas los evangelios. La imagen comercializada sustituye al logos como medio de comunicación del mensaje.

    El mercado de símbolos, textos y souvenirs de marca registrada basados en La Pasión según Gibson, reafirma lo que se ha repetido ya: que el público principal del filme es el religioso. Evidencia también otra cosa: un intento bien orquestado para penetrar más allá, a la cultura popular, copiando estratagemas comerciales de otros fenómenos cinematográficos. Si esto será eficaz o no, es aún prematuro para saberlo, pero a fin de cuentas los métodos utilizados lo que hacen es trivializar a Jesús y su obra al convertir su muerte en mercancía. No nos extraña, que esté ausente de la película la escena del Evangelio en que Jesús echó fuera a los mercaderes del templo, pasaje clave no sólo porque refleja su rechazo a la mercadería religiosa en el nombre de Dios, sino porque explica una de las razones por las que los saduceos y fariseos lo querían crucificar: su oposición al comercio de la fe que profana lo sagrado.

    Al final del día, siempre quedarán en el aire preguntas importantes que muchos observadores de esta polémica cinta y su promoción seguramente se harán. Una de ellas es qué percepciones culturales se generarán al convertir la muerte digitalizada de Jesús en un artefacto comercial de consumo masivo. Otra, es a dónde irán a parar los más de 2 mil millones de dólares, que según cálculos conservadores, dejará como ganancia a Mel Gibson su película y la venta de diversos derechos relacionados. ¿Qué proyectos religiosos se financiarán con esos ingresos? ¿O irá todo a parar a las arcas del millonario actor para aumentar su fortuna personal? ¿Quizás una parte significativa se usará para promocionar la ultraconservadora agenda religiosa del Movimiento Tradicionalista Católico en Estados Unidos y grupos religiosos afines que idealizan un romántico retorno al medioevo? ¿Se conocerá algún día lo que sucedió tras bambalinas para poner en marcha y hacer exitoso un proyecto tan ambicioso en muchos sentidos? ¿Inaugura La Pasión una nueva era de ecumenismo entre católicos y evangélicos conservadores en Estados Unidos y quizás en otras partes del mundo? ¿Qué efectos tendrá en la cultura popular y en la religiosidad de las mayorías la proyección de alto impacto de estereotipos y arquetipos como los que nos presenta La Pasión? ¿Continuarán las multitudes acríticas siendo engañadas con facilidad por estrategias publicitarias masivas que manipulan símbolos y textos, medrando con sus inquietudes espirituales o con sus creencias? El tiempo seguramente nos dará muchas de estas respuestas. Por lo pronto, de acuerdo con un reciente artículo de Christianity Today [29] , una iniciativa de dos comunidades franciscanas ha recolectado 10 mil firmas para solicitar formalmente a Mel Gibson que dirija y produzca una épica cinematográfica sobre la vida del fraile estigmático, San Francisco de Asís. Christianity Today, la revista evangélica de más circulación en el mundo, respalda con beneplácito la iniciativa [30] .

    Nostalgia por el medioevo. No hay otra forma de describir la extraña atmósfera que prevalece hoy en día en muchos círculos religiosos.

    © Copyright 2004. Todos los derechos reservados


    [1] The Associated Press, “Papa recibe al astro de La Pasión”. 16 de marzo de 2004.

    [2] ANSA, 16 de marzo de 2004.

    [3] Padre Augustine Di Noia, subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en entrevista exclusiva. ZENIT “La Pasión de Cristo de Mel Gibson, a examen en el Vaticano”. 10 de diciembre de 2003.

    [4] Cardenal Norberto Rivera, citado en “Mexican affected by film La Pasión”, The Houston Chronicle, por Ioan Grillo, 27 de marzo de 2004.

    [5] Mel Gibson, en el prólogo de The Passion. Wheaton, IL: Tyndale House Publishers, 2004.

    [6] Maïa Morgenstern, citada por The Associated Press. “Passion actress: Film not anti-semitic”. 4 de febrero de 2004.

    [7] Bula: decreto official.

    [8] Roma: Librería Editrice Vaticana.

    [9] Williamson, citado por John L. Allen en The National Catholic Reporter, “Pope in talks with Lefebvre group”. 30 de marzo de 2001.

    [10] Ídem. Énfasis en el original.

    [11] Véase Emmerich, Anne Katharine. The Catholic Encyclopedia, Volume I, edición de 1907. Versión on line 1999.

    [12] Ídem.

    [13] Mel Gibson, en el prólogo de The Passion. Wheaton, IL: Tyndale House Publishers, 2004.

    [14] M. Hengel, Crucifixion in the Ancient World, Philadelphia: Fortress, 1977.

    [15] W.D. Edwards, Wesley J. Gabel, Floyd E. Hosmer, “On the Physical Death of Jesus Christ”, Journal of the American Medical Association. Vol. 255, No. 11, 21 de marzo de 1986; pp. 1455-1463.

    [16] M. Hengel, op. cit.

    [17] Ana Catarina Emmerick. La Dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Traducción al español. Edición online. La Dolorosa Pasi?n de Nuestro Se?or Jesucristo. Énfasis añadido.

    [18] Ídem. Énfasis añadido.

    [19] Hipovolemia: disminución del volumen sanguíneo normal.

    [20] Pericardio: membrana que recubre al músculo cardiaco o corazón.

    [21] Exudado seroso: sustancia acuosa compuesta de suero sanguíneo, filtrado a través de membranas.

    [22] Pleura: membrana que recubre ambos pulmones y paredes de la cavidad torácica.

    [23] Hemopericárdium: acumulación de sangre entre el pericardio y el músculo cardiaco.

    [24] Mel Gibson, entrevistado por David Neff. “Mel, Mary, and Mothers”, Christianity Today, marzo de 2004.

    [25] Di Noia, op.cit.

    [26] Mel Gibson, entrevistado por David Neff en Christianity Today. “Mel, Mary and Mothers”.

    [27] Di Noia, op. cit.

    [28] McLuhan, Marshall. Understanding Media, New York: Signet Books, 1964.

    [29] Chris Armstrong. “Mel Gibson’s Next Act: The Man of the Passion?”, Christianity Today, abril de 2004.

    [30] Ídem.
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  3. #3
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    Re: La Pasión de Cristo.

    Y ahora veamos quien es el autor de tan "enjundioso" panfleto, el tal Jorge Erdely:

    No es católico, eso seguro, y si es un sectario, lo que también es seguro, léanse los enlaces:

    El Universal - - Jorge Erdely, un “dictador espiritual”

    El Dr. Jorge Erdely responde a calumnias

    Y es que la personalidad de este sujeto no deja lugar a dudas, lo dice él mismo. Y si se ponen en la barra de búsqueda los términos Jorge Erdely salen 20.100 resultados y no sé si hay alguno decente.

    https://jorgeerdely.wordpress.com/about/

    Vamos, un hereje y un soberbio. Yo me pregunto a qué carajo viene colgar semejante espantajo propagandístico aquí, salvo por su permanente costumbre DonJaime, y Zutano en "Burbuja" de atacar todo lo que pueda a la Iglesia Católica, eso ya se lo he dicho varias veces, y no me sorprende nada en alguien que rezuma tanto odio en sus participaciones aquí.

    Esta es la respuesta al libelo que ha colgado:

    La Santa Causa - edición impresa
    Kontrapoder y Leolfredo dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


    Nada sin Dios

  4. #4
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    Re: La Pasión de Cristo.

    Para que no haya dudas acerca de lo que he afirmado sobre las intenciones de este forista, DonJaime, buscando el modo de desacreditar a la Iglesia Católica, el siguiente fragmento está entresacado del panfleto que ha colgado aquí de ese hereje, y si no lo sabía, es mejor que se entere antes de poner nada, y dice así:

    "Pero en La Pasión no brota simplemente agua y sangre. Sale literalmente un largo baño de regadera a presión sobre el soldado romano—llamado también Casio—de tal magnitud e impacto que éste cae extático de rodillas. Otro mensaje codificado: ¿qué es esto sino un reflejo en el escrito de la mística Emmerick de la doctrina de la transubstanciación? ¿Y quién tiene el mítico poder de transformar el cuerpo y la sangre de Cristo a voluntad en una hostia y otorgar gracia por ósmosis o contacto físico? El cura ordenado oficialmente por el Vaticano. Nadie más.

    A través de intentar reforzar la sacralidad del dogma de la transubstanciación, La Pasión es un instrumento útil para revalorar el oficio del sacerdocio católico que ha perdido credibilidad como nunca en los Estados Unidos y en el mundo, debido a los innumerables casos de paidofilia y abuso sexual infantil encubiertos por obispos durante años. ¿Será mera coincidencia que tal éxito cinematográfico de alto impacto se estrene justo cuando la credibilidad pública de los sacerdotes y el Vaticano pasa por una de sus peores crisis en la historia?"
    Entresacado del epígrafe: "manipulando imágenes y textos: la eucaristía prefigurada"

    Sin comentarios, creo que este fragmento habla por si mismo sin necesidad de más discusión.


    Para toda persona interesada en conocer al detalle cómo fue La Pasión de Cristo, en qué medio histórico sucedió, cuáles fueron sus causas y consecuencias, los efectos de la brutalidad a la que fue sometido, recomiendo el siguiente libro que ya he citado en otras ocasiones:

    Así murió Jesús. Dr. Constancio Cabezón Martín. Editorial EDICEL, CENTRO BÍBLICO CATÓLICO. 1ª edic., Madrid 2004, ISBN: 84-932728-2-5


    https://www.iberlibro.com/buscar-lib...9788493272821/

    Sobre el autor hay que mencionar que es: español, miembro de la Orden Franciscana, médico especialista en Cardiología y Medicina Interna y que además cursó los estudios para el sacerdocio. Nombrado por el Gobierno Francés, "Médécin Attaché des Hôpitaux C.H.R.U." Purpan, Toulouse. Así mismo, en Marruecos fue nombrado por el Ministro de Sanidad Pública, "Jefe de la Sección Cardio-Vascular del Hospital Regional" en Meknés y en toda la región central.
    Última edición por Valmadian; 06/10/2017 a las 03:53
    despistado y Leolfredo dieron el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  5. #5
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    Re: La Pasión de Cristo.

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Muchas gracias a que tenemos gente de nivel podemos filtrar elementos contaminantes.

    Quería aprovechar el asunto para hacer una propuesta -sí aún no existe- o localización si ya lo tenemos en el foro.

    Sé que es algo dependiente de la formación pero...tenemos una guía para detectar herejes y herejías, desde las más obvias a las más sutiles?

    Me di cuenta de esto de pequeño cuando empezaron a ir por el pueblo testigos de Jehová...

    Cita Iniciado por Valmadian Ver mensaje
    Para que no haya dudas acerca de lo que he afirmado sobre las intenciones de este forista, DonJaime, buscando el modo de desacreditar a la Iglesia Católica, el siguiente fragmento está entresacado del panfleto que ha colgado aquí de ese hereje, y si no lo sabía, es mejor que se entere antes de poner nada, y dice así:



    Entresacado del epígrafe: "manipulando imágenes y textos: la eucaristía prefigurada"

    Sin comentarios, creo que este fragmento habla por si mismo sin necesidad de más discusión.


    Para toda persona interesada en conocer al detalle cómo fue La Pasión de Cristo, en qué medio histórico sucedió, cuáles fueron sus causas y consecuencias, los efectos de la brutalidad a la que fue sometido, recomiendo el siguiente libro que ya he citado en otras ocasiones:

    Así murió Jesús. Dr. Constancio Cabezón Martín. Editorial EDICEL, CENTRO BÍBLICO CATÓLICO. 1ª edic., Madrid 2004, ISBN: 84-932728-2-5


    https://www.iberlibro.com/buscar-lib...9788493272821/

    Sobre el autor hay que mencionar que es: español, miembro de la Orden Franciscana, médico especialista en Cardiología y Medicina Interna y que además cursó los estudios para el sacerdocio. Nombrado por el Gobierno Francés, "Médécin Attaché des Hôpitaux C.H.R.U." Purpan, Toulouse. Así mismo, en Marruecos fue nombrado por el Ministro de Sanidad Pública, "Jefe de la Sección Cardio-Vascular del Hospital Regional" en Meknés y en toda la región central.

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