Como siempre, amigo Hyeronimus, tus aportes son invalorables. Deberías tweetearlos
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
Aporto también aquí este enlace, relacionado con el tema.
https://www.youtube.com/watch?v=QGRJ...Qk9jsfD8fTczVw
"La Verdad os hará libres"
Cirujeda, cuánto tiempo sin verte por aquí. Bienvenido de vuelta.
No sé si he enviado correctamente la respuesta, hace un minuto. Por si acaso, repito.
Gracias, Hyeronimus. Bienhallado. Ciertamente, ha sido mucho tiempo, absorbido por mil ocupaciones. Veo que sigues siendo un monstruo en cuanto a número de publicaciones, jeje.
Aprovecho para invitarte personalmente a conocer la serie de vídeos que he enlazado, y a comentarla si lo deseas.
Saludos. ¡Viva Cristo Rey!
"La Verdad os hará libres"
Pues yo también me alegro de tu vuelta, ojalá otros tomasen la misma decisión y esperemos que esta vez se te vea con frecuencia.
En cuanto al tema del hilo, a continuación se puede leer una interesante entrevista sobre este siniestro personaje al que la falsa iglesia actual pretende lavar la cara y vendernos sus herejías.
Lutero, uno de los personajes más siniestros de la historia.
Por Javier Navascués Pérez
Escrito por Javier Navascués • 2020-01-08 05:30:00
Entrevista al escritor e historiador José Antonio Bielsa sobre la siniestra figura de Martín Lutero.
¿Podría hacer una valoración de Lutero y del daño que hizo a la Cristiandad?
Fue Audin, en su Historia de Calvino, quien mejor definió al personaje: “Un hombre a quien la mujer es más necesaria que el pan cotidiano”. Era una creatura lujuriosa, en efecto, pero con esta tendencia irrefrenable hacia la concupiscencia o el mero fornicio no terminaríamos de “valorar” a Lutero como sujeto, pues cabría sumar a todo ello su maldad intrínseca, impiedad perpetua, envidia sublime e insondable podredumbre de espíritu, además de todo tipo de excesos propios de un energúmeno privado de la más ínfima sombra de luz del Espíritu Santo. Incluso el mismísimo Erasmo, que no pasa por ser nada sospechoso, llegó a decir de Lutero y sus secuaces que estaban, literalmente, tocados de un verdadero “furor uterino”. Los ejemplos podrían eternizarse. Pero lo cierto es que Lutero, mal les pese a muchos, no tiene nada de reformador santo: sólo fue un rebelde lujurioso carcomido por la envidia a quien le apretaba muy mucho el hábito agustino. El daño que hizo a la Cristiandad es de todo punto incalculable, y basta con buscar entre las fuentes más autorizadas anteriores al Concilio Vaticano II para confirmar, con toda su espantosa crudeza, el cáncer galopante que este hombre extraordinario desató sin proponérselo; toda la crisis de valores que asola Europa en nuestro tiempo se remonta a los hechos desencadenados por Martín Lutero.
Es una figura siniestra que no se puede salvar de ningún modo…
De ninguno. Su muerte fue terrible, propia de un desesperado, y era tal la pestilencia que desprendía su cadáver, que quienes circundaban sus despojos tuvieron que huir en desbandada, aterrados ante tan tétrico y nauseabundo espectáculo. Ese olor a podredumbre suprema desmentía ipso facto cualquier posible señal de santidad. Lutero, el hombre del invencible pecado original, el esclavo del determinismo animal, el propagador del sacerdocio universal, el negador del libre albedrío, el que afirmaba que la Santa Misa era una idolatría, murió como un apestado.
Es triste que muchos incluso católicos lo vean como un reformador…
Tristísimo. Y ya puede el obispo de Roma vestido de blanco hacer carantoñas y fotografiarse al lado de la estatuilla roja del hereje de marras, que de poco le va a servir para engañar a nadie bien informado: el católico sano, no contaminado de modernismo y neomodernismo, repele por su sana y robusta naturaleza todo aquello que huela a luteranismo. Esto es así por ley natural, tan natural como que la cabra tira al monte y el avaro a sus divisas. Lutero no reformó nada dentro de la Iglesia, puesto que apostató públicamente, violando de paso sus votos religiosos al casarse con la religiosa profesa Catalina de Bora, a la que no dejaba de perseguir por el convento a través de sus seducciones y engaños; de esta unión nacieron seis hijos.
Y que piensen que tenía razón en el tema de las indulgencias…
Sí. Hay mucho pseudohistoriador neocon que vende como humo juicios tan temerarios como estériles, opiniones antes que juicios diría, que descalifican de súbito su trabajo, y que sin saber medio nada de nada, se creen con el derecho de opinar sobre casi todo, apoyándose para postre incluso en fuentes tan poco autorizadas como escritores protestantes… En fin, es un asunto tan triste que nada perderemos si pasamos de largo de él.
La historia de Lutero y las indulgencias es bastante más simple que todas esas montañas de basura arrojadas contra la Santa Madre Iglesia con el propósito de ultrajarla. Habiendo concedido una indulgencia el Papa León X a favor de los que contribuyesen con limosnas para concluir la Iglesia de San Pedro, que no había podido terminar el gran Papa Julio II, el hereje se resintió de que se hubiese dado a la Orden de Santo Domingo la comisión de predicarla. Lutero fue arrastrado por la soberbia diabólica, que tenía preso su espíritu, a desacreditar las indulgencias todo lo que pudo, no sólo desde su púlpito, sino también por escrito, lo que dio lugar a sus célebres 95 Tesis de Wittemberg, en las que ya aparece codificada la doctrina de esa nueva religión que fue su secta. La leyenda negra se encargó de magnificar el resto, sobredimensionando hasta el absurdo la anécdota de las indulgencias, perfecta trampa para engañar a tantos racionalistas de salón.
Lo ridículo es creer sin más que a Lutero estos asuntos de dineros e indulgencias le importaban realmente. Él sólo penaba por la carne.
Se han propagado muchas mentiras y medias verdades al respecto…
Muchas, muchísimas, y nuestro deber y obligación como católicos es combatirlas. ¿Cómo? Por descontado, con formación. Así que animamos a los lectores a que despejen su horizonte intelectual de toda clase de prejuicios contra ese catolicismo tradicional, tan odiado por la masonería, como pueden serlo las obras de San Alfonso María de Ligorio. El catolicismo actual acusa tales influencias del protestantismo que la gente carece de una brújula con la que guiarse.
Nuestros tres consejos al respecto son simples: primero, no abordar la cuestión protestante sobre la lectura de las obras posteriores al Concilio Vaticano II, en cuanto ya aparecen viciadas con los latiguillos luteranos de los que hablamos; segundo, acudir a las obras de divulgación previas a dicho Concilio, sobre todo si son del catolicismo militante de la vía dura, y vienen firmadas por eminencias como el P. Giovanni Perrone, entre tantos otros campeones de la Ley de Cristo, como nuestro Jaime Balmes, cuya obra capital El protestantismo comparado con el catolicismo es de lectura obligada; y tercero, es importante leer con ojo analítico las obras del propio Martín Lutero y sus epígonos, eso sí, sin mediar comentaristas actuales, puesto que el grueso de ellos aparecen mediatizados por los filtros del neomodernismo ecumenista, que repelen abiertamente la apologética católica.
Que pudiera haber algún abuso no justifica la reacción de Lutero…
El supuesto abuso tan sólo fue el pretexto. Si no hubiera sido por alfa habría sido por beta. Lutero buscaba guerra, y más pronto o más tarde, la habría desencadenado. Estaba en su naturaleza exaltada y avasalladora.
¿Qué conclusión podemos sacar para finalizar?
Ante estos dislates, no más cabe decir que los católicos de bien debemos ser intolerantes, y por ende no transigir nunca con la calamidad luterana, ni con cualquier herejía o cosa análoga que se infiltre en la sana doctrina católica. Hay que rezar, y mucho, para que los protestantes se conviertan a la Fe de Cristo, y vuelvan cuanto antes a la Iglesia Católica Romana, de la que nunca se debieron separar.
Por último, me gustaría recomendar una lectura para salir al paso, y ésta bien podría ser el Catecismo para uso del pueblo acerca del Protestantismo, compuesto por el Cardenal Cuesta, Arzobispo de Santiago; es un librito de una erudición pasmosa, el único problema es que hoy por hoy es una rareza; la edición de que dispongo data de 1869. Estos libros decimonónicos, todavía más que los del siglo XX, deberían ser custodiados como oro en paño por las familias católicas, pues son insustituibles, en cuanto no van a ser reeditados. A los católicos recios no más les digo que no compren ni lean libros “católicos” actuales: no les serán de apenas provecho, al menos la gran mayoría de las novedades, escritas por templagaitas nada caritativos y llenas de confusionismo.
Javier Navascués Pérez
https://www.elcorreodemadrid.com/his...ues-Perez.html
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Yo en lo personal uso mucho más el Facebook y ahí sigo muchísimas páginas hispanistas de todo tipo; el punto fuerte de esa red social es su facilidad de uso e interacción con otras personas, el punto débil es la plétora de páginas con ideologías de todo tipo, dispares o incluso pudiera decir demasiado específicas, y muchas veces la información es la misma y sólo se copia de una página a otra. También sigo ahí en Facebook la página de Hispanismo.org pero siento que no se hace un uso continuo o eficaz de la plataforma.
¡Viva la Nueva España! ¡Viva la madre patria Española! ¡Viva la santísima virgen de Guadalupe!
Yo en lo personal uso mucho más el Facebook y ahí sigo muchísimas páginas hispanistas de todo tipo; el punto fuerte de esa red social es su facilidad de uso e interacción con otras personas, el punto débil es la plétora de páginas con ideologías de todo tipo, dispares o incluso pudiera decir demasiado específicas, y muchas veces la información es la misma y sólo se copia de una página a otra. También sigo ahí en Facebook la página de Hispanismo.org pero siento que no se hace un uso continuo o eficaz de la plataforma.
¡Viva la Nueva España! ¡Viva la madre patria Española! ¡Viva la santísima virgen de Guadalupe!
FOI LUTERO O CAUSADOR DO FIM DA CRISTANDADE?
Carlos Nougué
Não o foi. O fim da cristandade começou no século XIV com a aliança da burguesia e dos reis rebeldes contra a direção espiritual da Igreja sobre as nações. Aprofundou-se no século XV-XVI com o humanismo e o mal chamado renascimento, quando o vírus alcançou o mesmo papado; é um dos momentos mais tristes da história da Igreja. Quando Lutero fez o que fez, só restava de cristandade o império de Carlos V; era a chamada Cristandade menor, que, efêmera, só duraria até a morte de Felipe II, filho e sucessor imediato de Carlos V. Na França galicana, é verdade, Cristo ainda estava presente de algum modo nas leis; mas ali já não era a Igreja a que dirigia espiritualmente o estado, senão que era este o que, cesaripapisticamente, dirigia aquela. A revolução francesa daria fim ao mesmo cesaripapismo galicano. – O que portanto o heresiarca Lutero causou, ou seja, a grave divisão da própria Igreja, não constituiu todavia senão um aprofundamento do que já se vinha dando desde o início do século XIV. E nada mais natural, sobretudo se se levam em conta as ambições cesaripapistas que já se haviam enraizado em solo alemão com o Sacro Império Romano Germânico.
– Em suma, Lutero não é senão um dos elos, ainda que muito importante, da cadeia histórica da apostasia das nações.
https://www.estudostomistas.com.br/2...do-fim-da.html
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores