Respuesta: Las muertes de Hipatia
Los asuntos Hipatia y Gordano Bruno, son los dos temas recurrentes de la progresía y los s'amiguetes de la ciencia a lo largo de los últimos 1.600 años, porque el resto no da para más.
Pero la solución a la pertinaz obsesión con la Iglesia Católica que anida desde el más oscuro fondo de estos mamandurrios progretas y usurpadores de las ciencias, es que no existe. Es decir, salvo respuestas aisladas y esporádicas, no se les dice la verdad: que son unos demagogos de la peor estofa.
Desde luego, no pienso ver la pelicula, ni comprarla, incluso ni a los "top manta", aunque reconozco que es esta actividad legítima (de algo hay que vivir y mientras no sea robar o asesinar...) la que más le duele en sus partes a ese enjambre de atracadores que es la SGAE, (a mi los "CD" vírgenes me los envía un sobrino que vive en USA). Y es que estoy de la tal Hipatia hasta el gorro (por la Red abundan sus referencias como si fueran moscardas) aunque, en realidad, de los que estoy hastiadísimo, empalagado, es de esta chusma hasta un grado de irritación que empieza a preocuparme. Y es que no puedo soportarlos, es algo visceral.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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