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Tema: Habemus Papam - Francisco I

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  1. #1
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El Señor del Mundo, o casi



    Hace pocas semanas en este blog nos conmovíamos ante la candidez del Sumo Pontífice que, con pesar, reconocía haber sido usado por los políticos argentinos. Y, al mismo tiempo, sus lenguareces vaticanos salían a comunicar que no recibiría a ningún otro político argentino hasta pasadas las elecciones de octubre.


    Sin embargo, esta semana nos enteramos que la Santa Sede confirmó la audiencia que le fuera solicitada por la presidente Cristina Kirchner para el próximo mes de junio, semanas antes de las elecciones primarias.


    ¿Cómo se explica que el Santo Padre haya cambiado tan rápidamente de opinión? No entraremos aquí en la polémica que periodistas de la colectividad hebrea armaron hace pocos días con el caso ni en la melosa carta de reconciliación que recibieran desde Roma. Agudicemos el ingenio, como hicimos con algunos amigos, para interpretar el hecho:


    1. Hay que rechazar de plano la explicación que dan los políticos de la oposición y, seguramente, la que dan también los neocones, siempre prestos a defender al indefendible pontífice: “Bergoglio es un jefe de Estado y no puede negarse a recibir a otro jefe de estado”. Falso. Claro que pude, y mucho más cuando sabe que esa visita será usada no sólo política sino también electoralmente, y que a esa misma jefa de estado ya la recibió en varias ocasiones.


    2. Dos motivos pueden llevar a Bergoglio a desdecirse de sus palabras en menos de un mes y arreglar una antrevista con la Viuda:

    2.1 El temor a que, si se negaba, se venía el carpetazo. Las hilachas del caso Nisman han sacado a la luz las miles de horas de grabaciones de conversaciones telefónicas que el gobierno posee de políticos, jueces, empresarios y también, del entonces cardenal Bergoglio. Lo que pueden contener esas cintas, sólo Dios, y Bergoglio, Cristina y Stiuso, lo saben. En las más que humildes oficinas del Wanderer conocemos sólo los inicios de un par de ellas. No creo equivocarme si digo que, si se dieran a conocer esas grabaciones, Bergoglio debe irse.


    Y el Papa sabe de sobra que la Viuda está completamente desequilibrada y que, si se indispone contra ella, no dudará en publicar el expediente.


    2.2 Bergoglio tiene un interés concreto en favorecer electoralmente al que, por decantación, pareciera que es el candidato de Cristina: Daniel Scioli. Y esto por varios motivos: porque detesta a Massa y Macri, los otros posibles ganadores de la contienda, y porque sabe que Scioli es “pastoreable”. Bergoglio tendría influencia directa sobre el Manco, quien se dejaría influir pacíficamente; y sabe que los otros dos se le resistirían.


    Además, si se le alienan los astros, la conformación política de Argentina podría quedar así: Scioli, presidente; Julián Dominguez, un católico de parroquia protegido de Bergoglio desde hace muchos años, gobernador de Buenos Aires, y Gabriela Michetti, una católica intelectual muy cercana al entonces arzobispo aunque viva en adulterio público, jefa de gobierno de la Ciudad. Y estoy implicaría, sin más, que Bergoglio sería el presidente virtual de Argentina.


    Otra que Maquiavelo; otra que animal de poder: Señor del Mundo, o casi.

    The Wanderer

  2. #2
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    Re: Habemus Papam - Francisco I



    ¿Esto es lo que merece la familia de Asia Bibi?







    El Papa Bergoglio recibe (y repetidamente) a Scalfari, recibe a Maradona, recibe a Paolo Brosio, recibe el cantante argentino, recibe al transexual español (con novia), recibe un mar de otras personas.
    Pero no al marido y la hija de Asia Bibi, que están en Roma. Para ellos sólo un fugaz saludo después de la audiencia general en la Plaza de San Pedro, de pie, tras las barreras…


    Una pobre mujer cristiana que se encuentra desde hace seis años en una celda oscura, con una espeluznante sentencia de muerte sobre sus hombros, sólo por ser cristiana, no merece tan pequeño gesto…


    Tengo una palabra… y no es nada agradable. La tristeza de estos tiempos es interminable. Pero un día todos tendremos que comparecer ante el juicio de Dios.


    Antonio Socci


    ¿Esto es lo que merece la familia de Asia Bibi? | Adelante la Fe

  3. #3
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Marquetería pontificia


    La “revolución” del Papa Francisco tiene sus peligros y consecuencias. Desde la blogósfera venimos adviertiendo con mayor o menor acierto sobre esta situación desde el nefasto 13/3/2013 (¡vaya numerito!). Sin embargo, hay un elemento que no siempre tenemos en cuenta pero que, a la postre, es el más importante de todos. Lo llamaría “el efecto distractivo del Papa Francisco”. Concretamente, Bergoglio es un arma de distracción masiva que, con sus payasadas, oculta el problema más grave que implica su jocoso pontificado, al que ha encarado como un típico producto posmoderno. Las “cosas sólidas” de la Iglesia, como la doctrina y la liturgia, no tienen importancia y las deja como objeto de discusión de teólogos sabelotodos, y prioriza las “cosas líquidas”, como el problema de la inmigración, el calentamiento global o el ecumenismo flué. Pero la cuestión es que esa estrategia política posmoderna no se puede hacer con el papado, sencillamente, porque el papado es una cosa seria, mal que le pese a Bergoglio.
    Veamos un ejemplo. La semana pasada el Santo Padre espetó esta frase: "¡Cuánto quisiera que las comunidades parroquiales en oración, al entrar un pobre en la iglesia, se arrodillaran en veneración, así como hacen cuando entra el Señor!" Hasta un niño de catecismo se da cuenta que la frase es un disparate: el Papa está asimilando -o confundiendo- la presencia verdadera, real y sustancial de Nuestro Señor en la Sagrada Eucaristía con su presencia en los pobres. Si seguimos el criterio pontificio, deberíamos arrodillarnos con mayor razón cuando el que entrara en la iglesia fuera un hombre en gracia de Dios puesto que en él inhabita la Trinidad, y también deberíamos arrodillarnos cada vez que nos topáramos con una Biblia e, incluso, cuando viéramos un clavel o cualquier otra especie vegetal o animal, porque en definitiva, Dios está también presente en toda la Creación. Lo curioso es que nadie se “escandalizó” de estos dichos, y fue así porque nadie los tomó en serio. ¿Qué hubiese ocurrido si la frase la hubiera dicho un pontífice en serio, pongamos como ejemplo Gregorio XVI o Pío XI? Inmediatamente, el cardenal prefecto de la Congregación de Ritos habría comenzado a preparar las ceremonias necesarias para recibir a los pobres en las iglesias y el prefecto del Santo Oficio hubiese encargado a sus teólogos la redacción de un tratado De praesentia Christi in pauperibus.
    Sin embargo, más allá que el papado de Francisco sea un pontificado líquido, el pontificado en cuanto tal es una cuestión sólida, y seria. Dicho de otro modo, un día Bergoglio no estará más –Festina tempus, Domine!- pero la Iglesia continuará pero, ¿de qué modo podrá continuar después de esta catástrofe? ¿Qué hacer con la colección de disparates que no se cansa de esparcir al mundo día a día? Este es, creo yo, el elemento más preocupante de su pontificado: que el papa argentino sea capaz de cambiar no ya los atuendos pontificios sino la misma doctrina de la Iglesia a fuerza de debilitarla y deslegitimarla como consecuencia de la liquidez de su magisterio.
    Aquí entra en juego la guerra sorda que se está librando en los palacios vaticanos, una “guerra de marquetería”, pues se trata de batallar por los “marcos” o “encuadres” en los cuales deben ser leídas las afirmaciones pontificias. El cardenal Kasper hace algunas semanas afirmó que para que las palabras del Papa Francisco sean correctamente comprendidas por teólogos y académicos, deben ser encuadrados dentro de la tradición de la Iglesia, tarea que, ciertamente, él pretende realizar (recordemos su argumentación para permitir la comunión sacramental a los divorciados). Pasando en limpio, para que las los dichos de Bergoglio puedan ser tomados en serio y tengan gravitación en la Iglesia, deben ser dichos “teológicamente”, o sea, resignificados en lenguaje y argumentaciones teológicas.
    Pocos días después, el cardenal Müller, Prefecto de la Doctrina de la Fe, respondía: «La llegada a la Cátedra de Pedro de un teólogo como Benedicto XVI es probablemente una excepción. Juan XXIII no era tampoco un teólogo de profesión. Papa Francisco es también más pastor y la Congregación para la Doctrina de la Fe tiene una misión de una estructuración teológica del Pontificado». Es decir, se arrogaba con toda lógica para sí y para su dicasterio la función de “marquetero” pontificio: a él le corresponde “estructurar teológicamente el Pontificado”. Y es lo que el pobre teuotón viene haciendo desde hace dos años: ir detrás del farabute porteño tratando de arreglar y componer católicamente lo que dice.

    Por cierto, los sectores progresistas se levantaron como leche hervida. El mismo Vatican Insider, donde apareció la noticia, se encargó de decir, citando documentos, que la Congregación de la Doctrina de la Fe no tiene como función “estructurar el pontificado”. No reparó que, cuando esos documentos fueron redactados hace décadas, nadie pudo imaginar de que el magisterio petrino iba a caer en tales manos. Otros se asombraron del inaceptable paternalismo demostrado por Müller, propio de otras épocas, que pretende poner cerco a las iluminadoras e inspiradas palabras que el papa argentino nos regala todos los días.

    La pregunta a la que se reduce la cuestión no es ya “¿Quién le pone el cascabel al gato?” sino “¿Quién le pone el marco al Papa?” Veremos como se resuelve esta batalla en la que se juega, me parece a mí, lo poco que está quedando de la autoridad magisterial de la Iglesia.

    The Wanderer

  4. #4
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El exhibicionismo de estilo “pobre” que hace Francisco.

    Visto en Catapulta, 12-May-2015.


    PEQUEÑO APUNTE TDEL DÍA









    MAMARRACHADA


    Francisco pone a prueba nuestra paciencia, cansando ya con su “humilditis” y su exhibicionismo pobrista: el domingo 3 de mayo se presentó en una parroquia “periférica” de Ostia con una sotana prolija y deliberadamente raída. No es creíble que en apenas dos años se la haya desgastado tanto y tampoco es creíble que tenga una sola sotana. Es simplemente otra de sus grotescas artimañas demagógicas para conseguir la jefatura espiritual de los “pobres” del mundo. (¿Pronto tendremos que rezar las “Letanías de los Pordioseros”?)


    Frente a tal mamarrachada, bueno es acudir a Santo Tomás y a su Suma:
    -“ el fin de la vanagloria es la manifestación de la propia excelencia… a lo cual puede el hombre tender de dos modos: primero, directamente, ya por palabras, y así tenemos la jactancia, ya por hechos, y entonces, si son verdaderos y dignos de alguna admiración, tenemos el afán de novedades, que los hombres suelen especialmente admirar, y si son ficticios, la hipocresía”. (II-IIae – Cuestión 132)


    -“…la humildad, en cuanto virtud, lleva consigo cierto laudable rebajamiento de sí mismo. Esto se hace, a veces, sólo con signos externos y es fingido, constituyendo la falsa humildad, de la cual dice San Agustín, en una carta, que es gran soberbia, porque parece que busca la excelencia de la gloria”. (II-IIae – Cuestión 161)


    -“Andrónico asigna tres virtudes al ornato externo. La primera es la humildad, que excluye la intención de vanagloria. Por eso dice que la humildad no se excede en gastos ni en preparativos. La segunda consiste en contentarse con poco, que excluye la intención de regalo. Y dice: El contentarse con poco es el hábito por el que nos contentamos con lo conveniente, y que señala lo que necesitamos para vivir (según lo que dice el Apóstol en 1 Tim: Teniendo alimento y con qué vivir, estemos satisfechos). La tercera es la sencillez que excluye la excesiva solicitud, diciendo que la sencillez es el hábito por el que recibimos las cosas tal como vienen.


    El desorden por defecto puede ser, también, doble, según el afecto. Primero, por negligencia del hombre, que no pone el cuidado y empeño necesario en usar el ornato externo conveniente. Al respecto, dice el Filósofo, en VII Ethic., que es molicie el dejar que el vestido arrastre por tierra sin levantarlo. En segundo lugar, cuando se ordena a la vanagloria el mismo defecto en el ornato exterior. De ello dice San Agustín, en De Serm. Dom. in Monte: No sólo en el esplendor y pompa corporal, sino en los vestidos más viles y degradantes, se puede buscar vanidad. Y este segundo defecto es más peligroso por presentarse con capa de virtud. Y el Filósofo dice, en IV Ethic., que tanto la superabundancia como la deficiencia desordenada pertenecen al mismo género de jactancia”.(II-IIae – Cuestión 169)


    Pero si Tomás fue lo que fue y escribió lo que escribió es porque siempre pedía:
    “Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción, que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos. Dadme, dulcísimo Dios mío, un corazón velador, que ningún pensamiento lo aparte de vos; un corazón noble, que ningún bajo deseo lo cautive; un corazón valeroso, que ningún trabajo lo quebrante; un corazón libre, que ningún poder lo fuerce, y un corazón derecho, que ninguna mala intención lo pueda doblar”.(La oración es del mismo santo.


    Texto completo en

    http://www.oocities.org/espanol/igle...ocionario.html)


    La plegaria es hermosísima y la deberíamos rezar todos los días. Y me permito recomendársela al mismo Papa Francisco.




    STAT VERITAS

  5. #5
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El rey está desnudo


    El poeta Juvenal se lamentaba, en su tercera Sátira, de que el Orontes hubiera desembocado en el Tiber, es decir, que la marejada de los pueblos sirios hubiese invadido en Roma. La misma imagen la usó Ralph Wiltgen cuando escribió su libro El Rin desemboca en el Tiber, narrando el desembarco de los teólogos alemanes en tierras romanas durante el Vaticano II. Y los problemas fluviales de la Urbe no terminaron allí ya que, últimamente, lo que ha desembocado en ella es nada menos que el Riachuelo del cual es afluente el Río Cuarto, como nos enteramos hace poco. Sin embargo, esta inesperada inundación ha traído algunos beneficios de los que no siempre somos conscientes. Concretamente, el pontificado del papa Bergoglio tiene ventajas ya que ha permitido que toda la suciedad y los desechos que circulaban por los albañales de la Iglesia de Roma haya salido a la luz, y es muy difícil ya hacerse el distraído sobre la realidad de esta situación, a no ser, claro, que se pertenezca a la cándida raza de los lectores de Infovaticana.

    El problema viene de lejos; ya lo hemos dicho muchas veces en este sitio. Focos de incendio se diseminaban por toda la Iglesia desde comienzos del siglo XX y el papa Juan XXIII no tuvo mejor idea que juntar a todos los focos y provocar así, previsiblemente, una enorme y voraz que hoguera que consumió en años, o en meses, gran parte de la Iglesia. La hoguera, claro, fue el Concilio Vaticano II. Fue un suceso que aún muchos celebran como “la primavera de la Iglesia” cuyas consecuencias meteorológicas hoy más que nunca están a la vista. Ejemplo de ello es que la arquidiócesis de Córdoba, una de las más grandes e importantes de Argentina, ha recibido este año un solo seminarista en su Seminario Mayor. Así de raquíticas, o aún más, están las órdenes y congregaciones religiosas, los seminarios y las parroquias. Y sin embargo, muchos aún siguen felices en esta Iglesia que “canta y camina”, viviendo en la fantasía de que todo está mejor que nunca.
    A nivel macro, sin embargo, la calamitosa situación de nuestra Iglesia no era tan visible. El Papa Pablo VI, responsable de haber continuado el Concilio y sancionado sus enseñanzas –los polvos de donde vienen estos lodos-, estaba envuelto en un áurea de intelectual refinado y aristocrático, y todos confiaban en su criterio, aún viendo los desastres que se suscitaban en los ’60 o ’70.
    Después vino Juan Pablo II, con su insoportablemente extenso pontificado, que hizo un dogma de la línea media: no más progresismo que este, pero tampoco más tradicionalismo. Un fundamentalista del Vaticano II que, habiendo tenido el poder para retroceder e impedir la avalancha, prefirió seguir la farsa. Caminó por el medio, evitando “extremos” y, con su convocante carisma, haciendo creer a muchos que reuniones multitudinarias en las que se cantaran “Juan Pablo II te quiere todo el mundo”, era prueba suficiente de que la primavera, efectivamente, había estallado, y la Iglesia estaba en su mejor momento.
    El breve pontificado que lo siguió se envolvió en el prestigio teológico de quien ocupó la cátedra de Pedro, el papa Benedicto XVI, que intentó hacer lo que pudo, que fue más bien poco. No mucho se podía hacer ya con las plantas mustias y agostadas que había recibido como presente primaveral de un Concilio del que él mismo fue parte y al que, inexplicablemente, reivindicó en el último discurso de su ministerio. Pero sus lúcidas palabras, sus gestos y el boato que lo circundaba nos nublaba aún la vista a varios que queríamos creer en la posibilidad de una restauración.
    Y después vino el fruto más maduro que pudo producir el Vaticano II: el papa Bergoglio que es, sencillamente, la manifestación clara y rotunda de lo que significó ese concilio para la Iglesia. Y esa es justamente la ventaja de este grotesco pontificado: deja totalmente claro cuáles son las consecuencias de la irresponsabilidad mayúscula del Papa Bueno.
    Para ponerlo en imágenes del infante don Juan Manuel: hasta la llegada del Papa Francisco, nadie se había animado a decir que el rey estaba desnudo. A Pablo VI, a Juan Pablo II y a Benedicto XVI los vimos desnudos pero la cosa era aún vidriosa, no muy clara y, razonablemente en muchos casos, era mejor callarse como los súbditos del rey moro: quizás era verdad que el rey estaba finamente vestido y que era nuestra miopía e impureza la que nos impedía ver sus atuendo y nos mostraba, en cambio, la desnudez del soberano.

    Pero la llegada de Bergoglio cambió todo: el rey está, evidentemente, desnudo. Y cada vez hay menos modos de negarlo ya que que el monarca se empeña todos los días en hacer cabriolas con sus partes pudendas al aire. No querer ver la desnudez del rey no es problema ya de inocencia o de prudencia. Es problema de pertinacia.

    The Wanderer

  6. #6
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Magisterio de lío, lioso, liador, liando, liante


    
    CEI - Conferencia Episcopal Italiana
    Las cosas que enseña PP Franciscus son magisterio lioso, enredado, enmarañado, ya sea una alocución en una audiencia de miércoles o una intervención ante órganos tan importantes como la Conferencia Episcopal Italiana. Tiene ese carisma.
    La CEI no es una conferencia episcopal cualquiera. Yo diría que es una de las más importantes del mundo católico, por contexto y por referencias. Italia es la nación donde está Roma-Vaticano, Italia es la patria de los Papas. Sea para bien o para mal, Italia no es una anécdota en la historia, siendo el pasado y la actualidad de la Iglesia. Con Francisco, la relación Papa-CEI no pasa por sus mejores momentos. Se mantienen formas pero se nota, cada vez más, el desencuentro, la distancia.

    En su alocución a la CEI, entre otras cosas, los medios han destacado esta frase:

    "...In realtà, i laici che hanno una formazione cristiana autentica, non dovrebbero aver bisogno del Vescovo-pilota, o del monsignore-pilota o di un input clericale per assumersi le proprie responsabilità a tutti i livelli, da quello politico a quello sociale, da quello economico a quello legislativo (...)"


    'En realidad, los laicos que tienen una formación cristiana auténtica no deberían tener necesidad del obispo-piloto o del monseñor-piloto o de un estímulo clerical para asumir la propia responsabilidad a todos los niveles, desde el político al social, del económico al legislativo'
    Seguidamente dijo que sí tendrán necesidad del obispo-pastor; supongo que lo diría para quitar metralla a lo dicho. Pero lo dicho, dicho estaba. Y lo que les dijo a los obispos italianos es que son, mayormente, obispos-pilotos, monseñores-pilotos. Prelados manipula-láicos, cioé.

    Como Uds. ven, muy fino el PP Franciscus, según costumbre.

    Y muy temerario y sumario. Porque las cosas no son así. Empezando por la misma constitución sagrada del episcopado cristiano y su triple munus (docendi, santificandi, regendi), que sale muy herido si se examina a la luz (poca luz) de esa crítica (porque es crítica muy crítica) de PP Franciscus. Una crítica hecha a los Obispos de la CEI. Considérese y no se olvide.

    Además, las cosas suceden ya de otra forma, como se ha comentado esta misma semana sobre el caso de los manipuladores laicos-muy-formados de Suiza:

    La Iglesia suiza fue manipulado por los des-católicos empleados laicos (asistentes pastorales, catequistas, teólogos) de la Conferencia Episcopal helvética.

    Permítaseme agregar que viniendo PP Franciscus de donde viene y teniendo entre los prelados de su confianza a pasteleros politicastros de la laya del Cardenal Maradiaga, baldón político de Honduras, lo que PP Franciscus dice a los obispos de la CEI suena tragicómico-bailable-rítmico-poético-estrambótico.

    Concluiré diciendo que, extrapolando las liadoras-liosas-liantes palabras de PP Franciscus, a lo peor esos católicos sin cura de que hablábamos hace poco, quizá tengan razón de ser: Si están bien formados, ¿para qué necesitan cura, obispo...o Papa?


    p.d. Para rechifla de los lectores de Ex Orbe - risum teneatis !!! - cierro con este yutube melodramático: Maradiaga canta el himno oficial francisquista






    https://www.youtube.com/watch?featur...&v=f0rLLmIo-pw

    Apréndanlo Uds. por si acaso.

    +T

    EX ORBE

  7. #7
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Pésame, Dios mío







    En los últimos días el Santo Padre alentó a los católicos
    a involucrarse activamente en la política. No discutiremos este tópico
    puesto que ya lo hemos hecho en numerosas ocasiones en esta bitácora. Lo
    que me resultó llamativo, si no escandaloso, fue una de sus frases:
    “Mézclate. Haz política: te hará sufrir, tal vez te haga pecar, pero el Señor está contigo. Pide perdón y avanza”.


    El Papa está considerando que la política es una
    ocasión próxima de pecado -lo cual, en las condiciones actuales,
    ciertamente lo es- y, aún así, alienta a los fieles a ensuciarse en
    ella, total, después se confiesan.


    Cuando de niño me enseñaron a rezar el Pésame,
    que en Argentina aún rezamos muchos en la confesión, aprendí que hay que
    prometer evitar las ocasiones próximas de pecado. Durante mi
    adolescencia y juventud, me enseñaron también que, si uno se coloca en
    situaciones de pecado, difícilmente pueda evitar la falta y ofensa a
    Dios. Y es por eso, por ejemplo, que un joven católico no puede asistir
    habitualmente a boliches o discotecas.


    El mensaje del Romano Pontífice, en cambio, es que no
    importa pecar porque después, en todo caso, uno se arrepiente. ¿Qué
    diría Santa María Goretti de esta enseñanza? Ella prefirió morir antes
    que pecar. En los tiempos que corren, habría sido tomada por una idiota:
    “Disfrutá, aunque peques, total después pedís perdón”, podría haber
    sido el consejo francisquista.


    Y no se trata aquí de promover la posición timorata y
    escrupulosa de aquel que prefiere quedarse encerrado en su casa para no
    tener ocasiones de pecado que, en los tiempos que corren, nos rodean por
    todas partes. Se trata de ponerse voluntariamente en una situación concreta y fehaciente de pecado grave.
    Que esta situación se dé en la política o no, es una anécdota. Lo
    importante es el fondo de la cuestión: la “teología” moral del Papa
    Bergoglio.


    “Antes morir que pecar”, decía Santo Domingo Savio, y todos los santos de la Iglesia vivieron siempre en santo temor de Dios,
    que no es paralizante, sino que es energía movida por el amor que nos
    provoca naturalmente odio al pecado por temor a ofender a Dios.


    No es una pesadilla. No es ficción. Es el pontificado de Jorge Bergoglio.


    The Wanderer

  8. #8
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    ¡¡ Rece por mí !!

    Fray Gerundio de Tormes

    Esta expresión se ha hecho muy famosa últimamente. Jaleada por los pelotilleros de turno, y puesta en boca de Francisco, vendría a expresar la tremenda humildad de Su Santidad cuando se comunica con sus semejantes. No dejó de ser sorprendente que la utilizara el primer día de su Pontificado ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro. Se podría pensar que -en aquella ocasión-, el nuevo Papa solicitaba la oración de sus fieles ante la carga apostólica que acababa de caer sobre sus hombros.

    Parece que el tiempo ha demostrado que esta frase no es más que una coletilla muy bien estudiada, casualmente pronunciada siempre delante de las cámaras. No hay visita de autoridad mundial o de personaje cualquiera, en la que no aparezca en la prensa la humilde frasecita. Clara muestra, según algunos, del nuevo talante del Papado. Si los Papas anteriores suprimieron la Silla Gestatoria (porque eso era muy elevado), Francisco ha rebajado todavía más el nivel, ha quitado la tarima donde se ponía el Sillón Pontificio, ha quitado incluso el mismo Sillón Pontificio (que ahora está en el trastero) y no ha puesto una banqueta de plástico made in China, porque no le han dejado los conservadores que le rodean. Pero la pondrá.
    Lo mismo ha pasado con la oración, que ha sido rebajada hasta extremos increíbles. Si el Papa es quien tiene que confirmar en la fe a sus hermanos, tiene que orar por sus hermanos. Y si pide oraciones para él, aunque sea sin las cámaras enfocando, será para que Dios le dé la gracia de no caer en las manos de sus enemigos, para que Dios le dé la gracia de ser fiel al mandato recibido, para que Dios le dé fuerzas para no permitir que la Iglesia sea destruida por las fuerzas diabólicas que atentan contra ella, y sobre todo para que Dios le ayude a salvar almas con su Magisterio Paternal. Mis novicios modernistas, se relamen de gusto cada vez que escuchan al Papa decirle a alguien que rece por él. Pero no se dan cuenta de la estafa.

    Sin irnos muy lejos, el Papa ha pedido en estas últimas semanas oraciones especiales por él a Raúl Castro (comunista y tirano de alta alcurnia, antiguo alumno de los jesuítas -qué coincidencia-), a los jerifaltes de la ONU (todos ellos tan preocupados por la Madre Tierra y por esterilizar a todos los pobrecillos que sufren), a los protestantes pentecostales italianos (que además lo han bendecido con sus manos consagradas), al Presidente Palestino Mahmoud Abbas (tierno discípulo de Yaser Arafat), al Presidente de Rumanía (luterano) y seguro que también se lo habrá pedido miles de veces a Maradona (que se pasa la vida en el Vaticano). No quiero pensar mal, pero seguro que también se lo pidió a los dos novios-esposos-adúlteros-gay-lesbis-trans y todo eso… procedentes de Granada con todos los gastos pagados (gratis total).

    Emoción y Piedad al recibir la bendición



    El caso es que no me imagino al Señor diciendo al tirano y adúltero Herodes que pidiera por Él, ni a San Pedro diciendo lo mismo a Simón el Mago, ni a San Pablo dirigiéndose al incestuoso de Corinto, ni a San Ambrosio ante Teodosio el Grande, ni a los papas ante Diocleciano y sus misericordiosas persecuciones, ni a San Gregorio VII suplicando oraciones por él al Emperador Enrique IV, ni a Pío XII, si acaso alguna vez se hubiera encontrado con Stalin. Eran otros tiempos, en los que la Iglesia todavía no se había despertado a la preocupación por el Hombre, se suele decir ahora. Jamás habrían declarado un Jubileo de la Misericordia aquellos majagranzas, que solamente pensaban en el pecado, la condenación y los sacramentos. Y no pedían oraciones a los herejes y perseguidores.

    Teodosio, reza por mí



    Curiosamente, los mártires de todos los tiempos, no solicitaban de sus verdugos una oración, sino que ellos mismos aseguraban a sus asesinos que iban a rezar por ellos desde el Cielo, para que Dios les convirtiera: Rezaré por ti, decían todos. Tampoco me imagino a San Esteban diciendo a los judíos que le apredreaban que pidieran por él (más bien él pedía por ellos, según nos cuentan los Hechos de los Apóstoles), o a los sacerdotes, religiosos y seglares asesinados en Paracuellos por ser católicos, solicitando que le dijeran a Santiago Carrillo que rezara por ellos. Ni a los Cristeros pidiendo oraciones por su alma a los mismos que los acribillaban a balazos. ¡Cómo han cambiado las cosas!

    Me parece a mí que esto no es una mera casualidad, o un mero juego de palabras o una superficialidad más. Esto es la expresión de que la oración ya no se entiende como antes. Ni siquiera por el Papa. Cuando se cree solamente en el Hombre, todos podemos rezar por el Hombre. Da igual que alguien sea musulmán, ateo, agnóstico, budista o chamán, nueva-era o podemita. Todos rezamos a Aquél-que-Gobierna-Todo y que Todo-lo-Ve. Qué bonito. Todos juntitos nos dirigimos al mismo Dios-Hacedor. Porque todos buscamos el bien del hombre.

    Una oración de Raúl Castro por Francisco es muy eficaz, y una de Francisco por Raúl también lo es. Los dos están en el empeño decidido de superar dificultades y contradicciones en una Síntesis Superior que olvida los muertos del Régimen Castrista por los que no hace falta que Raúl, y de paso Fidel, -su hermano del alma-, se arrepientan. Dios es Misericordioso. Gracias a eso, y si el Papa sigue hablando como hasta ahora, Raúl ha dicho que se va a hacer católico. No me cabe duda de lo primero, aunque no creo que llegue nunca lo segundo.

    ¡¡Recen por mí!!


    https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/

  9. #9
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Darse cuenta


    Decía Chesterton que, cuando algo ocurre, primero ocurre y después uno se da cuenta. En otras palabras, es habitual no darse cuenta de lo que está ocurriendo mientras está ocurriendo, sino cuando ya ocurrió. Y es entonces cuando nos espantamos con la atrocidad de lo ocurrido.
    Hace pocos días coincidíamos con un amigo en que resulta muy difícil caer en la cuenta de lo que está ocurriendo en la Iglesia y calibrar su gravedad. Aquí va una recopilación de lo ocurrido en los últimos días:


    1) En este video, el cardenal Rodriguez Madariaga entona con el solo acompañamiento de sus palmas, un himno en honor al Papa Francisco. Produce vergüenza ajena, lástima y bronca. Este lamentable personaje, además de ser arzobispo de una importante arquidiócesis centroamericana, es el líder del G9, es decir, el grupo de purpurados que colabora estrechamente con el Santo Padre en el gobierno de la Iglesia.
    Si Rodriguez Madariaga no hubiese entrado en religión, ciertamente no habría pasado de dependiente de un mercado de barrio. Un personaje menor, incapaz y ridículo. ¿Alguien puede pensar, por ejemplo, en San Ambrosio cantándole este tonadita al papa San Siricio? Y para no poner la vara tan alta, ¿alguien imagina al cardenal Aramburu entonando cantitos aduladores a Pablo VI?


    2) Un obispo colombiano, Mons. Mons. Juan Vicente Córdoba, se despachó de un modo propiamente increíble, en la forma y en el contenido, acerca de los homosexuales y su vida de perversión, tal como reportamos en este blog. Días después, y presionado por el episcopado colombiano, el obispo jesuita se disculpó, aunque hubiese sido mejor que no dijera nada. Entre otras cosas, afirmó: “Para ilustrar a los asistentes sobre dicha realidad -desconociendo la presencia de medios de comunicación en la sala- me permití utilizar algunas expresiones coloquiales que, fuera del contexto del encuentro académico y del diálogo establecido con los asistentes, resultan claramente desafortunadas”. Es decir, las cosas que dijo era cosas “secretas”, para ser dichas solamente al grupo de iniciados en ciertas doctrinas y ciertas prácticas, ya que no hubiesen sido dichas s hubiera sabido que allí estaban los medios (Que vuestro hablar sea sí sí, no, no, dice Nuestro Señor en el Evangelio [Mt. 5,37). Además, el prelado de la Compañía considera que su vocabulario soez y grosero (“De la abundancia del corazón hablan los labio”, dice el Señor [Lc. 6,45]), indigno no ya de un obispo sino de un cristiano, es lenguaje académico, es decir, lenguaje propio del ámbito universitario. ¿Qué diría Santo Tomás de Aquino, el Ángel de la Academia, de esto? Y para no poner la vara tan alta, ¿Qué diría Mons. Octavio Derisi?


    3) El Papa Francisco, como es habitual, nos instruyó con su sapiencia. El 13 de mayo, por ejemplo, iluminó al mundo con su agudeza: “Sobre esta puerta de entrada están escritas tres palabras, que ya he utilizado en la plaza otras veces. Y esas palabras son: «permiso», «gracias», «perdón». En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz”. Después de más de dos años de escuchar sandeces día a día (“Pero, por qué no te callas?”, dijo el rey don Juan Carlos a otro charlatán ya felizmente difunto), era dable esperar que algún miembro prominente de la Iglesia lo hubiese enfrentado. Algo hizo el cardenal Burke el año pasado -y fue misericordiado-, y nada más hasta ahora. Más bien al contrario. Uno de los purpurados con más gravitación en la vida eclesial, el cardenal Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, dijo hace pocos días que “Todos miramos con gratitud el alto magisterio del Santo Padre Francisco”. Pensé que era una broma; que se estaban burlando de un pobre sudaca de Flores. Pero no. Es verdad. Este señor arzobispo de Génova considera que las majaderías y simplezas con las que Bergoglio nos desayuna a diario son “alto Magisterio”. Y me viene a la memoria San Atanasio oponiéndose valientemente al Papa Liberio, o San Máximo y San Sofronio haciendo lo propio con el Papa Honorio.


    4) En las últimos entradas que he publicado en este blog referidas al “magisterio” del Papa Francisco, han sido varios los comentarios de bienintencionados lectores que hacían imposibles piruetas a fin de salvar las palabras pontificas y entenderlas en sentido católico. Y lo mismo ocurre cotidianamente en la multitud de sitios católicos neocones. Justamente lo inverso a lo que debiera ocurrir. La tarea más importante del oficio petrino es “confirmar a los hermanos en la fe”. Es decir, el Papa debe esclarecer la doctrina a fin de que los fieles puedan seguirla con seguridad y fortalecer su fe. Actualmente, en cambio, son los fieles los que diariamente deben esclarecer la doctrina del Sumo Pontífice.


    5) En las últimas semanas nos hemos dedicado también al estudio y discusión de las intrincadas tesis teológicas del arzobispo Tucho Fernández. La realidad incontestable es que un personaje absolutamente menor, orillero de la teología y de la academia, y cuyo único mérito científico es una ristra de libros de autoayuda, es el principal asesor teológico del Papa y quien redacta los documentos más importantes del pontificado. Como lo reporta el informadísimo Sandro Magister, fue el Tucho quien escribió el esperpento de la Chantae gaudium, y fue él también quien escribió, en marzo último cuando se instaló en Santa Marta, la próxima encíclica sobre la ecología, la que fue rápidamente desestimada in toto por el Papa Francisco porque se dio cuenta que no podía ni siquiera amagar con presentar ese bodrio en la Congregación de la Doctrina de la Fe porque el cardenal Müller la iba a incinerar por la inanidad absoluta del escrito, y probablemente renunciara con un escándalo. Es este el motivo, y no otro, del atraso de su publicación.
    El arzobispo Fernández, que logró trepar por las lianas eclesiales merced a los empellones de un mediocre como él -you know who- y desplazando inescrupulosamente, a través de las más bajas maniobras curiales y la traición a sus amigos sacerdotes (pregúntenle al P. Carlos Galli), es quien establece los líneas de la doctrina teológica pontificia.
    ¿Qué diría San Pío X, que se rodeó como asesores teológicos de fuste, como el P. Lemius o el futuro cardenal Billot, frente a la preferencia de su sucesor rioplatense?


    La Iglesia viene en caída libre desde hace más de un siglo. Con Bergoglio en el pontificado ha tocado fondo. Cuando termine de ocurrir lo que está ocurriendo, y de lo que no nos terminamos aún de dar cuenta, quizás encontraremos cenizas, como relata el Microcuento de Ludovicus, o quizás nos encontremos con el Hijo de la Perdición a las puertas.




    The Wanderer

  10. #10
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Microcuento


    El Rey Blanco invitó a todos los mendigos de la comarca a una gran fiesta. Vendió todas las obras de arte de su Palacio y compró toneladas de carne y pan. Cambió sus vestes. "En adelante, me llamarán el Multicolor", declaró. "Soy uno de ustedes, un hombre normal".

    Amontonó en el gran patio los muebles finos, los trapos y los brocados y las capas ceremoniales, que fueron a alimentar una enorme fogata para las carnes. Sirvió el festín más magnífico en una noche impoluta. Al final y como gesto de desprendimiento e igualdad, prendió fuego al Palacio. Fue la gloria. Todos comieron y lo vivaron como un hermano más, mientras el fuego parecía anunciar una aurora sin ocaso.

    A la mañana siguiente, sirvieron para el desayuno cenizas. Alguien lo llamó al Rey "compañero", hubo una pelea, todo terminó muy mal.

    Desde entonces, los habitantes se refieren a esa fecha como la Fiesta de los Antropófagos.




    Ludovicus



    The Wanderer

  11. #11
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Dejate farandulizar


    Breaking news: Para la Conferencia Episcopal Argentina, la "farandulización de la política es penosa", y su Secretario General, Mons. Humberto Malfa, opinó que "debemos subirnos al carro de Francisco en el nivel conceptual" de su pontificado.


    Perfecta coherencia, le dicen.

    The Wanderer

  12. #12
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Aclaración para los lectores no argentinos: "Berreta" significa cutre, vulgar, de baja calidad.



    Un berreta en Santa Marta

    El último fin de semana largo decidí fugarme de Argentina. Nunca me interesó participar de los festejos de la Sedición de Mayo de 1810 y mucho menos en esta ocasión en que se convertirían en los festejos de la Liberación de Mayo de 2003.
    “Me voy a Roma”, dije, y así fue. Y el viernes pasado, después de visitar la basílica de San Pedro y despotricar contra los cardúmenes de japoneses que no me dejaron besar el pie broncineo del Apóstol, me puse a merodear por el Arco de las Campanas. Tenía la esperanza de que, a lo lejos, pudiera distinguir la blanca silueta de Su Santidad entrando o saliendo del hotelito de Santa Marta donde se hospeda.
    De pronto, se me acercó presuroso un hombre de mediana edad que enseguida noté que era argentino. Y él, claro, había notado lo mismo en mí.
    -¿Sabe sacar fotos? -me preguntó sin mediar saludo alguno- Soy Juan Berretta.
    Le respondí que me podía defender en esa tarea como se defiende cualquier turista.
    - Es suficiente -me dijo, y tendiéndome una pequeña cámara fotográfica, continuó:
    - Venga conmigo. Tengo una entrevista con el Papa Francisco y se me enfermó el fotógrafo.
    Y me fui con don Berretta a sacar algunas fotos berretas de lo que, sin duda alguna, sería una entrevista berreta que finalmente se publicó en La voz del pueblo, un diario berreta.
    Cual Mingo y el Preso, míticos corresponsales de La voz del Rioba , atravesamos el Arco de las Campanas custodiado por dos Guardias Suizos, que se cuadraron cuando nos escucharon hablar en argentino. Y, mientras nos acercábamos a los cuarteles pontificios, me dijo Berretta preocupado:
    -El reportaje va a ser en castellano, pero como el Santo Padre ya se ha compenetrado, es probable que hable también en esas lenguas, y como yo soy medio berreta en cuestión de idiomas, no voy a entender…
    -No se apure- le respondí- Cuando usted no entienda algo, hágame una seña con su cabeza, y yo le traduzco.
    Nos recibió Su Santidad cordialmente y enseguida, tuteándonos, nos hizo pasar a una salita. Mi función sería, exclusivamente, fotografiar. Pero no pude con mi genio y pasión periodísticas, e intercalé algunas preguntitas o acotaciones a las preguntas berretas que Berretta hacía. La voz del pueblo no publicó mis intervenciones, pero aquí se las dejo a los lectores del blog. En bordó encontrarán mis acotaciones y en azul las traducciones.


    - ¿Soñaba con ser Papa?
    - ¡¡¡Nunca!!! Tampoco con ser presidente de la República o general del Ejército. Viste que hay algunos pibes que sueñan con eso. Yo no.
    Santidad, me cuesta creerle. Daría la impresión que, desde el día que usted ingresó a la Compañía de Jesús, se propuso ser Papa o, al menos, ocupar los cuerpos de mayor autoridad posible. Es lo que dicen por lo bajo quienes fueron sus compañeros y súbditos en la Compañía, y es lo que dijo por lo alto, cuando usted era aún arzobispo de Buenos Aires, el nuncio Adriano Bernardini a varios funcionarios argentinos: “Bergoglio es un hombre enfermo de poder” [Diego GENOUD, Massa. La biografía no autorizada, Sudamericana, Buenos Aires, 2015, p. 96).




    - ¿A pesar de que en 2005 fue el segundo más votado luego de Ratzinger?
    Esas son cosas que se dicen. Lo cierto es que al menos en la otra elección estaba en los diarios, aparecía entre los papables. Adentro era claro que tenía que ser Benedicto y hubo casi unanimidad por él y eso a mí me gustó mucho. Era clara su candidatura, en la segunda no había ningún candidato claro. Había varios posibles, pero ninguno fuerte. Por eso me vine a Roma con lo puesto y con pasaje para volver el sábado a la noche y poder estar en Buenos Aires en el Domingo de Ramos. Incluso dejé hecha mi homilía sobre el escritorio. Nunca pensé que iba a pasar.
    Santidad, no condice con su figura de jesuita metódico y cuidadoso que deje el texto manuscrito de una homilía, o de lo que fuere, encima de su escritorio y se venga a Roma. Parece más bien un detalle cuidadosamente pensado y ejecutado para crear pistas falsas. Estaba usted armando la escena del crimen para que, cuando los peritos la estudiaran, fueran conducidos a resultados equivocados.
    Además, me han comentado sacerdotes que en marzo de 2013 vivían en la Catedral y Curia porteña, que el día en que se conoció la renuncia del Papa Benedicto, usted recibió la llamada de más de 20 cardenales de todo el mundo. ¿Eran solamente para llorar penas por la situación?
    Recuerde también Santo Padre, que su amigo y biógrafo Omar Bello (q.e.p.d.) relata en su libro la actividad bifronte que usted desarrolló frente a la infausta renuncia, al punto de que un sacerdote de la Curia le comentó al periodista que no entendía la duplicidad que ustede exhibía de fingir que no le interesaba ir a Roma a despedir a Benedicto al tiempo que ”hablaba con todo el mundo y operaba a lo loco". De la lectura del libro de Bello, queda claro que la rosca para que usted fuese elegido estaba bien armada y que usted había participado en el juego concienzudamente. Incluso en esa, su biografía, se revela su estrategia de apoyar al cardenal O’Malley, previendo que una candidatura yanqui se caería en la recta final y surgiría la suya. Todas estas jugada fueron acompañadas con un enmascaramiento brutal de sus pretensiones, para no despertar el dragón dormido de la inteligencia argentina que podía volver a perjudicarlo como había ocurrido en el cónclave de 2005. [Omar BELLO, El verdadero Francisco, Perfil, Buenos Aires, 2013, cap. III).


    - Me llevaron a la Sacristía, me cambiaron la sotana, y a la cancha. Y ahí dije lo que me vino.
    Santo Padre, ¿dijo lo que se le vino a la cabeza? Al breve discurso que pronunció desde la loggia lo debe haber ensayado cien veces frente al espejo, desde el Buona sera hasta el pedido de bendición de los fieles. Fue una puesta en escena, que parecía tomada de Armarcord de Fellini o del El acorazado Potemkin de Eisestein, aunque con mucha menos calidad. Nadie medianamente sensato puede reputar a la espontaneidad su aparición.


    - Fue algo natural entonces.
    -Sí, sentí mucha paz y dije lo que me vino del corazón.
    [En ese momento me largué a reír a carcajadas. Berretta me miró desconcertado y el Papa posó sobre mí una mirada de misericordia que me heló la sangre en las venas. Me recompuse en seguida]


    - ¿Reconoce el magnetismo que genera en la gente? Lo digo por el plus que le da su figura a la investidura papal.
    - Y, sí… Sé que la gente… (duda, hace silencio) Primero no entendía por qué ocurría eso. Y me cuentan algunos cardenales que la gente dice “le entendemos”. Claro, yo trato de ser plástico en las audiencias, en las cosas que hablo, como hoy (por la audiencia pública del miércoles) que conté una anécdota de cuando estaba en cuarto grado. Entonces es como que la gente entiende lo que quiero decir. Como cuando hablé del caso de los padres separados, que usan de rehenes a los hijos, algo muy triste, los victimizan, el papá le habla mal de la mamá, o al revés, y al pobre chico se le arma un corso a contramano en la cabeza. Trato de ser concreto y eso que vos llamás magnetismo, ciertos cardenales me dicen que tiene que ver con que la gente me entiende.
    Santidad, su capacidad de “ser plástico en las audiencias” y de “adaptar su discurso a fin de que la gente lo entienda”, algunos lo llaman “magnetismo”; yo, en cambio, lo llamo “sindrome de Zelig”. Toma su nombre del título de la película Zelig, de Woody Allen, estrenada en 1983. El protagonista, Leonard Zelig, ha logrado fama mundial gracias a su singular capacidad de adoptar la personalidad de cualquier persona que se encuentre a su lado. El protagonista posee una curiosa habilidad camaleónica que le permite confrontar su identidad individual y la colectiva y el desapego como medio para entrar a formar parte de manera complaciente en el núcleo de la masa social. Zelig afirma en la película: “Miento [soy plástico] porque quiero caerle bien a todo el mundo”. Y el relator comenta: “Estaba loco por asimilarse”. Más aún, el proceso patológico de Zelig lo lleva a “adquirir gusto plebeyos”, y la película se cierra con el colofón: “Esto demuestra que lo puedes hacer si eres un psicópata”.


    - ¿Disfruta de la audiencia pública?
    - Sí, lo disfruto en un sentido humano y espiritual, las dos cosas. La gente me hace bien, me tira buena onda, como se dice. Es como que mi vida se va involucrando en la gente. Yo, psicológicamente, no puedo vivir sin gente, no sirvo para monje, por eso me quedé a vivir acá en esta casa (en la residencia de Santa Marta). […] Yo me hice cura para estar con la gente. Doy gracias a Dios que eso no se me haya ido. […]
    Santo Padre, yo siempre creí que la gente se hacía cura para estar con Dios, o para el servicio del altar, como se decía antes. Si alguien quiere estar con la gente y abrazar sus causas, mejor es que se haga asistente social o voluntario de Amnesty International. La verdad es que no me imagino a santos que se caracterizaron por su gran servicio a los hombres como San Vicente de Paul, San Damián de Molokai o San Francisco Javier, su hermano en religión, diciendo que habían abrazado la vida consagrada “para estar con la gente”.


    - ¿Qué añora de su vida previa al papado?
    Yo siempre fui callejero. De cardenal me encantaba caminar por la calle, ir en colectivo, subte. La ciudad me encanta, soy ciudadano de alma. No podría vivir en una ciudad como la tuya por ejemplo, me costaría mucho…
    [Berretta mi miró con cara de espanto y de bronca; era señal que no había entendido y yo debía traducir: “El Santo Padre dice que él es un porteño puro y jamás se bancaría vivir en un pueblucho de morandanga como Tres Arroyos u otro similar del interior del país”. El Papa enseguida respondió:]
    - No, Tres Arroyos no es tan chico, sí podría vivir ahí. En el campo no podría vivir.
    [Esta vez el que miró con bronca fui yo. Antes de comenzar la entrevista le había comentado al Papa Francisco que yo era del campo de la provincia de Buenos Aires. Él, ni corto ni perezoso, se corrigió: “En los campos de la pampa húmeda sí podría vivir. Donde podría vivir sería en los campos desérticos y ventosos de la Patagonia”. En este caso el que lo miró fiero fue Ceferino Namuncurá desde un cuadro que presidía la sala, pero como el araucanito no podía hablar, el Papa no le hizo caso].


    - ¿Acá recorre la ciudad?
    - Noooo, (otra vez se ríe con ganas). Voy a las parroquias… Pero no puedo salir. Imaginate que yo salgo ahí (por la calle) y se arma. Un día salí en el auto sólo con el chofer y me olvidé de cerrar la ventanilla, estaba abierta y no me di cuenta. Y se armó un lío… Yo iba en el asiento del acompañante, teníamos que ir ahí nomás, pero la gente no dejaba avanzar el auto. Claro, que el Papa esté por la calle…
    Discúlpeme una vez más Santo Padre, pero no puedo creer lo que dice. Usted es un Jefe de Estado, le guste o no, y uno de los más importantes del mundo. El jefe de seguridad de su Estado, si tiene un mínimo de responsabilidad y quiere cuidar su cabeza, jamás permitiría que usted saliera acompañado solamente de su chofer.
    Pero, supongamos que efectivamente es así. El chofer que le asignarían nunca sería el primer empleadillo vaticano que se cruzara en el camino sino un profesional de la seguridad y, por eso mismo, si usted se hubiese olvidado de cerrar la ventanilla tal como dice, él seguramente se lo habría advertido antes incluso de encender el auto.
    Pero supongamos incluso que usted está rodeado de una manga de inútiles. Cuando usted empezó a ver que la gente se aproximaba al vehículo y, humilde como es, no hubiera querido recibir las naturales muestras de veneración del gentío, sólo era cuestión de cerrar la ventanilla. Los vidrios polarizados que estimo tendrá su Renault 4L impedirían verlo.


    - Eso tiene que ver con su forma de ser.
    - Es verdad que acá tengo el apelativo de indisciplinado, el protocolo mucho no lo sigo. El protocolo es muy frío, aunque hay cosas oficiales a las que me atengo totalmente.
    El protocolo no es frío, Santidad. Ese es la apreciación que han instalado los medios democratistas y que usted ha comprado. El protocolo es una muestra exquisita de caridad cristiana, porque está diseñado para evitar ofensas, malosentendidos y desplantes. Si usted, salteándose el protocolo, recibe a la presidente Cristina Kirchner con la bullanguera estudiantina de La Cámpora, el mismo derecho le asiste al presidente Putin de presentarse con un grupo de jóvenes rusos bebiendo vodka o al presidente de Nigeria con un acompañamiento de ruidosos negros en taparrabos tocando el tambor. Y mucho se ofenderían si no se los permitiera. Son las mismas situaciones dolorosas que usted provoca a diario cuando, saltándose el frío protocolo, habla por teléfono a Cacho Castaña para consolarlo por su enfermedad, y en cambio, no habla a las miles de buenos cristianos que también le escriben porque necesitan su consuelo.


    - ¿De noche puede descansar, se desconecta?
    - Yo tengo un sueño tan profundo que me tiro en la cama y me quedo dormido. Duermo seis horas. Normalmente a las nueve estoy en la cama y leo hasta casi las diez, cuando me empieza a lagrimear un ojo apago la luz y ahí quedé hasta las cuatro que me despierto solo, es el reloj biológico. Eso sí, después necesito la siesta. Tengo que dormir de 40 minutos a una hora, ahí me saco los zapatos y me tiro en la cama. Y también duermo profundamente, y también me despierto solo. Los días que no duermo la siesta lo siento.
    Santo Padre, no logro entenderlo. Usted dice que en cuanto se tira en la cama se queda dormido, y a renglón seguido, que se acuesta a las nueve y lee hasta las diez, o hasta que le da sueño. ¿En qué quedamos? ¿Se duerme enseguida como un bebé o tarda una hora en conciliar el sueño?


    […]
    - En la visita que realizó a Manila en el verano, habló de la importancia de llorar. ¿Usted llora?
    - Cuando veo dramas humanos. Como el otro día al ver lo que ocurre con los del pueblo rohingya, que andan arriba de esos barcones en aguas tailandesas y cuando se acercan a tierra les dan un poco de comida, agua y los echan otra vez al mar. Eso me conmueve profundamente, ese tipo de dramas. Después, los chicos enfermos. Cuando veo lo que acá llaman “enfermedades raras”, que son producidas por descuido del ambiente, se me revuelve todo. […]
    Santidad, me da la impresión de que usted llora por los prójimos lejanos pero no se la cae una sola lágrima por los cercanos. ¿Lloró, acaso, cuando hizo echar de Radio María al Prof. Mario Palmaro porque lo había criticado, cuando sabía que estaba muriendo de cáncer? ¿Se compadeció, acaso, de la mujer que lo había criado cuando fue a visitarlo a la Curia porteña y no quiso recibirla? ¿Lloró por los empleados de la Curia a los cuales dejó sin trabajo? ¿Lloró por Mons. Livieres, a quien dejó literalmente en la calle, y que ahora sobrevive gracias a la caridad de los amigos, viviendo en una casita alquilada con su madre nonagenaria?


    […]
    - ¿Siente presión?
    - Las presiones existen. […] El otro día en la parroquia de Ostia, cerca de Roma, voy saludando a la gente, y habían puesto a los ancianos y a los enfermos en el gimnasio. Estaban sentados y yo pasaba y los saludaba. Entonces dije: “Miren qué divertido, acá donde jugaban los chicos están los ancianos y los enfermos. Yo los comprendo a ustedes porque también soy anciano y también tengo mis achaques, soy un poco enfermo”. Al otro día salió en los diarios: “El Papa confesó que estaba enfermo”. Contra ese enemigo no podés.


    - ¿Sigue la evolución de la política en Argentina?
    - No, para nada, corté acá la recepción de políticos porque me di cuenta de que algunos usaban eso y mi foto, aunque también es cierto que algún otro ni dijo que había estado conmigo y ni se sacó la foto. Pero para evitar eso, los políticos en audiencia privada, no. Si vienen van a las audiencias generales, los saludo. Pero no sé cómo van las elecciones ni quiénes son los candidatos. Me imagino quiénes deben ser los principales, pero no sé tampoco cómo van las tensiones. Sé que en las PASO de Buenos Aires ganó el PRO porque lo vi en el diario, salió hasta en La Repubblica.
    Santidad, ¿nos toma por estúpidos? ¿Quiere hacernos creer que se enteró que el PRO ganó las Paso porque lo leyó en La Reppublica? Si usted no quiere involucrarse en la política argentina y por eso “cortó la recepción” de políticos en audiencia privada, ¿por qué, entonces, recibió pocos días antes de las Paso a Gustavo Vera, su amigo trostkista y candidato a Jefe de Gobierno por el partido “Bien común” (que sacó el 0,6% de votos)? ¿Por qué recibió a Roberto Carlés, días antes que el gobierno kirchnerista lo propusiera como juez de la Suprema Corte de Justicia? ¿Por qué recibirá nuevamente dentro de un par de semanas a la presidenta Kirchner, apenas dos meses antes de las elecciones nacionales?


    - ¿No es utópico pensar en que se puede erradicar la pobreza?
    - Sí, pero las utopías nos tiran para adelante. Sería triste que un joven o una joven no las tuviera. Hay tres cosas que tenemos que tener todos en la vida: memoria, capacidad de ver el presente y utopía para el futuro. La memoria no hay que perderla. Cuando los pueblos pierden su memoria está el gran drama de descuidar a los ancianos. Capacidad de hermenéutica frente al presente, interpretarlo y saber por dónde hay que ir con esa memoria, con esas raíces que traigo, cómo la juego en el presente, y ahí está la vida de los jóvenes y adultos. Y el futuro, ahí está la de los jóvenes sobre todo y la de los niños. Con memoria, con capacidad de gestión en el presente, de discernimiento y la utopía hacia el futuro, que ahí se involucran los jóvenes. Por eso el futuro de un pueblo se manifiesta en el cuidado de los ancianos, que son la memoria, y de los niños y jóvenes, que son los que van a llevarla adelante. Los adultos tenemos que recibir esa memoria, trabajarla en el futuro y darla a los hijos. Una vez leí algo muy lindo: “El presente, el mundo que hemos recibido, no es sólo una herencia de los mayores sino más bien un préstamo que nos hacen nuestros hijos para que se lo devolvamos mejor”. Si yo corto mis raíces y me desmemorizo me va a pasar lo que le pasa a toda planta, me voy a morir; si yo vivo solamente un presente sin mirar la previsión a futuro, me va a pasar lo que le pasa a todo mal administrador que no sabe proyectar. La contaminación ambiental es un fenómeno de ese estilo. Tienen que ir las tres juntas, cuando falta alguna un pueblo empieza a decaer.
    Ah, Santo Padre, me estoy desilusionado de usted. ¿Es necesario que utilice el lenguaje de género? “Un joven y una joven”, dice. Además, hace apenas un momento nos contó que le dijo a los miembros de una parroquia de Ostia que usted era un anciano, y ahora nos dice que es un adulto, y habla de los ancianos en tercera persona. ¿Será que, acaso, tiene algún problemita de disforia de edad?
    Pero lo que más me decepciona es que usted cita eso “tan lindo” que leyó: esa frase, o una muy similar, yo la leo todos los días en un grafitti pintado en una de las paredes de mi ciudad. ¿Es que no hay algo un poquito más inteligente, más incisivo, más original que lugares comunes de grafittis callejeros con los que usted pueda iluminarnos?


    - ¿Cuáles son los peores males que aquejan al mundo hoy?
    - Pobreza, corrupción, trata de personas… Me puedo equivocar en la estadística, pero qué me decís si te pregunto ¿qué ítem viene en gasto en el mundo después de alimentación, vestido y medicina? El cuarto son los cosméticos y el quinto las mascotas. Es grave eso, eh. El cuidado de las mascotas es como el amor un poco programado, es decir, yo puedo programar la respuesta amorosa de un perro o de una gatita, y ya no necesito tener la experiencia de un amor de reciprocidad humana. Estoy exagerando, que no se tome textual, pero es para preocuparse.
    Santidad, ¿usted es el Papa u Obama? Le pregunto porque para un cristiano básico, de parroquia, común y corriente, los peores males que aquejan al mundo de hoy son la apostasía, el rechazo de Cristo y de su redención, el abandono de las prácticas cristianas. Y, si no quiere jugarse tanto, puede repetir a sus predecesores, como Juan Pablo II que decía que los peores males eran la “apostasía silenciosa y la cultura de la muerte”, o Benedicto XVI que opinaba que era la “dictadura del relativismo”. ¿Y usted nos viene con que lo peor es la corrupción y la prostitución? Santidad, ¿usted es cristiano?
    Por otra parte, no entiendo la fijación que tiene contra las mascotas. Un psicólogo encontraría allí un bloqueo afectivo importante. No puedo creer que usted no distinga entre las multifacéticas caras del amor, que son complementarias. ¿Por qué opone el amor a los demás seres humanos con el amor a los animales? ¿Por qué los considera tan poca cosa? ¿Es que alguna vez se detuvo a mirar la mirada de un Golden Retriever o, como usted es un Papa pobre, de un perrito callejero que es aporreado por todos los que pasan? ¿En serio usted cree que puede “programar la respuesta amorosa de una gatita”? ¿Alguna vez vivió usted con un gato, Santidad? Pregúntele al Papa Benedicto que, siendo cardenal, tenía dos felinos en su departamento y, siendo Papa, hablaba en un lenguaje que él mismo se había inventado con los gatos residentes en los Jardines Vaticano. ¿Qué le diría usted a Ulises, que amaba a su perro Argos, o a Aquiles, que no podía vivir sin sus caballos, o a Tobías, que nunca se separaba de su perro, o a San Roque, cuyo cuzquito le lamía las llagas, o a Nuestro Señor que, en el invernal día de su nacimiento, fue calentado por un burro y un buey?


    […]
    - ¿Cómo le gustaría que lo recuerden?
    Como un buen tipo. Que digan: “Este era un buen tipo que trató de hacer el bien”. No tengo otra pretensión.
    ¿A tan poco apunta Santidad? Qué no lo escuchen los jóvenes de la parroquia, porque se arma. A ellos siempre se les dice que hay que ser mucho más que “un buen tipo”. Pareciera que nos está proponiendo un nuevo modelo de santidad. Una santidad devaluada, y de baja cotización: ser un buen tipo. Está usted vindicando la mediocridad.


    En eso entró a la salita Mons. Karcher que le traía la merienda al Santo Padre: un sánguche de mortadela con un vaso de Cunnington Cola. El Papa le convidó la mitad a Juan Berreta y, mientras comían, Karcher me pidió que le sacara una foto con el periodista de La voz del pueblo. “Es para el Facebook”, me dijo.
    Salimos caminando con Berreta por el mismo Arco de las Campanas. Todo había sido perfectamente armónico: un periodista berreta, de un diario berreta, de una ciudad berreta, haciendo una entrevista berreta a un Papa berreta, acompañado de un fotógrafo berreta.


    The Wanderer

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