Los obispos del "sí" a la Constitución
Revista FUERZA NUEVA, nº 597,17-Jun-1978
Por Francisco José Fernández de la Cigoña
OBISPO INFANTES FLORIDO: ¿UN NUEVO ALMANZOR?
NO es para felicitar a los católicos de Valencia y Córdoba por lo que les ha correspondido en el reparto dadagliano. Cierto que habían podido salir peor, pues hay obispos que llevan bastantes años esperando una promoción que nunca llega, y que harían buenos hasta a Infantes Florido y Roca Cabanellas. Les tocó a éstos, eran nombres por otra parte cantados, y las campanas de los corazones de los fieles de la archidiócesis levantina y de la diócesis andaluza no se habrán echado a vuelo.
El anterior obispo de Canarias, hoy de Córdoba, tiene tras él una larga y curiosa historia que conviene recordar. Obispo desde 1967, había nacido el 24-1-1920, sucesor del insigne Pildain, fue pronto uno de los favoritos del clérigo Aradillas, al que siempre parecía dispuesto a concederle una entrevista. En la que aparece en el diario «Pueblo» el 26-2-69, afirma que su oficio es servir a la verdad. ¿Cómo lo ha hecho?
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Eran aquellos días de un ecumenismo beato y simplista y a él se apuntó decididamente el señor Infantes. Sirviendo sin duda a la verdad protestante, que como todo progresista sabe es muy superior a la católica. Y así patrocinó la idea de un templo ecuménico («ABC», 26-3-69), que antaño era un sacrilegio y hoy, caso de que no lo sea, no deja de ser una estupidez. Mi querido amigo Aurelio de Gregorio le salió inmediatamente al paso poniendo los puntos sobre las íes a la necia iniciativa del obispo («¿Qué Pasa?», 19-4-69). Que, naturalmente, no hizo el menor caso a las sensatas consideraciones de Aurelio de Gregorio y siguió concediendo entrevistas a Aradillas («Pueblo», 6-12-69) y promoviendo una «acción pastoral conjunta católico-protestante» («Arriba», 19-11-69).
Su servicio a la verdad le lleva después a encontrar no sé qué ocultas excelencias en el Catecismo Holandés. Sí, el de las herejías. Lo que fue pronto denunciado por FUERZA NUEVA (13-12-69) y por IJCIS en un magnífico artículo titulado «¿De dónde viene el escándalo?» («¿Qué Pasa?», 22-11-69). En ese mismo año de 1969, y continuando sin duda su servicio a la verdad, se siente obligado a señalar «importantes lagunas» en el proyecto de ley sindical («Ecclesia». 20-12-69). Por donde viene a resultar que aquel proyecto era mucho peor que el protestantismo y el Catecismo Holandés. ¿Que ustedes no se habían dado cuenta? Pues sería que no eran servidores de la verdad y no querían reconocer que la «oprobiosa» era «intrínsecamente perversa».
En el año 1971 («Ecclesia», 9-10-71) se descuelga con una gran alabanza de la Asamblea Conjunta, que confirma al año siguiente («Ya», 1-3-72) al decir que «sería peligroso ignorar el contenido global de la Asamblea Conjunta». El documento de Roma, aquel que el cardenal Tarancón decía que no tenía y luego resultaba que sí, no le deja en demasiado buen lugar («Iglesia Mundo», 13-3-72), pero no debía estar en Roma, o al menos en ese documento, la verdad de quien era tan buen servidor.
Ya en el año 1972 abre proceso a un sacerdote que había denunciado el progresismo que reinaba en la diócesis (cfr. «Proceso a un canario que cantó verdades» («¿Qué Pasa?», 1-4-72), y poco después hace unas declaraciones muy avanzadas en las que afirma que el progresismo no es el único confusionista, etc. («ABC», 10-8-72). Declaraciones que levantan fuerte polémica saliéndole al paso, entre otros, Joaquín Pérez Madrigal («¿Qué Cristo y qué Iglesia nos propone monseñor?») («¿Qué Pasa?», 26-8-72), y el ilustre catedrático y sacerdote J. Campos, «Carta-réplica a unas declaraciones» («¿Qué Pasa?», 16-9-72).
El año 1973 es una laguna en los importantes servicios a la verdad del obispo. Si bien no ceja en sus afanes ecuménicos (cfr. «Reuniones ecuménicas y la fábula del lobo y el cordero», por “Un sacerdote residente en la isla”, «¿Qué pasa?», 10-3-73), denuncia el documento de los cristianos por el socialismo de España mediante una pastoral que hay que reconocer que es bastante buena, y reafirma después esa condena con unas declaraciones («CIO»,20-10-73) también muy aceptables. Ese mismo año aprueba los estatutos de la Hermandad Sacerdotal («Dios lo quiere». Octubre, 1973). Verdaderamente, un año negro en su historial.
Ya en enero de 1974 procura enmendarse y defiende la objeción de conciencia («Informaciones», 12-1-74), y en ese mismo año se produce la sonada polémica sobre las joyas de la Virgen del Pino («Pueblo», 19-9-74). El obispo quiere dedicar los donativos de los fieles a la Virgen a fines sociales, y numerosísimos canarios exigen que no se despoje a la Virgen de las alhajas que la devoción popular le ofrendó. ¿No les recuerda a ustedes ese episodio a uno que protagonizaron Judas, la Magdalena y Cristo? No es necesario añadir que el obispo asumió el papel de Judas. Más servicio a la verdad.
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Después viene la controvertida Asamblea Pastoral de Las Palmas con su polémico estudio sociopastoral. El obispo la respalda («Informaciones», 8-5-75); la expectación crece («ABC», 10-5-75); el Gobierno Civil suspende la asamblea y el obispo expresa su enérgica protesta («Arriba», 11-5-75); el Gobierno Civil publica una nota diciendo que el Vaticano era contrario a la asamblea; nuevas notas y contranotas de unos y otros («Ya», 13-5-75);
durísima homilía del obispo por la suspendida asamblea («Ya», 18-5-75); «Informaciones» (19-5-75) anuncia que el Vaticano llama al obispo a Roma; artículo de Javierre en «Ya» («En torno a la suspendida asamblea de Canarias», 18-5-75); crónica de «Blanco y Negro» («Los canarios a punto de trinar», 17-5-75); más notas del Gobierno Civil («ABC», 20-5-75); réplica de la oficina de prensa del Estudio Sociopastoral («Ya», 21-5-75); Infantes informa a la Comisión Permanente del Episcopado(«Ya», 22-5); editorial de «Vida Nueva» titulado «La libertad de la Iglesia amenazada» (17-5); tras una nueva entrevista del obispo con el nuncio se dice que ya no irá a Roma («Ya», 25-5); alarmistas titulares de «Cambio 16» («Excomunión en el aire», 2-6-75)...
Sobre todo ello, los números 92, 93, 94 y 97 de «Iglesia-Mundo» sacan a la luz un aspecto curioso de la asamblea. Lo refleja perfectamente el titular del número 92: «La asamblea diocesana de Las Palmas, ¿maquinación contra la unidad de España?» Y el número 97 es particularmente duro contra el obispo.
«Vida Nueva» recoge en su número del 23 y 30 de agosto de ese mismo año la campaña de prensa que se desató contra el obispo. Pero no iban a finalizar ahí las campañas. El «Ya» del 23 de noviembre de 1975 da cuenta del ataque de un periódico local al obispo a causa de la homilía que pronunció en el funeral por el Generalísimo Franco que acababa de fallecer. El mismo diario, en el número del día 26, recogía la noticia de la moción de censura al obispo del Ayuntamiento de Las Palmas por el mismo motivo. Comunicado del obispo dando explicaciones sobre los ataques que se le hicieron («Ya», 9-12-75). En resumen, una historia de escándalo tras escándalo protagonizada por este, según él, servidor de la verdad.
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Como última perla de este obispo trasladado, porque mandarle a Córdoba no es un ascenso eclesial, y ello con todos los respetos que la ciudad andaluza me merece, y que bastante desgracia tiene con el obispo que le ha caído, sus declaraciones de enero de 1978 («ABC» del día 20) por las que dice que la no confesionalidad del Estado será beneficiosa para la Iglesia. Lo que de verdad sería beneficioso para la iglesia, para la de Córdoba, para la española y para la universal, sería el traslado del señor Infantes a la Antártida, que creo es el único continente deshabitado del Globo. Aunque con «su servicio a la verdad» era capaz de escandalizar a los mismos pingüinos.
Quede para otro día, si el director de FUERZA NUEVA me lo permite, la historia del señor Roca Cabanellas, que, desde ahora anticipo, no es tan accidentada, pero de la que también se podrán extraer curiosas conclusiones.
iPobre Iglesia! ¡Pobre España!
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"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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