Revista FUERZA NUEVA, nº 597, 17-Jun-1978
“ARTE Y SUBVERSIÓN” (Alberto Boixadós)
El argentino Alberto Boixadós, profesor universitario, abogado y hombre de letras, está ligado a España por hondos vínculos. Desde que estuvo becado el año 1948 en Madrid y Salamanca, no se ha desvinculado más, ya que nos ha visitado frecuente y periódicamente a lo largo de treinta años, habiendo permanecido todo el año 1975 en la Península.
A fines de ese año dio una conferencia en nuestra sede de Núñez de Balboa, titulada «El mundo del arte y su proyección en el orden político», simiente y germen de «Arte y subversión».
Profesor Boixadós: ¿cómo nació en usted la idea de escribir un libro sobre aspectos de la actividad humana en apariencia disímiles y totalmente desvinculados, como son arte y subversión?
—Por especial sugerencia de mi amigo Blas Piñar, comencé en noviembre de 1975 a pensar y preparar una conferencia que estableciera las vinculaciones entre el arte y la política. Es decir, comencé a meditar qué implicaciones políticas conlleva frecuentemente la actividad artística. Luego de dar la conferencia el 4 de diciembre de 1975 en esta sede, un grupo entusiasta y numeroso del auditorio me expresó que les había interesado mucho el tema y me sugerían escribiera un libro acerca del mismo, ya que quedaban muchos interrogantes. Luego de un año de trabajo, así vio la luz «Arte y subversión». Como puede observar, gestado y estimulado en el ámbito de vuestra casa.
—Con lo dicho, ha explicado usted el proceso de su impulso creador y nos halagan los estímulos que recibió de nosotros; pero ¿cómo entrelaza usted la posibilidad de que la actividad artística pueda vincularse a la
subversión?
—El hombre es un «animal que se nutre de trascendentales», decía León Bloy, y la captación de la belleza constantemente enriquece el alma humana. Si el concepto de ésta se trastorna o subvierte, se predispone el hombre al desorden. Más aún, cuando lo feo deja de ser, como la pimienta que condimenta un plato, un ingrediente de contraste (Velázquez, Goya...), se ha emprendido un camino destructivo, al conceder a la fealdad un valor esencial.
—¿Puede la influencia del arte generar violencia?
—Lo que comienza en el orden del espíritu, trasciende, y a veces necesariamente repercute en el plano físico, alcanzando en muchos casos todo tipo de violencia.
—¿Eso significa que puede llegar a mediatizarse el arte con fines político-subversivos?
—El arte crea modelos e idealiza arquetipos que suscitan la admiración de los jóvenes. La admiración conlleva la imitación y ambos conducen a la conversión espiritual. El contenido de una novela bien escrita, con el poder implícito que ella posee, penetra en el espíritu de los jóvenes con mayor fuerza que el mejor tratado ideológico, y puede llegar a convertirlos. Conversión hacia el bien o hacia el mal. Y esto no solamente en los jóvenes, sino en personas que se consideran invulnerables, pero que carecen de sentido crítico.
—¿Podría ejemplificar lo que acaba de decirnos?
—Citaremos un escritor hispanoamericano muy leído en España (aunque podría citar también a escritores españoles): García Márquez. Con este escritor difiero totalmente en cuanto posición ideológica y concepción del mundo; sin embargo, él comparte la eficacia y veracidad de lo que he afirmado en la respuesta anterior, cuando escribe: «Yo creo que tarde o temprano el mundo será socialista, quiero que lo sea, y mientras más pronto, mejor. Pero también estoy convencido de que una de las cosas que pueden demorar el proceso es una mala literatura. En síntesis, creo que el deber revolucionario del escritor es escribir bien. Ese es su compromiso.»
—¿Considera usted que todas las corrientes artísticas contemporáneas son subversivas?
—Pienso que no. Hay un número de artistas que son fieles a los auténticos modos de aprehender, crear y amar la belleza, logrando grandes realizaciones; aunque por no someterse a intereses espurios o al mito de la infalibilidad de lo moderno, quedan marginados.
—¿Cree que los padres pueden y deben censurar las inclinaciones culturales de sus hijos?
—La palabra censurar es dura, puesto que el joven necesita expansión, especialmente si tiene una sensibilidad artística afinada; pero como toda actividad humana tiene límites naturales, trasponerlos conduce a excesos peligrosos. Cuando el arte no responde a la belleza y sí a lo grosero y monstruoso, debe el padre persuadir y a veces impedir ese peligroso cultivo.
-¿Considera que todo lo afirmado hasta aquí tiene validez para España?
—Tengo la más absoluta certeza de que sí. Tanta validez tiene, que en gran parte la desorientación política que padece la mayoría de los españoles, hoy, se debe a una labor disolvente realizada desde los medios culturales y artísticos desde hace muchas décadas. Solamente puedo decirle, en mi carácter de profesor universitario, que he denunciado insistentemente, desde hace muchísimos años, los libros, novelas, ensayos, aun poesía, marxistas, criptomarxistas y neomarxistas que desde la España llamada «dictatorial de derecha» invadían el continente americano.
—¿Y en la actualidad?
—Ese tráfico se ha recrudecido tan hondamente, que hasta los empleados de correo de mi país se sorprenden del cúmulo de revistas pornográficas que llegan desde España.
—¿Qué papel cree usted que debe cumplir la promoción de una auténtica cultura y especialmente el arte en España y en América en nuestros días?
—Un papel tan decisivo, que de ello depende, en gran parte, la suerte de nuestros pueblos. Eso lo vislumbró con extraordinaria claridad Antonio Gramsci, el creador del Partido Comunista Italiano, y hace muchos años dio la consigna de participar en la dirección o apoderarse, sin prisa y sin pausa, de las universidades, las editoriales, los diarios, los centros culturales, y muy especialmente conseguir el apoyo del clero progresista, y añadía: «El poder político nos llegará por añadidura.» ¿No está ocurriendo eso con visos de hondo dramatismo en Italia?
Lo dicho para Italia tiene estricta y apremiante validez para España; aún más, deseo recordar lo escrito por un crítico de mi libro, refiriéndose a la situación argentina, que yo hago extensiva a España:
«Cabe pensar con alarma en nuestras escuelas primarias, en colegios secundarios y Universidades, las cuales están sufriendo, en este momento, la influencia invasora del «arte» subversivo denunciado por Boixadós. Cuántos padres han perdido a sus hijos que no han muerto físicamente en la guerra caliente o táctica, pero que sí han «muerto» convertidos en soldados de la subversión más profunda y más sutil de toda la historia de la Humanidad. No hay ni puede haber indiferentes en esta guerra. Se está de un lado o del otro, aunque esta expresión mía no debe entenderse con el esquema simple de la guerra clásica porque semejantes «lados» ni se ven ni se perciben claramente. Todo está como mezclado y oscuro. Pero los hijos de la luz pueden ver claro en la oscuridad.
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