Siempre que veo algo de " arte moderno ", recuerdo las palabras del sargento marine de " La Chaqueta Metálica " de Stanley Kubrick: " Hijo, eres tan feo que podrías estar en un museo de arte moderno "
No os perdáis a los genios de ARCO opinando sobre una "obra":
http://www.youtube.com/watch?v=Pj4MVtoNWZc
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
Siempre que veo algo de " arte moderno ", recuerdo las palabras del sargento marine de " La Chaqueta Metálica " de Stanley Kubrick: " Hijo, eres tan feo que podrías estar en un museo de arte moderno "
¿15.000 EUROS? VOY A PONER A PINTAR A MIS HIJAS!!!!!!!!!!!!
Eso es precisamente lo que los mueve. El arte se ha convertido en un mercado, algo parecido a la bolsa ya. No les mueve a hacer "arte" (arte es, solo que muestra sentimientos ateos y materialistas en vez de espirituales) un querer elevar el alma popular, tampoco el amor a Dios; sólo el dinero.
El problema a mi juicio radica no tanto en la "mercantilización del arte" que eso ha existido desde el Renacimiento, sólo hay que recordar los talleres de los grandes maestros "auténticas fábricas de producción en serie", sino en la pérdida del componente "artesanal del oficio", de la producción.
Antes, ser considerado artista implicaba primero "aprender el oficio", mostrar unas determinadas habilidades compositivas, un determinado sentido de la estética y del gusto, una formación en temas religiosos, mitológicos..., dominar ciertos códigos simbólicos, "hacer los colores y pinturas a partir de substancias naturales",... se entendía el arte como un camino hacia la búsqueda o representación de la belleza... y todo eso se ha perdido.
Por otro lado, siempre ha habido subjetividad y gustos cambiantes, ha habido buenas y malas críticas, artistas de personalidad más vibrante y arrolladora,... pero al moverse todos en el marco de la pintura figurativa, de alguna forma existía un componente objetivo de mayor peso en la evaluación de las obras.
Desde hace algún tiempo, ¿quizás incluso desde el surgimiento del cubismo?¿o igual desde el constructivismo?, se ha perdido todo marco objetivo de análisis. Ahora la búsqueda de la belleza, no es necesariamente un fin en el arte, sino que se trata más bien de expresar sentimientos, emociones, "conceptos"... Ahora cualquiera es artista, sólo hace falta tener un buen crítico y un buen galerista respaldándote!!!!!
Estamos reviviendo la historia de los sastres mágicos que hacían trajes de una belleza insuperable pero sólo apreciable por los "inteligentes"!!! En fin, buen aparte de la "producción artística" del Siglo XX y XXI no deja de ser más que la materialización a gran escala de ese gran cuento de NECIOS, amparados bajo la fórmula mágica: si no lo aprecias es que NO ENTIENDES.
El "arte moderno" es la exaltación de la mediocridad, de la nada.
Es un juego nihilista que funciona de la siguiente manera: Un artista hace un garabato asqueroso, y dice que responde a un "concepto". Un galerista lo exhibe a gran precio, porque lo que importa es el "concepto". Un coleccionista lo compra, porque tiene "concepto". Si alguien les indicara que es un garabato asqueroso los tres levantarían la ceja y explicarían que solo los "iniciados", los suficientemente "conceptuales" tienen la capacidad "intelectual" de apreciar el valor artístico de la obra. Añadirán que aquellos que no comprendan la obra son seres menores, carentes de suficiente "intelectualidad" y "sensibilidad artística". Se crea entonces una reacción en cadena, donde la masa, para ser considerada "meritoria" por la "élite intelectual", suspende su capacidad crítica y acepta la validez de la porquería.
El gran traidor Picasso es uno de los mas grandes responsables de esta catástrofe. Pero Dalí se mantuvo fiel a la tradición clásica europea. Dalí es el verdadero pintor moderno, el que supo crear algo nuevo a base de lo precedente. Los otros son unos terroristas culturales.
- "¿Qué hay hijo?"
- "Que dicen que me van a fusilar si no rindes el Alcázar".
- "Pues, encarga tu alma a Dios, da un grito de ¡VIVA ESPAÑA! y muere como un Patriota"
- "Un beso muy fuerte, papá...."
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- "Jose Antonio, tu vida corre peligro, vete de España"
- "No puedo, mi madre esta enferma"
- "¿Pero tu madre no murió hace años?"
- "Mi madre es España"
Cuando Picasso entró en la escuela de bellas artes era un niño prodigio que pintaba como Miguel Ángel. Cuando creció, como de todos modos ganaba millones (llegó a ser uno de los pintores más ricos de la historia), enterró el talento que Dios le había dado y se dedicó a embadurnar telas con mamarrachos. Y a tomarle el pelo a la gente. Dos ejemplos: "Las señoritas de Aviñón" no representa a un grupo de muchachas de la famosa ciudad francesa que fue sede de los papas. Nada de eso. Eran las prostitutas de la calle de Aviñón, en París, de las que el pintor malagueño era asiduo cliente. El otro caso es nada menos que el Gernica. La verdadera historia es como sigue: gran amante de los toros, Picasso quedó tan afectado por la trágica muerte de Joselito en el ruedo que decidió homenajearlo pintando un enorme lienzo de 8 metros por 3 al que tituló "En la muerte del torero Joselito". Pero siendo el año 1937, en plena Cruzada de Liberación, el gobierno rojo encargó a Picasso un cuadro para el pabellón republicano de la Exposición Universal programada para el año siguiente en París. Entonces Picasso tuvo una idea genial: adaptaría el cuadro taurino rebautizándolo como Gernica, para que supuestamente fuera la ciudad después del bombardeo, y lo vendió a las autoridades republicanas por nada menos que 300.000 pesetas de la época, que pagó Stalin a través del Komintern. Los rojos hicieron todo un símbolo de la pintura, convirtiéndola en el cuadro más célebre del siglo XX y contribuyendo enormemente no solo a crear el mito de Picasso sino el mito de la destrucción de Guernica, mito que los historiadores serios han puesto en su sitio, deslindando lo cierto de lo falso, ya que no hubo ni muchísimo menos tantas víctimas como se afirma, ni tampoco se puede decir que fuera una ciudad civil porque estaba llena de instalaciones y fábricas militares, y el mercado se había suspendido ese día precisamente por la posibilidad de bombardeo. El caso es que la cabeza de caballo que se ve en el cuadro no es otro que la montura del picador, y el toro no es el MInotauro, sino el toro que mató a Josélito. En fin, así se escribe la historia mientras se pervierte el arte y el buen gusto.
Ah, ¿ pero existe una tradición clásica europea ?
La verdad, hasta le sale mejor al mono que a muchos "artistas"
El porqué de la degeneración del "arte"
El "artista" en el "trance creativo".
JUAN PABLO VITALI
“Consideramos la belleza de la criatura como el esplendor de una verdad cuyo dominio implica un bien.”
Leopoldo Marechal
“Ningún hombre obtiene buena voluntad por su cortesía, cuando se pone al nivel de una sociedad en la que no es cortés ser espiritual.”
Federico Nietzsche
Cuando hablamos de arte, hablamos del tipo de hombre que posee una cosmovisión suficientemente elevada para comprender, apreciar y valorar el arte. Mucho se ha escrito sobre el tema, pero de lo que no cabe duda es que no es arte la excitación emocional de un pretendido artista, aunque esté respaldada por considerables cantidades de dinero y por la opinión prefabricada de algunos medios. Si bien debemos vivir entre los excrementos del mundo, no tenemos por qué llamarles arte. La diferencia entre los griegos y un mono, no la quita la billetera del mono, ni su simiesca convicción de ser un artista.
Lamentablemente –o no tanto– el único modo de reconocer un espíritu elevado, es poseer uno. Antiguamente, el problema era más simple, porque los hombres poseedores de esos espíritus, que nunca fueron muchos, solían agruparse en torno a aquello que les es propio, según sus cánones, su función social, su destino histórico y la natural inclinación de las almas. En ese ámbito valoraban el arte.
Hoy esos mismos hombres deben sufrir a menudo una existencia impropia para los de su tipo, aunque muy acorde a la edad oscura en que vivimos. Hoy el arte es valorado por psicólogos freudianos, progresistas diversos, perturbados mentales y animadores de televisión, entre otros personajes, pero siempre, por algún motivo que no osaré dilucidar, sus opiniones se respaldan en una multitud de medios materiales, en última instancia: de dinero.
Durante milenios, los señores se ocuparon del arte y de la guerra. Hubo pueblos de señores, como nuestros antepasados los griegos o los romanos, que forjaron las bases inmortales de nuestra estirpe. Nos quedan los testimonios que jalonan el derrotero de los nuestros: las catedrales góticas, las obras renacentistas o el barroco americano.
Para acercarse al arte, los hombres deben conservar cierta comprensión de lo sagrado, y de lo que es capaz de producir el espíritu humano. Pero para eso, no deben haberse vaciado en la angustia nihilista de la materia, no deben haber entregado ni sometido su espíritu a las máquinas, al consumo, al bestialismo materialista.
Y como la materia, ya sin espíritu, se convierte en algo cada vez más miserable, en su descenso va derribando barreras hacia lo más profundo de la oscuridad y del vacío.
El arte refleja la altura espiritual del hombre. El mármol, la palabra, la pintura, la arquitectura llevan en sí la estatura de su tiempo. Es materia ordenada según un orden que la ha creado, y que la recrea en función de los cánones de la creación original, con la sagrada conciencia de cuál es el sentido de hacerlo: elevar el espíritu humano.
Hace poco leí una publicidad de automóviles que decía: “las máquinas están haciendo cada vez mejores hombres”. Era la opinión de la máquina, sin duda, porque en general el hombre ya no opina como tal, ni hace arte; sólo hace máquinas para que opinen, para que digan ellas lo que piensan sobre él. Ese tipo de hombre no necesita el arte.
Chorrear pintura
Resulta paradójica la cualidad pesetera que han tenido los pseudo artistas. Mientras menos arte, más rentable. Así desde el siniestro Picasso pasando por Miró y ahora los Tapies y Barceló y demás especímenes (los nombro no se imagina la gente con cuánta repugnancia, que hasta escribir los nombres me da escrúpulos).
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¿Nunca han visto una paleta de pintor? Me gusta verlas porque son el totum revolutum de donde sale la Pintura. De un vistazo, uno conjetura qué colores y tonos dominarán en el lienzo, según el abigarrado colorido de los óleos mezclados y superpuestos en la paleta. Me gustan las paletas de pintor, pero sé que son paletas. Nada más.
Una especie de macro paleta es el nuevo gran timo con coste - se rumorea, que no está claro - de 11 millones de €uros, once. Imagino que no todos irán al bolsillo del avispado pintor-timador, pero imagino también que sería muy interesante saber quién más mete su cucharón en la sopera de los 11 millones de €.
Si será super-farsa la "obra" que no disimulan ni la técnica de chorro al techo con manguera, como se ve en la foto. Que no sé yo hasta cuándo tendrán que ponerse gorro y chubasquero para poder pasar debajo del engendro sin salir pringados y chorreados, hasta que las estalactitas de pintura sequen del todo.
Pero ahí está. Con la desvergüenza de proponerse como "Capilla Sixtina", para mayor irrisión. Claro que para reirse (o estremecerse) hay que saber qué es cada cosa y comparar cada una de ellas. Aunque puede ser que a más de uno la ridiculez se le transmute en penosa conciencia de la degeneración ambiental general (aunque se calle por no infringir la corrección política, ya se sabe).
Si lo he comentado aquí, en el blog, alguna vez, vuelvo a decirlo, incansable: No sólo es perversamente infra-artístico, sino que se ha hecho perversamente apreciable. Como con los abortos y otras aberraciones: No sólo se han introducido, legislado y aceptado por el común de la gente, sino que además se aceptan como "bueno", y se enseñan como "derechos" y "libertades". Respecto al arte, lo mismo: Lo han impuesto, lo enseñan y valoran como arte, y lo han introducido como tal en la mente de los acríticos, que no distinguen ni saben separar como merece el Arte del timo de los falsos "artistas-arteros".
Un horror. Con muchas víctimas y afectados. Y tan caro carísimo como pagar 11 millones por chorrear de pintura con manguera un techo de un sitio (oficial).
Y cada vez menos críticos. Y la Historia del Arte cautiva en las apestosas y tóxicas cloacas de la post-modernidad.
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p.s. Por cierto que el timo adefésico encierra más inmoralidades. Hoy cuenta la prensa (la psoera no dice nada, claro) que se han gastado fondos destinados a la ayuda internacional en la pintu-mamarrachada, que costará cerca de 20 millones al mecenas Zp y su piara (pero que se pagará con dinero de todos-as, claro también).
http://exorbe.blogspot.com/
Chorros para una chorrada
POR JUAN MANUEL DE PRADA
Sábado, 08-11-08
EL ministro Moratinos se ha salido por la tangente machadiana cuando le han preguntado el coste de la obra que el artista Barceló está realizando en la sede ginebrina de la ONU, en una sala que Zapatero ha bautizado con un par de huevos «Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de las Civilizaciones». «Es de necios confundir valor y precio», ha despachado Moratinos al periodista preguntón, con la misma displicencia con que antaño se despachaba a los burguesazos que no entendían el arte nuevo, motejándolos de filisteos. A Moratinos no se le ocurriría llamar filisteo a nadie, porque es un insulto que suena pro-israelita y contrario a la Alianza de Civilizaciones; así que se ha conformado con tildar al periodista preguntón de necio, que es un eufemismo de reaccionario y fascista. El exabrupto de Moratinos revela la desesperación de quien encubre un timo y no posee otro mecanismo de defensa ante su desvelamiento que el anatema; se trata, en realidad, de la misma reacción emberrinchada que tuvieron los sastres truhanes de la fábula, cuando un niño se atrevió a proclamar que el rey paseaba desnudo. Es, en fin, la respuesta de quien tiene perfecta conciencia del embeleco que ampara y sufraga (con cargo al bolsillo del contribuyente, faltaría más), pero confía en la sumisión de sus lacayos para mantenerlo; cuando un lacayo se atreve a cuestionar el valor del embeleco, se le anatemiza y santas pascuas.
Moratinos alecciona a sus lacayos y los previene contra la tentación del filisteísmo asegurando que la obra del artista Barceló es «una nueva manera de hacer diplomacia y política exterior». Y, para que no quede ninguna duda al respecto, se nos muestran unas fotografías del artista Barceló en pleno tajo, disfrazado de astronauta y provisto de una manguera con la que lanza chorros de pintura al techo de la sala. Al artista Barceló, que usa escafandra para que los chorros no lo salpiquen, no se le ve el gesto en las fotografías; pero lo imaginamos risueño y ufano. Tan risueño y ufano como el gesto que los chicos de mi pandilla exhibíamos cuando nos juntábamos en un solar, frente a una tapia derruida, y competíamos por ver quién meaba con mayor ímpetu y alcanzaba con su chorro el revoque desconchado. Los chicos de mi pandilla éramos, sin embargo, un hatajo de filisteos; pues mientras dirigíamos el chorro de nuestras mangueras (o mangueritas, tampoco hay que exagerar) contra la tapia no se nos ocurría pensar que estuviésemos completando una obra de arte. Moratinos, en cambio, piensa que los chorros que el artista Barceló dirige contra el techo de la campanuda Sala de los Derechos Humanos y la Alianza de Civilizaciones son «la Capilla Sixtina del siglo XXI». Esta afirmación puede parecer a simple vista una hipérbole propia de un mentecato; pero se convierte en verdad inapelable y profundísima a poco que reflexionemos sobre la naturaleza del arte contemporáneo.
A fin de cuentas, ¿qué hizo Miguel Ángel en la Capilla Sixtina? Pues lo que hizo fue reflejar con los pinceles la idea de un Dios creador que había hecho al hombre a su imagen y semejanza; un Dios, por lo tanto, que era un artista figurativo, esto es un reaccionario y un fascista. ¿Y qué hace el arte contemporáneo? Pues lo que hace el arte contemporáneo es reflejar su aversión a la idea de un Dios creador, proponiendo un universo que rechace el modelo de su creación; un universo regido por las leyes que el propio artista determina y que, en su engreimiento, terminan siendo una ausencia completa de leyes, una anomia fatua y agnóstica que se resuelve lanzando chorros con una manguera. El artista Barceló es, en efecto, el Miguel Ángel del siglo XXI; y la Alianza de Civilizaciones es una creación a la medida del arte contemporáneo: una chorrada sin pies ni cabeza, hecha a imagen y semejanza de un diosecillo con la cabeza hueca que sufraga sus caprichines saqueando los bolsillos de los lacayos que han contribuido a su endiosamiento. Cualquier lacayo que ose rebelarse se constituye automáticamente en un necio que confunde valor y precio: el precio de la chorrada son once milloncejos de nada; pero su valor -¡ah, su valor!- lo define el ímpetu del chorro. Y, puestos a mear lejos, nadie lo hace con tanto ímpetu como el artista Barceló.
http://www.abcdesevilla.es/20081108/...-20081108.html
Leí que el pago de esa ''obra'' lo está sufragando el estado español.
pd:Es feo ese techo pero con saña, como dirian en Colmenar Viejo.
"El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida deleitable
en que moran los pecados
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos,
con trabajos y aflicciones
contra moros".
http://fidesibera.blogspot.com/
Quize rescatar este tema pues en Argentina existe un "artista" de estos, Regazzoni, que toma restos descartados de maquinaria ferroviaria, los suelda, les pone algún nombre extravagante y los presenta como obras de arte. Adefesios de hierros retorcidos sin ton ni son valuados en millones.
Sus compradores y admiradores, entre otros, son Antonio Banderas, Madonna, y acaudalados franceses.
Hizo tanto dinero con esta patraña, que llegó a comprar un castillo en las afueras de Francia, donde va a "inspirarse y crear" durante seis meses al año.
Por supuesto que lo suyo no hubiera sido posible sin la colaboración(connivencia?) de ciertos críticos de arte que le dieron y le dan prensa.
Bodrios que a los dos años están oxidados y arrumbados en alguna esquina olvidada.
Gracias a Dios no llegó al Louvre.
Estilhaços do Belo
Sidney Silveira
Na dimensão estética do homo liberalis, há uma fratura entre ser e conhecer, entre a inteligibilidade dos entes e a inteligência humana, entre o Belo ontológico e o Belo gnosiológico — pois, ao encerrar-se na pseudo-autonomia da sua consciência individual, a pretexto de ser “livre”, o liberal escravizou-se no reino da sensibilidade, onde a beleza não consegue ultrapassar, na medida e no nível em que humanamente poderia e deveria, a região dos sentidos: tanto dos sentidos externos, que captam a materialidade das coisas; como do sentido interno da imaginação, cuja capacidade de associar e dissociar imagens (e orientá-las à vis cogitativa da alma) sofreu um déficit fundamental, dado o patológico anseio de “autonomia”, de liberdade absoluta, em que o liberal está tristemente arrojado. Em suma, tal anseio exacerbado é causa próxima da imensa dificuldade que o liberal tem de hierarquizar ações e sensações e ordená-las a fins necessários extra mentis, dificuldade de vislumbrar nas coisas uma beleza além da de suas formas externas. Analogamente, é como um jogador de xadrez que, ao ver um tabuleiro com as peças em determinada posição, só enxergasse a beleza da disposição material delas, mas fosse cego à contemplação de sua beleza inteligível, ou seja: a da variante do jogo, com todas as implicações e possibilidades da posição.
Na prática, dado o seu radical despojamento do que é mais importante (na captação e conseqüente valoração dos entes, pelo homem), o liberalismo, no decorrer dos últimos duzentos anos, produziu, teorizou e disseminou pelo mundo:
Uma beleza sem dimensão teleológica.
Uma beleza sem verdade. Sem o horizonte orientador do verum.
Uma beleza sentida e/ou percebida, que não alcança plenamente a região do inteligível.
Uma beleza sem bem e, portanto, sem moral.
Uma beleza da mera justaposição dos materiais usados.
Uma beleza sem ética — sem dever-ser. Indutora da revolução dos costumes, de uma permanente e nunca assaz satisfeita quebra de códigos.
Uma beleza do simples artesanato.
Uma beleza sem sublime.
Uma beleza sem ‘noesis’ e, portanto, sem ordem, em sentido próprio.
Uma beleza da imanência e, portanto, incapaz de proporcionar verdadeiro êxtase.
Uma beleza da “autonomia” do Belo em relação às dimensões transcendentais do Ser.
Uma beleza sem a presença do sagrado, ou seja: sem a sombra de Deus.
Uma beleza sem os arquétipos da condição humana.
Uma beleza do devir em detrimento do ser.
Uma beleza do tipo l’art pour l’art.
Uma beleza da inversão dos meios e dos fins.
Emancipada do seu alcance metafísico, teológico, gnosiológico e ético, como acontece no liberalismo, a arte (e toda a presumível beleza que seja capaz de produzir) se esvai em jogos formais vazios. Não lhe restará senão ser mistificadora, totêmica, fantasiosa, espectral, formalista, voluntarista, imoralista, “conceitual”, etc. Em síntese, restam tão-somente estilhaços do Belo — cuja fragmentação teórica e prática é proporcional à fragmentação do homem que a teoria liberal, artificiosamente, criou: um ente cindido por potências entre as quais não existe uma hierarquia relativa aos bens que cada uma é capaz de atualizar, mas apenas a liberdade “absoluta” da vontade.
Nesta configuração, a arte se transforma em um tipo de ação humana totalmente desprovido e/ou alheio ao reino do supra-sensível. E, ainda que, em tal perspectiva, se consigam identificar certos aspectos isolados do Belo — como proporção e harmonia — jamais será uma beleza elevada, jamais edificante, jamais extasiante, jamais íntegra. Será, isto sim, uma beleza avessa à excelência espiritual a que o homem (dadas as suas potências distintivas) é vocacionado, individual e socialmente. E ai de quem apontar limites gnosiológicos ou morais para tal tipo de beleza...
Este, senhores, é o admirável mundo forjado pela cosmovisão liberal. Um mundo no qual a beleza (podada de suas reais dimensões, reduzida a uma casca superficial) torna-se, cada vez mais, um chamado ao abismo, à queda, ao erro, à mentira, às paixões mais loucas. Um mundo no qual a beleza torna-se um chamado a prazeres tão intensos quanto angustiosos e lancinantes, pois cauterizam em nós o que há de mais elevado: a imagem e a semelhança divinas.
http://contraimpugnantes.blogspot.com/
Yo no soy partidario del arte moderno, pero lo que los que os reís de estas manifestaciones no entendéis es que el art brut que produce un niño al pintar ya es arte en sí mismo y es valioso artísticamente (lo que no equipara un valor en dinero).
El negocio de las galerías de artes y como autenticas mamarrachadas valen millones es una vergüenza, del estilo de la de los sueldos de los futbolistas
Yo soy 100% clasicista y figurativo. Como artista conozco y puedo respetar algo el tema del arte moderno, pero la verdad es que sin caer en llamarlo "arte degenerado" como hacian algunos, sí que me parece una pasada. No obstante, yo más bien detesto las "mafias" de las galerías de arte y subastas. El arte moderno me parece válido pero me ofende la valoración monetaria tan arbitraria que sobre dichas obras recae.
HOMOS FINIT, OPERA MANET
Vídeo curioso sobre un posible origen propagandístico del arte sin fundamento.
[YOUTUBE]http://www.youtube.com/watch?v=f6_uwTrL2kM[/YOUTUBE]
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
¿Es arte moderno o arte contemporaneo?
"QUE IMPORTA EL PASADO, SI EL PRESENTE DE ARREPENTIMIENTO, FORJA UN FUTURO DE ORGULLO"
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