El crédito social es la salvación por la deflación

Por Socred - B.A., SCMP

Una de las principales críticas al crédito social es que inflacionario. Gary North ha escrito una crítica del crédito social titulada “Salvación por la inflación”. El propósito del presente ensayo es demostrar que las afirmaciones de que las políticas del crédito social son inflacionarias son una falacia, y demostrar que sus políticas son de hecho la única vía para reducir precios dado que el trabajo está siendo reemplazado por el capital en la producción.

Los economistas definen la inflación como demasiado dinero confrontado con demasiados pocos bienes. Argumentan que un incremento en la oferta monetaria con una relativamente fija cantidad de bienes y servicios a la venta tiende a incrementar el precio de los bienes y servicios. Esta presunción esta basada en la teoría cuantitativa del dinero, que es criticada en otro artículo en este blog.

Douglas decía que existían dos fuerzas que gobernaban los precios: 1) El límite superior de los precios está gobernado por la oferta y la demanda, o lo que alcance el bien o servicio en el mercado abierto, y 2) el límite inferior de los precios está gobernado por el coste de producción y las reglas de la contabilidad del coste. Los economistas se centran únicamente en las fuerzas de la oferta y la demanda y de su efecto en los precios, pero tienden a ignorar las reglas de la exacta contabilidad y de sus efectos en los precios. Así, los economistas siempre ven la subida de los precios como el resultado de una muy demasiad cantidad de dinero que está siendo creado. Su única recomendación política para eliminar, o reducir, la inflación es reducir la cantidad de dinero que está siendo creado. La teoría cuantitativa del dinero ignora cómo el dinero es creado por los bancos como deuda. También ignora el hecho de que la creación de dinero para la producción de capital es anterior a que dicho capital sea capaz de producir algún bien de consumo.

Cuando el capital físico (máquinas, materias primas, factorías, etc…) es creado, generalmente es financiado a través de préstamos de los bancos. Esto incrementa la oferta monetaria al tiempo en que el capital se está construyendo, y este dinero hace su camino hasta los consumidores como demanda efectiva a través de los sueldos, salarios y dividendos. Puesto que el capital se está construyendo, no es capaz de crear ningún bien de consumo, de tal manera que el ingreso desembolsado en su creación hace su camino hacia los bienes de consumo y servicios ya existentes en el mercado. Esto tiene una tendencia a inflar los precios de esos bienes y servicios, y esto es a lo que los economistas denominarían “demasiado dinero confrontando demasiados pocos bienes”. ¿Pero es demasiado dinero? El dinero desembolsado vía construcción de capital ha tenido que darse a los consumidores, porque eventualmente dicho ingreso será parte del coste de ese capital. Si ese dinero no fuera desembolsado, los consumidores no tendrían suficiente ingreso para pagar por el capital a medida que fuera desgastándose en un punto posterior en el tiempo. En otras palabras, al tiempo en que el capital está siendo creado, que resulta en una subida de los precios de los bienes de consumo, ésta no es causada por el “demasiado dinero”: es causada porque el ingreso hace su camino hasta los consumidores antes de que el capital que están construyendo sea capaz de producir algún bien de consumo o servicio. Este ingreso es necesario para sufragar el coste del capital, pero no es usado para adquirir los bienes de consumo que dicho capital produce, porque los consumidores tienen que utilizarlo para adquirir bienes y servicios al tiempo en que el capital se construye para hacer frente a sus necesidades de la vida.

Una vez que el capital es construido sus costes son generalmente capitalizados y costeados a lo largo de un periodo de tiempo usando las reglas de la contabilidad exacta. El teorema A + B de Douglas divide los costes en 2 categorías: 1) A = ingreso = sueldos, salarios y dividendos, y 2) B = pagos a otras organizaciones. A lo largo de un tiempo de dado una organización distribuirá A en ingresos y cargará A + B en los precios. Esto es verdad para todas las organizaciones. Consecuentemente, si sumamos todo el ingreso desembolsado en una economía a lo largo de un periodo de tiempo siempre será menor que el total de precios generados a lo largo del mismo periodo de tiempo. Si esto es así, ¿cómo es que la economía no ha colapsado? No ha colapsado porque el ingreso en la creación del capital es distribuido antes de que los costes del capital entren en el mercado y sean cargados al consumidor. A medida que el capital es creado, y la deuda/dinero se va incrementando para poder financiar su creación, la economía funciona bastante bien. Tan pronto como los costes del capital entran en los costes de los bienes de consumo, el ingreso es insuficiente para sufragar esos costes, a menos que más capital esté siendo construido, pues el ingreso desembolsado para crear el capital ya fue usado para adquirir bienes de consumo al tiempo que el capital era creado.

Puesto que el trabajo es desplazado en la producción por el capital, los costes B crecen en relación con los costes A. ¿Cómo influye esto en los precios? El precio = A + B, y si B está creciendo en relación a A, entonces cualquier intento de estabilizar o incrementar A (ingreso) ha de ser realizado con una subida de precios. A la inversa, cualquier intento de estabilizar los precios (A + B) ha de ser realizada mediante una reducción de los ingresos (A). En otras palabras, incluso si no hay “demasiado dinero confrontando demasiados pocos bienes”, los precios subirán al mismo tiempo que el Gobierno intenta estabilizar o incrementar los ingresos. La inflación es sistémica dadas las reglas de contabilidad del coste unidas al hecho de que el trabajo está siendo reemplazado por el capital en la producción y una política de pleno empleo está siendo perseguida. Esta es la razón por la que los Gobiernos aceptan una inflación “limitada”: temen los efectos que una reducción de los precios pueda tener en los ingresos de la gente y en la actividad económica.

Afortunadamente existe una solución, y es matemáticamente la única solución viable. La solución es reducir los precios en el punto de venta al por menor con dineros que no lleven coste alguno unido a ellos. Si el dinero pasa a través del sistema productivo, ha de tener un coste unido a él; pero si el dinero es dado directamente al consumidor entonces no lo tiene (ese coste). Los precios pueden ser reducidos al consumidor vía un descuento de precio distribuido con dinero libre de deuda/coste dado al consumidor. Por ejemplo, si el precio de un bien o servicio es $100 y el descuento al consumidor es $25, entonces el precio del bien/servicio ha sido reducido en $25 hasta $75. El minorista recibe $100 y el consumidor paga $75 (la diferencia se compensa vía creación de nuevo dinero libre de deuda).

En resumen, los precios están gobernados por dos límites: oferta y demanda, y el coste de producción. La teoría cuantitativa del dinero, y la creencia de que la inflación sólo es causad por haber demasiado dinero confrontando demasiados pocos bienes, se centra solamente en la oferta y la demanda y asume que los precios están gobernados sólo por estos factores. Sin embargo, los precios también están gobernados por los costes y las reglas de contabilidad exacta. El hecho de que el trabajo esté siendo desplazado en la producción, combinado con una política de pleno empleo, incrementa los costes de la producción y consecuentemente los precios, aun cuando los consumidores tienen ingresos insuficientes para adquirir toda la producción. La única forma de eliminar este tipo de inflación es dar a los consumidores un descuento de precios en el punto de venta al por menor. Por tanto, no sólo el crédito social no es inflacionario, sino que también sus políticas son la única forma viable de eliminar la causa real de la mayor parte de la inflación de hoy, que es el desplazamiento del trabajo en la producción combinado con las políticas del pleno empleo.

Fuente: SOCIAL CREDIT