Fuente: The Social Crediter, Vol. 43, Nº. 24, Sábado 29 de Febrero de 1964, página 1
Visto en: SOCIAL CREDIT.AU
Monopolio
(Una nota “De Semana a Semana” hecha por C. H. Douglas en 1949)
Es esencial que los lectores de esta revista tengan una clara concepción de la Alta Política del Kahal de Nueva York así como de los varios grupos Gentiles: Masónicos, Bancarios e Industriales, quienes conjuntamente constituyen el cuerpo de hombres a quienes Walter Rathenau hacía referencia (y pagó con su vida por esa referencia) cuando él dijo que “El mundo está regido por menos de cuatrocientos hombres, todos los cuales se conocen los unos a los otros, y los cuales eligen a sus sucesores”.
MONOPOLIO es la palabra clave, y el Diccionario Cassell correcta y sugestivamente define la palabra como significando “derecho exclusivo”. El Dr. Skeat conecta la segunda mitad de la palabra con una palabra griega que significa “estar ocupado”. Comprehensivamente, pues, “monopolio” es el “derecho exclusivo a estar ocupado”. Nótese que esto no significa que únicamente el monopolista está ocupado; significa que ese derecho se le confiere a él, y cualquier “empresa” hecha por cualquier otro ha de ser llevada a cabo bajo licencia.
Ahora bien, el “Pleno Empleo” bajo monopolio significa que todo el mundo está ocupado bajo licencia, y no por atracción o iniciativa, y todavía menos por una necesidad fundamental. La política que está detrás de la licencia es la del monopolista. Es siempre la misma política: confirmar y reforzar el poder y privilegio del monopolista.
El “Trabajo” es casi la base primaria del monopolio. Claramente, todo “empleo” basado en la “iniciativa privada” (servicio doméstico, agricultura no dirigida, práctica médica privada, etc.) constituye una violación del “Pleno Empleo”. Para poder mantener esto fuera del riesgo de convertirse en algo demasiado evidente, la propaganda acerca de “en la guerra, o bajo amenaza de guerra”, “la escasez de dólares”, “el impulso exportador”, –unido a una fantásticamente excesiva producción de capital, para competir con una producción idéntica en otras partes, y el desarrollo del sabotaje industrial por cualesquiera posibles medios (excedentes de existencias de guerra desguazándose, demolición de fábricas alemanas para así poder construirlas de nuevo, construcción de inmensas plantas hidroeléctricas en las Tierras Altas sesenta años después de que fueran económicamente justificables, y numerosos otros ejemplos)– es difundida al público conforme al principio de Hitler de que si uno simplemente dice una mentira lo bastante grande y la repite suficientemente, la mayoría de la gente la creerá. En cualquier caso, no importa mucho que lo hagan o no. La trampa ya ha sido puesta en marcha.
El primer punto que hay que reconocer en la consideración de una estrategia neutralizadora es que el Kahal no está preocupado en ningún momento del éxito de una política de monopolio en cualquier otro sentido que sea distinto al del monopolista. Sin duda obtiene un gran placer de la contemplación de su obra en la financiación de “los trabajadores” en su destrucción de su única defensa: el pequeño empresario; así como una diversión cínica en su objetivo de “derribar a los propietarios de tierras” mediante una feroz tributación. El que esto haya preparado el terreno para una igualmente feroz tributación del “trabajador”, muy probablemente agrega el condimento final al plato. Pero ha de reconocerse que el objetivo del Nuevo Orden es el “Pleno Empleo”; no los resultados.
Entiéndase esto claramente, y resultará sencillo ver que el primer objetivo de una estrategia dirigida a derrocar al Kahal debería consistir en un extendido desempleo en las industrias de producción en masa. Debería ser obvio para cualquiera que los Monopolios del Estado tales como la Oficina de Correos, las Industrias de Combustibles y Energía y los Transportes, hoy en día, ni siquiera afirman ser “eficientes”, su palabra favorita. Están controlados, desde atrás, por el Kahal; y es por ello por lo que los “hombres de negocios prácticos [de EE.UU.]” a los que el Saturday Evening Post hace referencia, muchos de los cuales se llaman Cohen, están completamente encantados con la configuración del “Trabajo”, y hacen todo esfuerzo posible por prolongar su control.
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