Charles Edward Coughlin
Escrito por Lucio Peñacoba | | | Impactos: 716
El padre Charles Edward Coughlin fue un sacerdote católico nacido en Canadá. Se hizo famoso por ser uno de los primeros líderes políticos en utilizar la radio para llegar a las masas. En su momento de máxima popularidad llegó a tener más de treinta millones de oyentes en sus programas semanales. Al principio sus programas eran típicamente religiosos pero con el tiempo comenzó a tratar temas económicos y políticos.
Coughlin nació en una familia de católicos de origen irlandés, siendo ordenado como sacerdote en Toronto el año 1916. Después de un breve periodo como párroco en Canadá se estableció en 1923 en Detroit, Estados Unidos, atendiendo a los obreros católicos allí establecidos y participando por vez primera en un programa de radio en 1926. Pronto empezó a ganar fama y popularidad por atender las quejas y las consultas de la clase obrera, entre quienes ganó un gran número de oyentes.
En 1930 comenzó a entrar en temas puramente políticos al realizar intervenciones contra el comunismo y el socialismo, lo cual aumentó su audiencia, mientras atacaba también la codicia de los grandes empresarios que, según Coughlin, favorecían con sus acciones "que los obreros abrazaran el marxismo”. En sus intervenciones radiofónicas no escatimaba ataques contra los banqueros y alabanzas a los logros sociales conseguidos por Adolf Hitler y Benito Mussolini.
Una conocida afirmación de Coughlin era que “Wall Street y el comunismo eran dos rostros del demonio".
Su popularidad llegó a ser tal que hubo que construir una nueva oficina de correos en Royal Oak para poder procesar las cartas que recibía, una media de 80.000 cada semana (más correo que el presidente Roosevelt). Esta popularidad sin duda le convirtió en uno de los hombres más influyentes de la década de los 30 y en uno de los principales creadores de opinión. De hecho una encuesta realizada en 1938 mostró que el 25% de los encuestados apoyaba la totalidad o la mayor parte de las ideas de Coughlin.
Durante los comienzos de su carrera Coughlin fue un partidario declarado de Franklin D. Roosevelt y de sus primeras propuestas del New Deal, pero terminó convirtiéndose en un acérrimo crítico. Ingenuamente creyó que las políticas de Roosevelt serian la “salvación de los obreros y de los honestos trabajadores" y que además aplicaría un castigoejemplar a los grandes empresarios y banqueros culpables del “crack” del 29. En sus intervenciones radiofónicas animaba al presidente Roosevelt a "no darle tregua a Wall Street", pero cuando Roosevelt llegó a la casa blanca nada de esto ocurrió, el New Deal no tomó medidas contra los grandes grupos bancarios y empresariales, a los que Coughlin culpaba de las penurias de los obreros. Fue entonces cuando el apoyo de Coughlin a Roosevelt se desvaneció y pasó a ser uno de sus más duros críticos.
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(Here Father Coughlin is addressing the National Union for Social Justice (NUSJ) / Townsend Convention in Cleveland (July 16, 1936))
En 1934 fundó la Unión Nacional para la Justicia Social (NUSJ), una organización profundamente nacionalista que luchaba por los derechos de los trabajadores y que se mostró implacable con lo que consideraba las políticas monetarias inconstitucionales y pseudo-capitalistas del Presidente. La organización contaba con su propio periódico,Justicia Social, editado por primera vez el 13 de marzo de 1936. En 1937 Justicia Social alcanzó su máxima difusión con una estimación de 800.000 lectores a la semana. Una de las causas defendidas por la publicación de Coughlin fue la defensa de los nacionalistas del General Franco durante la Guerra Civil española.
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En 1938, a los pocos días de aparecer por primera vez la publicación Justicia Social, un incendio de origen desconocido destruyó “El Santuario de la Pequeña Flor” en Royal Oak , Michigan, desde donde el padre Coughlin emitía sus trasmisiones de radio a la nación.
Esto, desde luego, no detuvo a Coughlin que en sus programas de radio continuó predicando más y más acerca de la influencia negativa de los "cambistas" y en contra de "de permitir que un grupo de ciudadanos privados fuera el responsable de la creación del dinero" pues en su opinión actuaban en su propio beneficio y en contra el bienestar general de la población. También habló sobre la necesidad de una reforma monetaria: Coughlin creía que la depresión era una "hambruna de efectivo" (algunos historiadores de la economía moderna, en parte, están de acuerdo con esta evaluación). Entre otras reformas Coughlin proponía como fundamental la eliminación del sistema de la Reserva Federal, así como la nacionalización de empresas "necesarias".
Coughlin se convirtió en el más destacado orador católico en asuntos políticos y financieros, con una audiencia de radio que sobrepasaba los 30 millones de personas cada semana a través de 60 estaciones de radio que le redifusionaban. Cuando comenzó a criticar el New Deal, Roosevelt envió a Joseph P. Kennedy -padre del futuro presidente John F. Kennedy- y a Frank Murphy, ambos prominentes católicos irlandeses, para convencerle de que bajara el tono de sus críticas, pero no sólo hizo caso omiso de ellos, sino que comenzó a denunciar a Roosevelt como una herramienta de Wall Street.
Tras su decepción con Roosevelt, Coughlin comenzó a respaldar a Huey Long -el gobernador de Luisiana de 1928 a 1932 y senador de los Estados Unidos entre 1932 y 1935-. Long abogaba por el gasto federal en obras públicas, la educación pública, las pensiones de vejez y otros programas sociales. Era un ferviente crítico del sistema de la Reserva Federal, y un defensor de las políticas para reducir los préstamos y apoyar a los deudores empobrecidos.
Poco antes del asesinato de Huey Long, el escritor Sinclair Lewis escribió su novela “It Can´t happen here” (Eso no puede suceder aquí). En ella se describe a un gobernador que se convertía en dictador de su Estado usando medidas populistas y demagógicas, una sátira política en la que se describe la América que surge tras el crack bursátil de 1929. Los personajes y los hechos que se relatan en la novela se sitúan en una América en la que Roosevelt pierde las elecciones presidenciales y un partido de corte fascista toma el poder en los Estados Unidos. La obra fue considerada como una visión satírica en contra de Huey Long.
Los estadounidenses nunca pudieron comprobar si la realidad de tener como Presidente a Huey Long se parecería a la sátira de la ficción, pues Huey Long murió oportunamente asesinado el 10 de septiembre de 1935.
Durante años Coughlin continuó ridiculizando públicamente a los "banqueros internacionales", una expresión que la mayoría de sus oyentes identificaba con los banqueros judíos. En los días y semanas posteriores a "la noche de los cristales rotos", Coughlin defendió el estallido de violencia con el argumento de que estaba justificada como represalia por la persecución judeo-marxista de los cristianos. El 20 de noviembre 1938 explicó a sus oyentes que el "gobierno comunista de Rusia", Lenin, Trotsky y los demás dirigentes de la revolución rusa, casi todos judíos, "habían asesinado a más de 20 millones de cristianos". Esta afirmación fue muy polémica pero hoy, tras la caída del bloque soviético y con el acceso de los historiadores a los archivos de la época, podemos afirmar que no distaban de la realidad.
Tras estas declaraciones Donald Flamm, propietario de la WMCA -la estación de Nueva York que redifusionaba el programa de Coughlin-, se negó a seguir emitiendo los siguientes programas de radio de Coughlin. La prensa nazi reaccionó a la noticia con furia: "Estados Unidos no está autorizado a escuchar la verdad" declaró un titular."Organizaciones judías camufladas como americanas (...) han llevado a cabo una campaña de forma (...) el empresario dueño de la emisora de radio ha procedido a amordazar al bien amado Padre Coughlin". Un corresponsal del "New York Times" en Alemania señaló que: “Coughlin se había convertido por el momento en ‘el héroe de la Alemania nazi’". Lo cierto es que Donald Flamm, propietario de WMCA, fue una figura muy importante en los círculos judíos, miembro honorario y vitalicio de la Comisión Nacional de Liga Anti Difamación judía hasta su muerte, el 14 de febrero de 1998.
En octubre de 1939, un mes después de la invasión de Polonia por parte de Alemania, el gobierno de Roosevelt tomó medidas contra el Padre Coughlin declarando que el derecho a la libre expresión protegido por la Primera Enmienda de la Constitución no se aplicaría a la radiodifusión por ser las ondas de radio un bien público, exigieron controles previos a las transmisiones de Coughlin para que no incitasen a la violencia o al odio racial, las estaciones de radio fueron amenazados con la pérdida de sus licencias si no cumplían como resultado. El 23 de septiembre 1939 cesarían sus emisiones radiofónicas... como diría el propio Coughlin, por aquellos que controlan las circunstancias fuera de mi alcance.
Coughlin pensó que aunque el gobierno había asumido el derecho de regular las emisiones al aire, la Primera Enmienda todavía vigente protegería la libertad de prensa y podía imprimir sus editoriales sin censura en su propio periódico Justicia Social . Sin embargo, la administración Roosevelt intervino nuevamente: esta vez le revocó su derecho a usar el correo haciendo imposible que Coughlin pudiera entregar su periódico a los lectores. Es decir, Coughlin tenía el derecho de publicar lo que quisiera, pero no el derecho a utilizar el Departamento de Correos de Estados Unidos para entregarlo. La acción del gobierno tuvo inevitablemente el efecto deseado: cerrar el periódico, que dejó de publicarse a finales de 1942.
Sin forma de dirigirse a sus seguidores su influencia empieza a caer en picado. Por si esto fuera poco, después del ataque a Pearl Harbor y la declaración de guerra en diciembre de 1941, el movimiento anti-intervencionista con su portavoz más destacado Charles A. Lindbergh comenzó a decaer y los aislacionistas contrarios a que EEUU entrara en la guerra europea como Coughlin fueron vistos como simpatizantes con el enemigo.
El 1 de mayo de 1942, el Arzobispo Edward Mooney, el nuevo líder de la Iglesia Católica en Detroit, conminó a Coughlin a cesar todas las actividades no-pastorales bajo pena de ser apartado del sacerdocio. Coughlin acató las ordenes de su superior y siguió siendo el párroco del Santuario de la Pequeña Flor hasta su jubilación en 1966. Se negó en numerosas ocasiones a conceder entrevistas y continuó escribiendo panfletos denunciando el comunismo hasta su muerte en Bloomfield Hills, Michigan, en 1979 a la edad de 88 años.
Hoy casi nadie recuerda al padre Charles Coughlin que, aún en vida, fue condenado al ostracismo a causa de la incorrección de su pensamiento político por los dirigentes de un país que se ha erigido en el guardián de la Libertad y la Democracia en el mundo...
Descanse en Paz.
http://www.mirevistadigital.es/index...dward-coughlin
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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