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Iniciado por
Walter E. Kurtz
No todo cooperativismo es distributista, pero puede haber formas de cooperativismo que sí lo sean. El distributismo es un concepto mucho más amplio vinculado a la "distribución" de la propiedad de los medios de producción a las familias o grupos de familias. En general el cooperativismo, aunque "distribuya" de alguna forma la propiedad, sigue siendo individualista por eso en general las legislaciones han buscado prohibir su transformación en sociedad anónima o sociedad por acciones, pues en los casos en que esto se ha permitido, los empleados suelen casi automáticamente vender su participación societaria.
Respecto al tema de los gremios, efectivamente el distributismo apoya la conformación de gremios profesionales, corporaciones o guildas tradicionales, siempre que estén reguladas (de preferencia, internamente) de forma que se eviten injusticias en la promoción de aprendices y oficiales. También se prefieren los gremios locales a los regionales o (peor) nacionales.
La distribución propietaria de la que habla el distributismo no es social en el sentido de cuando se habla de "distribución de la riqueza" lo que generalmente implica un estado cobrando impuestos progresivos y distribuyendo a su arbitrio los fondos entre los que considera menos favorecidos. El distributismo favorece las limitaciones en aquellas fuerzas económicas que llevan a la concentración de los medios de producción, y los medios legales que apañan esta situación; por ejemplo mediante la prohibición de operaciones usurarias, "apalancadas", especulativas, "cortas", etc. Obviamente habrá impuestos necesarios, pero siempre de nivel local y, por lo tanto, bajos (en la Edad Media, el campesino pagaba como todo impuesto el equivalente a 1/12 [8,5%] de su trabajo... comparemos eso con las actuales tasas de impuestos a las ganancias, herencias, activos, valor agregado, etc.).
La idea del distributismo es que cada familia cuente con los medios de producción suficientes para que sola o junto a otras familias vecinas puedan lograr los recursos necesarios para su subsistencia, esparcimiento, cultivo intelectual y ahorro moderado. También arbitrar los medios para que estas familias o comunidades de familias puedan asociarse libremente con otras para la realización de obras de infraestructura necesarias, contando para ello con la asistencia y en su caso el trabajo de los maestros pertenecientes a gremios especializados.
Claramente una sociedad distributista será (como fue hasta que la carcomió la Revolución) más "lenta" pero mucho más justa, más acorde a la naturaleza humana y más compasiva con aquéllos menos favorecidos. Una sociedad no de individuos iguales, masificados y alienados que compiten entre sí por un pedazo de pan, sino una sociedad de personas desiguales en jerarquía y dignidad donde todos se complementen y suplan mutuamente en miras al fin de esta vida que -como decía Chesterton- está más allá de esta vida. Será una sociedad que no mida el bienestar, sino que se beneficie del bien-ser.
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