Ya podrían ser todas las mezquitas como las de los humildes tártaros: pequeñas, sin destacar y adecuadas al estilo arquitectónico del entorno. Pero claro, esa actitud sería incompatible con la de conquista. Claro que mejor sería que no hubiese ninguna mezquita, pero mientras haya inmigración musulmana habrá mezquitas y no parece que los tártaros hayan tenido problemas estos últimos siglos para practicar su culto sin minaretes ni de 14 ni de 23 metros. Efectivamente se abusa de la libertad de culto.