SOBRE LOS SIMBOLOS DEL REINO DE GALICIA


Un paseo por la simbología y la historia.


Si bien la ausencia de franja azul en una bandera gallega podría extrañar hoy a muchos, ello puede entenderse haciendo un simple repaso de la historia de la actual y muy reciente bandera gallega. Su historia, comparable a la de la tristemente famosa Ikurriña o a la pseudocatalana estelada, demuestra su impropiedad como símbolo de Galicia; su proceso de popularización e imposición denota su artificio y su falta de respeto por toda tradición, aunque un menor complejo tontiloco que en los casos vasco y catalán.

Fue en el año 1891 –fijémonos en la fecha reciente– cuando la bandera de la provincia marítima de Coruña –ojo a este origen– experimenta un notable cambio, eliminándose una de sus franjas azules transversales sobre fondo blanco. Asi pues, la provincia marítima pasa a tener una bandera blanca con franja azul transversal de márgen superior izquierdo al inferior derecho.(1)

Esta bandera fue adoptada en público por grupos regionalistas en el entierro de Curros Enríquez en La Habana en 1908, luciéndola el centro gallego y otras entidades, y acompañando ella a los restos del poeta que volvían en barco a su tierra. Más tarde, la misma bandera sería ernarbolada por las Irmandades da Fala y la Revista Nós y ya en los años 1930 el Partido Galeguista (PG) la popularizará en su campaña en favor del Estatuto de Autonomía, a veces añadiéndole en el centro una estrella amarilla de cinco puntas. Otros grupos, como los Ultreia usaron en los años 1930 también de la bandera con franja azul, a la que añadieron, según la ocasión, una Cruz de Santiago o un trisquel.

Sin embargo, antes de la epoca que acabamos de comentar esa bandera no aparece asociada a Galicia ni al Regionalismo por ninguna parte: el Batallón Literario de 1806 y los alzados por Solís contra el centralismo isabelino, muertos luego en Carral en 1846, usaron una bandera de fondo blanco con una Cruz de Santiago como escudo izquierdo y un derecho cuartelado con Castilla, León, el árbol de Guernica y demás heráldica hoy desdibujada(2) –ver bandera. Por su parte, en los juegos florales del XIX, animados por el espírito del Rexurdimento, tampoco se usó, que yo sepa, la bandera de la franja.

Cabe señalar que a los intelectuales de la Xerazón Nós, probados etnógrafos e historiadores, no se les escapaba ni por asomo cuáles eran los símbolos tradicionales de Galicia, y cuál era su escudo. Asimismo, el propio Castelao reconoció por escrito que el pendón del Reino de Galicia lucía su escudo sobre rojo o blanco, sin franja alguna.

Por tanto, si la bandera de la franja azul era tan reciente, y si se reconocían símbolos anteriores como el escudo del Reino de Galicia, ¿cómo se explican estas contradicciones de la simbología gallega? La respuesta a esta pregunta subyace en el pensamiento y en la historia del nacionalismo gallego: El Rexurdimento, el Regionalismo, las Irmandades da Fala y el Galleguismo, siempre tuvieron dos componentes contradictorios en su seno: uno católico y próximo a la tradición; otro progresista y anticlerical; y ambos fueron hijos del romanticismo de un Murguía y un Pondal. Es decir, se primó lo romántico y lo “hecho a medida”, por lo que cabe hablar de una “táctica de tierra quemada” en lo tocante a la reconstrucción de la identidad gallega.

Para ilustrar esta posición, no hay como los dos dos ejemplos siguientes: En primer lugar, en 1907, justo antes de asumir la bandera de la franja azul, se rechaza la Marcha Procesional del Reino de Galicia como himno y se instituye un himno nuevo, de corte romántico en lo músical y los textual, con letra de Pondal y música de Pascual Veiga, cuyo tema es un pseudoceltismo mítico y en el que destaca la ausencia de todo elemento cristiano –muy presente en autores del Rexurdimento y del Regionalismo como Brañas, Vicetto, Murguía y Pintos, etc.

Otro ejemplo lo constituye el irrisorio escudo de Galicia diseñado por Castelao en plena guerra civil, que substituye el cáliz y las cruces por una hoz y una estrella roja de cinco puntas. Además, el lema ya no es el tradicional “in hoc misterium fidei firmiter profitemur”, sino un “denantes mortos que escravos”, y el escudo no es sostenido por ángeles o por una Cruz de santiago, sino por una sirena a lo ‘Hermanos Grimm’ de muy dudosa valía estética.

Toda esta “huida” de los símbolos tradicionales se explica por la cosmovisión de lo que, en su gérmen, constituye hoy el nacionalismo gallego: Las Irmandades y el Grupo Nós tenían la conciencia de hacer algo nuevo, sin posibilidad de restitución del Reino anterior al Decreto de Provincias llevado a cabo en 1833 y a las subsiguientes desamortizaciones. Para ellos esa Galicia estaba perdida y el nacionalismo surgido del “Manifesto Nazonalista” de 1918 era la huída hacia adelante, y no siempre se tenía claro si había que ir con España o no –las posiciones aquí varían dentro de los propios ideólogos: para Castelao la España liberal era inadmisible, pero luego apoya contradictoriamente a la II República; Risco empieza siendo anti-español en lo étnico y cultural, pues concibe a España como un lastre demasiado degenerado que sujeta a Galicia, pero luego echa pestes contra los republicanos, se escinde del PG y apoya el Alzamiento del 18 de Julio.

La bandera de la franja azul con la estrella roja de cinco puntas se popularzó sólo en los primeros años 1970, de manos del neomarxismo de la UPG y del PSG de Beiras. El frente ANPG la difundió en el “movido” período de la Transición, y el BNG la heredó de ellos, elevándola desde sus inicios a logotipo de la organización misma. Sólo el partido Esquerda Galega rehusó usarla, pero ahora están en el BNG. La FPG y la APU, embriones del EGPGC (equivalente de Terra Lliure) y de la AMI, tambien la usaron, y, en general, puede decirse que es el emblema unívoco del nacionalismo actual.

La Lei de Simbolos de la Xunta que da carácter oficial a la bandera es del año 1984, aunque el escudo había sido “aprobado” ya por la Real Academia Galega en 1972 –como si esta asamblea pudiera hacer tal cosa con algo que existe desde el siglo XV, pero esta es otra cuestión. A la bandera gallega le ocurre lo mismo que a la española actual en un aspecto: su uso con escudo sólo es obligatorio en algunos casos (actos y sedes de gobierno, etc.), por lo que en fiestas y demás suele usarse popularmente la bandera “sosa” sin escudo. Asimismo, no poca gente de la calle encuentra la banderita de la franja más bien “sosa” cuando no lleva “estrella ni escudo” –comentario que, sin duda, tiene su miga.


RESUMIENDO, estamos ante un símbolo sin un sentido justo y tradicional: la bandera de una provincia marítima de un ciudad es de jerarquía muy inferior a un pais como el gallego que siempre tuvo la dignidad de reino, desde 406 hasta el 1833.

Además, el banderín de la franja es moderno en el peor sentido de la palabra, y muy reciente, mucho más reciente de lo que se piensa si consideramos que su tradición política es más que irreverente y dudosa, como se ha explicado, y que su “oficialización” se produjo hace treinta años.

Lo único positivo de la Lei de Símbolos de 1984 es el escudo: podría discutirse si el escudo de Galicia debe tener el fondo azul, rojo o blanco; o si el cáliz debe o no estar sumado de hostia, pues en general el escudo ha ido “complicándose” desde su propia aparición: el primero conservado (hoy en el Escorial) sólo tiene el cáliz, y sólo a partir del segundo conservado empiezan a aparecer las cruces, que sí se convierten en una constante. La hostia aparece en un tecer momento, según creo ya hacia el siglo XVIII, y no hace sino reiterar por triplicado el el carácter Cristiano de Galicia y la Comunión en Cristo.

Mucho más cuestionable es si las cruces deben ser seis o siete en número. La explicación según la cual las siete cruces representan a las siete provincias del Reino es una leyenda urbana ampliamente reconocida hoy como tal y, al parecer, originada en el siglo XIX (una solución a este dilema del número de cruces se propone más abajo).

Elementos exteriores al escudo, como la corona y/o la Cruz de Santiago aparecen desde el XVI y alternan con el escudo simple, y son en todo caso tradicionales, pero al mismo tiempo opcionales.

Un error craso de la Lei de Símbolos es que ella no menciona la leyenda tradicional y secular del escudo, que con ligeras variantes reza: hoc hic misterium fide firmiter profitemur –es decir: “profesamos fe firme en este misterio”, aludiendo sin duda ninguna al cáliz.

Por último, un segundo error de la Lei de Símbolos concierne al himno: el de Pondal y Veiga, estrenado en La Habana en 1907, poco antes de difundirse la bandera de la franja azul, es un himno hermoso, pero de corte muy romántico, cuya visión mítica de Galicia es parcialista (celtismo romántico) y en el que sorprende la ausencia de todo elemento cristiano. El error aqui radica en que, aceptando la dudosa herencia simbólica del Galleguismo, se ha ignorado la Marcha Procesional del Reino de Galicia, una marcha procesional para gaita y percusión, que posiblemente ya era entonada en las postrimerías de la Edad Media, y que, según se dice, todavía acompañó a los galaicos a la Batalla de Ponte Sampaio en 1809.





SÍMBOLOS TRADICIONALES: UNA ACLARACIÓN



El símbolo tradicional de Galicia es su escudo, contante a través de los siglos con ligeras variantes que nunca modifican su esencia o elementos centrales. Se puede discutir el color, aunque predomina el monocromatismo, y se puede discutir si exteriormente va coronado o engarzado en una Cruz de Santiago, pero estos son elementos opcionales.

La franja azul de la bandera actual no es tradicional y no representa a Galicia, sino a la provincia marítima de una de sus ciudades, a ciertos partidos políticos de muy desigual valor, y sólo muy recientemente a la comunidad autónoma gallega, a sus instituciones y gobierno.

Como patriotas y tradicionalistas debemos tener claro que el Reino de Galicia tiene un entidad muy superior a las pseudo-repúblicas socialistas soviéticas de la actual España nacida de la Constitución de 1978, y que, por tanto, no debemos someter nuestro juício a las decisiones de gobiernos cuya autoridad para deformar, ignorar o derogar símbolos tradicionales es nula.

Si el símbolo del Reino de Galicia, que es el escudo, ha de ser enarbolado en bandera alguna, ello ha de hacerse, a mi entender, en un pendón blanco, sin franja de ningún color.

Si, no obstante, queremos ceder a la sinrazón histórica por cualesquiera motivos tácticos, pragmáticos o sentimentales, entonces puede conservarse la franja azul, o incluso la Cruz de San Andrés comepleta, pero a costa de nunca deturpar el escudo, sino de realzarlo, por ejemplo agrandando su tamaño. A este respecto, no debe olvidarse que si el fondo del escudo permanece azul, como en el actual escudo “oficial”, destacará aun menos sobre la franja o franjas.

En cuanto al himno, el moderno de Pondal/Veiga puede ser tratado con cierta deferencia, en tanto que expresión cultural de su tiempo, pero no debe ser reconocdo por ningún patriota tradicionalista como el Himno del Reino de Galicia, que es, tradicionalmente, la Marcha Procesional del Reino o también llamada “Marcha do Antergo Reino”.




SÍMBOLOS DEL MOVIMIENTO PATRIÓTICO GALLEGO



Creemos que los símbolos del Reino de Galicia deben ser los tradicionales, con las variantes y diferentes posibilidades que hemos observado anteriormente.

Sin embargo, un movimiento patriótico galaico debe tener unos símbolos al menos parcialmente peculiares que expresen su carácter patriótico y tradicionalista.

Por esta razón, proponemos que:
  1. El escudo del Reino para el uso del movimiento vaya engarzado en la Cruz de Santiago, símbolo de Reconquista y de la irrenunciable Cristiandad de Galicia.
  1. El cáliz del escudo de Reino vaya sumado del Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, en rojo, símbolo tradicionalista por excelencia. Para acomodar estéticamente el Sagrado Corazón, se conservará el monocromatismo secularmente predominante en el resto del escudo, con la posibilidad de representar el copón, o bien el copón y las cruces en oro (otra opción es representar el copón en oro y las cruces en plata).
  1. El escudo del Reino debe hacer constar su leyendatradicional: “hoc hic misterium fidei firmiter profitemur”.
  1. Seis o siete cruces: si se opta por el modelo propuesto, esta cuestión está solucionada al contener el Sagrado Corazón su propia cruz, que sería la séptima contando las laterales, pero al mismo tiempo superior a ellas.

Algunas imágenes preliminares acordes con esta propuesta ya figuran en el foro correspondiente; falta añadirles el “hoc hic misterium …”. Cuando lo haga, las subiré a la red.



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NOTAS:


(1) Por tanto, la bandera de la provincia marítima de esa ciudad anterior a 1891 lucía dos franjas transversales o, mejor dicho, una cruz de San Andrés en azul sobre fondo blanco. Dicha bandera, que data de 1845, se cambió en 1891 bajo el pretexto de que era idéntica a la de la Marina de Guerra Rusa. Ignoro si la Cruz de San Andrés fue adoptada como bandera de la provincia marítima con algun sentido o patronazgo especial.


(2) Según tengo entendido, esta bandera se conserva en la Facultad de Derecho de la Universidad Compostelana. Por el momento, no puedo aportar ningun estudio detallado de la bandera que pueda echar alguna luz sobre los cuarteles desdibujados del escudo derecho, aunque se adivina el de la Granada en espacio similar al actual, pero con un escudo central superpuesto a los cuarteles que, posiblemente, contuviera flores lisadas, aunque ello no pueda afirmarse con rotunda certeza sin un análisis más detallado.