-
En defensa de los toros
En defensa de los toros
JUAN MANUEL DE PRADA
Lunes , 23-11-09
DURANTE siglos, la execración de las corridas de toros, como la execración de la conquista de América, fue lugar común entre los promotores de la llamada «leyenda negra», que en esencia era propaganda anticatólica. A los promotores de la «leyenda negra» les gustaba pintar a Moctezuma y Atahualpa como bondadosos salvajes, aunque supiesen que en realidad arrancaban corazones palpitantes y bebían a morro sangre de la carótida de sus víctimas; pero lo que los promotores de la «leyenda negra» combatían, bajo el disfraz roussoniano, era la evangelización de América, que entre otras cosas sirvió para que los indios no compartieran el destino secular de esclavitud que los conquistadores protestantes asignaron a los negros del África. Del mismo modo, a los promotores de la «leyenda negra» les gustaba pintar al toro bravo como un animalito dulce que pastaba margaritas y madrigales en un prado, aunque supiesen que en realidad era un animal fiero y embestidor; pero lo que los promotores de la «leyenda negra» combatían, bajo el disfraz bucólico, era la subsistencia de una fiesta católica, «el espectáculo de un pueblo religioso acostumbrado por su sangre a pasearse con toda naturalidad entre el más acá y el Más Allá», que es como muy certeramente definió Agustín de Foxá las corridas de toros.
Los toros sólo son comprensibles desde el genio católico, que es el único capaz de concebir una religión donde cuerpo y alma vayan juntos de la mano, paseándose con toda naturalidad entre el más acá y el Más Allá. Las religiones paganas (religiones con cuerpo, pero sin alma) crean el deporte; las religiones espiritualistas (religiones con alma, pero sin cuerpo) crean el yoga: unas y otras huyen de la muerte como de un nublado, bien mediante el frenesí corpóreo, bien mediante la sublimación y la ataraxia. Pero la religión católica afronta la pujanza de la muerte con gallardía, porque cree en la resurrección de la carne; y por eso el genio católico se toma la muerte muy en serio, tan en serio que la expone a la luz del sol en su cruda realidad dramática -desnudo redondel de arena-, pero a la vez muy en broma, tan en broma que la viste de domingo -trajes de seda y lentejuelas, quiebros de percal-. Los toros son, en fin, una sencilla catequesis con música de clarines; y sólo puede disfrutarlos quien es católico, aun sin saberlo.
Y, del mismo modo que disfrutar plenamente de la fiesta de los toros sólo puede hacerlo un católico (aunque no sepa que lo es), perseguirla con saña y anhelar su prohibición sólo puede hacerlo un católico vuelto del revés. Al pagano o al espiritualista una corrida de toros le resulta ininteligible, tan ininteligible como al budista o al ateo le resulta el crucifijo que se expone en una pared; para revolverse furiosamente contra los toros, como para revolverse contra un crucifijo, hace falta odiar algo en lo que íntimamente crees, algo que íntimamente entiendes. Luego ese odio se puede disfrazar de coartadas ideológicas varias; y así, el que odia el crucifijo se envuelve en la coartada de la libertad religiosa ofendida, como el que odia los toros se envuelve en la coartada animalista. Ahora hay quienes, para contrarrestar ese odio disfrazado de coartadas ideológicas, defienden los toros recurriendo asimismo a la coartada ideológica, y nos recuerdan que los toros también les gustaban a Picasso o a Companys (quienes, a su pesar o sin saberlo, eran católicos); pero la defensa que de ahí salga será una adulteración de la fiesta nacional, y las plazas que sigan abiertas gracias a esa defensa serán -como anticipó Foxá- «estadios de cemento, con altavoces y alegres anuncios de naranjadas sobre la puerta del toril, por donde antes salía la Muerte». O sea, el antiguo rito de un pueblo acostumbrado a pasearse con toda naturalidad entre el más acá y el Más Allá convertido en un espectáculo en technicolor para horteras.
En defensa de los toros - Opinion_Colaboraciones - Opinion - abcdesevilla.es
-
Respuesta: En defensa de los toros
Los toros son el último refugio que resta a la España heroica, audaz, pagana y viril, ya a punto de ser asfixiada por una España humanitarista, socializante, semieuropea, híbrida, burguesa, pacifista y pedagógica. Los toros son el último reflejo del español que se jugó la vida en aventuras, que conquistó América, que invadió dominador la Europa del Renacimiento.
Nuevos Sansones entre filisteos
los viejos toros de la Iberia vieja
en los nuevos torneos
su antiguo Dios sin compasión los deja.
F.V.
En todo el mundo –y aun dentro de la misma España– hay ideas muy confusas sobre las corridas de toros.
Suele afirmarse que las corridas de toros son una fiesta bárbara, cruel, digna de los árabes e indigna de los buenos europeos. Una fiesta sólo posible en un pueblo como el español. Sanguinario en la conquista de América e inquisitorial con sus herejes y librepensadores.
http://www.filosofia.org/hem/193/lce/lce035a1.jpg El divino toro ibérico Fiesta en la que se asesina impunemente a pobres caballos indefensos. En que se martiriza al toro. En que se expone gravemente la vida de algunos hombres. En que el pueblo espectador se enardece y grita como embriagado.
Quien más censuras y reproches han hecho a la fiesta de la corrida de toros fué –naturalmente– esa Europa moderna, nórdica y anglosajona, que envía sus turistas, todas las primaveras –turistas que se desmayan–, a nuestras plazas españolas de toros.
Hora es ya de poner punto, en su punto, a esos turistas, a sus desmayos y a sus imprecaciones, poniendo ante todo en el suyo –al histórico, el exacto– a las propias corridas de toros.
II
¡Oh, padre Gerión! De la grandeza
último resto y muestra valerosa
de Tartessos los toros son ardiente;
y cabe la corriente
del viejo Betis su real nobleza
guardada fué entre paños recamados
en oro de los siglos y cuidados
F.V.
Hasta hace pocos años, yo había ido consiguiendo refrenar –al llegar la primavera española– una voluptuosidad obsesionante que me ascendía por las entrañas con más apetito que un apetito sexual.
La creía esa voluptuosidad una de infancia, retardada en mi ser, como un poso instintivo al que todas mis presiones intelectuales posteriores habían inútilmente intentado purgar.
Me aparecía inexorablemente tal líbido, se hacía esta confluencia estacional del año español en que ahora estamos: cuando la Semana Santa, el primer sol fuerte y las primeras corridas de toros llenan el aire nuestro de un temblor como trágico.
A fuerza de rechazar ese ansia vaga –pero bárbara y hermosa– a las alcantarillas de mi ser, obtuve lo que se obtiene de todo frenazo: un desviamiento, una perversión. O –hablando idealmente– una pedantería.
Me refiero con estas elipses a la querencia primaveral «de ir a los toros», de ir de «sangre y fiesta», que omniprimaveralmente me sacude los nervios sin apenas poder remediarlo. Y que yo juzgaba –hasta hace poco– como un residuo infantil y primitivo de mi vida; como una sobrevivencia pueril, obscura y remota, que debía dominar. Una neurosis que debía curarme.
Para curarme esta neurosis acudí a todas las violencias mentales y pedagógicas que prescribían los más famosos europeizantes de España, los mejores anglosajonistas de nuestra vida. Esto es: a considerarme bárbaro, incivil, cruel, atrasado, moro, y tal.
Pero ya digo: lo único que conseguí fué tal crisis aguda de pedantería, que me tuvo al borde mismo de la sandez; en peligro inminente de desmedularme y de descastarme para siempre.
Afortunadamente, una inmersión de aquel instinto mío en una coyuntura ocasional de toros, me sanó de repente y me devolvió la salud. Haciéndome ver claro que lo que yo intentaba era estrangular un signo prócer de mi casta: la afición táurica. Y que aquello que yo estimaba como líbido infantil y pecaminosa era nada menos que un egregio cordón umbilical tendido entre mi alma y las almas antiguas y aristocráticas del mundo (pongamos la de Teseo, por ejemplo, el matador de Maratón). Lazo umbilical que una tradición piadosa y espléndida me había conservado selectamente, para mi casta, diferenciándola así de otras castas auténticamente bárbaras, modernas, humanitaristas y pedantes.
III
¡Oh, padre Gerión, que no vasallos
seamos de los hombres, y caballos!
F.V.
Esta liberación mía de la neurosis taurina es una liberación que corresponde, en rigor, a los mejores espíritus de mi generación española, a esta de la postguerra, que, al interesarse decidida, poética y afirmativamente por los toros, superó el «europeísmo» de generaciones anteriores, aisladas de presiones neurósicas, frenadas por la pedantería de otras culturas, y que consideraban, por lo menos, como una indecencia la lidia de toros bravos en los redondeles de España y de Hispanoamérica.
(De la generación del 98 –taurófoba– no quedaron más que dos signos disparatados: Zuluaga y Eugenio Noel.)
http://www.filosofia.org/hem/193/lce/lce035a2.jpg El siglo XIX y los toros:
bestias, plebe, sangre La generación de 1915 logró una concesión: la de Ramón Pérez de Ayala. Y una sedicente simpatía de José Ortega y Gasset.
Pero hay que llegar al Torero Caracho de Ramón Gómez de la Serna para encontrar el camino franco y poético a la poesía y la franqueza que habría de hacer esa magnífica cuadrilla lírica de un Alberti, un Lorca, un Gerardo Diego, un Pepe Bergamín, un Fernando Villalón, un Pedro Salinas, un Dámaso Alonso...
Estos poetas jóvenes, que oyeron una misa por el alma de Goya, cierto día escandaloso, nutrieron compañías y amistades toreras –con toda sencillez y distinción–, haciendo lanzarse a la literatura, como espontáneo al ruedo, a todo un matador como Sánchez Mejías. (Faena que ya la generación anterior inició tímidamente con Juan Belmonte, sin conseguir de él más que una viva afición por la lectura.)
Tras una racha de generaciones intelectuales antitaurinas, nos encontramos de pronto –en España– una agrupación de liberados de esa neurosis, que se daba a la afición y al goce y al festival del toro con toda la plenitud e inteligencia del que recobra un equilibrio divino: el de su casta histórica.
Pertinente yo a este grupo nuevo, habiendo ya consagrado en un libro mi esfuerzo y comentario, quiero hoy insistir –aún– para aclarar en estos días de primavera y de turistas (de extranjeros en España), lo que significan –exactamente– las corridas de toros.
IV
¡Toros de Atlante
a los oficios viles
los siempre gladiadores, condenados,
y a morir entre tropas y atabales,
ante los desgastados
pueblos agonizantes y brutales!
F.V.
¡No esperes, bárbaro turista, que te desmayes en nuestras corridas de toros, que toda mi anterior prefación haya sido un preludio para exaltar ahora con cierta impunidad retórica la corrida de toros, como fiesta digna, patriótica y auténtica de España!
¡Todo lo contrario, todo lo contrario!
Bárbaro turista, escucha bien (te llamo bárbaro porque todo turismo es barbarie), escucha bien:
Yo acepto que las corridas de toros tienen una modalidad brutal, repugnante, plebeya, soez, intolerable.
Yo protesto con más energía que tú, con más coraje que tú, bárbaro turista, contra el sacrificio triste y ridículo de caballos famélicos e inservibles.
Yo me indigno, con indignación pura, testicular, superior a la tuya, lacrimosa de bárbaro sentimental, contra el mucho martirio innecesario que se hace al nobilísimo toro en las corridas.
Ahora bien: Si yo acepto el plebeyismo, la crueldad, la estupidez y la vileza en las corridas de toros, es con una condición imprescindible: la de que tú me reconozcas y aceptes, bárbaro turista, de que esa parte vulgar y soez de las corridas de toros no es española. Sino europea. Archieuropea. Tuya.
Escucha bien:
Las corridas de toros deben su aplebeyamiento actual a la Europa moderna, a esa de la Reforma, a la de los Derechos del Hombre, a la Revolución francesa, a la burguesía liberal del siglo XIX; es decir, a ti, bárbaro turista.
http://www.filosofia.org/hem/193/lce/lce035a3.jpg La suerte –suerte bellaca y vil– del picador, del «nuevo caballero» Las corridas de toros no eran en España una fiesta «nacional y romántica» hasta el siglo XIX. Hasta que la nobleza caballeresca fué desposeída por la burguesía, gracias al movimiento de la Francia napoleónica y de la Inglaterra liberal. Hasta esa época, la fiesta de toros constituyó en España un deporte noble, de caballeros, ligado a un culto popular y milenario, casi divino, por el toro: animal sagrado en la mitología ibérica, mediterránea, antigua.
El caballero toreaba a caballo, ayudado por criados y servidores, ante damas ilustres, ante los monarcas. La fiesta de lancear toros era en la España heroica del seiscientos un sucedáneo viril de la guerra. (Ya lo vió Goya. ¡Goya, vértice de España, entre dos mundos, el noble y el liberal!) Ahora bien: la Revolución francesa derrocó al caballero y lo bajó del caballo, poniendo en su lugar al criado, a la chusma plebeya, cruel, que antes permanecía disciplinada en segundo término. Ese fué el origen histórico del repugnante «picador». El cual, en su odio al caballo como animal aristocrático, no vaciló en entregarle indefenso a las astas del toro.
Del mismo modo se origina el «torero» profesional, especie hispánica que no existió hasta la España moderna. Este «torero» no pudo evitar la parte vil y brutal que le daba la clase social ineducada, violenta, antiintelectual.
Las corridas de toros cristalizan en España como espectáculo nacional al mismo compás que el sistema parlamentario. (Raro era el diputado que no llegaba tarde al Parlamento en día de toros por asistir a la corrida.)
No es, pues, a la España genuina, jerárquica, humana y heroica del seiscientos a la que hay que culpar de la barbarie de las corridas, sino a la España europeizante, burguesa y mixtificada del siglo XIX. No a la cruel España, sino a la Europa humanitaria. A Francia, a los anglosajones: esa Europa que nos envilece y luego nos insulta, a los españoles.
V
No a hombres viles, sí a dioses inmortales
nuestra vida en las aras herácreas
fueron, por nuestros males,
ofrendas hirvientes, rojas teas,
sino al rey Gerión, de Heracles fuerte,
cautivos entregamos nuestra suerte.
F.V.
Si las corridas de toros, a pesar de esa mancha soez y burguesa, antiespañola, se han salvado y se salvarán, es porque en la fiesta continúan jugando factores poéticos y míticos de una España eterna: la España que ve en el toro una divinidad, como la vió Grecia, Roma, el Mediterráneo.
Quiero repetir un elogio mío –ya hecho– del divino toro. «Vinculado a nosotros el toro, desde siempre, sacudidor egregio de los nervios ibéricos eternos, ¿podría sucumbir tan divino bruto? El toro, en el cielo antiguo, fue el dios más supremo, el dios fecundador por excelencia. No podía España –la España creadora del mito profundo de Don Juan–, renunciar a esa deidad genesíaca, a ese viejo símbolo indoeuropeo de la fuerza erótica, al ilustre animal mediterráneo, adorado por tanta raza morena.»
Creador el toro de nuestra fiesta más potente y fuerte –la más potente y fuerte del mundo actual–, hecha con sangre, muerte y sol, al gran estilo antiguo. Esa fiesta que «es un baño de juventud, de la más joven juventud vecina todavía de la animalidad» –como dijo Mauricio Barrès–. Si se salvan y se salvarán las fiestas de toros en España, es porque, en el fondo, constituyen todavía nuestro más alto mito, nuestro sacrificio religioso más profundo. El sacrificio del dios por mano de un sacerdote: el torero ante una concurrencia estremecida de fieles palpitantes. El toro es el mito trágico de España –como diría Nietzche–. Por eso ha llegado a sublimar hasta el cruel y vulgar de su fiesta. Por eso el torero adquiere a veces calidades heroicas, de alta estirpe humana –en su lucha con el toro.
* * *
Ennoblecer de nuevo esta fiesta, extraer su esencia mítica, es la labor de los nuevos españoles, consuentes de un pasado y de un porvenir: orgullosos y leales de una gran tierra milenaria, como España.
Por eso avanzo yo hoy mi voz ante ti –bárbaro turista–, y te pido respeto, enérgicamente, para el culto de mi patria hacia el toro; animal divino, y, como divino, bravamente sacrificado.
Publicado por Mazadelizana; Tercio Hispano: Origen europeo, liberal y antiespañol de las corridas de toros
-
Respuesta: En defensa de los toros
Mazadelizana, ¿quien firma este interesantísimo artículo? Gracias por anticipado y mis mejores saludos.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Ernesto Giménez Caballer, no debí pegar bien.
Saludos, Antonio Hernández Pé
-
Respuesta: En defensa de los toros
¡Hombre, no me digas más! Esa prosa me sonaba de algo. Gracias por publicar este artículo.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Por cierto me gustaría solventar una duda que tengo. He leído, hace mucho ya y no recuerdo donde, que la Iglesia condenó esta fiesta por la exposición temeraria de la vida humana en aras de la vanagloria. ¿Alguien puede iluminarnos en este tema? ¿En que términos, si esto es cierto, condenó la Iglesia las corridas de toros? ¿Cambió o matizó su doctrina al respecto? ¿Y que dice la Iglesia actualmente si es que dice algo? Por otra parte tengo entendido (y perdonadme si digo una tontería- que la Igleisa prohíbe la asistencia de clérigos a este espetáculo.
Agradecería mucho alguna aportación.
Quiero dejar constancia que a mi, en relación con la fiesta de los toros, me ha pasado exactamente igual que a Ernesto Giménez Caballero y por eso me sorprendió su viejo artículo.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Tengo entendido que llegó incluso a existir una bula en ese sentido, aunque nunca llegó a entrar en vigor y no tardó en caer en el olvido. De todos modos, antes eran mucho más salvajes las corridas porque hasta bien entrado el siglo XIX los caballos de los picadores no llevaban peto, y eran simplemente caballos viejos que en vez de llevarlos al matadero los sacrificaban así. Eso sí que era crueldad. Contra el toro no, porque es un animal al que le gusta pelear y que se crece en la lucha y no muere haciendo lo que le gusta.
El artículo dice muchas cosas interesantes. Desde luego es verdad que las corridas deben su aplebeyamiento a la Europa moderna de la Revolución. Antes de la época ilustrada la fiesta brava había sido cosa de caballeros, y se toreaba a caballo. El toreo a caballo, que tiene tanta elegancia y belleza, pervive en el rejoneo aunque es mucho menos frecuente. De todos modos, no dejo de reconocerle el arte y la valentía a los buenos toreros de a pie. Yo nunca he sido aficionado a la fiesta, aunque reconozco su belleza y su arte. Eso sí, también me ha parecido siempre una temeridad que el torero se juega la vida por demostrar su valor. La tauromaquia es sumamente arriesgada, aunque la Iglesia nunca les ha negado las exequias a los toreros ni ha prohibido que se entierren en cementerios católicos.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Hyeronimus
El artículo dice muchas cosas interesantes. Desde luego es verdad que las corridas deben su aplebeyamiento a la Europa moderna de la Revolución. Antes de la época ilustrada la fiesta brava había sido cosa de caballeros, y se toreaba a caballo. El toreo a caballo, que tiene tanta elegancia y belleza, pervive en el rejoneo aunque es mucho menos frecuente. De todos modos, no dejo de reconocerle el arte y la valentía a los buenos toreros de a pie. Yo nunca he sido aficionado a la fiesta, aunque reconozco su belleza y su arte.(...)
Estimado Hyeronimus, yo lo tenía distinto. El toreo a pie coexistía con lo a caballo, muy antes de la revolución. La corrida de toros, amen de espectáculo servia también de deporte de practica castrense, como la caza o las justas. Ese entrenamiento se hacía conforme a la condición del practicante y, consecuentemente del tipo de combate que visaba entrenar: la caballería para los hidalgos, el combate a pie para la plebe. Así pasaba en España como en Portugal.
Cuando Felipe V sobe al trono español (o poco después) prohíbe las corridas de toros en toda la España, a caballo como a pie. Su educación en Francia, su misma personalidad y inclinaciones le hacían despreciar profundamente la fiesta brava. La prohibición de torear se hacía algo fácil de hacer cumplir entre los hidalgos, bien controlados en la corte o por los propios cortesanos. Ya la prohibición del toreo a pie no lo sería. En cualquier remoto pueblo se hacía y además las propias administraciones locales, compuestas de probables aficionados, no serían muy listas en hacer cumplir la prohibición y punir los culpables. Los descendientes de Felipe V no han cancelado la prohibición y así ha declinado el toreo a caballo en España, en detrimento del toreo a pie que siguió practicándose. El rejoneo sólo muy más tarde vendría a desarrollarse en las plazas de toros.
En Portugal no existió tal prohibición, así que el toreo a caballo jamás dejó se ser la modalidad reina de las corridas de toros. Al revés, el toreo a pie perdió importancia, ya que para los caballeros mataren los toros no lo podrían hacer los peones, ya que casi siempre no existían toros para todos mataren. En Portugal el toreo a caballo ha constituido un alta escuela ecuestre y no raro algún propio infante real lo practicaba. El historiador Oliveira Martins apunta, por ejemplo, que S.M.F. El-Rei D. Miguel era un aficionado de los toros y muy dotado caballero.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Ya ves, Irmão, como dije, no soy aficionado, así que no tiene nada de extrañar que haya dicho algo de inexacto con relación a los toros.
Por cierto, tengo entendido que una de las razas de caballos más utilizadas en el rejoneo es el lusitano.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Hyeronimus
los caballos de los picadores no llevaban peto, y eran simplemente caballos viejos que en vez de llevarlos al matadero los sacrificaban así. Eso sí que era crueldad.
Amigo Hyeronimus, permiteme el comentario.
El peto del caballo es lo que ha acabado con la importancia del picador. La intención del tercio de varas en medir la bravura del toro, para eso se utilizaba a un lancero a caballo, que tenía como misión apartar al toro del caballo con la lanza. Ahora, con el peto, el picador lo único que hace en un destrozo al animal y no se puede llegar a medir su bravura ya que se queda ''empecinado'' con el peto del animal y la única forma que tiene de abandonar el enfrentamiento en reculando, cosa que no (lo he observado)se le da muy bien (al toro). El peto en mi opinión destroza tanto al picador como al toro. Belmonte era capaz de conocer la casta del toro viendo como embestía al caballo, ahora sería incapaz. Además, el caballo muerto, ofrecía una posible querencia al toro.
Saludos:).
-
Respuesta: En defensa de los toros
Para ver acosar toros valientes
fiesta un tiempo africana y después goda,
que hoy les irrita las soberbias frentes.
Corre ahora la gente al coso, y toda
o sube a las ventanas y balcones,
o abajo en rudas tablas se acomoda.
Así miraron étnicas naciones,
míseros reos en teatro impío,
expuestos al furor de sus leones.
(Bartolomé Leonardo de Argensola, siglo XVII)
-
Respuesta: En defensa de los toros
No sólo se defiende el toro ibérico, sino también todo lo que vive con el toro, no hablo de las fiestas y la cultura que pervive, sino de la fauna ibérica:
- Zonas protegidas y sus alrededores de la fauna ibérica, desde gran parte de Andalucía hasta el sur de Francia, incluyendo zonas de Extremadura, Castilla La Mancha y Portugal.
- El toro asegura a su paso, el equilibrio en la naturaleza preservándola y "reforestando" a su paso por los caminos, cañadas y por vías pecuarias, así como recuerdo también por las playas de la costa para trasladar de Andalucía a Valencia, por ejemplo.
- Estos campos conocido como "Dehesas" ocupan un total de (...)
Y por último, para aquellos ignorantes anti-taurinos, el toro de lidia es el más libre de todos y no encerrado en establos o granjas como las vacas, pues así lo demuestra su bravura, su fortaleza y su nobleza, sin haber necesidad de productor de carne, leche o modificar los cuernos, es en sí, el toro en estado puro capaces de subsistir solos en invierno y defenderse de los lobos.
-
Respuesta: En defensa de los toros
El otro día en televisión ví a un científico (anglo), que decía que si se encontraban bacterias en Marte no se debía colonizar tal planeta, para preservar la vida de esos marcianos, aunque eso conllevara perjuicio para la humanidad.
He ahí la importancia de la Tauromaquia:
Preserva y recuerda la jerarquía y el sentido del hombre ante el universo.
-
En defensa de los toros
Servidor de Uds. tiene ligámenes familiares con el famoso maestro donde los haya y antiguo conocido por los "enteráos" en el arte de la fiesta nacional, el llamado "Luis Mazzantini" también conocido por "Mazantini" y "el señorito loco" y de cuna "Luis Mazzantini Eguía".
Hijo de un ingeniero italiano y de madre vasca, vivió y estudió en Italia durante su infancia y adolescencia, obteniendo el grado de bachiller en Artes. Regresó a España como secretario en el cortejo de Amadeo de Saboya. En busca de fama y dinero, decidió dedicarse al toreo a edad tardía.
Fue un gran diestro en ese difícil arte del toreo y gran amigo de los llamados "Guerrita" "Frasculeo" y "Lagartijo".
Se cortó la coleta al morir su esposa, en febrero de 1905. Una vez retirado de los ruedos, Mazzantini, de tendencia monárquica, se dedicó a una brillante carrera política. Fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid, teniente de alcalde, miembro de la Diputación Provincial y gobernador civil de Guadalajara y de Ávila.
En toda nuestra familia es una tradición normal desde que nacen nuestros retoños que estando de vacaciones del colegio en verano y es cuando pueden dormir alguna hora más , digo que es normal que a bien primera hora sobre las siete ellos mismos se despiertan unos a otros para prepararse el desayuno y esperar que pongan los encierros de San Fermín en la televisión para poder disfrutarlo, y esperando que llegue la tarde que es cuando dejan los juegos de salón, para sentarse delante de la televisión y ver la fiesta nacional delante del aparato en directo (Canal Satélite).
Hace poco hablaba con un cuñado que nosotros los adultos no hemos influenciado en ningún momento sobre los niños, la influencia ha venido entre ellos mismos, desde que yo tenga conocimiento pues fui influenciado por mis primos y hermanos. Evidentemente que los mayores también nos sentamos delante del receptor para ver la fiesta nacional, aunque los hijos mayores de edad esos ya van por libre a las distintas plazas de la península para ver la fiesta nacional en directo.
-
Respuesta: En defensa de los toros
-
Respuesta: En defensa de los toros
He sido anti taurino toda mi vida. Me repugna ver matar a un animal sobre todo cuando se hace por diversión bajo pago, pero también me repugna que un hombre se juegue la vida sin causa noble que lo justifique.
Pero desde hace un tiempo a esta parte me debato ante la duda y empiezo a cambiar mi intransigente postura.
Y me pregunto: ¿Por qué será?
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Anorgi
He sido anti taurino toda mi vida. Me repugna ver matar a un animal sobre todo cuando se hace por diversión bajo pago, pero también me repugna que un hombre se juegue la vida sin causa noble que lo justifique.
Pero desde hace un tiempo a esta parte me debato ante la duda y empiezo a cambiar mi intransigente postura.
Y me pregunto: ¿Por qué será?
1º- ¿Has leído TODOS los comentarios?
2º- Hablamos de una cultura distinta, si no quieres no mires, nadie te ha obligado.
3º- Yo he estado delante del toro, es que impone, es un animal bravo que para enfrentarse hay que tener valor.
4º- No soy seguidor de la tauromaquia, pero lo veo de vez en cuando por TV porque no sé cómo asistir a un ruedo.
-
En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
VicentiuS
3º- Yo he estado delante del toro, es que impone, es un animal bravo que para enfrentarse hay que tener valor.
Pues en eso si que hay una razón, como decía el famoso bodeguero cordobés apodado "Mazantini", una vez estando despachando en su bodega cordobesa "La Alegría" le preguntaron unos neófitos en el arte del toro, que había que tener un matador para estar delante de un toro y jugarse la vida, él sin vacilar un instante les dijo estas palabras: "Hay que tener las tres B", los allí presentes quedaron boquiabiertos y le volvieron a preguntar al unisonó que quería decir con eso de las tres "B", Mazantini poniendo una cara de los que hacen prevaler sus conocimientos, les contesto en tono condescendiente pues es muy fácil "Hay que tener Balor, Boluntad y Buevos".
-
Respuesta: En defensa de los toros
Me parecen muy respetables las opiniones de aquéllos a quienes gustan de "La Fiesta", pero me parecen un desatino las descalificaciones hacia quienes no aprecian este espectáculo. Particularmente lamentable me parece la asociación de ideas entre "afición" y "españolismo", ¿qué pasa, es que la dosis de patriotismo se vende con las entradas a las plazas? ya está bien de topicazos, España es mucho más y como supongo que este mensaje dará lugar a respuestas "escasamente amables" aviso que estoy dispuesto a dar las contrarréplicas en el mismo tono.
No me gustan los toros, y no es una obligación que me gusten, pero no pienso tolerar que nadie ponga en duda ni mi condición de español ni mi patriotismo, ¿soy claro?
Por otro lado, el artículo de Juan Manuel de PRADA, con el que suelo coincidir a veces, en esta ocasión me parece lamentable cuando mezcla toros con catolicismo, ¿qué pasa, es que es doctor de la Iglesia? Por tanto, insisto, a quienes les guste la fiesta que la disfruten, pero sin descalificaciones gratuitas, innecesarias y falsas a quienes no nos interesa.:no1:
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Valmadian
No me gustan los toros, y no es una obligación que me gusten, pero no pienso tolerar que nadie ponga en duda ni mi condición de español ni mi patriotismo, ¿soy claro?
¡Le apoyo en eso, a mi no me gusta lo que pase en un campo de fútbol juegue España ó el sursuncorda y no por ello dejo de ser un español!.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Liga Santa
¡Le apoyo en eso, a mi no me gusta lo que pase en un campo de fútbol juegue España ó el sursuncorda y no por ello dejo de ser un español!.
Muchas gracias, en efecto, el patriotismo de espectáculo es eso "sólo parte del espectáculo", pero en modo alguno patriotismo "per se". Otra cuestión es la discusión habitual de si los toros A, o si los toros B. En ella yo no entro y conozco tantos argumentos en "pro", como en "contra".
-
Respuesta: En defensa de los toros
El tema es interesante y no puedo resistir dar mi opinión. En primer lugar no me cabe la menor duda que ligar la afición a los toros con el patriotismo español es un absurdo como una montaña. En segundo lugar, relacionar la "fiesta" con el catolicismo es un desatino monumental (y lo siento por mi admirado Juan Manuel de Prada) A veces a los escritores prolíficos les gusta hacer juegos literarios con cualquier cosa, como en el caso de los toros al pintoresco Sánchez Dragó que hay que ver las elucubraciones que hace con el temita. Y en tercer lugar, el hecho de que los toros sean una abominación para los anglosajones & Cia. no es argumento válido para ser taurino solo por llevarles la contraria.
Dicho todo esto tengo que confesar que a mi me gusta la tauromaquia y si se me permite la inmodestia, algo entiendo de ella. Sin embargo he decidido prescindir de esa afición por motivos éticos y estéticos totalmente personales (por eso ruego que nadie entienda esta posición mía como doctrina dogmática, je,je,je)
Motivos éticos: Que una persona se juegue la vida sin necesidad alguna, en aras de la fama y del dinero, francamente, me desazona. Ya se que otros se juegan la vida en otras cosas y por idénticas motivaciones, pero ahora estamos hablando de toros, no de otra cosa (lo digo para que nadie salga con comparaciones de otros "deportes" o fiestas) otra razón ética es que alrededor de la tauromaquia (y yo lo se muy bien porque indirectamente he estado dentro) se mueve todo un mundillo de machismo, chulería, majismo cutre, señoritismo y tejemanejes crematísticos quasi mafiosos. Al menos eso me parece a mí. Y por último, ya se que el toro de lidia se ha hecho para eso, para lidiarlo y matarlo, pero cada vez he sentido más repugnancia por tanta sangre derramada, animal y humana, en torno a una masa enfervorecida que da rienda suelta a las más bajas pasiones: una especie de sadismo erótico bien perceptible en algunas mujeres que asisten al espectáculo (no me parece oportuno citar ciertas cosas, vistas por mí, por pura decencia) No entro a valorar si el animal sufre poco o sufre mucho porque la verdad no lo sé ni creo que los sepa nadie,pero creo que las criaturas que Dios nos dio para nuestro servicio y sustento se merecen un respeto (como también se lo merecen otros animales de matadero tratados inhumanamente, pero esto es otra historia)
En cuanto a razones estéticas, pues quizá solo una: el traje que lucen los diestros y cuadrillas (nunca mejor dicho "de luces") me parece una horterada penosa. Siempre opiné que para lidiar un toro no hace falta vestirse de mariquita. Creo que el llamado "traje corto" sería mucho más apropiado, elegante y viril.
En fin, es una opinión e insisto en que la tauromaquia la entiendo y me gusta, pero como no me hace ningún bien moral ni la necesito, he prescindido de acudir a este espectáculo.
Por supuesto, mis respetos para los taurófilos.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Josean Figueroa
El otro día en televisión ví a un científico (anglo), que decía que si se encontraban bacterias en Marte no se debía colonizar tal planeta, para preservar la vida de esos marcianos, aunque eso conllevara perjuicio para la humanidad.
He ahí la importancia de la Tauromaquia:
Preserva y recuerda la jerarquía y el sentido del hombre ante el universo.
Bueno, amigo Josean, y con todo respeto, esto es un juego literario-metafísico de difícil digestión, la verdad.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Valmadian
Me parecen muy respetables las opiniones de aquéllos a quienes gustan de "La Fiesta", pero me parecen un desatino las descalificaciones hacia quienes no aprecian este espectáculo. Particularmente lamentable me parece la asociación de ideas entre "afición" y "españolismo", ¿qué pasa, es que la dosis de patriotismo se vende con las entradas a las plazas? ya está bien de topicazos, España es mucho más y como supongo que este mensaje dará lugar a respuestas "escasamente amables" aviso que estoy dispuesto a dar las contrarréplicas en el mismo tono.
No me gustan los toros, y no es una obligación que me gusten, pero no pienso tolerar que nadie ponga en duda ni mi condición de español ni mi patriotismo, ¿soy claro?
Por otro lado, el artículo de Juan Manuel de PRADA, con el que suelo coincidir a veces, en esta ocasión me parece lamentable cuando mezcla toros con catolicismo, ¿qué pasa, es que es doctor de la Iglesia? Por tanto, insisto, a quienes les guste la fiesta que la disfruten, pero sin descalificaciones gratuitas, innecesarias y falsas a quienes no nos interesa.:no1:
Totalmente de acuerdo con Ud., muchas personalidades españolas de indudable hispanismo fueron antitaurinas (incluyendo a destacadas figuras de la Iglesia). A propósito, tengo un libro titulado "La Fiesta de los Toros y sus Tristes Verdades" escrito por Santiago Esteras y Gil y publicado por la Sociedad Católica Protectora de los Animales de Barcelona pero no hay datos sobre su autor; ¿alguien sabe algo sobre este escritor?, lo único que encontré con Google es una entrada de IberLibro con la publicidad del mismo:
La fiesta de los toros y sus tristes verdades: Santiago Esteras Gil - AbeBooks - LIBRERIA ANTICUARIA EPOPEYA
Por lo que dice en la obra fue amigo del general Millán de Astray.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Particularmente fui antitaurino pero después de haber leído algo sobre el tema ya no lo soy aunque no sea un entusiasta de la fiesta.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Gothico: Reconozco que no entiendo el poema.
Bueno, decir que yo, sin ser un entendido aficionado, soy un defensor de la tauromaquia. Cuando tenga más tiempo iré exponiendo motivos. De momento, os dejo algo de uno que ladra:
El Dalai Lama en contra de las corridas de toros
Redacción | Publicado el 19 Febrero, 2010 | 7 Comentarios
El Dalai Lama consideró que las corridas de toros “son una práctica cruel” en una carta al Parlamento catalán, en la que apoya a la plataforma Prou (‘Basta’), que promueve la abolición de la fiesta en Cataluña.
http://www.minutodigital.com/imagenes4/dalailama222.jpgEn una misiva tramitada por la Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal, el líder político y religioso tibetano y Premio Nobel de la Paz pidió a los diputados catalanes que apoyen la iniciativa legislativa popular para prohibir las corridas de toros en Cataluña.
“Creo que existen considerables evidencias de que las corridas de toros son una práctica cruel que inflige de forma pública un dolor atroz a animales inocentes y sintientes, por lo que apoyo la ILP promovida por ONG y ciudadanos catalanes para prohibir las corridas de toros en Cataluña”, afirmó el Dalai Lama en la carta.
“Hago un llamamiento al Parlamento de Cataluña para que vote a favor de la reforma del artículo 6.2 de la Ley de Protección de los Animales de Cataluña y para abolir definitivamente la excepción que permite las corridas de toros”, concluyó.
El 18 de diciembre del año pasado, el Parlamento de Cataluña abrió las puertas a la prohibición de las corridas de toros al admitir por mayoría para su debate una iniciativa legislativa popular (ILP) para pedir el fin de la fiesta. La decisión fue aprobada con 67 votos a favor, 59 en contra y 5 abstenciones.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Despedida de un taurino - Opinion_Colaboraciones - Opinion - ABC.es
Despedida de un taurino
JUAN MANUEL DE PRADA
Lunes , 22-02-10
EL Dalai Dama ha mandado una carta a los diputados catalanes solicitándoles la prohibición de las corridas de toros en Cataluña; en lo que mira por su bien, pues siendo el Dalai Lama un hombre de natural manso y creyendo como buen budista en la reencarnación, lo más probable es que termine reencarnándose en uno de esos mansos de Núñez del Cuvillo que echan en la plaza de Barcelona. Pero un budista como el Dalai Dama no puede entender los toros, pues el budismo es una religión (o una disciplina psicológica) que, para espantar el miedo de la muerte, hace yoga. Para entender los toros hace falta mirar a la muerte de cara, tomándola muy en serio, como hacen los católicos el Viernes Santo, y muy en broma, como hacen el Domingo de Resurrección. El budista ve en la vida una suerte de ritmo fatídico, de rotación cósmica, de rueda del destino; y se conforma con ampliar su experiencia de la vida repitiéndola una otra y otra vez, mediante la anodina reencarnación. El católico, por el contrario, ve en la vida una oportunidad para descoyuntar el universo, para buscar chispazos de un bien más alto que el que pueda ofrecerle la experiencia; y, así, no trata de ampliarla indefinidamente, sino de reventarle las costuras o descerrajarla, mediante la jubilosa resurrección. Por eso el símbolo del budismo es un círculo, que representa la repetición (una serpiente que se muerde la cola); mientras el símbolo católico es la cruz, que señala audazmente direcciones opuestas, estirándose hasta la eternidad.
Conque un torero puesto ante un toro es un católico que quiere descerrajar la vida, reventarle las costuras, para palpar un bien más alto que el que pueda ofrecer la experiencia; a esto lo llamaba Agustín de Foxá pasearse entre el más acá y el Más Allá, que a mi juicio es la forma más exacta y sintética de definir el toreo y, en general, el arte genuinamente español. Arte que el Dalai Lama no puede entender, porque mientras el torero se pasea entre el más acá al Más Allá en cada muletazo (como una cruz viviente sobre la arena), el budista está dale que te pego haciendo girar la rueda del más acá, como un conejillo de Indias en la jaula; y, por mucho que a este girar la rueda lo llamen los budistas beatitud, para nosotros es algo que no se distingue demasiado de la desesperación. Una religión (o disciplina psicológica) que entiende la beatitud como un éxtasis de indiferencia jamás podrá disfrutar de los toros, gracias a Dios. Y los taurinos, para castigar la osadía del Dalai Lama, no tienen más que esperar que se reencarne en un manso de Núñez del Cuvillo; sólo que alguien debería encargarse de que ese Núñez del Cuvillo caiga en manos de José Tomás, para que pueda indultarlo.
Mucho más letales para la fiesta nacional que la carta del Dalai Lama se nos antojan las memeces que a cada poco se publican en la prensa, proferidas por gentes que, proclamándose aficionados o presentando credenciales de matador, deberían preocuparse de defender con argumentos menos mostrencos y claudicantes su afición y su vocación. Sirvan como ejemplo estos dos botones de muestra, rescatados de los titulares de este periódico en fechas recientes: «Prohibir la fiesta va contra la Democracia» (Cayetano); y «Nadie puede negarle a nadie su espacio de libertad» (Serrat). Si una fiesta ancestral, constitutiva del genio hispánico, tiene que justificarse como una conquista de la democracia o como un espacio de libertad, por mí que la vayan enterrando; y, desde luego, viendo que son estas majaderías las que se estilan, desde hoy mismo me apeo de su defensa, que dejo a los vindicadores de la democracia y a los apóstoles de la libertad. Toda esa morrallona progresista es el caballo de Troya que acabará desnaturalizando la fiesta nacional. Antes que contemplar sus efectos, prefiero seguir las prédicas del Dalai Lama.
www.juanmanueldeprada.com
-
Respuesta: En defensa de los toros
Toro de España
ANTONIO GARCÍA BARBEITO
Domingo , 28-02-10
Soy un vino de sangre y de misterio. Una madre de castas asentada en el fondo de las duelas del tiempo. No recuerdo mi origen, aunque sepa quién soy: un instinto que escribe a dos tintas mortales su lenguaje -paréntesis terrible donde escrituro el aire a mi nombre, para que el aire afile mis límites sagrados-, un lenguaje que traigo, sostenido en mi frente, como un mudo esperanto con el que se entienden millones de criaturas, aunque muchas de ellas no sepan pronunciarme. No sé de dónde vengo. Nadie, en verdad, lo sabe. Pero dicen mi nombre y sobran parentescos. A mi sangre primera quizá le picara un tábano de luna que le dejó por dentro este mar incendiado y oscuro, imprevisible mar que se extiende en remanso o golpea furioso con duros oleajes que le rompen los brazos a la piedra y al aire. O fue que la retaron los vientos iracundos y cuando el viento quiso doblar aquella frente, se rompió en su dureza y nacieron dos rayos, estos rayos que ahora desatan en los ruedos tormentas de delirio.
Soy un vino de sangre. Yo no soy una aislada vendimia, un casual de uvas con latidos: me empujan desde lejos, desde siglos y siglos, sangres que se quedaron madurando por dentro, envejeciendo bravas, sin prisas. Como el vino. Y como el vino puedo encender una fiesta o dejar sobre el hule -borrachera de muerte- a quien no haya sabido beberme con respeto, a quien se descuidara de mis tragos mortales, a quien se le subiera mi vino a la cabeza. Soy el toro de España, el bravo que ha creado a su alrededor un mundo donde tiemblan la espada y las encinas. Un mundo estremecido de hombres que se dejan la edad pronunciando mi nombre, hablándome en silbidos, interjecciones, ese otro lenguaje de dehesa que nació solamente para sonar conmigo. Fuego sobre otro fuego, al año ya he sentido la identidad candente, y la navaja en la oreja. Ya sé que el hierro quema. Pero sé que es sólo por mí por lo que se extiende el campo y se aparta el cemento, se agrupan las encinas, se levanta la yerba, y -se me posan en bando de aladas banderillas- yo soy el caballete de los espulgabueyes. El campo que yo impongo no es un erial acorralado: crece la vida en mí y en cuanto me rodea. Mi vida exige vida: aire, sol, agua, espacio, verdor, sombra, silencio, pastizales abiertos, noches por las que sólo se mueven los vuelos atrevidos y luceros que guiñan en el azul sin fondo, y una luna que amaga como curvo unicornio, o se muestra como un ruedo de estaño, como tarde dividida en alto solisombra.
Soy el toro de España. Mi divisa es España con todas sus banderas, con todas sus palabras, con todos sus acentos. Y mi plaza es España, redondo mapa mío sin puntos cardinales. España es esa patria redonda de mi sangre, esa tonsura urbana que tienen las ciudades con órdenes taurinas. Yo podría vivir domesticado, esclavo de carretas y yugos; yo podría vivir en las estampas del viejo ayer -retrato de mi ausencia- sin gloria y sin defensa. Y soy terrateniente de dehesas. Tengo bieldos dispuestos a batirse con el vuelo travieso de las telas y la gracia de luces del engaño. Por mí existe, más hermoso, el caballo, porque por mí se hicieron artistas -toreros- los caballos. Yo le doy a la tierra la paz que otros le niegan. Por mí se ha creado un lenguaje entre los hombres, un lenguaje sin el cual tartamudearía la palabra que suena hecha idioma asentado. Por mí se han creado oficios que son artes. Y por mí se han inmortalizado poetas y pintores, músicos y escultores. Por mí convive un mundo heterogéneo que mi nombre convoca a la misma ceremonia. ¿Quién pide que me vaya, si adonde yo me vaya todos vendrán conmigo, si ya no hay quien separe lo que unieron los siglos, las pasiones, la fiesta, el arte, la hermosura? No son nuevos los gritos; estoy hecho a los verdes pañuelos, a los cambios de tercio de los ánimos públicos. Estoy hecho a reveses. Ayer, siglos atrás, lo mismo fui motivo de anatema -cuando ni San Lucas pudo librarme de tiaras- que, más tarde, ocasión benéfica para salvar a un santo.
Según conviniera, fui vino de pecado o tónico milagroso. He sentido sobre mi lomo las flores del aplauso y las puyas invisibles de mis contrarios. Estad tranquilos. No es la primera vez que me sale al encuentro un frente de enemigos queriendo desmocharme, clamando por mi amparo -son otras las razones: no es por mí tanto grito, es por esa piel mía que se echa en los mares con el hierro de España quemándole en las ancas-, cuando yo no valdría para morir de manso, congelada tormenta, disecados carbones, domada llamarada, desnortada querencia que caminara errática hacia un cerrado sin casta al pie de los cabestros.
Soy un vino de sangre. Mi mundo es la bodega de mi sangre, y mis cuidadores tienen más de bodeguero que de ganadero. Soy un dios en los versos, un octosílabo entero frente a un estoque de pluma, arte mayor cuadrado en dos cuartetos, seguidilla que tiene la gracia dentro. La estampa más completa en los lienzos cuarteados de las pinacotecas, el ritmo de la música que ensarta pasodobles, y soy bronce o soy piedra cuando llegan las manos a copiar mi figura. Y soy voz ya de todos: por mí pronuncian todos lo que sin mí serían los puntos suspensivos de imposibles palabras... Soy el eje clavado en el centro de España, para que por mí giren felices las pasiones. Acepto mi suerte de bravo que pelea, de bravo que prefiere una recta rúbrica de estoques, antes que una vejez de sangre sin respuesta. No es por mí tanto grito: yo tengo mis defensas, nadie amarra mi suerte, y mis astas no tienen jamás misericordia, si la carne se pone donde el error la lleva. Si a mí no me dejaran vivir en ese pozo donde mi sangre es agua que levanta triunfos, o doloroso remolino que ensarta cuanto alcanza, vagaría sin sexo, eunuco de dehesas, afeminando el campo que es varón por mi nombre. Estad tranquilos. No se mata un idioma cercenando la lengua: seguiría sonando -sin voz, pero sonando- en cuanto el pensamiento «pronunciara» mi nombre. Mi voz está en las voces. Estad tranquilos. Aunque haya algunos que pidan mi vuelta -¿a qué dehesas?- mientras con el silencio mantienen bárbaras tradiciones donde trota sin salida mi bravura amarrada, y consienten que vaya en mofa de borrachos y torpes sanguinarios que me sueñan gandinga por las calles del pueblo, en un trato sin nombre de errados matarifes. No podrán con mi nombre -y creen que me derriban tirando en los alcores mi perfil de hojalata-; que vengan a mi frente a hablar de plebiscitos, que los bravos no somos tibieza de consulta ni aceptamos más juegos que morir como bravos en arenas de tardes que dejan al desnudo naipes de espadas duras y de telas de engaños. Estad tranquilos. Pasto tras las sonoras alambradas de las partituras, bebiendo semifusas, ramoneando corcheas, y estoy en los pinceles y estoy en las paletas, y estoy en todo el arte que acompaña mi danza.
Estad tranquilos. No escribiré a cornadas las respuestas precisas. Que me basta saber -y que lo sepan- que «la lengua en corazón tengo bañada/y llevo al cuello un vendaval sonoro». Y soy más inmortal cuanto más muero.
Toro de España - Opinion_La_Tercera - Opinion - abcdesevilla.es
-
Respuesta: En defensa de los toros
MALDITA LA ALMA DE ISLERO
MANOLETE, EN EL PANTEÓN DE NUESTROS GRANDES
A mí la afición taurina me viene de refilón. Pero, a cuenta de ser una de las expresiones más acabadas de la españolía, y tener en estos tiempos tantos detractores, me he propuesto hacer cursos acelerados de tauromaquia, para hacerme entendido en esta materia y hacer la apología del Toro, el Torero y la Fiesta Nacional.
Siempre, eso sí, fui admirador de Manolete. Por mera razón cronológica no pude seguir ninguna de sus faenas, pero alguna he visto en blanco y negro, de esas grabaciones antiguas. No quiero hablar de Manolete de oídas, repitiendo los consabidos tópicos: "Torero germánico", blablabla... Y menos todavía quiero ver ninguna película grabada actualmente sobre este personaje. No hay ningún actor contemporáneo, ni español ni extranjero, que tenga la raza que tenía Manolete para interpretarlo. Los parecidos físicos son traicioneros. Para interpretar el papel de Manolete hace falta tener algo más que nariz, digamos que es menester tener cojones, y los cojones bien puestos como los tenía él. Dudamos que un narigudo extranjero pueda hacerle justicia interpretando el papel de este matador.
Bendita sea la memoria de Manolete. Amén.
Si tratara de hablar de Manolete, lo poco que podría hablar de él, lo tendría que hacer desde la simpatía que este icono del Arte Taurino me ha inspirado de siempre. Pienso que esta admiración mía, no falta de inefable simpatía, por un personaje que no pude conocer tiene que deberse a las alabanzas que mis mayores le prodigan. Siempre que entre los míos se habla de Toros... Se termina hablando de Manolete. Por eso mismo, para mí, Manolete es el Torero por excelencia. E ignoro si la vecindad nuestra con Córdoba colindante es que en mi casa siempre hayamos sido, en lo que a tauromaquia atañe, estrictos observantes del Arte de la Escuela Cordobesa.
En cierta ocasión -cuentan los míos- cuando Manuel Benítez "El Cordobés" todavía era un aspirante a espada, trajinaba los caminos con otros dos compadres. Y aconteció que llegaron a la puerta del cortijo de mi abuelo.
Me imagino a los pobres maletillas que iban de la Ceca a la Meca, acariciando el sueño de triunfar en la arena. Tuvo que ser por fuerza en una de las estaciones de buen tiempo, cuando cobra sentido que fuesen de allá para acá por los caminos, a la busca de una feria que es decir, para el torero, una oportunidad.
Mi abuelo, como era su costumbre, estaría sentado a la puerta de la casería leyendo "El Quijote" (el libro que concentraba su afición lectora). Aquella mañana o aquella tarde, ellos sabrán y averígüelo Vargas, mi abuelo trabó conversación con aquellos tres andariegos de exiguo hatillo y estoque, todavía sin haber estrenado ni montera ni un mal traje de luces. Comprobado que aquellos tres motilones iban a probar suerte con el capote y la espada, mi abuelo los sometió a la ordalía que, en lo atañedero a la estricta dogmática y pragmática taurófila de mi abuelo, permitió que aquellos tres caminantes pudieran sentarse a la mesa de nuestra casa.
-¿Y qué me decís de Manolete? -preguntaría mi abuelo.
-¡Superior, maestro! ¡Superior! ¡Cómo él no hay dos!
-¿Y podría haberlos? -volvió mi abuelo a inquirir.
-¡Como Manolete no podrá haber dos! ¡Pué se rompió el molde cuando lo parieron! ¡Maldita la alma de Islero*! -acertó a decir uno de los tres maletillas.
Mi abuelo, habiendo reputado que decían verdad y no fingían su veneración por la figura sobrehumana de Manolete, vino a apiadarse de aquel trío moceante, pobres y mal vestidos a los que se les veía sin doblez. Y comprobando que su sinceridad era de ley, tanto como el hambre que gastaban, dio una voz y dijo:
-¡A ver, mujer, saca tres platos más! ¡Que estos zagales comen hoy con nosotros!
Los cordobeses agradecieron mucho la hospitalidad de mi abuelo. Y se despidieron, después de echar una cabezada en la lonja del cortijo, a la sombra del toldo que formaba el emparrado.
Pero miedo da pensar que esos tres mozos le hubieran llevado la contraria a mi abuelo en su dogma taurómaco de estricto y ortodoxo "Manoleteísmo".
Después, cuando Manuel "El Cordobés" triunfó, y hasta sus faenas las retransmitían por el televisor, mi abuelo se aficionó a él, enorgulleciéndose de haberle dado un plato de garbanzos en aquella que va tocando a su final.
Pero Manolete seguiría siendo inimitable... Supremo, Superior. ¡Maldita la alma de Islero! Pero "toros" peores que Islero haberlos haylos, que son los que cornudos ellos, quieren empitonarnos con sus extranjerizantes gustos y baldías polémicas.
Hemos llegado a tal contranaturaleza en nuestra sociedad que ya no hay dos Españas, sino cuatro: la España y la anti-España, la antitaurina y la taurina. Yo soy de pensar tan simple que termino resolviendo que, si los anti-españoles son anti-taurinos, yo soy anti-anti-taurino, por amor de llevarles la contra. Defender la Fiesta Nacional es un imperativo para aquellos que no queremos terminar hablando ni inglés ni árabe. Por eso mismo, a mí -que los toros ni me gustaban ni me dejan de gustar- ahora me van a gustar cada día más. Pues si nuestros enemigos nos quieren dividir por ahí, después de hacerlo por otros costados... No queda otra que la apología de la ibérica Tauromaquia.
¡Y eso es lo que hay!
*Islero: nombre del toro miura que el 28 de agosto de 1947, en la Plaza de Toros de Linares, corneó mortalmente a D. Manuel Laureano Rodríguez Sánchez, "Manolete", que en gloria esté.
Maestro Gelimer
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
-
Respuesta: En defensa de los toros
Magnífico y conmovedor aporte Hyeronimus!!!
-
Respuesta: En defensa de los toros
http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif El torero José Tomás agradece a la Virgen de Guadalupe haberle salvado la vida - ReL
«TORERO, TORERO» http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif El torero José Tomás agradece a la Virgen de Guadalupe haberle salvado la vida http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif Al abandonar este fin de semana el hospital tras la grave herida que sufrió en la plaza de Aguascalientes, el de Galapagar expresó emocionado su profundo agradecimiento a los médicos, el público mexicano y a la Virgen de Guadalupe el haberse «podido agarrar a la vida con la fuerza con que agarré». ¿Un milagro?
R.R./ReL http://www.religionenlibertad.com/im..._letra_%2B.gif http://www.religionenlibertad.com/im...on_letra_-.gif http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif
http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif El torero José Tomás ha abandonado este fin de semana el hospital Miguel Hidalgo de Aguascalientes (centro de México), después de que los médicos lo dieran de alta, dando las gracias por estar vivo a los médicos, a la afición mexicana y española y a la Virgen de Guadalupe.
«Soy consciente de que hoy estoy aquí gracias a esas manos tan oportunas que en el ruedo taponaron mi herida, al equipo médico que me atendió; sin ellos no me hubiera podido agarrar a la vida con la fuerza que me agarré, por supuesto a la Virgen de Guadalupe», ha dicho el diestro de Galapagar.
«Hace unos días, aquí mismo en Aguascalientes, con motivo de un acto de la fundación que presido, decía: “Aquí en esta tierra me hice torero, aquí recibí mi primera cornada grave, desde entonces llevo sangre mexicana en mis venas, me siento mexicano de adopción”», añadió Tomás visiblemente emocionado.
«No se puede sentir uno más mexicano y más agradecido. Gracias México. Gracias a todos, a todos los llevo en mi corazón», ha dicho antes de recibir un fuerte aplauso de los presentes quienes han coreado «torero, torero».
-
1 Archivos adjunto(s)
Respuesta: En defensa de los toros
La Federación inicia una Campaña de recogida de firmas a favor de los Toros en la Comunidad de Madrid
• En respuesta a la decisión de la organización “El refugio” de presentar una Iniciativa Legislativa Parlamentaria (IPL) para prohibir los toros en Madrid
• Las 55 peñas federadas recogerán las firmas en su zona de influencia y la entidad las presentará en el organismo competente
Madrid, 24 de marzo de 2010. La Federación Taurina de Madrid va a comenzar una campaña de recogida de firmas con el fin de demostrar que Madrid sí quiere toros en su comunidad.
Esta iniciativa nace tras conocer la intención de la organización protectora de animales “El Refugio” de comenzar una campaña de recogida de firmas para prohibir los toros en la Comunidad de Madrid.
Para ello las 55 peñas federadas, y todo el aficionado que lo desee, tendrán a su disposición un formulario –que se adjunta en esta nota de prensa- con el que podrán recoger las firmas en su zona de influencia. Después las remitirán a la sede de la Federación situada en el Estadio Teresa Rivero, calle Payaso Fofó S/N, Restaurante Cota, 28018 de Madrid. Una vez cerrado el plazo de recogida, la Federación Taurina de Madrid las entregará en el organismo competente.
Desde la Federación Taurina de Madrid invitamos a todos los aficionados a que se sumen a esta iniciativa. Es mucho lo que está en juego y debemos demostrar, ahora más que nunca, que luchamos unidos por defender nuestra Cultura. Di sí a los toros y participa activamente en esta recogida de firmas.
Para solicitar el formulario de recogida de firmas o para conocer más datos de la campaña pueden contactar con:
- Jorge Fajardo, Presidente de la Federación Taurina de Madrid. Tel:629 03 90 91
ftcmadrid@yahoo.es Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
- Patricia Sánchez: Responsable de Comunicación y prensa. Tel: 629 06 21 91
comunicacionftcmadrid@yahoo.es
-
1 Archivos adjunto(s)
Respuesta: En defensa de los toros
-
Respuesta: En defensa de los toros
Este hombre es un liberal que nunca me ha caído muy bien, pero esta entrevista es interesante:
«Si prohibieran los toros, habría que prohibir la langosta y el paté»
Mario Vargas Llosa. Escritor y ganador del III Premio Periodístico Taurino Manuel Ramírez
http://www.abcdesevilla.es/Media/201...a--300x300.jpg
Vargas Llosa, ganador del III Premio Periodístico Taurino Manuel Ramírez. EDUARDO SAN BERNARDO
POR JESÚS ÁLVAREZ
Publicado Jueves , 13-05-10 a las 07 : 04
Mario Vargas Llosa se declara «muy feliz» por el premio, concedido por ABC y patrocinado por Persán, que recogerá en Sevilla el próximo mes. También reconoce que el artículo publicado el pasado 18 de abril en El País originó «cartas furibundas» en su contra de los denominados «pacifistas antitaurinos».
—¿Desde cuándo va a los toros?
—La primera vez fue con 10 años en Cochabamba, en Bolivia, de la mano de mi abuelo.
—¿Recuerda la primera gran corrida que vio?
—Fue en Lima durante la Feria del Señor de los Milagros y toreaba Antonio Ordóñez.
—Dice en su artículo que la fiesta «es un espectáculo con algo de danza y de pintura, de teatro y poesía». ¿Los que no ven nada de esto en los toros, es que no tienen sensibilidad artística?
—Uno de los grandes atractivos de la fiesta es que se parece mucho a la vida porque reúne cosas muy diversas: música, color, fantasía y misterio. Está relacionada con muchas artes porque hay en ella algo espontáneo que surge y luego desaparece, como el teatro. Pero no se puede juzgar a la gente de manera severa. Hay gente que tiene sensbilidad para la música y gente que no la tiene. Otros la tienen para la pintura o para la poesía. Para ver todo esto en los toros tal vez se requiera cierta sensibilidad y la gente que no la tiene, pues sólo digo que hay que respetarla, por supuesto.
—En Cataluña se identifica en ciertos ámbitos el ser «muy taurino» con ser «muy español».
—Es verdad que los toros se identifican mucho con la tradición española, pero yo he estado viviendo cinco años en Barcelona y he visto en la plaza a muchos catalanes que saben mucho de toros. Me parece ridículo, pues, separar la tradición catalana de la tradición española. Y también hay mucha afición y tradición a los toros en otros países como Francia o América Latina.
—En relación con la campaña para prohibir las corridas de toros en Cataluña, Boadella dice que «cuanto más nacionalista catalán seas, más antitaurino debes de ser...»
—Boadella da en el blanco. Detrás de esta movilización, hay, sin duda, muchos antitaurinos por convicción, pero también un elemento político claro que trata de separar de España de Cataluña, algo que a mí me parece inseparable. Detrás de esa campaña prevalece seguramente una intención política más que de amor a los toros.
—Sostiene usted que «una langosta o un cangrejo sufre más que un toro», pero admitirá que de este sufrimiento no se hace un espectáculo,...
—Pues yo creo que de la gastronomía también se hace un espectáculo, porque no sólo entra por la garganta o por el estómago, sino también por la vista.
—¿Por qué cree que prohibir las corridas, aparte de un agravio obvio a la libertad individual, es «jugar a las mentiras», como dice en el artículo premiado?
—Porque hay una hipocresía al señalar a los toros como un caso prototípico de crueldad y olvidar que esa crueldad se vuelca sobre muchísimos animales, por ejemplo, en la comida, en la gula, en el vestuario, en el atuendo, y a veces en la pura frivolidad, Y sin embargo, no hay campañas equivalentes a los toros respecto a todas esas formas en las que se puede ver la utilización del animal en función del apetito o del capricho. Los toros existen sólo en los países donde hay corridas y allí son tratados con un cariño y amor extraordinarios, como puede apreciarse en las dehesas.
—Pero la crueldad con el toro en la plaza es innegable...
—Nadie va a negar que la fieta es dura y que tiene cierta crueldad, por supuesto, pero esa crueldad, en el caso de la fiesta, la viven casi en igualdad de condiciones los toros y los toreros. Y los toros son animales bravos, animales de combate, de pelea, y los animales que entran en la plaza embisten y se enfrentan así a la muerte. Yo opino que quien está en contra de eso, que no vaya a los toros. Prohibirlos me parece inaceptable: para mí sería lo mismo que prohibir la langosta, los cangregos, los peces, el paté, etcétera.
—¿Cómo ve que se hagan campañas «informativas» contra los toros?
—Las campañas contra los toros tienen una gran tradición en el mundo hispánico, pero que haya campañas para que la gente deje de ir a los toros no me parecen mal y en buena hora si la gente deja de ir por iniciativa propia a los toros. Entonces la fiesta irá desapareciendo sin que nadie la prohiba, pero creo que eso no va a pasar. La fiesta está muy viva y da, por fortuna, señales de gran vitalidad.
—Si José Tomás hubiera muerto en Aguascalientes, se hubiera acabado el debate en Cataluña sobre si los toreros no compiten en buena lid con los toros, jugándose aquellos también la vida?
—No. Ese debate no se acabará. Es un debate muy antiguo. Recuerdo el caso de Azorín, que en su juventud fue un antitaurino militante y escribió verdaderos anatemas contra los toros y después se convirtió en un gran defensor de la fiesta.
—Cuando escribió este artículo recibió algún tipo de presión o amenaza por parte de alguien?
—Recibí muchas cartas hostiles y furibundas. El artículo lo escribí porque había una polémica muy viva sobre este asunto y creí que los que gozamos con los toros debíamos intervenir y no dejar que solamente hablaran los que están en contra. Pero me llama la atención que los que se denominan tan pacifistas antitaurinos se muestren con tanta beligerancia a la hora de defender su postura.
—¿Cuándo fue la última vez que disfrutó de una faena tan intensa «como un concierto de Beethoven o un poema de Vallejo», como comenta en su artículo?
—La última corrida de la Feria de Octubre en el Perú con José Tomás. No le tocaron buenos toros, pero como los grandes maestros supo construirlos y hacer dos grandes faenas.
«Si prohibieran los toros, habría que prohibir la langosta y el paté» - Toros - Toros - abcdesevilla.es
-
Respuesta: En defensa de los toros
Aquí está el artículo premiado de Vargas Llosa:
Torear y otras maldades
Artículo del escritor Mario Vargas Llosa publicado el pasado 18 de abril del presente año, en el diario EL PAÍS
POR MARIO VARGAS LLOSA
Publicado Jueves , 13-05-10 a las 07 : 04
El intento de prohibir las corridas de toros en Cataluña ha repercutido en medio mundo y, a mí, me ha tenido polemizando en las últimas semanas en tres países en defensa de la fiesta ante enfurecidos detractores de la tauromaquia. La discusión más encendida tuvo lugar en la noche de Santo Domingo -una de esas noches estrelladas, de suave brisa, que desagravian al viajero de la canícula del día-, en el corazón de la Ciudad Colonial, en la terraza de un restaurante desde la que no se veía el vecino mar, pero sí se lo oía.
Alguien tocó el tema y la señora que presidía la mesa y que, hasta entonces, parecía un modelo de gentileza, inteligencia y cultura, se transformó. Temblando de indignación, comenzó a despotricar contra quienes gozan en ese indecible espectáculo de puro salvajismo, la tortura y agonía de un pobre animal, supervivencia de atrocidades como las que enardecían a las multitudes en los circos romanos y las plazas medievales donde se quemaba a los herejes. Cuando yo le aseguré que la delicada langosta de la que ella estaba dando cuenta en esos mismos momentos y con evidente fruición había sido víctima, antes de llegar a su plato y a sus papilas gustativas, de un tratamiento infinitamente más cruel que un toro de lidia en una plaza y sin tener la más mínima posibilidad de desquitarse clavándole un picotazo al perverso cocinero, creí que la dama me iba a abofetear. Pero la buena crianza prevaleció sobre su ira y me pidió pruebas y explicaciones.
Escuchó, con una sonrisita aniquiladora flotándole por los labios, que las langostas en particular, y los crustáceos en general, son zambullidos vivos en el agua hirviente, donde se van abrasando a fuego lento porque, al parecer, padeciendo este suplicio su carne se vuelve más sabrosa gracias al miedo y el dolor que experimentan. Y, sin darle tiempo a replicar, añadí que probablemente el cangrejo, que otro de los comensales de nuestra mesa degustaba feliz, había sido primero mutilado de una de sus pinzas y devuelto al mar para que la sobrante le creciera elefantiásicamente y de este modo aplacara mejor el apetito de los aficionados a semejante manjar. Jugándome la vida -porque los ojos de la dama en cuestión a estas alturas delataban intenciones homicidas- añadí unos cuantos ejemplos más de los indescriptibles suplicios a que son sometidos infinidad de animales terrestres, aéreos, fluviales y marítimos para satisfacer las fantasías golosas, indumentarias o frívolas de los seres humanos. Y rematé preguntándole si ella, consecuente con sus principios, estaría dispuesta a votar a favor de una ley que prohibiera para siempre la caza, la pesca y toda forma de utilización del reino animal que implicara sufrimiento. Es decir, a bregar por una humanidad vegetariana, frutariana y clorofílica.
Su previsible respuesta fue que una cosa era matar animales para comérselos y así poder sustentarse y vivir, un derecho natural y divino, y otra muy distinta matarlos por puro sadismo. Inquirí si por casualidad había visto una corrida de toros en su vida. Por supuesto que no y que tampoco las vería jamás aunque le pagaran una fortuna por hacerlo. Le dije que le creía y que estaba seguro que ni yo ni aficionado alguno a la fiesta de los toros obligaría jamás ni a ella ni a nadie a ir a una corrida. Y que lo único que nosotros pedíamos era una forma de reciprocidad: que nos dejaran a nosotros decidir si queríamos ir a los toros o no, en ejercicio de la misma libertad que ella ponía en práctica comiéndose langostas asadas vivas o cangrejos mutilados o vistiendo abrigos de chinchilla o zapatos de cocodrilo o collares de alas de mariposa. Que, para quien goza con una extraordinaria faena, los toros representan una forma de alimento espiritual y emotivo tan intenso y enriquecedor como un concierto de Beethoven, una comedia de Shakespeare o un poema de Vallejo. Que, para saber que esto era cierto, no era indispensable asistir a una corrida. Bastaba con leer los poemas y los textos que los toros y los toreros habían inspirado a grandes poetas, como Lorca y Alberti, y ver los cuadros en que pintores como Goya o Picasso habían inmortalizado el arte del toreo, para advertir que para muchas, muchísimas personas, la fiesta de los toros es algo más complejo y sutil que un deporte, un espectáculo que tiene algo de danza y de pintura, de teatro y poesía, en el que la valentía, la destreza, la intuición, la gracia, la elegancia y la cercanía de la muerte se combinan para representar la condición humana.
Nadie puede negar que la corrida de toros sea una fiesta cruel. Pero no lo es menos que otras infinitas actividades y acciones humanas para con los animales, y es una gran hipocresía concentrarse en aquella y olvidarse o empeñarse en no ver a estas últimas. Quienes quieren prohibir la tauromaquia, en muchos casos, y es ahora el de Cataluña, suelen hacerlo por razones que tienen que ver más con la ideología y la política que con el amor a los animales. Si amaran de veras al toro bravo, al toro de lidia, no pretenderían prohibir los toros, pues la prohibición de la fiesta significaría, pura y simplemente, su desaparición. El toro de lidia existe gracias a la fiesta y sin ella se extinguiría. El toro bravo está constitutivamente formado para embestir y matar y quienes se enfrentan a él en una plaza no sólo lo saben, muchas veces lo experimentan en carne propia.
Por otra parte, el toro de lidia, probablemente, entre la miríada de animales que pueblan el planeta, es hasta el momento de entrar en la plaza, el animal más cuidado y mejor tratado de la creación, como han comprobado todos quienes se han tomado el trabajo de visitar un campo de crianza de toros bravos.
Pero todas estas razones valen poco, o no valen nada, ante quienes, de entrada, proclaman su rechazo y condena de una fiesta donde corre la sangre y está presente la muerte. Es su derecho, por supuesto. Y lo es, también, el de hacer todas las campañas habidas y por haber para convencer a la gente de que desista de asistir a las corridas de modo que éstas, por ausentismo, vayan languideciendo hasta desaparecer. Podría ocurrir. Yo creo que sería una gran pérdida para el arte, la tradición y la cultura en la que nací, pero, si ocurre de esta manera -la manera más democrática, la de la libre elección de los ciudadanos que votan en contra de la fiesta dejando de ir a las corridas- habría que aceptarlo.
Lo que no es tolerable es la prohibición, algo que me parece tan abusivo y tan hipócrita como sería prohibir comer langostas o camarones con el argumento de que no se debe hacer sufrir a los crustáceos (pero sí a los cerdos, a los gansos y a los pavos). La restricción de la libertad que ello implica, la imposición autoritaria en el dominio del gusto y la afición, es algo que socava un fundamento esencial de la vida democrática: el de la libre elección.
La fiesta de los toros no es un quehacer excéntrico y extravagante, marginal al grueso de la sociedad, practicado por minorías ínfimas. En países como España, México, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y el sur de Francia, es una antigua tradición profundamente arraigada en la cultura, una seña de identidad que ha marcado de manera indeleble el arte, la literatura, las costumbres, el folclore, y no puede ser desarraigada de manera prepotente y demagógica, por razones políticas de corto horizonte, sin lesionar profundamente los alcances de la libertad, principio rector de la cultura democrática.
Prohibir las corridas, además de un agravio a la libertad, es también jugar a las mentiras, negarse a ver a cara descubierta aquella verdad que es inseparable de la condición humana: que la muerte ronda a la vida y termina siempre por derrotarla. Que, en nuestra condición, ambas están siempre enfrascadas en una lucha permanente y que la crueldad -lo que los creyentes llaman el pecado o el mal- forma parte de ella, pero que, aun así, la vida es y puede ser hermosa, creativa, intensa y trascendente. Prohibir los toros no disminuirá en lo más mínimo esta verdad y, además de destruir una de las más audaces y vistosas manifestaciones de la creatividad humana, reorientará la violencia empozada en nuestra condición hacia formas más crudas y vulgares, y acaso nuestro prójimo. En efecto, ¿para qué encarnizarse contra los toros si es mucho más excitante hacerlo con los bípedos de carne y hueso que, además, chillan cuando sufren y no suelen tener cuernos?
Torear y otras maldades - Toros - Toros - abcdesevilla.es
-
Respuesta: En defensa de los toros
Magnífico escrito el Vargas Llosa:aplauso:.
Por mi parte: Yo soy aficionado. Quiero agradecer calurosamente a los fundamentalistas de la prohibición el favor impagable que hacen a nuestra fiesta. Cuanto más las pian, más interesan los toros. Cuanto más se revisten de inquisidores, más gente se aproxima a este tesoro cultural. Cuanto más amenazan, más nos protegen, porque muestran el peligro real del totalitarismo y ponen en guardia a los amantes de la libertad. Cuanto más me insultan, más orgulloso me siento de ser español, taurino y tradicionalista. Gracias de todo corazón.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Valmadian
Particularmente lamentable me parece la asociación de ideas entre "afición" y "españolismo", ¿qué pasa, es que la dosis de patriotismo se vende con las entradas a las plazas? ya está bien de topicazos, España es mucho más y como supongo que este mensaje dará lugar a respuestas "escasamente amables" aviso que estoy dispuesto a dar las contrarréplicas en el mismo tono.
No me gustan los toros, y no es una obligación que me gusten, pero no pienso tolerar que nadie ponga en duda ni mi condición de español ni mi patriotismo, ¿soy claro?
Suscribo las palabras de Valmadian. Respeto "La Fiesta" al máximo, es muy española y todo lo que queráis...pero particular y personalmente (es mi opinión) me parece un coñazo y un muermo, amén que no me gusta ver como matan a un toro (rollo gladiador y circo romano) por muy grandes que tenga los testículos y muy bravo que sea. Siempre he sido muy "franciscano" para con las criaturas del Señor.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Coincido con Vargas Llosa; en estos temas, como en tantos otros que se prestan a la polémica, lo peor es la falta de respeto entre las partes enfrentadas.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Serafín Marín: “No quería nacionalismos, quería defender la Fiesta en Cataluña”
Redacción | Publicado el 21 Mayo, 2010 | Un Comentario
El diestro Serafín Marín ha sido el protagonista del festejo al trenzar el paseíllo enfundado en una bandera catalana y tocado con una barretina.
El torero barcelonés ha explicado sobre el gesto del paseíllo que ha querido hacerlo “porque Madrid es la cátedra del toreo y no hay mejor escenario para defender la Fiesta y lo he hecho con esa intención, defender lo que está ocurriendo en mi tierra, porque estamos pasando momentos muy críticos en la Fiesta en Cataluña y desde aquí quería defenderla”.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Ordóñez
Serafín Marín: “No quería nacionalismos, quería defender la Fiesta en Cataluña”
Redacción | Publicado el 21 Mayo, 2010 |
Un Comentario
El diestro Serafín Marín ha sido el protagonista del festejo al trenzar el paseíllo enfundado en una bandera catalana y tocado con una barretina.
El torero barcelonés ha explicado sobre el gesto del paseíllo que ha querido hacerlo “porque Madrid es la cátedra del toreo y no hay mejor escenario para defender la Fiesta y lo he hecho con esa intención, defender lo que está ocurriendo en mi tierra, porque estamos pasando momentos muy críticos en la Fiesta en Cataluña y desde aquí quería defenderla”.
Pues la verdad, lo he escuchado esta mañana en la Radio, y sinceramente, me parece un acto simbólico bastante bonito y acertado donde se reivindica la identidad del toreo en Cataluña. Por lo demás hubo mucho tontolculo que le pitó, y como no puede ser de otra manera, no le hicieron ningún bien a la fiesta.
Muy bien Serafín, con un par.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Lo mismo digo Mefistofeles. Me pareció una estampa realmente entrañable.
Esos que pitan, ¿qué España dicen querer? Serafín sacó dos símbolos bien españoles.
En fin, entre tirios y troyanos aviados vamos.
-
Respuesta: En defensa de los toros
El fin de los toros, una estocada a la economía
L. RODRÍGUEZ
Actualizado Miércoles , 26-05-10 a las 01 : 18
En pleno debate catalán sobre la prohibición de los toros, abcdesevilla.es ha analizado la repercusión económica que tendría en España el fin de la Fiesta Nacional.
Para ello, ha contado con el testimonio del torero Manuel Jesús Cid, el ganadero Eduardo Miura Martínez, el director de la escuela taurina de Camas, Fernando Rodríguez 'El Almendro' y la directora del hotel Vincci-La Rábida, Yolanda Rodríguez.
¿Cuánto vale un toro?
- En España hay 1.200 empresas ganaderas que viven del toro y contribuyen a la conservación de las dehesas.
- Una ganadería como Miura depende de los 70 toros de lidia que vende en una temporada para cubrir los gastos de sus 600 reses.
- Un toro bravo cuesta desde su gestación hasta su muerte en la plaza unos 4.000 euros. Se vende por unos 12.000 euros.
¿Cuántos puestos de trabajo estarían en peligro?
- De que un torero trabaje dependen directamente unas 12 familias, incluyendo a los componentes de la cuadrilla.
- En una ganadería trabajan, además del propietario, los vaqueros, mayorales y cuidadores de finca.
- Un hotel referente taurino en temporada llena las habitaciones de huéspedes de clase media-alta, además de los toreros que allí se visten para ir a la plaza.
- En una plaza como la Maestranza trabajan en temporada taurina unas 650 personas, entre porteros, acomodadores, vendedores, personal sanitario y los propios matadores.
Trabajo para las nuevas generaciones
- Según la Asociación Nacional de Mayorales, aunque la oferta ha caído un 28%, cada vez las ganaderías buscan personal más especializado en el cuidado del toro bravo y la dehesa. En la actualidad hay unas 10.000 personas en España que trabajan de vaqueros guardas o mayorales.
- En la escuela taurina de Camas hay 28 alumnos en la actualidad formándose para ser toreros. La mayoría de ellos no contenpla su futuro en otra profesión.
Vivir en la dehesa o como bicho raro en los zoos
- El toro bravo vive hasta seis años es la dehesa comiendo pasto y pienso y moviéndose con libertad. Para muchos profesionales del mundo taurino el fin de las corridas sería el fin del animal, que quedaría confinado a los zoológicos o en pequeños reductos de tierra para que la gente los admirara como a los leones en África.
- El toro bravo contribuye a la preservación y cuidado de la dehesa, un ecosistema de gran importancia económica y social en la Península Ibérica.
El fin de los toros, una estocada a la economía - Toros - Toros - abcdesevilla.es
-
En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Reke_Ride
Suscribo las palabras de Valmadian. Respeto "La Fiesta" al máximo, es muy española y todo lo que queráis...pero particular y personalmente (es mi opinión) me parece un coñazo y un muermo, amén que no me gusta ver como matan a un toro (rollo gladiador y circo romano) por muy grandes que tenga los testículos y muy bravo que sea. Siempre he sido muy "franciscano" para con las criaturas del Señor.
Muy bien camarada :aplauso: plas :aplauso: plas :aplauso: plas.....
¡Ahora! supongo que esto lo apoyará Ud. desde su filosofía vegetariana, porque a no ser así, le explicaría con pelos y señales que también son criaturas del "Señor", las que sufren muchísimo desde su nacimiento hasta que llegan a las manos del "matarife", para pasar a ser alimento de esos mismos humanos que están en contra de todo lo relacionado con la llamada "fiesta nacional".
Y sí supuestamente fuera, que Ud. pertenece a la filosofía "omnivora", mire creo que al final de todo, es que a Ud. le falta bastante información para defender ó atacar todo lo relacionado con el "toro de lidia".
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Liga Santa
Muy bien camarada :aplauso: plas :aplauso: plas :aplauso: plas.....
¡Ahora! supongo que esto lo apoyará Ud. desde su filosofía vegetariana, porque a no ser así, le explicaría con pelos y señales que también son criaturas del "Señor", las que sufren muchísimo desde su nacimiento hasta que llegan a las manos del "matarife", para pasar a ser alimento de esos mismos humanos que están en contra de todo lo relacionado con la llamada "fiesta nacional".
Y sí supuestamente fuera, que Ud. pertenece a la filosofía "omnivora", mire creo que al final de todo, es que a Ud. le falta bastante información para defender ó atacar todo lo relacionado con el "toro de lidia".
Estimado amigo Liga Santa:
Reke Ride no se mete con la "fiesta nacional" (yo pensaba que eso era el mus xD), lo que no le gusta es el royo pan y circo que sale de ese lugar. Y la verdad, José Tomás no ayuda mucho, siempre sale lleno de sangre de sus faenas.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
mazadelizana
............. lo que no le gusta es el royo pan y circo que sale de ese lugar.
¡Quizás esa es otra perspectiva!, que este servidor suyo no a contemplado, Ud. conoce mejor a nuestro camarada Reke Ride y es mejor conocedor de sus comentarios, permitame que si en algo he incurrido, vaya por delante mi más sinceras disculpas.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Liga Santa
¡Ahora! supongo que esto lo apoyará Ud. desde su filosofía vegetariana, porque a no ser así, le explicaría con pelos y señales que también son criaturas del "Señor", las que sufren muchísimo desde su nacimiento hasta que llegan a las manos del "matarife", para pasar a ser alimento de esos mismos humanos que están en contra de todo lo relacionado con la llamada "fiesta nacional".
Y sí supuestamente fuera, que Ud. pertenece a la filosofía "omnivora", mire creo que al final de todo, es que a Ud. le falta bastante información para defender ó atacar todo lo relacionado con el "toro de lidia".
Soy carnívoro y tampoco me gusta ver como sufre el gorrino degollado; es simplemente un sentimiento o una sensación. Si en lugar de banderillas y estocada (que a veces falla) directamente se le metiera un tiro en la frente al bicho o un bazocazo, no tendría nada que objetar; lo mismo que hacer sufrir al cerdo para que luego la carne sepa mejor o cebar al pato para obtener un foie de calidad...no he condenado los toros, simplemente me parecen un coñazo y no estoy de acuerdo (como dice Valmadian) en que el ser entendido en la materia te haga mas español o menos español. Soy profano en cuanto al toro de lidia, pero si la Unidad y destino de la Patria depende de la supervivecia de las corridas de toros, vamos listos.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
mazadelizana
Estimado amigo Liga Santa:
Reke Ride no se mete con la "fiesta nacional" (yo pensaba que eso era el mus xD), lo que no le gusta es el royo pan y circo que sale de ese lugar. Y la verdad, José Tomás no ayuda mucho, siempre sale lleno de sangre de sus faenas.
Correcto amigo mío.
Joé, es lo que le he dicho arriba a Liga Santa...nadie disfruta mas que yo con una buena pata de cordero o un rabo de toro o un jamón de bellota, pero eso no significa que me guste ver o me produzca indiferencia obsevar un camión con gorrinos apilados llevados a su particular "auschwitz", o que esté de acuerdo en el ensañamiento practicado en mataderos...estoy diciendo que ser carnívoro o comer animales no implica tener el corazón mas frío que un témpano al ver a un torero fallar una estocada, o que no sienta una pequeña pena cuando pican o abanderillan al animal...joder, si eso es ser una mariquita sensiblera, pues soy un mariconazo.
Si eso es ser "vegetariano" pues que venga Dios y lo vea; si eso es ser "panteísta pseudoecologista" rollo "los animales son mis iguales" tampoco...los animales, vegetales y la tierra en general están subordinados al hombre, pero eso no implica mostrar indiferencia o superioridad, ni tampoco implica no mostrar respeto y amor.
Es como la Caza, me encanta, en su justa medida; cuando me como lo que cazo, pues me alimento. Sin embargo considero una aberración y un crimen la caza de elefantes, leones, tigres, osos, ballenas, etc...(siempre que no sea para controlar el equilibrio de un ecosistema; pero sin ensañamiento como las matanzas de focas en el Ártico) tan de moda en las cortes europeas de finales del XIX principios del XX...me produce arcadas observar a la reina Isabel de Inglaterra o a cualquier otro soberano posando con un león o elefante como trofeos.
Me gustarían los toros si el combate fuera con el toro sin picar y sin abanderillar; y si al final, la estocada fuera limpia y la muerte del animal, instantánea...hasta entonces estoy a favor de la fiesta nacional, pero no me gusta y eso no me hace menos español.
PD. Luego está el típico argumento: "te da mas pena que maten al animal que al torero"...y solo digo lo que me decía mi abuela: "quien por su gusto muere, nadie le llore".
PD2. No me ofende ningún comentario Liga Santa, no hay por qué disculparse hombre...simplemente tengo mi opinión y tú la tuya; que repito, no implica que sea contrario a los toros, ESTOY A FAVOR DE LOS TOROS, pero de ahí a que me gusten hay un abismo...antes me gustaba en exceso el fútbol, teniendo el privilegio de haber visto con mis propios ojos desde el mismo campo una final de la Champions League, aunque la perdiéramos (que muchos de vosotros jamás tendréis, jojojojo), pero ahora me produce indiferencia (salvo el Mundial y alguna final importante)...por el NEGOCIO en que se ha convertido y LA GRAN CANTIDAD DE MERCENARIOS EXTRANJEROS QUE LO HAN INVADIDO. Gracias a Dios he abierto los ojos. Y claro, ahora igual soy menos español, pero me la suda.
-
Respuesta: En defensa de los toros
El toreo, como todo, es cuestión de gustos. A unos les puede gustar y a otros no. Yo nunca he sido aficionado pero tampoco me ha molestado ni estoy en contra. Nunca he visto una corrida en la plaza, aunque a veces veo alguna por televisión. De vez en cuando traigo artículos o entrevistas sobre el tema porque dicen cosas que encuentro interesantes y exponen buenos argumentos contra los antitaurinos, y además, la fanática actitud de tantos antitaurinos y la hipocresía de los que condenan la fiesta pero no dicen nada del aborto me va escorando cada vez más a favor del toreo, aunque no termino de cogerle afición todavía. Estoy de acuerdo en que para ser buen español y patriota no hace falta que a uno le gusten los toros, ni es tampoco la consideración más importante. Puedo poner el ejemplo de mi hermana, que es contraria a las corridas pero tiene la suficiente cultura y educación para no atacar a los taurófilos, y respeta el gusto de mi madre por la fiesta. Y su amor a España y su radical oposición al aborto son patentes. Lo mismo puedo decir de los que en este foro expresan una posición contraria a la tauromaquia.
En este y tal vez otros hilos se ha explicado ya que el toro no sufre o no sufre apenas, mientras que otras actividades más necesarias que lúdicas aunque también sean entretenimiento, como la pesca, hacer sufrir más al animal. Pero comprendo también que no todo el mundo soporta ver una agresión a un animal. A mí me desagradaría ver torturar a un perro, pero el toreo lo considero más combate que tortura. Es cuestión de opinión. Y por supuesto tampoco me gusta el ensañamiento con el toro ni que se lo haga sufrir innecesariamente por no poder darle una estocada y tener que intentar varias veces, pero el torero es el primero que no quiere eso. Pero mucho más desagradable me pareció la impactante escena de la cogida de Julio Aparicio el otro día, aunque por supuesto fue algo muy excepcional, porque no es habitual que te entre por el cuello y te salga por la boca; no me explico ni cómo sobrevivió.
Estoy de acuerdo en que cazar leones, tigres o elefantes tiene más de vanidad que de necesidad, aunque debemos recordar que no siempre fue así, pero como tantas otras cosas ha degenerado. Si el león ha desaparecido de Europa, el norte África y casi toda Asia excepto un pequeño rincón de la India es porque atacaba los ganados y a los viandantes y había que defenderse. Lo mismo se puede decir de los osos, y por eso están casi extinguidos y está prohibida su caza. En tiempos del rey Favila cazarlos era algo más que un deporte; era cuestión de supervivencia. Y a los elefantes se los cazaba más que nada por el marfil, aunque ahora está muy mal visto y por eso está prohibido (no comprendo cómo no se le ha ocurrido a nadie criar rebaños de elefantes para producir marfil).
Y recordemos una vez más que el verdadero protagonista de la fiesta es el toro. Nadie dice que va a ver los toreros o que le gustan los toreros, sino que le gustan los toros, o va a los toros. Ese es el rey de la fiesta.
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Reke_Ride
Soy carnívoro y tampoco me gusta ver como sufre el gorrino degollado; es simplemente un sentimiento o una sensación. Si en lugar de banderillas y estocada (que a veces falla) directamente se le metiera un tiro en la frente al bicho o un bazocazo, no tendría nada que objetar; lo mismo que hacer sufrir al cerdo para que luego la carne sepa mejor o cebar al pato para obtener un foie de calidad...no he condenado los toros, simplemente me parecen un coñazo y no estoy de acuerdo (como dice Valmadian) en que el ser entendido en la materia te haga mas español o menos español. Soy profano en cuanto al toro de lidia, pero si la Unidad y destino de la Patria depende de la supervivecia de las corridas de toros, vamos listos.
¡Por Dios! apreciado camarada nunca mezclo Patria con nada, y en este caso no he querido decir, sí asi Ud. lo entendio, que se es menos español si a uno no le gusta las corridas de toros, la fiesta nacional, el bello arte, las faenas de plaza, las corridas de toros, etc., etc., etc..
Mire se es menos español, francés, inglés, etc., etc., si no se respeta a la Patria, si no se respeta su bandera, si no se respeta a su conciudadanos, si no se respeta su historia, si no se respeta todo lo que represente el sentirse a esa patria orgulloso de ella, y eso hace que se embilezca a el mismo, y sobre todo cuando alguien echa pestes de esa representación de la que debería ser su Patria. http://img156.imageshack.us/img156/4351/fas.gif
-
Respuesta: En defensa de los toros
Está claro. El toro es el protagonista; entiendo también que sin las corridas, la raza estaría condenada a la extinción, cosa que no ven sus pseudodetractores (me refiero a la chusma abortista y pseudoecologista).
En el caso de los animales que se extinguieron que has comentado, como el león europeo, los tigres del Caspio, las águilas gigantes de Nueva Zelanda, etc...etc....etc....en la gran mayoría de las situaciones, se debió a estados de necesidad (protección propia, abrigo, cuidado de los rebaños y personas, etc...) y en caso contrario, al no existir las armas de fuego, la lucha era mas proporcional y en ocasiones tenía un significado ritual (entre un hombre y un oso, por ejemplo): cosa que cambió por completo en la Edad Contemporánea.
-
En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Reke_Ride
Está claro. El toro es el protagonista; entiendo también que sin las corridas, la raza estaría condenada a la extinción, cosa que no ven sus pseudodetractores (me refiero a la chusma abortista y pseudoecologista).
En el caso de los animales que se extinguieron que has comentado, como el león europeo, los tigres del Caspio, las águilas gigantes de Nueva Zelanda, etc...etc....etc....en la gran mayoría de las situaciones, se debió a estados de necesidad (protección propia, abrigo, cuidado de los rebaños y personas, etc...) y en caso contrario, al no existir las armas de fuego, la lucha era mas proporcional y en ocasiones tenía un significado ritual (entre un hombre y un oso, por ejemplo): cosa que cambió por completo en la Edad Contemporánea.
¡Tá claro! zi zeñó....:aplauso: plas :aplauso: plas :aplauso: plas :aplauso:.....
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Liga Santa
Si estoy de acuerdo...además, esas pestes que echan, no te quepa la menor duda, nada tienen que ver con el sufrimiento del animal (toro) y sí mucho con la política, porque...¿en qué cabeza cabe creer que esa gente siente lástima por un animal como el toro bravo, pero absoluta indiferencia por el asesinato del ser mas indefenso que hay en la Naturaleza, como un feto humano?.
Por lo demás, sigo pensando igual, como dijo Hyeronimus en un mensaje anterior, cada cual tiene su propia concepción de lo que es arte (ojo, no se la niego al toreo) y así como por ejemplo considero una mierda (y ojo también, que no lo comparo al toreo, es solo un ejemplo) la obra de Miró y la gran mayoría de la obra de Picasso, otros sin embargo, la califican de espléndida. PARA GUSTOS, LOS COLORES. Es solo una cuestión de gustos...el Toreo es parte de nuestra historia y como tal, merece respeto, protección y conservación, otra cosa es que te guste o no: no deja de ser una fiesta como ocurría en otros pueblos como los minoicos; porque en aquellos tiempos no existía el fútbol o el baloncesto, ahora además tenemos fútbol desde el S.XIX, NADIE SE PLANTEA PROHIBIRLO, PERO HAY GENTE QUE NO LE GUSTA O INCLUSO LO DETESTA y no por ello se envilece mientras lo respete (si antes tenían toros, ahora tenemos toros y fútbol ¿acaso no era arte la pelota en las botas de Di Stefano, o de Mario Alberto Kempes? Estoy con lo que dices Liga Santa, y si te sirve de consuelo siempre seré un defensor de los Toros. ;)
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Liga Santa
¡Tá claro! zi zeñó....:aplauso: plas :aplauso: plas :aplauso: plas :aplauso:.....
Si yo llegué a ir con mi abuelo a una corrida y me impresionó la mole que es el bicho; de vez en cuando he visto alguna en la tele, y cuando torean bien es admirable, pero reconozco que me sigue dando grima y tengo que girar la cabeza o cambiar de canal cuando entran a matar (en eso, siempre seré un sensiblero, mea culpa) ;)
-
Respuesta: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Reke_Ride
....................... (en eso, siempre seré un sensiblero, mea culpa) ;)
Mia apreciado camarada Reke Ride, a un servidor de Ud. el ver soltar una lágrima a cualquier "femina" ó infante, me hace que broten desde mis ojos y caigan por mis mejillas unos chorretones de agua, que yo siempre digo para disimular que es sudor.......:muchagracia:
-
Respuesta: En defensa de los toros
...y se lo dices a un tío que ha derramado lágrimas con bodrios como "Liberad a Willy".
-
En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Reke_Ride
...y se lo dices a un tío que ha derramado lágrimas con bodrios como "Liberad a Willy".
-
La lógica de TVE
Cuando hace un par de meses un ciudadano de Sevilla reclamaba en televisión la vuelta de las retransmisiones en directo de las corridas de toros el director de relaciones institucionales de RTVE contestaba con las siguientes palabras: "el horario habitual de los espectáculos taurinos coincide con la franja de especial protección para la infancia y la juventud, por tanto es un horario incompatible..." (ver en este video)
Hoy sin embargo se ha retransmitido en directo el encierro de Pamplona en horario de protección infantil (a la misma hora en la que otras cadenas ponen "dibujitos") ¿Alguien entiende la lógica de TVE?
¿Soy yo muy retorcido o esto puede tener que ver con que los nacionalistas catalanes (apoyo parlamentario imprescindible de los sociatas) se oponen a las corridas al mismo tiempo que los nacionalistas vascos (apoyo parlamentario imprescindible de los sociatas) llenan de "cacarriñas" los sanfermines?
-
Re: La lógica de TVE
Prohibición de la Fiesta Nacional
4 Comentarios
http://andaluciacarlista.com/wp-cont...ro-300x226.jpgEl pasado día 5 de Agosto pudo leerse en la prensa que el portavoz de “Los Verdes de Andalucía”, Mario Ortega, alentado por su responsable de estrategia política, el ex diputado Francisco Garrido, ha anunciado que su formación, en colaboración con distintas organizaciones y colectivos sociales, recogerá firmas en 2.012 para el debate en el Parlamento andaluz de una Iniciativa Legislativa Popular que también prohíba las corridas de toros en Andalucía, para lo cual están dispuestos a recoger, al menos, 25.000 firmas en un periodo temporal de 3 meses. Esto es ya lo que nos quedaba por ver…
Estas “lumbreras” de la política andaluza se han caracterizado siempre por sus “brillantes” iniciativas. Mientras que Ortega alababa y elogiaba el “Mecanismo del botijo” en artículo publicado en El Ideal de Granada el día 24 de mayo de 2.004 frente a la degradación medioambiental que producen los modernos frigoríficos incitando a los lectores al desuso de este tipo de aparatos y la vuelta al búcaro en la fresquera, el ínclito Garrido presentó hace varios años en el Congreso de los Diputados una iniciativa denominada “Proyecto Gran Simio” para reconocer derechos cuasi humanos a chimpancés, gorilas y orangutanes. Que este tipo de “representantes públicos” sean votados por sus electores y vivan del cuento inventando “ideas luminosas” me parece de una desvergüenza y de un surrealismo que raya en lo grotesco.
Se puede entender que haya gente a la que no le guste la Fiesta NACIONAL, igual que habrá gente a la que no les guste el boxeo (deporte olímpico), las peleas de gallos (muy enraizada en muchos de nuestros pueblos andaluces y no digamos en Canarias…), el toro “embolao” (al que por cierto, Artur Mas quiere blindar para que no desaparezca en Cataluña), las monterías o cualquier otra afición lúdico-festiva; pero de ahí a valerse de un subterfugio legal de la política liberal para erradicar de nuestra Patria aficiones y festejos que conforman la esencia más profunda de la cultura tradicional española, va un Mundo. A este paso no creo que esté lejano que, al amparo de la Ley de Igualdad y la manida historia de la Alianza de las Civilizaciones, quieran también erradicar las fiestas de Moros y Cristianos del Levante español.
La cuestión no es la defensa del toro de lidia. Ese tipo de defensa “verde” (al igual que la defensa “verde” del lince ibérico) llevaría a su extinción como raza autóctona española ó lo llevaría sin remedio a ser expuesto en parques zoológicos. La cuestión es la erradicación, en aras de una malentendida “progresía”, de una tradición netamente española que forma parte inherente de nuestra cultura. Estamos ante la punta del iceberg de una corriente de comportamiento absolutamente “ligth” cuya única obsesión es que España pierda su idiosincrasia histórica y frente a la que hay que hacer oposición so pena de convertirnos en algo informe que nunca hemos sido. ¿Por qué no nos adelantamos los taurinos e iniciamos una recogida de firmas para el debate de una Iniciativa Legislativa Popular que declare la Fiesta Nacional como Patrimonio Histórico Artístico de Andalucía?. La pelota está en el tejado…
Frascuelo
Tags: Fiesta Nacional, Francisco Garrido, Mario Ortega, Toros
-
Re: En defensa de los toros
me parece lamentable y degradante para la cultura española el apañar estas maldades contra los pobre animales indefensos... es tan triste eso... creo que eso pone a España al mismo nivel de paises como Haiti donde montan peleas de gallos y que son tan relacionadas con la incultura y el tercermundismo...
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Valmadian
Me parecen muy respetables las opiniones de aquéllos a quienes gustan de "La Fiesta", pero me parecen un desatino las descalificaciones hacia quienes no aprecian este espectáculo. Particularmente lamentable me parece la asociación de ideas entre "afición" y "españolismo", ¿qué pasa, es que la dosis de patriotismo se vende con las entradas a las plazas? ya está bien de topicazos, España es mucho más y como supongo que este mensaje dará lugar a respuestas "escasamente amables" aviso que estoy dispuesto a dar las contrarréplicas en el mismo tono.
No me gustan los toros, y no es una obligación que me gusten, pero no pienso tolerar que nadie ponga en duda ni mi condición de español ni mi patriotismo, ¿soy claro?
Por otro lado, el artículo de Juan Manuel de PRADA, con el que suelo coincidir a veces, en esta ocasión me parece lamentable cuando mezcla toros con catolicismo, ¿qué pasa, es que es doctor de la Iglesia? Por tanto, insisto, a quienes les guste la fiesta que la disfruten, pero sin descalificaciones gratuitas, innecesarias y falsas a quienes no nos interesa.:no1:
Cita:
Iniciado por
Valmadian
Muchas gracias, en efecto, el patriotismo de espectáculo es eso "sólo parte del espectáculo", pero en modo alguno patriotismo "per se". Otra cuestión es la discusión habitual de si los toros A, o si los toros B. En ella yo no entro y conozco tantos argumentos en "pro", como en "contra".
Estas citas mías tienen la finalidad de demostrar cuál es mi postura respecto al tema.
Cita:
Iniciado por
Asunhattan
me parece lamentable y degradante para la cultura española el apañar estas maldades contra los pobre animales indefensos... es tan triste eso... creo que eso pone a España al mismo nivel de paises como Haiti donde montan peleas de gallos y que son tan relacionadas con la incultura y el tercermundismo...
Pero en lo que en modo alguno puedo coincidir es con ciertas afirmaciones suyas que destaco en negrita. Tales afirmaciones son reduccionistas y escasamente admisibles. La cultura española es mucho, muchísimo más, que lo que los toros significan o representan de España. Es absurdo afirmar que nos pone al nivel de Haiti o de otros países tercermundistas cuando, y para empezar, en ninguno de ellos estaría planteado el debate intelectual y moral acerca de la llamada "fiesta". Por otra parte, España también es Cervantes, o Los Reyes Católicos, Velázquez, Goya, las 15 primeras universidades de América, o la dinastía de Los Antoninos de Roma (Trajano, Adriano...) y la patria de Séneca. España es el descubrimiento, conquista y civilización de América, es la catolicidad del mundo occidental, o la cuna de pensadores universales y de los mejores literatos de todos los tiempos. Que España tenga defectos es normal, como todos los países sin excepción alguna. Y, ya que mencionamos el "Tercer Mundo", no olvide incluir en él a Francia, donde también hay ganaderías de reses bravas, toreros y hasta plazas (por ejemplo la de Nîmes).
Hay que cuidar de lo que se habla, saber lo que se dice y conocer el modo de hacerlo.
Saludos.
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Valmadian
Y, ya que mencionamos el "Tercer Mundo", no olvide incluir en él a Francia, donde también hay ganaderías de reses bravas, toreros y hasta plazas (por ejemplo la de Nîmes).
En Francia (concretamente el norte, ex-territorio español), también están muy enraizadas las peleas de gallos. Hace un tiempo abrí un hilo sobre este tema:
http://hispanismo.org/geografia-y-et...n-francia.html
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Asunhattan
me parece lamentable y degradante para la cultura española el apañar estas maldades contra los pobre animales indefensos... es tan triste eso... creo que eso pone a España al mismo nivel de paises como Haiti donde montan peleas de gallos y que son tan relacionadas con la incultura y el tercermundismo...
Ahhh... y lo que es primermundismo? Amontonar 30.000 pollos en 100 metros cuadrados, enchufarlos de harinas (a veces de restos de pollo), de antibióticos y esteroides, gillotinarlos y (peor que todo!) comerlos? Es esto civilización? No sufre el pollo toda su corta vida por la inmovilidad, por sobre-crecimiento, por envenenamiento? Y sería mismo necesario? O es por ansia de lucros?
-
Re: En defensa de los toros
EL FRANCÉS QUE NOS SUPO APRECIAR Y ADMIRAR: HENRI DE MONTHERLANT
"...Cuando ese bando nos echa en cara como una vergüenza nuestras corridas de toros, no es eso sino uno de los puntos de ese vasto plan que tiene por objeto separarnos de toda la tradición nacional, volvernos locos haciéndonos creer que somos unos "atrasados" y hasta salvajes, para que acabemos por tirarnos de cabeza a cualquier parte, o sea: a ese bando".
"Los bestiarios", Henri de Montherlant.
-
Re: En defensa de los toros
Es cierto que es una tradición española.Y al leer vuestros comentarios dudo de que parte ponerme,pues mostráis muy buenos argumentos a favor de las corridas de toros.No veo corridas de toros de hace mucho tiempo,lo veo cruel sobre todo el cometido del picador,es algo que a mi entender debería ser eliminado,además por las cornadas se que se lleva a veces el caballo.Creo que esto si debería ser suspendido al menos.Tal vez también deberían ser las corridas mas reducidas,de forma que ni las eliminen ni se incrementen.Eliminarlas totalmente es algo que se debería meditar mucho,aunque posiblemente yo votaría en contra de las corridas a favor del toro,pues es un animal que siente y sufre.
-
Re: En defensa de los toros
Con todo el respeto, Eunice, para ti y los que piensan como tú: tenéis todo el derecho del mundo a que no os gusten las corridas de toros y a no verlas. Tampoco creo que uno pueda considerarse más o menos español o hispano porque le gusten o no las corridas. Pero el querer prohibir a los demás los festejos taurinos es una actitud tiránica. Un toro de lidia no es un perrito, es un animal bravío al que los toreros respetan infinítamente más que cualquier "ecologista". Eliminar las corridas es castrar al toro. Trasladarlo de la dehesa a la granja y del ruedo al matadero no es amarlo, es humillarlo. Y por supuesto, preocuparse por el sufrimiento animal mientras cada día se asesinan con el amparo legal a miles de personas en los vientres de sus madres no parece muy acertado.
-
Re: En defensa de los toros
Como dijo el compañero Rodrigo al sentir lastima por el otro estan diciendo que es menos y se supone que en estas activiades el hombre enfrenta al toro porque el toro es uno de los animales mas temibles, es decir que se los respeta y casi se podria decir que se lo venera ya que la furia es un simbolo bien español y es un toro
-
Re: En defensa de los toros
Sin el picador, tal vez estaría la cosa mas igualada.
-
Re: En defensa de los toros
A mí no me gustan los toros, pero entiendo que forma parte de nuestras tradiciones y que es una parte importante de nosotros. Me hizo gracia ayer un amigo mío diciéndome: "Los católicos no respetan en mandamiento de No matarás en las corridas de toros". Para caerse de espaldas, vamos. Mi opinión respecto a esto está clarísima: No me gustan las corridas de toros, pero las respeto y acepto como parte de nuestra tradición.
Por otra parte, ya gustarían muchos animales de disfrutar del trato que tiene el toro de lidia en vida, que es tratado como un rey. Eso sí, desde los sectores izquierdistas o giliprogres ya se han encargado de tirar abajo la teoría por la cual el toro de lidia desaparecería con la desaparción de la fiesta nacional. Todo el mundo sabe que el toro es un animal bravo que está preparado para morir luchando y no tirado en una ladera. Como bien habéis dicho arriba: meterlo en una granja no es respetar al toro, sino humillarlo.
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Alejandro Farnesio
Me hizo gracia ayer un amigo mío diciéndome: "Los católicos no respetan en mandamiento de No matarás en las corridas de toros". Para caerse de espaldas, vamos.
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
¡Jó! vaya amigos "gastas". Uno que según progresa en sus exiguos conocimientos de Física, --aún no está de "retonno"--, se va haciendo más y más ateo (¡qué listo el Evaristo que asocia lo inasociable! y que me recuerda a "el maestro Ciruela que, aunque no sabía leer, montó una escuela.") Y ahora este otro del que no sabemos de sus intenciones: o es que eleva al toro a categoría de hombre; o es que al hombre lo reduce a categoría de toro. Lo que es manifiesto es que no ha entendido lo que significan "Los Mandamientos" y, muy posiblemente, jamás los entenderá.
-
Re: En defensa de los toros
Pues estuvo hasta el bachillerato estudiando en colegio de monjas. Se ve que no le cundió mucho. Y sí, los amiguitos que gasto tienen tela, pero qué le vamos a hacer, más allá del asco y la ignorancia que tienen de todo lo que huela a cristianismo, son buenas personas. :)
Ahora estoy leyendo en otro foro que hablan del obispo de Alcalá de Henares que ha hablado de los gays y ya están poniéndoles a parir. Me da ganas de meterle fuego a ese foro, jajaja.
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
-
Re: En defensa de los toros
Una cosa es matar para comer y otra cosa matar para una fiesta,con todo el sufrimiento que pasa el toro durante todo ese proceso.
-
Re: En defensa de los toros
Como veo esto del "Toreo" se ha convertido en un tema muy "Hispano" aqui un articulo desde La Ciudad de "Los Reyes" Lima.
DESDE LIMA EN DEFENSA DE LA FIESTA BRAVA |
Martes 28 de Febrero de 2012 08:13 |
Comunicado de la Peña taurina “El Puntillazo”
Con asombrosa extrañeza hemos tomado conocimiento que el 11 de enero de este año, la Comisión de Cultura del Congreso aprobó el Proyecto de Ley 546 con que se pretende prohibir el ingreso de menores de 18 años a los espectáculos taurinos. El motivo del inconstitucional proyecto, según los señores de la comisión que preside el congresista Julio Rosas Huaranga, es que el hecho de presenciar corridas de toros genera en las personas “instintos agresivos sobre los seres vivos”. No se ha indicado el sustento de tal afirmación ni mucho menos se conoce estudio alguno que la respalde, sin embargo llevamos años escuchando estas falsas historias sin que se muestren fehacientemente las pruebas de ello.
Para su información, los aficionados taurinos son personas pacíficas y por su alto nivel de sensibilidad, de los más preocupados en la preservación y crianza no solo de toro de lidia, sino de toda la especie animal y de la naturaleza en general; sin embargo los auto llamados defensores en contra de la violencia son los que agreden e insultan a los taurinos cuando libremente asisten a ver su espectáculo favorito, no habiendo conseguido nunca reacción en el mismo sentido de parte de los supuestos violentos, por el contrario solo nos hemos limitado a evadirlos y/o defender a nuestras familias que muchas veces nos acompañan incluidos nuestros menores a los que les debemos explicar e inculcar que es un tipo de comportamiento indebido y que no se debe responder violencia con violencia. Como ejemplo hace unos meses, el torero Peruano Fernando Roca Rey participó en un conocido concurso televisivo de baile con el único propósito de buscar hacer realidad el sueño de una niña; sin embargo los auto denominados “pacíficos” defensores de los animales se plantaron frente al canal e intentaron agredir, -en algún caso lograron su objetivo-, a cuanta persona ingresaba, incluidos los animadores y jueces del concurso que no necesariamente compartían la afición taurina, por el solo hecho que no les parecía que el torero participara en dicho concurso. Pregúntense entonces Señores, si estas personas que no han tenido la influencia de presenciar corridas de toros se comportan de esta manera tan violenta agrediendo a sus semejantes solo por no compartir una afición o no entenderla, tienen autoridad moral para hablar de no violencia y señalar con el dedo a otros. ¿Porque debemos los taurinos vernos impedidos de nuestro legítimo derecho de compartir con nuestros hijos la afición al arte de la tauromaquia que llevamos dentro, más aun si esta es una tradición en todo el país inculcada de generación en generación y que la viven miles de niños y jóvenes que, en todo caso, hoy tienen muchas otras aristas de generación de violencia y que por el contrario al presenciar una corrida de toros lo que se genera en ellos es desarrollar la sensibilidad por el arte, la tolerancia y el respeto a la diversidad de opiniones que siempre son subjetivas y el respeto a la liturgia de la fiesta, temas que aplicados a otros ámbitos de sus vidas los hacen personas de bien y paz? Es por eso que Jamás han existido problemas en una plaza de toros, las personas no van a ellas tirando piedras contra la gente, como nunca se ha visto que bandos de partidarios de un torero se agarren a golpes con los de otro torero.
Es obvio que los anti taurinos manejan recursos financieros de las ONG que los subvencionan y por eso pueden llegar fácil a intentar afectar nuestra libertad de elegir que deben presenciar y que no nuestros hijos y la de ellos mismos porque es verdad también que hay algunos de nuestros hijos que no comparten nuestra afición taurina y deciden no ser parte de ella, con el consecuente respeto mutuo por ello. Los señores que quieren decirle a todos que es bueno y que no, jamás han tomado acción sobre temas como la violencia del futbol que ya varias vidas ha costado y que si es un problema social y siguen permitiendo que deportes como el box, full contact y otros sigan contando con la presencia de menores de edad y su difusión televisiva en horarios no protegidos sin contar con la emisión de noticieros donde la mayoría de información trata de violaciones, robos, secuestros, asesinatos, entre muchas otras desgracias o novelas con alto contenido erótico además de otros programas agresivos que son verdaderos generadores de violencia tanto en menores como adultos.
LA TAUROMAQUÍA ES ARTE Y COMO TAL NO TIENE QUE SER ENTENDIDA POR TODOS Y ESTÁ MUY RELACIONADA AL MUNDO CULTURAL DE MAS ALTO NIVEL, en este espectáculo el respeto, la tolerancia, la democracia y disciplina prima sobre todas las cosas y son estos conceptos los que se inculcan a todos los aficionados desde niños.
Hay que señalar que el asesor del Ministro de la Producción, Róger Torres Pando, ha sido presidente del Frente Antitaurino del Perú, y es obvio que está utilizando su cargo y poder para lograr objetivos personales, anteponiéndolos indebidamente a los intereses nacionales que sería lo correcto.
Debemos recordar que el Tribunal Constitucional, en su sentencia del 19 de Abril del 2011, Exp. Nº 017-2010, reconoce, generándose la jurisprudencia del caso, que los espectáculos taurinos son culturales y forman parte de la diversidad cultural del país; Que nadie obliga a asistir a estos espectáculos como a cualquier otro y que en todo caso se respeta el libre albedrío de las personas como indica el artículo 2º de la constitución en el que también tenemos los padres el derecho y responsabilidad a decidir lo mejor para nuestros hijos. Así mismo este proyecto de ley también transgrede el artículo 17 de la Constitución, que señala que el Estado está obligado a “preservar las diversas manifestaciones culturales” y “promover la integración nacional”.
El argumento que en Cataluña se han prohibido las corridas de toros no puede aplicarse en este caso porque allá el móvil fue político y está relacionado a las aspiraciones separatistas de los políticos catalanes, al no querer mantener una tradición Española como propia ya que en otro caso hubieran también prohibido los corre bous (fiesta tradicional en esa región del Reino de España donde se sueltan toros por las calles prendiéndole fuego en los cuernos mientras la gente los agrede sin control). Similar situación se da con Quito dónde se ha prohibido matar los toros en la Plaza igualmente por razones políticas y de manera vedada en una disfrazada consulta popular como lo demostraron las encuestas posteriores. Tan es así que en las demás ciudades y pueblos del Ecuador se continúan celebrando las corridas en la forma tradicional.
Sin embargo hay que decir que en Francia, uno de los países más cultos del mundo, su presidente Sarkozy, en claro respeto a la minoría aficionada a las corridas de toros ha blindado la fiesta permitiendo la inscripción de la Tauromaquia dentro del patrimonio inmaterial francés, a la que los 46 alcaldes de la Asociación de Ciudades Taurinas de Francia respondieron, “Con esta decisión, Francia valoró las condiciones técnicas de viabilidad de este expediente cultural. Esta decisión de inscripción colabora en el enriquecimiento de la diversidad cultural de los territorios que da fuerza y prestigio a Francia. Es la garantía, para millones de franceses, libertad fundamental de preservar su patrimonio cultural en el respeto de los valores republicanos”. Así mismo en distintas comunidades del Reino de España y de Hispanoamérica se está blindando la fiesta taurina declarándola “Patrimonio Cultural Inmaterial” de cada ciudad.
El Perú es uno de los países que en los últimos años más ha crecido taurinamente hablando respecto sus pares en el mundo; A la fecha existen más de 300 plazas de toros firmes, mientras cada año se construyen varias nuevas, y un importante número de ganaderías que con esfuerzo de personas aficionadas y amantes de esta raza de vacuno, preservan ecosistemas que ya no existen en otros lugares del planeta porque el toro de lidia es el medio para que los niños y jóvenes aprendan de la naturaleza viendo vivir a este magnífico animal libre y bien cuidado. Los pueblos del interior del país festejan sus fiestas patronales con corridas de toros dándose alrededor de 600 festejos taurinos durante el año, lo que demuestra que los legisladores de la comisión de Cultura no tienen ni idea de lo que ocurre en el interior del Perú limitándose solo a ver Lima como la única realidad que conocen. Los toros mueven mucha gente a lo largo y ancho del país generando turismo y con ello crecimiento económico en las provincias y pueblos. Generan Más de 30,000 puestos de trabajo directos en el Perú sin contar con los indirectos y muchos beneficios más como mantener la unión de las familias que regresan a sus pueblos todos los años a celebrar y vivir su fiesta cerca de las personas que aman.
Por lo expresado se concluye que este proyecto es inconstitucional y agrede la inteligencia y sentir de gran parte de los Peruanos, sus costumbres y tradiciones. Esperamos que la comisión de Constitución vea este tema y con sabiduría lo archive definitivamente. |
-
Re: En defensa de los toros
Creo saber por qué abunda tanta gente que quiere imponer una prohibición general a este arte milenario. Unos sin duda por ser antiespañoles, pero los demás por la influencia de la sociedad en la que vivimos. Siendo el afeminamiento (en el sentido más negativo del término) y la cobardía los más elevados valores que se promueven hoy, es normal que un festejo que fomenta la gallardía, la virilidad, la valentía y la honra sea denostado profundamente.
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Alejandro Farnesio
Pues estuvo hasta el bachillerato estudiando en colegio de monjas. Se ve que no le cundió mucho. Y sí, los amiguitos que gasto tienen tela, pero qué le vamos a hacer, más allá del asco y la ignorancia que tienen de todo lo que huela a cristianismo, son buenas personas. :)
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
Ese periodo de incertidumbre en la vida que llamamos "adolescencia" suele presentar tintes dramáticos en ocasiones. Posiblemente tus amigos, como otros muchos a los que no conocemos, estando todavía en el colegio o instituto, se les empezasen a plantear las dudas, y sólo cuando se opta por el mundo laboral o por la universidad, momentos en los que se produce un cambio de estatus, o eso piensan ellos, es cuando manifiestan abiertamente las tendencias que les marca la sociedad. Pero hay que partir de dos hechos que suelen darse con mucha frecuencia: primero, que sus personalidades están sin madurar y les faltan años para ello, aparte de que estemos aprendiendo durante toda la vida; y, segundo, que la semilla plantada en sus mentes y sus conciencias suele acabar por desarrollarse con el tiempo. En resumen, están ante una etapa difícil, llena de inseguridad en sí mismos y ante la cual necesitan autoafirmarse en posturas que consideran viriles. Pero no es igual definirse como ateo a los 20 años que a los 60, cuando la "meta" empieza a estar a la vista.
Otra cuestión es la ignorancia generalizada que padecen. Entre mis propios alumnos hay gente que todavía me deja con la boca abierta. Ejemplos dignos de figurar en la antología del disparate son estos que he vivido en persona: "¿Oiga, esos romanos no eran unos tíos muy raros que siempre estaban borrachos?" Es una frase textual, porque se te graba en la mente. ¿Y esta otra? "Franco fue un político muy importante de los Reyes Católicos ¿verdad?" ¡alucinante! Pues en otra ocasión una alumna me entregó un trabajo sobre la sociedad griega clásica afirmando que ¡eran antropófagos! Del mismo modo, un compañero mío, de Ciencias Biológicas, me mostró el cuaderno de sus apuntes de clase correspondiente a una alumna. En todas sus páginas no había una sola vez que hubiera escrito "organismo/s", en todos los casos había escrito "orgasmo/s". ¡Para llorar!
Así que no desesperes que igual les haces falta a tus amigos.
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Alejandro Farnesio
A mí no me gustan los toros, pero entiendo que forma parte de nuestras tradiciones y que es una parte importante de nosotros. Me hizo gracia ayer un amigo mío diciéndome: "Los católicos no respetan en mandamiento de No matarás en las corridas de toros". Para caerse de espaldas, vamos. Mi opinión respecto a esto está clarísima: No me gustan las corridas de toros, pero las respeto y acepto como parte de nuestra tradición.
Por otra parte, ya gustarían muchos animales de disfrutar del trato que tiene el toro de lidia en vida, que es tratado como un rey. Eso sí, desde los sectores izquierdistas o giliprogres ya se han encargado de tirar abajo la teoría por la cual el toro de lidia desaparecería con la desaparción de la fiesta nacional. Todo el mundo sabe que el toro es un animal bravo que está preparado para morir luchando y no tirado en una ladera. Como bien habéis dicho arriba: meterlo en una granja no es respetar al toro, sino humillarlo.
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
Y volviendo al hilo de este tema, a mi tampoco me gustan. Fíjate, en parte la "culpa" la tuvo "El Cordobés", Manuel Benítez. Yo era un crío y transmitían una corrida en la tele. El tipo era un desastre a la hora de matar y, en aquella ocasión, recuerdo que le metió como 12 ó 14 estocadas al pobre bicho, y luego, a un pobre animal destrozado, el descabello. Terminé vomitando en el cuarto de baño y eso viéndolo a través de la televisión, no quiero ni pensar lo que hubiera sido en la plaza. Sólo sé que desde entonces siento un rechazo instintivo hacia ello, tanto y tan manifiesto que, cuando llegan las fiestas de la localidad en la que vivo, el ayuntamiento me estuvo reservando pases para toda una serie de corridas cada año. Jamás fui a una, devolvía los pases hasta que llegó el momento en el que dejaron de reservarmelos. En las últimas elecciones municpales presenté mi candidatura independiente a la alcaldía y tenía muy claro que, si bien no iba a prohibir la fiesta --serían capaces de matarme--, al menos delegaría mi presencia en otras personas.
La conclusión a la que llegué hace tiempo es que se trata de un espectáculo muy arraigado socialmente, aunque parece que va decayendo algo o muy ligeramente. De cualquier modo no se puede prohibir, al menos hoy por hoy. En cuanto a los argumentos, hay para todos los gustos y opiniones, tanto a favor como en contra. Pero el que mencionas es uno con el que no estoy de acuerdo. El toro de lidia primero es un toro bravo y esta es su naturaleza mientras que la lidia en sí es un artificio cultural. Y esto se demuestra en que la lidia no se realiza en la dehesa sino encerrada en un edificio. Entonces el toro bravo no desaparecería, pues resulta necesario su concurso para las hembras de una raza para carne. Eso es en esencia el toro bravo, es el macho de una raza brava cuya crianza se destina al consumo de carne. Ahora bien, de entre la cabaña de machos que haya, se seleccionan algunos para ser lidiados. A esos se les alimenta de una marea especial, tienen unos cuidados más intensivos, etc., etc. En una ocasión tuve la oportunidad de ver un semental de toro bravo que tenía como 7 u 8 años, aquella bestia pesaba como 800 kilos y era inmensa con una altura a la cruz que a mi me llegaba casi al cuello. Por tanto, son dos cosas distintas. Como también lo es que alrededor de la crianza de estos animales hay dos tipos de industria: la alimentaria y la que tiene aspecto cultural.
-
Re: En defensa de los toros
Creo que si el gobierno de Rajoy de verdad apoya los toros deberían empezar por volver a retransmitir las corridas en Televisión Española. Si no lo hacen será porque en este asunto, como en tantos otros, son unos hipócritas.
-
Re: En defensa de los toros
En mi caso,desde luego nunca iría a una corrida para abuchear a nadie.
Se comenta mas arriba también.....lo menciona Rodrigo, que quien esta contra las corridas padece un cierto feminismo,no creo esto tenga nada que ver,incluso las mujeres también son aficionadas y toreras,pero el que hombres estén en contra de las corridas no tiene nada que ver con feminismo.
Valmadian,sobre lo que comenta de sus alumnos,solo decirle que me temo debe tener una ardua tarea con ellos.
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Eunice
Se comenta mas arriba también.....lo menciona Rodrigo, que quien esta contra las corridas padece un cierto feminismo
Lee bien, no dije quien "está en contra" sino quien las quiere prohibir. Tampoco dije "feminismo" sino "afeminamiento".
-
Re: En defensa de los toros
Pues ya me dirá que tiene que ver sea afeminado con querer prohibir las corridas de toros.
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
Eunice
Pues ya me dirá que tiene que ver sea afeminado con querer prohibir las corridas de toros.
Pues en mi opinión mucho. En concreto, creo que para sostener esa opinión hacen falta cualidades negativas tanto de la "masculinidad" (despotismo), como de la "feminidad" (sentimentalismo cursi).
Esto no es de extrañar, puesto que considero que vivimos en una época en la que se rechaza lo bueno de la masculinidad y la feminidad y se ensalza lo malo de ambas. Por eso los hombres son cada vez más afeminados en lo malo y las mujeres también más masculinas en lo malo. Esto puede apreciarse en el comportamiento sexual, en el carácter y en los valores de las personas (como por ejemplo, la ausencia de honor, patriotismo o valentía).
-
Re: En defensa de los toros
En la revista "Época", nº 1.394 de "La Gaceta" de fecha 15 de abril de 2012, hay un artículo titulado: "Los secretos que guarda El Vaticano" (págs., 22 a 26) sobre una exposición que se ha montado para exhibir al público un centenar de documentos bajo el título de "Lux in Arcana". En principio, este acontecimiento no tiene nada que ver con la fiesta de los toros, hasta que llega un momento en la lectura en la que se encuentra con que "...existe una bula que prohibía las corridas de toros.... Personalmente me he quedado sorprendido, no tenía ni idea de que existiese dicho documento y, por supuesto, ni la más mínima referencia al respecto, salvo que ha estado a punto de formar parte de la exposición.
¿Alguien sabe algo al respecto? ¿de quién es? ¿de qué año? Y es que este tipo de cuestiones no dejan de ser polémicas. Tampoco se especifica nada acerca de cuáles son las razones que la motivaron.
-
Re: En defensa de los toros
Debe referirse a la "De Salutis Gregis Dominici", de San Pío V, en la que prohibía la asistencia ciertos espectáculos donde se mataban animales. Hay que matizar la afirmación, ya que por una lado esa bula fue seguida de otras que la modifican, y por otro lado los espectáculos a los que se refiere no son los mismo que las corridas actuales.
-
Re: En defensa de los toros
Muchas gracias, cosas de los periodistas que en este caso es una tal Blanca Ruíz Antón desde Roma y que suelen sacar muchas cuestiones de contexto . La otra sorpresa me la he llevado con una fotografía de la responsable de la exposición, porque es igual que mi mujer, calcada, cuando tenía su edad (la que parece tener en la foto), pero esto es lo anecdótico.
-
Re: Respuesta: En defensa de los toros
La tauromaquia, esta difundida en el mundo Hispanico, yo soy ecúanime sobre este tema, me parece que los quejosos estan en su derecho, pero tambien los practicantes de ese arte como se es llamado.
-
Re: Respuesta: En defensa de los toros
Bienvenido al foro Mexicano.
Comporto tus dichos.
En estas cuestiones como decía mi tío el cura:
El que no le guste, pues que no participe.
El que entienda de que se trata, pues al ruedo!
Aclaro que mi tío el cura era algo más que un entendido en tauromaquia, y sus simpatías "por los toros" no las disimulaba.
-
Re: Respuesta: En defensa de los toros
Es cierto que ha habido algún documento papal al respecto. De hecho fue una especia de tira y afloja entre el Vaticano y la corona española. No se llegó a publicar, porque se pidieron algunos ajustes y se hicieron algunas explicaciones. Unos papas condenaban las corridas y otros las permitían, hasta que al final se despreocuparon del asunto, pero nunca estuvo en vigor prohibición alguna. También hay que tener en cuenta que la tauromaquia ha evolucionado mucho desde entonces y ya no es tan bárbara hoy en día como en otros tiempos.
Donde está mejor explicado es aquí:
http://hispanismo.org/francais/13866...a-corrida.html
En estos próximos días, si Dios quiere, voy a buscarme el tiempo para traducir el artículo. No lo hice en su momento cuando lo posteé, por falta de tiempo, y después de olvidé.
-
Re: Respuesta: En defensa de los toros
Habeis cogido sin duda un tema muy dificil pues está lleno de incoherencias fruto de las mentiras que dan los que no les gustan las corridas de toros (y las quieren prohibir además, porque a mi no me gustan). Os recomiendo este libro que me pasó un conocido taurino http://www.astauros.com/razones.pdf
Estoy leyendo algo más del tema, poco a poco ya no tengo ninguna duda de la importancia del toreo en España, pero sigo sin verle esa chispa y ese simbolismo que le quieren dar, lo relaciono en todo caso con Mitra y los legionarios romanos.
Sobre su historia yo tenía entendido que al principio era a caballo y de reyes y señores, luego por la gente que no podía permitirtse un caballo surge el toreo a pie y ya a partir de ahí surgen esos "héroes del toreo".
Aunque por desgracia hoy día se ve más como una "afición" un espectáculo, en la época de Carlos IV el toreo y el teatro se usaba como ahora se usa el cine y la telebasura, para distraer.
Por cierto, hace poco han recogido en Cataluña 500 000 firmas para devolver el toreo a la legalidad, ¿harán caso los demócratas? Cataluña ha tenido una gran importancia en el mundo del toreo, me parece asqueroso que le quiten las tradiciones por votación.
-
Re: Respuesta: En defensa de los toros
Por fin encontré tiempo para traducir el artículo del francés. Aquí lo tenéis (me he tomado alguna pequeña libertad, pero nada relativo al fondo del artículo. Meros ajustes con respecto a lugares o fechas relativos a Sevilla que no afectan en nada al contenido del artículo):
La Iglesia Católica y la Corrida
La tauromaquia y su relación con la religión
«Yo creo en la virtud purificadora de la corrida. Creo en aquella función que los griegos denominaban catarsis,
que nos lava de las pulsiones, de nuestras violencias interiores.»
Secretario de la Congregación para la Educatión Católica
Nuestra Señora de la Caridad en su Soledad
Capilla de la Hermandad del Baratillo, Sevilla.
Hace estación de penitencia el Miércoles Santo.
Ligada al mundo taurino y al barrio del Arenal.
http://www.la-question.net/media/02/02/1388772879.jpgLa corrida, percibida por algunos como un arte noble y por otros como una bárbara carnicería, desata las pasiones. Esto no tiene nada de nuevo: detractores y defensores de la tauromaquia se enfrentan desde el siglo XVI. No obstante, si a primera vista parece difícil zanjar un debate delicado en el que las opiniones se contraponen con extraordinario vigor, nosotros nos limitamos a declarar que, más allá del arte taurino como mero espectáculo, el decoro y los elementos casi sagrados que rodean a la corrida (trajes de luces, sentido del sacrificio, devoción y sentimiento religioso, etc.), están inclinados por naturaleza a suscitar respeto y simpatía por esta tradición sigular que a lo largo de los siglos ha tejido estrechas ligazones con el catolicismo.
En efecto, el tiempo de la corrida, de la feria, es decir de la Fiesta, ya sea esta última la causa de las corridas o lahttp://www.la-question.net/media/01/00/269630905.jpg corrida de la fiesta, está inseparablemente ligado al dominio religioso por los santos o el tiempo litúrgico al que están asociados los grandes espectáculos taurinos: San Isidro en Madrid, el Domingo de Resurrección en Sevilla, San Fermín en Pamplona [1], el Toro de la Vega de Tordesillas en honor de la Virgen de la Peña [2], el Corpus Christi de Toledo, Pentecostés en Nîmes, etc. A pesar de ello, paradójicamente la Iglesia se ha opuesto en ocasiones a las funciones taurinas que consideraba reminiscencias directas de antiguos juegos circenses, conocedora de que dichas ferias eran con frecuencia ocasión de excesos en diversos sentidos (alcohol, sexualidad, derroche económico etc.), en un clima de inmenso alborozo popular que recuerda a las claras al mundo pagano. Este es además uno de los aspectos excepcionales en que, más allá de los Pirineos, la por otra parte tan escuchada y reverenciada Iglesia Católica española se ha visto totalmente impotente para imponer su voluntad en algunos casos.
I. Reseña histórica
Los primeros espectáculos taurinos
son sin duda un recuerdode los sacrificios de animales
practicados en las culturas primitivas
Un vistazo rápido a los datos históricos aporta informaciones interesantes, ya que ante la falta de fuentes confiables son numerosas las tesis relativas al origen de la corrida. Lo que sí se puede afirmar es que los primeros espectáculos taurinos son indudablemente un resto que ha sobrevivido de los sacrificios de animales practicados en las culturas primitivas, así como que aparecieron primeramente en Roma [3], para resurgir verdaderamente en el sur de Europa hacia los siglos XI o XII en un contexto preciso: la nobleza guerrera a caballo vio en ella una excelente posibilidad de adiestrarse. El Conde de Las Navas (1855-1935) consideraba que el origen de la corrida estaba estrechamente ligado a los primeros tiempos de la humanidad, y atribuía a las cacerías prehistóricas de uros la supervivencia de la tauromaquia en España. En dicho país, tales juegos se impusieron además poco a poco en lugares diversos y en numerosas ocasiones (para celebrar la llegada de un personaje importante, la canonización de un santo, la consagración de un obispo, etc.). Al efecto, se acondicionaba la plaza de toros con gradas de madera y la población se congregaba para participar en un espectáculo en que unos diestros audaces y temerarios desafiaban a unas fieras dotadas de una energía excepcional.
II. La bendición de la Iglesia Católica
http://www.la-question.net/media/00/01/1641829379.JPGEl clero católico español, que constató el entusiasmo por estos festejos, se preguntó cómo poner coto a los excesos, e hizo algo más en aquel entonces que apoyar las tradiciones taurinas: llegó a bendecirlas y a conferirles, sabiamente, un carácter religioso que todavía conservan. Por ejemplo, en un libro de de la Sociedad del Santísimo Sacramento de la Parroquia de San Pedro de Valladolid, se encuentra un texto que explica que dicha sociedad celebrará con regularidad «festejos taurinos». Las órdenes terceras, para señalar las celebraciones relativas a su fundación, organizarán festividades en las que habrá corridas; ciertas Hermandades, como Nuestra Señora de Sabor, en Cáceres, no admiritían entre sus miembros sino a «caballeros que corran toros». Cuando se beatificó a Santa Teresa de Ávila en 1614, se organizaron treinta corridas en las cuales se dio muerte a cien reses. Lo propio se hizo para celebrar la canonización de San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier, San Isidro Labrador en 1622 y Santo Tomás de Villanueva en 1654.
Nuestra Señora de los Dolores
http://www.la-question.net/media/02/02/517048844.jpg
Los vínculos entre la Iglesia y la tauromaquia se estrecharán más, hasta el punto de dar lugar a lo que podríamos llamar milagros taurinos: Baltasar de Fuensalida, derribado de su caballo por un toro en 1612 en Toledo en el curso de una corrida, invoca a Nuestra Señora de la Esperanza mientras es cogido por el animal y se recupera de sus heridas. San Pedro Regalado, patrono de Valladolid, detiene con la mirada a un toro furioso. Santa Teresa de Ávila amansa sin ayuda a dos toros, que se postran a sus pies y la santa los acaricia.
Por lo que respecta a los muy católicos monarcas hispanos, no les van a la zaga, y al parecer ellos mismos apreciaron las prácticas en cuestión. Así es como vemos al Emperador Carlos I (1500-1558) tan contento por el nacimiento de su hijo primogénito que desciende él mismo al ruedo en Valladolid para lidiar un toro bravo. Por esta razón, con Carlos II, ya en el siglo XVII, el arte taurino llega a ser un verdadero fenómeno social. Los conquistadores introdujeron a su vez la tauromaquia en la América Hispana. En 1529, Hernán Cortés introduce el toro en tierras americanas, donde la fiesta tendrá todavía más apoyo de la Iglesia que en España. Los indios la aprecian y ven en ella un equivalente de sus ritos. Así, en los territorios conquistados por los españoles en el Nuevo Mundo, los capuchinos criarán toros y poseerán, como en Caracas, ruedos en los que se celebrarán espectáculos taurinos con motivo de festividades religiosas. Con el dinero recaudado en dichas corridas se costeará la construcción de iglesias, capillas y monasterios. Fue así cómo se edificó la iglesia del Castillo de Chapultepec en 1788, y también la de Guadalupe en 1808. Del mismo modo, en una Italia seducida por esta moda, César Borgia, hijo del papa Alejandro VI, reintrodujo las corridas, que ya se habían celebrado en Roma hasta la época de León X (1521), incluyéndolas en el programa de sus festejos preferidos. Sólo la subida al trono español de un francés, Felipe de Anjou, nieto Luis XIV, traerá consigo por un breve espacio de tiempo la prohibición a los señores de participar en ellas, dado que las corridas de la época eran mucho más peligrosas para el hombre que las de hoy, y los propios espectadores también corrían sus riesgos. Goya pintó un incidente ocurrido durante una lidia en la que murió el alcalde de Torrejón. Símbolo del estrecho vínculo entre el clero y el arte taurino, en 1761 un sacerdote de la localidad gaditana de Rota crea una dehesa para criar toros que cederá treinta años más tarde a una hermandad. En tiempos de Pepe Hillo hasta se conoció a monjes toreros.
III. La Iglesia y el desarrollo del arte taurino
http://www.la-question.net/media/01/01/625783768.jpg
Es además un eclesiástico, Don Gregorio de Tapia y Salcedo, quien codifica el toreo a caballo, reservado a la nobleza, con la publicación en 1643 del tratado Exercicios de la gineta al Príncipe Nuestro Señor d. Baltasar Carlos.
Por añadidura, el célebre toro de Miura, con sus excepcionales características que aún en nuestros tiempos hacen de él el rey de los ruedos, se debe al sacerdote Marcelino Bernaldo de Quiros, párroco de Rota, que cruzó vacas andaluzas de los dominicos del convento de San Jacinto con toros navarros, raza que proviene a su vez de las reses de los monjes de la Santísima Trinidad de Carmona.
Los festejos taurinos se convierten en un elemento central de las celebraciones en España, y tienen lugar con cada vez más frecuencia en lugares públicos con motivo de victorias, fiestas patronales o acontecimientos religiosos. Surge así el toreo a pie, el toreo popular, bastante menos reglamentado y que tiene lugar en las festividades religiosas. Finalmente, entre 1730 y 1750 la corrida se codifica, aparecen los tres tercios y, sobre todo, los pases de muleta. Se construyen entonces las primeras plazas permanentes. El toro deja de ser un animal semisalvaje para hacerse doméstico, conociéndose entonces las primeras selecciones genéticas para hacer de él un contrincante adecuado. Es sabido que las ganaderías eran propiedad de religosos (dominicos, cartujos), aunque con el tiempo las ganaderías laicas impusieran la supremacía del toro andaluz.
Francisco de Goya (1746-1828): La tauromaquia
IV. San Pío V y la bula De Salute Gregi Dominici
No obstante, ante el excesivo entusiasmo popular por el toreo, en 1567 san Pío V promulga la bula De Salute Gregi Dominici, que condena tajantemente los festejos taurinos. El objeto era abolirlos y privar de sepultura cristiana a quien encontrara la muerte enfrentándose a un toro.
El texto de la bula papal no dejaba lugar a dudas:
1-En numerosas villas y otros lugares, se organizan constantemente espectáculos privados o públicos que consisten en correr toros u otros animales salvajes, al objeto de hacer gala de fuerza y audacia. Dichas corridas ocasionan frecuentemente accidentes mortales y mutiliaciones, y son un peligro para las almas.
2- Por Nuestra parte, considerando que tales espectáculos en los que toros u otras bestias salvajes se lidian en un circo o una plaza pública son contrarios a la piedad y la caridad cristiana, y deseosos de abolir tan sangrientos y vergonzosos espectáculos, propios de demonios y no de hombres, así como de garantizar con la asistencia divina y en la medida de lo posible la salvación de las almas a todos los príncipes cristianos, sea cual sea su dignidad, eclesiástica, profana, imperial o real, e independientemente de su título y de la república a que pertenezcan, en virtud de la presente Constitución valida por siempre jamás prohibimos bajo pena de excomunión y anatema ipso facto, que tengan lugar espectáculos de tal género en que se cazan toros y otras fieras en sus provincias, ciudades, tierras y castillos. Igualmente, prohibimos a los soldados y otras personas rivalizar a pie o a caballo en tales espectáculos con toros y fieras.
3- Si alguno muere de tal manera, séale negada la sepultura eclesiástica.
4- Asimismo, prohibimos bajo pena de excomunión a los miembros del clero, sea regular o secular, beneficiados eclesiásticos y miembros de Órdenes sagradas asistir a los mencionados espectáculos. [4]
La religión católica y la tauromaquia han llegado a integrarse
de tal manera que el arte taurino se ha vuelto inseparable de las tradiciones de la Iglesia
Felipe II, conocedor de la pasión de su pueblo por la tauromaquia, no manda acusar recibo de esta bula ni publicarla, y negocia con Gregorio XIII, sucesor de San Pío V, el cual decide finalmente levantar la prohibición para los seglares. Por su parte, en 1583 Sixto V restablece las sanciones, las cuales a su vez levantará nuevamente y de forma definitiva Clemente VII en 1596. De esta manera en España, lo mismo que en Francia, la religión católica y el toreo, aunque en 1489 Tomàs de Torquemada lo había condenado considerándolo «un espectáculo inmoral, bárbaro, inicuo y cruel», vuelven a reencontrarse, y el arte taurino se vuelve inseparable del culto. Si las corridas estuvieron prohibidas durante un tiempo por las autoridades liberales de España a finales del siglo XVIII, serán nuevamente autorizadas por Fernando VII (1813-1833) a partir de 1814,dentro de su política de reacción conservadora a las ideas del Siglo de la Ilustración y de la Revolution francesa, que restablece igualmente la Santa Inquisición, trae de vuelta a los jesuitas y suprime la francmasonería. Su católica majestad Fernando VII crea en 1830 una escuela de tauromaquia a cargo de Pedro Romero, instituyendo con ello una verdadera cultura taurina indisociablemente ligada a la Iglesia y protegida y bendecida por ella. A partir de entonces se asocian de forma definitiva a los cosos taurinos capillas en las que se celebra misa antes de las corridas, y en las que los toreros vestidos de luces cumplen con su devoción, rezan a los santos tutelares y se santiguan varias veces antes de salir al ruedo, al tiempo que hay sacerdotes asignados a dichos lugares de culto construidos dentro de las plazas de toros.
V. Situación actual del toreo en un mundo descristianizado y enemigo de la tradición
Manuel Laureano Rodríguez Sánchez «Manolete»
(1917-1947)
Herido de muerte en Linares por Islero.
Sus restos descansan en el cementerio cordobés de San Agustín.
http://www.la-question.net/media/00/02/753470720.jpg
Si actualmente en España, en un mundo cada vez más descristianizado, no hay una procession de reliquias o una festividad religiosa que no sea seguida o precedida de corridas; si existen hermandades de toreros que en Semana Santa sacan en procesión a Nuestra Señora de la Soledad, de la Merced, del Rocío o de los Dolores; si una prestigiosa ganadería salmantina ha sido creada por el párroco de Valverde; si en la mayoría de las plazas, que tienen una capilla contigua, como Nîmes, el capellán bendice a los toreros antes salir al ruedo; que se levanten con rara e histérica virulencia contra el toreo aquellos a quienes el mundo actual considera las personalidades antitraditionalistas más représentativas (Michel Onfray, Cabu, Michel Drucker, Cavanna, Mgr Gaillot, Renaud, etc.), en nombre de una extraña concepción de la moral y de la virtud, refleja una aversión inexplicable que llega prácticamente a confundirse con un neto rechazo de lo sagrado.
«Lejos de estar impregnada de crueldad, la gesta de torear,
tener el valor de enfrentarse en público a un toro,
me parece en realidad una expresión simbólica muy bella de la fe peligrosa
que se necesita para vivir como hombre, y que no es en principio religiosa aunque pueda serlo.»
El padre Jacques Teissier, capellán de la plaza de Nîmes, 2004.
Así, se puede sonreír con amabilidad al ver, por ejemplo, a un pastor canadiense totalmente ignorante de la realidad del toreo increpar con términos ridículos al capellán de la plaza de Nîmes, o al oír argumentos antitaurinos que no brillan por su nivel, entre los que no faltan las clásicas apelaciones sentimentales contemporáneas, acompañadas de los típicos clichés de la sensibilidad ingenua que convierten en estrellas a los promotores de de la abolición, y la lacrimosa artillería pesada mediática, todo ello respaldado por la consabida cantinela izquierdista y modernista, a la que sólo le falta la clásica melopea de eslóganes antitradicionalistas para completar la partitura.
Más absurdo es prestar oídos a los adversarios de las corridas cuando todos y en su mayor parte con la conciencia tranquila consumen o dejan consumir alegremente y sin decir ni pío carnes producidas industrialmente de animales sometidos a tratamientos indignos, calzan zapatos de cuero, consumen en un año el equivalente a su peso en carnes y chacinas, así como pollos que han sido desplumados vivos, ancas de ranas arrancadas al batracio vivo, langostas cocidas vivas en agua hirviendo, etc. Personas que hacen esas cosas realizan campañas contra la «barbarie» de las corridas con miras a criminalizar, poniendo el grito en el cielo y realizando manifestaciones de dudoso gusto, una costumbre que ni procede de la industria alimentaria ni tiene que ver con la experimentación médica, sino que se trata de un ritual que evidentemente no es sádico ni satisface estúpidamente un placer sanguinario por el sufrimiento de una bestia. Al contrario, representa una de las últimas tradiciones occidentales aún vivas que conserva una profunda y privilegiada ligazón con la religión, y expresa la confrontación eterna del hombre con la fuerza indómita y nocturna de la naturaleza simbolizada por el toro, en un acto trágico penetrado de una belleza inquietante que transparenta, en la luz del ruedo, la esencia ritual de la vida.
Notas.
[1] Los célebres encierros de San Fermín, tan apreciados por Hemingway, tienen lugar todos los días de la Feria. Los toros corren sueltos por las calles de la ciudad persiguiendo a centenares de hombres. Todas las tardes de esos días hay corridas y desfiles por las calles pamplonicas, saliendo el 7 de julio una procesión en honor al santo patrón que congrega multitudes y cuyos orígenes se remontan al siglo XIII. La fiesta se celebra anualmente desde 1591, y la larga semana de fetejos en Honor al patrón de Navarra nos recuerda en el siglo III, cuando Pamplona formaba parte del Imperio Romano, un obispo francés convirtió a San Fermín: San Saturnino fue a predicar el Evangelio en Pamplona. Más tarde, su discípulo fue a estudiar a Francia y llegó a ser también obispo.
[2] El Toro de la Vega es una festividad importante que comienza el 8 de septiembre de cada año en honor de la Virgen de la Vierge de la Peña, cuya ermita se encuentra al otro lado del río en Tordesillas, a 25 km al sudoeste de Valladolid. El sábado por la tarde, todas las peñas recorren la villa con charangas y faroles, y el farol más vistoso se gana un premio. Esta conmemoración tiene su origen en las rondas de guardia de las antiguas murallas. Siguen varias jornadas festivas que culminan el martes siguiente con el Torneo del Toro de la Vega. El animal es desafiado por hombres a pie y a caballo, en ritual único en España que tiene sus reglas particulares.
[3] Al parecer, la Historia demuestra que las primeras corridas organizadas de toros con arreglo a un ritual determinado tuvieron lugar en la Roma imperial, formando parte de los espectáculos circenses. Más exactamente, se contaban entre las venationes o cazas. (Cf. Les Tauromachies européennes. La forme et l’histoire, une approche anthropologique, Éditions du Comité des travaux historiques et scientifiques, 1998).
[4] La bula De Salute Gregi Dominici prosigue del siguiente modo:
5- En lo que respecta a las obligaciones, juramentos y votos, sin excepción, hechos hasta el presente o prometidos de cara al futuro por cualquier persona, la Universidad o el Colegio, con relación a dichas cazas de toros, a raíz de una falsa piedad, en honor a los santos o con ocasión de una solemnidad o fiesta eclesiástica cualquiera, a los que por el contrario se debe honrar mediante alabanzas, regocijos espirituales y obras pías, no con espectáculos de tal género, los prohibimos y anulamos totalmente y, según los casos, juzgamos y proclamamos para siempre que se los debe considerar nulas y sin efecto.
6- Ordenamos a todos los príncipes, condes y barones feudatarios de la Santa Iglesia romana, bajo pena de privación de los feudos que han recibido de propia Iglesia, y exhortamos en el Señor a los demás príncipes y señores cristianos, ordenándoles en virtud de la santa obediencia por respecto y por honor al santo Nombre de Dios, observar estrictamente todo lo arriba prescrito, prometiéndoles una magnífica remuneración por parte de Dios en premio a tan buena obra.
7- Otrosí, ordenamos a todos nuestros venerables hermanos, patriarcas, primados, arzobispos, obispos y demás ordinarios, en virtud de la santa obediencia, bajo pena de juicio divino y de la condenación eterna, dar suficiente noticia en sus villas y diócesis respectivas de la presente y hacer cumplir las referidas prescripciones, igualmente bajo las penas y censuras eclesiásticas. [Bullarium Romanum, Titre VII, La Documentation catholique, 1935].
L
-
Re: Respuesta: En defensa de los toros
Gracias Hyeronimus por Tu esforzada traducción!
Muy buen aporte!
-
Re: En defensa de los toros
A raíz de lo que habéis comentado de las bulas papales, he encontrado esto sobre la Bula de Pío V:
Cita:
Pío V Promulgó la bula "De Salute gregis Dominici" (1.er de noviembre de 1567), por medio de la cual prohibió los juegos taurinos, "estos sangrientos y vergonzosos espectáculos dignos de los demonios y no de los hombres", así como cualquier participación activa o pasiva en ellos.
Esto de Tomás de Villanueva que, creo, ya puse aquí.
Cita:
Santo Tomás de Villanueva fue de los mayores fustigadores de la fiesta de los toros. El arzobispo de Valencia llegó a preguntarse: "¿Hay brutalidad mayor que provocar a una fiera para que despedace al hombre?" Y, tras calificar este espectáculo de "duro y cruelísimo" denunciaba "en nombre de Jesucristo, a todos cuantos obráis y consentís o no prohibís las corridas" y a todos ellos les conminaba de esta manera: "No sólo pecáis mortalmente, sino que sois homicidas y deudores delante de Dios". El día que Villanueva fue canonizado, tal evento se celebró en Valencia, Zaragoza y otras ciudades… ¡con una corrida de toros!
Personalmente, el tema de los toros no me gusta. Pero no tiene nada que ver con que maten al animal, simplemente no me gusta. Entiendo que es algo muy arraigado a nuestras tradiciones y no pretendo que las prohíban ni nada, simplemente no tengo afición por ello.
¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!
-
Re: En defensa de los toros
El Constitucional francés avala la legalidad de las corridas de toros
El Consejo se pronunció tras la demanda presentada por dos asociaciones de defensa de los animales
Juan Pedro Quiñonero / PARÍS
http://www.abcdesevilla.es/Media/201...s--644x362.jpg afp
José Tomás abandona a hombros las Arenas de Nimes
El Tribunal Constitucional francés ha dicho «sí» a las corridas de toros, rechazando por completo las demandas de varias organizaciones anti taurinas que habían pedido su prohibición por razones constitucionales. Los anti taurinos pedían la prohibición alegando “el tratamiento cruel que se les da a los animales”.
Las asociaciones Droits des animaux (DDA) y el Comité radicalment anti corrida (Crac) también habían pedido que la corrida dejase de ser un patrimonio inmaterial de Francia.
La sentencia del Constitucional confirma el doble «sí» francés a las corridas de toros: patrimonio nacional y libertad de celebración de corridas, allí donde sea tradición y se desee, como ocurre en el sur y el sur oeste de Francia.
Los anti taurinos amenazan con prolongar indefinidamente su combate. Y se proponen plantear el caso ante las instituciones jurídicas europeas.
Los denunciantes consideraban inconstitucional que una práctica, como el maltrato animal, penada con hasta dos años de cárcel y 30.000 euros de multa en la mayor parte del territorio francés, no puede ser legal en una zona concreta.
Pero el Constitucional considera que esa excepción es conforme a la ley. "La diferencia de trato instaurada por el legislador entre actos de la misma naturaleza llevados a cabo en zonas geográficas diferentes está en relación directa con el objeto de la ley que lo establece", indica la sentencia.
En términos sociológicos, el 48 % de los franceses son partidarios de las corridas de toros, mientras que un 42 % son hostiles. Viejas glorias del cine francés, como Brigitte Bardot, Jean-Paul Belmondo o Alain Delon han prestado su apoyo moral a los anti taurinos. Personalidades políticas de primer orden, como el ex presidente Nicolas Sarkozy o Manuel Valls, ministro del Interior, llevan años defendiendo y apoyando la libre celebración de corridas de toros en Francia.
El Constitucional francs avala la legalidad de las corridas de toros - abcdesevilla.es
-
Re: En defensa de los toros
Hace un tiempo un amigo me facilitó un folleto con 50 razones para defender las corridas de toros, escritas por un filósofo francés. Si interesa puedo ver de transcribirlas aqui en este foro, si es que no hay problemas de derechos u otros. La tesis del filósofo es que los antitaurinos no esgrimen argumentos, pero sí sentimentalismos a ese respecto. Es muy interesante.
-
Re: En defensa de los toros
El Gobierno catalán obliga a cerrar la Ganadería Mur
mundotoros.com
"Carta del Ganadero"
Apreciados amigos y aficionados, tengo que deciros que hemos tenido que cerrar puertas, y dejar que campe el ganado a sus anchas, en eso tiene que ver esos amantes de los animales que tanto los defienden y tanto los quieren y que van a provocar que más de doscientas cabezas de ganado de lidia quede a merced de la más pura ruina mortal, por falta de poder hacer frente a la manutencion de estos.
Gracias a los animalistas influyentes que pasan por encima de informes técnicos y certificaciones de actividad hechas por profesionales oficiales y avalada por casi 100 años de practica ganadera y de la cual estas personas ni han visto ni tienen la más remota idea de la actividad real y del día a dia de lo que son las explotaciones extensivas de vida en les Terres del Ebre.
Por eso estan tan contentos con las decisiones que nos han obligado a tomar, CESE INMEDIATO DE TODA ACTIVIDAD CON EL GANADO.
Eso que ellos llaman corridas de toros para turistas, que no son más que las tientas que todos conoceis , las capeas y esas fiestas camperas que ellos consideran una perversión, maltrato y sadismo para los animales. Eso se permiten alzar la voz y no han pisado nunca ninguna de las dos explotaciones. Y lo mejor del caso que esto a surgido por abrir las puertas a la curiosidad de la prensa el año pasado y como no tenemos nada ni que callar, ni que esconder se recibio a todos los que quisieron venir a ver , preguntar, filmar e informar. ¿Pero señores, que informaron? - pura basura manipulada. Ni verdad, ni realidad.
Todos estos años que los rusos no se habían decantado por estas visitas, no es que no se hicieran, se hacían igual pero con gente del territorio, ahora que la gente está en muchos casos en situacion critica a culpa de esa crisis que nos han creado, pues podemos dar gracias a esas visitas a la explotación, con la capea que nos sirve para la selección de ganado y la comida de un menú degustación de productos de la tierra, por el cual se cobra siete euros podemos subsistir hasta final de mes para pagar las facturas, que al final es para lo que trabajamos para pagar.
Y para que quede claro a esa gente que nos acusa de lucrarnos a costa del sufrimiento animal que sepan que no se cobra ni paga a nadie de los que alli vienen. El único beneficio que sacamos producto del trabajo y servicio que ofrecemos en el restaurante campero, el cual tiene la actividad vinculada a la explotación ganadera.
Pues bien al final todos al paro y el ganado al garete por decirlo suave y educadamente. Se podrian decir muchas verdades vividas, como la verdad ofende y la libertad es una quimera, el que quiera saber puede preguntar en privado.
Gracias por tener la paciencia de leer, esta pequeña explicación que es nada al lado de la indignación que produce el golpe a la produccion de puestos de trabajo, actividad economica, honradez , legalidad laboral y el mantenimiento de un ganado con un calidad de vida inmejorable.
Como testimonio quedan todos los que nos conocen personalmente. Gracias nuevamente y de momento aún estamos vivos.
-
Re: En defensa de los toros
Cita:
Iniciado por
jfmarme
Hace un tiempo un amigo me facilitó un folleto con 50 razones para defender las corridas de toros, escritas por un filósofo francés. Si interesa puedo ver de transcribirlas aqui en este foro, si es que no hay problemas de derechos u otros. La tesis del filósofo es que los antitaurinos no esgrimen argumentos, pero sí sentimentalismos a ese respecto. Es muy interesante.
Ese folleto puede ser consultado aquí: 50+Razones+Para+Defender+Los+Toros (1)
-
1 Archivos adjunto(s)
Re: En defensa de los toros
Aquí en España se vende en las librerías. Es un librito (técnicamente, un folleto) con excelentes argumentos presentados desde diversos aspectos. Parece mentira que haya tenido que ser un francés el que venga a defender los toros.
Archivo adjunto 6336
-
Re: En defensa de los toros
Cincuenta razones para defender
la corrida de toros
Traducido del francés por Luis Corrales y Juan Carlos Gil
¿Le gustan las corridas de toros?¡Sepa defenderlas!¿No le gustan las corridas de toros?¡Sepa comprenderlas!
Prefacio
http://4.bp.blogspot.com/-ecT28UjsnL...8492924905.jpgDesde hace algunos años ha comenzado una nueva batalla contra la fiesta de los toros. Diversos tipos de prohibiciones han sido propuestos; han intentando por un lado restringir el acceso de los menores, como en Francia o en el País Vasco, y por otro prohibir directamente las corridas de toros, como en Cataluña. La restricción, por el momento, ha perdido, la prohibición podría ganar un día de éstos. Esta brusca movilización antitaurina ha tenido como consecuencia, en Francia, la creación de una organización que aglutina a todas las asociaciones (de aficionados, de profesionales y también de políticos) implicadas en la defensa de las corridas de toros, denominada el “Observatorio Nacional de las Culturas Taurinas”, cuya misión es la vigilancia permanente sobre las iniciativas antitaurinas: se ha convertido en el único interlocutor legítimo ante los poderes públicos para tratar de estas cuestiones. En Cataluña existe la Plataforma para la Promoción y Difusión de la Fiesta, que desarrolla un trabajo análogo pero en situación de urgencia, dadas las amenazas
inmediatas que se ciernen sobre las corridas de toros en esa comunidad. Y la Mesa del Toro, formada inicialmente sobre todo por profesionales, es la que toma iniciativas similares en todo el estado español, e incluso en la Comunidad Europea.
Esta pequeña obra, que no tiene ningún afán comercial ni literario, nace con el propósito de contribuir al esfuerzo explicativo en defensa de las corridas de toros, que las mencionadas organizaciones llevan a cabo. El único objetivo es ofrecer un resumen de los principales argumentos a favor del
mantenimiento de las corridas de toros en las zonas donde están tradicionalmente implantadas. Muchos de los argumentos figuraban ya, de una u otra forma, en mi Filosofía de las corridas de toros, Bellaterra, 2008, donde proponía desvelar el sentido y los valores éticos y estéticos de la tauromaquia.
Este libro fue escrito en un época en la que las campañas abolicionistas no habían comenzado abiertamente y, por tanto, no tenía el objetivo apologético que algunos le han querido ver. Los argumentos para “defender” las corridas de
toros se encontraban pues dispersos entre propuestas más fundamentales. En el transcurso de las numerosas discusiones trabadas tras la aparición del libro, quedó clara la necesidad de que esos argumentos fueran recogidos y sistematizados en una pequeña obra sintética y accesible. Y es justamente lo que hemos hecho: rescatarlos y completarlos con aportaciones surgidas del desarrollo de esas discusiones. Ésta es la única pretensión de este texto: un arma para una batalla que creemos justa. Las corridas de toros no son sólo un magnífico espectáculo. No son sólo disculpables sino que además son
defendibles porque son moralmente buenas.
En las siguientes páginas, no hay ninguna explicación sobre la historia de la fiesta, el desarrollo de las corridas, la técnica y la estrategia de la lidia, las características de las diferentes ganaderías de toros, ni de las diferencias entre las escuelas taurinas y los estilos de los toreros. Todo eso se encuentra
fácilmente en excelentes obras. Tampoco se encontrará aquí uno de los más potentes argumentos a favor del mantenimiento de la fiesta de los toros en los países taurinos: las razones económicas. Aunque es cierto que, en España, en el sur de Francia y en América Latina, la fiesta taurina mantiene decenas de miles de empleos directos e indirectos y constituye una importante fuente de ingresos para las administraciones estatales, regionales y locales, este argumento no vale nada si las corridas de toros fueran inmorales como, por ejemplo, lo son el tráfico de drogas o el de animales de especies protegidas.
Nos situamos en el exclusivo plano de los valores. Porque pensamos que si las corridas de toros desapareciesen de las regiones del mundo donde hoy son lícitas, sería una gran pérdida tanto para la humanidad como para la animalidad.
Introducción
Sensibilidades
Sólo hay un argumento contra las corridas de toros y no es verdaderamente un argumento. Se llama sensibilidad. Algunos pueden no soportar ver (o incluso imaginar) a un animal herido o muriendo. Este sentimiento es perfectamente
respetable. Y no cabe duda de que la mayor parte de los que se oponen a las corridas de toros son seres sensibles que sufren verdaderamente cuando imaginan al toro sufriendo. El aficionado tiene que admitirlo: mucha gente se conmueve, e incluso algunos se indignan con la idea de las corridas de toros.
El sentimiento de compasión es una de las características de la humanidad y una de las fuentes de la moralidad. Pero los adversarios de las corridas de toros tienen que saber que los aficionados compartimos ese sentimiento. Sin duda, esto es algo difícil de creer por todos aquéllos que piensan sinceramente que asistir a la muerte pública de un animal (lo que es un aspecto esencial de las corridas de toros) sólo lo pueden hacer gentes crueles, sin piedad, sin corazón. Ahí radica su irritación, su arrebato, su animadversión a las corridas de toros. Es difícil de creer y sin embargo es absolutamente cierto:
el aficionado no experimenta ningún placer con el sufrimiento de los animales.
Ninguno soportaría hacer sufrir, o incluso ver hacer sufrir, a un gato, a un perro, a un caballo o a cualquier otra bestia. El aficionado tiene que respetar la sensibilidad de todos y no imponer sus gustos ni su propia sensibilidad. Pero el antitaurino debe admitir también, a cambio, la sinceridad del aficionado, tan humano, tan poco cruel, tan capaz de sentir piedad como él mismo. Es difícil comprender la postura del otro pero hay que reconocer que, en cierto sentido, el aficionado tiene las apariencias en contra. Por eso su posición necesita una explicación.
La sensibilidad no es un argumento y sin embargo es la razón más fuerte que se puede oponer contra las corridas de toros. El problema consiste en saber si es suficiente: ¿la sensibilidad de unos puede bastar para condenar la sensibilidad de otros? ¿Permite explicar el sentido de las corridas de toros y la razón por la que son una fuente esencial de valores humanos? ¿Puede bastar para exigir su prohibición?
El autor de estas líneas garantiza que nunca ha podido soportar el espectáculo del pez atrapado en el anzuelo del pescador de caña – lo que efectivamente es una cuestión de sensibilidad. Pero nunca se le ha pasado por la cabeza condenar la pesca con caña ni tampoco tratar al pobre pescador de “sádico” y aún menos exigir a las autoridades públicas la prohibición de su inocente ocio, que ofrece probablemente grandes placeres a los amantes de esa actividad.
(Sin embargo, se “sabe” perfectamente que los peces heridos “sufren” agonizando lentamente en el cubo, e indudablemente más que el toro que pelea. Pues bien… La fiesta de los de toros suscita en los detractores más motivos de indignación y, sobre todo muchos más fantasmas insoportables, que el eventual sufrimiento objetivo del animal). Tenemos también algunas
razones para pensar que la pesca deportiva con caña ni tiene el mismo arraigo antropológico ni es portadora de valores éticos y estéticos tan universales como la fiesta taurina.
Una cosa es extraer las consecuencias personales de la propia sensibilidad (por eso, yo no voy de pesca) y otra muy distinta es hacer de dicha sensibilidad un estándar absoluto y considerar sus propias convicciones como el criterio de verdad. Ésa es la definición de la intolerancia. Cada cual es libre de convertirse al vegetarianismo, o incluso a la vida “vegana”: nadie prohíbe a nadie abrazar ese modo de vida y las creencias que lo acompañan. Pero otra cosa es querer prohibir el consumo de carne y de pescado, incluso de leche, de lana, de cuero, de miel y de “todo lo que proviene de la explotación de los animales”. De igual manera una cosa es prohibirse a sí mismo ir a las plazas de toros y otra muy distinta es ¡querer prohibir el acceso a los demás!
De igual manera que el aficionado no debería hacer proselitismo o intentar exportar la fiesta de los toros fuera de sus zonas tradicionales, el antitaurino no debería hacer demostración de intolerancia intentando prohibir las corridas de toros allá donde están vivas. Por lo que en estas páginas sólo pediremos al lector, sea el que sea, dos cosas: escuchar las sensibilidades y respetar los argumentos.
Es evidente que la mayoría de la población de los países o regiones concernidas (España, Francia, Portugal y América latina) no es ni aficionada ni antitaurina. Es globalmente indiferente y estima que hay otras causas que defender antes que la de la fiesta taurina (la gente tiene generalmente otras
pasiones) o la del bienestar de los toros de lidia (ya hay bastantes desgracias en la tierra). En ese sentido, los toros ocupan uno de los últimos lugares en la lista de las preocupaciones de los militantes serios de la causa animal cuando los comparan con la ganadería industrial, el tráfico internacional de animales, ciertas condiciones de transporte y de experimentación animal… Entre los pocos que conocen la fiesta, aunque sea superficialmente, muchos de ellos estiman que los (supuestos) maltratos achacables a las corridas no tienen parangón con las verdaderas urgencias y los verdaderos escándalos de la causa animal. Este no es el lugar donde establecer la lista. Incluso algunos teóricos serios de esta causa confiesan, eso sí con la boca pequeña, que las corridas de toros no son más “perjudiciales” para los toros que lo serían las
carreras hípicas para los caballos. (Por los mismos motivos, ¿se prohibirían las carreras de caballos? ¿Qué quedaría entonces del último vínculo entre el hombre y el caballo?)
La desgracia es que en la actualidad prolifera una cierta moda oportunista, vagamente naturalista, vagamente compasiva, vagamente “verde”, vagamente “victimista” y sobre todo completamente ignorante tanto de la naturaleza animal como de la realidad de las corridas de toros. Esta coyuntura suscita simpatía con cualquier causa animal de manera tan espontánea como irreflexiva y por tanto despierta la antipatía inmediata contra la fiesta de los toros. Así, para un gran número de personas, ¿no es cierto que las corridas de toros son ese
espectáculo bárbaro donde se matan en público pobres animalitos? Entonces, para garantizar el éxito de las campañas antitaurinas, basta con que unos cuantos militantes exaltados recurran a algunas imágenes impactantes de la televisión, a algún eslogan (“¡tortura!”) y a alguna injuria (“¡sádicos!”) simplistas.En el fondo, lo más sorprendente es la pasión absolutamente desenfrenada que suscitan las corridas de toros y que está en total desproporción con lo que suponen. Incluso aceptando las acusaciones más graves y más falsas de sus detractores (justamente lo que intentaremos refutar en las páginas siguientes) se debería imparcialmente convenir que el pretendido mal causado a los animales (durante unos pocos minutos a unas pocas bestias que han vivido previamente de manera tranquila y libre durante cuatro años) es incomparable con las condiciones de “vida” (si es que podemos llamar a eso vida) de la mayoría de animales que se crían para el consumo humano, y que apenas suscitan alguna puntual reprobación y nunca potentes movimientos de indignación o de rechazo. (Y no hablaremos de todos los sufrimientos, aflicciones, penas, frustraciones, calamidades, carencias, privaciones, miserias, desgracias de todo género que afectan a los hombres del mundo que son moralmente de un peso infinitamente superior al del malestar animal y que provocan impotentes protestas rápidamente olvidadas). En Francia, los periodistas radiofónicos confiesan que hay dos temas de los que no se pueden ocupar, a pesar de todas las precauciones tomadas, sin recibir miles de cartas de protesta trufadas de injurias y terribles acusaciones de “haberse vendido al lobby” adverso. Estos asuntos son las corridas de toros y el conflicto palestino-israelí…
Da vergüenza este paralelismo, ¡pero las pasiones humanas son así!
Muchas razones pueden explicar que los toros provoquen pasiones incontestablemente desproporcionadas en relación a la “causa animal” y sobre todo en relación a las desgracias del mundo. A continuación intentaremos detallar algunas. El objeto de las más fuertes emociones colectivas es siempre
irracional. Estas emociones entroncan antes con los males espectaculares y quiméricos, siempre que impresionen la imaginación, que con las grandes desgracias reales. Esto es así tanto en la causa animal como en la causa, mucho más trascendente, de la humanidad.
Un militante honesto de la causa animal, discípulo del filósofo utilitarista Peter Singer, autor del best-seller Liberación animal, me dijo un día: “el criterio esencial del bienestar animal, el único por el que deberíamos luchar, reside en las condiciones de vida”. Y habrá que convenir que, desde este punto de vista, las corridas de toros podrían recibir una certificación de buena conducta de las asociaciones más exigentes de defensa de los animales.
Se encontrarán en las páginas siguientes tres tipos de argumentos. Primero los que responden a las acusaciones más graves que se formulan contra la fiesta de los toros (argumentos [1] a [18]). Sin embargo, aunque las corridas de toros no fueran esa práctica abominable que sus detractores imaginan o quieren hacer creer, eso no bastaría para hacer de ellas algo bueno, bello o incluso interesante. Hay que poner en evidencia sus valores (argumentos [19] a [43]).
Finalmente, conviene preguntarse: las campañas animalistas contra la fiesta taurina ¿no son potencialmente peligrosas tanto para nuestro concepto de humanidad como para nuestro concepto de animalidad (argumentos [44] a [50])?
¿Son tortura las corridas de toros?
Calificar las corridas de toros como “tortura” se ha convertido en un eslogan corriente para los militantes de la causa antitaurina. Todo detractor serio de la fiesta de los toros tendría que avergonzarse de semejante ofensa. Salvo que se
acepte traicionar el significado de las palabras. ¿Qué es torturar? Es hacer sufrir voluntariamente a un ser humano indefenso, ya sea por puro placer (cruel o sádico), ya sea para obtener algún beneficio como contraprestación de ese
sufrimiento (una confesión, una información, etc.). Por estas cinco razones, las corridas de toros se oponen radicalmente a la tortura
Conclusión:
¿Quiénes son los bárbaros?
Supongamos que de un plumazo se suprime la fiesta de los toros. No hablaremos de los efectos económicos y sociales inmediatos. Quedémonos con el menoscabo moral. ¿Qué perdemos? En primer lugar una relación con la animalidad. ¿Qué imagen del animal quedará, para alimentar el imaginario del hombre y la realidad de sus relaciones con su Otro que es el animal, fuera de los caniches enanos del salón? Todas las bestias de labor han sido progresivamente reemplazadas por artilugios, y todas las bestias productoras de carne son progresivamente reemplazadas por “máquinas de fabricar carne” que no nos atrevemos a llamar animales. ¿Es esto la naturaleza? ¿Qué rito pagano vamos a conservar en una sociedad que abandona progresivamente todas sus ceremonias? ¿Queremos realmente no tener más elección que el utilitarismo o el fanatismo religioso? ¿Qué unión de artes populares y artes
cultas vamos a conservar, cuando — progresivamente — éstas hayan deshecho todos los lazos con aquéllas? ¿Dónde podremos mirar la muerte de frente, transformada por nuestras actuales sociedades en una vergüenza?
Para los que la aman y la comprenden, la fiesta de los toros es una forma de resistencia a todo lo que nuestra pos-modernidad nos hace perder cada día más .
Sin embargo, hay que admitir que, para muchos, sólo es barbarie. A lo que sería fácil de responder con el siguiente paralelismo.
En Occidente, nos escandalizamos cuando los talibanes destruyeron las famosas estatuas gigantes de Buda, esculpidas en acantilados en el centro de Afganistán y datadas entre el siglo IV y VI de nuestra era. A fin de cuentas, a sus ojos no destruían “obras de arte”, solamente ídolos de piedra; y lo hacían por respeto hacia su Dios, el “Único verdadero” que ellos consideraban superior a los seres humanos. Esto no disculpa ese bárbaro acto, por supuesto. ¿Pero, qué es lo que hay que pensar de esos antitaurinos que, en nombre del
(supuesto) bienestar de los animales, a los que no consideran superiores a los seres humanos, pretenden dar muerte a una forma de arte y creación arraigada en la historia e inserta en nuestra modernidad, pero en la que ellos sólo ven arcaicas creencias y ritos? Entonces ¿quiénes son los bárbaros? ¿Los que quieren perpetuar este arte o los que pretenden prohibirlo?
El argumento es fácil y, sin duda, no es equitativo – sin embargo no más que el que reduce la fiesta de los toros a barbarie. Sólo podemos sacar una lección:
siempre seremos bárbaros respecto de alguien.
Por eso más vale quedarse con:
tolerancia hacia las opiniones, respeto a las sensibilidades y libertad para hacer todo lo que no atente contra la dignidad de las personas.
50 RAZONES PARA DEFENDER LA CORRIDA DE TOROS
1] Las corridas de toros no tienen como objetivo hacer sufrir a un animal. La tortura tiene como objetivo hacer sufrir. Que las corridas de toros impliquen la muerte del toro y consecuentemente sus heridas forma parte innegablemente de su definición. Pero eso no significa que el sufrimiento del toro sea el objetivo – de hecho no más que la pesca con caña, la caza deportiva, el consumo de langosta, el sacrificio del cordero en la fiesta grande musulmana o en cualquier otro rito religioso.
Estas prácticas no tienen como objetivo hacer sufrir a un animal, aunque puedan tener ese efecto. Si se prohibieran todas las actividades humanas que pudieran tener como efecto el sufrimiento de un animal, habría que prohibir un importante número de ritos religiosos, de actividades de ocio, y hasta de prácticas gastronómicas, incluyendo el consumo normal de pescado y carne, que implica generalmente estrés, dolor e incomodidad para las especies afectadas. Las corridas de toros no son más tortura que la pesca con caña. Se pescan los peces por desafío, diversión, pasión y para comérselos. Se torean los toros por desafío, diversión, pasión y para comérselos.
Cincuenta razones para defender la corrida de toros (1) - 50 razones - Cultorízate - cultoro.com
-
Re: En defensa de los toros
[2] Las corridas no tendrían ningún sentido sin la pelea del toro Torturar a un hombre, e incluso a un animal, es hacerlo sobre un ser con las manos y los pies atados, y, en cualquier caso, privado de la posibilidad de defenderse. Y eso, no solo no sucede en la lidia sino que además sería contrario a su sentido, su esencia y sus valores. La palabra corrida procede de correr: es el toro el que debe correr, atacar y por tanto pelear. Lo que interesa a los aficionados es, primero, y para muchos sobre todo, la pelea del toro. Lo que da sentido a la lidia es la acometividad del animal, su peculiar manera de embestir, de atacar o defenderse, es decir su personalidad combativa. Sin la lucha del toro, su muerte y las diferentes suertes del toreo carecerían de valor. Si el toro fuera pasivo o estuviera desarmado, la lidia no tendría ningún sentido. De hecho, no sería una corrida sino una vulgar carnicería (y por tanto no habría razón alguna para hacer de ella un "espectáculo"). Por ejemplo, las reglas de la ejecución de la suerte de varas tienen como principio director que el toro acometa al picador y vuelva a hacerlo, motu proprio. Debe embestir una y otra vez sobre su adversario alejándose de su propio "terreno" natural, que es el lugar donde se siente más seguro porque nada le amenaza. Durante toda la suerte debe tener la posibilidad de "escoger" entre la huída o la pelea. Por decirlo de manera más directa, la ejecución de la suerte de varas tiene como principio que la herida del animal sea el efecto de su instinto combativo y la consecuencia de su propia pelea. ¡Esto es justamente lo contrario de la tortura!
[3] Las corridas de toros no tendrían ningún sentido sin el riesgo de la muerte del torero Torturar a un hombre, e incluso a un animal, no es únicamente hacerlo sobre un ser sin posibilidad de defenderse, es hacerlo con total tranquilidad y sin asumir el más mínimo riesgo. ¿Somos capaces de imaginar un torturador herido o matado por su torturado? Evidentemente, no. Entonces el sentido, la esencia y el valor de la corrida descansan sobre dos pilares: el primero es la lucha del toro que no debe morir sin haber podido expresar, de la mejor manera, sus facultades ofensivas o defensivas (argumento[2]); el segundo pilar, simétrico del primero, es el compromiso del torero, el cual no puede afrontar a su adversario sin jugarse la vida. Ninguna corrida tendría interés sin ese permanente riesgo de muerte del torero. ¡De nuevo, esto es justamente lo contrario de la tortura!
[4] ¡Si un toro fuera torturado huiría! La lidia no pretende torturar a un animal indefenso, sino más bien al contrario consiste en hacer pelear a un animal naturalmente predispuesto para la lucha (de ahí el nombre de toro de lidia, ver argumento[7]). Tenemos dos comprobaciones empíricas evidentes: si se le hiciera la prueba del puyazo a cualquier otro animal (un buey o un lobo), huiría inmediatamente, puesto que la fuga es la reacción inmediata de cualquier mamífero ante una agresión. Sin embargo, el toro de lidia, lejos de huir, redobla sus acometidas. Segunda comprobación: cuando se le hace sufrir a un toro de lidia una verdadera "tortura" (por ejemplo, una descarga eléctrica como es el caso de algunas vallas electrificadas), se escapa y huye. Este comportamiento es justamente el contrario al de su reacción normal durante la pelea en el ruedo.
[5] Hablar de tortura ¿no es confundir al hombre con el animal? La tortura es una de las más abominables prácticas del mundo. Sea cual sea su finalidad, no puede ser nunca justificada. Llamar a cualquier cosa tortura, y especialmente hacerlo con las corridas de toros, ¿no es más bien banalizar el uso de la palabra y así atenuar la condena sin remisión de esta innoble práctica? (Y eso por no referirnos a todos aquellos que se rebajan a aludir al nazismo,... ¿no estaríamos cerca de una forma de negacionismo?). Queriendo agravar el supuesto maltrato del toro que pelea, recurriendo a una palabra destinada a impactar en la imaginación ¿no están corriendo el riesgo de hacer más benigna la verdadera tortura? Sería tanto como decir que la insoportable e interminable tortura del impotente prisionero político que se halla en el fondo de una celda, es lo mismo que la pelea de un animal bravo en el ruedo. ¿No constituye esto un auténtico insulto a todos los torturados del mundo?
http://ultoro.com/cultorizate/50_raz...-razones-toros
-
Re: En defensa de los toros
6] El estrés del toro Para un hombre del siglo XXI, el dolor es el peor de todos los males pues le deja completamente impotente. Para ciertos animales, algunos males son peores que el dolor, por ejemplo, el estrés que experimentan cuando se encuentran en una situación insoportable o un entorno inadaptado a su organismo. Los estudios experimentales del profesor Illera del Portal, Director del Departamento de Fisiología Animal de la facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, han demostrado (a través de la medida de la cantidad de cortisol producida por el organismo) que el toro de lidia sufre más estrés durante su transporte o en el momento de salir al ruedo que en el transcurso de la lidia; y que incluso el estrés disminuye en el curso de la pelea. Es lo que ya sabían — a su manera — los ganaderos y lo que confirma el simple sentido común. Para un animal como el toro de lidia, habituado a vivir en libertad en grandes espacios y responder a las amenazas de su territorio con el ataque sistemático, la contención es mucho más difícil de soportar que la lucha. En el ruedo, el toro reencuentra su familiar propensión a la defensa del territorio en contra del intruso.
[7] La adaptación fisiológica del toro a la lidia El toro de lidia (Bos taurus ibericus) no es para nada un apacible rumiante. Es una muy especial variedad de bovino, lejano descendiente del uro, que vivió más o menos en estado salvaje hasta el siglo XVIII y que estaba dotado de un instinto de defensa de su territorio muy desarrollado, una forma de "fiereza". El auge de las corridas de toros permitió la creación de grandes ganaderías en las que los toros eran y son criados en condiciones de libertad para preservar esa acometividad natural, a la cual se le añadió un proceso selectivo en función de la aptitud de cada ejemplar para la lidia. Estas dos condiciones, la natural y la humana, crearon un animal original, una especie de atleta del ruedo, dotado de bravura, es decir, de una capacidad ofensiva para el ataque sistemático contra todo lo que pueda presentarse como una amenaza, y muy especialmente la intromisión en su territorio. Esta agresividad se observa desde el nacimiento: basta con ver un becerro recién nacido dando cornadas (imaginarias, claro) al hombre que se le acerca. Se manifiesta también entre los propios toros (las peleas por la jerarquía son frecuentes) e innegablemente contra el hombre, que no debe normalmente acercarse a ellos, sobre todo si están solos o aislados. Por eso no sorprende que los estudios de laboratorio del ya citado Juan Carlos Illera del Portal hayan demostrado que este animal, particularmente adaptado para la lidia, tenga reacciones hormonales únicas en el mundo animal ante el "dolor" (que le permiten anestesiarlo casi en el mismo momento en que se produce), especialmente debido a la segregación de una gran cantidad de beta-endorfinas (opiáceo endógeno que es la hormona encargada de bloquear los receptores del dolor), sobre todo, cuando se produce en el transcurso de la lidia. Otro descubrimiento que demuestra la singularidad del toro de lidia en relación a las demás "razas" de bovinos es la talla del hipotálamo (parte del cerebro que sintetiza las neurohormonas que se encargan especialmente de la regulación de las funciones de estrés y de defensa) que es un 20% mayor que el de los demás bovinos – dato que es considerable. Todo esto no hace sino explicar las causas fisiológicas de un comportamiento que cualquier ganadero de toros de lidia o cualquier aficionado conoce (pero que ignoran todos los profanos) y que hace posible la lidia: el toro bravo, en lugar de sentir el "dolor" como un sufrimiento, lo siente como un estimulante para la lucha. Se transforma inmediatamente en una excitación agresiva.
[8] Dolor y lidia Ya hemos dicho (ver argumento [4]) que, al contrario de los demás animales, el toro de lidia no reacciona a las heridas huyendo sino atacando. Es el único animal que, herido por los puyazos, vuelve a la carga para atacar al picador en lugar de huir de él (siendo la fuga la respuesta normal, naturalmente adaptada, al dolor). Sin embargo, esta reacción es perfectamente natural en un animal genéticamente predispuesto para el combate. Sabemos que en el ser humano sucede algo parecido. Miles de testimonios de soldados heridos lo confirman. Ellos explican no haber notado nada, o casi nada, de las graves heridas recibidas a causa del fragor del combate. Esto mismo les ocurre a algunos toreros cuando reciben una cornada, que comienzan a sufrir después de acabada la lidia. ¡Cuánto más verdad es en el caso de un animal fisiológicamente dotado y genéticamente seleccionado para la lidia, y que no deja de combatir, mientras le reste un hilo de vida!
[9] "¡Pero el toro no quiere luchar!" A veces se contesta a los argumentos precedentes con tal sentencia: "el hombre (el torero) lucha si quiere, elige arriesgar su vida; el animal, por el contrario, no elige el combate sino que está condenado a la lucha y a la muerte". Respondo: es cierto. ¡Pero es que los animales en general no "eligen" conscientemente una u otra conducta! Es decir, no se marcan un objetivo en su mente al que intentarían llegar por tal o cual medio requerido. Muy al contrario, actúan de manera conforme a su naturaleza individual o a la de su especie. De esta forma, un toro que acomete, que ve en cualquier intruso un adversario que debe expulsar y que ataca a un hombre "que no le ha hecho nada malo", no actúa por "elección" o por "voluntad" consciente y clara, sino que su comportamiento obedece a su naturaleza, a su carácter, a la "bravura" que está en él. ¡Sin lugar a dudas, el toro no quiere luchar, pero no es porque sea contrario a su naturaleza el luchar (¡bien al contrario!) sino porque lo que es contrario a su naturaleza es el querer!
[10] "Pero la lucha es desigual: el toro siempre muere" Ante esta aseveración, respondo: la lidia es una lucha con armas iguales, la astucia contra la fuerza, como David contra Goliat. Es también una lucha con suertes desiguales puesto que ilustra la superioridad de la inteligencia humana sobre la fuerza bruta del toro. Pero, entonces, ¿qué pretenden? ¿Que las posibilidades del hombre y del animal fuesen iguales, como en los juegos del circo? Pero, si muriera unas veces uno y otras veces otro ¿sería más justa la lidia? ¡En absoluto! Sería, en todo caso, más bárbara. La corrida de toros no es una competición deportiva en la que el resultado habría de quedar imprevisible. Es una ceremonia en la que el final se conoce de antemano: el animal debe morir, el hombre no debe morir (aunque puede suceder, que un torero muera de manera accidental, y que un toro, de manera excepcional sea indultado por su bravura). Esta es la moral de la lidia. Pero que sea desigual no significa que sea desleal. Justamente, la demostración de la superioridad de las armas del hombre sobre las del animal sólo tiene sentido si dichas armas (el trapío, los pitones, la fuerza) son potentes y no han sido mermadas artificialmente. Esta es la ética taurómaca: una lucha desigual pero leal.
Cincuenta razones para defender la corrida de toros (6 a 10) - 50 razones - Cultorízate - cultoro.com
-
Re: En defensa de los toros
11] ¿Tenemos derecho a matar animales?
El respeto absoluto de la vida humana es uno de los fundamentos de la civilización. No sucede lo mismo con la idea de respeto absoluto hacia la vida en general. De hecho sería contradictorio con la idea misma de vida: la vida se alimenta sin cesar de la vida. Un animal es un ser que se alimenta de sustancias vivas, sean vegetales o animales. Proclamar por tanto que todos los seres vivos tienen derecho a la vida es un absurdo ya que, por definición, un animal sólo puede vivir en detrimento de lo viviente. Los animales se matan entre ellos para cubrir sus necesidades, y no exclusivamente nutritivas (contrariamente a lo que comúnmente se cree), a veces lo hacen por agresividad, por juego, o por instinto de caza (como en los casos del gato, del zorro, o de la orca)... De la misma forma, los hombres siempre han matado animales: bien, porque tenían la necesidad de hacerlo para deshacerse de bestias dañinas (portadoras de enfermedades o causantes de plagas), bien, para satisfacer sus necesidades, nutritivas o de cualquier otro tipo: cuero, lana, etc.; bien, por razones culturales o simbólicas (sacrificios religiosos, demostraciones cinegéticas, juegos agonísticos). Pero lo propio del hombre, que le diferencia de "los demás animales", es lo siguiente: cuando mata un animal respetado (y no una bestia dañina de la que tiene la obligación de deshacerse), el acto de darle muerte va generalmente acompañado (en las sociedades tradicionales o rurales) de un ritual festivo o de una ceremonia expiatoria. Hay una excepción a esta regla: la muerte mecanizada, estandarizada e industrializada de los mataderos. Ésta es fría, silenciosa, ocultada y — por decirlo de alguna forma — vergonzosa, que es lo que caracteriza a nuestras sociedades urbanas. La corrida de toros satisface al mismo tiempo las necesidades físicas (el toro es comestible) y simbólicas (las corridas de toros son un combate estilizado y una ceremonia sacrificial). Y, al contrario del matadero industrial, siempre van acompañadas de todas las marcas de respeto tradicional hacia el animal: ritual regulado precediendo al acto y recogido silencio en el momento de la muerte. La pregunta del "derecho a matar" animales se plantea por tanto mucho más en el caso del matadero industrial que en el de la muerte del toro en el ruedo.
[12] ¿Por qué matar a los toros?
La muerte del toro es el fin necesario de la corrida. Podríamos enumerar razones utilitaristas. El toro está destinado al consumo humano y en ningún caso puede volver a servir para otra corrida, porque en el transcurso de la lidia ha aprendido demasiado, se ha convertido en "intoreable". Pero esto no es lo esencial. Las verdaderas razones son simbólicas, éticas y estéticas.
Simbólicamente, una corrida es el relato de la lucha heroica y de la derrota trágica del animal: ha vivido, ha luchado, y tiene que morir.
Éticamente, el momento de la muerte es el "instante de la verdad", el acto más arriesgado para el hombre, en el que se tira entre los cuernos intentando esquivar la cornada gracias al dominio técnico que ha adquirido sobre su adversario en el desarrollo de la lidia. Estéticamente, la estocada es el gesto que finaliza el acto y hace nacer la obra; la estocada bien ejecutada, en todo lo alto y de efecto inmediato confiere a la faena la unidad, la totalidad y la perfección de una obra.
Estas tres razones son las que dan sentido a las corridas de toros.
[13] Pero al menos ¿se podría no matar al toro en público, tal como prescribe la ley portuguesa?
Hemos recordado más arriba las razones esenciales (simbólicas, estéticas y éticas) de la muerte pública, fin necesario de la ceremonia sacrificial. Por otra parte es un error creer que una muerte "ocultada" sería "menos cruel" para el animal. Es más bien lo contrario. Un toro que sale vivo del ruedo tendrá que esperar largas horas antes de ser llevado al matadero donde será abatido por el carnicero. Dejar al animal malherido y confinado en un espacio reducido sin opción a la lucha, sí que sería un auténtico calvario para él (ver argumento [8]). La única beneficiada de esta solución sería la hipocresía: lo que no se ve no existe. ("¡Tapemos la sangre y la muerte, lo esencial es que no se vean!")
[14] Todas las tauromaquias implican el respeto al toro
La corrida de toros es una de las formas de tauromaquia. Existen cientos, de las que perviven unas cuantas decenas. En todas las sociedades donde han vivido toros bravos ha existido alguna forma de tauromaquia, ora deporte, ora rito (en ocasiones ambos a la vez), ora caza solitaria, ora espectáculo de una lucha, ora gratuito desafío del hombre al animal, ora sacrificio ofrecido por los hombres a los dioses. El punto común de todas las tauromaquias es que ellas denotan la fascinación y la admiración que ejercen, en todo tipo de culturas, el toro y su poder, sea real o simbólico. El toro se transforma en el único adversario que el hombre encuentra digno de él. Es el animal con el que se puede medir con orgullo y que por consiguiente lo afronta con la lealtad que se debe a un adversario a su medida. ¿Podríamos demostrar nuestro propio poder ante un adversario al que despreciásemos y maltratásemos? En todas las tauromaquias, al animal se le combate con respeto y no se le abate como a un bicho dañino, ni se le mata de cualquier manera como a una simple máquina de producción cárnica.
[15] La norma taurómaca consiste en afirmar que no se puede matar al animal sin arriesgar la propia vida
Prueba fehaciente del respeto hacia el toro es que en la corrida sólo se puede dar muerte al toro poniendo el torero en peligro su propia vida. El deber de arriesgar la propia vida es el precio que uno tiene que pagar para tener el derecho de matar al animal. Lo que hace posible la necesidad de la muerte del toro (ver argumento [10]) es la posibilidad siempre necesaria de la muerte del torero. La mayoría de normas que ilustran la ética taurómaca se inspiran en esta norma esencial: engañar al toro para no resultar cogido pero exponiendo siempre el cuerpo al riesgo de la cornada.
A la inversa, si se vence sin peligro se triunfa sin gloria.
[16] El toro no es abatido, tal como lo atestigua el ritual taurómaco.
La corrida de toros no sería nada sin su ritual. Desde el paseíllo inicial hasta las mulillas que arrastran el cadáver del toro, todos los actos, todos los gestos, todas las actitudes de los actores intervinientes están ritualizados y tienen su sentido. El ritual porta dos finalidades. Proteger simbólicamente los actos de un hombre que arriesga su vida de cualquier accidente imprevisible, al rodearlos de una tranquilizadora barrera repetitiva. Envolver con un ritual festivo y trágico a la vez los momentos en los que se juega la vida de un animal respetado (ver argumento [11]) y por lo tanto singularizado. Al toro se le distingue como un ser vivo individualizado, que cuenta con un nombre propio conocido por todos y con una procedencia genealógica sabida por los aficionados, y al que muchas veces se le aplaude por su belleza, se le ovaciona por su combatividad, e incluso se le aclama como a un héroe.
¿Alguien hablaba de desprecio o de crueldad? Habría que hablar de admiración (ver argumento [26])
[17] El toro no es abatido, se le respeta en su propia naturaleza
El toro de lidia es un animal bravo, lo que significa que es por naturaleza desconfiado, taciturno y agresivo. Esta natural combatividad no tiene nada que ver con la del depredador azuzado por el hambre, puesto que el toro es un herbívoro, ni tampoco está vinculada con un instinto sexual, pues se manifiesta también ante individuos de otras especies. Para un animal como éste, una vida conforme a su naturaleza "salvaje", rebelde, indómita, indócil, insumisa, tiene que ser una vida libre – por tanto la mejor posible. Y así, una muerte conforme a su naturaleza de animal bravo tiene que ser una muerte en lucha contra aquél que cuestiona su propia libertad, es decir, contra aquel ser vivo que le disputa en su terreno su supremacía. Éste es el drama que se muestra en el redondel: el toro libra su último combate para defender su libertad. ¿Sería más conforme a su bravura y a la propia naturaleza del toro vivir esclavizado por el hombre y morir en el matadero como un buey de carne?
[18] ¿La mejor de las suertes?
Es debido a un proceso de identificación por lo que el animalista sólo es capaz de imaginar al toro como chivo expiatorio del hombre. También dicho proceso hace que algunos lo vean como víctima y no como combatiente. Así, puestos a identificarse con el toro propongamos a esos animalistas que se identifiquen con otras especies bovinas y pidámosles que elijan cuál es la mejor de las suertes: la del buey de tiro, la del ternero de carne (criado normalmente "en batería" y muerto a corta edad) o la del toro de lidia: cuatro años de vida libre a cambio de quince minutos de muerte luchando. Entonces la pregunta sería:
"¿con quién quiere usted identificarse?"
Cincuenta razones para defender la corrida de toros (11 a 18) - 50 razones - Cultorízate - cultoro.com
-
Re: En defensa de los toros
[19] Una de las últimas formas de ganadería extensiva en Europa
Defender la fiesta de los toros es apostar por una de las últimas formas de ganadería extensiva que existen en Europa, en la que cada animal dispone de una extensión de 1 a 3 hectáreas de terreno. ¿Puede alguien mejorar esa realidad tratándose de animales domésticos? Si se suprimen las corridas de toros muchas de esas tierras hoy destinadas al toro de lidia se entregarían al uso de la agricultura intensiva o industrial. No deja de ser curiosa la inversión de valores: en la época de la mercantilización de lo viviente, de la cría de bovinos en auténticas fábricas de filetes, de la producción en cadena de pescados estandarizados, algunos se indignan por las condiciones de vida y de muerte de los toros de lidia.
[20] Un ecosistema único
Esta ganadería extensiva, preservada de la mecanización indiscriminada gracias al amor por el toro y a la abnegación personal de algunos ganaderos (que a buen seguro tendrían mucho más interés -económico- en "fabricar carne" en ganadería intensiva) sólo se puede hacer en unos espacios y unos pastos únicos: la dehesa en España (de Salamanca a Andalucía), en Portugal (en el Ribatejo), y en Francia (en la Camarga). Gracias a la presencia del toro de lidia, estos espacios son auténticas reservas ecológicas de incomparable riqueza de flora y de fauna (jabalí, lince, buitre, cigüena, etc.) similar a la de los grandes parques naturales protegidos. (En el caso de La Camarga nos podemos referir, por ejemplo, a los trabajos del equipo de Bernard Picon y en especial a su libro "El espacio y el tiempo en La Camarga"). Esto lo saben bien los ecólogos, que no deben ser confundidos con algunos teóricos de la "ecología política".
21] Defensa de la biodiversidad
Un verdadero ecologista defiende la biodiversidad y lucha contra la desaparición de las especies. Los animalistas que hoy batallan por la prohibición de la fiesta de los toros luchan, muchas veces sin ser conscientes de ello, por la desaparición de los toros de lidia (Bos taurus ibericus). Esta variedad única de toro salvaje preservada en Europa desde el siglo XVIII gracias a las grandes ganaderías estaría condenada al matadero si se suprimieran las corridas de toros. Con lo cual, para salvar la especie (o la variedad) es necesario "sacrificar" algunos toros en el ruedo. El animalista querría "salvar" a esos ejemplares del destino que les espera. Pero ¿cómo sería eso posible sin condenarlos, a ellos y a todos los demás, al matadero?
¿Qué haríamos con todas esas vacas, erales, becerros, que hoy viven exclusivamente para posibilitar que unos cuantos toros adultos sean lidiados en el ruedo? En efecto, es necesario contar con una ganadería de unas trescientas cabezas de ganado para "producir" anualmente tres corridas de seis toros adultos, (cuatro años). (A esto, el antitaurino generalmente contesta que no siendo el toro de lidia, en la estricta acepción biológica del término, una especie sino solo una "variedad" su patrimonio genético no tendría que ser protegido: pero ¿podríamos deshacernos de los perros con el pretexto de que tenemos lobos, o viceversa?)
Supongamos que, aguijoneado por estos argumentos, el animalista insista en su empeño de pretenderse "ecologista" y vuelva a las consideraciones morales sobre la necesidad de reducir el "sufrimiento" animal. Preguntémosle entonces:
¿disminuiría verdaderamente el sufrimiento animal si se suprimiesen las corridas de toros? (Claro, si suprimimos todos los individuos de una determinada población, de un plumazo suprimiremos sus "sufrimientos". Pero a nadie se le escapa que esto es un sofisma). Pero, sigamos con ese razonamiento "utilitarista": ¿qué pasaría con todas esas vidas libres (y por tanto "mejores" que las de la mayor parte del resto de animales que viven bajo la dominación del hombre) de esos centenares de miles de bestias (sementales, vacas, utreros, añojos, becerros) que disfrutan actualmente de una vida conforme a su naturaleza y que no mueren en el ruedo? (De unos 200.000 animales que viven actualmente en las ganaderías destinadas a la lidia, sólo el 6% muere en el ruedo). ¿Cómo contabilizar la pérdida de su existencia y de calidad de vida si se suprimieran las corridas de toros? Vayamos más lejos y volvamos a los doce mil toros que mueren cada año en los ruedos: ¿estamos seguros de que disminuiríamos sus sufrimientos privándoles de una buena vida si se suprimieran las corridas de toros? Y finalmente ¿estamos seguros de que disminuiríamos los sufrimientos de los toros destinados a la corrida si se les privase de la corrida? (ver argumento [18])
22] Respeto de la naturaleza del animal
Una última consideración ecologista: el toro de lidia es el único animal criado por el hombre que vive y muere conforme a su naturaleza (ver argumento [17]).
Esto no es fruto del azar, sino la consecuencia misma del sentido de la corrida ya que ésta exige la bravura del toro. Es un caso único de ganadería que debe respetar necesariamente las exigencias de la vida salvaje del animal (territorio, alimentación, coexistencia de las crías con sus progenitores, etc.) precisamente porque hay que preservar lo más intacto posible el instinto natural de agresividad, defensa del territorio y desconfianza ante cualquier intruso, especialmente ante el hombre. El toro de lidia es el único animal doméstico que sólo puede servir a los fines humanos para los que ha sido criado a condición de no ser domesticado. De ahí que deba ser criado de la manera más "natural" posible; en caso contrario, su lidia sería imposible y la corrida de toros perdería todo su sentido.
Por definición la corrida de toros es la práctica humana que debe respetar más y mejor las condiciones naturales de la vida de los animales que viven bajo la dominación humana.
[23] Humanidad y animalidad
Los animalistas defienden que como "todos somos animales", deberíamos dispensar el mismo trato a los animales que a los hombres. Se equivocan. Es justamente porque el hombre no es un animal como los demás por lo que tiene deberes hacia ellos y no al contrario. Estos deberes no pueden, en ningún caso, confundirse con los deberes universales de asistencia, reciprocidad y justicia que tenemos para con los otros hombres en tanto que personas. Sin embargo, está claro que tenemos deberes hacia algunos animales. A priori hay tres formas de relacionarse con los animales. A los animales de compañía, les damos afecto a cambio del que ellos nos ofrecen: por eso, es inmoral traicionar esa relación, por ejemplo abandonando a un perro en el área de servicio de una autopista. A los animales domésticos, les proporcionamos ciertas condiciones de vida, a cambio de su carne, leche o cuero...; por eso, es inmoral considerarlos como meros objetos de producción sin vida, como sucede en las formas más mecanizadas de la ganadería industrial; pero no es inmoral matarlos, puesto que con esa finalidad han sido criados (argumento [22]). Y, respecto de los animales salvajes, con los que no nos liga ninguna relación individualizada, ni afectiva ni vital, sino solamente una vinculación con la especie, es moral, respetando los ecosistemas y eventualmente la biodiversidad, luchar contra las especies perjudiciales o proteger ciertas especies amenazadas.
Ahora bien, ¿qué ocurre con los toros bravos – que no son animales propiamente domésticos ni verdaderamente salvajes? ¿Qué deberes tenemos para con ellos? Yo respondo: preservar su naturaleza brava, criarlos respetando esa naturaleza, y matarlos (puesto que solo viven para eso) conforme a su fiereza natural (ver argumentos [14] a [16]).
Cincuenta razones para defender la corrida de toros (19 a 23) - cultoro.com