Respuesta: En defensa de los toros
Me parecen muy respetables las opiniones de aquéllos a quienes gustan de "La Fiesta", pero me parecen un desatino las descalificaciones hacia quienes no aprecian este espectáculo. Particularmente lamentable me parece la asociación de ideas entre "afición" y "españolismo", ¿qué pasa, es que la dosis de patriotismo se vende con las entradas a las plazas? ya está bien de topicazos, España es mucho más y como supongo que este mensaje dará lugar a respuestas "escasamente amables" aviso que estoy dispuesto a dar las contrarréplicas en el mismo tono.
No me gustan los toros, y no es una obligación que me gusten, pero no pienso tolerar que nadie ponga en duda ni mi condición de español ni mi patriotismo, ¿soy claro?
Por otro lado, el artículo de Juan Manuel de PRADA, con el que suelo coincidir a veces, en esta ocasión me parece lamentable cuando mezcla toros con catolicismo, ¿qué pasa, es que es doctor de la Iglesia? Por tanto, insisto, a quienes les guste la fiesta que la disfruten, pero sin descalificaciones gratuitas, innecesarias y falsas a quienes no nos interesa.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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