José Tomás Bobes (1782-1814)
Asturias dio muchas de sus gentes a las tierras americanas. Las constantes y endémicas hambres unas veces, y el afán de riquezas y de aventuras otras, hicieron a los asturianos emigrar a tierras del Nuevo Mundo. Ello trajo como consecuencia natural que personajes asturianos hayan estado presentes en toda la larga serie de guerras que se produjeron en los primeros años del siglo XIX en los diferentes Virreinatos, Intendencias y Audiencias de la antigua Nueva España, es decir, la actual Hispanoamérica. Asturianos lucharon valientemente contra los ingleses en la defensa de Buenos Aires y, poco más tarde, contra los independentistas argentinos -que habían sido sus compañeros de armas poco antes-, en defensa de la unidad de un imperio que se desmoronaba entre las manos de Fernando VII.
La máxima figura de estos asturianos es, sin la menor duda, la de José Tomás Bobes, ascendido a general después de muerto, por sus méritos en campaña. José Tomás Bobes, cuyo nombre oficial era el de José Tomás Rodríguez de Bobes y de la Iglesia, nació en Oviedo (Asturias- España) el 18 de septiembre de 1782. El que andando los años sería marino y uno de los más importantes caudillos militares de la guerra de secesión hispanoamericana, que se ganaría por su valor y decisión en los combates el sobrenombre de «El León de los Llanos», quedó huérfano de padre hacia los cinco años, por lo que, con su madre y sus dos hermanas, se fue a vivir a Gijón (Asturias- España), donde, al parecer, era más fácil encontrar medios de subsistencia para una mujer viuda con hijos, dedicándose para ello al trabajo de costurera.

El niño, de precoz y despierta inteligencia, estudia en la escuela pública, y más tarde gana una beca en el
Instituto Asturiano fundado por
Jovellanos, gracias a la cual puede estudiar (1796-1799) la carrera de Náutica. En el año 1800 se traslada a El Ferrol, donde obtiene el título de piloto segundo. Embarca en la Real Armada y, al parecer, tomó parte, en 1805, en la batalla de Trafalgar.

Una vez obtenido el título de piloto de primera, en 1806, José Tomás Bobes cruza el Atlántico rumbo a las Américas, tras conseguir que la compañía naviera Pla y Portal le dé el mando del bergantín “Ligero”, con el que realiza una serie de viajes. Más tarde (1808), se establece en Venezuela, perteneciente entonces al Virreinato de Nueva Granada, en la ciudad de Calabozo, donde se dedica al negocio de ganados.
Se conservan algunas de las cartas que en esa época envió a Gijón, a su madre, junto con algunos obsequios, y por ellas se puede deducir, basándose en el tipo de letra y el modo de redactar, que Bobes era hombre de espíritu culto y mucha inteligencia.
Cuando comienza el movimiento insurgente de las colonias españolas en América, Bobes continúa con sus negocios, mostrándose como hombre pacífico y absolutamente neutral en el tema, sin tomar partido por ningún bando. Sin embargo, estando en sus oficinas de Calabozo, la ciudad fue ocupada, en la primavera de 1812, por una partida de da de insurgentes, que le detuvieron y maltrataron. El jefe de la banda, un tal Escalona, le abofeteó estando Bobes maniatado, le robó todo cuanto encontró y ordenó quemar sus almacenes en la ciudad.
El suceso hizo cambiar de mentalidad al ovetense. Juró que vengaría la ofensa recibida y marchó a la zona de los Llanos, donde tenía muy buenas relaciones con los indígenas, los mestizos y los aventureros, gracias a sus tratos de comercio para la adquisición de ganados. Allí consiguió poner en pie de guerra una partida -paradójicamente formada casi de manera exclusiva por indígenas- al servicio de los intereses de España.
La inteligencia y el valor de Bobes, y el arrojo y capacidad de movimiento de sus tropas, pronto lo convirtieron en una figura de leyenda.
Al frente de sus indios y mestizos emprendió unasorprendente y novelesca serie de acciones contra los insurgentes, que casi siempre acabaron en fulminantes victorias.
Bobes pronto recibe de las autoridades españolas el grado de capitán y, con el uniforme de su categoría, continúa al frente de sus tropas, a las que organiza en columnas de infantería y caballería. Las matanzas se van sucediendo en uno y otro bando cada vez con mayor ferocidad.
Bolívar, el caudillo de la independencia hispanoamericana, llegó a proclamar en un manifiesto lo siguiente: «Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes.» Bobes dijo como respuesta: «A los insurgentes hay que matarlos, dándoles sólo tiempo para decir un Credo.»
En sus cortos años como jefe militar, Bobes supera con mucho a
todos sus enemigos en dotes de mando, capacidad de organización, valor y conocimientos tácticos. Así, va demostrando esa superioridad victoria tras victoria, derrotando uno después de otro a todos los ejércitos que su enemigo Simón Bolívar le envía con el fin de terminar con aquella pesadilla. Finalmente, Bobes entra triunfalmente en Caracas al frente de su ejército, que ahora lleva el título de Real Ejército de Barlovento, y que ya tiene unos efectivos de veinte mil hombres. El gobierno español le confirma en el mando de la tropa, concediéndole el grado de coronel el 6 de octubre de 1814.
Dos meses más tarde, al frente de sus llaneros, como tenía por costumbre, se enfrentó a los insurgentes venezolanos en la batalla de Urica, donde vence nuevamente, pero recibe un lanzazo cuando encabeza la última carga de caballería contra los independentistas, de resultas de la cual muere, el día 5 de diciembre de 1814, cuando sólo contaba treinta y dos años y estaba en la cima de su gloria militar.
Tras la muerte de Bobes, pareció terminarse la buena estrella de los partidarios de España en aquellas tierras americanas. Naturalmente, los defensores a ultranza de la independencia americana trataron de presentar a este militar asturiano como una especie de bestia sanguinaria y cruel, así como -lo que ya era pasarse- un zafio analfabeto y un bandolero.
La historia, que todo lo va colocando en su sitio y que generalmente es más justa que los historiadores, ha ido revelando la verdadera personalidad de este hombre, todavía poco conocido en su propia tierra asturiana, que derrochó heroísmo y valor, y que no fue ni más ni menos cruel de lo que eran sus enemigos en combate. Un hombre que -cosas de la vida- jamás había pensado en otra cosa que en ganarse la vida con su trabajo de tratante y vendedor de ganados, pero al que una bofetada, propinada a destiempo y con injusticia, convirtió en «El León de los Llanos», en tierras de Venezuela. A título póstumo le fue concedida, por el Consejo Supremo de Guerra y Marina, la categoría de mariscal de campo.
FUENTES:
- Texto íntegro obtenido en "Protagonistas de Asturias", Texto y dibujos de Carlos María de Luis, ediciones Ayalga, Salinas Asturias. 1987. Dibujo Bobes página 99 y artículo reproducido páginas 99 y 100.
- Personalmete creo que buena parte del mismo está inspirado en un libro y un artículo elaborado por el periodista asturiano Manuel Fernández Avello editado este último creo que en "La Nueva España" y que recuerdo haber visto por medio de Internet cuando buscaba material al respecto.
- Las ilustraciones en color, la primera es una idealización de Bobes realizada por nuestro singular Adolfo García y el resto entresacadas de "El Libertador" de A. H. Palacios, páginas 46 y 47.
- Bibliografía: Posiblemente el más reciente sea "la División infernal", un
libro de temática histórica, basado en las campañas libradas por el ejército de Barlovento en Venezuela contra Bolivar,
La División infernal: Boves, vencedor de BolivarAutor: José SemprúnEditorial Falcata Ibérica Ediciones. Adrianópolis S.A..
316 páginas. Año edición 2002.
ISBN: 9788493040633
- Otro más antiguo, "Boves, la colera de Dios" que en modo novelado, "inventa" una serie de cartas a través de las cuales el increíble militar va desgranando su existencia. La novela, aparte de por su calidad, merece la pena por ser hasta la aparición de esta última obra, el mejor material sobre la figura de un personaje casi legendario.
Bobes, la cólera de Dios.Autor: Oscar Muñiz.
Ediciones AZUCEL.
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Publicado por Allerastur en 1/02/2009 07:43:00 PM
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