GUARANDA, REDUCTO REALISTA
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El 9 de octubre de 1820 Guayaquil declara su independencia, el 3 de enero de 1821 en el combate de Tanizahua los realistas criollos guarandeños derrotan a los independentistas:
Guaranda, reducto realista.
(Extraído de mi obra inédita: “Quito fue España”)
San Pedro de Guaranda, entre 1820 y 1822 dio bastante que hacer a los republicanos separatistas en campaña. Los habitantes del asiento y posterior ciudad de Guaranda se caracterizaron por ser empecinados realistas, entiéndase empecinados patriotas, Alfredo Costales Samaniego pudo decir de uno de los dirigentes de los realistas guarandeños el criollo Francisco Benavides: “no hay que olvidar… el patriotismo y tenacidad del guerrillero de Guaranda, doctor Francisco Benavides, quien supo honrar a su pueblo y a su causa”[1]; Guaranda se constituyó en el cuartel general de las fuerzas realistas en la zona sur del país bajo la dirección del doctor Víctor Félix de San Miguel y Cacho natural de la Nueva Granada, “furibundo realista”, el principal factor de la “tenaz resistencia opuesta a la Causa de la Independencia”[2], juntamente con el cura Benavides y el Púñug Camacho.
Los “libres de Guayaquil” se habían propuesto seguir adelante en su campaña subversiva ahora con el apoyo de las tropas anglo-caribeñas al mando de Antonio José de Sucre, Luis Urdaneta y el coronel José García y Zaldúa. El cura Benavides había intentado dialogar con los ejércitos insurgentes para evitar una confrontación innecesaria, pero los buenos oficios de su persona y del Cabildo de Guaranda fueron inútiles[3], debido a que para los separatistas “no habían de valer recursos ni trapacerías” a juicio de ellos, evitando así una posible conciliación y propiciando una guerra fratricida como la venían llevando a cabo desde hacía varios años.
Tras el inicial triunfo de los insurgentes en el combate de Camino Real, se instalarían en Guaranda en noviembre de 1820. Vencidos en la batalla de Huachi a finales del mismo noviembre de 1820, los insurgentes se replegaron hacia la costa. El coronel José García[4] reorganizó el ejército subversivo con los restos que le quedaron y emprendió nuevamente campaña. El cura Benavides al mando de una guerrilla realista –arremangándose la sotana claro está- como lo hemos detallado anteriormente le prestó una tenaz resistencia y finalmente derrotó a los separatistas el 3 de enero de 1821 en el combate de Tanizahua, “dos leguas distantes de Guaranda”[5]. Fueron muertos 410 hombres del bando insurgente. El comandante García cayó prisionero, siendo fusilado posteriormente por delitos de traición e ilegítima insubordinación, su cabeza fue cortada después de muerto siendo enviada a Quito y colocada en una jaula sobre el río Machángara para aleccionamiento de la población, la mano derecha del subversivo fue cortada a la altura de la muñeca y puesta en una picota se colocó en un árbol de capulí.
Posteriormente y partir de la batalla de Cone o Yaguachi en agosto de 1821, la suerte se inclinaría para los insurgentes y lograrían penetrar hacia la sierra centro de Quito, logrando aislar a Guaranda, que fácticamente estaba derrotada. Ocupando ya el “ejército republicano” la plaza de Riobamba el 22 de abril de 1822[6], el Corregidor de Guaranda, “ese mismo empecinado realista”, el doctor Víctor Félix de San Miguel y Cacho y el pueblo realistas de Guaranda, se insurreccionaron a poco de la ocupación de Quito por parte de los ejércitos bolivarianos. Ante estos sucesos el general Sucre envió al conocido cruel y genocida coronel Hermógenes Masa junto a su soldadesca, “y entonces sufrieron los realistas el castigo tremendo…”[7], tanta era su fama de criminal que después de la victoria de Pichincha para los subversivos, la población de Guaranda huyó en desbande general y el propio San Miguel pediría protección ante las autoridades colombianas, dirigiéndose a Sucre: “¿Cómo no ha de contar seguramente con su alta protección un americano desgraciado, que tiene una virtuosa mujer y seis hijos tiernos, dignos de la mayor compasión?”[8].
El conspicuo liberal y reconocido historiador guayaquileño Camilo Destruge, nada afecto a los realistas, pudo decir sobre este aspecto y sobre la crueldad de Hermógenes Masa:
“Ahora, en cuanto a la razón que tuviera el realista Dr. Víctor Félix de San Miguel para que de él se apoderara el terror y considerase en grave peligro de muerte si caía en manos de las tropas de Masa, debemos contestar que era razón muy poderosa y bien justificada, ya porque dicho Corregidor San Miguel era el principal autor de la insurrección realista, ya por las demasías a que, en efecto, se entregasen los republicanos, y que experimentó durante el español Campana… Según informes del General don Fernando Ayarza, quien por entonces era Capitán, y fue con las tropas republicanas a Guaranda: informe al que se refiere el historiador Cevallos. ‘Masa que era un hombre de mal corazón, cometió horrendos atropellamientos contra los vencidos; y debe entre otros, citarse el cometido con el anciano español Campana, a quien hizo azotar, y le obligó llevarse a sus espaldas una carga de víveres hasta Babahoyo’. Justificado, pues, por tal proceder, el terror de los dos realistas…”.
Y el guarandeño Ángel Polibio Chaves dijo de la rebelión realista de Guaranda después del triunfo de Sucre en Yaguachi y de Masa:
“…solo Guaranda se rebela el primero de Mayo, con el fin de picar la retaguardia a los patriotas y distraer su atención. Sucre no olvida las penalidades sufridas en este Asiento… y no quería dejar estorbos atrás, destacó 300 hombres del batallón Alto Magdalena y 25 lanzeros al mando del Coronel Hermógenes Maza y el capitán Fernando Ayarza; designación que manifiesta el castigo que quería imponer a los porfiados; pues nadie ignoraba el temple de este Jefe ya célebre, no solo por sus hechos heroicos en Arure y Achaguas, sino más por sus actos en Panamá y Cartagena, donde llegó a eclipsar el salvajismo de sus contrarios.”[10]
Una fuerte represión contra el pueblo y los principales del Asiento siguió después de la ocupación de Guaranda por las tropas colombianas, nuevamente Chaves nos lo detalla:
“Después de Pichincha (24 de mayo de 1822), lució al fin la paz para el Ecuador y todos los pueblos comenzaron a convalecer de sus males, entre ellos el corregimiento de Guaranda, pero vino de Gobernador el Coronel D. Carlos Araujo, y las desagracias renacieron como con riego. Este jefe comenzó a perseguir a los vencidos, les impuso contribuciones, les encarceló y los redujo a la condición más degradada, pues se gozaba en humillar a las personas principales, hasta el extremo de hacerles cargar alfalfa y municiones de guerra.”[11]
Se destaca entre estos realistas criollos el Púñug José Camacho, testimonio de la fidelidad de la plebe de Quito, de Guaranda en particular, quien participara desde un principio en la campaña realista, adhiriéndose al batallón de 600 locales que se formó en Guaranda para avanzar sobre Quito en 1810 por el coronel Arredondo. Después de la “Independencia de Guayaquil” en 1820, se incorporó al mando bajo el coronel Fominaya con otros 22 jinetes locales todos, y fueron estos los únicos que se midieron con las avanzadas de Urdaneta. Con sus fieles jinetes que ya sobrepasaban la treintena siguió combatiendo contra los separatistas. Púñug –dormilón en quechua- era alto, fornido, blanco, de nariz aguileña, barba y pelo azafranados; hablaba de corrido y se caracterizaba por sus generosidad y por su profunda fe católica, en su dormitorio conservaba un Cristo con potencias de oro y un cuadro de la Sacra Familia en marco de plata, junto a estos estaban sus lanzas, pistolas y trabucos, un “híbrido menaje”. Después del triunfo de los independentistas, Camacho no pudo sentar plaza en su querida Guaranda debido a la tenaz persecución que llevaban a cabo los colombianos del nuevo gobierno, siendo Púñug el más perseguido, inclusive poniendo precio a su cabeza. Sin poder vivir en el pueblo, arruinado en sus negocios, siguió prestando resistencia, “vitoreando al Rey” y dando “mueras a la República”. El gobernador Araujo quien aborrecía a José Camacho, finalmente dio con él en 1823 gracias a una delación traicionera. Es capturado en una cueva dónde se había refugiado en la campaña de la sierra central y es llevado a Babahoyo en la costa, dónde es sometido a un tribunal sumario o consejo de guerra, ante este exclama: “Agradezco al Señor Defensor; mas exceptuando lo de ladrón, que nunca lo he sido, todo lo demás es cierto, y aun digo que se ha omitido mucho de lo poco que he hecho por mi Rey”. Es sentenciado a muerte por su fidelidad, se dirige al patíbulo, sacerdotes le auxilian, besa el crucifijo que le presentan y se dispone a morir; “Se acerca, el oficial de la escolta y le ordena se arrodillé: se niega resueltamente; pero vuelven los sacerdotes a exhortarle, y les obedece. Mas en el instante de sonar los tiros, se levanta y recibe de frente la descarga” alcanza a clamar -¡Viva el Rey! siendo las últimas palabras de Púñug Camacho, guarandeño del estado llano, fusilado por orden de los “libertadores” en nombre de la libertad, los derechos del hombre y la independencia a costa de todo lo demás.[12]
Irónicamente en 1884 la Convención Nacional designa a Guaranda como la capital de la nueva provincia de Bolívar.
Por Francisco Núñez Proaño
[1] Costales Samaniego, Alfredo, La guerrilla azul, Ed. Abya Yala, Quito, 2002, pág. 10
[2] Destruge, Camilo, Los realistas de Guaranda, aparecido en el Boletín de la Biblioteca Municipal de Guayaquil N° 2, Guayaquil, 1911, pág. 337 y siguientes.
[3] Ibídem.
[4] El comandante José García Zaldúa nació en Santa Cruz de Mompós (Nueva Granada) el 14 de Junio de 1776 y fue bautizado el 25 del mismo mes y año. Hizo la carrera de las armas en el ejército realista llegando a Primer Teniente del Batallón de Voluntarios de Castilla en 1798 y a Teniente del Regimiento Fijo en Buenos Aires en 1799. Fueron sus padres el Brigadier de los Reales Ejércitos Ramón García de León y Pizarro, Caballero de la Orden de Calatrava, Gobernador interino de la Provincia de Río Hacha, Gobernador sucesivamente de Mainas y Guayaquil, Capitán General de la Provincia de Salta (por lo que se le conocía como “argentino” al coronel García), fundador de Villa Nueva de Oráis, Presidente de la Audiencia de Charcas, Creado I Marqués de Casa Pizarro; y Mariana de Zaldúa y Ruiz de la Torre.
[5] Destruge, Ob. Cit.
[6] Jaime Rodríguez indica en su obra citada pág. 99 que: “Las autoridades en Riobamba, por ejemplo, declararon que gran parte de la población temía tanto a los insurgentes que había huido al campo.” Y “Las autoridades de Cuenca se hallaban preocupadas por los subversivos que estaban decididos a abrir la ciudad a los insurgentes de Guayaquil
[7] Destruge, Ob. Cit.
[8] Ibídem.
[9] Ibídem.
[10] Chaves, Ángel Polibio, Libro de recortes, Imprenta Escolar, Ambato, 1929, págs. 322 a 345.
[11] Ibídem.
[12] Ibídem.
Última edición por Donoso; 03/10/2011 a las 21:56
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