Buenos Aires, 22 mayo 2013, Miércoles de las Cuatro Témporas de Pentecostés; Sta. Rita de Casia, viuda. En OnlineBaires.com escribe Patricio Lons:
Conciencia de pérdida
(Aclarando puntos con un amigo y patriota)
Querido Bobby, referido a San Martín y los próceres de Mayo, o criticar a los Borbones, justamente digo que discutir a los actores de la época es, a la luz de los acontecimientos actuales, poco relevante. Porque lo importante es entender lo que perdimos para inferir lo que podemos perder si no actuamos preventivamente, ese es el tema a dilucidar. Las culpas históricas pasan a ser secundarias. Los personajes históricos no son de mármol, actuaron de acuerdo a lo que creían y así fueron los resultados. ¿Fueron buenos o malos estos resultados? ¿Somos más o menos poderosos que cuando integrábamos un imperio? ¿Gozamos de más o menos libertad? ¿Sufrimos más o menos abusos del poder? Nuestros gobernantes modernos ¿son genuinamente nuestros o nos los imponen discretamente sin que lo notemos? ¿Mantuvimos nuestra integridad territorial o nos perdimos mutuamente? Veamos nuestra realidad y démonos la respuesta. Pues no es cuestión de que pretendamos decir que perdimos el Alto y Bajo Perú, la salida al Pacífico por allí, el Paraguay, la banda Oriental, las Misiones orientales, Guinea Ecuatorial ¿podemos considerar una pérdida la Patagonia chilena también?, y la posibilidad de construir un estado bioceánico común con Chile y tal vez con Perú y Ecuador, sino que también estos estados nos perdieron a nosotros. Como también nos perdimos con el resto de las Indias de América, Asia y África. España nos perdió a nosotros y nosotros también perdimos a España. Y luego divididos, nos enfrentamos incluso en guerras fogoneadas por intereses extranjeros.
Y Colombia perdió a Panamá y Centroamérica se balcanizó y Méjico perdió más de la mitad de su territorio. Y perdimos dos tercios de lo que hoy es Estados Unidos, curioso país en el cual seis estados todavía guardan emblemas españoles en sus banderas estatales.
¿Y ahora? ¿A que nos enfrentamos? No tenemos dominio sobre el Mar Argentino, sus islas y la Antártida, no las perdimos de iure pero si de facto. Y divididos ¿Cómo enfrentaremos esta disgregación territorial a manos de una potencia europea? ¿Cómo enfrentaremos los grandes conflictos de imposiciones hegemónicas que se perfilan para este siglo XXI? Se presentarán luchas religiosas y por recursos. Hoy seríamos un actor político de peso mundial, seguiríamos teniendo un papel preponderante en Asia, donde se imponía nuestra moneda, la onza de plata castellana, donde los pueblos orientales prosperaban junto a nosotros. En E.E.U.U. donde usaban como moneda el táler español, base del dólar futuro.
El nivel de vida en las naciones del imperio era tan alto como en Europa, cosa que nunca más volvió a ocurrir salvo los interregnos de las guerras mundiales. Humboldt, el gran explorador mundial, fue testigo de la felicidad de los pueblos hispánicos. El libertador de Filipinas, general Aguinaldo, afirmó con tristeza y arrepentimiento, que dejaron el imperio para ser un mercado de consumo americano. En algún período, bastante prolongado de la historia, fuimos la primera potencia global. Esa condición fue la que perdimos. Y lo sabemos, o lo intuimos y por eso ponemos tanto énfasis en contrarrestar nuestras frustraciones poniendo todo nuestro entusiasmo nacional en un campeonato mundial, de lo que sea, si es en fútbol mejor y si le ganamos a Inglaterra que lo inventó, más que mejor. En teología enseñan que el hombre solo desea lo que conoce y desea la felicidad porque intuye que alguna vez vivió en el Paraíso terrenal y en presencia de Dios.
Tal vez es lo que nos pasa con nuestra historia; percibimos lo que perdimos y a causa de quién. Y el que haya estudiado bien su catecismo, entenderá el porqué de ese quién. Eso debemos tener en cuenta para no seguir perdiendo más y tratar de restaurar una parte de ese todo. Eso debe ser nuestro propósito esperanzador, eso es lo más importante.
En el mismo periódico digital comenta Mariano Barthe Dupont:
¿Qué se puede comentar sobre este artículo o carta? No falta nada y felicito al autor. Sin embargo permítaseme hacer una observación. Quien consigue despertar y ver así nuestro pasado es como el que se convierte: debe destruir sus falsos ídolos de barro, como San Martín, Belgrano, Saavedra y tantos traidores. Cuanto a los Borbones, en un tiempo me dejé llevar por los que decían que sus reformas centralizaban el Imperio a la francesa y nos convertían de reinos en colonias. Nada más falso. No hay nigún documento que pruebe tal cambio institucional. La creación de las intendencias no quitó autonomía a estos reinos, pero veamos lo que nos dio. Fijémonos en casi todas las iglesias desde el N de México hasta Buenos Aires, con sus magníficos altares, iglesias magníficas hasta en los últimos pueblitos perdidos. Casi todos son del siglo XVIII, el siglo de los Borbones. Prueba de que hubo un estancamiento anterior y un resurgir que quizá no tenga paralelo en la historia. Y eso fue lo que vio Humboldt.
Agencia FARO
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