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Tema: Potencialidad Hispanoamericana

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  1. #1
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Muy cierto. Y, además, habría que pensar en las sinergias que indudablemente podríamos producir y que incrementarían estos valores. Pero no es solo en lo económico o político donde debemos poner la mirada. Creo que el gran José Vasconcelos da en el clavo:
    “Nosotros no seremos grandes mientras el español de la América no se sienta tan español como los hijos de España. Lo cual no impide que seamos distintos cada vez que sea necesario, pero sin apartarnos de la más alta misión común. Así es menester que procedamos, si queremos que la cultura ibérica acabe de dar todos sus frutos…”
    Es lo hispánico lo que hay que defender y promover primero. Ese es el valor que nos hará fuertes y unidos.
    Reciban un cordial saludo.
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  2. #2
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Como bien dice el historiador quiteño Francisco Núñez del Arco, existe una suerte de pseudohispanismo que en verdad es un nacionalismo colonialista atragantado. "Los españoles fuimos y les dimos". No, a ver, en todo caso, fueron nuestros tíos, que son los padres de los hispanoamericanos. Y no sólo ellos, pues en América también había estructuras civilizatorias que fueron aprovechadas, reitero, por los antepasados directos de los hispanoamericanos, los mismos que con su sangre, su talento y su sudor labraron el Nuevo Mundo.


    La Monarquía Hispánica no hizo colonialismo difusionista, sino que fue un imperio autárquico que interactuó especialmente a través de sus principales puertos.


    No acabemos imitando los tópicos del indigenismo, por favor.



    ________________________

    Fuente:


    https://es-la.facebook.com/permalink...13868212144988
    ReynoDeGranada y Trifón dieron el Víctor.

  3. #3
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    La necesidad histórica de la Comunidad Iberoamericana

    Por
    Agustín Lozano -

    31 octubre, 2016





    No existe ningún gran proyecto (geo)estratégico de integración del mundo iberoamericano



    Agustín Lozano, miembro del Instituto para la Integración de Iberoamérica.



    La situación actual del mundo iberoamericano vendría caracterizada por una identidad de fondo (cultural, social, lingüística) de carácter orgánico pero también por una acusada fragmentación política.
    Existen proyectos de integración que tienen un marcado carácter político (CELAC, ALBA, UNASUR, MERCOSUR, las Cumbres Iberoamericanas) pero no existe ningún gran proyecto (geo)estratégico de integración del mundo iberoamericano que vaya más allá de estas iniciativas señaladas, sin dudas necesarias, pero parciales y fragmentarias, siempre a expensas de contingencias políticas y sin continuidad o visión de largo alcance. Esta situación persiste aunque en distintos grupos sociales y políticos existe la clara convicción de que las naciones iberoamericanas sólo podrán superar su situación de dependencia y actuar con soberanía en el mundo globalizado si permanecen y actúan unidas como Comunidad.


    El mundo hispánico fue un proyecto cultural (metapolítico) y universal


    ¿A qué se debe esta fragmentación política? Pueden aducirse varias razones.
    Habría que llamar la atención, hoy como ayer, acerca de los intereses de terceras potencias (en particular, del mundo anglosajón, Inglaterra primero y posteriormente los EEUU, quizás China en un futuro próximo) en mantener el mundo iberoamericano desunido y fragmentado. No se dejaría así mismo de señalar la falta de acuerdo sobre el significado y alcance de la Hispanidad. La idea de Hispanidad es hoy un centro de polémicas, en tanto intersectan en el día de la Hispanidad o 12 de octubre elementos dispares como puedan ser la Virgen del Pilar, el descubrimiento de América, el día de Colón o el día de la resistencia de los pueblos indígenas. Pero a nuestro juicio existe otra razón que tendría más que ver con la peculiar morfología histórica de la Hispanidad. El mundo hispánico, el resultado del mestizaje cultural y étnico del elemento indio, ibérico y africano, antes que ser una nación más, equiparable a las de su entorno, fue un proyecto cultural (metapolítico) y universal (católico) de fraternidad entre comunidades, en la que se afirmaba la igualdad esencial de todos los hombres en las circunstancias más adecuadas para mantener y valorar su diferencia.

    Siendo esto así, habría que decir que el ideal que sustentaría la Comunidad Iberoamericana no se deja contener fácilmente en el molde del estado nación surgido de la derrota del imperio español y del fin del Antiguo Régimen. Desde el mundo iberoamericano, la idea de nación —y al margen de su discurso legitimador, esto es, liberal, conservador, progresista, constitucional, revolucionario, etc.—es una reducción que estaría incluida dentro del concepto de Comunidad Iberoamericana, que es una realidad política más compleja. Y sin embargo y he aquí la dificultad y contradicción, en nuestro presente, el estado-nación soberano es la realidad política de la que hay que partir; es la entidad, al menos de iure, desde la cual se hace la política.
    Es en este molde político en el que la idea de una Comunidad Iberoamericana, como proyecto político, ha naufragado y no se ha podido adaptar para mantener su vigencia y actualidad renovada. Y decimos esto sin negar el éxito (relativo) en la conformación de las naciones políticas iberoamericanas y en el proceso de modernización acorde a los parámetros de la ideología ilustrada propia del orden occidental.

    En este presente, ¿qué lugar hay para la Comunidad Iberoamericana? ¿Podría ser cierta esa afirmación del mandatario chino Deng Xiaoping: Se dice a menudo que el siglo XXI será el siglo del Pacífico, pero yo creo que podría ser también el siglo de América Latina?

    Las naciones hispanoamericanas
    ya tienen la experiencia de dos siglos como naciones soberanas, recluidas en su identidad nacional (constitucional, revolucionaria, progresista o conservadora, recuperando en elemento indígena…). Pero esta situación no puede ser calificada como satisfactoria. Las naciones iberoamericanas aparecen a la deriva y sometidas al acoso y la acción política, social y cultural de otras naciones e imperios que sí actúan como tales. De continuar así, pocas opciones de futuro quedan abiertas para el mundo iberoamericano.

    Definimos la necesidad histórica de la Comunidad Iberoamericana como una necesidad crítica, ofreciéndose como derivación del curso histórico de las generaciones que la anteceden y en función de una idea que pueda orientar de alguna manera un determinado curso de acción política, sin conocer necesariamente el fin al que se dirige. Esta es la alternativa iberoamericana, lejos de cualquier pretensión panhispánica esencialista o entendida como una «reespañolización de América» o la vuelta a un pasado imperial ya fenecido. Aquí partimos, lo hemos dicho, de la soberanía e independencia de los pueblos iberoamericanos y de los intereses que ellos puedan tener en vivir dentro de una Comunidad Iberoamericana frente al imperialismo yanqui u otras alternativas políticas.


    la alternativa iberoamericana intentaría comprometerse con seguir dando figura reconocible a una multiplicidad de identidades y de unidades comunitarias


    La alternativa iberoamericana puede ser, en principio, compatible con unidades o formas políticas y comunitarias diferentes a las del estado-nación canónico actual (sin que ello suponga renunciar a la actual forma estatal y las necesidades a las que tiene que atender). Así, la alternativa iberoamericana puede ser compatible con identidades políticas que no se deriven, en exclusiva, de esta referencia estatal nacional y que incluyan, por lo tanto, otras referencias identitarias. En definitiva, la alternativa iberoamericana intentaría comprometerse con seguir dando figura reconocible a una multiplicidad de identidades y de unidades comunitarias, formalmente políticas, sin que pierdan sus rasgos pero integradas en una realidad superior, proclamando su igualdad esencial pero sin negar ni anular sus diferencias. Este orden complejo puede, a su vez, conservar, restaurar y transformar las instituciones precedentes, mientras promueve y crea instituciones comunes a todo el orbe iberoamericano.

    En el pasado, los patriotismos locales y el sentido de pertenencia a la Monarquía Hispánica, lejos de oponerse, se conjugaron inexorablemente en la formación histórica del ideal hispano. Hoy en día, los patriotismos locales y nacionales no deberían oponerse sino conjugarse con la existencia de la Comunidad Iberoamericana.


    Porque somos de la Guajira, mejicanos, cuzqueños, navarros, guatemaltecos, del Algarve, españoles,…somos iberoamericanos; somos iberoamericanos porque somos valencianos, cubanos, cruceños, portugueses, chilenos, del Alentejo,…


    Hay que desmontar y reconstruir, a la luz del criterio de la unidad iberoamericana, las estructuras ideológicas del nacionalismo particularista y fraccionario y del indigenismo latinoamericano


    El mayor obstáculo histórico-ideológico de la Comunidad Iberoamericana consistiría entonces en desmotar y reconstruir, a la luz del criterio de la unidad iberoamericana, las estructuras ideológicas del nacionalismo particularista y fraccionario y del indigenismo latinoamericano, en tanto que figuras ideológicas establecidas como contrapunto crítico del hispanismo esencialista. Su forma histórica, así como el papel a desempeñar por cada país iberoamericano, habrá de irse ofreciendo en el curso de su propio desarrollo. La razón política de la Comunidad Iberoamericana sólo puede ser la razón del internacionalismo iberoamericano planteado contra el nacionalismo o cualquier forma de particularismo antihispano.




    _________________________

    Fuente:

    La necesidad histórica de la Comunidad Iberoamericana | Diario de la Marina
    Última edición por Mexispano; 02/11/2016 a las 20:18

  4. #4
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    La mayor parte del mundo cree que Iberoamérica es una región pequeña, pobre, corrupta, violenta, sometida a dictaduras, sufriente y fragmentada en múltiples países, y que todo esto hace que no surjamos.

    Vamos por partes.

    ¿Pequeños? La región tiene un tamaño dos veces mayor que el de China, el de los EE.UU o el de Australia; es más de cuatro veces mayor que la UE; y es siete veces más grande que India. Poblacionalmente, los más de 600 millones de habitantes somos el doble que los de EE.UU. y más de los 500 millones de la UE; solo nos supera China.

    ¿Pobres? Unidos seríamos la quinta economía del mundo, con un ingreso per cápita similar al promedio mundial; un 50% más alto que el chino y más de tres veces superior al de India. Asia y África son por lejos las regiones más pobres del mundo.

    ¿Corruptos? Según el último índice de percepción de la corrupción, la región está levemente sobre el promedio mundial, ocuparía el puesto 72 de 167 países medidos, por lo que no podría considerársele especialmente corrupta y estaría muy cerca de Turquía, Italia y Sudáfrica.

    ¿Violentos? Hay, al menos, tres miradas a la violencia: la guerra, la represión y la delincuencia. Respecto a conflictos bélicos, durante el siglo XX la región más violenta del mundo fue, por lejos, Europa, con alrededor de 50 millones de muertos, y le siguió Asia, con 16 millones; ambos en cálculos muy conservadores. El índice de violencia bélica de nuestra región estuvo inmensamente por debajo de los de Europa, Asia y África. Por otra parte, si miramos la violencia por represión durante el siglo XX, muy por delante de nuestros más insignes tiranuelos estuvieron los regímenes totalitarios de Asia y Europa que sumaron 68 millones de muertos. Ahora bien, respecto a la delincuencia, el índice de homicidios aparece especialmente alto en la región en los últimos años, pero está fuertemente influenciado por los países en los que el narcotráfico arrecia y, en el gran total, los índices de mortalidad por violencia en Iberoamérica son insignificantes comparados con los de otras regiones y países.

    ¿Sometidos a dictaduras? El índice de democracia muestra que nuestra región está bastante por sobre el promedio mundial, solo un país permanece sometido a un régimen totalitario (2% de la población de la región) y cuatro países mantienen regímenes híbridos cuestionables (12% de la población de la región). Como se puede ver la democracia es preferida y usada por el 86% de los iberoamericanos como forma de gobierno.

    ¿Sufrientes? En el índice de felicidad global, 15 de los 20 países de Iberoamérica están dentro del 25% más alto del mundo, entre 143 países medidos. Esto es reconocido abiertamente por sus habitantes.

    ¿Fragmentados? Efectivamente. De todo lo que el resto cree de nosotros, esta es la única realidad. Creemos que la unidad es un sueño, pero uno quijotesco, que quienes lo persiguen terminan febriles, consumidos y desilusionados, y es común oír que será imposible que ocurra. Pero es solo una más de las mentiras que nosotros mismos aceptamos. La unidad está latente en el espíritu de los habitantes de la región, como un eco de antiguos tiempos, y las oportunidades son inmensas.

    NOTAS: en este análisis Iberoamérica no incluye a España ni a Portugal; UE es antes del Brexit; para los datos de violencia bélica, Europa considera a la ex URSS. Datos tomados de “Nuestra hora”, Raúl Rivera; Happy Planet Index 2012; UNODC Intentional homicide, count and rate per 100,000 population (1995 - 2011); Democracy Index 2015; Freedom in the World Index 2016; Worldmapper.com.
    Kontrapoder y Mexispano dieron el Víctor.

  5. #5
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    LO HISPÁNICO ES UNA FORTALEZA: CECILIA ANSALDO

    (Entrevista publicada ayer en la edición impresa de diario El Comercio de Quito)


    LA GUAYAQUILEÑA CECILIA ANSALDO ESTUVO EN QUITO PARA DAR UNA CONFERENCIA SOBRE 'EL QUIJOTE DE LA MANCHA'. DURANTE SU ESTADÍA SE DIO UN TIEMPO PARA CONVERSAR, CON ESTE DIARIO, SOBRE LA HISPANIDAD.


    Guayaquil, 1949. Desde marzo del 2015 es Miembro Correspondiente de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. Tiene una licenciatura en Lengua Española, Literatura y Ciencias de la Educación por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Tiene una maestría por la Universidad Casa Grande. Recibió la Medalla al Mérito concedida por la Alcaldía de Guayaquil.

    GABRIEL FLORES REDACTOR (O) gflores@elcomercio.com



    La catedrática, ensayista y crítica literaria guayaquileña Cecilia Ansaldo estuvo, hace dos semanas, en Quito. Participó en un conversatorio en la Feria del Libro y dio una conferencia en la Academia Ecuatoriana de la Lengua sobre 'El Quijote de la Mancha', su libro favorito y una de las mejores herencias culturales de la hispanidad.

    Minutos antes de su intervención, en una de las salas del segundo piso de la Academia, Cecilia Ansaldo desmenuzó, con una voz que a ratos se volvía un vozarrón, sus ideas sobre la hispanidad, un concepto que en algunos sectores de la sociedad quiteña es considerado como alienante.


    ¿Qué es lo primero en lo que piensa cuando escucha la palabra hispanidad?

    Pienso en orígenes, en raíces y en un componente de nuestra cultura y mestizaje. Pienso también en conflicto, porque la hispanidad no llegó en términos pacíficos a nuestro territorio. Supuso un choque de culturas, una devastación, y una conflagración enorme para nuestros aborígenes. Con el paso del tiempo espero que esa palabra nos remita a armonía.


    ¿Cabe hablar de la hispanidad en un mundo cada vez más globalizado?


    El mundo está globalizado pero no creo que por eso pierda sus componentes más privativos. Los países hispanohablantes somos tan numerosos y tenemos 500 años de una historia tan caudalosa y significativa que no se van a diluir en las infinitas conexiones de lo globalizado. Podemos aspirar a unas sintonías culturales de entendimiento donde lo local no se pierda en lo global.


    ¿La hispanidad nos propone una idea específica de ver el mundo?

    Los idiomas traen consigo una manera de ser y una personalidad psicológica. El concepto de hispanidad es más grande que un idioma. Arrastra consigo una manera de ver el mundo que está trazada por las mezclas. Con los españoles llegó un pasado más caudaloso y remoto. Somos latinidad e hispanidad. En esa idea específica de ver el mundo siento que sobresalen nuestros conflictos, nuestra especie de lentitud y de dureza para entendernos y dialogar entre nosotros. Esa especie de tendencia a remarcar las fronteras.


    ¿Cómo ha influido la hispanidad en la identidad ecuatoriana?


    En la Real Audiencia de Quito lo español era lo modélico, era la paternidad, aquello que teníamos que imitar para hacernos dignos de ser tomados en cuenta por la metrópoli. Ese espíritu de imitación se rompe, no lo suficiente, con la Independencia. Cuando el Ecuador se conforma como país, como república, se subvierte el concepto de hispanidad. Hubo un momento de resquemor contra lo hispano. Estábamos demasiado heridos y sojuzgados. En el siglo XXI aspiramos a entendernos con España y a entendernos con nuestras raíces.


    ¿La contraparte de lo hispano sería lo indio?

    Creo que la contraparte de lo hispánico sería lo mestizo, porque lo indígena en estado puro es un sector reducido de nuestra comunidad. Un sector que de todos modos está integrado a la convivencia republicana y que por tanto está contaminado, entre comillas. Para mí lo contrario es lo mestizo.


    ¿Qué hemos ganado con esta idea de hispanidad en nuestra sociedad?


    Hemos ganado ingredientes de identidad. No creo que un latinoamericano se sienta lejos ni divorciado de lo hispano. Nuestra lengua se ha fortalecido al mismo tiempo que es autónoma. La Real Academia de la Lengua admite diferentes usos del español en los países de América Latina y eso es un gran logro para nosotros.


    ¿Qué hemos perdido con esta idea de hispanidad?

    Perdido creo que poquísimo. Si sobrevivieran los complejos de identidad respecto de lo español y si todavía nuestra sociedad estuviera escindida por conceptos de clase, de raza o de fidelidad a los orígenes, allí tendríamos un sesgo negativo. Con el desarrollo del mestizaje eso se quedó atrás.


    ¿Qué diferencia a la sociedad hispana de la sociedad francófona o anglófona?

    La sociedad anglófona nos gana en pragmatismo y la sociedad francófona nos gana en el poder de tradición de una cultura autóctona propia sin transiciones y sin cruces. Creo que el mundo hispánico tiene mucho por desarrollar. Los procesos de emigración de los últimos años nos tienen que haber favorecido. Creo que nuestro migrante que se fue a España regresa con unas dosis de la cultura hispánica renovada y rejuvenecida donde la mezcla es lo primordial.


    ¿Lo guayaquileño o lo quiteño son formas locales de la hispanidad?

    Nuestros apellidos, nuestras tradiciones de mesa y nuestras fechas religiosas, solo por mencionar unos ejemplos, tienen un entronque directo con España. Tal vez Guayaquil, por su condición de puerto, ha sido más proclive a las influencias de otras culturas y de otras lenguas y eso nos ha hecho más abiertos y comunicadores, y a ustedes más interioristas y más cerrados. Muchos gobiernos y estilos políticos han escindido un camino hacia la igualdad y hacia la proximidad. En los últimos años adolecemos de un rebrote regionalista que nos hace daño y que nos separa.


    ¿Ese imaginario de que el guayaquileño es abierto y de que el quiteño es cerrado no se ha invertido en los últimos años?

    No he visto señales suficientes para decir que aquí hay más apertura (Quito) y que Guayaquil se haya cerrado.


    ¿Qué es lo más atractivo de las adaptaciones latinoamericanas de esta idea de hispanidad?

    Que cada uno tiene sus particularidades. Por ejemplo, Colombia está más cerca a Ecuador en sus maneras de ser y de sentir que Argentina y eso tiene explicaciones históricas y sociales muy claras. Chile, por otro lado, es más europeísta y Bolivia es más andino.


    ¿Por qué la lengua, en este caso el español, marca tanto a una sociedad?


    Porque la lengua lo es todo, porque pensamos en un idioma y sentimos en un idioma. Una de las grandes fortalezas de la hispanidad es contar con una lengua común. Cosa que no pasa, por ejemplo, con el europeísmo.


    ¿Fortaleza que excluye a Brasil?

    Brasil se queda un poco al margen por la necesidad de las traducciones para aproximarse a nosotros y nosotros a ellos. Eso los hace ser un poco un país isla. Lo mismo nos pasa con culturas que nos son más distantes.


    ¿Cree que la hispanidad es alienante?

    No. Creo que como en los casos de los árboles familiares, los individuos están obligados a revisar quiénes son sus padres, quiénes fueron sus abuelos y sus generadores. Cada ciudadano lo debería tener claro. España y lo hispánico nos aproxima a otros y por lo tanto es una fortaleza y no una debilidad.




    _________________________

    Fuente:


    El Comercio - XalokPaper

  6. #6
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    La Unidad de la América Indo-Española


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    Mariátegui, fotografiado por José Malanca en 1929.


    “El proceso de formación de los pueblos indo-españoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme (…) Pleitos absurdos y guerras criminales desgarraron la unidad de la América Indo-española (…) La América española se presenta prácticamente fraccionada, escinda, balcanizada (…) Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción (…) De una comarca de la América española a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero no varía el hombre”


    Artículo del escritor, periodista y pensador político José Carlos Mariátegui, publicado por primera vez en “Variedades” (Lima, 6 de diciembre de 1924).


    Los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia. Proceden de una matriz única. La conquista española, destruyendo las culturas y las agrupaciones autóctonas, uniformó la fisonomía étnica, política y moral de la América Hispana. Los métodos de colonización de los españoles solidarizaron la suerte de sus colonias. Los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas su religión y su feudalidad. La sangre española se mezcló con la sangre india. Se crearon, así, núcleos de población criolla, gérmenes de futuras nacionalidades. Luego, idénticas ideas y emociones agitaron a las colonias contra España. El proceso de formación de los pueblos indo-españoles tuvo, en suma, una trayectoria uniforme.

    La generación libertadora sintió intensamente la unidad sudamericana. Opuso a España un frente único continental. Sus caudillos obedecieron no un ideal nacionalista, sino un ideal americanista. Esta actitud correspondía a una necesidad histórica. Además, no podía haber nacionalismo donde no había aún nacionalidades. La revolución no era un movimiento de las poblaciones indígenas. Era un movimiento de las poblaciones criollas, en las cuales los reflejos de la Revolución Francesa había generado un humor revolucionario.

    Mas las generaciones siguientes no continuaron por la misma vía. Emancipadas de España, las antiguas colonias quedaron bajo la presión de las necesidades de un trabajo de formación nacional. El ideal americanista, superior a la realidad contingente, fue abandonado. La revolución de la independencia había sido un gran acto romántico; sus conductores y animadores, hombres de excepción. El idealismo de esa gesta y de esos hombres había podido elevarse a una altura inasequible a gestas y hombres menos románticos. Pleitos absurdos y guerras criminales desgarraron la unidad de la América Indo-española. Acontecía, al mismo tiempo, que unos pueblos se desarrollaban con más seguridad y velocidad que otros. Los más próximos a Europa fueron fucundados por sus inmigraciones. Se beneficiaron de un mayor contacto con la civilización occidental. Los países hispano-americanos empezaron así a diferenciarse.

    Presentemente, mientras unas naciones han liquidado sus problemaselementales, otras no han progresado mucho en su solución. Mientras unas naciones han llegado a una regular organización democrática, en otras subsisten hasta ahora densos residuos de feudalidad. El proceso del desarrollo de todas las naciones sigue la misma dirección; pero en unas se cumple más rápidamente que en otras.

    Pero lo que separa y aísla a los países hispanoamericanos, no es esta diversidad de horario político. Es la imposibilidad de que entre naciones incompletamente formadas, entre naciones apenas bosquejadas en su mayoría, se concerte y articule un sistema o un conglomerado internacional. En la historia, la comuna precede a la nación. La nación precede a toda sociedad de naciones.

    Aparece como una causa específica de dispersión la insignificancia de los vínculos económicos hispano-americanos. Entre estos países no existe casi comercio, no existe casi intercambio. Todos ellos son, más o menos, productores de materias primas y de géneros alimenticios que envían a Europa y Estados Unidos, de donde reciben, en cambio, máquinas, manufacturas, etcétera. Todos tienen una economía parecida, un tráfico análogo. Son países agrícolas. Comercian, por tanto, con países industriales. Entre los pueblos hispanoamericanos no hay cooperación; algunas veces, por el contrario, hay concurrencia. No se necesita, no se complementan, no se buscan unos a otros. Funcionan económicamente como colonias de la industria y la finanza europea y norteamericana.

    Por muy escaso crédito que se conceda a la concepción materialista de la historia, no se puede desconocer que las relaciones económicas son el principal agente de la comunicación y la articulación de los pueblos. Puede ser que el hecho económico no sea anterior ni superior al hecho político. Pero, al menos, ambos son consustanciales y solidarios. La historia moderna lo enseña a cada paso. (A la unidad germana se llegó a través del zollverein. El sistema aduanero que canceló los confines entre los Estados alemanes, fue el motor de esa unidad que la derrota, la post-guerra y las maniobras del poincarismo no han conseguido fracturar. Austria-Hungría, no obtante, la heterogeneidad de su contenido étnico, constituía, también, en sus últimos años, un organismo económico. Las naciones que el tratado de paz ha dividido de Austria-Hungría resultan un poco artificiales, malgrado la evidente autonomía de sus raíces étnicas e históricas. Dentro del imperio austro-húngaro la convivencia había concluido por soldarlas económicamente. El tratado de paz les ha dado autonomía política pero no ha podido darles autonomía económica. Esas naciones han tenido que buscar, mediante pactos aduaneros, una restauración parcial de su funcionamiento unitario. Finalmente, la política de cooperación y asistencia internacionales, que se intenta actuar en Europa, nace de la constatación de la interdependencia económicamente de las naciones europeas. No propulsa esa política un abstracto ideal pacifista sino un concreto interés económico. Los problemas de la paz han demostrado la unidad económica de Europa. La unidad moral, la unidad cultural de Europa no son menos evidentes; pero sí menos válidas para inducir a Europa a pacificarse.)

    Es cierto que estas jóvenes formaciones nacionales se encuentran desparramadas en un continente inmenso. Pero, la economía es, en nuestro tiempo, más poderosa que el espacio. Sus hilos, sus nervios, suprimen o anulan las distancias. La exigüidad de las comunicaciones y los transportes es, en América indo-española, una consecuencia de la exigüidad de las relaciones económicas. No se tiende un ferrocarril para satisfacer una necesidad del espíritu y de la cultura.

    La América española se presenta prácticamente fraccionada, escinda, balcanizada (1). Sin embargo, su unidad no es una utopía, no es una abstracción. Los hombres que hacen la historia hispano-americana no son diversos. Entre el criollo del Perú y el criollo argentino no existe diferencia sensible. El argentino es más optimista, más afirmativo que el peruano, pero uno y otro son irreligiosos y sensuales. hay, entre uno y otro, diferencias de matiz más que de color.

    De una comarca de la América española a otra comarca varían las cosas, varía el paisaje; pero no varía el hombre. Y el sujeto de la historia es, ante todo, el hombre. La economía, la política, la religión, son formas de la realidad humana. Su historia es, en su esencia, la historia del hombre.

    La identidad del hombre hispano-americano encuentra una expresión en la vida intelectual. Las mismas ideas, los mismos sentimientos circulan por toda la América indo-española. Toda fuerte personalidad intelectual influye en la cultura continental. Sarmiento, Martí, Montalvo, no pertenecen exclusivamente a sus respectivas patrias; pertenecen a Hispano- América. Lo mismo que de estos pensadores se puede decir de Darío, Lugones, Silva, Nervo, Chocano y otros poetas. Rubén Darío está presente en toda la literatura hispanoamericana. Actualmente, el pensamiento de Vasconcelos y de Ingenieros son los maestros de una entera generación de nuestra América. Son dos directores de su mentalidad.

    Es absurdo y presuntuoso hablar de una cultura propia y genuinamente americana en germinación, en elaboración. Lo único evidente es que una literatura vigorosa refleja ya la mentalidad y el humor hispano-americanos. Esta literatura – poesía, novela, crítica, sociología, historia, filosofía – no vincula todavía a los pueblos; pero vincula, aunque no sea sino parcial y débilmente, a las categorías intelectuales.

    Nuestro tiempo, finalmente, ha creado una comunicación más viva y más extensa: la que ha establecido entre las juventudes hispano-americanas la emoción revolucionaria. Más bien espiritual que intelectual, esta comunicación recuerda la que concertó a la generación de la independencia. Ahora como entonces la emoción revolucionaria da unidad a la América indo-española. Los intereses burgueses son concurrentes o rivales; los intereses de las masas no. Con la Revolución Mexicana, con su suerte, con su ideario, con sus hombres, se sienten solidarios todos los hombres nuevos de América. Los brindis pacatos de la diplomacia no unirán a estos pueblos. Los unirán en el porvenir, los votos históricos de las muchedumbres.



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    https://hispanoamericaunida.com/2013...indo-espanola/
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  7. #7
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    La reunificación de nuestra América

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    “Muchos piensan que es una Utopía. Cierto. Una Utopía es una realidad de mañana. Otros piensan que es imposible, dada la infinidad de nuestros problemas. Pero el futuro no es una proyección en línea recta del presente. Si así fuera, no habría evolución. Todo depende de que seamos capaces de transformar las imposibilidades de hoy en las posibilidades de mañana. Sí podemos”




    Muralla de Cartagena de Indias


    Artículo publicado por el Instituto Bolívar bajo el título “¿Qué significa reunificación?” (19 de agosto de 2004)



    La Idea de la Reunificación


    Una Idea, no es una ocurrencia, es un pensamiento que se ha llevado a la madurez en forma tal que contenga, por lo menos en germen, la realización.

    La Idea de la Reunificación es un pensamiento que surge cuando el movimiento de la Independencia va fraccionando el Estado Indiano continental, y es un pensamiento que la historia ha llevado a la madurez hasta darle la virtud de inexorable.

    Muchos piensan que es una Utopía. Cierto. Una Utopía es una realidad de mañana.

    Otros piensan que es imposible, dada la infinidad de nuestros problemas. Pero el futuro no es una proyección en línea recta del presente. Si así fuera, no habría evolución. Todo depende de que seamos capaces de transformar las imposibilidades de hoy en las posibilidades de mañana. Sí podemos.


    ¿Qué es Nuestra América?

    Es la América mestiza y trigueña como los Libertadores, que posee una lengua, una cultura y un destino comunes, y que tiene una sola Patria, como Bolívar decía.


    ¿Qué fue el Estado Indiano?

    Fue el Estado continental de la Época Indiana o colonial o virreinal. Gigantesco cuerpo político que se extendía de Méjico a Chile, que era centralmente legislado a través del Consejo Supremo de las Indias, y cuya economía era globalmente dirigida según el principio del equilibrio general, que repartía el proceso de producción según la ventaja comparativa o las necesidades de cada región, dirigía las corrientes mercantiles, y administraba las finanzas en modo a colmar el déficit de algunas regiones con el superávit de otras; practicaba una geopolítica de alcance universal que cogobernaba el mundo pues en la rivalidad de las grandes potencias de la época (España, Francia, Inglaterra) el Estado Indiano era el As que el imperio hispano detentaba. La Independencia lo fraccionó en unidades menores, incapaces de conservar la soberanía, y que están hoy a merced de los gigantes que gobiernan el mundo globalizado. Ningún país de Nuestra América, grande o pequeño, puede por sí solo sustraerse a su dominio. Sólo el conjunto tiene la posibilidad. De ahí que la Reunificación sea un imperativo. El mandato imperativo de la historia y de los Libertadores.


    ¿Qué significa Reunificación?

    Significa la constitución de un nuevo gigante, que nos dé voz y voto en la asamblea de gigantes que gobiernan el mundo. Se realizará a través de una Larga Marcha de generaciones. Las generaciones presentes deben iniciarla. Cada generación tiene la responsabilidad de adelantar la tarea y de entregarla reforzada a las siguientes. Hasta la consumación. La forma que tomará este gigante es competencia y responsabilidad de las lejanas generaciones que consumen la tarea. Lo que importa es la esencia: la constitución de un gigante salvador.


    ¿Qué es la República Criolla?

    Es la república erigida sobre la derrota de los Libertadores y que se ha mantenido hasta hoy. Sus características esenciales son: autodenigración, división, entrega.

    La autodenigración es la conjunción del antiindianismo de la conquista con el antihispanismo de la independencia, la negación, la denigración, la contraposición suicida de los orígenes, que practica precisamente el mestizo, el portador de ambos orígenes. Sobre esta base de autorebajamiento la República Criolla ha implantado el axioma de la superioridad del anglosajón y de la inferioridad congénita del mestizo.

    La división ha convertido el poder del Estado Indiano en la impotencia de nuestros actuales países. La conjunción de la autodenigración con la división ha tenido por efecto la servil dependencia del extranjero, la entrega global: material, cultural y espiritual.

    La República Criolla es el autor de nuestra desunión, sujeción, impotencia y miseria. Pero nosotros somos responsables de que aún exista.


    NUESTRA TAREA


    Doscientos años de República Criolla son suficientes. Ha llegado el momento de iniciar la marcha de generaciones hacia una América Nuestra reunificada, soberana, auténtica y solidaria.La fuerza de la unión nos hará soberanos y capaces de orientar nuestro destino según nuestra propia voluntad.

    La autenticidad nos permitirá afirmar rotundamente con Manuel Ugarte: “somos indios, somos españoles, somos latinos, somos negros, si queréis, pero somos lo que somos y no queremos ser otra cosa”; y nos permitirá desarrollar una cultura propia, acorde a nuestro ser indolatino, “sin mendigar modelos” como Bolívar decía.

    En base a la solidaridad ordenaremos nuestra sociedad según la visión latina del Hombre como hermano del Hombre, que Bolívar reivindicaba al decir “mi corazón ama a los hombres porque son mis hermanos”. Combatiremos la visión materialista y neoliberal del Hombre como lobo del Hombre, y que ha hecho del dinero la medida de todas las cosas, para restituir al Hombre rehumanizado como la medida de todas las cosas, y enarbolar la divisa que José Vasconcelos flameó en el continente: “Por mi Raza hablará el espíritu”.


    _________________________

    Fuente:


    https://hispanoamericaunida.com/2012...estra-america/

  8. #8
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    LAJE Y MÁRQUEZ COMO ESTRATEGIA HISPANA

    Publicado: 27 Abril 2017





    Escribe: Antonio Moreno Ruiz.-
    El mes de abril del 2017 va a ser recordado por mucho tiempo. La eclosión de los ensayistas argentinos Agustín Laje y Nicolás Márquez, autores de “El libro negro de la nueva izquierda”-entre otros-, nos deja un panorama bastante interesante. Con ánimo de ser exhaustivos, podemos decir lo siguiente:

    -El Perú se confirma como vanguardia contra la ideología de género. Desde la manifestación “Con mis hijos no te metas” hasta las conferencias y presentaciones de Laje y Márquez no han pasado ni dos meses y ni las más optimistas previsiones hubieran acertado en la aceptación, así como en el vigor, la rapidez y la concreción de esta sana reacción. En todo ello ha jugado un papel importante el comunicador Mauricio Málaga Fuenzalida (1), de cuya amistad me honro y, como nobleza obliga, su papel reivindico. Por motivos laborales no he podido asistir pero gracias a Dios que está youtube (2), y viendo los múltiples vídeos, no puedo sino afirmar el exitazo.

    -Los papelones de Ariana Lira y el “wikipediano” Pablo Sánchez en la PUCP, así como la teta frustrada de Patricia del Río y la rajada por la espalda “feisbukera” (permítanme ciertos neologismos, pues no sólo de neologismos progres vive el hombre) de Alejandra Costa de RPP, nos confirman que los progres se han visto absolutamente desbordados. Antiguamente, tener un amigo rojo era al menos tener alguien con quien poder conversar, porque el rojo solía venir leído de casa. A día de hoy, tener un amigo progre es caer en un perenne aburrimiento aliñado de vergüenza ajena. Están piconazos pero justamente por su bajísimo bagaje cultural y su cerril sectarismo, que los hace impotentes ante una avalancha de verdades contrastadas.

    -Como bien dice Agustín Laje: El marxismo cultural no quiere debatir. Entre otras cosas, porque cuando debate, queda en ridículo por su falta de argumentos. Pero de todas formas, ¿para qué debatir, teniendo grandes maquinarias políticas, financieras y mediáticas a su entero servicio? Prefieren no perder el tiempo y esbozar su lenguaje pedantesco e insultante, imponiendo su tiranía en los más variados ámbitos. De hecho, muchos progres peruanos han querido censurar los diversos eventos sobre su propia ideología, y también hay quien ha amenazado de muerte inclusive. Pero de nada les ha valido, puesto que se han encontrado con una piedra en el zapato: El Perú. Y parece ser que también el Paraguay. Al menos de momento. Y el momento parece que puede durar.

    Y naturalmente que se puede discrepar. Yo de hecho discrepo de la visión que Laje y Márquez ofrecen sobre el liberalismo. Pero lo cortés no quita lo valiente. Como Laje y Márquez, opino que, aun con las diferencias, siempre hay que mantener el debate con educación y libertad. Cosa que nunca hacen los progres. Unos progres cada vez más dictatoriales y envalentonados y que, reitero, nunca se hubieran esperado tener al Perú como enemigo.

    Laje y Márquez admiten la discrepancia. Los progres no.

    Por cierto: Aquellos otros que decían que al menos la izquierda bolivariana suponía un freno para la ideología de género, no sé si lo dirán por el gaymonio de Ecuador, el programa “Transgénero” de la televisión chavista, o todas las leyes implementadas por los Kirchner, Lula y Dilma, al rimbombante son del “orgullo gay”. O el aborto para pobres de la Bolivia de Evo. Recordando al general Odría: Hechos, no palabras.

    -A los progres hay que tratarlos como lo que son: Estafadores. Y no se exige seriedad o coherencia a un estafador sino que se lo desenmascara. “El libro negro de la nueva izquierda”, de una forma práctica, concisa; con una documentación y una bibliografía (3) soberbias, con una forma de escribir ordenada, amena y contundente, da en el clavo. Adaptado a los tiempos que nos han tocado y de frente.

    -La venida de Laje y Márquez demuestra que en el Perú se pueden hacer grandes cosas, y que si muchas veces las cosas funcionan mal o directamente no funcionan, es porque desgraciadamente se han adquirido muy malos hábitos y parece que hay muchos que no tienen el más mínimo interés en mejorar una situación que no es buena. No sé el tiempo que me quede en el Perú, pero al menos he visto que se ha hecho la diferencia y ojalá que esta excepción sirva para confirmar la regla para una futura mejoría.

    -Una última e hispanista reflexión: La gira de Laje y Márquez por Colombia, Chile, Perú y Paraguay, confirma a su vez, que necesitamos una estrategia hispana. Que de hecho, gracias a que hay algo preexistente, todo ha salido tan bien de la Argentina al Perú. En el mundo de la globalización, tenemos que tener voz y voto. Hace poco, los argentinos Adrián Salbuchi y Enrique Romero, desde su canal TLV1 (4), llamaban con su proyecto a la unidad iberoamericana. El filósofo argentino Alberto Buela coincidía con su colega español Gustavo Bueno (5) en que España se había equivocado en su proyecto europeísta, y que tenía que haber mirado más a América. Yo también veo que la América Hispana se ha equivocado queriendo mal imitar a los Estados Unidos. Ha llegado la hora de reconocer nuestros errores. Y no hablo de volver al pasado, sino de construir un futuro comenzando por el orgullo de la lengua de Cervantes; la misma lengua que se engrandece con la poesía gauchesca de José Hernández, la raza de las águilas y los leones de Amado Nervo, la salutación del optimista de Rubén Darío y los caballos de los conquistadores de José Santos Chocano. Con todo lo que se habla de geopolítica en nuestro tiempo, no hay mejor geopolítica que la Hispanidad. Esta conciencia, esta mentalidad, va calando entre las más diversas adscripciones ideológicas. Y de hecho, antaño los rojos y hogaño los progres han sido hispanistas a su manera. Muchos revolucionarios españoles hicieron en América lo que no pudieron hacer en España, y así, México estuvo muy influenciado por los republicanos españoles desde los años 30 (como luego lo estaría la Cuba castrista); al igual que los fundadores del partido ultraprogre Podemos han influido como asesores en la política de Venezuela, Ecuador o Bolivia. ¿No es hora, pues, de que nos unamos desde la batalla cultural hasta la económica o la política? Hay que darle fondo y forma a esta bandera que nos está pidiendo ser ondeada con mayor fuerza entre todos. Y acá se han visto los buenos resultados que puede generar.

    En fin, enhorabuena a todos los que han hecho posible este maratón contra el marxismo cultural. La ideología de género existe pero se ha visto colapsada. Sus malas artes no han funcionado y todo lo que han conseguido es que “El libro negro de la nueva izquierda” se venda más y mejor. Sigamos en la brecha. No permitamos esta locura liberticida y surrealista. Por nuestra gente, por nuestra cultura, por nuestros hijos.



    NOTAS:

    (1)Para seguir el programa de Mauricio:

    https://www.facebook.com/ElFinDelMun...ricio/?fref=ts


    (2)Algunos vídeos de las conferencias de Laje y Márquez en Lima disponibles en YouTube:

    https://www.youtube.com/watch?v=GPct7AQgIys

    https://www.youtube.com/watch?v=KwjW6WsEjDg&t=314s

    https://www.youtube.com/watch?v=Es5N7YnE4jU

    https://www.youtube.com/watch?v=R3uW77bbMEc&t=817s

    https://www.youtube.com/watch?v=cnp82z2Y_qQ

    https://www.youtube.com/watch?v=7kZ1MYkOXfY


    (3)Entre la bibliografía (y en los agradecimientos) está mi colega argentino Cristian Rodrigo Iturralde, cuyo papel intelectual reivindico. Asimismo, recomiendo:

    Politicamente Incorrecto

    https://www.youtube.com/watch?v=Cwe7uf77qlU

    https://www.youtube.com/watch?v=fSys0bTA-Pc


    (4)TLV1:

    https://www.youtube.com/user/CanalTLV1


    (5) Sobre Gustavo Bueno:

    GUSTAVO BUENO, GENIO Y FIGURA - La Abeja




    _________________________

    Fuente:


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  9. #9
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    ¿Y si Latinoamerica fuera un pais? ★ Latinoamerica Superpotencia ★

    No tenemos la idea del gran poder que acumularíamos si todas nuestras naciones fuesen una sola. Aquí un vídeo con todos los datos del poder que tendríamos.

    ________________________________________________________________


    11. Poblacion: Latinoamerica tiene 626 millones de habitantes, seriamos el tercer pais con mas poblacion del Mundo. Ademas tenemos una poblacion joven.

    10. Territorio: Somos el tercer continente mas grande del Mundo. Solo Argentina, Bolivia y Chile son mas grandes que Europa.

    9. Agua: Latinoamerica seria el pais con mas agua del Mundo, acumulando mas de la mitad de los recursos hidricos del Mundo. De hecho Colombia tiene mas agua que toda la Union Europea.

    7. Energia: La generacion electrica por medio de hicroelectricas representa mas de la mitad del poder que genera el continente. Aunque existen alternativas como la energia solar y eólica.

    6. Idiomas: Mas de 422 millones de personas hablan español en Latinoamerica y los otros 200 millones portugues, sin embargo no utiilizamos el idioma para unirnos mas.

    5. Ciudades. Latinoamerica concentra varias de las ciudades mas grandes y ricas del Mundo. Si estas 10 ciudades fuesen un pais serian la octava potencia mundial.

    4. Recursos: Latinoamerica posee innumerables recursos naturales, Latinoamerica seria el primer productor mundial de litio, cobre, esmeraldas, el tercer productor mundial de alimentos, el segundo productor mundial de pescado, el primer productor mundial de carne, el pais con mas reservas de petroleo del Mundo.

    3. Educacion: Al ser un continente joven tenemos millones de niños y adolecentes que se deben integrar al sistema de educacion superior, sin embargo la calidad educativa de Latinoamerica es cuestionado ya que no hay ninguna universidad latinoamerica entre las mejores 100 del Mundo.

    2. Politica: Existe la UNASUR, El Mercosur, el Parlatino, ALBA, Alianza del Pacifico, pero aun asi no se ha logrado una verdadera integracion del continente como se desease. Para aquello se debe unir economicamente al continente.

    1. Economia: Si todas las economias de Latinoamerica se juntaran serian la tercera potencia del Mundo, por detras de China y Estados Unidos. Pero tenemos tantos recursos que podriamos ser la primera potencia sin duda, hay que distruibuirlos mejor, y librarnos de la corrupcion y robo.

    ¡No olvides suscribirte para ver mas vídeos como estos de los distintos países de la región y el Mundo!

    ¡Gracias por ver!






    https://www.youtube.com/watch?v=HbSZ...ature=youtu.be

  10. #10
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Se ve clarísimo por qué los anglos fomentaron primero la discordia contra la Madre Patria, y luego entre las diversas naciones hispanoamericanas, y luego han intentado dominarlas económicamente. Divide y vencerás. Un siglo antes de que EE.UU. llegara a ser una potencia mundial, ya Humboldt quedó maravillado del nivel de desarrollo y de cultura que vio en México. Una gran nación hispanoamericana sería probablemente la mayor potencia mundial. Al ser un país cristiano, no comunista como China ni con religiones oscuras y demoniacas como la India, sería el modelo del mundo.

  11. #11
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Mal que le pese a tirios y troyanos, el siglo XVIII ofrece un ejemplo inmejorable de geopolítica para España. A saber:

    -Los Borbones (los del siglo XVIII, me refiero: Felipe V, Fernando VI, Carlos III) entienden que el potencial y el porvenir de España está en América y hay que blindar el presente hacia el futuro en el corazón del desarrollo de una prolongación arquetípica patria. Una pena, eso sí, las desviaciones del despotismo ilustrado, pero en absoluta exclusivas de los Borbones, sino presentes en todo el mundo occidental.

    -En Europa, luego de guerras, contradicciones y frágiles alianzas, consolidado el Pacto de Familia de las Dos Coronas (a veces pesado para España), asimismo, se confirma un eje "eurolatino" Francia-España-Parma-Nápoles, entendiendo que el enemigo vital es el imperio británico, el mismo que trazó el famoso "Plan para humillar a España", y el que acuñó las frases-conceptos: "A España hay que vencerla en América y no en Europa" y "Los españoles, por mar, y por tierra, que San Jorge nos proteja".

    Por eso, cuando hablo de estos dos vértices políticos como fundamentales, esto es, romanos hacia Europa e hispanos hacia América, no estoy en verdad "inventando" nada, sino recogiendo una experiencia, que asimismo, otros también desarrollaron de los siglos XIX a XX. Ojalá pueda ir desarrollándolo de forma más práctica y pragmática con el tiempo.





    ________________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/escritorant...34156283449507
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  12. #12
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    Re: Potencialidad Hispanoamericana

    Los hechos: 577 millones de hablantes (de MANIFIESTO PANHISPÁNICO)


    MOVIMIENTO HISPANOAMERICANISTA SECCIÓN URUGUAY SECTOR ENSEÑANZA·Martes, 17 de julio de 2018



    Imagen de portada: Diario El País de España, el elpais.es, con datos del Instituto Cervantes, 3 de julio de 2018.

    Cfr. MANIFIESTO PANHISPÁNICO


    SUMARIO 1. Introducción 2. Los hechos: 577 millones de hablantes 3. La herencia cristiana católica 4. De cerca y de lejos: Hispanidad Humanista e Hispanidad Totalitaria 5. Hispanidad Ortodoxa e Hispanidad Heterodoxa 6. Identidades: lo indio, lo indiano, lo español, lo americano, lo mestizo, lo hispano americano y lo americano latino. 7. Lo panhispánico


    Uno de los últimos manifiestos hispanistas –declaraciones, decálogos- es el Pacto ideológico hispanista de Fermín Franco Medrano, físico y matemático aplicado de Osaka, Ensenada, Baja California, de junio de 2017. [1] Propone un decálogo a manera de “ideología”, “identidad común”, “base mínima” o “declaración de principios”, dejando en claro “lo que todos apoyamos, lo que todos rechazamos”, mirando “al futuro, a un próximo paso para la construcción de esta Unión Hispana, que empezaría por una buena base de concienciación social en todos los países […]”. Al convocar las firmas de los hispanistas “de todo el orbe”, y haber obtenido respuesta –si bien por ahora, modesta-, Fermín Franco Medrano ha demostrado que la existencia de grupos internacionales de hispanistas es una realidad.

    Al mismo tiempo, hay muchas cosas que el decálogo “no es” –aclara el autor-: “no es una definición de […] ‘una persona de nacionalidad hispana’ en cualquiera de nuestros países actuales ni de un futuro estado de la ‘Unión hispana’ […] tampoco es una ‘carta de derechos civiles’ o ‘constitución’ de ese hipotético ‘estado nación hispano’ […].”

    Este documento también propone no asumir como definiciones colectivas, pero sí respetándolas como puntos de vista personales, aquellas cuestiones que generan debates insuperables entre hispanistas. Busca –según interpretamos- impulsar criterios y requisitos para el diálogo abierto, franco, libre, en el entendido de que los vínculos comunes se construyen. Fermín Franco Medrano considera que esos criterios de identidad son, entre otros:


    1. La lengua castellana como bastión de nuestra identidad, lengua franca y principal lengua de difusión cultural, sin menoscabo de las lenguas nativas.

    2. Nuestra herencia cristiana católica a un nivel histórico y cultural. [Sus aportes a la comunidad, sobre todo sus valores universales, según interpretamos]

    3. El reconocimiento de la herencia ibérica española por al menos dos de las siguientes tres vías: cultural, étnica o lingüística. La Iberia española es el origen y aglutinante común, estando los pueblos hispanos enriquecidos étnica y culturalmente por poblaciones y culturas globales de los cinco continentes, sobresaliendo por número las nativas americanas. [En una época de reconocimiento de las identidades, las que pueden sostener a las personas, esta es una identidad, o sea, una certeza en tiempos de globalización e incertidumbre]

    4. Algunos elementos de la cultura popular como la importancia de nuestros lazos familiares y fraternales, la visión optimista y alegre, la calidez en el trato, el altruismo, etc. más allá de que hayan tenido o no un origen cristiano hace siglos.


    El primero de estos puntos programáticos es el más exitoso y que más adhesiones ha concitado a lo largo de la historia del hispanismo, y este documento panhispánico intentará enriquecer con aportes el anterior. Como programa, ha sido tomado por millones de personas de manera unánime, y se ha convertido en política de Estado de los países iberoamericanos. El idioma castellano por su origen, español por el Estado que lo oficializó primero e hispanoamericano por la región del mundo donde más se ha extendido, ha podido contar con la solidaridad de los escritores –filósofos, historiadores, ensayistas, académicos-; de los sistemas de Educación pública, de los internautas de los medios electrónicos, radiales, y satelitales de comunicación; de los periodistas, impresores, empresarios, industriales, artesanos, comerciantes, feriantes, cocineros, barrenderos, dirigentes políticos, obreros y familias; deportistas, artistas, cantores, actores, actrices; del humilde y cotidiano vecino de la esquina, don José y doña María. Si ha tenido éxito es porque ha llegado a convertirse, -por obra del espíritu comunitario-, en fuerza social.

    El desarrollo de una conciencia lingüística como primer rasgo de una identidad compartida de alcance universal, es el hallazgo más notable de la comunidad hispanohablante en los últimos siglos; y es, al mismo tiempo, un postulado enteramente hispanista, cuyo irreversible triunfo, hispanistas notables, fundadores del hispanismo, apenas pudieron soñar, sin llegar a ver, como nosotros.

    ¿Por qué es tan importante que millones de personas compartan un patrimonio lingüístico común? Porque, como dejó escrito uno de los primeros autores que lo propuso:


    “La sangre de mi espíritu es mi lengua,/ y mi patria es allí donde resuene/ soberano su verbo, que no amengua/ su voz por mucho que ambos mundos llene [...]
    “Y esta mi lengua flota como el arca/ de cien pueblos contrarios y distantes,/ que las flores en ella hallaron brote, […]”

    “[…] lengua en que a Cervantes/ Dios le dio el Evangelio del Quijote.” (Miguel de Unamuno, La sangre del espíritu, España, 1910)


    Una lengua capaz de unir a cien pueblos en ideales comunes, como en su momento lo hicieron el griego, en la Koiné, y el latín, en la Latinidad. Una lengua capaz de contener mundos diversos brotados de raíces diferentes. Una lengua capaz de conservar la tradición y dotar de sentido a la innovación. Una lengua vehículo de pensamientos y sentimientos que enriquezcan el alma. La lengua de esta civilización que es como una persona que tiene algo que decir, algo que puede beneficiar a otros, algo, que de esta manera llegará sin dificultad a oídos de otros. Del éxito de este primer postulado hispanista que es la afirmación de la conciencia lingüística como primer peldaño en la afirmación de otras formas de conciencia comunitaria se deriva un primer resultado notable: ya habitan el mundo más de 577 millones de hispanohablantes, el 7,6% de la población mundial. Y es de esperar que en pocos años seamos 600 millones los hablantes de español. El hispanismo no solo vive y triunfa, sino que cosecha.

    El Instituto Cervantes ha dado a conocer la noticia el día 3 de julio. A finales de los años 1970 se sabía que había 300 millones de hispanohablantes. Medio siglo después esa cifra casi se duplicó. Muchas otras cosas no han cambiado, pero esa cambió de forma revolucionaria. Una poderosa fuerza social y demográfica avanza.

    Los 480 millones de hablantes nativos de español –los que hablan español desde la cuna- superan a los 399 millones de hablantes nativos de inglés. En todo el mundo, solo los 960 millones de hablantes nativos de chino –que son menos que los habitantes de China- superan a los nativos de español. Pero el chino no tiene la misma proyección internacional que el español. El chino –al menos por el momento- es una lengua nacional, no internacional. Muy por detrás queda el francés con 78 millones de hablantes nativos en el mundo. Según los expertos, el español tiene a su favor dos características de las que otras lenguas carecen: es homogéneo –no está diferenciado en dialectos que puedan romper su unidad-, y es geográficamente compacto. La acción constante y consciente de miles de personas a lo largo de siglos lo ha permitido.

    Por ahora, la auténtica diferencia a favor del inglés es su consideración de lengua franca, lo cual depende de la hegemonía de ciertos bloques. Por ejemplo, la expansión comercial y política del Reino Unido y de EEUU desde mediados del siglo XIX ha generalizado el uso del inglés; la adopción del inglés como lengua oficial por la Unión Europea le ha sumado 500 millones de hablantes, así como la pérdida del estatus de lengua oficial del español en Filipinas en 1986, igual que en otras partes de Asia. Estas coyunturas –que se podrían revertir- hacen que el número de hablantes no nativos del inglés (648 millones) supere al de hablantes no nativos del español (97 millones), mientras que el francés cuenta con 190 millones de hablantes no nativos. Pero los hablantes no nativos suelen ser hablantes de competencia limitada, que valoran la lengua como instrumento y no como vehículo de una personalidad colectiva común. Que serían los primeros en desertar si cambiaran las condiciones históricas. Ese es, potencialmente, el talón de Aquiles de USA-UK, de la “Commonwealth”, y de “la Francophonie”.


    De esto surgen varias tareas urgentes para todo buen hispanista:

    1. El mundo sigue creyendo que por razones estratégicas, es más importante estudiar inglés –incluso francés-, o adoptar el inglés –incluso el francés- como lenguas francas, que el español. ¿Por qué el mundo sigue creyendo esto? Porque todavía la hegemonía internacional ideológica y material de los países anglohablantes o francohablantes sigue siendo un factor notable del orden mundial; y no quieren perderla. La tarea de los grupos hispanistas sobre este punto debería ser, por un lado, revertir la imagen, -que es injusta, y en el fondo, falsa- del español como lengua “local”; y por otro, revertir el hecho. El caso del idioma francés demuestra que la extensión de una lengua no determina, automáticamente, mayor grado de hegemonía; pero, a la inversa, la influencia internacional, con frecuencia, neocolonial, –que en el caso de Francia y Bélgica siempre es a la cola de los países anglosajones, pero es- determina el aumento del número de hablantes no nativos de una lengua, de forma exponencial, incluso ridículamente exponencial. La elección del francés como lengua oficial de países muy poblados, muchos de ellos, africanos –como el Congo, con sus 25 millones de habitantes-; y la imposición de esta misma lengua como lengua franca de un grupo de países, como es el caso de la Organización Internacional de la Francofonía, que agrupa 80 países en todos los continentes, -con criterios muy amplios, como “Estado miembro”, “miembro asociado”, “miembro observador”, categorías estas últimas que abarcan un número increíble de países europeos-, y donde además de países, se incluyen comunidades dentro de países, como es el caso de la “Comunidad francesa de Bélgica”; Quebec y Nuevo Brunswick en Canadá; “Comunidad del Valle de Aosta”, en Italia; que, por otro lado, integra a Haití, México, Costa Rica, Argentina y Uruguay, como “miembros observadores en América”, son factores importantísimos para que el francés tenga un número exageradamente alto de hablantes no nativos en comparación con el número de hablantes nativos. Lo cual está lejos de ser un esfuerzo para unir a los pueblos de una Patria grande y sí, en cambio, formar un Imperio neocolonial. La relación de muchos países, nuevos en el mundo, como neocolonias con sus neometrópolis, Francia y Bélgica; y otras veces, sencillamente, como anexiones ultramarinas bajo la forma de “departamentos de Francia” también es decisiva para que no puedan escapar al sistema. Una de estas anexiones, la Guayana francesa, la tenemos en América del Sur; nuestros noticieros poco la mencionan, -como no se refieren nunca a la “Francophonie”-, pero le suma más de 250.000 hablantes a Francia, Estado centralizado, unitario, que ignora las autonomías. El presidente de Francia, E. Macron, hace poco ha anunciado una nueva ofensiva en este terreno. Neocolonialismo que se ha mostrado sin máscara en los casos de las intervenciones de Francia, algunas de ellas militares, en países como Siria, Malí, Guinea Biseáu, y Madagascar, todos excolonias. [2]

    Revertir la imagen: Se debe mostrar a propios y extraños que la verdadera trascendencia histórica de una lengua se debe a su número de hablantes nativos, y lo demás, son trampas al solitario. Por ejemplo, la región hispanohablante cuenta con el mayor número de universidades acreditadas desde los años 1500. Ya por 1800 eran veinticinco. Este tipo de hazañas culturales solo pueden ser obra de una comunidad de hablantes nativos, de personas que pertenecen a una identidad en la que han crecido desde la cuna, no de personas a las que se les impone una identidad o que se las presiona para que la asuman por razones interesadas. Como evento colonial no tendría trascendencia histórica sustancial, sería simplemente un mecanismo de influencia. Pero estas universidades hispanoamericanas, de las cuales las más antiguas son la Universidad Santo Tomás de Aquino, fundada en Santo Domingo en 1538, y la Universidad de San Marcos, fundada en Lima, en 1551, que desde entonces han seguido funcionando durante siglos, y hasta la actualidad, son glorias nacionales en República Dominicana y en Perú. Lo cierto es que por esta vía se puede aumentar el número de hablantes nativos, atrayendo a nuestras universidades a los no nativos, siempre y cuando la oferta sea de calidad, lo cual es un hecho indiscutible en el caso de las universidades más antiguas y de más prestigio. [3] Invitándolos a radicarse en nuestras patrias y aportar; creando una sólida comunidad científica hispanohablante de destaque internacional, cuando lo que viene ocurriendo es, al revés, que invertimos en formar estudiantes nativos que después se van y aportan el resto de sus vidas a otros países. No es tan difícil hacerles propaganda a nuestras universidades, ya que la realidad termina por imponerse: son más baratas que las anglosajonas, muchas son públicas y gratuitas, sin que esto aminore su calidad; es falso que para cursar estudios académicos superiores haya que estudiar toda la vida inglés –o francés- y matricularse en universidades anglófonas o francófonas a precios usurarios; el estudiantado de esos centros se caracteriza menos por su brillo que por su sobreendeudamiento, como lo indican muchos informes (y demandas presentadas por los estudiantes). También es falso que las becas ofrecidas desde el extranjero se adjudiquen pensando en darnos oportunidades: normalmente se dan para sondear talentos y fugarlos a países menos creativos que los nuestros. En cambio, sería deseable que se hablara perfecto español, que se leyera y se escribiera mejor en este idioma: el mundo sigue siendo de los que leen y escriben, de los piensan, investigan y producen pensando en beneficios para su comunidad y no para una potencia extranjera. También sería deseable que se contribuyera más con la red universitaria iberoamericana, sobre todo la pública y gratuita, pensando en el conjunto de la comunidad, como fue nuestra tradición; pero también, en formar una sólida red de universidades públicas, privadas, comunitarias, formales e informales que se apoyen entre sí en cuestiones como recursos y currículos. Tampoco los “índices de calidad académica” deben quitarnos el sueño. Como ya sabía San Pablo, no hay sanción legítima para quien no está convencido. Ciertos estándares de calidad académica de exclusiva invención anglosajona son tan arbitrarios como otros que se aplican al mundo de las finanzas, de la jurisprudencia, de los intercambios comerciales, y de los derechos de autor. Están hechos a medida del inventor y no es extraño que en estas condiciones el inventor “triunfe en el mercado”. Para nosotros son un “lecho de Procusto”, nombre del asesino griego que estiraba o mutilaba a sus víctimas supuestamente con la excusa de que encajaran dentro de la cama que les había tendido, y que jamás era de la medida de estas. Ya nos hemos referido a características que nunca podrían ser indicador de calidad en ningún sistema: una es el sobreendeudamiento, la otra son una serie de formas tan graves de marginación, que una parte de la población está convencida de que el talento está por detrás del dinero, invirtiendo la fórmula de Salamanca. En cambio, el mundo hispanohablante, que tiene una riquísima tradición intelectual, bien podría trazar sus propios criterios de calidad universitaria. Si queremos que más estudiantes del mundo estudien español, debemos atraerlos a nuestras universidades desde todas partes del mundo, destacando las virtudes de las nuestras, que para empezar, son las más antiguas de América; y como la caridad empieza por casa, debemos invitar a estudiar en ellas, primero, a nuestros estudiantes –cualquiera sea su etnia o grupo social-, en vez de recomendarles que se vayan. Lo que decimos de las universidades, se podría decir de muchas otras iniciativas. Un ejemplo bien conocido es la actividad en conjunto que escritores y editores de textos en español han venido realizando desde la segunda mitad del siglo XX, dando paso a una “explosión” de la literatura en lengua española que ha permitido recuperar la posición del español como lengua literaria internacional de prestigio que tenía en el Siglo de Oro, o los esfuerzos del cine hispanoamericano o de la industria audiovisual que han podido hacer llegar a tierras extrañas el sentir propio de nuestras almas, penas y alegrías cotidianas, pero que en primer lugar debieran llegar a nuestra gente a través de una red de cine independiente. Falta producir más textos científicos en español sobre temas que solo nosotros podemos, invitando a los científicos del resto del mundo a leerlos en español, pero, sobre todo, a los miembros profanos de nuestra comunidad, lo cual exige una política urgente de mejora de la calidad de la enseñanza y de los aprendizajes por todos los medios posibles, formales e informales, y el despertar de un interés genuino por el conocimiento –el saber por el saber mismo- más allá de sus funcionalidades. Por otra parte, el interés por estudiar aumenta si los planes de estudio son pensados junto con las oportunidades o salidas laborales. Si al pensar los planes, también se tiene en cuenta el estado de una determinada industria o sus posibilidades a futuro en un determinado momento. Por ejemplo, la carrera de Licenciatura en Ciencias Históricas puede pensarse como el estudio de grado para un posgrado en actividades de valor económico vinculadas a las industrias de: cine histórico, literatura histórica, artes gráficas históricas –desde la decoración y la pintura hasta las historietas o cómics y las caricaturas-, arquitectura historicista, etc. Discusiones que todo buen hispanista, dentro de la urgencia de la tarea, debe dar, apoyando iniciativas de los otros, promoviendo iniciativas él mismo.

    b. Revertir el hecho: En primer lugar, reconocer el hecho. Hay proyectos geopolíticos en pugna; esto es una realidad y no una declaración de deseos. Nos gustaría que en el mundo hubiera solidaridad y no competencia entre bloques y potencias: sería todo más cordial, fácil y productivo; y no es que no haya ninguna forma de solidaridad internacional, pero hay un fondo de competencia, guste o no, de rivalidad que se viene dando de manera constante desde hace siglos y que no impusimos nosotros; que tampoco podríamos eliminar; pero que debemos saber manejar. En segundo lugar, -y en consecuencia-, debemos saber cómo interpretar la geopolítica del mundo en que vivimos para transformarla. Por ejemplo, el porcentaje del PBI mundial que representa toda la producción anual de bienes y servicios de los países hispanohablantes es –al menos por ahora- solo el 6,9% del total, donde el PBI de España es el 1,6% del PBI mundial; de los países de la Comunidad de lengua portuguesa, donde el PBI de Brasil es el 2,39% del PBI mundial, mientras la de quienes hablan chino es el 18,2%, y la de los países anglosajones, casi diez veces superior: el 55%; solo EEUU representa el 25% del PBI mundial, Reino Unido y el ex imperio británico o Commonwealth, el 30%. Y aunque también es cierto que el uso de una lengua común puede multiplicar por tres en una zona los intercambios comerciales, esto tampoco es mecánico. [4] Cómo se construyen estos datos, qué es lo que significan, por qué motivos es necesario verlos con ojo crítico, qué fuerzas los distorsionan, y cómo se puede hacer para incidir sobre ellos, son todas cuestiones que deben preocupar a un buen hispanista.

    c. ¿Significa esto que la Hispanidad tiene que organizarse de la misma manera que la Francofonía o la Anglósfera, es decir, buscando la hegemonía mundial, el liderazgo técnico, material, financiero, militar, neocolonial, neoimperial; poniéndonos incluso para lograr esto, interesada y servilmente a la cola de potencias que graciosamente podrían compartir con nosotros las migajas del banquete, por aquello de que “es mejor ser cola de león que cabeza de ratón”? Si la respuesta es no, se debe a que la Hispanidad desde su origen se ha pensado como una comunidad de hombres libres, un régimen de personas. Decían los fundadores del hispanismo: “somos una raza espiritual, no una raza material, biológica”. [5] Hispanidad como una comunidad que entiende la política –considerada, a su vez, actividad de índole social superior- como regida por valores que no pertenecen solamente al ámbito material, -como el dinero y el poder- sino al plano del espíritu. Para cosas más altas hemos nacido [6] y es más exigente trabajar por ellas; valen la pena y la fatiga. Aspiramos a ser una civilización de tipo superior, donde “superior” no quiera decir que tiene la capacidad de saquear, oprimir e imponer, -señalaba también José Enrique Rodó, y comentaba, leyéndolo, Leopoldo Alas- sino de dar, y dar generosamente; de liberar y comprender.

    2. La Hispanidad, que habla español, convive con otras formas de identidad: la Toltecáyotl, la herencia de los pueblos toltecas de Mesoamérica, -del Cemanáhuac-, que hablan náhuatl; la Ñande reko, el patrimonio cultural de los pueblos del tronco guaraní del Araguay, de la región fluvial de América del Sur; la Reqsechicuy, la identidad común de los pueblos del Tahuantinsuyo, la región montañosa de América del Sur, que hablan quechua. Las identidades pueden convivir unas con otras respetando su personalidad y sus límites. Y lo que decimos del idioma español se aplica a otros: para comprender una comunidad se necesita conocer su lengua y habilitar su palabra. Nadie puede, -como pretende el indigenismo paternalista- hablar por otro. Cada lengua comunica un mundo, y es insustituible. Y esto no excluye que una misma persona pueda formar parte de diferentes identidades. Que desde esa doble participación pueda establecer conexiones entre ellas, como Guaman Poma. Pero, cuando un León Portilla traduce e interpreta la Toltecáyotl para los mexicanos, lo hace desde la Hispanidad, desde el idioma español y su mundo. Su aporte, por lo tanto, es sobre la Toltecáyotl pero para la Hispanidad. Un aporte para la Toltecáyotl tendría que hacerse desde su núcleo espiritual y en su lengua. En cambio, se puede vivir en los bordes y fronteras de las identidades: hibridismo o mestizaje.

    3. Son fuerzas que actúan a favor de la difusión del español, su situación actual de lengua no dialectizada, no diferenciada al grado de que pueda resultar de difícil comprensión para los hablantes de una misma comunidad como ocurre en algunos casos con el portugués (peninsular/sudamericano/africano), el inglés (británico/americano), y el francés (europeo/criollo). También actúa a favor del español el hecho de que teniendo mayor número de hablantes nativos, estos tienden a tener mejor competencia lingüística que los no nativos. Pero sobre estos dos pilares hay que trabajar de manera consciente, porque lo mismo que hoy son pilares mañana podrían convertirse en pies de barro, haciendo retroceder al idioma, y con él, al pensamiento. Y hay estudios que indican que millones de hispanohablantes nativos tienen bajo nivel de comprensión y de producción en español, colocándose cerca de los no nativos de competencia limitada. El sistema de Educación pública tiene mucho para hacer en este terreno; pero la Educación pública tiene que ser apoyada, -y no solo monetariamente- tiene que ser alentada; cariñosamente arropada por una Comunidad empática, porque los maestros y profesores –un solo sector social- no pueden llevar en soledad la carga del todo. Entre otras posibilidades, el desarrollo de centros de educación informal, de cooperativas, de educación libre, o comunitaria, de ser posible trabajando en red, pueden influir en la mejora de este proceso.

    4. Por otro lado, una fuerza que incide en la difusión del español es que se habla en zonas geográficamente compactas. Hay 20 países independientes cuya lengua oficial es el español, los cuales se encuentran casi todos juntos en una misma área; y hay más países donde se habla español pero no es oficial. Esto sin desmedro de otras lenguas, pues en países como Perú y Bolivia hay hasta 38 lenguas nativas que son cooficiales. Hay, por hispanohablantes, hispanomexicanos, hispanonicaragüenses, hispanoperuanos, hispanochilenos, hispanouruguayos. Pero de esto mismo se puede inferir que un país hispanohablante dentro de una zona de influencia hegemónica anglosajona peligra perder su estatus lingüístico. Es el caso de Filipinas, donde en 1986 el español dejó de ser lengua oficial, después de haber sido la primera lengua de comunicación general de los pueblos de la zona desde 1565. Puerto Rico sigue luchando por el español como su principal seña de identidad e independencia, y EEUU, en su conjunto, donde más ha crecido el número de hispanohablantes, no solo lucha por la cooficialidad sino para no ser perseguido. En la misma España hay regiones donde la cooficialidad del español está en peligro; y el hecho de que en la Unión Europea el español no sea cooficial junto al inglés, resulta, -además de injusto-, peligroso. Convierte a la Unión Europea en territorio anglósfero. (¿Por qué inglés y no alemán, por ejemplo, cuando en Europa hay más hablantes nativos de alemán, -más de 100 millones- que de inglés -61 millones-? Si la respuesta es “por la proyección internacional del inglés”, entonces, ¿qué pasa con la proyección internacional –e histórica- del español?) [7] Lo mismo puede decirse de los organismos internacionales. [8] Se debería promover la reoficialización y la cooficialización del español en todos los casos en los que se ha producido una pérdida o sería justo un avance.

    5. Si nos enfocamos ahora en el tema del número de hablantes nativos del chino y del español, hay dos potencias lingüísticas que se perfilan en el mundo, una en Oriente, y otra en Occidente. Porque los hablantes no nativos de otras comunidades lingüísticas fácilmente podrían desertar si cambiaran las condiciones históricas. La nueva fuerza histórica y social que podría cambiar de forma revolucionaria el mundo del siglo XXI es la Hispanidad unida. La producción, el comercio, el consumo, hoy en crisis, reverdecerían con el intercambio entre estas dos potencias del mañana: Hispanidad y China. Ya el Imperio romano que por primera vez instituyó la ruta de la seda, -luego ruta de las especias, y por último, ruta de la plata americana- era una potencia liderada –en sus mejores momentos- por emperadores de origen hispano. Ya el Mediterráneo cristiano, que perfeccionó la ruta, pudo contar, en la Edad Media, con el valioso aporte de una delegación castellana, émula de Marco Polo, que llegó a Samarcanda, Uzbekistán, mientras en el Atlántico otros castellanos exploraban las islas Afortunadas, hoy Canarias. Y el viaje de Colón por el Oeste no hubiera tenido sentido de no haber sido una opción para incorporarse a la ruta de la seda siguiendo un camino inexplorado. Así como luego de Colón, la ruta del Galeón de Manila, de España a México y de México a Filipinas y China hasta el año 1815. Relanzado el proyecto a fines del siglo XIX con el nombre de “Camino de China” [9], y frustrado por la guerra hispanoyanqui de 1898, hoy nuestros empresarios buscan el comercio con Asia Pacífico, que no solo es el comercio con China. El proyecto chino “Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda” lanzado por Xi Jinping en 2013, debe ser repensado y relanzado desde la Hispanidad, que siempre tuvo su propio proyecto en ese sentido, con la finalidad de armonizar los dos extremos del mundo, Hispanidad y China. De un estudio histórico en profundidad de todos estos momentos históricos de nuestra evolución, tenemos mucho que aprender sobre cómo funciona y cómo podría funcionar el mundo de hoy.

    Un último tema, que suele aparecer en las discusiones sobre Hispanidad: no hay un nombre que pueda expresar la realidad del hemisferio americano en su conjunto. Los nombres “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “América Latina”, tienen un valor instrumental, “práctico”, para los organismos internacionales –sobre todo, desde el punto de vista estadístico- y las cancillerías; pero la realidad del hemisferio es múltiple y una. No hay discurso, por potente que sea, que pueda abarcarla o crearla. En cambio, hay identidades, unas en contacto con otras. Las fronteras políticas de los países hispanoamericanos no coinciden con fronteras macroétnicas. Los Estados-naciones de la región se crearon con criterio político, luego reconocido por la comunidad internacional. Solo después surgieron unas “naciones”, en la medida en que los Estados crearon o fomentaron unos códigos comunes, como ya había hecho la administración española; siguiendo los mismos límites que había implementado la administración española con criterio administrativo –valga la redundancia-, es decir, que no estaban pensados para ser límites de naciones. Lo que se hizo fue crearles unos imaginarios comunes, una historia “oficial”, un himno, una bandera, un escudo, unas ceremonias cívicas, sistemas comunes de gestión, no siempre igual de justos o de eficaces para toda la población; un sistema de Educación Pública, un sistema de Salud Pública, un Ejército común, un Parlamento, un Poder ejecutivo, un mercado común, un mismo cuerpo cívico, una misma condición ciudadana, un sistema de comunicaciones compartidas, una prensa periódica compartida, y, finalmente, una lengua oficial. Ninguna de estas cosas por separado ni todas ellas juntas crean una “nación”. Lo que hacen es, “independizar” unidades administrativas dentro de lo que era un sistema administrativo común, el español. Solo desde este punto de vista hay nacionalidades, que unas veces unen, y otras separan a identidades preexistentes; una Bolivia, por ejemplo, que agrupa a quechuas, aymaras, guaraníes, hispanos, pero al mismo tiempo los separa de sus hermanos de Perú, Paraguay o Argentina. Además existen etnias mestizas, híbridas, pero que ya tomaron identidad propia, o bien siguen siendo etnias impregnadas por otras; esto ocurre en todos los estratos sociales, desde el campesino criollo de influencia india, o las religiones de influencia africana, hasta las élites “cosmopolitas”, o “globalizadas”, que en realidad han sido anglicizadas. Pero agrupar a estos estratos diferentes en una “nacionalidad”, -peruana, chilena, mexicana- bajo la presión que suponen doscientos años de convivencia, no siempre deseada, es hacer, desde las élites asociadas al poder del Estado, un ejercicio de abstracción y de imaginación, luego impuesto a toda la población a través de la Educación, los medios de comunicación, los medios de transporte y otros medios técnicos. [10] Agrupar por otro lado, a estas “nacionalidades” en una región mayor, llamada “Hispanoamérica”, “Iberoamérica”, “América Latina”, ya es un grado más alto de abstracción y de imaginación; crear organismos regionales que respondan a estos criterios, como la SEGIB para los países “iberoamericanos”, o la CELAC para los países “latinoamericanos”, o UNASUR para los países “suramericanos”, -no hay ningún organismo, salvo la Real Academia Española, que agrupe a los países “hispanoamericanos”-, es esforzarse por materializar entidades abstractas en planos de complejidad creciente, lo cual supone también inversiones también crecientes en infraestructura, y una arquitectura de tratados y acuerdos con cesión también creciente de las soberanías político-administrativas. En la realidad, pertenecemos a diferentes grupos, unos más “cara a cara”, y otros más impersonales; unos más “imaginados”, que dependen de las imágenes colectivas que los medios de comunicación y transporte permiten; y otros más “tribales”; pero la Hispanidad es una identidad concreta, con mayor grado de abstracción que la identidad de un solo pueblo hispano, por ejemplo. Y las identidades siguen siendo, desde la “tribu” hasta la “nación”, una población con un idioma común, un conjunto de creencias comunes, una historia común, unas tradiciones comunes, unas costumbres comunes. Algunos de esos elementos o todos a la vez. En cuanto a la posibilidad de unir a los países en grandes bloques continentales, no hay la menor duda, ya que los países iberoamericanos no representan identidades sino aglomeración de identidades, encuadradas en antiguas jurisdicciones político-administrativas. Para unirlas, solo se necesitaría optar por una bandera –que fácilmente podría ser un mosaico de banderas-; un himno –que podría contener estrofas de cada uno de ellos- entre otros símbolos contemporáneos de estadidad; y unos aparatos administrativos comunes, que ya han empezado a ser creados por diversos bloques, una moneda común, un Sistema de Educación Público con autoridades que representaran a cada uno de los países, entre otras cosas. Y siendo más ambiciosos –porque todavía hay Estados que no han logrado integrar las regiones que los forman-, un mercado común, eliminación de aduanas, flexibilidad para las migraciones, libre flujo de capitales, etc. En cuanto a las identidades, sus mecanismos de integración son diferentes. Las identidades –en nuestros casos- son internacionales. No importa si están más acá o más allá de los límites de nuestros Estados, que se construyeron sobre la base de antiguas jurisdicciones administrativas sin criterio identitario, por más que los autores nacionalistas hayan tratado de asociar al Estado sucesor de la unidad político-administrativa Nueva España (Imperio mexicano, México) con los aztecas; al Estado sucesor de la unidad político-administrativa Perú, con los Incas, operaciones ideológicas se resultados meramente simbólicos, porque ni los aztecas ni los Incas recuperaron el poder dentro de esos Estados, ni marcaron la impronta cultural de los mismos. Es verdad que desde todos estos planos que acabamos de considerar, dispuestos como una estructura en hojaldre, cortada en trozos, se pueden tratar de crear “naciones” –políticas-, a partir de sentimientos localistas previos. Pero siempre estará, por ejemplo, la mirada nostálgica del criollo sobre lo indio, dirigida por la intención de fabricar símbolos, imágenes, sensaciones y sentimientos de valor puramente figurado; como también la mirada del indio contemporáneo occidentalizado estará marcada por el mismo interés; nunca estas miradas serán miradas comprometidas, toda vez que se trata de identidades diferentes, cada una con sus propio núcleo espiritual e intereses materiales diferentes y hasta contradictorios. Para el criollo lo indígena es simple símbolo de americanismo con el que se diferencia del europeo. Pero solamente desde la “Indianidad” –por decir algo- el “indio” se compromete con el “indio”.

    2. Una observación: durante siglos las identidades no coincidieron con los límites políticos de los Estados-naciones –y hoy tampoco, en realidad-, considerando a los Estados-naciones como unidades políticas con pretensión de coincidir con el territorio habitado por una determinada nación, y a la inversa, la nación como un conjunto humano con la pretensión de tener un Estado propio. Durante siglos, las identidades vivieron sin Estados, sin territorios definidos, dentro incluso de Estados hostiles, como hoy los judíos, los musulmanes, y diría también los cristianos, si no fuera porque, la ampliación de la zona de influencia “cristiana”, es obra, cada vez más del ateísmo y no del cristianismo como tal. Cabe entonces pensar la Hispanidad como zona de influencia, como red de contactos, como flujos alrededor del mundo, y no solo como territorios. Ese fue, en realidad, el origen de la Hispanidad, como fue también el origen del Islam, y el origen de la difusión del pueblo que primero tomó el nombre de hebreo, luego de israelita y más tarde de judío, emigrando desde la antigua Ur, en el Medio Oriente, al Próximo Oriente, y desde allí al resto del mundo. Lo cual no es contradictorio con la existencia actual de Estados-naciones; solo que a veces la identidad se refuerza a través de la emigración, de los “entrañables” contactos a distancia, conviviendo diariamente con los diferentes; mientras los Estados actuales angloárabes o anglohispanos [11], muchas veces gobernados por élites egocéntricas, están cumpliendo la misión de enfrentar a unos pueblos con otros al tiempo que se someten ellas mismas como tributarias de la Anglósfera.


    [1] Es una Petición dirigida a los “Estimados hispanistas de todo el orbe”, disponible en peticiones24.com/decalogo_hispanista. Todos los destacados en cursiva de expresiones del autor son nuestros.

    [2] “44 intervenciones militares francesas en África desde 1961” en Nuevatribuna.es, 15 de noviembre de 2015; Jean Batou, “El relanzamiento de las operaciones militares francesas en África y la apatía humanitaria de la izquierda” en Viento Sur, 5 de febrero de 2014; Iván Giménez, “Francia y su larga historia de intervenciones en África”, 12 de enero de 2013.

    [3] En el Informe 2017 del Instituto Cervantes dice que hay en el mundo 21.252.789 hablantes de español del grupo GALE (Grupo de Aprendices de Lengua Extranjera).

    [4] “Foreman-Peck (2007) considera que las diferencias lingüísticas se convierten en un ‘impuesto’ sobre el comercio. Frankell/Rose (2002) y Helliwell (1999) identificaron las diferencias lingüísticas como barreras para el comercio, equivalentes a tasas que podrían implicar un incremento tarifario de entre un 15% y un 22%. También indicaron que el hecho de compartir una lengua común podría aumentar el comercio bilateral entre un 75% y un 170%. Sin embargo, Hagen (2008) recuerda que otros estudios como el de Siscart (2003) indican impactos más modestos, con un incremento tarifario de un 6% aproximadamente.” En José Paulo Alonso Esperança, Español y portugués, lenguas en convivencia. El valor económico de la lengua en las relaciones con el exterior. El caso portugués, Cervantes.es, http://congresosdelalengua.es/valparaiso/ponencias/lengua_educacion/esperanca_jose_p.htm

    [5] “Digo Hispanidad y no Españolidad para incluir a todos los linajes, a todas las razas espirituales, a las que ha hecho el alma terrena –terrosa sería acaso mejor– y a la vez celeste de Hispania, de Hesperia, de la Península del Sol Poniente, entre ellos a nuestros orientales hispánicos, a los levantinos, a los de lengua catalana, a los que fueron cara al sol que nace, a la conquista del Ducado de Atenas.” (Miguel de Unamuno, “Hispanidad”, en Síntesis, Buenos Aires, noviembre de 1927.

    [6] “Créeme Torcuato: para cosas más altas y magníficas hemos nacido, y esto podemos conocerlo por las mismas facultades y potencias del alma, entre las cuales está la memoria infinita de innumerables cosas, la conjetura no muy distante de la adivinación, el pudor que modera las pasiones, la justicia, guardadora fiel de la sociedad humana, y el firme y estable desprecio del dolor y de la muerte, para arrojarse a los trabajos y arrostrar con frente serena los peligros.” (Cicerón, Lelio, o diálogo sobre la amistad)

    [7] Se supone que hay 24 lenguas oficiales en la Unión Europea, pero en los hechos, a partir de una apreciación errónea, el idioma oficial es el inglés. Lo anterior solo significa que un funcionario de la Unión Europea está obligado a recibir comunicaciones y contestarlas en español en el caso de que las presentara un hispanohablante. Ver https://europa.eu/european-union/topics/multilingualism_es


    [8] Hay 6 idiomas oficiales de las Naciones Unidas, árabe, chino, español, inglés, francés y ruso. Pero muchas veces en la práctica este criterio se desconoce. Se trata de exigir que se cumpla.
    [9] Enciclopedia Hispano-Americana, circa 1895. Ministerio de Ultramar. Editorial Jackson, Madrid/Barcelona/Nueva York.

    [10] Para Benedict Anderson (Benedict Richard O'Gorman Anderson), las Comunidades imaginadas (1983/1991), son “artefactos” construidos social e históricamente. El Estado-nación se forma durante la era capitalista industrial durante la Época Contemporánea gracias a los avances técnicos propios de la época y América hispanohablante es una de las primeras regiones donde tiene lugar este proceso (Si bien con intervención británica) A esta etapa se llega, según el autor, por evolución, luego de pasar por la formación de las comunidades religiosas y dinásticas características de la Edad Media y la Época Moderna. El concepto de “imaginado” se refiere a las imágenes colectivas –como por ejemplo los mapas- que los medios de comunicación y transporte van creando entre grupos de personas en un determinado territorio considerado como componente de un Estado.

    [11] Ver Julio C. González, La involución hispanoamericana. De provincias de las Españas a territorios tributarios: El caso argentino. 1711-2010, Editorial Docencia, 2010




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