Otro mito propagado por los necios, somos corruptos por culpa de la conquista.
Desde la tribuna
Armando Román Zozaya
¿Corruptos por naturaleza?
28 de Junio de 2015
El martes pasado, al presidir la instalación del Consejo del Sistema Nacional de Transparencia, el presidente
Peña señaló que “El Estado mexicano y su sociedad lo que estamos haciendo [
sic] es domar auténticamente a la condición humana, llevarla por nuevos caminos, estableciendo parámetros, estableciendo límites, controles, obligando a la apertura y a la transparencia”. En otras palabras, según
Enrique Peña Nieto, la corrupción es inevitable: somos corruptos por naturaleza.
Ahora bien, hace no mucho tiempo, el señor
Peña había declarado que la corrupción es “cultural”. Al parecer, ha cambiado de opinión dramáticamente pues, si el ser corrupto es algo innato al humano, entonces la corrupción no puede ser cultural, es decir, no es un comportamiento aprendido y desarrollado en sociedad sino, más bien, una inexorable forma de actuar que, tarde o temprano, todos exhibiremos.
Si la corrupción es inherente a la condición humana, ¿por qué hay sociedades en las que hay muchísima menos corrupción que en otras? ¿Por qué hay personas honestas? ¿Hasta qué punto las estructuras sociales son relevantes para entender el comportamiento individual en general y, en particular, con relación a la corrupción?
Las preguntas que he planteado no son triviales. De hecho, son fundamentales para comprender por qué las personas hacen lo que hacen y, en concreto, por qué hay quienes incurren en actos condenables como lo son abusar del prójimo y/o de lo público. Por ello mismo, dichas preguntas son también relevantes para diseñar políticas públicas adecuadas para combatir la corrupción.
Obviamente, ignoro si el Presidente de la República y/o su equipo de trabajo se planteen interrogantes como los anteriores. Lo que sí me queda claro es que, quien sostiene que la corrupción es una condición humana, la justifica aunque sea sólo implícitamente. Por ejemplo, si yo soy un corrupto y se me condena por ello, podría defenderme argumentando algo como lo siguiente: “Soy corrupto porque soy humano, luego entonces, pido comprensión y que no se me castigue por mis corruptelas. El castigarme sería equivalente a penalizarme por tener la capacidad de hablar. Y eso sería totalmente injustificado e injusto”.
Sí, se quiera o no, decir que la corrupción constituye parte de la “condición humana” es una manera de justificarla. Por eso, es de verdad increíble que esto, justamente esto, haya sido planteado por el funcionario público de más alto nivel del país. En sí mismo, esto es preocupante. Sin embargo, lo peor no es eso sino que dicho funcionario ha sido duramente cuestionado como resultado de que él, algunos de sus colaboradores y hasta su esposa se han beneficiado de acciones que despiden un insoportable hedor de, precisamente, corrupción.
Si el presidente
Peña Nieto de verdad quiere “domar” la “condición humana”, podría comenzar por explicarnos con lujo de detalle el asunto de la
Casa Blanca. Asimismo, debería aclarar por qué, justo cuando dicho asunto estaba por hacerse público, la concesión para la construcción del tren México-Querétaro fue cancelada. Sería útil también que le pida a todos los miembros de su equipo de trabajo que detallen cómo han adquirido las propiedades y bienes de los que son dueños.
Mientras tanto, ya sabemos qué tienen que hacer los delincuentes para justificarse: tienen que decir que la deshonestidad y la corrupción, así como el actuar en contra de quienes nos rodean y/o de lo público, son comportamientos asociados a “la condición humana”. Así, ni modo de no ser deshonestos, corruptos y abusivos, ¿verdad?
Twitter: @aromanzozaya
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Fuente:
Armando Roman Zozaya-¿Corruptos por naturaleza?
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