A mediados del siglo XVIII en Venezuela aumenta la población liberta, el esclavo se torna oneroso; la corona española sube las trabas para su compra, dejando de ser beneficioso para los esclavistas criollos. La legislación obligaba a los hacendados dar una porción de tierra a los esclavos y ser autosuficientes, muchos adquirieron así la libertad.
Los criollos al perder rentabilidad, empezaron a arrendar sus tierras a los libertos. El primero en hacerlo fue Martín de Tovar y Blanco, I conde de Tovar; Alexander Von Humboldt cita en su obra «Viaje a las Regiones Equinocciales»:
«El conde de Tovar noblemente ocupado en los medios de destruir progresivamente la esclavitud de los negros en aquellos cantones, se lisongeaba con la esperanza de hacer menos necesarios los esclavos á los propietarios, y de ofrecer á los libertos la facilidad de ser arrendadores. Al partir para Europa había dividido y arrendado en porciones, una parte de las tierras de Cura (…). 4 años despues á su regreso á América, halló en el mismo sitio hermosos plantios de algodón y un lugarcito de 30 à 40 casas, llamado Punta Zamuro (…). Los habitantes de este lugarcillo son casi todos mulatos, zambos y negros libres. Este ejemplo de división de terreno ha sido seguido con muy buen éxito por otros propietarios fuertes. El arriendo es de 10 pesos por fanega de tierra, que se paga en dinero o algodón. Como los arrendadores suelen hallarse escasos de fondos, dan el algodón a un precio muy módico; à veces lo venden aun antes de la cosecha y estos adelantos hechos por vecinos ricos, obligan al deudor á que ofrezca con frecuencia sus servicios como jornalero. El precio de los jornales es menos caro que en Francia en el valle de Aragua y en los Llanos, se paga á un hombre libre que trabaja de peón, con 4 o 5 pesos al mes, y la comida que es muy poco costosa á causa de la abundancia de las carnes y legumbres. (…) con ellos se prueba á los habitantes de la Europa, que ya ha mucho tiempo no se duda (…) que el continente de la América española puede producir azúcar, algodón y añil por manos libres, y que los desventurados esclavos pueden hacerse arrendadores, ciudadanos y propietarios».
Autor: Emilio Acosta. Ver menos
___________________________
Fuente:
https://www.facebook.com/photo?fbid=...60007772812208
Marcadores