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Tema: Indigenismo peligroso

  1. #21
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    Re: Indigenismo peligroso

    «La amenaza del indigenismo en América se podría frenar con la rehabilitación histórica de Cortés»


    • Iván Vélez anima a conocer la historia para neutralizar «las falsedades» de la leyenda negra



    • JESÚS BOMBÍN | VALLADOLID


    28 enero 201723:10

    A desmontar la leyenda negra «con la que desde hace cinco siglos se intenta enturbiar el pasado de España» está entregado Iván Vélez con el convencimiento de que está sustentada en invectivas propaladas por potencias extranjeras a lo largo del tiempo y asumidas en la contemporaneidad sin reparo por los propios españoles. Este arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno ha plasmado sus reflexiones en ‘Sobre la leyenda negra’ y ‘El mito de Cortés’. Ayer acudió al Aula de Cultura de El Norte de Castilla en una sesión patrocinada por Caixabank con la colaboración de la Junta de Castilla y León para hablar del conquistador de México, de las «fabulaciones» que se han erigido en torno a su biografía y de cómo se ha utilizado su figura para «desprestigiar nuestra historia».


    Fotos



    fotos

    Ivan Vélez presenta su libro 'El mito de Cortés' en el Aula de Cultura de El Norte de Castilla


    Acompañado por Carmen Martínez, profesora de Historia de América de la Universidad de Valladolid, explicó cómo en su libro analiza la figura de Cortés a partir de la imagen que de él se ha divulgado desde sus coetáneos hasta la actualidad. Su conclusión es que en la época en la que más información hay para documentarse suelen calar «las falsedades que sustentan la leyenda negra española». Así, sostiene Iván Vélez que la imagen de un Hernán Cortés «cruel y sanguinario» tiene más sustento a nivel popular que en el ámbito de la investigación histórica por más distorsiones que haya sufrido su figura. Esta tesitura, en su opinión, no es ajena a la visión que han extendido los nacionalismos sobre España, dijo, «como prisión de naciones vinculando lo español con el autoritarismo».

    También expuso cómo la imagen peyorativa de la conquista de América ha contagiado una visión negativa de la historia española, agrandada por episodios históricos vinculados a la Inquisición y el fanatismo religioso. Observa que los efectos de todo eso se revelan finalmente en el «desprecio que llegamos a sentir los españoles hacia la propia historia; así, hemos asumido sin cuestionarlo que la conquista de América fue un genocidio, cuando España fue un imperio civilizador; no hubo exterminio, sino una acción civilizadora en la que, a diferencia de lo que hicieron otros países, hubo una mezcla con la población indígena, hoy dominante en muchas de aquellas naciones y prueba de que no fueron exterminados, como se suele acusar».

    Que Inglaterra es uno de los países que históricamente más se ha beneficiado de la leyenda negra lo defiende el investigador conquense, «especialmente en los procesos de independencia de las naciones hispanas y también en su momento Estados Unidos. Ahora el debilitamiento de la conciencia colectiva hispana hace que estas naciones con un mismo origen pierdan cohesión».

    Lo que también detecta Vélez es que en mayor o menor medida los países que han poseído una dimensión histórica imperial cargan con una leyenda negra, «pero no todos la asumen, unos la combaten y otros se la tragan, como nosotros los españoles». Le sigue sorprendiendo a Iván Vélez que la leyenda negra, nacida en Italia en el siglo XV, siga teniendo arraigo. «El español de a pie la ha interiorizado a pesar de que no encaja con los datos históricos y eso nos genera sentimiento de culpa; deberíamos conocer más nuestra historia». Mostró también su convencimiento en que la «creciente amenaza del indigenismo en América Latina» se pueda frenar «con la rehabilitación de la figura de Cortés».

  2. #22
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    Re: Indigenismo peligroso

    DERRUMBANDO EL MITO DE LOS NOBLES SALVAJES por FERNANDO TRUJILLO





    La base de la ideología indigenista es el mito del buen salvaje o el noble salvaje propuesta por Rousseau. Este mito explica un pasado utópico en el que el ser humano era bueno por naturaleza, inocente hasta la llegada de la civilización que lo corrompió.

    Ahora, esta tesis la aplican los indigenistas con los pueblos nativos de América antes de la llegada de los españoles y aún después de esta. La Leyenda Negra extendió por toda Europa la visión positiva de los pueblos indígenas descritos como buenos, inocentes, ingenuos y amables en contraposición al español descrito como codicioso, sádico, fanático y cruel.

    Tal visión simplista y absurda de la historia sigue teniendo una vigencia muy fuerte dentro de nuestra cultura, reforzada por libros como “La Venas Abiertas de América Latina” de Galeano y los grupos indigenistas.

    El concepto es bastante rentable entre los grupos populistas y neomarxistas de nuestro continente, culpar al europeo y sus descendientes—más concretamente al español—de todos los problemas económicos actuales, de la miseria y de la condición de tercer mundo entre los indígenas.

    Los grupos de anarquistas primitivistas se basan en esta tesis para decir que el ser humano vivía en un estado de igualdad sexual, comunión con la naturaleza y felicidad antes del arribo de la civilización y más concretamente del capitalismo.

    Todas estas tesis que hablan del hombre bueno por naturaleza y del mundo natural como un estado idílico son absurdas y totalmente estúpidas, pero que sin embargo han sido usadas por los indigenistas para crear su propia visión del mundo prehispánico.

    Podríamos decir que el hombre no es bueno ni malo, es una bestia que lucha y mata por instinto, que es una criatura depredadora y a la vez llena de inventiva que abandonó el “estado natural” para crear, construir y diseñar métodos para facilitarle la vida, como la rueda. Podríamos continuar por decir que el mundo natural no es ese paraíso utópico que se imaginan los primitivistas e indigenistas por igual sino un terreno hostil en el que predomina la lucha por la vida, la depredación, la brutalidad y la conquista del poder.

    Fuera de toda idealización la naturaleza humana y la naturaleza misma no están encadenadas a moralismos y utopías propios de mentes estrechas y acomplejadas.

    La idea del buen salvaje en nuestra historia ha sido y es un impedimento para poder ver la historia como es, lejos de idealismos y utopías imposibles. Sin héroes ni villanos, sólo hombres que lucharon, que conquistaron, que derramaron sangre y que eran seres humanos capaces de grandes hazañas y grandes atrocidades.

    La idea del buen salvaje en América ha sido impulsada por grupos indigenistas y por el sistema educativo de México, en donde se habla de las civilizaciones prehispánicas con idealismo mientras que la llegada de los españoles se ve como un acontecimiento nefasto.

    Esta visión tan simplista de la historia va de acuerdo a la ideología indigenista que al igual que el Sistema—al que irónicamente dice combatir—impulsa la misma leyenda negra y los mismos mitos.

    El ensayo de Eduardo Galeano “Cinco siglos de prohibición del Arcoíris en el Cielo Americano” expresa su propia visión idealizada de los pueblos americanos y critica como es obvio la herencia europea.

    El ensayo es basura pura desde su comienzo en el que cito textualmente: “El 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo” nada más risible sabiendo que las potencias capitalistas de ese momento eran Inglaterra y Holanda, ambas enemigas de España que aún conservaba una monarquía tradicional.

    El ensayo no deja de ser tendencioso y absurdo pero lo cito porque es un ejemplo de la idealización ridícula y victimista del indio americano.

    La imagen de los indígenas nobles expresadas en el ensayo solo existe en la cabeza de Galeano y de los indigenistas en general.

    Para empezar Galeano asegura que no golpean a los niños y los dejan andar libres ¿De dónde saca esto? Por ejemplo los aztecas, pueblo belicoso golpeaba a los niños para endurecerlos y les aplicaban castigos físicos en caso de un mal comportamiento.

    Otro disparate dentro del ensayo es que los indígenas comparten todo y no tienen el concepto de propiedad privada como si hubieran sido una especie de paraíso anarquista, los indígenas en México tenían imperios, reinos, poseían esclavos y propiedades, eso está ampliamente documentado. La idea de indígenas viviendo en un estado de anarquía utópica sólo cabe en las cabezas de los indigenistas.

    Antes de la llegada de Cortés a México el Imperio Azteca exigía sangrientos sacrificios en honor a Huitzilopochtli y sus ritos incluían la antropofagia, los mayas en su decadencia rendían crueles sacrificios humanos y mantenían una sangrienta tiranía.

    La idea de los mayas sabios y bondadosos que tenemos en la memoria colectiva tiene su lado oscuro en los guerreros que rendían sacrificios sangrientos a sus dioses.

    Entre los indígenas existieron el machismo, el fanatismo religioso, el rapto de mujeres y la brutalidad del mundo natural, el negarlo es negar una parte de la historia de nuestra tierra, es mitificar una imagen que han creado un grupo de desquiciados y resentidos sociales para tener más fama y poder.

    Si hemos visto los aspectos más crudos de otras civilizaciones como los griegos, los romanos, los vikingos, los babilonios y los chinos ¿Por qué con el indígena es diferente? Porque es un pilar fundamental para los grupos indigenistas que lucran con esta imagen, porque su beatificación es un arma de un Sistema que no quiere la unión sino el odio y la intolerancia.

    Los pueblos indígenas tuvieron sus virtudes y sus aportaciones a la humanidad, pero también tuvieron su lado oscuro y sangriento, aunque se le niegue pero existió, es parte de su historia. El negarlo como lo hacen los indigenistas es de algún modo un tipo de racismo.

    Las tribus del Amazonas viven luchando entre ellas, raptando mujeres de tribus enemigas y violándolas en grupo, entre estas tribus la más peligrosa es la tribu yanomami, una de sus costumbres en la guerra es la de robar a las mujeres del enemigo y violarla masivamente, después de las violaciones las asignan como esposas a guerreros particulares.

    El famoso caso de Helena Valero es una prueba escalofriante quien fue víctima de violaciones por parte de los yanomami además de ser testigo de su crueldad al masacrar a tribus enemigas, matar brutalmente a los niños y raptar a las mujeres.

    Lejos de las idealizaciones de Galeano y otros indigenistas, las tribus nativas tienen sus matices brutales y abominables pero su beatificación por parte de la historia oficial nos impide verlos como los seres humanos que son, con sus virtudes culturales pero también con sus propias oscuridades.

    Investigaciones antropológicas, excursiones de investigadores a las tribus indígenas e incluso la película de terror Holocausto Caníbal han contribuido a derrumbar parte del mito del buen salvaje de nuestra conciencia colectiva. Sin embargo, el poder de los grupos populistas, la censura de la historia oficial y el tabú del racismo nos impiden investigar y descubrir las verdades del indígena americano.

    El indígena sigue siendo un ser casi beato, su historia es incuestionable, su imagen como un ser noble y pacifico en armonía con la naturaleza perdura en la historia oficial y es obligatorio que se le venere aunque esta imagen no corresponda a la realidad.

    Presidentes como Evo Morales y el fallecido Hugo Chávez se dieron a la tarea de elevar el populismo y el indigenismo hasta niveles incuestionables, lo mismo que los grupos populistas en todo el continente de habla hispana.

    El mito del buen salvaje sirve como arma política para servir en causas populistas y conseguir el apoyo fanático de las masas indígenas de nuestros países, se ha vuelto un concepto incuestionable, un ídolo de pies de barro usado por charlatanes y demagogos de la extrema izquierda.

    La tarea del revisionista en América es el de derrumbar este mito, es el de estudiar las culturas indígenas con todos sus rasgos tanto positivos como negativos. Derribar un ídolo falso y derribar las mentiras de la izquierda, de los grupos indigenistas y de los nuevos caciques que viven a expensas de las masas.




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    FD: DERRUMBANDO EL MITO DE LOS NOBLES SALVAJES por FERNANDO TRUJILLO

  3. #23
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    Re: Indigenismo peligroso

    Hace una semana tuve el honor de ser invitado a la Universidad Central del Ecuador a dar una conferencia, y en el paseo que me di por la universidad previo a la conferencia me sorprendió mucho la simbología que aún transmitía la universidad, un auditorio llamado “Che Guevara”, un mural dedicado a Fidel Castro, una exposición sobre “las luchas estudiantiles” en la que se justificaba la contra-violencia y elogiaba al MIR… y también un grupo como de una docena de esculturas de guerreros indígenas de distintos países de América Latina que lucharon contra los conquistadores españoles. Esto causó mi extrañeza y puse el tweet que sirve de imagen a este publicación.


    Según he sabido después la inclusión de estas esculturas dentro de la universidad Central son un mero accidente urbanístico, estaban diseñadas para estar originalmente fuera, en la Plaza IndoAmericana y cada embajada de cada país Indoamericano donó una escultura con algún “héroe indígena” representativo de su país (según los criterios de las embajadas), pero luego un cambio urbanístico en la plaza las re-ubicó dentro del recinto de la universidad. Esta explicación, que no estaban diseñadas para estar dentro de la universidad y que siguieron un criterio político no académico, justifica mi extrañeza de verlas ahora dentro de la universidad.


    Bueno, pues desde entonces llevo una semana siendo objeto de reiterados insultos, ataques, menciones y peticiones de que me sancionen, me expulsen del país o llamándome desde racista hasta facha (nunca puede faltar lo de “facha”) muy reiterada e insistentemente.


    Por un lado pues no parece haberse entendido (o no se quiere entender) que mi cuestionamiento es a que ESOS guerreros estén dentro de la universidad, no a que los indígenas o el conocimiento indígena esté dentro de la universidad.

    Yo soy muy seguidor de las teorías de Deirdre McCloskey, y creo que una sociedad obtiene aquello que valora. Y una de las formas de analizar qué se valora en una sociedad es analizando qué honra con los nombres a sus calles, o a quienes honra poniéndolos esculturas en pedestales. De hecho la crítica a las esculturas o nombres de las calles es habitual en muchos países del mundo (significativamente en Madrid estos días, por ejemplo); y especialmente dentro de la universidad (muchas universidades norteamericanas se cuestionan si es correcto tener esculturas o nombres de edificios de esclavistas en sus campus, por ejemplo).

    [A este respecto quiero aclarar que yo no soy partidario de retirar esas estatuas o cambiar esos nombres, no creo que haya que “re-escribir la historia” así, pero sí creo que este debate es pertinente, oportuno y enriquecedor tenerlo, cuanto menos porque muchos aprendemos quienes son muchos de los nombres de muchas calles o de monumentos].


    Pero lo que más me ha sorprendido es que en todos estas críticas (o más bien insultos) que se me han dirigido se ha visto reflejado aún en el 2017 el “mito del buen salvaje” por el cual parece que latinoamerica era una especie de arcadia feliz, con unos indígenas sabios y buenos, amantes de la naturaleza con la que vivían en armonía hasta que llegaron unos brutales conquistadores asesinos saqueadores y crueles que rompieron esa evolución. Más aún me ha sorprendido que muchos de los que me respondían hablaban de “nos vinieron a robar” o “nos conquistaron” o “nos robaron” identificándose tan solo con los indígenas de América Latina pero obviando el hecho de que ellos mismos (como todos en América Latina) son mestizos, por tanto también son descendientes de los conquistadores a quienes denigran e insultan. Amén de ser evidentemente falso me parece bastante lamentable la verdad, pues muestra un auto-odio hacia, al menos, la mitad de su ascendencia y cultura que debe ser duro de sobrellevar para quienes lo padezcan. Además de que hablaban de “nuestra identidad” o “nuestra cultura” refiriéndose a todos esos guerreros, como si fuesen la misma identidad cultural la de El Salvador que la de Ecuador, por poner dos, pero los indios cañaris (aliados de los españoles) o los conquistadores no parecen conformar esa identidad que se hace solo por oposición a su propia mitad.


    Por otro lado me sorprende lo míticos y a-históricos que son los conocimientos que demuestran de lo que eran las culturas primigenias de América Latina. Muchos parecen ignorar que los incas tenían minas explotadas en régimen de semi-esclavitud (la existencia de minas y de la esclavitud refutan el mito romántico de "proto-ecologistas” y “proto-pacifistas”), y que los incas tenían esclavos en abundancia, amén de que el Imperio Inca ha sido uno de los más opresores y crueles de la historia de la humanidad. Que nadie se equivoque, no digo que las crueldades de los incas justifiquen las cometidas por los españoles, pero sí digo que no podemos obviar la historia para construir un relato mítico politizado y usado en la actualidad con fines divisorios e identitarios.

    De hecho es bastante sorprendente pues muchos parecen desconocer que el Imperio Inca conquistó lo que hoy es Ecuador tan sólo 70 años de que llegasen los españoles, y que fue una conquista cruel. Que es lo que en realidad explica por qué unos pocos cientos de españoles pudieron derrotar un imperio con decenas de miles de soldados, y es que en realidad las guerras entre el Imperio Inca y los españoles fueron guerras de sublevación de las tribus sometidas por los incas catalizadas por la aparición de unos pocos cientos de españoles. Amen de que los españoles se beneficiaron de la división que aún había en el Imperio Inca entre los partidarios de un hermano Huascar -los incas del sur, de Cusco- y los partidarios de su hermano Atahualpa -los del norte, lo que hoy es Quito-. De hecho en la batalla contra Rumiñahui lucharon unos 11.000 indios cañaris (originarios de la actual región de Cañar al sur de Ecuador, quienes fueron uno de los aliados más importantes de los españoles) junto a unos 200 soldados españoles contra unos 12.000 incas. Aunque los números no puedan ser muy fiables por las crónicas fíjense en las proporciones: 23.000 indígenas en la batalla frente a 200 españoles, un 0,8% de los participantes.

    Un dato que parecen desconocer casi todos es que de hecho murieron más españoles en las guerras civiles españolas entre los partidarios de Pizarro -y familiares- contra los partidarios de Almagro -y familiares- (Almagro y Pizarro fueron los socios en la empresa de la conquista) que sucedieron a la conquista del imperio inca que en toda la conquista del imperio inca. Creo que esto re-dimensiona el relato de la guerra entre españoles e indígenas como algo mucho más complejo -y por tanto interesante- con muchos más bandos e intereses.

    Por otro lado gran parte de la discusión se ha basado en cuál era el nivel de conocimiento de las culturas indígenas en general y de los guerreros representados en esas esculturas en particular. Que yo haya dicho que eran “analfabetos” parece haber ofendido a muchos, cuando es una mera aplicación de la definición de “analfabeto”, no sabían leer ni escribir, pues en esas culturas no había escritura. Tenían los “quipus” que eran un sistema contable (y de hecho esto es especialmente interesante pues las primeras escrituras en la historia también parecen haber sido apuntes contables, lo que dota a la contabilidad de una sorprendente importancia e interés -especialmente para los sufridos estudiantes de contabilidad ahora-), y que según algunos investigadores podrían haber sido un sistema de proto-escritura, pero eso es algo que 20 años después ni se ha demostrado ni se ha descifrado relato alguno.

    No niego, ni muchísimo menos, que las culturas pre-hispánicas tuvieran conocimientos muy valiosos, por ejemplo en astronomía, agricultura o construcción. Pero no podemos ni sobrevalorar estos conocimientos (de los que debido a la ausencia de escritura propiamente dicha nos ha llegado muy poco); ni menospreciar el avance en civilización y conocimientos que supuso la unión de los dos mundos. Así como supuso un importante impulso para España y para Europa el descubrimiento de América (casi toda la gastronomía europea se sigue basando en sus productos, no en los previos al siglo XVI, como es patata, maiz, tomate…); también supuso un importante impulso para el conocimiento en América la llegada de los españoles.

    Lo que sí niego es que los guerreros representados en esas esculturas que -por mero accidente urbanístico- están ahora en la Universidad Central se les conozca contribución alguna al conocimiento. Se podría homenajear a los sacerdotes incas (quienes conservaban el avanzado conocimiento astrológico); a los “amautas” (los educadores incas) o a los chamanes de las tribus pre-incaicas (quienes conservaban el amplio saber botánico); pero homenajear a los guerreros no creo que represente los mejores valores que se debería querer inculcar en la universidad a las siguientes generaciones.


    Muchos amigos me pregunta por qué sigo insistiendo en hablar de estas esculturas, o por qué he respondido a tantos de quienes me han cuestionado. Bueno, pues porque creo que los símbolos son los que construyen los mitos, y sobre los mitos son sobre los que se construyen las realidades actuales. Y sobre mitos fundacionales frentistas, erróneos y vengadores es imposible construir un futuro póspero o feliz.

    (Básicamente son los mismos mitos acristalados en "La Biblia del idiota" que es como llamaron Montaner, Vargas Llosa y Apuleyo a "Las venas abiertas de América Latina" en el "Manual del perfecto idiota latinoamericano" allá por 1996).

    La verdad me he cansado bastante tras toda esta semana de ser insultado, tachado de racista, “eurocéntrico”, de cuestionamientos a mi capacidad de ser profesor y de peticiones de expulsión de Ecuador. Quiero hacer esta aclaración para dejar en claro mi postura más allá de malas interpretaciones en 140 caracteres; y quiero lamentar que tantos hayan llevado un debate que puede ser muy enriquecedor y que es común y habitual en el resto del mundo: el cuestionamiento sobre a quien homenajeamos o a quien ponemos en pedestales, a un plano personal y de insulto que ha sido tan desgastante y tan disgustante para mí. Por eso insisto y seguiré trabajando en ello: #PorUnaCulturaDelDebateEnEcuador.






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  4. #24
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    Re: Indigenismo peligroso

    Jesús Á. Rojo responde a las amenazas indigenistas: Quieran o no España es la madre de América

    El autor del libro "Los Invencibles de América", Jesús Á. Rojo ha respondido a las amenazas de un grupo indigenista en el programa de televisión "El Gato al Agua".





    https://www.youtube.com/watch?v=5k6tRQaw3w0
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  5. #25
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    Re: Indigenismo peligroso

    Vinieron los españoles y NOS conquistaron. Desde niños aprendemos que somos algo así como los descendientes de los “aztecas”, que vencidos por Hernán Cortés y sus compañeros, padecimos trescientos años de “esclavitud” hasta que en el año de 1810 obtuvimos nuestra libertad. Esta versión de nuestra historia es el principal soporte de una visión artificial, impuesta desde una óptica política ajena a la realidad, que nos señala nuestra obligación de odiar a España y sentirnos eternamente agraviados y perdedores.

    Para empezar, digamos, para horror de nuestras creencias aprendidas mecánicamente en la escuela, que no vinieron los españoles y NOS conquistaron, porque no había ningún NOSOTROS en ese momento. Los actuales mexicanos, en más de un 90 % somos descendientes de indígenas y españoles, y el 10 % restante pertenecen a etnias indígenas que nada tienen que ver con los aztecas. Me refiero por supuesto a los actuales pimas, seris, rarámuri, tzeltales, tzotziles, huicholes, otomíes, etc.

    No existía MEXICO, sino un conjunto de señoríos indígenas, llamados “altépetl” en náhuatl, “ñuu” en mixteco, o bien “batabil” en maya, diferentes entre sí, sin integración ni unidad general y más bien en una lógica de guerra y enfrentamiento constante para imponer su dominio los unos a los otros y obtener tributos. Quien destacaba en su dominación era el altépetl Tenochtitlán, cuna de los mexica (mal llamados “aztecas”, éste término es totalmente artificial, inventado modernamente).

    La dominación mexica era todo, menos simpática. Se imponía por medio de la guerra, y a los vencidos se les exigía la entrega de su riqueza y la aportación de personas destinadas a ser sacrificados en honor de los dioses de Tenochtitlán. Cualquier desobediencia al amo mexica era implacablemente castigada, para que a nadie se le ocurriera volver a desafiar su poderío.

    Los mexicas decían que su dios, Huitzilopochtli, les había prometido el dominio de todo el mundo conocido, a cambio de su fidelidad y constante sacrificio de personas, provenientes por supuesto de las regiones vencidas. Esto los llevó a ser la principal potencia militar de la zona, pero no a ser los chicos más populares del vecindario.

    En 1519, sucedió algo que vino a derrumbar este dominio aparentemente todopoderoso. La llegada de Hernán Cortés y 600 españoles alentó a los altépetl sometidos a luchar por su libertad. Los primeros en aliarse a los españoles fueron los de Zempoala, luego vinieron los de Tlaxcala, de Huejotzingo, Tepexi, Tehuacan, Coxcatlán, Coixtlahuacán, Tamazulapan, Yanhuitlán, Xicochimalco, Zacatlán, Texcoco, etc. La mayoría de los señoríos dominados por los mexica aportaron el ejército INDIGENA que derrotó y destruyó a Tenochtitlán. Al final los mexica se quedaron solos, sin aliados ni amigos, y lucharon heroicamente hasta ser aplastados. Cuando el tlatoani (“orador”) Cuauhtémoc se rindió a Cortés, los mexica que sobrevivieron dejaron de luchar. Apenas tres años habían pasado y el dominio mexica sobre millones de personas se había desvanecido.

    Lo que siguió fue aún más sorprendente. Los españoles y sus aliados indígenas, incluyendo a los vencidos mexica, se dirigieron hacia las lejanas tierras del norte, fundaron nuevas ciudades, se mezclaron entre ellos y sin darse cuenta, dieron origen a una nueva nación, la mexicana, descendiente de indígenas y españoles, y también de africanos y asiáticos llegados en esas fechas, pero fundamentalmente original, dotada de una fuerte identidad. Esta nación fue madurando a través de los siglos hasta convertirse en lo que somos actualmente.

    Bueno, pero ya desde el siglo XVI en Londres, Ámsterdam y las ciudades germanas se decidió que lo políticamente correcto era ser antiespañol y anticatólico. En Estados Unidos este ideario arraigó profundamente en la comunidad política, que a su vez se encargó de “educar” a la clase política mexicana. El encargado de negocios y primer embajador de Estados Unidos en México, Joel R. Poinsett, se encargó de fundar la logia masónica yorkina en donde los primeros políticos mexicanos aprendieron que era indispensable odiar a los antepasados españoles de los mexicanos. De ahí viene nuestro chistoso odio a España, que profesamos siendo mestizos la mayoría, apellidándonos Pérez, López o Gutiérrez, y desde una perspectiva vital enraizada en Occidente desde hace siglos.

    A fin de cuentas, un conocimiento mayor de nuestra historia nos puede ayudar a crecer como nación, reconciliarnos con nuestro pasado y dejar de lado los traumas, las visiones de vencidos y perdedores, y asumir nuestro origen pluricultural, fortaleza y legado de México.



    Agradecemos al autor carlosastudillo@hotmail.com



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  6. #26
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    Re: Indigenismo peligroso

    LA AZTECOMANIA, EL MAYOR DE NUESTROS LASTRES I



    Continuando con el tema central de este blog durante este año, jalonado por la presunta profecía maya del fin del mundo (ahora todavía más en descrédito con el hallazgo de las ruinas de una casa en Guatemala, al parecer residencia de un antiguo matemático y escriba maya en la que, por primera vez en américa, se descubrieron escritos en los muros de una casa particular,--cuya carencia hasta ahora, según señalábamos en el post anterior sobre los Mayas, era señal de la escasa alfabetización de esa sociedad precolombina, cosa que sigue confirmándose, pues se trataba de un personaje de elite que usaba los muros de su habitación de trabajo como pizarrón para apuntar sus cálculos--de la que se desprenden cálculos calendáricos señalando fechas posteriores al 21 de diciembre de 2012, hemos hablado también de los Iroqueses y de la manipulación histórica que recientemente se ha hecho sobre ellos en EUA, para ahora hablar del pueblo que quizá es el ejemplo mayúsculo de manipulación de la Historia y de su existencia, logros y modo de vida, con una finalidad política e ideológica: me refiero a los Aztecas.

    Los Estados americanos sufrimos, en general de un problema de falta de legitimación histórica: no cabe duda que somos producto de la colonización europea: española, británica, portuguesa y francesa principalmente, de los que tomamos la Civilización Occidental con las particularidades propias de cada uno, además, recibimos grandes cantidades de inmigrantes provenientes sobre todo, del resto de los países europeos, aunque el factor africano, debido a la esclavitud y una importante inmigración asiática terminaron por configurar una población heterogénea para todos los países entre Alaska y Tierra del Fuego, en la que los indígenas americanos, finalmente, solo son un factor más, ni dominante (salvo quizá el peculiar caso de Bolivia) ni tampoco imperceptible en la conformación de las poblaciones y de las culturas del continente.

    El fenómeno migratorio, además, no se detuvo tras la finalización de la época colonial, sigue hasta nuestros días, por lo que podemos decir que la población americana no ha terminado su proceso de formación y por ende, las identidades nacionales, como ya en otros posts lo he mencionado, todavía no se constituyen; así, las independencias, que iniciaron con la separación de EUA de la Corona Británica a fines del siglo XVIII y terminaron hasta el siglo XX con Panamá, Canadá o Belice, se hicieron en una etapa temprana, en la que no existía todavía una clara diferenciación con las sociedades metropolitanas, por lo que de inmediato se buscaron justificaciones para la creación de nuevos Estados y sus identidades propias, se inventaron nombres o de plano, como en Estados Unidos, se optó por no tener ni nombre propio ni identidad, sino sustentar su razón de ser en una serie de doctrinas políticas y sistemas de control de la actividad gubernamental ideados por los Racionalistas Británicos y los Iluministas Franceses, creando un experimento más que un país que se convirtió en la Primera Potencia Mundial dada la tendencia europea a destruirse en guerras y al afán experimentador político de los hispanoamericanos; así, sin rival, Estados Unidos creció sin freno aún sin conformar una verdadera Nación, aunque sí un poderoso Estado.

    En el caso de México, desde la adopción del nombre, originalmente de la ciudad que es su capital, y como escudo nacional, el emblema prehispánico de la misma ciudad, hecho a partir de la misma Consumación de la Independencia por Iturbide, en 1821, se marcó el inicio de una tendencia a reducir únicamente al factor indígena la identidad mexicana, pese a que este caudillo y emperador propusiese la unión entre todos los habitantes del país sin importar su raza y la adopción de un sistema monárquico-constitucional evidentemente tomado de Europa. No sería sino hasta después de la Intervención Francesa y el Imperio de Maximiliano que el indigenismo se convertiría en el sustento del inventado nacionalismo mexicano, irónicamente en una época en que los indígenas se vieron marginados, despojados de sus propiedades y marginados a ser peones acasillados y a la pobreza por la aplicación del Liberalismo Económico sin cortapisas, aunque los dos gobernantes más importantes del periodo: Juárez y Porfirio Díaz, eran así mismo indígenas oaxaqueños, el primero Zapoteca y el segundo Mixteca.

    Es entonces cuando se pretende sustentar ese nacionalismo mexicano en el recuerdo del "Imperio Azteca", y es aquí donde empieza la elaboración de mitos y si no falsificaciones de la Historia, sí interpretaciones interesadas de la misma.

    Para empezar, hay que señalar que los "Aztecas" no existieron; existieron los "Mexica"; "Azteca" es una terminología probablemente artificial y muy posterior a la época Precolombina y a la Conquista Española, nacida sobre todo en la Historiografía Anglosajona, quizá porque resulta más fácil de pronunciar para alguien de habla inglesa la palabra "aztec" que "mejíca" o "meshíca", formas en las que se puede pronunciar, y solo encuentra fundamento en el mito sobre el origen que los indígenas habitantes de la ciudad de México-Tenochtitlan contaron a los Españoles: la procedencia de un lugar llamado "Aztlán", esto es "Lugar de Garzas" o "Lugar de Blancura", de donde vendría el gentilicio "Azteca", la única vez anterior a los historiadores anglosajones en que se usa este término se encuentra en las crónicas del Franciscano Juan de Torquemada, quien en su obra "Monarquía Indiana", que como su nombre lo indica, es un ensayo sobre la monarquía imperial mexica, habla de un episodio en el que todo un grupo de indígenas venidos del norte es dividido en varias tribus por un prodigio de Huitzilopochtli, dios de la Guerra y tutelar de los Mexica, a quienes impuso ese nombre, diciéndoles que dejasen de llamarse Azteca, nombre genérico que compartían con otros pueblos con los que compartían su origen nómada provenientes del norte y tomasen el nombre de Mexica, gentilicio que, en realidad, parece provenir de Mexi un tranquilo dios agrícola del maíz en floración y que al parecer fue asimilado al dios guerrero, el "Colibrí Siniestro", deidad de origen totalmente ajeno a Mesoamérica y llegada del norte.

    Sin embargo, hay que tomar con reservas esto, pues Torquemada no escribió su obra sino hasta inicios del siglo XVII, esto es, más de 80 años después de la llegada de los Españoles, y tomando como base a documentos y tradiciones Mexica, quienes fueron los primeros en manipular la Historia en su favor, y así, en esa obra aparecen como los descubridores del fuego y de los lanzadardos, mortífera arma parecida a una ballesta primitiva que usaban los indígenas y cuya utilización, por supuesto, ya se conocía en toda América desde antes de que sus antepasados cruzaran el Estrecho de Behring.




    Y es que los Mexica eran intrusos, tan extranjeros como los Españoles para los pueblos Mesoamericanos; aducían provenir de Aztlán, un lugar situado al norte, de donde se derivan muchas teorías: si aceptamos la traducción del topónimo como "Lugar de Blancura" bien podría hacer referencia a la nieve o a la niebla y no a las garzas, por lo que recientemente ha tenido más extensión la teoría de que Aztlán bien podría estar en Canadá, incluso en Vancouver, pues hay que recordar que Aztlán, como se puede ver en la imagen precedente, sacada de la "Tira de la Peregrinación" que narra el éxodo de los Mexica de su lugar de origen hasta poco antes de la fundación de la Ciudad de México, el mítico lugar era una isla enmedio de un lago o del mar, o bien, si se toma como "Lugar de Garzas", podría ser en la isla de Mexcaltitán en Nayarit, donde se halló una escultura que representa a una garza agarrando a una serpiente con las patas, esta escultura no quiere decir nada, ya que (si no se trata de una falsificación, como puede ser) las aves y las serpientes, o las águilas sobre nopales no son sino motivos iconográficos bastante frecuentes entre los indígenas del ahora centro del país, aunque esta localización es la otra teoría aceptada, la tesis de Vancouver tiene el respaldo en la difusión de las lenguas Yuto-Aztecas, entre las que se encuentra el Náhuatl, hablado por los Mexica y más extendido en Mesoamérica, pero eso tampoco quiere decir nada, o aún los Tolteca-Chichimeca en el siglo VII, según lo plantea en un interesante libro: "El Primer Mestizaje" el historiador Christian Duvergier, todo indica que este idioma era ya la "lingua franca" de la región mucho antes de que llegaran los Mexica, aunque posiblemente ellos pertenecían ya a ese tronco lingüístico, igual que Huicholes, Tarahumaras o Apaches y Comanches además de que la semejanza con las costumbres, danzas y música de pueblos indígenas de la Columbia Británica, la aparente coincidencia de topónimos como Michoacán-Michigan, y la semejanza de Huitzilopochtli con deidades guerreras norteamericanas, pueden ser claves para confirmar un origen puramente norteamericano de los Mexica, como incluso las descripciones físicas de ellos como altos y corpulentos, similares a los "Redskins" gringos y diferentes a los Náhuas y otros pueblos Mesoamericanos, de estatura promedio más baja y constitución más delgada.

    Como sea, los Mexica eran un pueblo bárbaro: "Chichimeca" (quienes viven como perros, en Náhuatl), muy similares a los Pieles Rojas en su versión original, vestidos con trajes de pieles y nómadas, que se dirigieron al sur, probablemente siguiendo a las inmensas manadas de bisontes que en aquella época llegaban hasta lo que hoy es el estado de Hidalgo, y quizá no hablaron la lengua Náhuatl sino hasta que la adoptaron al entrar en Mesoamérica en el siglo XII, donde pronto se hicieron con fama de buenos soldados, participando como mercenarios en la Guerra Civil que puso fin al Imperio Tolteca, pero también de extraordinariamente crueles y violentos, pues si los Mayas o los Tolteca hacían unos cuantos sacrificios humanos al año, los Mexica hacían verdaderas matanzas rituales, por lo que, cuando no eran contratados para combatir en las guerras que sacudieron el hoy Valle de México durante los siglos XIII y XIV eran perseguidos como plaga, finalmente, otros bárbaros nómadas, como los Acolhúas o los Chalca, terminaron por asentarse y fundaron ciudades como Texcoco o Chalco y adoptaron la cultura Náhuatl que venía desde la época de Teotihuacán (contemporánea a Roma) y fueron admitidas por las ciudades-estado (altépetl en Náhuatl que quiere decir: "Agua-Monte" y que significa lo que nosotros entendemos por "Estado") que surgieron del colapso Tolteca, aunque no sin resistencias ni tensiones en su "sistema-internacional" desde inicios del siglo XIII, mientras los Mexica siguieron merodeando, violando, saqueando y sobre todo: matando, hasta 1325, en que después de haber sido derrotados por una coalición de varias ciudades en Chapultepec, encontraron refugio en una isla enmedio del hoy seco y urbanizado Lago de Texcoco, única tierra libre donde fundaron la actual capital de nuestro atormentado país.

    Las cosas cambiarían cuando, tras 1428, los Mexica lograron, de repente, convertirse en la nueva gran potencia mesoamericana, tras haber liderado la alianza que acabó con la supremacía de Atzcapozalco, entonces fue cuando Itzcóatl, Tlatoani o Rey de México-Tenochtitlan asumió el título de Huey-Tlatoani (literalmente "Gran orador") que tenía una connotación imperial o de gobierno sobre el Anáhuac, la "Tierra entre las Aguas" o el mundo conocido para ellos, es decir, América, dicho título había sido usado por Tezozómoc, Rey de Atzcapozalco y artífice de su grandeza, así que ahora los Mexica se presentaban como los herederos de la tradición política en el Altiplano: la idea de un Imperio Universal.

    El artífice de esto fue un personaje llamado Tlacaelel, quizá uno de los genios políticos más interesantes producidos por el Continente Americano, amén de Jefferson, Bolívar y demás de épocas posteriores, hijo del segundo Rey de Tenochtitlan y hermano de Moctezuma I era sumo sacerdote de Coatlicue, y por tanto ostentaba el cargo de "Cihuacóatl" o "Mujer Serpiente", al ser la diosa madre de Huitzilopochtli, la función de su sacerdote debía ser igualmente de protección y guía del gobernante, por lo que llevaba aparejado el papel de Primer Ministro o Jefe del Gobierno y la Administración del Estado, Tlacaelel llegó a tener en sus manos un poder inmenso que se extendió por toda su vida hasta su muerte, en 1481, por encima de los monarcas que ostentaron la corona de oro y jade del imperio.

    Tlacaelel comprendió que la imagen y el terror eran factores importantes para obtener y conservar la hegemonía: poder blando y poder duro, a fin de tener el primero, el Ministro optó por modificar la Historia de su pueblo, así que ordenó quemar todos los libros de Historia y reescribirla, a fin de que apareciera que los Mexica eran elegidos por los dioses para cumplir con una misión, además, aprovechó el que el primer Rey de Tenochtitlan: Acamapichtli, fue hijo de una princesa segundona de Culhuacán y un noble Mexica, de la dinastía real tolteca que conservaba el trono de esa pequeña ciudad-estado, para afirmarse como continuadores de Tula y su ideal imperial, se adoptó la cultura tolteca-teotihuacana plenamente y se trató de borrar la idea de que los Mexica eran extranjeros: los Mexica, al igual que todos los pueblos Náhuatl, provenían de Chicomoztoc, las Siete Cuevas o Siete Ciudades de Oro, situadas al norte, un origen totalmente mítico, para emparentarlos forzosamente con los demás pueblos, borrando las trazas de su pasado nómada, su carácter de mercenarios y su también carácter detestable como bárbaros, diciendo que su éxodo tuvo un objetivo divino qué cumplir: fundar una ciudad sagrada donde se definiría el destino del mundo y sujetarlo todo a los designios del guerrero dios-colibrí, alimentando diariamente al sol con sacrificios sangrientos para evitar su destrucción, igualmente, la leyenda del águila y la serpiente sobre un nopal es pura ficción salida de la maquiavélica mente del hábil político Mexica, que como lo hemos dicho, debió tomar de la iconografía existente: el águila representa al sol que se posa sobre el nopal, cuyo fruto: la tuna, simboliza al corazón humano, y devora a la serpiente para significar que el Sol, nutrido con la vida de los hombres, obtiene fuerzas para luchar contra la oscuridad cada día, en pocas palabras, nuestro escudo nacional es la representación simbólica de que el sacrificio humano permite el amanecer, y que la función del Estado, representado por la piedra en medio del lago, (Altépetl) es sustentar al sol mediante el sacrificio.

    Las crónicas que narraban o mostraban la verdadera cara de los Mexica se conservaron en fragmentos en otros pueblos del Valle, que transmitirían a los Españoles trazas de la verdadera Historia, así, es posible que el nombre de "Mexica" y de México como primer nombre de la ciudad, no haya venido de la Luna ni de Mexi el olvidado dios agrario, sino sea en realidad un mote peyorativo, como lo recoge el documentado Gary Jennings en su novela "Azteca" (buena investigación, novela mala y secuelas pésimas, aunque con datos interesantes, que se pierde mucho, como buen Anglosajón hispanófobo en loqueras eróticas y en leyendas negras anti-españolas y anticristianas) que significase: "Comedores de Hierba" aludiendo a la situación desesperada en que se encontraron tras su derrota en Chapultepec y en un islote miserable. De ello, se procuró que no quedara trazos en los libros de la "Historia Oficial".

    Después siguió el embellecimiento de la ciudad, tal y como puede verse en las ruinas del Templo Mayor, en el centro de la Ciudad de México, el templo original, pequeño y austero fue siendo sustituido y engrandecido en diversas etapas posteriores.



    Aquí tampoco hay que creernos que se trata de un logro puramente Mexica, la ciudad fue construida y embellecida por arquitectos, escultores, pintores e ingenieros de los pueblos antiguos del Valle de México proporcionados por Netzahualcóyotl, el Rey de Texcoco y co-emperador según el sistema planteado por el propio Tlacaélel. Igualmente, el sistema de diques que contuviesen las inundaciones sufridas por la ciudad, y que nunca constituyeron un sistema realmente efectivo para evitarlo, lo que no dejó a los Españoles más remedio que desaguar el lago en el siglo XVII, lo mismo que el acueducto que llevaba agua potable a la ciudad de los manantiales de Chapultepec fue obra de expertos de esos mismos pueblos, y en cuanto a los pretendidos logros calendáricos de los Mexica, estos no hicieron más que adoptar el ya utilizado por todos los Mesoamericanos; los Mexica no innovaron en nada, ni aportaron nada nuevo a lo ya existente, sino que adoptaron y aprovecharon los conocimientos y el desarrollo de las civilizaciones mesoamericanas hasta el momento, a las que depredaron.

    Y sí, las depredaron, pues la otra parte de la política ideada por Tlacaélel consistió en el terror puro y duro: el Imperio, para empezar, no era en realidad un Estado unificado bajo un Gobierno centralizado, como Roma, Persia, el Egipto Faraónico, la China antigua y medieval o hasta los Incas, no, el Imperio se mantuvo, en primer lugar, como una Alianza entre dos ciudades que habían encabezado la rebelión contra el poder de Atzcapozalco que sí amenazaba con ser absorbente y anular totalmente la independencia local de las ciudades-estado obtenida tras la caída de Tula: México-Tenochtitlan y Texcoco, para equilibrar las cosas, se incluyó a Tlacopan, hoy Tacuba, un suburbio de la primera ciudad convertida en megalópolis, donde se colocó como Rey a un noble descontento con el régimen de Maxtla, el tiránico y torpe último Rey de Atzcapozalco, los tres fueron coronados como emperadores o Huey-Tlatoani, sin embargo, los Mexica destacaban en una cosa y era en su excelente organización militar, con lo que su Monarca se reservó el mando supremo de todas las fuerzas militares de la alianza, al culto y pacifista Netzahualcóyotl eso no le interesó mucho, él prefería construir parques públicos, como Chapultepec, e irse a escribir poesías en jeroglíficos a su palacio de veraneo, lo mismo hizo su hijo, Netzahualpilli, y cuando éste murió, los sucesores fueron débiles y entregados a los placeres, con lo que los monarcas Mexicas eran los únicos y verdaderos dueños del cotarro, pues nada tenían que temer de los reyes de Tlacopan, que les debían la creación de su trono y eran meramente decorativos, si en un principio, el reparto de los botines y de los tributos era equitativo entre las tres cabeceras imperiales, para cuando llegaron los Españoles, Tenochtitlan se llevaba la parte del león en la repartición de los ingresos tributarios y las otras cabeceras se llevaban simples limosnas. No en balde, esto motivó que durante el sitio que Cortés impuso a la Ciudad de México, Texcoco rompiera con la Alianza y se pusiera del lado de los Ibéricos.

    Y es que la recaudación de tributos era la única finalidad de las conquistas, Tlacaélel creó un sistema burocrático directamente bajo el control del Cihuacóatl, o sea, él mismo, dedicado al cobro de tributos en especie dependiendo de qué era lo de mayor producción había en tal o cual región, además, el comercio quedaba en manos de los mercaderes Mexica que guiaron las conquistas de acuerdo con sus intereses económicos. Toda sujección al Imperio se limitaba al pago de tributos onerosos y el proporcionar tropas al ejército, por lo demás, los reinos sometidos quedaban independientes al interior, no cambiaban sus gobernantes y ni siquiera había una guarnición permanente. Tlacaélel estaba consciente de la fragilidad del sistema, así que decidió fortalecerlo con un clima de miedo permanente: las guerras floridas y los sacrificios humanos masivos con los prisioneros obtenidos en tales combates ceremoniales contribuían a ese terror, en las guerras reales, el sacrificio de los vencidos y la exhibición de sus cráneos clavados en estacas contribuía a generar miedo, sacrificios masivos como los 20,000 muertos en la consagración de la etapa final del Templo Mayor hacia 1490 seguramente incidieron en mucho al deterioro del sistema que así, se sustentaba en los alfileres del miedo y a formar sociedades de personas permanentemente atemorizadas, acostumbradas al expolio y a la pérdida de sus mejores elementos en los altares. Quizá no se ha tomado en cuenta esto, pero es probable que la mortandad de los mejores exponentes de los pueblos sometidos contribuyera al atraso científico y tecnológico en que encontraron los Europeos a los indígenas de Mesoamérica.

    Y es que el periodo Postclásico, (ss.XI-XVI) dominado por los Mexica fue confundido por los cronistas de la Conquista y los siglos posteriores como el de mayor esplendor indígena, y no fue así, el mayor esplendor ocurrió en el periodo Clasico (ss. I-X d.C.) el Postclásico empezó con gravísimas convulsiones como el colapso Maya, el derrumbe sucesivo de Teotihuacán en el siglo VII y el de Tula en el XII, guerras constantes, sequías y probablemente ciertas epidemias ocasionadas por la anarquía y los movimientos de población: Tenochtitlan palidece ante la verdadera gloria imperial de Teotihuacán, y la influencia y rutas comerciales de ésta ciudad que llegaban hasta la zona de los Grandes Lagos y Costa Rica al menos, la evidencia de más y mayores centros urbanos por todo el continente, la extensión lenta, por la carencia de medios de comunicación más veloces como en Europa (caballos) de innovaciones como la metalurgia o la agricultura del maíz, pero que se daban, demuestran que, a comparación, la época Mexica era una verdadera "Edad de Tinieblas" o de decadencia en la que lentamente empezaba a resurgir la vida cultural, gracias en parte a la muy relativa estabilidad brindada por los Imperios Mexica y Andino de los Incas, pero que estaba todavía muy lejos de lograrse.

    En mucho, esta confusión fue propiciada por los propios Mexica, con la destrucción de los documentos históricos antiguos y su manipulación para aparecer como los fundadores de la civilización, y es que se ha dicho que los Españoles destruyeron las fuentes históricas, pero esto es un mito como la destrucción de la Biblioteca de Alejandría por los Cristianos del siglo V d.C., en realidad destruída por Julio César y el populacho alejandrino en sus luchas de poder con Cleopatra y consumada por otro Romano: Diocleciano y el mismo populacho trescientos años después; también se dio la destrucción de los documentos y fuentes por los propios Indígenas, en especial los Mexica, que quisieron aparentar que con ellos iniciaba una nueva era: el "Quinto Sol".

    En un próximo post hablaré precisamente de la mitificación de los Mexica y su conversión en los "Aztecas" y de ahí, en el "México antiguo".


    _______________________________________

    Fuente:


    EL MUNDO SEGUN YORCH: LA AZTECOMANIA, EL MAYOR DE NUESTROS LASTRES I
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

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    Re: Indigenismo peligroso

    LA AZTECOMANIA, EL PEOR DE NUESTROS LASTRES II



    Como en el post anterior lo decíamos, los Mexica manipularon la Historia a su favor, de forma que pareciera que con ellos, la misma había vuelto a empezar; los Españoles creyeron por tanto, que estaban ante el ejemplo más alto de civilización indígena y se encontraron además que de inicios del siglo XIV para atrás la Historia era fragmentaria, confusa y bastante adornada con leyendas y mitos, por lo que atribuyeron muchos de los avances en ingeniería, urbanismo, medicina, astronomía y artes a los Mexica; por otro lado, castellanizaron el gentilicio, que pasó a ser "Mexicano", pero nunca les llamaron Aztecas. Los Mayas, en esa época, se presentaban como una sociedad colapsada y empobrecida, con ciudades pequeñas y aisladas o comunidades agrarias, reyes, sacerdotes o nobles sin tierras pero con pomposos títulos cuyo reconocimiento o asimilación pidieron a las autoridades hispanas a cambio del bautismo y su colaboración no impresionaron mucho a los Españoles, ni tampoco las armas de cobre y bronce de los Tarascos de Michoacán, y sus rústicas construcciones generaron en los europeos tanta admiración como las construcciones y monumentos de Tenochtitlan, escenográficamente planeada para sorprender y exhibir poder.

    Aún así, quizá lo que le sorprendió más a Cortés y sus hombres fueron los pies de barro de aquel Imperio, y la situación de crispación y tensión a las que habían llegado las cosas en 1519, bastó la aparición de 500 soldados europeos, (pues además de españoles había griegos, portugueses, alemanes, suizos, franceses y un inglés), en las costas para que primero los Totonaca, y después los Estados independientes de Tlaxcala, Matlatzinco y Huexotzinco se unieran a los europeos, junto con multitud de rebeldes a la autoridad Mexica; lo dicho en un post anterior, la Conquista no fue tal, fue una especie de Revolución mediante la cual los indígenas que se encontraban sometidos a la Triple Alianza rechazaron a Moctezuma II como máximo soberano y aceptaron, en su lugar, voluntariamente a Carlos I de España y V de Alemania, que unía a las coronas castellana, aragonesa, navarra y granadina, así como la del Sacro Imperio, la del Cem-Anáhuac, por ello es que el "Penacho de Moctezuma", corona de plumas de Quetzal, oro y turquesas, símbolo del poder imperial del Huey Tlatoani fue a parar a Austria, con su nuevo titular que era el Habsburgo, habida cuenta que, coaccionado o no, atemorizado ante la profecía sobre el regreso de Quetzalcóatl o lo que fuese, Moctezuma II renunciaba a su trono y a los derechos sobre el mismo de sus descendientes y parientes (la sucesión al trono Mexica era electiva, siempre y cuando fuese en la misma familia, descendiente por línea materna de los antiguos reyes de Tula) que a cambio recibían el pleno reconocimiento de sus propiedades, recordando que entre los Mesoamericanos no existía la propiedad privada, excepto en el caso de los nobles, y de títulos de nobleza; los descendientes de Moctezuma II, hasta el día de hoy, forman parte de la más rancia nobleza española, con los títulos de Condes de Moctezuma y Duques de Tula, y han emparentado con la aristocracia española y ramas de diversas casas nobiliarias y aún de la realeza, así, por ejemplo, la Emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III fue lejana descendiente del monarca Mexica, como lo es la actual Duquesa de Alba, que proviene de una hermana de aquella.

    Otra rama de la familia, radica en México y ha mantenido el apellido o bien, ostenta el apellido Barragán de origen Vasco y otros, de las familias nobles españolas con que emparentaron, entre sus representantes más famosos se tiene al que fuera Presidente de México: General Miguel Barragán o al político y filántropo Esteban Moctezuma Barragán o al propio arqueólogo (y difusor de la Historia Oficial) Eduardo Matos Moctezuma.

    He aquí el escudo de armas adoptado por los Moctezuma:



    Como puede verse, los Españoles resultaron bastante incluyentes, en Perú, igualmente, y como puede verse en la misma liga que se ha incluido en esta entrada, la familia de los Inca emparentó ni más ni menos que con la familia de San Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas, y con los famosos Borgia. En el ámbito Anglosajón, en cambio, la famosa Pocahontas, hija del Rey Angolquino Powathan, casó con un maestro de escuela avecindado en Virginia y convertido en cultivador de tabaco, y cuando fue recibida en Londres nadie se tomaba en serio sus títulos y era vista más bien como una curiosidad, el tradicional racismo británico y la austeridad de una tribu que sin duda quedaba catalogada entre los "Chichimeca" por los Mesoamericanos impedía que se le reconociera la realeza de su linaje.


    Cortés prácticamente sujetó todo el territorio del Imperio de la Triple Alianza, el cual no era tampoco muy extenso, como puede verse en el mapa que figura al inicio de la entrada: abarcó únicamente el centro y parte del sureste actual del país hasta la frontera con Guatemala, con islas independientes; la posesión de animales domésticos para el transporte y el combate, como los caballos, la tecnología naval, militar y de medios de comunicación: la mayor alfabetización de los Españoles, simplemente, las carretas, el desarrollo de estrategias y la forma de ser más práctica de los europeos les dio una ventaja enorme, como también la viruela, el cólera y otras enfermedades desconocidas en América debido a que las mismas vienen aparejadas con los animales domésticos, de los que carecían los indígenas, todo eso hizo muy rápida la conquista. Los Españoles y sus aliados, principalmente los Tlaxcaltecas dominaron en unos cuantos años lo que a los Mexica les había tomado un siglo.Esa región fue llamada "Reino de México", quizá por simple continuación del término náhuatl para referirse a los dominios Mexica, que recibían el nombre de "Mexicayáotl" (Vencidos por los Mexica); las conquistas realizadas por los demás y psoteriores expedicionarios ibéricos, como Nuño de Guzmán, los Oñate, Montejo, Olid y demás, recibieron denominaciones diferentes, y en cada uno se fundaron reinos nuevos, siguiendo el modelo de la conformación de la España recientemente unificada: Nueva Galicia, Nueva Vizcaya, Nuevo Reino de León, Capitanía general del Yucatán, Capitanía General de Guatemala, Nuevo Santander, etc., continuando esta expansión hasta ya bien entrado el siglo XVIII, en modo alguno el nombre de "México" se había generalizado a todo el territorio y tampoco la concepción de los Mexica como antepasados o como núcleo central del mestizaje con los Europeos.

    Y es que debemos tener algo en claro: la mayoría de los Mexicanos no descendemos de los Mexica, éstos, al momento de la Conquista habitaban en la Ciudad de México y algunas otras poblaciones al interior del Imperio en un débil intento de establecer colonias al interior iniciado con Ahuizotl a fines del siglo XV, como Malinalco, hoy en el Estado de México, Ixcateópan en el actual Estado de Hidalgo, algunas guarniciones fronterizas cerca de Michoacán y algunos otros, además, hay que tomar en cuenta que en la propia México-Tenochtitlan habitaba un buen número de no-mexicas, principalmente artesanos y especialistas en aquellas actividades que los Mexica, suplantadores de la identidad mesoamericana, semibárbaros y militaristas, no dominaban; había así, muchos habitantes de origen Tolteca, provenientes de las ciudades que rodeaban a los lagos de Texcoco, Zapotecas y Mixtecas de Oaxaca dedicados a la orfebrería y arte plumario, Mayas, que recibían el nombre de Nonoalcas, dedicados al labrado de jade y otras artes, y Otomíes que desempeñaban los oficios más humildes.

    Así que, de una población estimada que en aquel entonces tenía la Ciudad de México de 300,000 personas, podríamos decir que unos 50,000 no eran Mexica, lo que nos deja 250,000, a estos, sumando aquellos que no vivían en la capital, podríamos estimar que había quizá unos 350,000 Mexica en toda Mesoamérica para 1519, de los que morirían, a causa de la guerra y las epidemias, unos 200,000... ¿De veras descenderemos todos los Mexicanos todos de ese puñado de 150,000 antepasados? ¿Porqué se plantea que el "Imperio Azteca" es el precursor de México, país que abarca zonas sobre las que los Mexica nunca ejercieron poder o presencia alguna, como Sonora, Chihuahua, Jalisco, Sinaloa, Nuevo León, Coahuila o incluso Michoacán?

    La realidad es mucho más amplia que lo que nos muestra la Historia Oficial, y como siempre, lo contrario a ella.

    Así, debemos tomar en cuenta que la llamada Conquista no se debió únicamente a la acción militar y colonizadora de España, también tuvo un papel fundamental la llamada República de Tlaxcala, que, al momento de la llegada de Cortés era, probablemente, la sociedad americana indígena más avanzada de todas: dotada de un gobierno aristocrático que recordaba a las aristocracias griegas, con un consejo de Gobierno y un Senado que tomaban las decisiones que afectaban a los cuatro pequeños Altepetl federados que la conformaban, la gente de los cuatro señoríos pagaban tributos, o más que tributos: impuestos a ese gobierno nacional y servían en el ejército. La sociedad tlaxcalteca, además, era pluriétnica y muy antigua, pues la conformaban Olmeca-Xicalancas, Náhuas, Otomíes y la elite que había llegado en el siglo XIV y desplazó al gobierno sacerdotal de la primera etnia mencionada, vigente desde antes de Cristo, para establecer el sistema republicano a mediados de ese siglo como protección contra los designios hegemónicos de Azcapozalco primero, y de los Mexica después, estaba conformada por bárbaros Chichimeca, llegados del norte y adoradores del dios Camaxtil, deidad de la caza y de evidentísima inspiración "piel-roja" como el Huitzilopochtli mexica, sin que unos dominaran sobre otros, sino que existió mezcla racial y promoción del mérito más que en ninguna otra sociedad mesoamericana, además de que el constante hostigamiento de los Mexica, que les hizo vivir en perpetuo estado de sitio y amurallar sus fronteras, hizo que naciera en ellos un sentimiento extraño y que no tuvo réplica en ningún otro caso en América y que es el patriotismo: el episodio del General tlaxcalteca Tlahuicole, apresado en 1504 por los Mexica y al que Moctezuma II le ofreció el mando de sus tropas contra su propio pueblo, y que fue rechazado, prefiriendo morir sacrificado a atacar a sus paisanos estaba reciente en la memoria de los Tlaxcaltecas e inspiró como nunca los deseos de resistencia y de venganza contra la monarquía de Tenochtitlan, amenazante y tiránica.

    Pero no solamente los Tlaxcaltecas participaron en la toma de la Ciudad de México por Hernán Cortés el 13 de agosto de 1521: la República obtuvo autonomía interna y se sometió, mediante un tratado, a un régimen de protectorado respecto al Imperio Español, en ella, el Cristianismo no se impuso desde la ventaja de la posición del vencedor hacia el vencido, sino fue predicado, eso sí, con libertades otorgadas por los gobernantes, por los Misioneros ante la hostilidad de muchos de los habitantes y de las autoridades locales, sin que las tropas ibéricas interviniesen en auxilio de los conversos, que muchas veces fueron eliminados con total impunidad, como ocurrió en el caso de los "Niños Mártires de Tlaxcala", ejecutados por órdenes del sacerdocio de Camaxtli, sin embargo, la cristianización se consumó y los Tlaxcaltecas continuaron marchando, no solamente con sus tropas, al lado de los Españoles en la conquista y colonización del Occidente y Norte de lo que hoy es México, sino como colonos de pleno derecho.

    Así, solicitados por los primeros Virreyes, familias tlaxcaltecas participaron en la fundación de diversas ciudades: San Luis Potosí, Querétaro, Saltillo, Chihuahua, Zacatecas, etc., e incluso más lejos: acompañaron las expediciones ibéricas hacia Florida, Nuevo México y California; occidentalizados y muy numerosos, pues su territorio estaba densamente poblado, además de que las epidemias y muertes de civiles les afectaron en menor número que a los Mexica, fueron los Tlaxcalteca la verdadera base del mestizaje con los Españoles y con otros grupos indígenas, cumpliendo con una verdadera misión civilizadora.

    Pero no solo eso, como parte del mestizaje entraron las etnias que habitaban en las diferentes zonas de lo que hoy es México, tal variedad de raíz indígena llevó a las particularidades regionales y la formación de diferentes folklores locales.En el norte, habitado por etnias nómadas y dispersas, el mestizaje con los indígenas fue menor o nulo, pero también se dio un mestizaje entre los europeos que llegaron al Virreinato de la Nueva España, los esclavos negros africanos y los inmigrantes asiáticos que también arribaron a estas tierras.

    Porque si en un principio la Casa de Contratación de Sevilla restringió la migración a América a únicamente Castellanos, después la abrió a los demás reinos españoles: zarpando hacia Veracruz Vascos, Catalanes, Aragoneses o Navarros, para después abrirse aún más, y pese a la teórica restricción, llegaron Judíos conversos que fundarían Monterrey, llegaron Irlandeses e Ingleses Católicos que huían de las persecuciones de la Inglaterra Isabelina, Flamencos, Alemanes y Holandeses de la misma confesión desplazados por las Guerras de Religión, Portugueses tras la anexión de ese país por Felipe II, Italianos e incluso Franceses. En vano será tratar de encontrar ritmos o sonidos indígenas en el Mariachi, que además de ser una música tardíamente inventada, no es sino la suma de sonidos y ritmos europeos: sevillanos y flamencos de España, así como franceses de quienes recibió el nombre, con instrumentos netamente europeos; la música norteña, hoy tan popular y vulgarizada por la "cultura del Narco" hunde sus raíces en las polkas de los colonos alemanes que trajeron consigo el acordeón y la tambora. La marimba chiapaneca es africana y nada tiene que ver con los Mayas, mientras que la hoy denigrada y comercializada banda sinaloense en su versión original no es, en esencia, muy diferente de las bandas musicales de los pueblos vascos o italianos, mientras que la cerámica de talavera poblana es tanto de inspiración española como receptora de la influencia de artesanos chinos llegados en el siglo XVII.

    Pero sin embargo, nada de esto fue aceptado: no, desde la época de Porfirio Díaz se empezó a tejer el mito: los Mexica, renombrados "Aztecas", para incluir en el nombre a todos los pueblos antiguos del actual centro del país aparecieron como los fundadores de la Nación Mexicana, ya erróneamente, Iturbide incluyó en el Acta de Independencia que "la Nación Mexicana" "reasumía su soberanía" o "hacía uso de su voz silenciada trescientos años", todo ello porqué: porque se buscaba, en cierta forma, crear una conciencia de ruptura con España y de orgullo de un pasado imperial para justificar el presente que se pretendía igualmente glorioso y sobre el cual justificar y sustentar la Independencia, no en balde, los Italianos, en las décadas de 1850 a 1870 hablarían de su proceso de unificación e independencia también en términos de apelar a su descendencia respecto a una civilización antigua, en este caso: Roma, hablando del Risorgimento o "Resurgimiento", aunque se olvidaron de los Griegos del sur de la península, de los Etruscos, Samnitas, Sabinos y otros pueblos itálicos, además del mestizaje entre estos con los Romanos y de estos con los pueblos germánicos: Lombardos y Ostrogodos principalmente, de los que surgiría el actual pueblo italiano.

    Con el Porfiriato se pretendió algo similar, y todo lo prehispánico se denominó "Azteca", hasta las pirámides de Teotihuacán, edificadas mil trescientos años antes de que se fundara Tenochtitlan eran aztecas, lo mismo que la mayoría de las ruinas que se encontraban en el centro del país, justificándose en el uso del término como un genérico que se oponía a los Mayas del sureste, además de la hostilidad contra estos, que vivían en constante rebelión desde fines del siglo XVIII en la intermitente "Guerra de Castas" y contra los pueblos del Norte, como los Yaquis, también hostiles al régimen Liberal que les despojó de tierras; así, éste régimen, encabezado primero por un Zapoteca y después por un Mixteca, era la nueva encarnación del realmente inexistente "ideal Azteca" de unidad y centralización contra el decadente caos Maya y el salvajismo de los indios bárbaros del Norte, igualmente, se empezaron a exagerar los presuntos logros matemáticos y astronómicos de los los Mexica y la organización de su Imperio en la que se prefiguraba el Estado Mexicano, o es más, era ya el Estado Mexicano, cuyo desarrollo fue interrumpido por la invasión española. Incluso se pretendió un resurgimiento arquitectónico y escultórico de los estilos indígenas entremezclados y "modernizados" aunque realmente no tuvo éxito (afortunadamente) por la gran influencia europea que, por contraste, se recibió durante el Porfiriato. Al mismo tiempo, se levantaron monumentos a emperadores Mexica como Cuauhtémoc, a quien se le colmó de elogios y a quien se puso en el lugar de honor con letras de oro, en sustitución del proscrito Iturbide como fundador de la nacionalidad Mexicana, cosa por demás absurda, pues si bien la resistencia de este joven monarca fue heroica contra los Españoles y sus aliados indígenas: Tlaxcaltecas y rebeldes contra su autoridad y que ahora consideraban al lejano Carlos V su nuevo Huey-Tlatoani, representado por Cortés, no fue vista por estos sino como la lucha de un tirano por mantener vivo un sistema del que ya estaban hartos; Cortés, más que un conquistador y opresor era un revolucionario y un libertador, Cuauhtémoc, por el contrario, representaba la opresión y la más cruel tiranía.

    Tras la Revolución, el mito no hizo más que fortalecerse, ahora desde una óptica dizque marxista: México surgía y se estructuraba en una eterna y maniquea lucha entre un pueblo oprimido y sus opresores, aunque, curiosamente, entre estos últimos no estaban incluidos los Mexica, por el contrario, los "Aztecas" eran los buenos del cuento, dueños de una civilización esplendorosa y de construcciones majestuosas, de un orden social justo en el que imperaban los ideales socialistas y de solidaridad, en que todo se compartía y se vivía en forma armónica con la Naturaleza, se llegó a negar la práctica de los sacrificios humanos o del canibalismo ritual, aduciendo que eran una leyenda negra inventada por los Españoles para Justificar la Conquista y la Evangelización, o bien, se les justificaba con el relativismo más ramplón: es que el valor de la vida humana es un criterio Occidental (sin embargo, dudo mucho que los justificadores ofreciesen su vida como muestra de respeto al criterio indígena).

    Igualmente, se exageraron aún más los logros de la civilización "Azteca" por ende, de todos los indígenas: resultaba que estaban más avanzados en Medicina, Astronomía, Ingeniería, Arquitectura, técnicas agrícolas y otras ramas más de la Ciencia y la Tecnología, aunque no se daba explicación alguna para la utilización de armas e instrumentos de piedra en el siglo XVI, época en la que Europa y por supuesto, España, se veían inundadas de innovaciones, desde la pólvora hasta la navegación oceánica, las teorías de Copérnico, las matemáticas de Tartaglia, las invenciones de Leonardo y las nuevas técnicas pictóricas y escultóricas de italianos y flamencos, muy superiores, objetivamente hablando, a las nativas. Esto fue aprovechado por los pseudocientíficos qeu se aprovecharon de la carencia de fuentes escritas para incluso enlazar a los indígenas con contactos extraterrestres y conocimientos ocultos al vulgar y torpe hombre Occidental.

    Basta ver los murales de Diego Rivera, hechos por encargo de José Vasconcelos, Secretario de Educación de los gobiernos posrrevolucionarios para darse cuenta de esto: los Azteca vivían enmedio de un edén, gozando del esplendor y de la gloria bajo un cielo luminoso:



    El contraste con la Conquista y colonización española es patético, pues muestra que se inicia la opresión del "pueblo mexicano" por el extranjero, con la escalvitud impuesta por los Españoles, olvidando que el sistema de la Encomienda no era igual a la esclavitud, y que gracias a los buenos oficios del ídolo de las Izquierdas Fray Bartolomé de las Casas se trajeron enormes contingentes de africanos para el trabajo esclavo, pues él no tenía nada en contra del genocidio del "Continente Negro" (y sin embargo, los hispánicos no eran nada racistas y si hoy en día en México no hay una gran presencia de negros es porque se mezclaron con el resto de las razas residentes en el territorio) y empieza una serie de luchas para liberarse: de los Españoles, de la Iglesia, de los Hacendados, de los ricos... todo según la dialéctica marxista, muy a tono con el lenguaje maniqueo de la Historia Oficial: los buenos contra los malos



    Cabe señalar que el propio Rivera era de ascendencia española y nació y creció en la muy hispanizada ciudad de Guanajuato y casó con Frida Khalo, hija de inmigrantes húngaros llegados a México a fines del siglo XIX; (el nombre de Frida no es nada representativo de México, es un nombre de origen germánico "Freeda" común en Europa Central) en ellos operó el discurso oficial: identificarse con los Aztecas y sentirse su descendiente a pesar de no serlo, y no fueron los únicos, ha habido quien, pese a sentirse muy rebelde, no ha hecho más que difundir el discurso oficial cocinado en el Gobierno, como el caricaturista Eduardo del Río, "Rius":


    Rius no tiene nada de indígena: es rubio y de ojos claros, pero es Marxista (igual que lo era Rivera, quien en sus últimos años, sin embargo, abjuró del Comunismo y se volcó a un acendrado Catolicismo, muriendo con todos los sacramentos y reconciliado con la Iglesia), así que es un convencido del discurso de oprimido Vs. opresor, ateo y anticristiano, no duda en calificar a España como "lo peor de Europa" con lo que solo muestra una enorme ignorancia con respecto al país europeo que fue en sí mismo un crisol de culturas: desde Fenicios, Griegos, Romanos, Judíos, Musulmanes y Germanos, todos dejaron su impronta en un país con una cultura y un arte muy superiores a las Británicas, por ejemplo, y además, Rius repite lo típico y lo absurdo: la grandeza y los avances insuperables de los Aztecas y la pretendida inferioridad de la Civilización Occidental, lamentando una y otra vez, el mantra estúpido de que "NOS conquistaron los Españoles".

    Porque, lo que se celebra de los Mexica, o de los Mayas, o de Teotihuacan o de los Toltecas no es su carácter imperial, sus conquistas y la grandeza de sus obras artísticas o edificios, sino su carácter de vencidos, de derrotados, arrancando de ahí nuestro gusto por sentirnos vencidos, débiles y fracasados, por sentirnos conquistados, cuando en realidad, la conquista no lo fue, y en el caso de los descendientes de europeos resulta más injustificado el sentirse así, cuando resultan descender los que llegaron a estas tierras

    El discurso oficial con su maniqueísmo ha impedido el sentirnos unidos como pueblo sin importar lo diverso de nuestro origen, nos ha impedido reconciliarnos internamente y evitar el identificarnos también, como Occidentales, y por tanto, con un papel por cumplir en el mundo. Ha impedido, también, la integración de los Indígenas, a los que se les mantiene en sus costumbres, creencias y prácticas aunque las mismas resulten perpetuadoras de pobreza y atraso, como lo que comentaba hace poco el columnista Luis González de Alba (con quien por lo general no concuerdo en su denostación del fenómeno religioso) respecto al rechazo de que una minera opere en territorio Huichol para no perturbar sus sitios sagrados, por el temor de que, si el indígena progresa, dejará de ser indígena, y esto no es por una perversa intención de mantenerlo hundido por maldad pura, sino porque se teme que si nos quedamos sin indígenas, y estos pasan, como los Tlaxcaltecas a integrarse y a mezclarse con el resto, para transformarse en Occidentales, nos quedaremos sin esa identidad ficticia que nos ha sido inventada por 200 años de cuentos de hadas y que nos ha imaginado el cine de la época de Oro, en la que era muy extraño ver a un México de charritos que nunca existió, criollos todos ellos, enorgullecerse de sus "antepasados" indígenas.

    La identidad mexicana, como la norteamericana, la argentina, la canadiense o la salvadoreña, está todavía en proceso de construcción; como en ningún lado, América es, como dijo Juan Pablo II, el continente de la esperanza, a pesar de todo, del que puede surgir, y surgirá, un pueblo nuevo, resultado de la fusión de toda la humanidad que tiene representantes en él. Debemos dejarnos de atavismos en el pasado, y sí, tomar en cuenta que los indígenas son parte de nuestra herencia Americana, pero verla en su justa dimensión: a pesar de muchos logros materiales, no dejaron de ser pueblos anclados en el Neolítico y con un sistema religioso y social violento y cruel como ningún otro, entender que los Mexica fueron un pueblo que no fue capaz de vertebrar un esquema político exitoso; si los Españoles no hubieran llegado en 1519, para 1530 probablemente tampoco hubiera existido ya un Imperio de la triple Alianza y Tenochtitlan habría sido arrasada y quemada, y jamás habría sobrevivido para convertirse en el monstruo de ciudad que es hoy, y probablemente veríamos una isla en medio de un lago que sería sede de una zona arqueológica: Cortés solo aprovechó el hartazgo y la tensión existente contra los Mexica, un pueblo intruso, tiránico y en mucho mediocre, que usurpó una cultura y una identidad que no era la suya.

    Debemos entender, y enorgullecernos, de que somos los receptores de la herencia cultural de todo el mundo, y que el destino de América es ser un crisol a través del Mestizaje, entre hispánicos, anglosajones, francófonos, africanos, portugueses, asiáticos, etc. y enfocarnos al futuro, ser más cosmopolitas y menos encerrados y recordando con nostalgia un pasado precolombino idílico y glorioso que nunca existió. hasta que rompamos con el pasado, hasta que conozcamos la verdad, nos desarrollaremos.

    Porque parafraseando a Cristo: "La verdad nos hará libres".
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    Por cierto: A los Tlaxcaltecas la Historia y el Discurso Oficial los ha tratado con el pie, aparte de endilgarles el tilde de "traidores", imposible, pues ellos eran una nación independiente y ajena a los Mexica, que buscaron en los Españoles una opción para defenderse de las ansias imperialistas de aquellos, su sistema de Gobierno se mantuvo vigente hasta 1824 en que se les convirtió en un estado más de la Federación Mexicana y no ha sido de los más prósperos, cuando, durante el Virreinato, gozó de un alto nivel de vida, un sistema económico propio y continuó siendo incluyente, pues los Españoles y Europeos eran bienvenidos si querían residir en el territorio, para 1821, los titulares de los Señoríos eran mestizos al igual que la mayoría de las familias nobles que ostentaban sus apellidos indígenas con orgullo, como los Xicoténcatl.

    Hoy, tristemente, Tlaxcala, al igual que los otros estados del país es víctima de la descomposición y corrupción de la clase política mexicana, no solo nadie ha reconocido la importante labor de los Tlaxcaltecas como difusores de civilización y verdadera fuente original del mestizaje mexicano, sino ahora, ante la pobreza y la impunidad, Tlaxcala es la sede de la trata de blancas en nuestro país... triste destino para un foco difusor de cultura y de encuentro de civilizaciones, verdadero punto de origen de nuestra mexicanidad.


    _______________________________________

    Fuente:


    EL MUNDO SEGUN YORCH: LA AZTECOMANIA, EL PEOR DE NUESTROS LASTRES II
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

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    Re: Indigenismo peligroso

    El artículo tiene sus bemoles (teniendo en cuenta que se nota el ateísmo de su autor) pero vale la pena darle una leída.



    Del indigenismo

    1 junio, 1999

    Por Luis González de Alba


    “Si hoy podemos trabajar menos horas para comer, y emplear más tiempo en el desarrollo propio, es porque podemos entregar nuestro trabajo elaborado en una computadora provista de un programa eficaz. Son muchas las ciencias que confluyen para ese resultado. Ninguna fue creada por alguna cultura india. Esa es hoy su gran contradicción: que desean los bienes, pero ignoran cómo se producen”.


    El mundo es de los eufemismos

    Todo es falso en el indigenismo. Todo. Hasta el nombre. Somos indígenas mexicanos todos los nacidos en este país, independientemente de que tengamos bigote y barba abundante o no, manos grandes o chicas; ojos rasgados hacia arriba, como pintados por Diego Rivera, o rectos y hasta caídos hacia abajo; pómulos anchos y asiáticos, o convexos, corte de cara largo o redondo, piel morena o clara, ojos cafés o azules, pelo negro o rubio. Se es indígena de Francia por nacer allá. Umberto Eco es indígena de Italia, Aznar es indígena de España y Carlos Tello es indígena de México.

    Quienes dicen “indígena” quieren suavizar el término “indio”, pues esa expresión ya causa inquietud en el mundo de eufemismos en que vivimos. De pronto desaparecieron los coches usados, ya sólo se anuncian “autos seminuevos”; no hay ciegos, sino invidentes; no existen los cojos, los mancos ni mucho menos los inválidos: se volvieron primero discapacitados y finalmente minusválidos; los negros son “personas de color”, como si no tuviera todo el mundo algún color: los abortos son “interrupciones del embarazo”, y por supuesto los indios se volvieron “indígenas”, tomando en exclusiva una definición que pertenece a todo nativo de un lugar.


    Las dos caras del indigenismo

    El indigenismo, definido como esa convicción de que el indio nos necesita a los no indios, de que un Bartolomé de las Casas palpita en nuestros corazones redentoristas, tiene dos caras que no por contradictorias van menos juntas.

    Por una parte se exalta todo lo indio: nos dice que ya quisiéramos para nosotros la cercanía india con la naturaleza, su medicina sin efectos secundarios y procedente de la madre tierra, su alimentación alta en fibra, sus métodos de cultivo respetuosos porque no emplean maquinaria agresiva ni agentes químicos (y la quema y roza con la que acaban la selva se justifica porque son pobres). Ya quisiéramos hasta su magnífica democracia: directa y de mano levantada en asamblea comunitaria, todos frente a todos. Pero luego, por otra parte, nos dicen que “hemos abandonado a nuestros indios” porque carecen de todo aquello que a nosotros nos separa de la naturaleza: piso de cemento, buenas cosechas gracias a los fertilizantes e insecticidas químicos, grandes hospitales donde se aplican medicamentos artificiales, además de procedimientos invasivos tan ajenos a los usos y costumbres de la medicina india. Los admiradores de la vida india se recetan, para ellos, una vida muy distinta a esa dorada cercanía india con la naturaleza (con excepción de las camisas bordadas que sí usan y tan barato pagan): una medicina agresiva, alimentos altos en colesterol; grasas perjudiciales como la mantequilla, la crema y las mayonesas; autos contaminantes, y una democracia que sea todo menos directa, donde esté asegurado el anonimato del votante y argumentamos que es la única manera en que nosotros podemos ejercer el voto sin presiones, lo cual, claro está, no vale para los indios porque ellos deben seguir sus “usos y costumbres”. Imaginemos los gritos del PRD y su prensa satélite si un sindicato priista exigiera a sus miembros votar en asamblea por voto abierto. Sólo cuando se trata de indios pensamos que votar frente al cacique (y en su contra) se llama “democracia directa”, y que es buena costumbre porque es india y sigue los “usos y costumbres” indios. Ah, los eternos eufemismos y los círculos viciosos del pensamiento


    Darwin en la selva

    Las culturas son organizaciones vivas. Nacen, crecen, florecen y mueren. En ese lapso compiten entre sí por sobrevivir. Unas triunfan porque son mejores. Las inferiores perecen. O mejor dicho, a la inversa: llamamos mejores a las que triunfan e inferiores a las que perecen. El Viejo Mundo produjo grandes culturas mucho antes que el continente americano. Este es un hecho que sólo puede negar el relativista acérrimo, una forma á la mode de fundamentalismo que extiende las nociones democráticas de la igualdad entre los individuos, a la igualdad entre las culturas. Quien crea que los hotentotes de la selva africana o los yanomamo (gulp) de la selva amazónica nada tienen que pedirle al refinamiento chino, a los interiores árabes, al pensamiento hindú, debe detener aquí mismo su lectura: ante el absurdo y el ridículo no hay argumentos posibles. Sigamos con quienes prefieran la pirámide de Keops a la choza de vara y lodo.

    China, India, Egipto y Mesopotamia florecieron miles de años antes de nuestra era, cuando el occidente de Europa vivía en cuevas, el norte estaba apenas habitado y América no tenía nada importante, como demuestra la arqueología. Es difícil explicar estas grandes diferencias entre aquel mundo y éste. Siempre que se intenta se cae en alguna forma de reduccionismo. El hecho es que razas tan diversas como las que produjeron esas grandes culturas dieron a sus pueblos un alto nivel de vida. Mismo que no alcanzaron otros pueblos. La muralla china, las tres pirámides mayores, Babilonia y Nínive, no tienen equivalente americano por mucho entusiasmo que uno invierta en la excursión a Chichén Itzá.

    A riesgo de caer en el reduccionismo ya señalado, busquemos las mayores diferencias entre el Viejo Mundo (Asia, norte de Africa, este del Mediterráneo) y América. Hay tres: el río, el caballo y el mar. Esto es; ríos navegables, caballo para transporte y mar igualmente navegable, como es el Mediterráneo con sus numerosas islas para ayudar a las más largas travesías, y su reducida anchura que hace también un oleaje sin riesgo para las pequeñas embarcaciones de los pueblos antiguos. Caballos y barcos llevaron las ideas, las invenciones y los productos entre naciones tan distantes como, en América, los imperios inca y azteca. Pero aquí apenas si pudieron unos saber de los otros: todos los ríos se cruzan espumosos y rugientes al fondo de barrancas profundas; el océano Pacífico, sin islas entre las costas de los actuales Perú y México, levanta olas de varios metros. Los pueblos americanos nunca construyeron barcos porque no había donde navegar con ellos. Por lo mismo no descubrieron Europa. Claro, está la enorme excepción del Mississipi. Ignoro en absoluto por qué no surgieron grandes culturas a lo largo de sus riberas, de clima tan similar al benigno del sur europeo y aguas tan navegables para sostener un intenso comercio de bienes y de ideas. Algo así como un equivalente del variado mundo mediterráneo. No encuentro explicación.

    Y en cuanto a los caballos, sí los hubo en América. Los restos fósiles comprueban la existencia de un caballo americano. Pero si los chinos inventaron la costumbre de montarlos, domesticarlos y emplearlos como medio de transporte, los americanos se los comieron. Lo cual no es prueba de nada, es un hecho. Como es otro hecho que los chinos, tras inventar la pólvora, la emplearon para hacer bellos fuegos de artificio. Los europeos tuvieron la ocurrencia de meterla en un tubo de hierro para impulsar una bala y así cambiaron el mundo, incluida China, con una invención china.


    La ciencia

    Si la aridez cultural del verde, pródigo y suave Mississipi es prueba contra el reduccionismo geográfico intentado apenas líneas arriba, hay otro elemento para explicar la espectacular caída del mundo indio ante el embate europeo. Fue un solo aspecto del pensamiento surgido en el Viejo Mundo lo que dio a los europeos esa inmensa ventaja desplegada sobre los pueblos americanos (y los de otros continentes): la atrabiliaria idea de querer explicar la naturaleza sin recurrir a dioses y espíritus cuya voluntad produce los fenómenos naturales, sino buscar en leyes naturales la explicación de los fenómenos naturales. Esa absurda idea nació en la zona de confluencia de todas las grandes culturas del Viejo Mundo: en la costa egea de Asia Menor. Así fue como, 300 años antes de nuestra era, Eratóstenes midió la circunferencia de nuestro planeta sin otro equipo que dos varas clavadas en ciudades distantes, la medición de la sombra proyectada en Alejandría y en Siena, del Alto Egipto y, lo más importante, el equipo intelectual de la geometría de Euclides. Este es uno de los más bellos momentos del pensamiento humano y no existe nada comparable en América. No porque haya sido habitada por pueblos más tontos, sino porque nunca abandonaron las explicaciones religiosas.

    De igual forma, las más altas culturas americanas, como olmecas o mayas, produjeron un arte que rivaliza en los relieves, esculturas y pinturas con lo mejor del Viejo Mundo. Pero a su arquitectura le faltó una invención definitiva: el arco. Es definitiva porque la acumulación rectilínea de arcos da la bóveda, y su giro de 180° resulta en una cúpula. Y éstos, bóveda y cúpula, son los medios para crear grandes interiores con los mismos materiales de construcción antiguos: piedra y argamasa. Los egipcios y babilonios produjeron interiores pobres, plagados de columnas, porque cubrían sus edificaciones con las piedras más grandes que podían cortar y las sostenían con las columnas necesarias. Es el sistema elemental de cuerpos verticales que sostienen cuerpos horizontales. El poste-y-dintel. El más sencillo es el de una puerta: dos cuerpos verticales (postes) que sostienen un cuerpo horizontal, o dintel. El límite de ese sistema se alcanza pronto y está dado por las piedras más largas que se puedan cortar para con ellas cubrir un área plana. El resultado era un bosque de columnas llenando el interior. Dos mil años después, una joven cultura, la griega, siguió esos mismos métodos constructivos con idénticos resultados: la gran belleza y armonía de sus exteriores iba aparejada a un decepcionante interior.

    Con todo, consiguieron algo que los mayas, mil años después, no vislumbraron: un sistema que permitió separar más las columnas al dar una mayor superficie de sustentación al entablamento (o piedras horizontales que soportan la techumbre) por medio de un capitel aumentado de un ábaco: una piedra inicialmente recta y sin adornos que, sobre el capitel, proporciona un apoyo extra a la largura del dintel. La continuación de esa idea dio el arco, el alineamiento de arcos sucesivos dio la bóveda y ésta la posibilidad de crear amplias naves sin columnas internas: bóveda sostenida en muros. Quien haya estado en el Panteón, el templo para todos los dioses (pan-theon) construido por Agripa en el año 27 antes de Cristo, ha visto el resultado de girar el arco: un recinto cubierto por una cúpula de 43 metros de diámetro y 22 metros de alto.

    Mil quinientos años después, los interiores aztecas no podían ni soñar con esas dimensiones. Y sus pirámides, construidas 4,500 años después que las de Egipto, tuvieron un volumen muchas decenas de veces inferior. Por eso nunca me han asombrado las grandes culturas americanas. Hacia el año 1300 de nuestra era, con Florencia y Venecia ya construidas, Alejandría destruida y las mayores catedrales góticas terminadas, los aztecas eran una tribu que vivía una etapa superada por los chinos 10,000 años antes: el nomadismo dedicado a la cacería y la recolección de frutos silvestres: la forma de sustento de otros primates como los chimpancés y los gorilas.

    Llamar “ciencia” a la suma de conocimientos acumulados por las culturas americanas es un forzado estiramiento del término. No es ciencia seguir detalladamente los movimientos de los cuerpos celestes. Ni siquiera es ciencia predecirlos, pues siendo movimientos de ritmo inamovible la sola observación de varias secuencias permite suponer que así continuarán ocurriendo por los siglos de los siglos. Ciencia es explicarlos. Eso faltó por completo en los pueblos americanos.


    La derrota

    Los pueblos de América produjeron arte, y de gran calidad, excepto en arquitectura, donde fueron tardíos (y su retraso se mide en milenios), además de pobres en técnica. Pero no produjeron ciencia, y porque les faltó ésta no desarrollaron técnica, hija de la ciencia. Y sin técnica no vieron facilitada su vida cotidiana, y así permanecen sus descendientes más directos, por ser hijos no sólo de su sangre, lo cual no importaría, sino de sus ideas. Porque las conservan viven como lo hacían hace 1,000 años. Y a esa forma de vida, entonces natural, hoy la llamamos miseria. Ellos no han cambiado, cambiamos nosotros y nuestras concepciones sobre la vida cotidiana.

    Muchos humanos hemos dejado de emplear la sola fuerza de nuestros músculos para las tareas diarias porque éstas las realizan máquinas, primero movidas por agua corriente, luego por vapor, ahora por electricidad. La medicina moderna parte de explicar la enfermedad como un producto de agentes no visibles por el ojo desnudo, explicación que debemos a Pasteur, apenas a mediados del siglo pasado. Sin esta idea no existiría el desarrollo de medicamentos contra esos agentes de la enfermedad y seguiríamos empleando el único recurso: rogar a nuestro Dios, éste sí verdadero y no falso como los de otros pueblos, pero finalmente único dador de la salud.

    Pero hubo un resultado más grave de esta ausencia tecnológica de los pueblos americanos: fue que estuvieron inermes a la hora de la confrontación con las culturas europeas. Habiéndose comido a los últimos caballos varios milenios antes de nuestra era, no sólo carecieron de ese transporte, empleado por los pueblos asiáticos de manera directa al montarlos, sino que tampoco alcanzaron otro empleo más eficaz del caballo: como bestia de arrastre para carros, tanto de transporte como de guerra. Por supuesto conocieron la rueda, como bien lo comprobamos con la enorme rueda de ese relieve que llamamos “calendario solar”. Hicieron además pequeños coches con ruedas como juguetes para sus niños. Pero nunca pensaron siquiera en la tracción humana.

    Y las culturas, como las especies, se confrontan entre sí y sin remedio sobrevive la mejor adaptada para las necesidades de ese momento. Defender a las perdedoras es una tarea destinada al fracaso: o se suman a la vencedora o desaparecen. Hay una tercera vía y es extraordinaria. Sólo conozco un caso: vencer al vencedor por otros medios que no son la confrontación directa. Es la vía griega. Dice el dicho: Grecia vencida venció al vencedor. Luego de ser vencida por Roma en el año 190 antes de nuestra era, tras la derrota de Magnesia, Grecia se convirtió en lugar de peregrinaje obligatorio para todos los arquitectos romanos, los escultores y pintores allá se formaban, no se podía ser escritor romano de mediana calidad sin dominar perfectamente el griego y la literatura griega desde Homero en adelante. Ningún filósofo romano podía prescindir de la lectura de Platón y Aristóteles. El idioma griego era el medio de comunicación entre la gente culta del imperio romano. No dominarlo era tan vergonzoso como fue en el Renacimiento no hablar latín, en el siglo pasado no hablar francés y ahora no hablar inglés. Convertida en provincia romana en el año 148 antes de Cristo, ya Roma hacía mucho que era una provincia intelectual de Grecia. Eso significa “Grecia vencida venció al vencedor”.

    Pero las culturas americanas no podían ni soñar con vencer a Inglaterra, España. Francia o Portugal. La razón es una y una sola: no habían conseguido alcanzar la idea de que la naturaleza tuviera explicación en sí misma, de que los fenómenos físicos no se rigieran por el azar ni por el capricho de los dioses, sino por leyes internas que era posible desentrañar por medio de la observación. No tuvieron un Aristóteles y eso sí, lo creo sinceramente, es obra del azar. No del azar sin rumbo alguno, sino del predispuesto por hechos anteriores. Aristóteles no habría sido quien fue de no haber contemplado el mundo sobre los hombros de gigantes, como diría Newton de sí mismo, dos mil años después, para explicar sus asombrosos descubrimientos. Aristóteles tuvo a Platón y éste al espíritu de los filósofos jonios, de Pitágoras, de Tales. Pero estos grandes del pensamiento no hubieran fructificado si no hubiera nacido un hombre como Aristóteles. Mozart no habría compuesto lo que compuso sin la previa determinación de la escala diatónica que rige a la música de Occidente y que Bach puso a prueba con su monumental El clave bien temperado. Pero sólo Mozart pudo llevar la música hasta donde él la llevó. Así ocurre también con el pensamiento. A cualquiera se le contamina una laminilla con pelusa blancuzca. No cualquiera descubre en esa pelusa al primer antibiótico, la penicilina. Para eso se debe tener la altura científica de Alexander Flemming.


    La flecha de la inmigración

    ¿Hay culturas mejores que otras? Los científicos sociales dicen que no. La gente dice que sí. Las culturas que ofrecen a sus miembros una mejor calidad de vida están señaladas por notorias flechas que apuntan hacia ellas. Son las flechas de la inmigración. Contra la opinión de los expertos relativistas, que predican en sus cátedras la igualdad de las culturas, la gente piensa distinto, quizá porque no los lee ni asiste a sus cursos universitarios. La población mundial muestra una muy clara movilidad: del campo a la ciudad, de los países pobres a los ricos. Nuestros indios se van a Oaxaca. luego a la ciudad de México, y no pocas veces a California. Esta corresponde con una pequeña cuota de californianos educados y decepcionados, que viajan a regiones indias en busca del paraíso perdido y recitan a los indios los preceptos del desarrollo: no comerás azúcar refinada, sal en abundancia, carnes rojas, conservas, verduras ni frutas de perfección contranatura por efecto de plaguicidas y fertilizantes. Todo ello altamente nocivo para tu salud.

    Pero el hecho es que la prédica californiana es poco efectiva. Se despachan unos hongos y regresan a San Francisco, donde encuentran a los mismos indios, sobre todo en el valle de San José, y observan con desaliento que han abandonado su sana dieta de alimentos naturales, recogidos a mano en la selva, y se regodean consumiendo hasta latas de alto contenido en conservadores.

    La flecha de la inmigración indica el flujo humano hacia las culturas consideradas mejores por quienes no han logrado que sus culturas propias los satisfagan. No es la antropología quien define las mejores culturas, sino la gente al elegir destino. El agua fluye hacia terrenos más bajos aunque contradijera alguna teoría en contrario. La inmigración hace otro tanto y así señala cuáles culturas son vistas como deseables por quienes están inconformes con la suya propia. La prédica relativista e igualitaria se ve negada, en los hechos, por las balsas cargadas de inmigrantes ilegales que van de Africa a Europa, los agujeros en el muro de metal levantado por Estados Unidos para detener el flujo de mexicanos, los desesperados que acaban muertos en el desierto de Arizona, los negros que llegan a París, los indios que prefieren las calles de la ciudad e México, los indios más atrevidos que llegan hasta los campos de cultivo estadunidenses. Todos dejan atrás su casa, sus pocas propiedades, hasta su idioma y por supuesto sus costumbres. Se dirigen en el sentido de las flechas de la inmigración, hacia las culturas que han dado libertad y bienestar a quienes las crearon y las disfrutan.

    Es el reconocimiento del fracaso propio. Es pedir al vecino cobijo cuando la casa mal construida por nosotros se nos derrumba. Es sólo una respuesta ideológica, que exige ignorar todas las evidencias, la que afirma la igualdad de todas las casas. Es, curiosamente, una respuesta elaborada en las culturas hacia donde se dirige la inmigración. En las aulas de Nueva York y de París es donde se escuchan teorías que parecen formuladas para otro planeta. Los hechos indican que los indios abandonan, en cuanto pueden, sus formas de vida. Lo hacen porque son usos y costumbres que, en sí mismos, por sí mismos, son productores de pobreza. La cultura de la pobreza existe y son las ideas, usos y costumbres que han creado pobreza porque ignoran la forma en que la naturaleza trabaja para producir riqueza. Ignoran que hay leyes de la vida vegetal y animal, que la enfermedad tiene sustratos físicos, que la naturaleza no está dirigida por seres a quienes debemos pleitesía, sino por leyes que pueden proporcionarnos una mejor calidad de vida en nuestro breve paso por la existencia. Esa sencilla noción es la ciencia.

    Nuestros indios o emplean electricidad o no la emplean. Si lo hacen deben aprender a producirla, para lo cual son necesarias las herramientas intelectuales que sus culturas no inventaron. Así dejarán de ser culturalmente indios. Se convertirán en otro tipo de humanos, como las especies que cambian, forzadas por las nuevas circunstancias, y sólo sobreviven siendo otra cosa. Esto es: a fin de cuentas no sobreviven. Si no emplean electricidad, si se niegan a emplearla (lo cual no están haciendo, para decepción de algunos “indigenistas”), les espera la “reservación india”, donde guarden su pureza mientras las enfermedades acaban con ellos, ya no cultural, sino físicamente, pues su medicina tampoco ha encontrado la explicación causa-efecto que nos enseñó Pasteur. Otras alternativas no hay y estas dos llevan a la desaparición de la especie o de la cultura derrotada, sea porque se transforma o porque sus miembros se extinguen.


    El recuerdo

    Nos quedarán no sólo el recuerdo, sino muchos elementos de las culturas indias absorbidas por la cultura general del país: algunas expresiones como “guajolote” y “mitote”, ciertos elementos de decoración que ya no son ni siquiera por completo indias, sino producto del mestizaje. Lo “indio” que vemos es una caricatura, como esos danzantes que bailan en el Zócalo y en la Villa de Guadalupe con penachos de plumas de avestruz, ave africana, calzones como ellos se imaginan que usaron los aztecas y lo que es peor: ojos verdes y cabellos castaños. O es un refinamiento, como esa vajilla de barro, hermosa y carísima, hecha en Oaxaca, con el magnífico buen gusto de una señora de apellido alemán. Los platos verdaderamente hechos de barro por verdaderos indios siguen siendo baratos y chuecos. Da vergüenza, y pena, ponerlos junto a una porcelana inglesa. Se ven como la choza de varas junto a Versalles. De nuevo, la explicación es la ciencia. Para un simple plato comercial Villeroy et Boch colaboran decenas de técnicas procedentes de todas las ciencias, a excepción de la astronomía.

    Si hoy podemos trabajar menos horas para comer, y emplear más tiempo en el desarrollo propio, es porque podemos entregar nuestro trabajo elaborado en una computadora provista de un programa eficaz. Son muchas las ciencias que confluyen para ese resultado. Ninguna fue creada por alguna cultura india. Esa es hoy su gran contradicción: que desean los bienes, pero ignoran cómo se producen. Y no sólo cómo, sino los antecedentes mismos del cómo: la idea de que la naturaleza se explica por leyes internas, que le son propias, y no por fuerzas ajenas, misteriosas y, sobre todo, azarosas, casuales, accidentales, unas veces benignas y otras malignas.

    Esa idea, la de una naturaleza creada por leyes y regularidades, tan extraordinaria en su simplicidad, que apareció como flor en el desierto en la costa jónica del Egeo en el siglo VII antes de nuestra era, nunca surgió en las culturas que en todo el globo terráqueo hoy se extinguen entre los piadosos esfuerzos de quienes salvan también focas y ballenas. No hay remedio: si han de vivir los individuos, las culturas productoras de pobreza habrán de desaparecer. La única forma de que no se extingan es la reservación donde artificialmente se les mantenga ajenas al exterior. Y ésa es otra forma de extinción. n

    Luis González de Alba. Escritor y periodista. Su más reciente libro es Los derechos de los malos.




    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.nexos.com.mx/?p=9290

  9. #29
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    Re: Indigenismo peligroso

    ¿Qué es el indigenismo? (Cristian Rodrigo Iturralde)

    EL INDIGENISMO AMENAZA LA EXISTENCIA DE LOS ESTADOS-NACIÓN ACTUALES EN HISPANOAMÉRICA (ARGENTINA, CHILE, BOLIVIA, MEXICO,..)

    El indigenismo (también conocido como indianismo) es la exacerbación de los resentimientos indígenas. El indigenismo va a ser cada vez un mayor problema para Hispanoamérica ya que el INDIGENISMO es RACISTA (los indigenistas bregan por un estado etnocéntrico propio, bregan por la pureza de su sangre e incluso intentan desarrollar la tesis según la cual el indígena es racial y culturalmente superior al blanco y también al mestizo, al cual consideran un traidor por haber mezclado su sangre) y es SEPARATISTA (estos grupos están empezando a declararle la guerra a los estados-nación surgidos de la balcanización del Imperio español y buscan la disgregación territorial de dichos estados y la erección de un nuevo Estado indígena propio, como actualmente está sucediendo en Argentina y Chile con los mapuches o araucanos). Además en muchos casos los indigenistas están dispuestos a usar la violencia, realizando actos criminales y subversivos, para lograr sus objetivos políticos.

    Puede leerse gratuitamente el libro LO QUE A VECES NO SE DICE DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA. ENCUENTRO DE DOS MUNDOS (HECTOR B. PETROCELLI) aquí: ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::...

    "No faltaban en América guerras de conquista y de exterminio, venta de esclavos, sacrificios sangrientos, antropofagia, división de clases y en castas, arbitrariedades e injusticias, epidemias y años de hambre y sequía. Cuando Cortés llego a Yucatán encontró gran cantidad de ciudades en guerra entre sí, diezmadas las poblaciones por las luchas, el hambre y la peste" Ricardo Levene (Historia de América, Ed. Jackson, I, p. 269)





    https://www.youtube.com/watch?v=B6MCqEjt2oA

  10. #30
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    Re: Indigenismo peligroso

    [QUOTE=Mexispano;162287]Puede leerse gratuitamente el libro LO QUE A VECES NO SE DICE DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA. ENCUENTRO DE DOS MUNDOS (HECTOR B. PETROCELLI) aquí: ::: ARGENTINA HISTÓRICA - la historia argentina :::.../QUOTE]


    Al cliquear el enlace me aparece un buscador, no el libro.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  11. #31
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    Re: Indigenismo peligroso

    El sí de las niñas

    Un hombre de 24 embaraza a una niña de 9. La madre de la niña, pareja del hombre, lo denuncia y es detenido. Pero al poco tiempo la comunidad wichí a la que pertenecen todos los protagonistas reclama la libertad del acusado porque la costumbre ancestral convierte en normal tener relaciones con niñas. El caso, que finalmente se resolvió por enjuiciar al agresor por violación, abrió un debate dentro de las comunidades indígenas, que enfrenta el relativismo cultural con los derechos más elementales.


    Por María Mansilla


    Este hombre va a ser juzgado por violación. En Salta, eso ya no se discute”, dice la abogada Verónica Spaventa, seguidora del caso de la nena de 9 años abusada por José Fabián Ruiz, su padrastro, en la comunidad wichí Lapacho Mocho, Salta. El acusado llegará a juicio después de dos intervenciones del máximo Tribunal de Justicia de Salta, ya que al principio se lo había sobreseído alegando que las relaciones sexuales a temprana edad son corrientes en la cultura wichí.
    Spaventa, integrante del posgrado de especialización en estudios de género de la Universidad de Salta, se explica: “Desde lo técnico, la sentencia no está mal, pero es acorde con la posición que la Corte Suprema de Justicia salteña toma en los casos donde tiene que jugarse. Porque la gran discusión es si las niñas tienen o no capacidad para decidir iniciarse sexualmente con el marido de la madre. Por eso, este fallo lo que hace es silenciar la posición de género”.

    El caso estalló públicamente cuando el pequeño cuerpo de la víctima empezó a darle un lugar cada vez más grande al bebé que le crecía adentro. Su maestra no consideró natural lo que pasaba y así llegó esa historia íntima a convertirse, dos años atrás, en denuncia por violación. En este tiempo, mientras la Justicia terminaba de juzgar si el hecho era o no una costumbre comunitaria y eso lo volvía impune como delito sexual, muchas voces salieron al encuentro. Mejor dicho: al cruce. Una fue la de Octorina Zamora, líder wichí. Zamora se acercó al Inadi para denunciar lo que luego esa institución acusó de tratamiento “discriminatorio hacia la mujer y niñas wichí, sexista, estereotipado, racista y violatorio de los derechos humanos fundamentales”. Pegado a este dictamen del Inadi fue que la Corte emitió su sentencia. Una sentencia que si bien no deja impune el caso, le niega la connotación de violencia sexista que toda violación desnuda, y que la ley 25.087 de Delitos contra la identidad sexual, alineada con los conceptos defendidos por la Cedaw, explicita.





    Foto: Alejandro Ahuesma.


    Esta historia es una más de las que ponen en evidencia la revictimización que padecen las mujeres originarias ante la violación de sus derechos. Incluso en esta coyuntura, en la que las etnias ganan protagonismo político, el feminismo indígena se fortalece y todas y todos pelean para frenar los desmontes. Hoy, el 50% de los habitantes de comunidades aborígenes son niñas, niños y adolescentes, y su identidad está contaminada, además, por las consecuencias que genera la llamada indigenización de la pobreza. Embarazo infantil y adolescente, estupro, explotación como “mulas” que cruzan droga en la frontera y prostitución infantil (exacerbada por la erotización de “la indiecita”) invaden su cuerpo, su sexualidad, su futuro.

    El reciente fallo de la Corte salteña no sería tan grave en contraste con uno de 2002, también público y polémico, emitido en Bariloche. Un hombre mapuche que tuvo hijos con sus dos hijastras, menores de edad, fue absuelto en nombre de la diversidad cultural y el desconocimiento de la legislación vigente. El juez no tuvo en cuenta la falta de educación de las denunciantes pero sí que saludaban al acusado con un piquito y que no querían que marchara preso.

    En Lapacho Mocho tampoco se puede hablar más del caso que hizo encarcelar a Ruiz. “Al final, esa nena sufre violencia de ambos lados –analiza Viviana Figueroa, abogada de origen quechua, de la Juventud Indígena Argentina–. Al judicializarse el caso, ella también siente el rechazo de su gente. La pregunta fue por qué en primera instancia la madre no habló con las autoridades de la comunidad. Porque la nuestra es una sociedad comprometida. En las asambleas se tratan esos temas, pero la decisión de las autoridades ya no tiene valor, por eso se sale a buscar una solución afuera. A la vez, tenemos una gran falencia en el sistema judicial por no contar con traductores o por la falta de infraestructura. Cuando nosotras queremos denunciar al hombre blanco, porque a diario hay violaciones, nunca nos la toman.”


    Salta la india

    Wichí, kollas, chorotes y tobas vuelven a Salta una de las provincias con mayor población aborigen. En ella, el 31% de las mujeres de 15 a 19 años ya tuvo su primer hijo y el 72% de las que tienen entre 20 y 24 sabe de cambiar pañales, según el informe Los aborígenes en Salta, elaborado por la Universidad de Salta y el Conicet.

    Por eso, cuando hablan de sus pares las mujeres de los pueblos originarios se refieren también a las que tienen menos de 20. Mujer se es a partir de la primera menstruación: semejante sello de sangre sería garantía del desarrollo biológico y emocional necesario para sostener todo lo que viene después, como ser madre según la menarca y no lo qué diga el DNI, muchas veces gestionado un par de años después del nacimiento de su titular. Todo lo contrario a lo que bregan los tratados internacionales que remarcan la necesidad de brindarles a niñas y adolescentes una especial atención incluso respecto a sus derechos sexuales, y no sólo en relación al mundo adulto sino también entre sí.

    “Hoy, un montón de niñas son madres y quieren estar a cargo de sus hijos. A veces, hasta los ocultan porque a ver si de Minoridad se los sacan... –cuenta Figueroa–. Cuando la ley analiza los casos, juzga como violación algo que la pauta cultural dice que depende del desarrollo de la persona, no de la edad. Si quieren que respetemos las leyes, que nos enseñen cuáles son. Ahí está el conflicto.”


    Lo que la ley condena es el despertar sexual prematuro y el sometimiento por parte de un adulto...

    –Es fácil opinar desde afuera. Porque no vamos a decir que afuera no hay violencia contra las niñas. Esto también tiene que ver con cuestiones de subsistencia. Un pueblo de 400 personas es un pueblo que se va a extinguir. ¿Qué va a decir la comunidad? “Tengan hijos”, porque eso tiene que ver con nuestra permanencia. Ahora las hermanas indígenas están utilizando anticonceptivos, pero muchos piensan que es otra manera de exterminarnos. Es necesario hacer un debate al respecto.

    Pero el debate es eterno y aparentemente arbitrario siempre que es atravesado por la cuestión del relativismo cultural. Algo similar a lo que pasa cuando se discute sobre tantas otras prácticas que encarcelan libertades individuales, como la mutilación genital femenina, el uso del velo islámico... No por nada el movimiento de mujeres convirtió este tema en una de sus banderas, discutiendo si en nombre de las costumbres ancestrales no se esconden relaciones de poder totalmente desfavorables para las mujeres.

    Lo que lamenta Octorina Zamora, la única dirigente aborigen que alertó públicamente sobre el caso de Lapacho Mocho, es que la autoridad judicial no “baje” para charlar, de primera mano, con la gente de las comunidades.


    ¿Por qué? ¿Qué tienen para decirles?

    –Que tenemos normas de vida ética. Por ejemplo, si una mujer se casa con un tipo que abusaba de su hija, lo probable es que la familia lo mate. Para evitar esa medida extrema, se pide una mediación que lo expulsa de la comunidad. Eran fuertes los castigos, igual que en el tema del incesto o de la infidelidad.

    No es casual que, en su relato, a Zamora se le mezclen el presente y el pasado: no sabe bien cuándo se corrompieron las costumbres que permitían que las comunidades sigan siendo una burbuja que sobrevivía al paso del tiempo con química propia. Quizá, supone, la penetración cultural o la pobreza o el alcoholismo o la reconquista hecha por las nuevas religiones y los partidos políticos minaron las consecuencias. De todas formas, la lista de tradiciones sigue, y le importa aclarar que las relaciones incestuosas van en contra de su cosmovisión, igual que el abuso sexual, la violencia familiar, el abandono de hijos e hijas. Incluso los antropólogos que analizaron al pueblo wichí a pedido de la Corte salteña advirtieron que ni la bigamia ni el matrimonio “privignático” (relaciones sexuales entre varones con las y los hijos de sus concubinas) son naturalizados.


    >¿Este cuerpo es mío? ¡si!


    “Hay muchas pautas que hemos ido perdiendo a medida que estamos insertos en la otra cultura, como el respeto hacia el cuerpo de una”, dice Dora Salteño, de la etnia mocoví, jefa comunal de Colonia Dolores, Santa Fe. En esta comunidad sí se habla de derechos sexuales y reproductivos: de 25 nacimientos de madres adolescentes que había por año, lograron bajar la cifra a 4. También tienen acceso, ahora, a controles ginecológicos.


    ¿Cómo reacciona la comunidad, por sus valores, ante el uso de anticonceptivos?

    –Valoran que no haya tantos chicos. No queremos tener un pueblo para mendigar.

    Colonia Dolores –primer municipio mocoví argentino– tiene la autoestima alta. Acaba de cumplirse un año del “rescate” de Violeta (9), otra pieza del mismo rompecabezas: fue violada por un vecino, una médica hizo la denuncia y las autoridades judiciales, además de detener al violador, la trasladaron a un orfanato. Es decir: se manejó la situación según la obsoleta Ley de Patronato. Violeta fue entregada en adopción, y lloraba tanto en la nueva casa en Recoleta, Buenos Aires, que le tocó en suerte, que la madre adoptiva decidió “devolverla” a Santa Fe. Los mocovíes, ante la indiferencia del sistema judicial, recurrieron a los medios para denunciar el caso y “recuperarla”.

    “Como víctima de abuso, fue castigada. No había un peligro inminente para la nena, pero la comunidad pasó a ser sospechosa –relata Laura Munzo, psicóloga de la Defensoría del Pueblo santafesina–. Como si esta comunidad santafesina con 110 muertos por año por inseguridad se mostrara protectora. Ellos en ningún momento quisieron ocultar la situación de abuso. Al contrario, creyeron que las instituciones iban a proteger a quien tenían que proteger.”

    Ni apocalípticas ni integradas, las nuevas generaciones de los pueblos originarios empiezan a ensayar experiencias muy chiquitas pero simbólicas del ejercicio de una tercera posición en el ejercicio de sus derechos.

    En este marco, qué es el VIH, cómo integrarse y, a la vez, cómo defenderse de lo desconocido es lo que preocupa a las y los jóvenes mapuches, estudiantes secundarios y universitarios, que participaron de una capacitación que el FEIM (Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer) organizó en Bahía Blanca. “Ellos cuentan que las comunidades tienen prácticas que son menos promiscuas, más saludables –repasa Mabel Bianco, presidenta de la ONG–. Por eso, justamente, quieren incorporar el profiláctico: para evitar ser diezmados, como pasó con la sífilis, y para preservar su etnia.”





    ____________________________

    Fuente:

    https://www.pagina12.com.ar/diario/s...007-12-10.html


  12. #32
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    Re: Indigenismo peligroso

    Hoy me he enterado que Rafael Correa, expresidente del Ecuador y uno de los mayores valedores de Pablo Iglesias en Hispanoamérica, está buscado por la justicia de su país. El tipo es tan indigenista como la peruana familia Humala. Sin embargo, Correa se casó con una belga y en el país de su mujer vive, y los Humala se apresuraron no hace demasiado en obtener pasaporte italiano. Ah, y hablando del Perú, Alejandro Toledo, el autoproclamado "cholo terco", casado con una judía belga y viviendo tan ricamente en Estados Unidos a pesar de estar reclamado por la justicia peruana. Todo tan coherente como el venezolano Hugo Chávez, cuyas mujeres fueron blancas. ¡Toma ahí socialismo del siglo XXI!

    Y con todo y con eso, España se empeña en ser la reserva espiritual del castrochavismo.

    ¿Quién gasta mayor realismo mágico?

    ¿Ven, amigos hispanoamericanos, cómo al hablar de "nuestros países" deben incluir a España y Portugal?


    ____________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/escritorant...25700710961731
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.

  13. #33
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    Re: Indigenismo peligroso

    San Francisco retira por racista una estatua sobre los orígenes españoles de la ciudad





    La pieza, que ha sido objeto de controversia durante décadas, muestra a un nativo americano en el suelo ante un misionero y un vaquero de pie

    EFE

    @abc_cultura

    San FranciscoActualizado:16/09/2018 18:57h



    El Ayuntamiento de San Francisco ha retirado del centro de la ciudad una estatua que destacaba los orígenes españoles de la misma por considerarla racista, al mostrar a un nativo americano en el suelo ante un misionero y un vaquero de pie.

    La estatua, en la que el vaquero mira al horizonte mientras el misionero católico parece indicar al indígena el camino hacia Dios, había sido objeto de controversia durante décadas por parte de la comunidad de nativos americanos de California.

    Este colectivo, así como algunos otros de San Francisco, la consideraban una muestra de celebración del dominio de los hombres blancos sobre los pueblos indígenas tras la llegada de los conquistadores españoles a California en el siglo XVIII. Finalmente, la Junta de Apelaciones del gobierno local de San Francisco aprobó por unanimidad retirar la estatua, algo a lo que los operarios municipales procedieron ante la presencia de unas cincuenta personas.

    La estatua, que lleva por título «Early Days» (Primeros Días) y erigida en 1894, estaba situada justo enfrente del edifico del Ayuntamiento como parte de un conjunto escultórico que conmemora distintos episodios de la historia de la ciudad. El pasado febrero, la comisión de preservación histórica de la ciudad dio su visto bueno a la retirada de la estatua siempre y cuando se instale en su lugar una placa en la que se expliquen los motivos que han llevado a quitarla.

    Este episodio tiene lugar después de que el año pasado reviviese en EE.UU. el debate sobre los motivos del arte conmemorativo en los espacios públicos, especialmente en el sur del país, donde muchas estatuas rinden homenaje a héroes de la Confederación.

    Los primeros conquistadores españoles llegaron a la actual California estadounidense a mediados del siglo XVIII provenientes del Virreinato de Nueva España (actual México) y fundaron una serie de misiones que posteriormente evolucionarían en grandes ciudades como San Diego, San Francisco o Santa Bárbara.


    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.abc.es/cultura/abci-ayun...9_noticia.HTML

  14. #34
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    Re: Indigenismo peligroso

    ESTO ES EL TIPO DE COSAS QUE LES JODE LA PSIQUIS POR DARSE DE INDIGENISTAS, cuando no son más que unos acomplejados que ignoran el pensamiento de quienes se dan de descendientes ideológicos. El concepto de alma -ánima- es europeo, los quechuas ni siquiera concebían la noción de individualidad como para acercarse a lo que se denomina alma, la cual es inconcebible sin la primera. Ya déjense de ridiculeces, desinformación y esquizofrenia.






    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/francisco.n...7847?__tn__=-R
    Imágenes adjuntadas Imágenes adjuntadas

  15. #35
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    Re: Indigenismo peligroso

    En México existen movimientos neoindigenistas interesantes, de corte mexicanista que también son denominados «concheros», que utilizan instrumentos de percusión, la utilización de solamente instrumentos de percusión y algunos de viento, hace que el movimiento conchero capitalino sea menos socorrido en el norte del país por considerarse ortodoxo y superior a los instrumentos de cuerda a usados por los mestizos. Estos grupos, en agrupaciones denominadas calpulli, danzan la llamada chicontiquiza, traducida como "salir de la oscuridad" y en lugar de exclamar «¡Él es Dios!», dicen "¡Ometéotl!", aludiendo a la dualidad prehispánica.

    Estos grupos utilizan constantemente símbolos prehispánicos, vocablos en náhuatl, dioses prehispánicos e imágenes de Cuauhtémoc. Son grupos que presentan un odio por lo extranjero y lo mestizo, dan pláticas sobre filosofía mexica y crean fuertes lazos grupales. La amplia difusión de los huicholes los ha hecho convertirse en mentores de muchos de estos grupos, en especial con lo respectivo a sus plantas sagradas como el peyote. En el norte del país, por influencia de los EE.UU., se han creado nuevas religiones que se han expandido a ambos lados de la frontera de manera asombrosa.

    Estos movimientos neoindigenistas son un remedo de religión, una exacerbación del indigenismo. En su mayoría, los integrantes son mestizos urbanos que quieren reencontrar sus raíces auténticas, con un corpus de profecías que prefieren llamar "mandatos o predicciones científicas" sobre el renacimiento de la mexicanidad utopica para que vuelva la sociedad autóctona.

    Se considera que los restos hallados en Ichcateopan, Gro., si son los de Cuauhtémoc y que sus descendientes llevaban 10 generaciones resguardando su tumba, se dice que descienden que un príncipe chontal y la esposa de Cortés, Catalina Juárez, siendo el príncipe chontal un pariente de Cuauhtémoc. Se aduce a una profecía en la que se decía que cuando el rostro de Cuauhtémoc fuese cinco habría que dar a conocer sus restos y en 1949 se cumplió al estar el rostro de Cuauhtémoc en la moneda de cinco pesos.

    Otra de sus tradiciones es la llamada "Consigna de la mexicanidad", atribuida a un supuesto Consejo Supremo del Anáhuac, así como la devolución del Penacho de Moctezuma; afirman rotundamente la inexistencia de los sacrificios humanos, la concepción no religiosa sino científica del mundo por parte de los mexicas, entre otras cosas. El movimiento comparte características de la Nueva Era, el retorno de Quetzalcóatl es semejante al de Pachacutec en Perú o al de Jesucristo en cultos evangelistas, que pueden ser confundidas con la "era de Acuario". Inclusive los eventos del 2 de octubre de 1968 han sido apropiados, en la novela Regina, texto de culto para tales grupos, se entremezcla el 68, el Tíbet y reinterpreta completamente el movimiento estudiantil como un movimiento milenarista y neoindigenista.

    El movimiento y las interpretaciones son las ideas que ellos mismos se hacen de ellos pero no las reales concepciones de los pueblos indígenas. Es milenarista y mesiánico, anunciando, de la misma manera que los cristianos evangélicos, el advenimiento de un nuevo orden con un mesías que habrá de redimir la conciencia.



    Fuentes:

    Miguel Olmos Aguilera, « Las creencias indígenas y neo-indias en la frontera MEX/USA », Trace [En línea], 54 | 2008, Puesto en línea el 20 octubre 2009, consultado el 12 marzo 2020. URL : http://journals.openedition.org/trace/468

    Peña, Francisco de la. (2012). Profecías de la mexicanidad: entre el milenarismo nacionalista y la new age. Cuicuilco, 19(55), 127-143. Recuperado en 12 de marzo de 2020, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php….





    _______________________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/gazetamexic...40978982875365
    Imágenes adjuntadas Imágenes adjuntadas

  16. #36
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    Re: Indigenismo peligroso

    Indigenismo: ideología del odio a España

    Como élites de otros países configuraron la educación que recibiste en historia.





    https://www.youtube.com/watch?v=Os-PcrZP4LE

  17. #37
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    Re: Indigenismo peligroso


  18. #38
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    Re: Indigenismo peligroso

    Leyenda negra, indigenismo e hispanismo junto a María Elvira Roca

    Pusimos en marcha "Cruceña. La historia de un pueblo". Y lo hicimos conversando con la historiadora española María Elvira Roca. Junto a ella abordamos temas como la leyenda negra, indigenismo, hispanismo y el rol de las élites. Una mirada diferente dentro de nuestro sector "La otra historia".





    https://www.youtube.com/watch?v=jOfuLUt66gI

  19. #39
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    Re: Indigenismo peligroso

    La Hipocresía del Indigenismo

    Es hora de hablar sobre el indigenismo, sobre esta adoración a los pueblos originarios pero que en verdad es una profunda hipocresía que es popular y que está en todos lados.
    Desde comerciales hasta películas taquilleras, hablamos de un dilema muy importante.





    https://www.youtube.com/watch?v=2OVhOY2m8EE

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    Re: Indigenismo peligroso

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    EL INDIGENISMO COMO INSTRUMENTO DE DOMINIO

    El indigenismo es el ideal occidental de lo indígena. Quiero decir, que lo «indígena», especialmente en América, es casi un invento europeo, un invento de ingleses y franceses por igual, y lo ha sido desde el inicio, desde los primeros contactos y encuentros entre europeos e indígenas americanos. Un indígena romántico, exótico y tutelado, guiado sobre lo que debe ser lo indígena según el ideal europeo, del buen salvaje de Rousseau al liberrímo e indómito indio norteamericano de Robertson: una representación europea de lo indígena, según la segunda acepción del diccionario, una imagen o idea que sustituye a la realidad. Exceptuando aquí el realismo sociopolítico español que reconoció usos, formas, costumbres e instituciones de los pueblos prehispánicos, y por supuesto sus idiomas, aceptando su «mayoría de edad» civil aunque no siempre moral y nunca religiosa.

    De hecho, lo indígena americano ha ayudado a definir lo europeo, como idea, personalidad, imagen y experiencia de alteridad, del otro, de contraste. Nuevamente, exceptuando a España, que en su cosmovisión de la misión católica de su constitución histórica, de la Dilatación de la Cristiandad y de los reinos, expandió su propia naturaleza política, jurídica, religiosa y cultural a los pueblos prehispánicos, incorporándolos formal y prácticamente a su realidad, haciéndolos españoles en sustancia. Lamentablemente a los pueblos indígenas, runas o como quieran ser llamados hoy en día, les sucede lo mismo que al criollo, al mestizo, al negro, al zambo y al mulato, se niegan a reconocer el español que llevamos dentro. Esto como sabemos, por dos siglos de adoctrinamiento mitográfico republicano, negador y renegador de nuestro ser.

    Analizando más profundamente es claro que el indigenismo corresponde a una larga tradición de interpretación europea y occidental de la realidad para su beneficio, según su particular experiencia, esta se corresponde con la larga tradición de indigenismo desde el siglo XVI iniciada por el paternalismo lascasiano, obsoleta hoy más allá de sus intenciones y de su ideología inherente en el espectro político, y obsoleta por el hecho de que indígena significa exactamente que alguien es originario del país del que se trata. En el siglo XXI nadie podría pensar o peor afirmar que ningún americano de Alaska a la Patagonia no sea originario de sus países.

    Como toda ideología, el indigenismo tiene un fin político, un objetivo de poder. Sería, no solamente ingenuo, sino falso del todo, pensar que detrás de una ideología que corresponde a una tradición de ideas europeas y occidentales, no existan intenciones de poder de las personas e instituciones que las promueven. ¿Dónde queda la sede de la así llamada «nación mapuche»? En Londres. ¿Dónde se encuentran los principales teóricos, académicos y especialistas de del indigenismo andino? En París. El indigenismo debe ser entendido y discutido como un instrumento de poder, de los intereses del poder detrás de él. Y como sabemos, el poder busca dividir para vencer, en especial el geopolítico anglosajón. No fue suficiente la destrucción y fragmentación de la Monarquía Española en cinco continentes entre hace dos y un siglo atrás todavía, ahora las fuerzas mundialistas, no llamémoslas globalistas para no caer en el anglicismo, buscan la completa atomización de los Estados que la continuaron con un relato mitográfico que ahora se vuelve contra estos.

    El indigenismo es a toda regla es una red de intereses geopolíticos y geoeconómicos de potencias extranjeras sobre los territorios hispánicos. Es una forma de dominar, reestructurar y tener autoridad sobre el Mundo Hispánico, en especial sobre Hispanoamérica. La historia la hacemos los hombres, lo que conocemos es lo que hemos hecho y deshecho. Por eso puedo y debemos afirmar que la historia y la educación política de los pueblos son una y la misma cosa. A un poder sólo se lo combate desde otro poder y lo que el poder establecido quiere es que ese otro poder jamás se conforme o se reconforme en nuestro caso, para ello las ideologías que nos hacen pensar y actuar cada vez más en espacios cada vez más pequeños les son totalmente funcionales.

    Quizás el peor indigenismo de todos sea el académico por su naturaleza y porque justifica el indignenismo político. La relación entre las grandes potencias europeas y los países hispánicos ha sido una de poder, de control y en muchos casos de franco dominio. Ahora estas potencias, Gran Bretaña y Francia, en aparente retirada apoyan y mantienen las mayores áreas de estudio indigenista, con sus filiales en la América Hispánica por su puesto, llamada latina por el imperialismo cultural francés. Resulta risible que algunos pretendan desde la cátedra sostener esta ideología como «decolonial», «antiimperialista» y demás epítetos al uso de la progresía, cuando responden, consciente o inconscientemente a los intereses de poder de estas potencias colonialistas e imperialistas. El indigenismo, llamémoslo seudo indigenismo con todas las letras y la razón en este punto, es el instrumento de poder último de las potencias euro-atlánticas sobre Hispanoamérica. No es el seudo indigenismo un estudio objetivo del pasado y la realidad de los pueblos indígenas americanos, como claman y pretenden los académicos Urbi et Orbe, muchos de ellos tontos útiles presas de su pueril lógica cargada de deseos, represiones, invenciones y proyecciones; otros, los menos, mal intencionado a sueldo de nuestros enemigos y muy útiles también aunque nada tontos. Todos coinciden en ver al «indígena», como una abstracción inmutable desde hace siglos o, peor todavía, desde hace milenios. Un claro y sistemático peligro de distorsión de la realidad, lo que siempre ha sido el indigenismo académico y academicista. Sin olvidar que todos los académicos en general son y se deben a su tiempo y a sus circunstancias, a sus posturas políticas, a sus acomodos personales en la estructura de la academia, a su posición social y a su conjunto de creencias, quiero decir con esto que no debemos olvidar que la tan cacareada objetividad académica se ve llena de estas manchas cuando se la observa con distancia, detenimiento y sin pasiones.

    No sorprende así, para nada, que en días pasados la Universidad Central del Ecuador, la antigua Universidad Santo Tomás de Aquino (fundada por España), la más antigua del territorio ecuatoriano, haya decidido de forma demagógica, aprobar el proceso de enseñanza-aprendizaje de quichua (el dialecto del quechua que se habla en el Ecuador) como requisito previo a la obtención de título de grado académico. Esta es, por su puesto, una decisión política totalitaria con implicaciones políticas totalitarias. La deshispanización forzada por medios académicos tiene paralelos actuales con lo que viene ocurriendo en Cataluña, donde se aplican políticas similares en los centros educativos de todos los niveles, la imposibilidad de obtener un título académica sin saber catalán. Medio que ha servido para ir anulando el español de la sociedad catalana.

    No olvidemos que fue España la primera que estudió e impartió la enseñanza del quichua, idioma apócrifo como todos los prehispánicos, con su alfabeto en sus universidades, en Lima, Quito y Chuquisaca desde hace casi cinco siglos. Las primeras gramáticas del quechua y del quichua fueron realizadas y editadas por sacerdotes españoles -antropólogos y lingüistas natos- en la segunda mitad del siglo XVI, siendo anteriores a la primera gramática inglesa. Tampoco olvidemos que España jamás prohibió ningún idioma prehispánico ni impuso el español a las poblaciones indígenas, todo lo contrario, promovió y exigió el estudio y el aprendizaje formal de sus lenguas para la incorporación de estos pueblos a su cosmovisión. Esto fue una cosa, otra muy distinta es la imposición arbitraria y unilateral que pretende hoy la más grande universidad pública del Ecuador.

    Perdimos muchas cosas con la independencia, pero una en total fue la pérdida de nosotros mismos: la identidad. Y la identidad en lo plural. La identidad propia de cada grupo que habitaba y habita nuestro territorio. La libertadura impuso Estados seudo nacionales centralistas, normopáticos y fetichistas con, este sí, un monolítico y único ordenamiento jurídico-político que dio paso a un único y monolítico ordenamiento socio-cultural e inclusive lingüístico: una oligarquía plutocrática dominante y un resto del país supeditado a sus intereses, subsidiarios del de las potencias imperialistas europeos, Gran Bretaña y Francia especialmente. Retrocedamos dos, tres y más siglos, antes de esto, desde la actualidad. ¿Qué encontramos? Encontramos que los criollos, los hijos y descendientes de españoles en América, impelidos por la necesidad ante una mayoría india que no fue obligada a abandonar sus usos y costumbres, incluyendo su idioma, tenían que aprender quichua para poder comerciar y desarrollar todas sus actividades económicas con la población autóctona, y lo hacían de buena gana desde el seno de sus nodrizas indias. Salir a un mercado en ese entonces para nosotros actualmente sería toda una experiencia, un espectáculo, viendo y escuchando como las señoras criollas se comunicaban con las indias en quichua. Cada población vivía junta, pero no revuelta, respetando y manteniendo su propio elenco cultural. Fue la república la que impuso como idioma oficial el español para todos sus ciudadanos, desconociendo siglos de realidad y realismo socio-político-cultural hispánico.

    ¿Vamos a seguir perdiendo? ¿Vamos a acabar de perder lo que somos, lo que todavía somos? ¿Nos van a seguir dominando o retornaremos a ser dominadores? Nuestro nuevo poder nos espera, sin él no seremos nada.

    Francisco Núñez del Arco, 27 de septiembre de 2021




    _______________________________________

    Fuente

    https://www.facebook.com/francisco.n...45421035708003
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

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  1. 06/06/2011, 07:41

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