De verdad que la "guerra" que se ha declarado contra la familia y contra la vida en general, también a mí me tiene muy preocupado. Y más cuando veo que es un asunto universal, sin distinción de países. Con matices, en todos lados se intenta lo mismo.
Ahora bien, estoy convencido y concuerdo con Cruz y Fierro en la necesidad de acudir a Dios en este tema. En estos tiempos en que se está desatando una lucha sin cuartel en la Argentina (y también en otros países de América) por la "despenalización" del aborto y frente a encuestas desfavorables y vaticinios en el sentido de que "esta batalla ya está perdida" y que tarde o temprano el aborto será una realidad accesible ("más" accesible aclaro yo, porque abortos se comenten, lamentablemente con o sin ley) en la Argentina, en estas circunstancias, digo, reafirmo mi convicción de que sólo el acudir a Dios, podrá evitarnos este mal (o cualquier otro). Y esto hay que vivirlo desde la fe y nada más. Cuando todo parece humanamente perdido, Dios interviene y entonces "auxilia a sus siervos acordándose de su misericordia"... ¿o no?
Ahora bien, me pregunto ¿por qué esto casi ni se menciona, ni siquiera entre los miembros de la Iglesia más esclarecidos? Quiero decir que salvo raras excepciones se proponen lineas de acción para "combatir" la cultura de la muerte y pocas veces se propone, así, simplecito: "recen para que Dios, que es el Señor de la Historia, no permita que estos males nos hagan daño". Y esto realmente me molesta y me duele.
Desearía estar equivocado, de verdad, y que alguien me haga ver que no es tan así como creo, pero hasta ahora... Un saludo.
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