Y San Martín, habiendo vivido sólo 10 años de su vida en lo que hoy es Argentina, era un agente de la masonería inglesa, que vino a cumplir el plan originalmente llamado "Maitland", de revolución americana. Solo así podemos entender su desobediencia a la Junta de Buenos Aires, la presencia contínua de contactos y apoyo de los ingleses, su misteriosa vuelta a Europa sin siquiera pasar por Buenos Aires para no volver nunca más a pisar suelo americano.
Un oficial español con amistades inglesas, todos masones, que funda logias masónicas, que antes de volver a su tierra natal (en la que vivió solo hasta los 6 o 7 años), antes de embarcarse estuvo meses negociando en Inglaterra con conocidos negociadores del gobierno británico, que además, casualmente le brinda apoyo militar y económico. Que está presente observando sus batallas y que coinciden por arte de magia en Santiago de Chile con su flota.
No es justo con la verdadera historia. No es justo que se quiera arreglarla para que los hermanos argentinos puedan tener un héroe nacional, que habiendo luchado por una independencia de España y de Dios, además se lo quiera convertir en héroe de hispanistas y católicos. Todo a la vez, no.
Y que me disculpen los nacionalistas argentinos, pero yo no me apeo de éste punto de vista por más que me lo discutan: si quieren más pruebas, búsquenlas en los libros de historia. O simplemente pregúntense por qué a San Martin se le ha permitido ser la figura que es hoy, a caballo de tantos monumentos. O porqué se lo han permitido los que manejan la historia de acuerdo a la conveniencia de la revolución.
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