El triunfo de la derecha social en Polonia no es un hecho aislado. Son muchos losmovimientos que desde las bases sociales o intelectuales de la derecha apuestan por una regeneración de los ideales conservadores, más allá del individualismo o el economicismo que propugna el ultraliberalismo.
Si en Francia la Nouvelle Droit de Alain de Benoist no ha pasado de ser un movimiento intelectual, en Polonia las posturas colectivistas o sociales, unidas a la defensa del catolicismo han conseguido una formula de éxito. Ahora en México, descontentos del Partido Acción Nacional (PAN), miembros de la Unión Nacional Sinarquista (UNS), activistas de la Iglesia católica y prominentes empresarios están gestando desde el Movimiento de Participación Solidaria, cuyo cimiento ideológico es la doctrina social de la Iglesia, la creación de un nuevo partido político.
Curiosamente el hijo del multimillonario Carlos Slim, para el que actúa de intermediario Felipe González, se encuentra entre los empresarios que apoyan el proyecto. Al importante grupo de empresarios se le unen relevantes activistas de la Iglesia católica, como destacados miembros del Instituto de Doctrina Social Cristiana (Indosoc), institución fundada en 1983 con la bendición del Cardenal Ernesto Corripio Ahumada.
La Unión Nacional Sinarquista (UNS), que parece apoya el nuevo partido, es una agrupación mexicana fundada en mayo de 1937 en Guanajuato, inspirada originalmente por la lucha y la derrota de los cristeros, y que rechaza el ultraliberalismo y el marxismo, articulándose en torno a una ideología nacional-mexicanista que integre a las comunidades indígenas más marginadas del país, así como a propuestas en materia de integración de una economía solidaria. Los promotores han negado que la iniciativa esté también integrada por miembros de la fundación católica mexicana “El Yunque”, que algunas fuentes relacionan con Hazte Oír en España. A ellos parece que se le unen muchos miembros del PAN, deseosos de contar con un partido que reivindique valores y no meras políticas económicas. Otros simpatizantes del partido dicen que les gustaría ver al PAN con “un mayor compromiso con la justicia social”.
En este sentido una portavoz del movimiento afirmó que “ningún partido se preocupa realmente de los pobres, que nadie cuestiona cómo la reforma fiscal va a reducir el número de pobres”, y aseguró que, “no hay voces para defender lo que los mexicanos quieren de verdad y que ellos ahora serían la opción de los de abajo.” Otro portavoz afirmó que las dos prioridades de los ciudadanos mexicanos hoy son la familia y Dios. El nuevo partido tiene esperanzas de calar entre el electorado, ya que las encuestas concluyen que el 41% de los ciudadanos no se siente representado por los partidos actuales.
Otras de las reivindicaciones del Movimiento de Participación Solidaria son la protección de la función social de la familia, dentro incluso de las intituciones y el escenario político. El derecho a la vida, oponiéndose al aborto y eutanasia. Un colectivismo basado en la participación solidaria de la persona “mediante la oportunidad de aportar a su comunidad las capacidades e iniciativas con las que mejora el bien común”. También abogan por una democracia participativa, “considerando como atentatorio a la dignidad de la persona el utilizarla como mero sujeto de votación en procesos electorales”. Piden por ello una potenciación de los municipios, “espacio privilegiado para concretar la participación ciudadana y el bien
común”. Tampoco olvidan defender la identidad nacional mexicana al definirse como movimiento nacional de conciencia solidaria.
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