El escritor peruano-panameño, Mario Castro Arenas, a publicado su reciente libro "Autodestrucción de los Incas", en el cual afirma que la conquista española, se llevo a cabo debido a la decadencia en la que se encontraba ya, en ese entonces, el imperio incaico. El libro aun no llega al Perú, pero ya despertó mucha polémica, especialmente entre los historiadores del sistema, defensores de la "leyenda negra".

Panamá, 18 may (EFE).- Con "Autodestrucción de los Incas", el escritor peruano-panameño Mario Castro Arenas, intenta desmitificar la conquista española del Imperio Incaico, porque no fue resultado de una operación militar, sino el aprovechamiento de la división interna y de los enemigos de los antiguos peruanos.

Así lo explicó a Acan-Efe el autor, quien presentó hoy su obra en la IV Feria Internacional del Libro de Panamá "consciente que levantará polémica, sobretodo entre los hispanófilos" y los historiadores peruanos que han repetido mitos y no la historia verdadera.

Castro, quien emigró a Panamá durante el primer gobierno del presidente Alan García en los años 80 y fue durante un tiempo su embajador en el país centroamericano, argumentó que su obra, de 350 páginas, es el resultado "de 15 años de investigaciones en los archivos de los cronistas de la conquista".

"La verdad está allí, en las crónicas", sostiene, aunque su investigación abarca desde los legendarios orígenes del Imperio Incaico (Siglo XIII D.C.), la batalla de Pachacutec, el gran inca que venció a los Chancas y fue el que inició la expansión del mayor estado prehispánico que existió en América del Sur, hasta la conquista por un puñado de 170 españoles en 1532.

Reseñó que "mi tesis es que antes de la llegada de los españoles el imperio se encontraba en una crisis muy grande, por su crecimiento al norte y al sur del Cuzco, mientras los quechuas querían mantener el control centralista".

Ello contrasta con la actitud del penúltimo inca, Huayna Capac, quien se mudó a lo que hoy es Ecuador y fundó Tumibamba, "un segundo Cuzco", para tratar de descentralizar el poder entre sus dos hijos preferidos, Huascar y Atahualpa, quienes a la muerte de su padre se enfrascarán en una sangrienta guerra civil.

Con el arribo de los españoles, comandados por Francisco Pizarro, y pensando que "el enemigo de mi enemigo, es mi amigo", los reyes derrotados por los incas en el norte del imperio se aliaron con los europeos.

"Al punto que se cuenta que le enviaron a Pizarro una llama y un niño de tamaño natural en oro macizo", acotó, con la esperanza de que los liberaran del dominio incaico, "pero al final todos fueron traicionados" tras la ejecución de Atahualpa.

"Los españoles no hablan del apoyo de los huancas, cañaris, entre otros, para su avance al Cuzco, que les dieron apoyo logístico y alimentación, porque con los caballos no podían hacer la ruta, lo que pasó es que se formó una federación contra los cuzqueños", dijo.

Vencido Atahualpa, que había hecho ejecutar a su hermano Huascar cuando era rehén de Pizarro, Manco Inca, sucesor de ambos, se presentó ante el conquistador para que lo reconozca como inca, quien hizo lo propio, "y entró al Cuzco entre aplausos, sin resistencia", para luego desplazarlo.

La conquista se logró "sin grandes batallas, cómo se explica que 170 hombres conquistaran un territorio de 3 millones de kilómetros cuadrados", debido a la colaboración de los disidentes del imperio, según Castro.

"Otra causa de la implosión del imperio incaico fue su verticalidad en la toma de decisiones, el inca legítimo fue preso y ejecutado (Huascar), el golpista (Atahualpa) fue capturado y muerto, había un inmenso vacío de poder", reseñó.

Resumió que "la tragedia del Perú es la derrota del imperio y la guerra con Chile, por eso todos nuestros héroes son producto de derrotas".

Mario Castro, autor de Castilla del Oro, sobre la historia del Panamá hispano, anunció que en julio próximo viajará a la Feria del Libro en Lima para presentar su libro y debatir "con los historiadores hispanófilos peruanos" los "mitos" que han difundido sobre el fin del imperio incaico.