Muchas gracias, Hyeronimus; este texto responde, en parte, a mi pedido de más información sobre el almirante Sánchez de Tovar:
Fernando Sánchez de Tovar (se necesita información)
Cuando Castilla devastaba Inglaterra. Lo que los ingleses no te cuentan.
A los ingleses y sus hijos de sangre o espíritu en los Estados Unidos de Norteamérica les fascina recordar la derrota de la Gran Armada de Felipe II frente a las costas inglesas, donde el Almirante Tormenta destruyó lo que no pudieron destruir los marinos ingleses, se han encargado de difundir este hecho histórico en películas, libros y un sinfín de propaganda. Sin embargo, no les gusta recordar y peor divulgar, sus innumerables derrotas frente a España: La Armada de Barlovento creada por el primer Virrey Criollo de Nueva España o México, el quiteño Lope Díez Aux de Armendáriz, marqués de Cadereyta, que zurraba cada que podía a los marinos y corsos ingleses y subsidiarios de estos… o la derrota de su Gran Armada frente a Cartagena de Indias a manos de Blas de Lezo… o sus tres grandes desastres militares en el Río de la Plata: una vez en Montevideo y dos veces en Buenos Aires. Y la memoria seguro les falla a propósito al querer recordar que esta histórica tendencia de derrotas frente a Castilla viene desde la Edad Media. (Les arde en el alma, diría yo).
El investigador histórico argentino Arturo Gutiérrez Carbó nos dice al respecto:
“29 de Agosto de 1350: Batalla de Winchelsea, en la Mancha, las naves vascas se destacaron por su valor (Winchelsea era uno de los puertos ingleses más importantes y fue varias veces atacado y saqueado por escuadras hispano-francesas). El ‘mismo año’ que muere Alfonso XI de Castilla y ‘decía el rey de Inglaterra que los españoles intentaban alzarse con el dominio del mar, según las presas e insultos que hacían a los navegantes ingleses, y creyendo que sus designios eran aniquilar la marina inglesa, procuró negociar la paz’, consiguiéndolo al año con el tratado de Londres que firma el rey con ‘los comisionados de las villas marítimas de Castilla y de Vizcaya… 23 de Junio de 1371: La Rochela, victoria naval hispana sobre escuadra inglesa con sorpresa de ésta por la artillería naval española montada en 12 galeras que destruyeron 36 naos inglesas, apresan a su general, a 8000 hombres y el tesoro que conducían, luego devastan las costas inglesas, parece pues que los castellanos fueron los primeros en usar artillería en mar, pese a lo dicho en 1338. Froissard (1333-1410), historiador francés, confirma que los españoles tenían a bordo en esa batalla arbalestes y canons. Las naves vascas aplastaron en la Rochela a los ingleses. ‘La victoria naval de la Rochela lleva a los señoríos vizcaínos, con el privilegio de su hierro bien trabajado por sus laboriosas gentes, y al amparo, que esos señoríos prefirieron y buscaron, de la Corona de Castilla, a la cabeza de la actividad marítima del Canal de la Mancha.’ Quizás desde este embarque de artillería en naves que llamaron ‘de armada’, diferenciándolas de las más cargueras, transportistas, se adoptó el sistema de flotas, conserva o convoy para mayor seguridad del comercio marítimo frente a la abundante piratería… 1374: Froissard dice que una armada franco-española de 1287 buques atacó costas inglesas, López de Ayala confirma que en esa operación las naves españolas iban al mando de Fernán Sánchez de Tovar y que hicieron estragos en la isla de Wight. Es prueba del crédito de la marina castellana el interés de los reyes de Francia por los buques castellanos para formar sus escuadras en su propia defensa. (Tanto como el visible respeto de la corona inglesa, en la que también se puede advertir, en los acuerdos específicos con Guipúzcoa su tendencia a ‘dividir para reinar’, no exclusiva de ella, pero en ella habitual).”[1]
Saquen sus propias conclusiones.
Por Francisco Núñez Proaño.
[1] Gutiérrez Carbó, Arturo, Oriente y Occidente II – Cuatro estudios relacionados con el descubrimiento de América por Europa, 2da Edición, Universidad Nacional de Colombia, 2004.
coterraneus – el blog de Francisco Núñez Proaño
Muchas gracias, Hyeronimus; este texto responde, en parte, a mi pedido de más información sobre el almirante Sánchez de Tovar:
Fernando Sánchez de Tovar (se necesita información)
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
Fernando Sánchez de Tovar y Carlos de Amézquita, los marinos que invadieron Inglaterra.
Frente a lo que mucha gente cree, y que tantas veces hemos criticado, España no fue, ni mucho menos, siempre derrotada en el mar por los ingleses. Además, frente al fracaso de la invasión del suelo inglés con la Invencible, hubo otras ocasiones en la que sí consiguió ocupar el territorio de la pérfida Albión. El pionero de estas hazañas fue el Almirante Mayor de Castilla Fernando Sánchez de Tovar dentro del marco de la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia en que los intereses españoles se pusieron al lado de los galos.
De 1374 a 1380, Sánchez Tovar será una auténtica pesadilla para los habitantes de las costas inglesas del Canal de la Mancha. En 374 con 15 galeras castellanas, más 5 portuguesas y algún refuerzo francés comandado por el almirante Jean de Vienne, organiza una expedición de castigo cuyo mayor éxito es el saqueo de la Isla de Wight. Vuelve a la carga en 1377, de nuevo junto a Vienne, formando una escuadra de 50 galeras y 5000 hombres que asolará las poblaciones de Rye, Rotingdean, Lewes, Folkestone, Portsmouth, Dartmouth y Plymouth, Southampton, Hastings, Poole y otra vez la Isla de Wight, que quedo completamente destrozada. En 1379 continua su dominio sobre el Canal de la Mancha, imprescindible para el comercio con Flandes y captura cuatro naves inglesas. Pero será en 1380, una vez más junto a su colega Vienne cuando realice su mayor gesta. Tras partir de Sevilla con 20 galeras, se une con Vienne en La Rochelle y derrotan a la flota inglesa y sus aliados, comandadas por el abad de Battle, en Winchelsea. Tras aprovisionarse en el puerto de Harfleur parten hacia la desembocadura de Londres hasta casi las mismas puertas de Londres, prendiendo fuego al a vecina localidad de Gravesend y otras aldeas menores. Esta expedición se realizó bajo el reinado de Juan I, el cual la recogió en la crónica de su reinado con estas palabras:
“Ficieron gran guerra este año por la mar, e entraron por el río Artemisa (el Támesis) fasta cerca de la cibdad de Londres, a do galeas de enemigos nunca entraron”
Ataques de Sánchez de Tovar
Tendrán que pasar más de dos siglos, con la Invencible de por medio, para que soldados españoles vuelvan a saquear con creces las costas inglesas, y será en la conocida como Batalla de Cornualles. Durante la Guerra de los tres Enriques, como consecuencia de una expedición organizada por el genial Juan de Castillo, al que le debemos un buen artículo, y comandada por el excelente marino Carlos de Amézquida. Con tres compañías de arcabuceros, unos 400 hombres, embarcados en cuatro galeras, la Capitana, la Peregrina, la Bazana y la Patrona, se planta el 2 de Agosto de 1595 en la Bahía de Mount. La defensa de las costas inglesas estaba a cargo de las milicias inglesas, pero los miles de hombres que las formaban huyen despavoridos al ver a los magníficos hombres de los Tercios, ya se sabe “Españoles en el mar quiero, y si es por tierra que San Jorge nos proteja”. En tan solo dos días los españoles obtienen un buen botín y queman las poblaciones de Newlyn, Paul, Penzance y Mousehole, destacando que en esta última solo quedo en pie un pub. Además desmontan la artillería de todos los fuertes ingleses de la zona y la embarcan en sus naos. Al final del segundo día, en el fuerte de Penzance, se permiten el lujo de celebrar una misa católica, prometiendo construir una iglesia el día que Inglaterra sea derrotada. Al embarcar para volver a territorio amigo arrojan por la borda a todos los prisioneros. Son alcanzados por una embarcación de la Royal Navy, la cual consiguen hundir; y consiguen esquivar una flota comandada por los celebres Francis Drake y John Hawkins, que había sido enviada para capturarles. La que si les dio alcance fue una escuadra holandesa de 46 navíos, que les causó las únicas 20 bajas de la expedición, pero a la cual consiguieron hundir dos embarcaciones.
Para finalizar, cabe destacar, que fruto de este éxito, Felipe II se animo a organizar de nuevo una invasión a gran escala como la de 1588 con la Invencible. En 1597, reunió 136 navíos de guerra y aún más de transporte y casi 9000 soldados, junto a 4000 marineros, pero de nuevo las inclemencias meteorológicas desbarataron los planes del monarca español, aunque esta vez no hubo que lamentar perdidas, pues la flota pudo volver tranquilamente sobre sus pasos. Pese a todo, siete embarcaciones alcanzan su objetivo y desembarcan en Falmouth, donde 400 soldados se hacen fuertes y esperan invadir Londres a la llegada de refuerzos. Al ver que estos nos llegan y tras dos días, en que de nuevo las milicias inglesas ni se asoman para hostigarles, se les ordena que embarquen rumbo a España, donde llegan sin ningún tipo de problema.
Como siempre, poca gente conoce estos hechos, sirva este artículo para hacer un poco de justicia.
KRIPTEIA MILITES HISPANI: Fernando Sánchez de Tovar y Carlos de Amézquita, los marinos que invadieron Inglaterra.
Nuevamente, muchas gracias, amigo.
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
Frente a lo que mucha gente cree, y que tantas veces hemos criticado, España no fue, ni mucho menos, siempre derrotada en el mar por los ingleses.
Bueno, es importante saber separar mitos y propaganda de la realidad. Y la realidad nos deja datos como por ejemplo este:
Los ingleses reconocen haber capturado 231 buques españoles frente a 331 británicos capturados por los españoles, hasta septiembre de 1741, mientras que los recuentos españoles hablan de 25 frente a 186, aunque a pesar de la gran discordancia de cifras, ambos recuentos reconocen ventaja para los españoles.
"Donau abric a Espanya, la malmenada Espanya
que ahir abrigava el món,
i avui és com lo cedre que veu en la muntanya
descoronar son front"
A la Reina de Catalunya
Muy interesante.
Este video, y las siguientes partes, tambien recopilan grandes victorias del Imperio Español, aunque no solo contra Inglaterra, sino contra todos sus enemigos.
Great Spanish Victories (PART/1) - YouTube
Muy buen aporte Guillermo Hispano, se agradece.
Excelente aporte. Otro dato objetivo para dar al trasto con el mito de que la armada más antigua y victoriosa del mundo es la británica.
EXURGE DOMINE ET JUDICA CAUSAM TUAM
¡¡Arde Inglaterra!! La hazaña de D. Fernando Sánchez de Tovar
"Mapa que muestra las ciudades incendiadas o invadidas por las galeras al mando de Tovar y Vienne a lo largo de los años 1374 a 1380"
FERNANDO SÁNCHEZ DE TOVAR.
EL ESPAÑOL QUE INCENDIÓ LOS ARRABALES DE LONDRES.
Si el aparato de propaganda español fuese ni la mitad de bueno que la de nuestros enemigos, no me cabe la menor duda que D, Fernando Sánchez de Tovar tendría en las calles y plazas de España un merecido honor.
¿Quién fue D. Fernando? Fue un soldado y marino castellano que hizo sus primeras armas sustituyendo a Diego Pérez Sarmiento como Adelantado Mayor de Castilla, en la guerra entre Pedro I (apodado el Cruel) y el aspirante al trono Enrique de Trastámara. Allá por el año 1366 Fernando decide cambiar de bando, entregando para ello la ciudad y fortaleza de Calahorra a Don Enrique y poniéndose a su servicio. Este tipo de cambio de banderías no estaba tan mal visto en aquella época. Uno servía los intereses de su señor, pero en caso de que este incumpliese algún pacto, o no se comportase como debiera, uno podía renunciar a los privilegios que había recibido por parte del mismo y buscar fortuna en otro sitio.
Una vez formulada el cambio de bandería Fernando combatió junto a su nuevo monarca en la batalla de Nájera, y después éste, ya como Rey de Castilla (1369-1379), Enrique II nombró a Sánchez de Tovar Almirante Mayor de Castilla (1374), reemplazando al fallecido genovés Ambrosio Bocanegra.
Fernando se ganaría bien el sueldo, pues demostró ser no sólo un militar de gran envergadura, sino un experto marino. Junto a su homólogo francés Jeane de Vienne partió en el año 1374 a infligir un castigo a los ingleses, participando en una arriesgada maniobra que hizo que llevar las galeras y tropas hasta la isa de Whigt, pasándola a saqueo.
Tras una tregua, en 1377 volvía la guerra entre franco-castellanos y anglo-navarros, y la flota conjunta de Sánchez de Tovar y Vienne saqueó los puertos ingleses de Rye, Rotingdean, Lewes, Folkestone, Plymouth, Portsmouth, Wight y Hastings.
¡¡Una delicia!! Se llevaron por delante todo lo que había, y durante un tiempo, el “Terror de los Mares” no era otro que Fernando Sánchez de Tovar. El clímax de esta experiencia bélica llegaría pronto
En 1380 remontaron las galeras españolas y gabachas el Támesis hasta la localidad Gravesend, arrabal cerca de Londres, que incendiaron.
Y ahora ¿díganme vuesas mercedes? ¿No es éste un personaje que merece la pena estudiar? Por mucho menos, el almirante Nelson, (al que dimos “matarile” en Trafalgar) tiene plazas, biografías en tono épico, y hasta películas ensalzando su figura. No menos que Drake, el pirata. Mientras nuestro aparato de propaganda, se deja en el baúl de los recuerdos a personajes como Sánchez de Tovar, el español que incendió Inglaterra.
L. Gómez.
EL BLOG DE CASSIA
Los ingleses eran buenos marineros, daban buena batalla, en Puerto Rico peleábamos con ellos a cada rato, había respeto y un combate muy reñido pero el bando boricua siempre salía vencedor, prueba de eso es la victoria de 1797 la cual recuerda al Regimiento Fijo, aún en Puerto Rico practican y conmemoran esa gran batalla. Saludos.
Pues también se ha hablado por aquí del Regimiento Fijo:
El Regimiento Fijo de Puerto Rico va volviendo.....
Más allá de la Armada Invencible: todas las veces que tropas españolas desembarcaron en las Islas Británicas
Más allá de la Armada Invencible: todas las veces que tropas españolas desembarcaron en las Islas Británicas
4 Mayo, 2017
Jorge Alvarez
Licenciado en Historia y diplomado en Archivística y Biblioteconomía. Fundador y director de la revista Apuntes (2002-2005). Creador del blog El Viajero Incidental. Bloguer de viajes y turismo desde 2009 en Viajeros. Editor de La Brújula Verde. Forma parte del equipo de editores de Tylium.
Piquero del Tercio de Juan del Águila en Cornualles (por Gerry y Sam Embleton)/Imagen: militar.org.ua
En Gran Bretaña está generalizada la creencia popular en que desde la ocupación del país por los normandos de Guillermo el Conquistador en el siglo XI ningún ejército extranjero ha vuelto a pisar su territorio.
Si acaso, las islas del Canal de la Mancha, que la Alemania nazi ocupó durante la Segunda Guerra Mundial y nada más. Pero un vistazo a aquellos tantos años en los que compartió tensa historia con España revela que no todo se redujo al rechazo de la Armada Invencible; otras armadas, otros soldados españoles, desembarcaron en suelo británico en varias ocasiones.
Ya desde la Edad Media menudearon las incursiones en uno y otro sentido. Generalmente, las que zarpaban de Albión con destino a la Península Ibérica eran razias que tenían como objetivo el saqueo de las poblaciones costeras; a veces tenían éxito, como la que protagonizó Francis Drake a Cádiz, y otras se estrellaban contra las defensas locales, como la que el mismo marino hizo por el litoral gallego y portugués.
En sentido inverso también los marinos españoles atacaron sus islas, aunque en su caso solían ser expediciones más ambiciosas.
La primera reseñable sería la que dirigió Fernando Sánchez de Tovar, almirante de Castilla, como represalia por la destrucción de varios barcos castellanos en el puerto francés de Saint Malo, durante la Guerra de los Cien Años; gajes de la alianza firmada por Enrique II de Trastámara con el rey galo Carlos V.
Francis Drake visto por Jodocus Hondius/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos
El episodio primigenio había ocurrido en La Rochelle en 1372, donde veintidós galeras hispanas habían derrotado a treinta y seis naos inglesas que se les oponían, llevándose un sustancioso botín de los catorce transportes que escoltaban.
A partir de ahí y a lo largo de la década se sucedieron las incursiones castellanas: Wight, Plymouth, Porthsmouth, Darthmouth, Lewes, Rye, Rottingdean, Folkestone, Winchelsea, Hastings, Poole, Jersey, Guernsey…
El Canal de la Mancha sólo tenía un dueño y se demostró poco después, cuando Tovar y el francés Jean de Vienne, remontaron el Támesis para llevar a cabo un asalto a Gravesend, una villa del extrarradio londinense que fue saqueada e incendiada junto a otras aldeas menores.
Los ataques de Sánchez de Tovar a Inglaterra/Imagen: Luis García en Wikimedia Comemos
El cambio de siglo no supuso una tónica diferente. La guerra entre Francia e Inglaterra seguía activa y el monarca francés continuó requiriendo ayuda de Castilla. Enrique III el Doliente se la concedió y envió al corsario vallisoletano Pero Niño al mando de tres galeras bien pertrechadas para poner fin a las correrías enemigas por el Canal.
En 1405 Pero Niño se unió al galo Charles de Savoisy y juntos remontaron la ría de Cornualles, saqueando y dejando la región envuelta en llamas; después continuaron su campaña repitiendo acciones en Portland, Poole, Southampton para, más tarde,regresar y arrasar Jersey y otras islas.
Demos ahora un salto porque la unión dinástica de Castilla y Aragón, junto con la fusión con Portugal, el descubrimiento de América y la vinculación con el Sacro Imperio Romano Germánico, convirtieron a España en la primera potencia europea.
Y si Francia, en un primer momento tras la unificación de su reino al acabar la Guerra de los Cien Años, se había mostrado como el enemigo a batir, se rezagó tras la muerte de Francisco I y pronto quedó claro que Inglaterra opositaba también a esa plaza, especialmente tras su reforma religiosa.
El fracaso de la Armada Invencible tendría su reflejo en el de la Contraarmada de la reina Isabel; las espadas seguían en alto y seis años después, en el verano de 1595, los barcos españoles volvieron a sembrar el pánico en las islas británicas.
Derrota de la Armada Invencible (Loutherbourg)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos
Fue en la conocida como Batalla de Cornualles y paradójicamente el objetivo inicial no eran los ingleses sino los franceses, que tenían como nuevo monarca a Enrique II de Navarra; éste era protestante y por eso recibió el apoyo de Inglaterra.
Felipe II, en alianza con la Liga Católica y Roma, envió al afamado Tercio de Juan del Águila, quien derrotó al enemigo una y otra vez hasta poner orden para después organizar una expedición de castigo a Gran Bretaña.
Embarcó tres compañías de arcabuceros en una pequeña escuadra de cuatro galeras y tomaron tierra en Cornualles, en el extremo suroeste de Gran Bretaña, asolando Mousehole, Newlyn, Paul y Penzance.
Se llevaron todos los cañones que encontraron y tan sólo registraron una veintena de bajas, que además no las causaron los ingleses sino una enorme flota holandesa con la que se toparon a la vuelta y de la que escaparon por poco.
La Conferencia de Someset House en 1604, donde se negoció la paz entre España e Inglaterra/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos
Dos años más tarde se organizó una nueva armada de mayores dimensiones que la desgraciada en 1588: más de ciento sesenta naves y un ejército veterano cuya misión era, otra vez, conquistar el país y sustituir la monarquía anglicana por otra católica.
El destino quiso jugársela de nuevo a Felipe II y las tormentas propias del otoño desbarataron la empresa, si bien no hubo las pérdidas de la ocasión anterior. De hecho, siete de los barcos lograron llegar a tierra inglesa, a Falmouth, desembarcando cuatrocientos hombres. Aquella fuerza montó las correspondientes defensas mientras esperaba la llegada de los compañeros y del enemigo, pero ni unos ni otro aparecieron por lo que, al cabo de unos días, se optó por reembarcar.
En el contexto de aquella guerra anglo-española que empezó en 1585 y no terminaría hasta 1604, Juan del Águila volvió a cruzar el Canal a principios de septiembre de 1601, ya bajo el reinado de Felipe III. Esta vez el objetivo era Irlanda y más concretamente el puerto de Cork, que debía servir de cabeza de puente para una invasión, por lo que la flota llevaba cuatro millares y medio de hombres en una treintena de naves.
Pero una galerna las dispersó y en lugar de Cork tuvieron que arribar a Kinsale, a donde no llegó nunca la escuadra de Pedro de Zubiaur, una decena de barcos con casi setecientos soldados y la mayor parte de las provisiones. Por tanto, poco más de tres mil españoles se encontraron en tierra extraña en unas condiciones no muy ventajosas.
La batalla de Kinsale/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos
Las tropas construyeron dos fuertes y se atrincheraron mientras los barcos partían en busca de refuerzos. Entonces apareció un enorme ejército inglés que les triplicaba en número, a pesar de lo cual no fue capaz de romper las defensas montadas. Sin embargo, los refuerzos prometidos se perdieron en una nueva tempestad y únicamente se presentó un contingente irlandés.
La descoordinación y la defección de los irlandeses hizo que en la batalla de Kinsale se impusieran los ingleses, que no provocaron una escabechina mayor gracias al oficio de la infantería española. Al final, Juan del Águila pactó entregar las cinco plazas ocupadas a cambio de barcos y víveres para retornar a España… donde le esperaba un consejo de guerra; falleció antes de que empezara.
Inglaterra e Irlanda no fueron casos únicos y la bandera española ondeó también en Escocia, tras algo más de un siglo de descanso -que no de paz-. Fue en 1719, después de que la Guerra de Sucesión enfrentara una vez más a españoles y británicos por el apoyo de éstos al pretendiente Carlos de Habsburgo frente al candidato Borbón apoyado por Francia.
El problema sucesorio hispano, resuelto finalmente a favor de Felipe V, se trasladó entonces a las islas británicas, donde la impopularidad de Jorge I llevó al levantamiento de los partidarios de los Estuardo, personalizados en la figura de Jacobo III, quien tenía de su lado a irlandeses y escoceses además de los ingleses católicos.
Jacobo III Estuardo (por Alexis Simon Bell)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos
Siguiendo un plan del cardenal Alberoni, ministro español, se envió a Escocia una escuadra compuesta por dos fragatas, a bordo de las cuales iban tres centenares de infantes de marina con la misión de proporcionar mosquetes (llevaban miles) y apoyo a la que era ya la tercera rebelión jacobita.
Se esperaba que ello desviara la atención inglesa, que mandaría allí sus fuerzas desguarneciendo su propio país y facilitando así el desembarco de un contingente más importante -unos cinco mil efectivos- en Cornualles, armando a los jacobitas locales.
Sin embargo, el tiempo volvió a jugar en contra impidiendo zarpar a la flota encargada de trasladar este ejército. Así, los infantes de marina quedaron solos y encima se encontraron con que los highlanders se mostraban remisos a empuñar las armas.
Batalla de Glen Shiel (Peter Tillemans)/Imagen: dominio público en Wikimedia Comemos
La guarnición española atrincherada en el castillo de Eilean Donan, medio centenar de hombres, fue duramente bombardeada por tres fragatas inglesas y sólo pudo resistir tres días. Los otros trescientos soldados se enfrentaron el 10 de junio al ejército inglés en la Batalla de Glen Shiel, ayudados por algunos clanes.
La artillería enemiga se concentró en mantener a distancia a los españoles -al fin y al cabo el hueso más duro de roer- y lanzó al resto de la tropa contra los escoceses, que no aguantaron el embate y optaron por irse aprovechando la bajada de la niebla, siempre con los hispanos cubriendo su retirada.
De aquel combate, que duró todo el día, quedan hoy algunos rincones de nombre etimológicamente obvio, como Bealach-na-Spainnteach (en gaélico, Paso de los Españoles) o The Peak of Spaniards (Pico de los Españoles).
Fuentes:
/Guerra y sociedad en la monarquía hispánica (Enrique García Hernán y Davide Maffi, eds)
/ La Marina de Castilla (Cesáreo Fernández Duro)
/Cronica de D. Pedro Nino, conde de Buelna (Gutierre Díaz de Gámez)
/ The Last Armada. Siege of 100 Days: Kinsale 1601 (Des Ekin)
/ Pisando fuerte. Los Tercios de España y el Camino Español (Fernando Martínez Laínez)
/ Irlanda y la monarquía hispánica: Kinsale, 1601-2001. Guerra, política, exilio y religión (Enrique García Hernán)
/ Rincones de historia española (León arsenal y Fernando Prado)
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Fuente:
Más allá de la Armada Invencible: todas las veces que tropas españolas desembarcaron en las Islas Británicas
La incursión española a Cornualles de 1595
“The Spanish attack on Penzance in 1595, part of the Battle of Cornwall”. British Battles on Land and Sea, volume 1. British library
Tras la derrota de 1588 de la Gran Armada, Felipe II reorganizó su flota con la intención de hacer frente a sus numerosos enemigos.
Por rareza, en verdad, se vio mayor actividad en nuestros puertos, tratando de reparar las pérdidas de la jornada de Inglaterra. Construíanse por extraordinario galeones en Santander; se carenaban en Ferrol los necesitados de reparo; se juntaban en la Coruña, Lisboa, Cádiz, Sevilla, Pasajes los expeditos, en diez escuadras, denominadas: de la Capitana general; de galeones de Castilla; de Guipúzcoa; de Vizcaya; de Sancho Pardo; de Bartolomé de Villavicencio; de filibotes de Pedro de Zubiaur; de filibotes de Garibay; de pataches y zabras de Avendaño, y de zabras, sumando 1oo naves con 48.200 toneladas y 981 piezas de artillería. De estas escuadras eran independientes las flotas y armadas de Indias, así como los barcos sueltos destinados al aviso, y las galeras, una de las cuales se envió á Bretaña, como se ha visto, y otra á las islas de Barlovento. [F. Duro]Así que, en contra de lo que pudiera pensarse, lo ocurrido con la Armada de 1588, no supuso el fin de las fuerzas españolas. Y eso que España luchaba contra medio mundo. Antes al contrario. Todavía se seguía contando con una fuerza considerable de buenos barcos, excelentes soldados y, sobre todo, grandes mandos experimentados que seguían poniendo en aprietos a cuantos enemigos se les pusieran por delante.
Andaban en el ejercicio, destacados desde los puertos cantábricos, varios capitanes prácticos del Canal de la Mancha, entre los que se distinguieron por la osadía de los ataques y desembarcos, aun en la inmediación de los puertos principales, Marcial de Arriaga, Juan y Miguel Escalante, Juan de Mérida, Martín de Oleaga, Joanes de Villaviciosa, y más que todos, Pedro de Zubiaur, cabo ó jefe de la escuadra de pataches y zabras que mantenía las comunicaciones de Bretaña con la Península y conducía los socorros. Todos ellos utilizaban la situación intermedia de Blavet, y conducían allí las presas, que hicieron muchas, burlando la persecución de los buques mayores de guerra, al paso que destruían los de cabotaje. [F. Duro]
Antecedentes
Una de las bases españolas utilizadas como punto de partida para estas osadas incursiones fue la de Blavet, hoy en día llamadaPort-Louis. Esta es una localidad francesa situada en Bretaña, con una excepcional situación natural que la hizo ser pieza codiciada por numerosos contendientes. Los españoles llevaban allí desde 1590, apoyando a los franceses católicos en su guerra civil contra los hugonotes y de allí partió la expedición que pasamos a relatar.
¿Por qué se eligió Cornualles como lugar de operaciones? Pues porque era una zona donde todavía se encontraban muchos católicos ingleses. Allí se inició una revuelta en 1549 llamada laRebelión del Libro de Oraciones (Prayer Book Rebellion), donde fueron reprimidos por las tropas del rey Eduardo VI. Era una región inglesa perfecta para iniciar algún tipo de levantamiento. Más que cualquier otra, así que los españoles se decidieron por esta.
No obstante, los ingleses ya temían algún tipo de incursión española a Cornualles, ya que el 10 de julio de 1595 Godolphin (de quien hablaremos más adelante) le escribió a Lord Essex que se necesitarían más hombres para la defensa de las islas Scilly:
Soy de la misma opinión de que se necesita una guarnición más fuerte, porque la reunión de esos españoles parece más una nube a la que le gustaría caer pronto en alguna parte de los dominios de Su Majestad.
Y así fue, puesto que en los siguientes diez días se vieron galerasen varios lugares frente a la costa de Cornualles: en St Eval, y Padstow en el norte, donde el hijo de Grenville reunió apresuradamente una especie de milicia, lo que disuadió a los españoles de desembarcar. En St. Keverne, el 2 de agosto, se vio una serie de buques extranjeros navegando por la zona del arrecife de Manacles-Falmouth Bay.
Mapa del Reino Unido y la situación de Cornualles, al sudoeste. Imagen de Google Maps.
La incursión por Cornualles
Primer día
En realidad, más que batalla debería llamarse como lo hacen los ingleses: Raid on Mount’s Bay, porque fue eso mismo: una incursión, un raid al estilo comando actual.
Se decidió organizar una expedición de castigo por la ayuda de los ingleses a Francia y el 26 de julio de 1595 zarparon de Blavetcuatro galeras con cuatrocientos soldados del tercio de donJuan de Águila (tres compañías) mandados por el capitán del mismo don Carlos de Amésquita (llamado Amézola por el historiador Fernández Duro).
Las galeras pertenecían a la escuadra de Pedro de Zubiaur. Estas fueron Nuestra Señora de Begoña, Salvador, Peregrina y Bazana. La escuadra pasó por Penmarch donde hundieron un buque francés tripulado por ingleses con un cargamento con destino a Inglaterra.
El 2 de agosto llegaron a Mousehole, la primera localidad de Cornualles que pisaron. Allí les guió un católico inglés llamado Richard Burley hacia una playa rocosa, a poca distancia del puerto. Un grupo de españoles bajo el mando de don León de Ezpeleta y el sargento mayor Juan de Arnica, ascendieron una colina para tener mejor vista de lo que había por la zona.
Mientras tanto, las galeras realizaron un bombardeo sobre Mousehole, que carecía de defensa y donde murieron tres personas, además de quemar casi todas las casas. La mayoría de la población había huido antes, refugiándose muchos de ellos en Penzance. El único edificio que quedó intacto fue una tarberna llamada Keigwin Arms, donde actualmente hay una placa recordando el hecho:
Squire Jenkyn Keigwin was killed here 23 July 1595 defending this house against the Spaniards. (El escudero Jenkyn Keigwin fue asesinado aquí el 23 de julio de 1595 defendiendo esta casa contra los españoles). [Las fechas no coinciden puesto que Inglaterra tenía un calendario distinto al español en aquel momento]
Un segundo grupo de españoles fue tierra adentro y llegó hasta la parroquia de Paul, como medio kilómetro de distancia. Fueron unos doscientos hombres, entre piqueros y arcabuceros. El pueblo, indefenso, fue saqueado y quemado. La iglesia de St Pol de Lion, descrita por Amézquita como una mezquita (valga la redundancia) fue también incendiada. En este ataque murieroncuatro vecinos y un número indeterminado de los mismos fueron hechos prisioneros y llevados a las galeras, donde reembarcaron con los soldados.
Galera española. Grabado de la época.Segundo día
El 3 de agosto las galeras navegaron hasta Mounts Bay, con Penzance y Newlyn a la vista. Llegaron a esta última localidad y la incendiaron tras saquearla.
Hasta este momento los españoles no habían encontrado defensa alguna, pero esto iba a cambiar pronto ya que, cuando avanzaron hasta Penzance, se encontraron con las milicias inglesas anti-invasión de 500 hombres, que ya estaban alertadas y prestas a la defensa. Estos milicianos estaban guiados por Francis Godolphin, que era Deputy Lord Lieutenant, algo así como un teniente adjunto nombrado por el Rey, que servía para ayudar en cualquier tarea que se requiriese. Vamos, un responsable local de la Corona.
Los españoles desembarcaron en la amplia playa y es aquí cuando los ingleses se dieron cuenta de que lo que tenían delante no eran sino la mejor infantería del momento: los temibles tercios. O parte de ellos. Muchos menos de lo que sería un tercio, pero igualmente efectivos. Aún así, los milicianos (no se les puede negar la valentía) atacaron convencidos de su superioridad numérica, que no de calidad como decimos.
Con la profesionalidad y temple que les caracterizaba, los soldados españoles mantuvieron su formación, mientras que un destacamento cargaba contra una parte numerosa de la milicia que intentaba flanquearlos por sorpresa. Desde las galeras se dieron cuenta de que los milicianos podían arrollar al pequeño grupo de españoles que les hicieron frente y dispararon contra aquellos.
Sin embargo, los españoles se habían dado cuenta del problema y los mosqueteros se hicieron cargo atacando el flanco enemigo, lo que hizo que los milicianos huyeran despavoridos, arrojando sus armas y desapareciendo del lugar. Un centenar de ellos se refugiaron en la localidad de Marazion.
Tercios españoles en combate. Grabado de la época.
Godolphin debió palidecer ante aquello y solo él y una docena de hombres se fueron con la idea de ofrecer algún tipo de resistencia más adelante.
Tras aquello, le tocó el turno a la localidad de Penzance, que fue bombardeada por las galeras. Cuatrocientas casas fueron destruidas y tres buques mercantes fueron hundidos. Fernández Duro dice que en aquella plaza tomaron también un fuerte que había en la marina.
Francis Godolphin intentó reunir a los hombres, pero estos huyeron de nuevo, así que los españoles entraron en la ciudad sin resistencia alguna, lo que permitió saquearlo a placer. Solo la iglesia de St Mary se salvó de los incendios porque el guía Richard Burley le contó a Amésquita que en aquella iglesia se había celebrado misa una vez.
El sacerdote católico Fray Domingo Martínez, capellán principal de la escuadra española, celebró una misa al aire libre en Western Hill, a las afueras de Penzance. Amésquita no prometió construir allí una iglesia católica en un par de años cuando Inglaterra fuera conquistada, como he leído en muchos sitios.
El capitán español nos aclara el asunto en su informe oficial:
En esta ciudad quemamos más de cuatrocientas casas, algunas aldeas periféricas y tres buques que estaban cargados de vino y otros bienes. La mezquita donde se reúnen para sus conventículos no fue quemada porque el capitán Richard Burley, un caballero inglés de la Marina Real de su Majestad, dijo que se había celebrado la Misa en ella anteriormente. Fray Domingo Martínez, capellán principal de las galeras, escribió dos versículos en inglés en los que declaró la razón para no quemarla y su confianza en Dios de que la Misa se celebraría nuevamente dentro de dos años. Hecho esto, nuestros hombres se retiraron a otra ciudad llamada Newlyn, incendiándola así como todas las casas periféricas.
Tras aquello y cumplida la misión de castigo, y viendo que empezaban a llegar muchos más milicianos de refuerzo (Duro habla de 1.200 hombres), Amésquita ordenó el reembarque. Al día siguiente liberaron a los prisioneros en tierra y se fueron sin ser molestados. El que los españoles dejaran a los prisioneros vivos causó sorpresa, ya que por aquel entonces tanto ingleses como españoles tenían por costumbre, desde lo de la Gran Armada de 1588, masacrar a cuantos cogieran prisioneros.
Estos mismos prisioneros liberados contaron a Godolphin que los españoles tenían la intención de seguir con sus correrías y haber ido a St. Ives y Padstow, y de allí al canal de Bristol, pero temían encontrarse con la llegada de refuerzos navales de Drake y Hawkins que se encontraban en la localidad cercana de Plymouth y que por eso decidieron irse definitivamente.
Vista actual de los lugares atacados por los españoles: Newlyn, Mousehole, Penzance y Paul. Imagen de Google Maps.
Las consecuencias
Las fuerzas inglesas de socorro, bajo el mando de Sir Nicholas Clifford llegaron tarde para enfrentarse con los españoles. El mando inglés estaba enfurecido con el comportamiento deplorable de los milicianos que habían huido.
Para la ciudad de Penzance, si la gente hubiera estado con Sir Francis Godolphin, que se comprometió muy dignamente, se habría salvado; pero la milicia lo abandonó por completo, salvo cuatro o cinco caballeros.
Tenía poco sentido enfadarse con unos hombres que no eran profesionales de la guerra, a diferencia de los soldados españoles. Vistas las circunstancias fue lo mejor que podían haber hecho.
Hay que tener cuidado también con creerse todo lo que hizo Godolphin, ya que solo ha quedado su testimonio, por parte inglesa, de lo sucedido y, como se ha visto, él ha quedado bastante bien en esta historia, no así sus vecinos. No digo que este hombre no hiciera lo que hizo, pero hay que tomarlo con cautela.
Sin embargo, aquella incursión española a Cornualles sirvió para que una más que preocupada reina Isabel y Lord Burghley, primer consejero real, tomaran medidas para fortalecer las defensas y que aquello no volviera a ocurrir. Ya habían tenido bastante con Pero Niño y Fernando Sánchez de Tovar en sus expediciones de siglos anteriores, además de esta incursión, como para que cada cierto tiempo llegaran los españoles a hacer el vikingo.
La escuadra española se encontró el 5 de agosto con un convoy holandés de 46 buques. Amésquita ordenó el ataque y hundió dos de los buques enemigos, causando muchos daños a otros, a costa de veinte bajas mortales y algunos heridos. El resto de los buques holandeses huyeron renqueando, entre ellos la capitana que llevaba mucha avería en la arboladura.
Las galeras hicieron una parada en Penmarch para reparar y entraron en Blavet el 10 de agosto.
La incursión española a Cornualles, como hemos visto, no fue importante desde el punto de vista militar, ya que ese no fue su objetivo, pero consiguió que los ingleses tuvieran bien en cuenta que los españoles podían llegar hasta ellos si se lo proponían. Aquello sirvió, como hemos comentado, como acicate para estar preparados y que aquello no ocurriera más.
Fuente:
- Fernández Duro, Cesáreo. Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón.
- Rowse, AL Tudor Cornwall, portrait of a society. 1947
https://www.todoababor.es/historia/i...ab76-174527169
Palentinas contra el ejercito inglés.
Mayo de 1388, las tropas inglesas del Duque de Lancaster,que por aquel entonces era un pretendiente más a gobernar la Corona de Castilla, atacaron la ciudad de Palencia para someterla y saquearla. El problema fue que la ciudad no contaba con guerreros para su defensa, ya que la mayoría de los hombres estaban en otras campañas militares. Por lo que tuvieron que ser entonces las mujeres las que se
e armaran de valor y defendieran la ciudad hasta conseguir ¡derrotar al enemigo!. Gracias a estas herocidad femenina de defensa de su ciudad y de Castilla, se les otorgo a todas las mujeres palentinas el poder llevar una banda dorada, que, hasta entonces, sólo ostentaban los caballeros y que a día de hoy siguen luciendo las mujeres en el traje tradicional palentino.
DESCUBRE CASTILLA: Palentinas contra el ejercito inglés.
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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Me recuerda a cuando las mujeres de Ávila defendieron con éxito la ciudad, que estaba desguarnecida porque los hombres habían salido a luchar con los moros cuando otros mahometanos intentaron asaltarla. Y las de Tortosa, y tantas otras en España y en Hispanoamérica a lo largo de la historia:
Mujeres de armas tomar
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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No te preocupes, encaja perfectamente en este hilo, se ajusta en todo al tema. Sólo recordé el otro hilo (donde también se habla de las mencionadas palentinas) para quien quisiera profundizar y ver otros temas similares.
La Batalla de la Rochela, Francia. 1372. La gran victoria naval de la escuadra castellana medieval contra la inglesa
La batalla naval de la Rochela o la Rochelle, fue el momento culminante de la participación de Castilla en la Guerra de los Cien Años, apoyando a Francia, contra Inglaterra. Como vimos en su momento, la guerra civil castellana entre Pedro I, llamado el Cruel, contra Enrique de Trastamara ya había sido en realidad un frente de la Guerra de los Cien Años puesto que a Pedro le apoyaba Inglaterra y a Enrique, Francia pero después se repitió la misma dinámica.
Como vimos, el final de esta guerra civil fue digno de una película o serie de televisión de fantasía medieval. Enrique mató a su hermanastro Pedro a puñaladas en su propia tienda de campaña, en los campos de Montiel. Al asentarse Enrique en el trono castellano continuó la guerra contra Inglaterra, dado que a raíz de la muerte de Pedro, el duque de Lancaster, hijo de Eduardo III de Inglaterra, como estaba casado con una hija de Pedro el Cruel, doña Constanza, se titulaba rey de Castilla y pretendía invadir Castilla y apoderarse del trono. Además, el norte de la Corona de Castilla y León, sobretodo las provincias vascas y Cantabria, presionaba al rey para atacar a Inglaterra y disputarle el control del mar del Norte para poder controlar las rutas navales de la exportación de lana castellana hacia Flandes, comercio del que Inglaterra quería apoderarse.
Enrique II de Castilla firmó una nueva alianza con el rey Carlos V de Francia y envió una flota de guerra al mando del almirante genovés al servicio de Castilla, Ambrosio Bocanegra para unirse a la francesa en el bloqueo naval de la ciudad de La Rochelle, en el suroeste de Francia, que estaba en manos de los ingleses.
En junio de 1372, Eduardo III de Inglaterra envió una flota a socorrer la ciudad, flota mandada por el conde de Pembroke, y esta flota se topó con la castellana el 23 de junio. Aunque las descripciones de la batalla difieren según los cronistas ingleses y franceses, todas coinciden en que fue una clara victoria castellana. Parece que las galeras y naos castellanas aprovecharon hábilmente el hecho de que las naves inglesas habían quedado semivaradas cerca de la costa debido a la marea desfavorable, cosa que pudieron aprovechar las naves castellanas que eran más ligeras y rápidas, destruyendo un gran número de buques ingleses, lanzándoles naves cargadas con artefactos de fuego.
400 caballeros y 8000 soldados ingleses quedaron prisioneros y fueron trasladados a España, a Burgos, donde quedaron presos hasta que fueron rescatados con dinero, poco a poco. La guerra naval anglo castellana continuó y de hecho algunos años más tarde, los marinos castellanos Fernán Sánchez del Tovar y Pero Niño llegaron a atacar las costas inglesas hasta las cercanías de Londres.
También en esta época las escuadras castellanas lucharon contra las portuguesas, pues Portugal ha sido casi siempre un aliado secular de Inglaterra. En cualquier caso, los historiadores españoles y franceses señalan que la intervención castellana en apoyo de Francia, fue un factor importante para invertir el rumbo de la Guerra de los Cien Años, hasta entonces favorable a Inglaterra y que finalmente acabaría con victoria francesa.
Esta intervención militar también dio impulso a la economía castellana y a su principal recurso, la exportación de lana. En esta época los mercaderes castellanos lograron sólidas posiciones en los mercados de Flandes. La exportación de lana a Flandes sería durante siglos uno de los principales motores de la economía de Castilla y de España.
RAFAEL MARÍA MOLINA
https://somatemps.me/2020/08/01/la-b...ra-la-inglesa/
Cuando era costumbre ir a Inglaterra de vacaciones
15 abril, 2015
Aunque ahora pasa al contrario, que los ingleses gustan de venir en verano a tostarse a nuestras playas, hubo un tiempo en que los españoles también iban en época estival a Inglaterra, aunque todo sea dicho por motivos bien diferentes.
Entre junio y julio de 1377 una fuerza naval castellana y portuguesa al mando de Fernando Sánchez de Tovar, unida a la francesa de Jean de Vienne, asaltó Rye, Rottingdean, Lewes, Folkestone y los alrededores de Darmouth y Plymouth . Tras reaprovisionarse en Harfleur la fuerza combinada hispanofrancesa arrasó la isla de Wight, aunque resistieron Winchelsea y Southampthon, pero Hastings y Poole fueron saquedas e incendiadas (agosto y septiembre de 1377).
En agosto de 1380, unidos otra vez más Sánchez de Tovar y Vienne, después de saquear Winchelsea subieron por el Támesis y quemaron Gravesend a la vista de Londres.
Tras una tregua entre Castilla e Inglaterra estos últimos la rompieron en varias ocasiones. Como las reclamaciones de Castilla no fueron atendidas por Enrique IV de Inglaterra (1399-1413), el rey castellano no confirmó las treguas (1404) y envió a Bretaña al almirante Martín Ruiz de Avendaño; Pero el almirante Niño, con tres galeras, se reunió con él en Brest para ayudarle en la protección del tráfico marítimo frente a la amenaza inglesa; sin embargo, Avendaño se negó a su requerimiento de navegar juntos hacia las costas británicas, y entonces Niño decidió emprender la incursión acompañado por el francés Charles de Savoisy con dos galeras. Atacaron Plymouth, Portland y Poole, para invernar después en Rouen (1406).
No sería la última vez que los españoles harían una incursión a Inglaterra.
- Imagen: Wikipedia. Principales ataques contra Inglaterra de flotas conjuntas franco–castellanas, comandadas por los almirantes Fernando Sánchez de Tovar y Jean de Vienne, entre 1374 y 1380, durante la Guerra de los Cien Años.
https://www.todoababor.es/historia/c...ra-vacaciones/
Fernando Sánchez de Tovar, el héroe que hizo temblar a Inglaterra
por José Carlos Mena | Nov 4, 2022
Guerra de los 100 años
La historia de España está repleta de hechos y hazañas, logros y reseñas que bien merecen un recuerdo, un digno homenaje. Figuras relevantes, héroes de leyenda, navegantes atrevidos y guerreros valientes, tachonan el camino español para engrandecer el legado y la verdadera memoria. Pero claro, esto no se enseña en las escuelas.
En este artículo me traslado a la Guerra de los 100 años, un conflicto bélico que enfrentó a las siempre belicosas Francia e Inglaterra, entre 1337 y 1453, convirtiéndose en el más largo del continente europeo. Grandes bajas y numerosas batallas, casi todas en suelo francés y, sí, aunque en menor medida, Castilla fue protagonista de un notable episodio, digno de mención.
Tengo que decir que, la flota castellana, siempre dispuesta y experimentada, acudió en ayuda de los franceses en aquella larga guerra. Gracias a aquella alianza, pudieron arrebatar a los ingleses numerosos puertos que estos poseían en el norte de Francia, entre Burdeos y Ouessant, dejando aislada las posesiones británicas en Europa.
La experiencia naval de Fernando Sánchez de Tovar
Es cierto que, amén de estos episodios marinos, donde destacó la toma de “La Rochelle”, con Ambrosio Bocanegra al frente de la flota, Castilla no participaría activamente en el conflicto, pero resulta que fue invitada a la fuerza. De la mano del experimentado marino castellano Fernando Sánchez Tovar, en la segunda mitad del siglo XIV, Castilla entró en aquella guerra por la puerta grande para dar una lección a los ingleses, provocándoles un destrozo monumental.
Y fue a raíz de la afrenta que hizo el Conde de Salisbury a una flota de siete naos castellanas que, repletas de mercancías, esperaban en el puerto de Brest a que se templaran los ánimos para partir rumbo a la península. En la primavera de 1373, el conde inglés, sin pensar en las futuras consecuencias, las apresó y las incendió, provocando cuantiosas bajas. La reacción de los castellanos no se hizo esperar: buscaban venganza.
Los castellanos, todo hay que decirlo, eran expertos en el arte de la guerra, pues llevaban cientos de años luchando contra los musulmanes, y se tomaron muy a las malas aquel desaire, por lo que decidieron dar un escarmiento a los orgullosos y estirados ingleses, que pagarían cara la afrenta. Y no se anduvieron por las ramas.
Aliados de Francia
Pero también, los marinos castellanos, gracias a los excelentes pilotos vacos, dominaban el Golfo de Vizcaya y controlaban el comercio marítimo, desde el Mediterráneo al Mar del Norte. Así que Fernando Sánchez de Tovar tenía los ingredientes para llevar a cabo su venganza y hacer pagar a los ingleses aquella afrenta.
Fernando Sánchez de Tovar, como Almirante Mayor de la Mar, con una carta de merced otorgada por Enrique II de Trastámara, de fecha 22 de septiembre de 1374, se dirige al Canal de la Mancha junto con galeras portuguesas, aliadas de Castilla por el Tratado de Santarem. Además, Fernando invitó a la fiesta a su amigo francés Jean de Vienne. La flota castellana, altamente preparada, tomó la iniciativa poniendo rumbo a la isla de Wight.
Los factores se juntan para el desastre o la victoria, con independencia de que la suerte aparezca o la audacia intervenga. Lo cierto es que el rey inglés, Enrique III era un anciano y se veía incapaz de detener el ataque, y el Príncipe Negro estaba enfermo y no alcanzaba a ver la solución, por lo que las victorias castellanas se sucedieron, una tras otra. Inglaterra estaba en crisis, se acercaba al abismo, por lo que solicitaron una tregua en Brujas en 1375.
El saqueo de ciudades inglesas
Pero a partir del verano de 1377 ni la tregua serviría para frenar la acometida, pues los castellanos y sus aliados querían aprovecharse de la debilidad del rey inglés. Así que la escuadra al mando el almirante de Castilla, Fernando Sánchez de Tovar, se unió con la francesa en Harfleur para ir saqueando, una a una, las ciudades del sur de Gran Bretaña. No había nada ni nadie que los detuvieran.
Sin que apenas opusieran resistencia, fueron saqueadas Rye, Folkestone, Portsmouth, Dartmout, Plymouth y otras muchas. Solo se resistió la localidad de Rottingdean, pero no sirvió de nada. Y poco después siguieron con la isla de Wight, Hasting y Poole, mientras el país entraba un proceso caótico, de inestabilidad política, tras la muerte de Eduardo III y el Príncipe Negro. Todo a pedir de boca.
Localidades inglesas atacadas
La remontada del Támesis: objetivo Londres
Y para culminar la gesta, aquella expedición de saqueo y castigo, llegó la remontada del Támesis y la amenaza directa a la capital: Londres. Fernando Sánchez de Tovar lo tenía claro y concentró 20 galeras en Sevilla con aquel propósito a principios de 1380 y aquel mismo verano, con sus aliados franceses, lanzó la expedición hacía la espina dorsal de Gran Bretaña, con la intención de dar donde más duele.
Con contundencia, sin apenas oposición, la flota combinada empezó incendiando la fortaleza de Winchelsea y entró con fuerza en el río por la punta de North Foreland, en dirección hacia el canal del Rey. Ya en el Támesis, avanzaron sin oposición hasta desembarcar en Gravesen, en la ribera sur, a pocos kilómetros de Londres, que veía de cerca la amenaza. Pero el asalto nunca llegó.
Con las galeras a rebosar de provisiones y tesoros, tanto que tuvieron que echar por la borda al fondo del río para no zozobrar, decidieron no atacar Londres, cuyos habitantes respiraron aliviados. Asegurando la estabilidad de las naves para volver a Castilla el objetivo se había conseguido. El orgullo inglés estaba herido, el pánico había fraguado en los británicos, a base de incendios y saqueos, y la afrenta había quedado saldada.
Hazañas y héroes para recordar
Una historia curiosa de valientes y osados guerreros castellanos, de experimentados marinos, de la remontada del Támesis para atacar el corazón de un reino, del miedo sembrado, de las riquezas conseguidas, de la incapacidad de defensa de los británicos, de la fortaleza de Castilla, que empezaba a vislumbrarse, de la Guerra de los Cien años y de la unión con Francia (esta sí funcionó, no como la de Trafalgar). La historia de Fernando Sánchez de Tovar, el héroe que hizo temblar Inglaterra.
Espero que os haya gustado. Hay mucha información al respecto para que amplíes el tema, para que profundicéis y para que sigáis aprendiendo con nuestra gran historia.
Batalla de «La Rochelle», donde Fernando Sánchez de Tovarderrotó a una flota inglesa
https://sonrisasenelcamino.es/fernan...-a-inglaterra/
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