Igual no lo sabías pero España puso de moda el color negro
José Luis Díez
25 · 02 · 201516:59h
Thom Browne apostó por el negro para su colección de otoño invierno 2015.© InDigital
Si preguntas en Francia por el origen del negro como símbolo de elegancia te remitirán rápidamente a Coco Chanel. Vale que el petite robe noire fue una revolución de aquella dama de gran carácter y que Yves Saint Laurent hizo lo propio décadas después convirtiendo en icono sexual a Catherine Deneuve de la mano de Luis Buñuel en ‘Belle de jour’, pero que no se atribuyan la invención del poder del negro. Porque nosotros lo hicimos siglos antes.
Coco Chanel vestida de negro 'a la española' en los años 30.© Cordon Press
Hubo un tiempo en el que España marcaba la pauta mundial y todo lo que se hacía en nuestra corte servía de inspiración de puertas afuera. Felipe II impuso una moda universal que todos los países del continente imitaban: se llevaba vestir eso de vestir "a la española". Es entonces cuando se empieza a identificar el negro como el color de la elegancia suprema. Cuando el sol no se ponía en nuestro imperio, nosotros marcábamos las tendencias.
A la izquierda, una propuesta de Chanel de los años 20; a la derecha, Cahterine Deneuve en 'Belle de jour' con un diseño de Yves Saint Laurent.© Cordon Press
Seguramente te preguntarás por qué nadie había reivindicado para nosotros este "invento". La leyenda negra que se generó a nivel internacional para perjudicar a la corte de Felipe II trató de identificar el negro que lucía el rey con una sociedad oscurantista, melancólica, sobria y triste. Pero nada más lejos de la realidad: “El uso del negro por la corte española no tiene nada que ver con el estado de ánimo de Felipe II por la muerte de su tercera esposa”, afirma Lucina Llorente, técnica especialista en tejidos del Museo del Traje. “Las razones fueron económicas”.
Hasta la revolución industrial del siglo XIX en la que se consiguió ‘popularizar’ la fabricación de textiles y aparecieron los tintes industriales, el vestido era un bien de lujo. Antes del descubrimiento de América, el negro era un color imposible de mantener de manera duradera en los tejidos por lo que vestirlo era símbolo de riqueza. Con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo se descubre el palo de campeche, un árbol que consigue un negro intenso (llamado ala de cuervo) que se fijaba bien a la ropa. “Los conquistadores ofrecen como regalo al monarca el palo de campeche y la cochinilla [tinte rojo]”, asegura Llorente. “Felipe II sabe que si impone esa moda le tendrán que comprar a él el tinte, lo que supondrá unos grandes ingresos para la corona”.
Felipe II, el hombre que puso de moda el negro en toda Europa.© D.R.
Su Católica Majestad decide entonces quedarse con este color para su corte y ceder el rojo para la Iglesia, una potencia que puede hacer frente al desembolso que supone este tinte y engordar así también las arcas españolas. Con el rey más importante de la Cristiandad vistiendo de negro, este se convierte en la moda del momento. La elegancia de la sobriedad del tinte en cuestión ayuda además a realzar la belleza de los cuellos de lechuguilla y golilla y sus encajes de bolillos. Además, y como señala Llorente, tiene también un uso político: frente a la exuberancia de Enrique VIII en Inglaterra, que gustaba de vestir con vivos colores y adornarse con joyas, se impone la sobriedad española. “Se emplea como símbolo de superioridad, de estar por encima de su oponente”, asegura la experta del Museo del Traje.
Esta moda seguirá vigente en la corte madrileña hasta la llegada de los Borbones. La presentación de la Infanta María Teresa de Austria (hija de Carlos IV) a Luis XIV de Francia, el Rey Sol, tras su compromiso evidenció la sentencia a muerte del negro: a un lado, los colores de la corte francesa, símbolo del éxito del Barroco y de la pujanza del país vecino; al otro, la corte española vistiendo el negro ala de cuervo, imagen de un imperio en horas bajas. El negro agonizaría durante unos años más y con la llegada de la dinastía borbónica a España terminará por desaparecer. “Si bien es cierto que Felipe V [primer rey de España de la dinastía francesa] aguanta el negro durante sus primeros años para hacerse con el favor del pueblo español, al final impondrá la moda de Versalles”.
Palo de campeche (Haematoxylum campechianum).© D.R.
A partir de ese momento el negro se destinará sólo al luto. Durante el siglo XIX, los hombres de negocios lo seguirán luciendo pero lejos ya de la idea de bienestar económico. La aparición de tintes artificiales más baratos que consiguen fijarlo lo convierten en un color más accesible y esto le da un sinónimo de practicidad: lo llevan los trabajadores, el servicio…
Así será hasta la irrupción de Coco Chanel en la moda de los años 20: “Su petite robe noire con cuellos y puños blancos, devuelven al negro su elegancia”, concluye Llorente. “Pero no podemos olvidarnos tampoco del trabajo de Balenciaga, otro de los grandes diseñadores que vuelve a reivindicarlo como un color fundamental. En su caso, además, es un homenaje al traje a la española, al que hace continuas referencias en su carrera”.
Felipe V vistiendo a la española a su llegada a la corte. Así no hería sensibilidades.© D.R.
Desde entonces no ha habido momento de la historia en el que no se le haya considerado como el sumum de la elegancia. La combinación blanco y negro que encontramos en el esmoquin o los vestidos de la alfombra roja que portan algunas actrices (pensemos en el Maison Margiela que lució Cate Blanchett en los últimos Oscar) no hacen sino reafirmar su poder.
Acabamos de cerrar una temporada de pasarelas, las del próximo invierno, que han vuelto a incidir en su importancia. Thom Browne, Dior Homme o Comme des Garçons han vuelto a destacarlo como color clave. Y nosotros desde la distancia lo miramos y pensamos: “¿Os gusta? Lo inventamos nosotros”.
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Fuente:
http://www.revistagq.com/moda/tenden...or-negro/21433
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