¿Leyenda negra o salsa rosa?
Una lumbrera alemana publica un libro equiparando a la Santa Inquisición y al nazismo, calificando de "holocausto" a la limpieza de sangre, y explicando que el "atraso" de España se debe a nuestro secular racismo.
Reverdece la Leyenda Negra, pero esta vez cual revuelto progre de algas tumefactas con salsa rosa, y no precisamente por parte del corrillo ibérico del "aquí hay tomate", sino del más europeo, prestigioso y subvencionado de los academicismos: a una hispanista germana le ha dado por hacer el alemán y pensar que los españoles somos como alemanes. De esta simple y falaz ecuación se resulta que la Santa Inquisición era un régimen nazi y la limpieza de la Cristiandad a ella encomendada no fue sino un holocausto.
Los argumentos para tal equiparación: los decretos de limpieza de sangre, con total desatención de su significado real, de su contexto social y, sobretodo, del funcionamiento real de la Inquisición, cuyas penas capitales no sobrepasaban los muy escasos centenares anuales –cifras del todo moderadas en comparación con los crimenes liberal-comunistas, empezando por el aborto de 90.000 españoles al año. Un día de estos un académico de turno reparará en que las urnas celtíberas no servían a ningun comicio electoral, y entonces ya habremos sido en origen pueblos de nazis furibundos y desalmados, y todo el pasado secular de Europa hasta las Brigadas Internacionales y el Mayo del 68 se condenará como pasado nazi.
Pero la verdad da lo mismo. Sólo hay una Europa posible para el establishment actual: la judeoliberal anglosajona y la revolucionaria francesa, cual cara y cruz de una única moneda maestra. Todo lo demás no existe. O peor: es nazi. La Cristiandad, por ejemplo, es de lo más nazi que ha habid, incluso siglos antes de los propios nazis. En fin, más leña a la hoguera de las vanidades anticlerical. Con mucho más ainco que en cualquier auto-da-fé, Europa quema sus naos de regreso a lo mejor de su historia, a lo único verdaderamente digno de su pasado. Guardemos nuestras reliquias para cuando pase el incendio.
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Una foto de la puñetera en cuestión. Si la veis
por la calle, decidle qué pensais de su obra.
A continuación una breve reseña sin desperdicio, aparecida -como no- en el "españolísimo" diario La Razón:
Orígenes del «holocausto» español
Christiane Stallaert. «Ni una gota de sangre impura. La España inquisitorial y la Alemania nazi» - Galaxia Guntemberg-Círculo de Lectores 537 páginas. 20 euros
Juana SALABERT
Antropóloga y traductóloga, la hispanista Christiane Stallaert (nacida en Gante, es profesora en el Instituto Superior de Traductores e Intérpretes de Amberes e investigadora de la universidad de Lovaina) levantará ampollas con este polémico y brillante ensayo comparatista que desvela las similitudes conceptuales, y por tanto terminológicas, de los Estatutos de «limpieza de sangre» impuestos por la brutal Inquisición española, imperante hasta el siglo XIX para desespero de liberales como Blanco White, y las infames leyes «raciales» nazis de Nuremberg.
Si el excelente trabajo del historiador israelí Benzion Netanyahu, titulado «Los orígenes de la Inquisición en la España del siglo XV», ya suscitó en su día una encendida controversia entre hispanistas y expertos en materia inquisitorial, cabe vaticinar que tampoco este apasionante texto de «comparatismo constructivo», según Stallaert, dejará a nadie indiferente. Porque, pese a que la autora incurra en audacias excesivamente «descontextualizadoras» y en juicios de valor más que discutibles (sirvan como ejemplos su «peculiar entendimiento» del sionismo, que en mi opinión manifiesta una absoluta incomprensión de sus claves, o sus injustas críticas contra Goldhagen o determinada versión, obra del excelente traductor Adan Kovacsics, del ensayo «Lingua Tertii Imperii» de Klemperer sobre los códigos linguísticos nazis) lo cierto es que «Ni una gota de sangre impura» cuestiona la arraigada, falsa, tan convenientemente «desculpabilizadora» a la postre, idea hispánica acerca del supuesto carácter «religioso» y «no racista» del antisemitismo español.
Desvela convincentemente la obsesión «racial» subyacente a las persecuciones inquisitoriales de siglos a judíos, moriscos, conversos y gitanos en nuestro suelo. Y allende los mares, porque analiza asimismo la «limpieza étnica» denunciada por Las Casas en el Nuevo Mundo. Lo hace con rigor documental, amenidad extrema y una escritura excelente. Stallaert contrasta multitud de documentos, pragmáticas reales y procesos inquisitoriales aquí ejecutados, desde los infaustos Reyes Católicos en adelante, en muchas ocasiones contra las directrices del Vaticano; establece una correa de transmisión conceptual entre las nociones de casta y «casticismo» y la germánica del término «völkisch», tan usado por Hitler en su aberrante amalgama de «sangre y tierra».
El atraso de siglos
Estudia metáforas, testimonios que aclaran momentos históricos y procesos sociales y aluden al sentido de la palabra «nación» entendida como «identidad» diferenciadora. Las tesis de Sabino Arana no están muy lejos, en este aspecto, del sentir «étnico» de los Reyes Católicos o del de diversos monarcas españoles, Habbsburgos o Borbones, quienes se propusieron la forzosa separación de sexos de la población gitana española para «terminar» así con un pueblo cuyo nomadismo afectaba a «su» orden basado en la «pureza» de sangre y orígenes.
Sabemos, desde el inmenso Américo Castro (enfrentado a un Sánchez Albornoz de antisemitismo cuasi endémico que tildaba sus esclarecedoras ideas de «panjudaísmo»), cómo España forjó su atraso de siglos por culpa de unos conflictos de linaje, de «casta», que retrasaron los modernos de clase e intereses. Y cómo el antisemitismo español, ese «antisemitismo sin judíos» que requiere de la huella mítica de su «enemigo» para existir (recordemos el agudo análisis de Sartre en «Reflexiones sobre la cuestión judía»), determinó que los franquistas mallorquines se plantearan en 1942 «censar» étnicamente a la desdichada población chueta. Pero ¿sabíamos, por ejemplo, que Felipe II fue el personaje histórico más admirado por Himmler? Leer este controvertido, pero apasionante y muy recomendable, ensayo que trasciende épocas para aproximar conceptos ayuda a entender de dónde venimos
...
Da patria e religion o fogo santo
Na gente de Galicia atéa tanto,
Que morrer só deseja,
Primeiro que sufrir á negra mingua
De que os Mouros lle manchen a sua lingua.
Nin as leis, nin costumes, nin a Igrexa ...
En toda las edades os Gallegos
De España muy leales defensores
Probaron po lo mar e po la terra
Que non se presentaban nun-ha guerrra
Soldados mais valentes nin mellores ...
Non te acòres ti pois, nobre Galicia, ...
Quizais teus fillos inda che precuren
Un novo menumento,
E ardendo no amor patrio que eu che juro
Resóe traspasando o firmamento
O nome de Galicia santo e puro.
D' aqui non nos arrincan herejes nin gentios,
Nin tod' os protestantes con mouros e judios.
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A' Galicia - Joan Manoel Pintos, 1861
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