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Tema: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

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  1. #1
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    Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    Escalofriante profecía, hecha incluso medio año antes del famoso referéndum de diciembre de 1978.
    Obviamente al bunker nadie le hacía caso (eran tan exagerados y pesimistas...); era mucho más bonita la falaz versión moderna y europeísta de ABC, El País, Diario 16...
    Y eso hasta el punto de que, aun sabiendo que la debacle se hubiera acabado cumpliendo por causa de la Constitución nadie hubiera movido entonces un dedo contra ella ni contra el sistema que la patrocinaba: era la única alternativa y tan moderna y hablaban tan bien de ella los gerifaltes de Europa por la TV...
    (Los subrayados son míos)

    --------------------------------------------


    (Junio 1978)

    ... "Es justo que nuestros lectores (Diario ‘El Alcázar’) quieran saber algo más concreto después de esta farsa. Nos sentimos obligados a fijar los fallos esenciales de este Proyecto que el Pleno del Congreso tratará de aprobar, también, a cualquier precio. La misma pretensión se trasladará luego al Senado... ¡y cuanto antes! Las alteraciones no serán sustantivas; se referirán a competencias. ¡Qué más desearíamos que entre los senadores hubiera una docena de personas con sentido de la responsabilidad histórica que contraen, y algunos aprovecharan la ocasión que se les brinda para rectificar el mucho mal que han hecho a la Nación! Por lo menos en algún detalle, en defensa de la dignidad de la Monarquía “parlamentaria y partitocrática” que sus compañeros del Congreso han montado con cinismo político.


    Pues bien, al Pleno va a ir un Proyecto que consagra un sistema de ordenamiento político bifronte, ambivalente. Hay quien dice que ésta es una ventaja, un gran hallazgo. Vamos a ser la primera nación del mundo que, por medio del Gobierno del Estado y de las Nacionalidades, Regiones, Provincias y Municipios en manos de una partitocracia radical, lo mismo conformaríamos una sociedad socialista, incluso colectivista, que una sociedad neocapitalista. El marco constitucional es doble, y el cuadro que en él se coloque lo mismo puede tener en un lado la Purísima de Murillo, que una fotografía en el otro, de las que nutren nuestras revistas porno. Esta fórmula inédita es la que ofrece la nueva Constitución; éste es el resultado del “consenso”. En realidad son DOS CONSTITUCIONES EN UN SOLO TEXTO. Consecuencia ineludible: INESTABILIDAD PERMANENTE.

    El Estado de las Nacionalidades y Regiones es una entelequia que, en realidad, modela un Estado Federal, en el que la denominada “solidaridad regional” quedará en una meta inalcanzable. Las tensiones entre el Estado y las Comunidades Autónomas van a ser permanentes, agrias en unos sitios, sangrientas en otros, el Estado Español será constante “opresor” de los Pueblos de España, y su jefe el símbolo de la opresión; símbolo, por otra parte, del resultado final de la lucha partitocrática, estafeta para trasladar recuerdos, firmar resoluciones, desprovisto de todo poder, carente de auctoritas, con una serie de atribuciones formales y ninguna de orden substantivo y transcendente.

    La familia, desprotegida, con el cáncer del divorcio, con la educación de los hijos en manos del planificador de turno en el Ministerio de Educación del Estado o de las respectivas Comunidades Autónomas. Con la amenaza del aborto degradador de una sociedad materializada, a la que se pretende arrancar la Fe de sus padres. La familia debilitada, con estímulos de toda clase para su liquidación, frente a un Estado liberal ateo, que tolera todo y sólo protege un orden público que garantiza el desarrollo de las libertades anárquicas y desintegradoras. Un Estado que, únicamente, dispondrá medios para suprimir todas la raíces de una civilización caracterizada por principios éticos inamovibles y la Ley Natural como norma y categoría permanente.

    Un Ejército al que se le priva de la función de defender la “Unidad de la Patria”, una Patria plural. Un Ejército que no podrá impedir la evolución de las “Nacionalidades” hacia la autodeterminación y la independencia, porque eso sería “inconstitucional”. Porque los movimientos secesionistas no afectarán a la “integridad territorial”, serán problemas de “tipo interno”, previstos, consecuencia de la realización “histórica” de los Pueblos de España. Un Ejército, por otra parte, desnutrido en las zonas conflictivas por la objeción de conciencia, ya que ésta se alegará para no salir de su “Nacionalidad” a servir a una Patria distinta o a un territorio extraño; para eso estará el “Servicio Civil”, centros de reclutamiento de las Fuerzas de Orden Público autóctonas.

    Dios y su Iglesia olvidados en la Constitución; la familia atacada, menospreciada; la vida de seres indefensos en las manos sangrientas del egoísmo y la frivolidad; España dividida, y el Estado sujeto de ataque desde todos los frentes ante el mito de unas libertades humanas mitificadas ante el absurdo; la economía y la propiedad, al arbitrio del resultado de la lucha de partidos y sindicatos; una Monarquía, “ornato” de una estructura que se sostiene por el acuerdo de los cenáculos partidistas; y un Ejército, para defender todo eso, para evitar que nadie pretenda alterar esa creación política, o impedir que los ejércitos extranjeros nos ocupen sin disparar un tiro, con finales fáciles de prever, como en Cavite.

    Por eso, cuando hemos oído las palabras del Rey en Ávila, hemos pensado que algo no funciona. Con objetividad, con respeto, nosotros no encontramos otros “valores históricos” que defender con “intransigencia”, que los desconocidos o amenazados por esta Constitución todavía no nacida. El primer acto de esta comedia ha terminado. Faltan todavía tres o cuatro, hasta que el pueblo hable. La RTVE ya lleva unas semanas “hablando.”

    Luis Valero Bermejo (Secretario de la Confederación Nacional de Combatientes), Diario ‘El Alcázar’

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    Última edición por ALACRAN; 24/01/2016 a las 11:10
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  2. #2
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    Descripción objetiva de la realidad política de las últimas décadas (no sé quién es el autor ni la página de donde lo saqué hace más de cinco años):


    "España, tiranizada por el “consenso” partitocrático

    "
    La monarquía juancarlista y el despotismo partitocrático del “consenso” se instauraron simultáneamente en España, durante 1975-1977. Por una parte, se desplazó a los políticos rupturistas para traer la “libertad” política (que era lo que –supuestamente- los españoles echaban de menos, - NO para destruir la Nación española); y, por otra, se convenció a las oligarquías partidistas en formación, que aceptasen el continuismo político (aparente) del régimen político de Franco mediante una metamorfosis liberalizante de sus estructuras: eso sí tan disimulada en la forma como contundente en el fondo.

    "Desde entonces nos hallamos los españoles bajo la política del “consenso”: un pseudo-régimen que, desde su nacimiento en 1975, nunca ha sabido dónde pretendía llegar, ni sabido qué España resultante llegaría a obtenerse; un pseudo-régimen que nunca ha pasado de ser una mera situación política de facto (incluyendo la propia desintegración del status político en que se producen -que es probablemente lo que viene sucediendo-).
    Hay quienes defienden las virtudes de la Constitución de 1978 con la mejor buena fe, ...pero nuestra Carta-Constitución, es realmente el principal problema; esa ambigua Constitución de 1978, «Constitución del consenso», tiene como más cacareado mérito lo que no es sino su más terrible defecto: la ambivalencia contradictoria de lecturas y de sentidos, aptas para satisfacer entonces (y ahora y mañana...) cualquier caprichosa apetencia -aun las más nocivas hacia la idiosincrasia española- de sus beneficiarios directos: los partidos políticos.

    "La ¿Nación española? asistió, desde 1977 y como convidada de piedra, al esperpento político desarrollado en base al “consenso”, y al subsiguiente show del parto constitucional. Ahora bien, lo único que le interesaba al pueblo español de 1977 -a España como Nación Histórica- era que la llamada “Transición”, que se le imponía desde arriba- fuese pacífica y ordenada. La lógica incertidumbre del momento y los augurios catastrofistas frente a aires minoritarios pero violentos (ETA, GRAPO, ultraderecha, golpistas...), augurios nefastos sólo evitables si se hacia caso al nuevo régimen en ciernes, cacareados por la propaganda del nuevo Régimen juancarlista bastaron para que las incipientes oligarquías partidistas se arrogasen grandilocuentemente -fantoches de opereta- ser los valedores de nada menos que de valores excelsos, mágicos y divinos como “el diálogo”, “la tolerancia” y “las libertades”... eso sí, hacia los antifranquistas declarados a quienes había que captar;no con franquistas recalcitrantes, por supuesto.

    "Personajetes salidos de la nada (rey Juan Carlos incluido) pero aspirantes a Todo –la mayoría de ellos depositarios del poder del régimen anterior- decidieron por virtud propia y apelando al “consenso”, repartirse el botín del Estado del 18 de Julio; aunque disimulándolo mediante una necesidad de los tiempos: «constituir» a España en “Estado social y democrático de Derecho”.

    "Por supuesto, la ¿Nación española? ni siquiera anhelaba entonces (1977-78) una Constitución, y ni muchísimo menos estaba interesada en las “autonomías” (salvo los entonces muy minoritarios grupos nacionalistas vascos y catalanes y algunos pillos periféricos que olisqueaban la llegada de su beneficio particular). Pero la lógica incertidumbre y los augurios catastrofistas, en caso contrario (ETA, GRAPO, ultraderecha, golpistas...) aireados por la propaganda de ese nuevo Régimen, bastaron para que el asustado y pazguato pueblo español de 1977 diera su confianza a esa pandilla política coronada que ¿supuestamente? le defendía a base de un paraguas de cientos de policías y guardias civiles asesinados cada año por el terrorismo etarra ( –¿‘TODO POR (¿QUÉ) PATRIA?-’; No; lamentable, murieron por una “Transición” que los usaba como carne de cañón. ¿Mejor: ‘Tontos por la Patria’?...)

    "A juzgar por lo que ha sido la película de la “Transición”, la Constitución de 1978 sólo ha servido para reglamentar el “consenso” entre los Partidos políticos, imponiéndolo sobre los intereses, los sentimientos y la voluntad de la Nación española; a la ¿Nación? española (o mejor, a los españoles televidentes) –inerme, imbécil y desestructurada- sólo se la convocó ex post facto para que refrendara lo que -más que Constitución (de 1978)- es, en puridad, una Carta otorgada o, mejor, una imbecilidad consentida.

    "Desde 1978, las elecciones no tienen más finalidad que decidir a qué mafia -consentida por los votos le corresponde dirigir el “consenso-; esa mafias partidistas dictan sus órdenes a sus diputados-títeres de las Cortes; el fin es engañar a los votantes haciéndoles ver que suceden las previsiones de la Constitución para ese caso.

    "Se presumía que el partido socialista (PSOE), antimonárquico en el exilio, era “españolista” de acuerdo con sus siglas. Pero el partido socialista renovado en Francia en 1974, desde el primer momento dejó sentir su gran influencia e importancia, tanto por el apoyo externo de la todopoderosa social-democracia europea, como por la plusvalía que le otorgaba el dogma de que para que se asentase la Monarquía era preciso que ese partido gobernase con ella. Esto, unido a las ilusiones que suscita la demagogia socialista, impulsó un aluvión de adhesiones al PSOE, partido casi inexistente en el momento de la transición (1975).

    "En cambio, la derecha potencial, heredera directa de Franco, fue barrida enseguida por el invento del Centro Democrático (UCD), partido de aluvión: mezcla de socialdemocracia y democracia-cristiana —que ya eran lo mismo en la práctica europea— partido destinado sin duda, juzgando siempre por la secuencia de los hechos, nada más que a preparar el acceso del PSOE al poder.

    "La entelequia del “consenso”, situado en ninguna parte concreta, pues no se atiene a ninguna fórmula jurídica, pero al que todos tácitamente se remiten, viene a ser algo así como un poder abstracto. Lo único visible de él, como si fuese su epicentro, es Juan Carlos -a quien según la Constitución le corresponde el papel de árbitro o poder moderador del «funcionamiento regular de las instituciones» (art. 56)-. Y entre las instituciones principales del consenso están, por supuesto, los PARTIDOS POLÍTICOS... de los que dependen TODAS las demás instituciones del Régimen.

    "No se menciona en ninguna parte del Constitución de 1978 la relación de Juan Carlos con la Nación ni se contempla que modere entre ella y las instituciones, en definitiva los partidos. A la Nación, a la que imaginativamente hay que suponer debiera representar la Monarquía conforme a su naturaleza, NADIE puede defenderla –según la Constitución-, como no sea ese invento llamado “defensor del pueblo” (art. 54), elegido también ¿cómo no? por los propios partidos –AMOS ABSOLUTOS del Estado-. Se trata de un inútil órgano estatal más, a cuya imagen y semejanza han proliferado legalmente defensores (o más bien atacadores) de múltiples cosas.

    "Desde 1978, en las Cortes, ostentan los jefes de los partidos la cúspide del poder legislativo y ejecutivo. Mientras, la pantomima de la “representación democrática” -en la práctica- se reduce a que los electores asienten a representantes títeres del partido tal o cual que, cuando conviene, -eso sí- actúan como si fuesen delegados del pueblo, es decir, con poder omnímodo, de la «voluntad general», del pueblo homogeneizado. Es decir, sólo representan su propia voluntad y, de hecho, la de los jefes de los partidos.

    "La misma Constitución había establecido el Tribunal Constitucional (arts. 159 y sig.), un tribunal político inventado, como es sabido, por Kelsen para velar por los «valores» constitucionales en tiempos de confusión (la situación política en que se encontraba la convulsa República de Weimar fue la causa para fijar al menos un criterio). De hecho, se trata de un contrapeso al Tribunal Supremo y a la jurisdicción ordinaria, a los que sustrae el juicio sobre la constitucionalidad de las leyes, aunque en el caso español le competen más cosas (art. 161). No obstante, el poder judicial —«la justicia emana del pueblo», afirma el art. 117, quedaba legalmente fuera del consenso por descuido, rutina, un pudor inicial o para evitar las críticas. Los partidos encontraron enseguida la fórmula para ponerlo a sus órdenes, es decir, a las del consenso.

    "Una abstracta dictadura colectiva de los partidos sustituyó al régimen de 18 de Julio (Franco), mediante el artilugio del “consenso” presidido por el rey; y a través del otro artilugio de las “Autonomías”, especialmente en Cataluña y el País Vasco se sobreestimó y privilegió a los respectivos partidos nacionalistas, renunciándose allí, de hecho, a la soberanía estatal, y dejando a los súbditos del Estado español en esas regiones al arbitrio de partidos pseudo-separatistas locales; partidos separatistas privilegiados, por otra parte, por la sagrada ley electoral de 1977, como representantes de la Nación española considerada como un Todo.

    "En su conjunto, la tan alabada “Transición” no ha sido más que una conspiración permanente contra el consenso natural que constituye la Nación Histórica española, materializado en el ataque permanente a su ethos, el espíritu del consenso social, y al mismo consenso en su aspecto material mediante la división de la Nación en Autonomías semiestatales, el control de las instituciones, la ideología y, en definitiva, la desintegración de la sociedad, un orden tradicional y espontáneo de cooperación y convivencia.

    "Utilizando el Estado, con el pretexto psico-sociológico de la modernización y el aggiornamento, el consenso político ha hecho lo posible por destruir las tradiciones, los usos, las costumbres, los hábitos, las instituciones, los símbolos, enraizados en la historia española a fin de imponer su propio «ethos» o, más bien, la falta de ethos en tanto éste parece ser nihilista. En la actual plenitud de su poder, intenta imponer como una suerte de religión civil la religión laicista, incapaz de apuntalar un ethos capaz de resistir al oportunismo de la voluntad de poder. El consenso evoluciona hacia un totalitarismo basado en el engaño y la manipulación permanente de la opinión.

    "En ello han participado y participan todos los partidos del consenso por acción y omisión: ninguno de ellos es menos nihilista que el otro, aunque puedan ser ocasionalmente más cautelosos en atención a los votos. Así, si la derecha del consenso parece más moderada en relación con el ethos, débese a que se apoya en los votos más sensibles a la naturaleza del ethos español, a los que el consenso, al que le conviene tenerlos contenidos o cautivos, no deja otra alternativa para expresarse. El voto es la eucaristía del consenso político y podría ser muy peligroso que tomasen conciencia por contagio de la realidad efectiva los votantes de los demás partidos, incluidos los nacionalistas, pues se vendría abajo la mentira oligárquica del consenso. De ahí que el consenso, aunque sea de izquierda, necesite una derecha que cubra las apariencias. Y, por supuesto, ocurriría lo mismo si el consenso fuese derechista.

    "La política de desnacionalización-desespañolización llevada a cabo por el consenso a lo largo de treinta años ha sido bastante eficaz, aunque no es seguro que sea muy profunda, limitándose a anestesiar la conciencia de formar una nación. Al efecto, como si lo español sólo pudiese ser franquista, produce, por ejemplo, una específica leyenda negra del franquismo, que enlaza con la leyenda negra de la Historia de España, entre cuyos delitos incluye su insistencia en la unidad nacional. El éxito aparente del invento ha sido tal, que, para mantener una mínima cohesión que sirva de referencia, el parasitario Partido Popular creyó necesario proponer como sustitutivo del sentimiento nacional el patriotismo constitucional. Patriotismo vinculado a un papel mojado, cuya interpretación natural según la letra de la Constitución aplicándole el sentido común, ni siquiera se ha respetado en la práctica, dicho sea de paso, cuando no le ha convenido al consenso.

    "El mencionado artículo 2 de la vigente Constitución de 1978 habla de «la indisoluble unidad de la Nación española» como si la palabra nación se reservase para la Nación Histórica natural según el sentido común. Pero reconoce contradictoriamente a renglón seguido a las regiones el uso de la abstracta palabra derivada «nacionalidades». Esta puede y debe ser interpretada, por ejemplo, conforme a la política del consenso, con la posibilidad, contemplada en la transitoria cuarta, de integrar Navarra con el País Vasco. Y, por cierto, las Autonomías, que en muchos casos ni siquiera coinciden con las regiones, han sido bautizadas como Comunidades por la propia Constitución (art. 137 y otros). ¿Para fraccionar e inutilizar el sentimiento de comunidad nacional vinculado al ethos o consenso social de la Nación Histórica española?

    "El despotismo del consenso fue llevado al lenguaje. Como no hay más verdad que la del consenso político, se hace con las palabras lo que conviene, forzando la semántica lo que haga falta o incluso cambiándola. El “consenso”, que tiene a su servicio a la mayoría de los periodistas —muchos inconscientemente por su incultura— y medios de comunicación, impone el lenguaje del mismo modo que variopintas ministrillas imponen como «leyes» sus prejuicios y opiniones particulares sobre las costumbres; y tal como las feministas reclaman a la Academia de la Lengua que modifique el lenguaje natural que consideran « sexista»; lo cual, dado el deterioro de las instituciones -la Academia de la Lengua entre ellas- se tergiversa melifluamente lo que haya que tergiversar... La “neolengua” de Orwell es muy importante para entender la política y la realidad española regidas por el “consenso”. La tiranía encubierta, más que despotismo, del consenso establecido no tiene pudor, límites, ni rubor, pues la Nación española, bien por sentirse inerme, bien por estar muy debilitada moralmente, acepta todo y ya no cree en nada. Ni en sí misma ni siquiera en el régimen establecido.

    "Los partidos se reparten la Piel de Toro echándola a suertes como los pedazos de una túnica. Frente al espectáculo de la lucha del consenso oligárquico contra la realidad y el espíritu de la Nación Histórica, NADIE resiste ni se opone con vigor. Impera la impotencia: peor aún, como los medios de comunicación parasitan el juego del consenso, las voces de los insumisos al mismo, sin saberlo, ¡sirven para dar cierta apariencia de que existen libertades, entre ellas la libertad política!

    "Todo está arruinado por la intensa politización de la sociedad española y de las conciencias que ha llevado a cabo el consenso desde 1978. El monstruoso deterioro de las virtudes políticas e incluso del propio sentido común del individuo corriente; el auge de los peores vicios y la degeneración moral, la corrupción del ethos, se deja sentir por doquier: la anarquía moral se extiende y por acción u omisión alcanza a todos: instituciones e individuos."
    Última edición por ALACRAN; 10/02/2016 a las 19:02
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  3. #3
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    Unas cuantas preguntas para ALACRAN:

    1. Si resulta que Franco, como buen demócrata-orgánico que era, se limitaba, a partir de 1942, simplemente a sancionar todas las leyes (fundamentales, normales, o de cualquier tipo) que aprobaban las Cortes, en tanto en cuanto éstas eran consideradas como la representación auténtica de la sociedad española, ¿por qué ese pequeño grupo de las Cortes --a los que se les motejaba de "búnker"-- no aceptaban también las nuevas leyes (fundamentales, normales o de cualquier tipo) que esas mismas Cortes aprobaban y que, en función de su representación de la sociedad, debían ser igualmente acatadas, siguiendo exactamente las mismas pautas seguidas durante la jefatura del Estado del General Franco?

    2. Si para reforzar aún más esa legitimidad democrática, resulta que no solamente Franco se limitaba a sancionar las leyes aprobadas por el pueblo soberano a través de sus Cortes representativas, sino que además reforzaba ese carácter popular de las leyes con la convocatoria y ejecución de procesos de referéndum, ¿por qué ese grupo del "bunker", que había acatado religiosamente cualquier ley fundamental aprobada con referéndum, no consideraba también que debía acatar, por la misma razón, cualquier otra ley fundamental que surgiera de un mismo proceso plebiscitario?

    3. Si resulta que el Consejo Nacional del Movimiento o Partido Único se consideraba como el órgano doctrinal defensor de las esencias del régimen franquista, ¿por qué los del "búnker" no aceptaban su dictamen sobre el carácter esencialmente reformista, desarrollador y perfeccionador de los nuevos proyectos de ley, en lugar de considerarlos como "rupturistas"?


    Moraleja: Si no se quiere entender que Franco y su régimen simplemente se limitaron a integrarse dentro de los postulados políticos del revolucionarismo constitucional contemporáneo, que eleva a dogmas los principios de la soberanía popular y del poder constituyente, no se podrá entender nada del carácter lógico y natural de los procesos que han dado lugar en estos últimos 183 años a los "cambios" sucesivos de un régimen revolucionario a otro (a cual cada vez peor).

    Igual que antaño se decía aquello de: "Al César has apelado, al César irás", así también la espuria "legitimidad" de los regímenes revolucionarios contemporáneos va cayendo uno detrás de otro con la sentencia: "¿Has apelado a la soberanía popular o al poder constituyente? ¡Pues a ellos habrás de someterte siempre!"
    Última edición por Martin Ant; 11/02/2016 a las 15:46

  4. #4
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    Creo que es de interés y tiene relación con el hilo el excelente discurso parlamentario de Blas Piñar en febrero de 1981 (con motivo de la investidura de Calvo-Sotelo). Denuncia genial y a la vez sucinta del caos reinante. También, como curiosidad, notése la lamentable "réplica" de Calvo-Sotelo así como el visible desinterés total de muchos diputados ahí presentes. Se ve que la cosa no iba con ellos.

    Última edición por raolbo; 26/02/2016 a las 18:13
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  5. #5
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    Premonitoria carta de Ignacio Escobar, marqués de Valdeiglesias, a Blas Piñar con motivo de un homenaje de Fuerza Nueva al recién asesinado Almirante Carrero Blanco, que suscitó polémica en la ya aperturista prensa de la época:

    "Madrid, 10 de junio de 1974.

    "Querido Blas:

    "Mientras aplaudía entusiasmado tu magnífica pieza oratoria con motivo del homenaje a Carrero Blanco, no dejaba de preguntarme con divertida curiosidad hasta dónde llegaría la segura reacción de esos elementos a los que nada podía resultar más desagradable que el intento de sacar del olvido, donde están pretendiendo sepultar, la gloriosa figura del Almirante.

    "¿Se centraría esa reacción exclusivamente contra ti, o se aprovecharía la oportunidad para dirigir de una vez directamente los dardos al propio blanco que de un modo u otro es el que se trata, en definitiva, de alcanzar?

    "Se ha optado por esta segunda alternativa porque, naturalmente, haría falta mucha ingenuidad para aceptar buenamente, como un simple error, como un involuntario malentendido, la creencia de que era original tuya la frase, harto conocida, del asesinado presidente del Gobierno. Su propia desfiguración, con objeto de montar sobre ella la tesis de un supuesto ataque tuyo global a la prensa, ha dejado demasiado en evidencia el artificio de las alharacas producidas como en obediencia a una consigna.

    "Sentiría herir tu amor propio; pero pese a tu relevante personalidad no eres pieza bastante importante para que su cobro justifique la impresionante movilización que hemos presenciado estos días. Cabe presumir que cuando se estime que la opinión está ya suficientemente "calentada', se caerá de repente en la cuenta de que el culpable de todo no eres tú, sino el Almirante. El fue, pues, el extremista, el ultraderechista, el reaccionario, el peligroso perturbador de la paz pública, el empeñado en vivir agarrado al recuerdo de la guerra, y todo lo demás que se ha estado diciendo de ti con motivo de tu discurso.

    "Como contrapunto se exaltarán las virtudes de la moderación, del centrismo, del equilibrio, de la templanza, del olvido del pasado y de la concordia entre los españoles, de todo lo cual, como es sabido, su más caracterizado propugnador es Santiago Carrillo, al que recientemente sólo se le pedía en uno de nuestros diarios más firmes en esa línea -con el deseo, a prueba de desaires, de poderse unir al fin con los comunistas en un estrecho abrazo democrático- que diesen una pequeña prueba de la sinceridad de sus propósitos, como si no fueran, al fin y al cabo, suficientes todas las que han venido dando ya sin interrupción desde su triunfo en Rusia en 1917.

    "Yo no sé, realmente, de que léxico hubiera echado mano hoy el Almirante para calificar las campañas de prensa que estamos presenciando. Puede que fueran más duras que las de entonces. Por eso mismo, quizás, se considera inoportuno el propósito de rememorar su figura que tan marcados contrastes ofrece con la de Santiago Carrillo, cuya generosidad llega al extremo de estar dispuesto a perdonar a los que combatimos en la guerra del lado nacional. Así lo ha manifestado expresamente.

    "Todo resuelto, pues. No mires más al pasado sino al futuro. Bajo la paterna benevolencia de Santiago Carrillo y sus muchachos, España entrará alegremente por la vía de la paz, del progreso y de la democracia, retornando a la feliz trayectoria de nuestras dos gloriosas Repúblicas y olvidando, como un mal sueño, la etapa de opresión, miseria, inmovilismo para el avance aunque no para Carrero Blanco y nosotros el retroceso, desastres y sufrimientos de todas clases, vividos bajo la ominosa dictadura de Franco.

    "Me temo, y de veras lo siento, querido Blas, que tú y yo no alcancemos a presenciar tanta felicidad, porque hasta para incluirnos también a nosotros en la misericordiosa amnistía ofrecida no creo que puedan llegar las cosas. Desde el otro mundo lamentaremos nuestras obcecaciones.

    "Un cordial abrazo. Ignacio Escobar."



    Extraído de "Escrito para la Historia" (Blas Piñar); el subrayado es mío.






    Última edición por ALACRAN; 13/01/2017 a las 10:05
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    He aquí una muestra, de las muchas diarias, que el Marqués de Valdeiglesias barruntaba en 1974, y ante semejante muestrario de canalla decadencia absoluta, se quedo corto, muy corto. Pero hoy, tanto él, como el Almirante, o Don Blas Piñar, pueden mirar con condescendencia hasta qué extremos entre todos hemos dejado abiertas las tapas de las alcantarillas.



    "De nuevo el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, tonto entre los más tontos, ha vuelto a hacer de las suyas. Ahora ha lanzado un tuit haciendo burla y mofa del asesinato inducido por la CIA de Carrero Blanco, a manos de ETA. Si cada vez más españoles, pese a la demoledora campaña en su contra, vuelven sus ojos con nostalgia hacia el régimen franquista es justamente por haber representado lo contrario, en la forma y el fondo, de lo que esta gentuza progresista representa. Y también por haberlos mantenido a salvo de ideologías tan siniestras, criminales y fracasadas como las que todavía defienden políticos tan rastreros, repugnantes y cobardes como Garzón. Soros tendría que buscar tontos útiles menos ridículos y más convincentes.

    “Sin parar de subir”

    La cuenta de Twitter de Izquierda Unida Distrito Centro ha lanzado un polémico tuit acerca de la muerte Carrero Blanco, asesinado por la banda terrorista ETA en la llamada «Operación Ogro», según cuenta ABC.

    El mensaje, lanzado a la red el 10 de enero, hace referencia en tono de mofa sobre la forma en que murió el almirante y presidente del Gobierno en la última etapa franquista, al ser volado el coche oficial en el que viajaba por la bomba detonada a su paso por la calle Claudio Coello. En el atentado, además del almirante, también murieron un inspector de Policía y el conductor del vehículo.

    En este sentido, cabe recordar que un fiscal pidió ayer dos años y medio de prisión y tres años de libertad vigilada para una tuitera de Sevilla que cursa estudios en Murcia, a la que acusa de un delito de humillación a las víctimas del terrorismo por sus comentarios en esta red social sobre el asesinato del propio Carrero Blanco.

    La noticia fue dada a conocer por la acusada, que firma sus envíos como «Cassandra», que señala que el pasado día 4 compareció en el Juzgado de Murcia que tramita la causa, al que había sido citada para notificarle el escrito de acusación de la fiscalía.

    Indicó así mismo que con sus mensajes no quería causar humillación alguna a las víctimas del terrorismo, ya que «se trata de comentarios de humor negro que hago sin maldad y para mis seguidores en las redes». «Cassandra» señaló, por otro lado, que jamás pensó que «esas muestras de humor negro» pudieran acarrearle estas consecuencias."


    Alberto Garzón, un tonto muy chistoso, aunque sin ninguna gracia: se burla en un tuit del asesinato de Carrero Blanco – Alerta Digital


    "Entre mis recuerdos de la granja, uno de mis favoritos era el de los patos en su charca con sus movimientos cadenciosos y ondulantes, y el que recuerdo que más detestaba, por su asquerosa peste, era la cochiquera donde mi abuela tenía los cerdos, a uno de ellos, por su jeta, me dio por llamarlo Lenin y deseaba que alcanzase pronto el peso adecuado antes de la festividad de San Martín."

    Sr. ALacrán, agradecería mucho su opinión acerca de este párrafo con el que he comenzado una novela ambientada en la España de nuestros días. Y "hablando de Henry", perdón de "Cassandra" me pregunto quién será, ¡oh musa de la inspiración sublime! para tener tantos "seguidores" en la cochiquera "TUITER", y es que "algo debe de estar haciendo mal o no sería ten famosa", especialmente en esa "ratonera sucial" donde pensar es peligroso y tener razón todavía más.
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    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  7. #7
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    Pues lo que es a mí, esos movimientos cadenciosos me intrigan; y un cerdo llamado "Lenin", o por ejemplo "Trotsky" es siempre adecuado.....

    ¿Se publicará la novela?

  8. #8
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    Cita Iniciado por DOBLE AGUILA Ver mensaje
    Pues lo que es a mí, esos movimientos cadenciosos me intrigan;
    En ello sólo recuerdo su forma de andar, no hay segundas...


    y un cerdo llamado "Lenin", o por ejemplo "Trotsky" es siempre adecuado...
    Es el centenario de la "Chuminada de Octubre del 17", y los nostálgicos "cien mil hijastros de Robespierre" seguro que lo celebran, para ellos en sus cubiles, pero seguro que nos lo querrán hacer tragar. Así que estaría muy bien que los que saben como se hace, empiecen a elaborar "memes" alusivos a "cerdolandia" y sus habitantes.

    ¿Se publicará la novela?
    Es policíaca , con fondo político, pues trata del asesinato de España, con muchos sospechosos al estilo Diez Cerditos, pero la pregunta correcta sería ¿habrá editor?
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    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  9. #9
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    La crítica de D. Jesús Fueyo al borrador constitucional

    Jesús Fueyo (1922-1993) fue catedrático de Derecho político y miembro del Consejo de Estado de España, ejerció de director del Instituto de Estudios Políticos, delegado nacional de prensa y radio del Movimiento y de procurador en las Cortes de Franco. Fue miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. En 1947 ganó la oposición a Letrado del Consejo de Estado. En 1955 accedió a la Cátedra de Derecho Político de Santiago de Compostela, y en 1969 a la de Teoría de la Política en la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales de Madrid.
    (De filiación... “falangista”)


    Resumo de esta página:https://www.ahistcon.org/PDF/numeros/ayer81.pdf procurando ignorar o matizar las frases de tono despectivo del imparcial y constitucionalista autor del artículo.
    (Numeración, comillas, cursivas, subrayados, y colores son míos).


    “El guardián de la ortodoxia. Jesús Fueyo, intelectual franquista frente a la Constitución”. (Análisis de la serie de artículos de crítica al borrador constitucional que publicó en El Alcázar entre diciembre de 1977 y febrero de 1978):

    “…A finales de noviembre de 1977 fue filtrada a la revista Cuadernos para el Diálogo una primera versión del hasta entonces secreto anteproyecto de Constitución, algunos de cuyos fragmentos fueron reproducidos por las principales cabeceras en los días siguientes.
    A pesar de ser un mero borrador, no tardaron en aparecer valoraciones de todo signo.
    Es en este contexto en el que hizo su reaparición pública Jesús Fueyo, quien, desde las páginas del periódico El Alcázar, y a lo largo de los tres meses siguientes, dedicaría un importante ciclo de artículos a comentar el texto del anteproyecto, "en lo que posiblemente constituyó la crítica al proceso constituyente y a la propia Carta Magna más articulada y operativa formulada desde las filas de la extrema derecha”(sic).

    Lejos de aparecer como uno más de quienes basaban su argumentación en el recuerdo de la guerra civil, los artículos de Fueyo descendían a la concreta interpretación del anteproyecto, …y, ante todo, dejaban entrever la posibilidad de una alternativa doctrinal …"cuya ausencia ha sido señalada como una de las principales carencias en la estrategia de los nostálgicos del Régimen". (sic)

    Consciente de que una reforma en sentido democrático era ya muy difícil de revertir, Fueyo no rechazaba la elaboración de una Constitución, sino el contenido del primer borrador constitucional salido a la luz —que no dudaba en calificar de «atentado contra el ser mismo de España».
    No obstante, en la práctica el autor falangista identificaba las ambigüedades e imprecisiones técnicas del texto con la naturaleza misma del sistema democrático, y no perdía oportunidad para cuestionar la legitimidad de origen del propio proceso constituyente.


    I - De esta forma, Fueyo deslizaba frecuentes alusiones al hecho de que la Ley para la Reforma Política no mencionara explícitamente que su aprobación implicaba la apertura de un periodo constituyente y que, en consecuencia, al no haber sido oficialmente convocadas con dicho propósito, las Cortes elegidas en junio de 1977 no podían en puridad revestir tal carácter:
    «Fuimos convocados a una ley de Reforma de las Leyes Fundamentales, que no es lo mismo que unas Cortes Constituyentes [...] para levantar un Estado de nueva planta [...] si hoy se le hubiera planteado, inequívocamente, al país una cuestión opcional: el cambio absoluto a una democracia constituyente; no sé lo que hubiera pasado ni si habría habido un Gobierno con condiciones de fuerza suficiente para plantear esa opción».

    En su opinión, en realidad se estaba llevando a cabo un proceso revolucionario a posteriori, pues:
    «la Revolución decide siempre sobre la Constitución; lo nuevo, lo insólito, el asombro del mundo [...] es que la Constitución decida la Revolución» , circunstancia que le llevaba a exigir que, «antes de que se vote el suicidio constitucional», se clarificase exactamente el articulado del borrador, ya que la intención de la clase política parecía ser que «otra vez, la soberanía popular se pronuncie sin saber que lo hace ni lo que hace».

    II - … los textos de aquel borrador combinaban para Fueyo el uso de conceptos político-jurídicos demoliberales «desnaturalizados», señalando con cierta ironía:
    «borroso borrador»… "«¡Carta Magna»! ¿no es posible curarse de pedantería...?"

    III- … la cuestión del ordenamiento territorial, y concretamente la utilización del término «nacionalidades» era el eje central de su crítica al anteproyecto. En numerosas ocasiones se ha señalado que «de todas las categorías empleadas en la Constitución, fueron las “nacionalidades” las que dieron origen a los más enconados debates en el Congreso, el Senado y los medios de comunicación.
    Fueyo no dudaba en afirmar que «
    hasta que se legalice el aborto..., nuestro tópico no podrá ser otro que el autonómico».


    IV- En sintonía con la concepción schmittiana de que el orden jurídico se fundamenta en una decisión y no en una norma, Fueyo situaba la resolución del debate territorial como una necesidad previa a la propia redacción de la Constitución:
    «La aporía autonómica es una cuestión de previo y especial pronunciamiento, una decisión que, por su misma naturaleza, se erige en el “a priori” de la Constitución y bajo este imperativo todo lo demás, incluida la forma de Estado o de Gobierno, no es que sea secundario; es que queda decidido».

    V- El término de la discordia ("nacionalidades") era definido por Fueyo como «la postulación de principio de la voluntad de constituirse en Nación», una interpretación contraria a la invocada por los ponentes constitucionales —particularmente por los representantes de Unión de Centro Democrático (UCD)—, que se basaban en la existencia de «naciones políticas» y nacionalidades o «naciones culturales», teóricamente carentes de vocación soberana, tal y como fuera enunciado por Meinecke a comienzos del siglo pasado.

    Fueyo impugnaba esta diferenciación, y sostenía que el reconocimiento de las nacionalidades supondría un refuerzo tal a su identidad histórica que terminaría por conducir de forma inexorable a su secesión, por muchas restricciones técnicas que pudieran incluirse igualmente en el articulado:
    «Toda nacionalidad así afirmada es una promesa de nación y no puede ser fiel a sí misma, si no promueve de modo tenaz y constante la fundación de su propio Estado nacional».

    En estas condiciones, Fueyo consideraba muy grave el uso del término, tanto en el ámbito interno, pues implicaba la liquidación del «más antiguo Estado-nación de la vieja Europa moderna», como en materia de política exterior, dada la entelequia de un «derecho público y privado de las “internacionalidades”».

    VI- Su alternativa pasaba por una mera descentralización administrativa, enmarcada en una estructura política fuertemente unitaria. En este sentido, su llamada quedaba reducida a referencias a Ortega y a su idea de nación como producto de la historia y encarnación de un «sugestivo proyecto de vida en común»:
    «La constitucionalización del Estado tiene que comenzar por la afirmación categórica de la Nación y de su unidad [...] si nos queda la más leve pulsación de ánimo histórico, si todavía queremos hacer algo digno en común, lo que es obligado establecer como premisa es la unidad de España y luego las autonomías en el marco de poderes y competencias del Estado absolutamente unitario en la soberanía»

    VII - Fueyo vinculaba la reclamación autonomista con la estrategia del recién legalizado Partido Comunista, resucitando el fantasma de la doble amenaza marxista-separatista identificada con el periodo republicano. Así, de la misma forma que en los años treinta el problema radicaba en la debilidad del sistema liberal frente al peligro bolchevique, en esta ocasión la constitucionalización de las «nacionalidades» representaba una concesión democrática a los nacionalismos que buscaba su integración en las instituciones, pero que en realidad suponía una «retirada elástica frente a la ofensiva creciente y cada día más agresiva del radicalismo autonómico» destinado a facilitar una revolución de signo filocomunista y abrir el camino a la implantación en España de una democracia popular según la táctica expuesta por Stalin en su célebre escrito El marxismo y la cuestión nacional:
    «Es muy difícil desvincular al PCE de la directa promoción de las nacionalidades, en connivencia con la estrategia de la Unión Soviética».

    VIII- Ante semejante panorama, de nuevo con la intención de proyectar una alternativa política realista, Fueyo abogaba por una discusión frontal en torno a la adopción de un modelo federal o unitario de Estado que quedara dirimida en referéndum («El federalismo tapado», El Alcázar, 12 de diciembre de 1977).

    IX - La sombra de Carl Schmitt, junto a las numerosas alusiones a Ortega, planeaba igualmente sobre la totalidad de los artículos, al menos en un doble sentido.
    En primer lugar el rechazo a la utilización en plural de«pueblos» y la consideración de que el «virus autonómico» convertiría a la nación española en un actor internacional insignificante en un escenario dominado por lo que llamaba «naciones-continentes»…
    En segundo lugar, Fueyo parecía atribuirse un papel crítico similar al ejercido por Schmitt sobre el ordenamiento de la República de Weimar y la doctrina jurídica de la Escuela de Viena, tanto más cuanto que en el Anteproyecto se facilitaba a los miembros progresistas de la ponencia una vía indirecta para tender puentes con la Constitución Republicana de 1931.
    De este modo, Fueyo aplicaba al borrador las acusaciones lanzadas por Schmitt contra el modelo kelseniano, desde que «
    constitucionaliza la lucha de clases» hasta que su excesivo formalismo provocaba una desconexión entre la verdadera situación del país y la esperada nueva norma, «digna de Dysneylandia, que no tiene nada que ver con la realidad».


    X- En buena lógica con las tesis del jurista germano, ello derivaba finalmente en una apología de las circunstancias excepcionales como auténticas configuradoras del orden político: «Se está a la espera de que el caos engendre, por su dialéctica negativa, una autoridad. O una democracia autoritaria». (A la que los intelectuales constitucionalistas posteriores achacarán resonancias golpistas).

    XI- Desde una perspectiva análoga, planteaba el análisis de la novedosa definición de la forma política del Estado como «Monarquía parlamentaria», que Fueyo calificaba de «regresiva»; argumento del intelectualismo falangista posterior a la Segunda Guerra Mundial, a saber, que el fracaso de los sistemas parlamentaristas era un hecho reconocido por la totalidad del espectro ideológico a la altura del periodo de entreguerras, algo que tan sólo la propaganda bélica aliada había logrado enmascarar pero que se encontraba plenamente asumido por la clase dirigente occidental a tenor de su praxis política.

    XII- En su lugar, "imbuido de los principios del caudillaje franquista” (sic), Fueyo apostaba por la consagración de un sistema presidencialista bajo forma monárquica mediante una mayor concentración de resortes del poder en la jefatura del Estado…
    Con ello apelaba al que había sido designado por Franco como sucesor para que ejerciera su papel como guardián del ordenamiento heredado, una función ahora en entredicho ante el posible reconocimiento de las nacionalidades
    —«¿Es esto lo que se exige a la monarquía que garantice?»—, pero a la que se reservaba una posibilidad de redención muy schmittiana: «la última decisión, la “ultima ratio” [...] es cosa de hombres, y no de partidos».

    (Como señalaba L. Apostua, comentarista político y diputado ucedista en las constituyentes, «los artículos del profesor Fueyo Álvarez contra el borrador de la Constitución [...] tienen un solo destinatario: el Rey. Y quizá como derivada, las Fuerzas Armadas»)

    XIII- Los aspectos económico-sociales permitían a Fueyo vincular de forma directa la dura crisis que atravesaba el país con la recién estrenada democracia y su clase política, a la que acusaba de sacrificar el desarrollo y el bienestar conseguidos por el régimen anterior en aras de una incierta homologación con el resto del continente ( Fueyo, J.: «El mercado de España», El Alcázar, 2 de enero de 1978, «El prefijo “euro” se ha travestido en marca de calidad [...] resuelve todo —incluido el comunismo—».)

    Una Europa además que ni siquiera era «de las patrias», tal y como fuera reclamada por De Gaulle, sino aquella cuyo eje era el «Mercado Común fenicio», que exigía el sacrificio del tejido productivo español para aceptar su integración.
    En un contexto internacional marcado por el declive de la soberanía estatal frente a las grandes corporaciones transnacionales semejante cesión abocaba irremediablemente a la España constituyente a la «colonización económica», pues a todo ello había que sumar la fragmentación autonómica, lo que en palabras de Fueyo suponía:
    «brindar a las titánicas empresas multinacionales con vocación de mercado mundial espacios de penetración [...] desmantelar las últimas defensas de la soberanía económica nacional».

    XIV- Se daban pues la mano nacionalismo, antieuropeísmo —al menos en su vertiente democrática— y anticapitalismo, una tríada conceptual cuya construcción "conectaba directamente con la doctrina del primer falangismo" (sic).
    En este sentido,en ocasiones los textos parecían apoyarse en las clásicas formulaciones acuñadas por Giménez Caballero, aún presentes en el imaginario colectivo de la población. Así, 1978 era calificado como
    «Año magno en el que puede acontecer el 98 de nuestro siglo», en alusión al listado de los humillantes 98’s sufridos por España.

    De la misma forma, la apelación a «volver a la cultura general» y olvidar las «cuestiones técnicas» a la hora de enjuiciar el borrador suponía un claro trasunto de la llamada a retornar a los textos básicos, retomada ahora porque «este no es un problema sofisticado de Derecho constitucional. Es un problema de ser o no ser».

    - En todo caso, a través de un paralelismo entre el periodo de la Segunda República y los años de la transición, Fueyo se mostraba en último término confiado: «España está constituida en otro plano más profundo del ser, de tal modo que se reconstituye —antes o después— hasta cuando la arruina un Estado constitucionalmente mal conformado…».

    Última edición por ALACRAN; 15/02/2018 a las 21:11
    Kontrapoder, DOBLE AGUILA, raolbo y 2 otros dieron el Víctor.
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  10. #10
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    (...continuación...)
    Jesús Fueyo y el Golpe de Estado del 23-F (1981). Su amistad con Fernández de la Mora

    https://www.ahistcon.org/PDF/numeros/ayer81.pdf


    "...En otro orden de cosas, donde los textos de Fueyo debieron gozar de amplia recepción fue sin duda entre los sectores militares que contemplaban la posibilidad de forzar una rectificación autoritaria del “proceso democratizador”. De hecho, su discurso vino a proporcionar una parte de la cobertura jurídica y doctrinal invocada con posterioridad al menos en la vertiente que propugnaba la «solución Armada».

    A este respecto, no sólo la predicción de Fueyo acerca de la «
    desintegración nuclear de la democracia» era citada en El Alcázar como lógico desenlace a la situación política en los días previos a la asonada militar (Medina,I.: «Los ronquidos de un sistema que agoniza», El Alcázar, 1 de febrero de 1981. La cita estaba tomada de Fueyo, J.: La vuelta de los budas, Madrid, Sala Editorial, 1973, p. 424.) sino que los artículos aparecidos en ese mismo diario bajo la enigmática rúbrica de «Almendros», unánimemente señalados como preludio del 23-F, retomaban en buena medida sus argumentos.


    Así, los supuestos previstos por Fueyo para la activación de los mecanismos de defensa constitucional parecían guiar el artículo titulado «La hora de las otras instituciones», pues se justificaba en la parálisis política —provocada por el aislamiento de Suárez y la dificultad del desarrollo autonómico— y la falta de seguridad y orden públicos —fruto del terrorismo de ETA y la crisis económica—la llamada a la intervención del monarca y las Fuerzas Armadas.

    Por su parte, en «La decisión del mando supremo» se denunciaba la reducción de los poderes que el jefe del Estado heredara de las Leyes Fundamentales de Franco, al tiempo que se consideraba que, ante «unas circunstancias tan excepcionales como las que vivimos», y dada la libertad de acción que le proporcionaba su«autoridad moral», se abría en cualquier caso la puerta a «la decisión del Rey» de imponer «una solución correctora del reciente proceso político» mediante el nombramiento de un gobierno de regeneración nacional que diseñara una reformaconstitucional, tal y como realizara en 1958 en Francia el general De Gaulle, un «paralelismo que en nuestro caso no resulta forzado» («Análisis político del momento militar», El Alcázar, 17 de diciembre de 1980; «La hora de las otras instituciones», El Alcázar, 22 de enero de 1981, y «La decisión del Mando Supremo», El Alcázar, 1 de febrero de 1981).

    A la vista de tales equivalencias, no es de extrañar que el nombre de Jesús Fueyo fuera incluido en numerosas ocasiones entre los integrantes de una supuesta «trama civil del golpe», más allá de que su participación nunca pudiera demostrarse.

    El rechazo frontal al anteproyecto de Constitución, propició el reagrupamiento y sintonía establecida a partir de ese momento entre Fueyo y Gonzalo Fernández de la Mora (hasta entonces considerados rivales) "aunque tras haber sido desalojados de sus plataformas de poder y haber visto defraudadas sus expectativas de protagonismo" (sic).

    En palabras de otro conocido personaje político de la época, «estos ideólogos no son, ni mucho menos, intelectuales vulgares, sino personas muy inteligentes [...] que creen factible una posibilidad política de perspectivas cada vez más reducidas y consiguen mantener, si no la credibilidad de sus teorías, sí al menos el respeto por sus actitudes y razonamientos».

    …Jesús Fueyo fue quedando progresivamente aislado del escenario público, situación agudizada por el fracaso de un intento de golpe de Estado al que tanto sus artículos como los de Fernández de la Mora habían servido en buena medida de sustrato doctrinal. Desde ese momento, ambos compartirían como principal centro de sociabilidad el último reducto de visibilidad institucional de la elite intelectual franquista, la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

    Última edición por ALACRAN; 15/02/2018 a las 21:12
    raolbo, Pious y César Ignacio dieron el Víctor.
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  11. #11
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    Re: Constitución de 1978: España se hunde en el abismo (Testimonios desde el bunker)

    V- El término de la discordia ("nacionalidades") era definido por Fueyo como «la postulación de principio de la voluntad de constituirse en Nación», una interpretación contraria a la invocada por los ponentes constitucionales —particularmente por los representantes de Unión de Centro Democrático (UCD)—, que se basaban en la existencia de «naciones políticas» y nacionalidades o «naciones culturales», teóricamente carentes de vocación soberana, tal y como fuera enunciado por Meinecke a comienzos del siglo pasado.
    Estos son los engaños y trampantojos típicos de nuestros políticos-sofistas. Así que se referían sólo a "naciones culturales" sin vocación de soberanía como el tal Mainecke ¿eh?; bueno, pues ya tenemos rebeliones, sediciones, proclamaciones de repúblicas, "President" en el exilio y gobiernos autonómicos con voluntad de reflejar en sus Estatutos de Autonomía el "derecho de autodeterminación". Profético don Jesus Fueyo, ¿Qué pensará su crítico comentador, si es que aún vive?.

    En un contexto internacional marcado por el declive de la soberanía estatal frente a las grandes corporaciones transnacionales semejante cesión abocaba irremediablemente a la España constituyente a la «colonización económica», pues a todo ello había que sumar la fragmentación autonómica, lo que en palabras de Fueyo suponía:
    «brindar a las titánicas empresas multinacionales con vocación de mercado mundial espacios de penetración [...] desmantelar las últimas defensas de la soberanía económica nacional».
    Algún día, si se produce la quiebra definitiva de España, los investigadores tendrán que rendirse ante la visión del futuro que tuvieron los olvidados franquistas críticos con la Transición.
    ALACRAN, raolbo, Pious y 1 otros dieron el Víctor.

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