BATALLA DE GEMMINGEN (1568)
Eb 1568 se produjo en Gemmingen,junto al río Ems;la primera batalla campo abierto entre el duque de Alba y y los rebeldes protestantes holandeses,
el ejército del de Nassau, con cerca de 12.000 hombres (mayor al español), se hizo fuerte en las cercanías de Gemmingen. Viendo la proximidad de las tropas del duque (Alba), abrieron las compuertas de un canal para anegar los caminos por donde marchaban las tropas reales. Una oportuna carga de una treintena de hombres a caballo del duque les forzó a retirarse de la esclusa antes de que hubiera entrado demasiado agua. Mandó Luis de Nassau a 4.000 hombres a recuperar el puente sobre la esclusa, pues veía que esa sería la única forma de frenar a las tropas españolas que seguían avanzando pese a llearles el agua hasta las rodillas en algunos tramos. Llegaron a la altura del puente los arcabuceros rebeldes.
Los soldados del duque que allí se hallaban se aprestaroon a defenderlo <<haciéndose fuertes en el puente y apeándose de él los capitanes Marcos de Toledo y don Diego de Enríquez y don Hernando de Añasco y ocho caballeros que allí se hallaron y quince arcabuceros de a caballo de la compañía de Montero, lo defendieron más de media hora bien arriesgadamente peleando con los enemigos, que cargaron todo aquel tiempo con terrible furia e ímpetu, disparando tan gran golpe de arcabucería sobre ellos, que la mayor seguiradad que se tuvo de no recibir mucho daño fue la de ser tan pocos los que defendían el paso, porque los golpes de las pelotas se sentían batir apresuradamente en dos casas que había a nuestras espaldas>>. Así resistieron hasta que logró llegar la arcabucería del duque y cargar contra los rebeldes poniéndoles en retirada.
Los hombres de don sancho de Londoño y Julián Romero fueron siguiendo a los rebeldes hasta que se hallaron tan cerca de sus principales escuadrones que comenzaoron a sufrir los disparos de su artillería. Aguantaron su posición pero por tres veces enviaron mensajeros al duque de Alba, que con el grueso del ejército venía por otro camino, pidiendo que les enviara piqueros para resistir un posible envite enemigo. Las tres veces les fueron negados los refuerzos. La maniobra del duque se basaba en dejarlos solos para atrapar en un movimiento envolvente al grueso del ejército enemigo, cuando se decidiera a atacarlos. Finalmente se resolvió a acometer el de Nassau. Cuando no habían sus hombres andado trescientos pasos, los tiros de los nuestros les hicieron volverse atrás. Fué entonces cuando <<el capitán don Lope de Figueroa, que no perdió ocasión, a quien tocaba aquel día ir con los mosqueteros de su tercio de vanguardia, cerró con pocos soldados resolutísimamente y con gran determinación con los enemigos por el mismo camino donde estaban sus cinco piezas de artillería, ganándoselas y los dos revellínes que a los lados tenían con arcabucería para guarda de ellas. Con don Lope de Figueroa cerraron a los treinta caballos de caballeros y personas particulares, siguiéndoles las demás arcabucería, con tanto ímpetu, que no se dio lugar a otra cosa a los enemigos más que a huir, sin hacer rostro, volviendo las espaldas, dejando mucha parte de ellos las picas, arcabuces y otras armas al ponerse en huida, haciendo lo mismo su caballería>>.
La rotura de los diques como medida para impedir asedios y entorpecer movimientos, fueron un recurso harto utilizado por los holandeses durante las guerras de Flandes. Grabado de Franz Hogemberg.
Llegadas por fin las tropas que marchaban con el duque continuaron con las persecución de los rebeldes, la cual se extendió por un día entero más. Dicen que la victoria fue tal que, leguas abajo podía adivinarse quienes habían resultado vencedores por la cantidad de sombreros alemanes que flotaban en el río, pues el pánico les hacía sobrecargar las barcas en las que intentaban escapar de los soldados de Alba. Más de 6.00 fueron los cadáveres entre ahogados y muertos a manos de los españoles del tercio de Cerdeña. Se recuperaron los seis cañones perdidos por Arembergh en la batalla de Groninga más otros diez cañones y veinte banderas rebeldes. Escapó a los españoles, sin embargo, Luis de Nassau, el cual se cambió de traje para no ser reconocido y huyó nadando por el río. La victoria fue tan sonada que hubo procesiones públicas en Roma durante tres días para celebrarla.
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