Como recordatorio: Milicia Negra de la Florida Hispánica
CONTRA LA LEYENDA NEGRA, LA ESPAÑA ETERNA
El Fénix de la Poesía de nuestros Siglos de Oro, el ínclito dramaturgo y poeta Lope de Vega.
DE LA CONDICIÓN DE LOS ESCLAVOS NEGROS EN LA ESPAÑA DE ULTRAMAR
Dedicado con cariño a P. Ximénez, con quien combatimos la Leyenda Negra en todos los ámbitos.
"¡Oh patria, cuántos hechos, cuántos nombres,
cuántos sucesos y victorias grandes,
cuántos ilustres y temidos hombres
de mar y tierra, en Indias, Francia y Flandes,
no sabes cómo digas, cómo nombres
sus altas obras, ni sus vidas mandes
a los archivos inmortales, fuertes
después de sus hazañas y sus muertes!"
La Dragontea, Lope de Vega.
Es una de las más graves acusaciones que pesan contra España: España traficó con esclavos –el llamado “mercado del ébano”- y los explotó en sus colonias. Ni Bartolomé de las Casas, el gran detractor de la empresa conquistadora y civilizadora de América por los españoles, condenó la esclavitud de los negros. Manuel Fernández Álvarez, tratando este asunto, comenta: “a este respecto, el forcejeo del padre Las Casas para conseguir la libertad del indio, fomentando la trata negrera, llena de asombro. ¿Cómo, quien manifestaba tanta sensibilidad por el sufrimiento del indio, no comprendía la inconsecuencia de admitir la tragedia del negro?”. La perplejidad de Manuel Fernández Álvarez también es suscitada por algunas declaraciones del P. Francisco de Vitoria, defensor de la libertad del indio que, comenta en una carta al P. Bernardino de Vique, a propósito del negocio de los negreros portugueses que: “tampoco veo por donde les facer grand escrúpulo” (“Sombras y luces en la España imperial”, M. Fernández Álvarez.)
Indudablemente, el rechazo de la esclavitud es unánime, compartido por todos los contemporáneos. Habría que ser un desalmado para poder justificar semejante inhumanidad cometida sobre la población africana –aunque no sea ésta la única que fue “mercancía” para los pueblos blancos. No obstante, ¿era lo mismo ser esclavo en territorios dominados por españoles que en territorios dominados por otros pueblos europeos?
A efectos jurídicos, era lo mismo. A efectos fácticos, por lo general, no eran situaciones equivalentes. Según comenta Pablo Victoria en su excelente libro “El día que España derrotó a Inglaterra”:
“En efecto, un agudo observador de las sociedades, el barón de Humboldt, escribía que donde mejor trato se daba a los negros era en Nueva España; después, en los Estados del Sur de los, hoy, Estados Unidos; después, en las Islas Españolas; más abajo, en las posesiones británicas y, por último, en las Antillas francesas. Humboldt también observaba que la legislación española era la más humana en materia de esclavitud hasta el punto de que un esclavo maltratado podía adquirir, por lo mismo, su manumisión y los jueces siempre se ponían del lado del oprimido.”
Por ejemplo –y seguimos a Pablo Victoria- en Jamaica, allá por 1708, los esclavos acusados de rebelión eran castigados a atroces suplicios: “clavarlos al suelo por medio de garfios en los cuatro miembros y luego ponerles fuego gradualmente desde los pies y las manos, quemándolos poco a poco hasta la cabeza, en medio de los dolores y gritos más aterradores. A otros los azotaban hasta ponerlos en carne viva y luego les echaban pimienta y sal en la piel, o cera derretida… En Inglaterra e Irlanda estaban mejor protegidas las bestias del campo que los esclavos en las Antillas británicas”.
Como puede ver el lector, estos tormentos son muy similares a los que la delirante y cruel fantasía anglosajona -y también de otros países enemigos de España- atribuía a los inquisidores españoles que, pese a emplear los azotes y las hogueras, nunca sometieron a sus reos a torturas de tan grande sadismo y barbarie. Independientemente de esto, el caso es que ser esclavo no tenía que ser, como es lógico, plato de buen gusto para nadie –ni en los dominios ingleses ni en los españoles.
En cambio, algo de la mejora en el trato que experimentaba la población esclava en los dominios españoles se deduce de ciertos sucesos de la Historia de América, muy poco estudiados y menos aireados todavía.
García Hurtado de Mendoza, todo apunta que fue éste el que encargó a Lope de Vega componer la magnífica epopeya "La Dragontea".
EL CIMARRÓN PEDRO YALONGA, UN ESCLAVO NEGRO LEAL A FELIPE II
En 1596, el afamado Francis Drake –afamado decimos, porque más tiene de fama que de éxitos en su carrera corsaria- avista las costas de Tierra Firme, viene con una poderosa armada de piratas. La piratería inglesa ha surcado el Atlántico -después de fracasar en Canarias-, ávida de oro, bajo el pretexto de servir a Su Heresiarca Majestad Isabel I de Inglaterra. El plan no solo era afanar lo que se pudiera, sino dar un golpe mortal a las posiciones estratégicas del Imperio español en las Indias Occidentales. Se lo impidieron los hombres de Su Sacra y Católica Majestad Felipe II.
Se disputan el mérito de haber rechazado la embestida inglesa D. Alonso de Sotomayor y Suárez de Amaya, quien en aquellos días era alcalde de Nombre de Dios, en Tierra Firme, ciudad española que así fue nombrada por el baezano Diego de Nicuesa. Sotomayor y Suárez de Amaya lucharon ambos contra Drake, pero ambos españoles se tenían celos y compiteron por los laureles de la victoria sobre la armada inglesa. Sotomayor fue premiado por Felipe II, Lope de Vega apostó por Suárez de Amaya, y así lo dejó constar en "La Dragontea", obra que parece que muy plausiblemente contó con el patronazgo de García Hurtado de Mendoza; pero todo eso es otro cantar, que -si el lector nos permite- otro día abordaremos.
El pirata Francis Drake, corsario de Isabel I de Inglaterra... Más fama que éxitos, fue rechazado múltiples veces por los españoles.
Desembarcaron los corsarios ingleses en la ciudad de Nombre de Dios, y la saquearon. Francis Drake pensaba que los negros cimarrones podrían ser, para los fines de su invasión, buenos aliados de los corsarios contra los españoles. Así lo recrea el genio de Lope de Vega en el discurso demagógico que pone en boca de Drake en la “La Dragontea”, y es muy presumible que algo parecido dijera el pérfido Drake a los negros cimarrones, para atraérselos como aliados contra los españoles:
“Seguid a nuestra Reina como ingleses,
dejad los españoles desvaríos,
huyendo los engaños portugueses,
que lastran con vosotros sus navíos,
que de los muertos anglos y escoceses
que desde vuestros montes y buhíos
habéis tirado mal, Draque os absuelve,
y a la paz y amistad primera os vuelve”.
Pero un negro cimarrón, llamado Pedro Yalonga, desmintió las pretensiones inglesas del pérfido pirata. Eran llamados "cimarrones" los esclavos negros que, habiendo huído de sus amos, se habían emboscado en la selva y, desde las espesuras de la manigua como montaraces hostigaban a los españoles. Una vez que hubo paces, los "cimarrones" ganaron la libertad y poblaron Santiago del Príncipe y otro pueblo panameño -del que Lope no da el nombre.
Yalonga, este negro valeroso, opuso resistencia a los corsarios, con tanta gallardía como un español natural, llegando incluso a dar muerte al sobrino de Drake, Rodulfo Draque –en la obra de Lope de Vega. Lope de Vega contó este episodio en su “La Dragontea”, pero los críticos lo atribuyeron a la fecunda imaginación poética del Fénix. Erraban los que suponían que el episodio de Yalonga era una invención lopiana, pues se descubrieron evidencias documentales que ponen al descubierto la existencia histórica de Pedro Yalonga.
En una Real Cédula de la Real Audiencia de Panamá, tras los sucesos protagonizados por Pedro Yalonga, se pide a Sotomayor que recompense la fidelidad de este esclavo, liberándolo al efecto por los servicios prestados al Rey de España en contra de los invasores ingleses.
“Por parte de Pedro Yalonga, esclavo de la ciudad de Nombre de Dios, se me ha hecho relación que el año pasado de mil y quinientos y noventa y seis, cuando la armada inglesa del cargo de Francisco Draque fue a ella, se señaló y sirvió en aquella ocasión mucho, y mató un inglés que se dijo era sargento mayor de la dicha armada, y estorbó que no tomasen agua del Río del Factor y del Chorrillo, haciendo para este efecto emboscadas en el monte y otras diligencias importantes, como me ha constado por ciertas relaciones que se han presentado en mi Consejo de Indias, suplicándome que en consideración de lo sobredicho y para que otros de su nación se animasen a servir en lo que se ofreciese, mandase dar orden para que la dicha ciudad le diese libertad, y que si por razón de haberse ausentado de ella le hubiese vendido, se pagase de mi hacienda su rescate, y porque es justo que así se haga y que sea honrado y favorecido en lo que se permitiere, escribo al cabildo de la dicha ciudad la carta mía que irá con esta”.
Yalonga fue premiado por su lealtad. Era negro, esclavo, pero con su buen natural sabía que era mejor servir a los españoles que a los desalmados ingleses que, con sus falsas promesas, querían atraerse a la población esclava como tropa auxiliar en sus planes de invasión. Era negro, esclavo, pero sus servicios al Rey de España no pasaron desapercibidos y, desde las más altas instancias, se ordenó su manumisión “para que otros de su nación se animasen a servir en lo que se ofreciese”.
Alonso de Sotomayor, uno de los españoles que se disputan el honor de haber repelido la invasión pirata de Drake.
Estas historias apenas se conocen, no se airean. Pero Antonio Sánchez Jiménez, a cuyo cargo estuvo la edición de “La Dragontea” de Lope de Vega, en Editorial Cátedra Letras Hispánicas, ofreció estos datos y nosotros no queremos que se escapen a la consideración de nuestros lectores.
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS
Como recordatorio: Milicia Negra de la Florida Hispánica
¿Qué dirá a todo esto Steven Allan Spielberg, y su bodrio de película demagógica antiespañola "Amistad"?
Estos Yankies son así, primero no saben ni ubicar a España en el mapa mundi, no entienden ni "j" de la cultura española, pero hacen una película contra ella, basándose en todos los tópicos que la pérfida Albión y sus masónicos amigos han propalado de España.
Ojalá que salgan más post como el de Maestro Gélimer, o el enlace de Ordoñez, que vengan a desintoxicar las mentes cerriles de esos norteamericanos incultos.
Conócete, acéptate, supérate.(San Agustín)
Las diferencias del trato con esclavos entre el imperio español y el británico. Entrevista a Rafael María Molina
Por sinnombre el 25 julio, 2024
Entrevistamos al historiador Rafael María Molina, colaborador de diversos medios digitales y autor del libro «Batallas olvidadas y claves ocultas de la historia de España» (SND editores, 2022) y que ultima un libro sobre la guerra de Cuba.
Sobre este tema existe una cierta confusión para mucha gente ¿Fue esclavista con los negros el imperio español igual que el resto de imperios como el británico o el francés? ¿O no lo fue?
La respuesta es que el imperio español sí que fue esclavista. Pero inmediatamente hay que añadir que la esclavitud en la América española era muy diferente a la de las colonias británicas, neerlandesas o francesas.
¿En que consistían esas diferencias?
En España la esclavitud estaba regulada desde el famoso código de Las Partidas de Alfonso X el Sabio, que durante siglos fue el principal código legislativo en España. Era un concepto de la esclavitud de origen romano pero debidamente cristianizado. En las posesiones españolas de América se introdujo la esclavitud de africanos precisamente para evitar la de los indios, los cuales según las leyes españolas no podían ser esclavizados.
¿Cuáles eran las condiciones de los esclavos africanos en la América española?
En la América española los esclavos se concentraban básicamente en el Virreinato de Nueva España, o sea Méjico y Centroamérica así como en Cuba. En la América española por ley los esclavos africanos y sus hijos tenían que ser educados en la Fe católica, lo que también significaba que en los días de fiestas religiosas tenían que ir a Misa y no trabajar. Las familias de los esclavos no podían ser separadas. Podían comprar su libertad o se la podían comprar Órdenes religiosas. No podían ser asesinados impunemente sin consecuencias legales y penales. Incluso podían casarse con personas libres con lo que inmediatamente pasaban a ser libres. Si un dueño de esclavos tenía descendencia con una esclava esos hijos tenían que ser reconocidos y educados en la Fe. Los esclavos se compraban a traficantes extranjeros (incluso durante un cierto período en el siglo XVIII los ingleses tuvieron el monopolio de suministro de esclavos negros en la América española) porque estaba prohibido a los españoles ir a cazar y a comprar a los negros a África como hacían en esa época los ingleses, holandeses, franceses e incluso portugueses a gran escala.
¿Eran condiciones muy distintas de las del resto de colonias europeas?
Las diferencias legales eran enormes. En las colonias inglesas y holandesas, para la mentalidad protestante de esas potencias, los negros eran una raza maldita, descendientes de Cam, el mal hijo que se rió de su padre, Noé, al verlo borracho. Estaba prohibido educarlos en el cristianismo, las familias de esclavos eran separadas impunemente con mucha frecuencia, si se les asesinaba no había consecuencias penales. No podían comprar su libertad ya que estaba prohibido que poseyesen ningún tipo de bienes o dinero y era impensable que se pudiesen casar con una persona libre. Era igualmente impensable que si un dueño de esclavos tenía descendencia con esclavas como era muy habitual (fue el caso por ejemplo de George Washington, el primer presidente de Estados Unidos) estos hijos fueran reconocidos como tales.
¿Estaban considerados los negros esclavos como personas?
Claro, esa es una de las grandes cuestiones. En la América española los esclavos tenían la consideración de personas y como tales habían de ser tratados. Mientras en las colonias inglesas, holandesas o francesas realmente eran poco más que animales de trabajo en la práctica. Esto no significa tejer una leyenda rosa para sustituir a la Leyenda Negra y decir que la esclavitud era buena en la América hispana y mala en la inglesa. La esclavitud en la América española también era dura y a veces no se cumplían las protecciones legales. Igualmente en las colonias inglesas con el tiempo se suavizaron algo las condiciones y el trato a veces hacía que los amos se encariñasen con los esclavos sobre todo los del servicio doméstico pero el hecho es que mientras en la América hispana los negros esclavos eran considerados personas en la América anglosajona los negros carecieron de cualquier tipo de derecho hasta entrado el siglo XIX.
¿Socialmente era muy diferente el papel de los negros?
La diferencia era abismal. Todas las limitaciones legales y morales citadas hacían precisamente que en la América española hubiese una gran cantidad de negros libres, algo que era casi desconocido en la América inglesa. Ello a su vez hizo que en la América hispana no se estableciese ningún tipo de discriminaciones de convivencia pública hacia los negros, mientras en las colonias anglosajonas había férreas leyes de segregación que en el Sur de los actuales Estados Unidos duraron, como es sabido, hasta casi los años 70 del siglo XX. Los visitantes ingleses y norteamericanos de Cuba en los siglos XVII y XVIII siempre se asombraban de que los negros anduviesen por la calle mezclados con la población blanca y de que pudiesen entrar libremente en cualquier local (una taberna, una tienda, la iglesia…). También fue temprana en la América española la formación de milicias de soldados negros, con toda la respetabilidad social que ello comportaba. No es extraño que los esclavos africanos en las colonias inglesas de Norteamérica tratasen de escapar hacia las posesiones españolas.
¿Era la misma entonces la rentabilidad del trabajo esclavo en la América hispánica y en la inglesa o francesa?
No, y esta cuestión es muy importante. Dado que el imperio español tenía una cosmovisión católica, se mantuvieron durante siglos estas limitaciones legales y morales a la esclavitud africana, incluso a costa de que la rentabilidad para la Corona española de sus islas del Caribe fuese mucho menor que la de las islas inglesas o francesas, que eran auténticos emporios de riqueza azucarera, para sus metrópolis, basados en el trabajo esclavo masivo. En la América española la importación de esclavos estaba limitada y los esclavos eran muy caros. La consecuencia era que había muchos menos esclavos negros que en las islas inglesas o francesas. En Cuba en el año 1760 había alrededor de 30.000 esclavos negros. Pueden parecer muchos pero hay que tener en cuenta que en Jamaica, la principal isla británica del Caribe en ese mismo momento había más de 450.000. Y en Haití, propiedad de Francia, había más de 500.000.
Sin embargo en Cuba sí se produjo un aumento masivo de la esclavitud durante el siglo XIX, ¿no fue así?
Así es. Hubo un año concreto que supuso un punto de inflexión. Fue el año 1762. En ese año, en el marco de la llamada Guerra de los Siete Años, La Habana y la parte occidental de Cuba, la más fértil para el cultivo del azúcar, fue conquistada por los ingleses después de una dura batalla. Entre 1762 y 1763 la Cuba occidental estará en manos de los ingleses y durante ese año los británicos llevarán a cabo una gran importación de esclavos negros para convertir Cuba en otro emporio azucarero sin límites legales.
Finalmente los ingleses se retiraron de Cuba en 1763 pero entonces la burguesía cubana, de origen peninsular, pidió con insistencia al gobierno español de Carlos III que levantara todas las prohibiciones y limitaciones a la importación de esclavos para convertir Cuba en un gran centro azucarero. Los ministros de Carlos III, influidos por las ideas de la Ilustración que ponían el desarrollo económico muy por encima de motivaciones religiosas, aceptaron y en la década de 1780 se eliminaron todas las restricciones a la importación de esclavos.
Ese fue el origen del boom azucarero de Cuba que pasó de estar muy rezagada en 1760 a liderar la producción mundial en 1820 y durante todo el siglo XIX. Los gobiernos liberales de España eliminaron las restricciones tradicionales y por primera vez hubo traficantes españoles de esclavos que fueron a buscarlos a África incluso cuando los ingleses prohibieron el tráfico de esclavos (después de haberlo liderado durante siglos) quedando la esclavitud en los estados del sur de los Estados Unidos y en Cuba.
De esta forma la Corona compensó en parte, desde el punto de vista económico, la pérdida del imperio continental en América. Se ha calculado que para la Hacienda española Cuba era en el siglo XIX más rentable que todo el antiguo imperio español continental en América con excepción de los virreinatos de Nueva España (México) y Perú, por las minas de plata, pero fue a costa de endurecer la esclavitud en Cuba.
En la década de 1860 había en Cuba casi 400.000 esclavos y esa fue una de las causas de la primera guerra separatista de Cuba, la Guerra de los Diez Años (1868-1878). La esclavitud en Cuba fue abolida por el Congreso de los Diputados de España a principios de la década de 1880.
En definitiva, ¿que balance se puede hacer de esta cuestión desde el punto de vista español?
Se puede decir que mientras el imperio español mantuvo una orientación católica, es decir hasta finales del siglo XVIII, la esclavitud se ciñó a criterios morales conforme a la mentalidad de la época (hay que recordar que la Iglesia nunca había prohibido la esclavitud) hasta tal punto que durante mucho tiempo se sacrificaron los criterios de mera rentabilidad económica. No se trata de tejer leyendas rosas. La esclavitud era dura y es normal que hoy nos repugne. Pero en los territorios de España se organizó en torno a criterios claramente superiores moralmente a los del resto de potencias coloniales europeas. Al menos a los esclavos siempre se les consideró personas cuyas almas eran valiosas para Dios. En la América inglesa o neerlandesa hubieran sido imposible figuras como el santo catalán del siglo XVII San Pedro Claver, que dedicó su vida a la evangelización de los esclavos, comprando su libertad e incluso trabajando con ellos.
Por Javier Navascués
https://somatemps.me/2024/07/25/las-...-maria-molina/
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