En la aplicación del Bien Común tiene que regir la virtud de la prudencia. Es decir una Comunidad Política bien ordenada puede tolerar un "mal" un "error", para evitar un mal mayor; por tanto se puede aplicar una doctrina de la tolerancia, que no incluye un derecho al error o al mal. La distinción es importante. De hecho en los Ejercitos Reales Carlistas había oficiales legitimistas protestantes de otros países, y en los Tercios de Requetés de la última Cruzada había como voluntarios muchos rusos blancos, Zaristas, que eran ortodoxos. Y en los tiempos de las Españas aureas tradiciolnaes hubo ciertamente tolerancia a otras creencias siempre que no se corrompieran el ser social con sus errores. Y atacarán la civilización edificada sobre la VERDAD.
Lo mismo con en otros aspectos morales. El bien común pretende ayudar, no obligar, el tradicionalismo NO es un totalitarismo, sino un sistema de libertades reales. Por ejemplo de lo que se trata en positivo es de ayudar y favorecer la labor y actividad de la Iglesia, NO de obligar a la gente a ir a Misa. Y en lo negativo de prihibir practias aberrates, corruptoras etc no imponer una moralina.
Hay que tener en cuenta de que hablamos de una civilización, de los fundamentos de un verdadero ORDEN, por tanto NO confundamos, porfavor MORAL con moralina burguesa. El moral católica prohibe y persigue por ejemplo la USURA, como un gran pecado, y no que a alguno le guste un poco el vino. El catolicismo NO ES PURITANO, no es rigorista, no es jansenista, y no tiene una moralina burguesa.
El Bien común exige acabar con el capitalismo, con el relativismo decadente impuesto por las falsas filosofia. Con la FALSA PARTICIPACIÓN de la falsa democracia, con el CENTRALISMO, con el totalitarismo....
El tradicionalismo es la verdadera LIBERTAD.
LA FAMILIA Y EL MUNICIPIO COMO BASES DE LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA.
LOS LÍMITES A LA BARBARIE Y LA FICCIÓN DEL CATOLICISMO
LA DISOLUCIÓN DE TODA COMUNIDAD HUMANA.
"Nadie niega la existencia de Dios sino aquel a quien conviene que no le haya"
(San Agustín)
"La democracia liberal viene a ser, en fin, la consagración oficial del exilio como forma permanente de gobierno e ideal humano: la negación de un cimiento estable para la sociedad, la extirpación de las raíces, la supresión de los objetivos finales y de la trascendencia, la negación a priori de la sociedad como comunión en una fe y una esperanza, la eliminación de todo punto de referencia en la vida de los hombres. En la democracia moderna las convicciones se convierten en opiniones, el derecho es meramente positivo y circunstancial, y la autoridad en gerencia circunstancial. El único derecho que no figura en la Declaración de Derechos Humanos es el de sostener una verdad objetiva y edificar sobre ella una comunidad humana. En una conferencia sobre la Constitución española decía el profesor Sánchez Agesta que toda Constitución democrática arranca de una primera afirmación (o constatación): que los ciudadanos de ese país no están conformes entre sí, y que es, por lo tanto, necesario organizar ese desacuerdo mediante leyes "pluralistas"; es decir, establecer normas prácticas para acuerdos circunstanciales que permitan la convivencia. La comunidad nacional, según esto, se define por su limitación (no por lo que es, sino por lo que le falta), sacrificando a ese postulado el fondo y la coherencia última que precisa cualquier legislación , necesaria a todos, incluso a los disidentes. La comunidad nacional se define así como no-comunidad, con lo que se justifica desde los principios todo movimiento disgregador y "contestatario".
Pero una verdadera sociedad histórica, mientras permance en su ser, no es mera convivencia ni organización de medios. Es, ante todo, comunión profunda de fe, de anhelos y de emociones. Comunión también en un pasado, en una ejecutoria. Se piensa hoy a menudo que, puesto que los técnicos entienden de la gerencia y administraciónde los medios, es a ellos a quienes hay que confiar el gobierno de los pueblos. Lo cual sería como confiar a una computadora o un ordenador la dirección de una empresa. Las técnicas, como la inspiración de los artistas, nacen en el seno de una civilización, pero si sólo de técnicos y artistas hubiera dependido, jamas civilización habría irrumpido en el torrente de la historia, ni hubiera desempeñado un protagonismo histórico. La sociedad liberal, neutra y tecnocrática, vive de lo que queda en las conciencias y en las familias de fe y de comunidad auténtica, y se extinguirá, o será absorbida por otra, si llegan a secarse por entero esas raíces profundas. Ya que, como ha escrito Thibon, es " posible lanzarse al vacío, pero no lo es lanzarse desde el vacío".
(Rafael Gambra Ciudad, en El Exilio y el Reino)
Texto tomado de "La moral existencialista y otros ensayos colindantes"
Marcadores