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Tema: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

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  1. #1
    Avatar de Aquilífero
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Y para mi estimado Mazadelizana, le dejo esta perla de los tercios, que no sé si conocerá o no:

    La batalla de Pavía es una de las gestas más importantes realizadas por los tercios españoles. En ella, el propio rey Francisco I de Francia cae hecho prisionero junto con gran parte de la nobleza francesa. Los españoles dieron buena cuenta del combate, y en el asalto murieron miles de hombres de ambos bandos, pero fueron los franceses, muy convencidos de us pronta victoria, los que pagaron más alto precio.

    Se cuenta que la situación estaba perdida y que los franceses iniciaron la huida. Muchos perdieron la vida en el río, pues Leiva había destruido el puente sobre el Tesino. Solo el rey francés permanecía en el campo de batalla con sus caballeros; vio caer a sus mejores hombres, uno tras otro, y trató de huir y buscar alguna portilla en el muro del parque. Pero unos arcabucero le cerraron el paso; uno de ellos mató al caballo del rey y Franciso I cayó al suelo, atrapado bajo el vientre del animal; los soldados imperiales estaban dispuestos a acabar con su vida, pero el monarca declaró su condición y se rindió ante los arcabuceros Juan de Urbieta, Diego Dávila y alonso Pita.

    Cuentan las crónicas que en esas estaban cuando un arcabucero espalo se acercó al monarca galo y le dijo: “Señor: Vuestra Alteza sepa que ayer, cuando supe que la batalla se había de dar, hice seis balas de plata para vuestros caballeros y una de oro, para vos. De la de plata, yo creo que cuatro fueron bien empleadas, porque no las eché sino contra sayo de brocado o carmesí... La de oro, la veis aquí y agradecedme la buena voluntad, que cierto deseaba daros la muerte más honrosa que a príncipe se ha dado. Pero, pues que no quiso Dios que en la batalla os hubiera visto, tomadla para ayuda de vuestro rescate, que ocho ducados son una onza”.

    Eran otros tiempos, en donde el último de los soldados españoles rezumaba más hombría y alteza, que todo un rey de Francia.
    Conócete, acéptate, supérate.
    (San Agustín)

  2. #2
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Cita Iniciado por Aquilífero Ver mensaje
    Y para mi estimado Mazadelizana, le dejo esta perla de los tercios, que no sé si conocerá o no:

    La batalla de Pavía es una de las gestas más importantes realizadas por los tercios españoles. En ella, el propio rey Francisco I de Francia cae hecho prisionero junto con gran parte de la nobleza francesa. Los españoles dieron buena cuenta del combate, y en el asalto murieron miles de hombres de ambos bandos, pero fueron los franceses, muy convencidos de us pronta victoria, los que pagaron más alto precio.

    Se cuenta que la situación estaba perdida y que los franceses iniciaron la huida. Muchos perdieron la vida en el río, pues Leiva había destruido el puente sobre el Tesino. Solo el rey francés permanecía en el campo de batalla con sus caballeros; vio caer a sus mejores hombres, uno tras otro, y trató de huir y buscar alguna portilla en el muro del parque. Pero unos arcabucero le cerraron el paso; uno de ellos mató al caballo del rey y Franciso I cayó al suelo, atrapado bajo el vientre del animal; los soldados imperiales estaban dispuestos a acabar con su vida, pero el monarca declaró su condición y se rindió ante los arcabuceros Juan de Urbieta, Diego Dávila y alonso Pita.

    Cuentan las crónicas que en esas estaban cuando un arcabucero espalo se acercó al monarca galo y le dijo: “Señor: Vuestra Alteza sepa que ayer, cuando supe que la batalla se había de dar, hice seis balas de plata para vuestros caballeros y una de oro, para vos. De la de plata, yo creo que cuatro fueron bien empleadas, porque no las eché sino contra sayo de brocado o carmesí... La de oro, la veis aquí y agradecedme la buena voluntad, que cierto deseaba daros la muerte más honrosa que a príncipe se ha dado. Pero, pues que no quiso Dios que en la batalla os hubiera visto, tomadla para ayuda de vuestro rescate, que ocho ducados son una onza”.

    Eran otros tiempos, en donde el último de los soldados españoles rezumaba más hombría y alteza, que todo un rey de Francia.

    Esto me lo llevo a Tercio. No conocía ésta anécdota, Aquilífero, gracias por traerla. Después de leer este hilo otra vez entero no puedo sino decir: GRACIAS DIOS POR HACERME ESPAÑOL.

    "El vivir que es perdurable
    no se gana con estados
    mundanales,
    ni con vida deleitable
    en que moran los pecados
    infernales;
    mas los buenos religiosos
    gánanlo con oraciones
    y con lloros;
    los caballeros famosos,
    con trabajos y aflicciones
    contra moros".

    http://fidesibera.blogspot.com/

  3. #3
    Antonio Hernández Pé está desconectado Miembro Respetado
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    En fin, hijos míos, que leyendo todas estas cosas se me saltan las lágrimas y se me ensancha el corazón y que orgulloso me siento de tener estos ancestros.
    ¡ Dios bendiga a Las Españas y otorgue su paz eterna a los héroes !

  4. #4
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Esto me lo llevo a Tercio. No conocía ésta anécdota, Aquilífero, gracias por traerla. Después de leer este hilo otra vez entero no puedo sino decir: GRACIAS DIOS POR HACERME ESPAÑOL.
    Hombre Mazadelizana, pues este suceso que te traigo ahora no corresponde a ese glorioso pasado, pero es un remedo de lo que siempre ha sido el carácter ibérico por excelencia. Si no lo conocías espero que lo disfrutes

    Desde Roma hasta Cartago, pasando por los visigodos y los tercios hasta llegar a los ejércitos napoleónicos, todas las civilizaciones que han pasado por Hispania han valorado con certeza y admiración a los “guerreros” ibéricos.
    Durante la Guerra de la Independencia, invadido todo el territorio y sometido más o menos a la voluntad del corso, cada uno de los hombres que había en el suelo, gritaba su desesperación y su determinación de servir a una causa común: expulsar al invasor.

    Es así como hasta los pastores se ofrecieron como voluntarios para ser enviados a “destrozar” franceses. Martínez Laínez, en su obra “Como lobos hambrientos” lo cuenta así de boca de otro autor, Gómez de Arteche:

    “¡Usías! Como somos tan bolonios que no sabemos cuándo es la hora de hacer la arremetida, podemos gastar el zurrón antes; es preciso que usías nos den un oficial que sea ducho, que nos lleve a donde aprieta la dificultad y diciéndonos ¡ahora muchachos! Pedrada que te crió y tente perro, que yo aseguro que no han de quedar para llevar el cuento a Francia ¿Pastores! No hay que dejallo, que somos los mejores soldados para la guerra con los gabachos. Los señores generales bien nos conocen y saben que a los pastores nada les espanta y que estamos hechos a trabajos porque el sol, la escarcha y la nieve cae sobre nosotros; dormimos al sereno, la cama siempre hecha; jamás nos desnudamos, el uniforme siempre es el mesmo, nuestras armas son de la fábrica de nuestras ovejas porque de su lana hacemos las hondas y nuestra munición la hallan en todas partes..., bien saben los señores que también sabemos andar por vericuetos y que jamás de los jamases necesitamos camino real porque sabemos los atajos... Pues no hay que venirnos con bayonetas porque de cada trancazo echaremos al infierno a cuantos franceses se pongan por delante”.

    El recuerdo de los honderos ibéricos resuena en estas letras. Igual que García de Paredes, igual que los honderos de Baleares, siempre la honda y la piedra. El ibérico, despojado de sus armas convencionales, arremete contra su adversario con lo más simple que la naturaleza le aporta, la dura roca..., eso sí, jamás se rinde sin combatir.
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  5. #5
    Avatar de mazadelizana
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Tampoco lo conocía, gracias de nuevo, Aquilífero. Me da que este hilo tiene posibilidades de llegar a top de hilos de Hispanismo.

    "El vivir que es perdurable
    no se gana con estados
    mundanales,
    ni con vida deleitable
    en que moran los pecados
    infernales;
    mas los buenos religiosos
    gánanlo con oraciones
    y con lloros;
    los caballeros famosos,
    con trabajos y aflicciones
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  6. #6
    tautalo está desconectado Uno más... que no se rinde
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    Smile Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Perdonad lo prolijo del texto, pero para mí esta página es un clásico, con la que me he solazado en mis mejores ratos. Os dejo con el capitán Alonso de Contreras. A los amantes de los buenos tiempos le gustará sin duda:

    "En Malta se holgó el Comendador Monreal de verme, y al cabo de algunos días que estuvimos allí, nos partimos para Levante con el galeón y una fragata; estuvimos más de dos meses sin hacer presa; y un día, yendo á tomar puerto en cabo Silidonia, hallamos dentro un bizarro caramuzal que era como un galeón; embestimos con él y los turcos se echaron en la barca á tierra por salvar la libertad. Ordenó el capitán fuésemos tras ellos, con ofrecimiento de diez escudos por cada esclavo. Había un pinar grande, y yo fuí uno de los soldados que saltaron á tierra en seguimiento de los turcos; llevaba mi espada y una rodela, y sin pelo de barba. Embosquéme en el pinar y topé con un turco como un filisteo, con una pica en la mano, y en ella enarbolada una bandera naranjada y blanca, llamando á los demás; yo enderecé con él y le dije: sentabajo; pero el turco me miró y riyó, diciéndome: bremaneur casaca cacomiz; que quiere decir: putillo, que te hiede el culo, como un perro muerto. Yo me emperré y embracé la rodela y enderecé con él; con que ganándole la punta de la pica le dí una estocada en el pecho que dí con él en tierra, y quitando la bandera de la pica me la ceñí; y estaba despojando cuando llegaron dos soldados franceses diciendo: á la parte; yo me levanté de encima del turco, y embrazando mi rodela les dije que lo dejaran, que era mío: si no que los mataría; ellos les pareció que era de burla y comenzamos á darnos muy bien, sino que llegaron otros cuatro soldados con tres turcos que habían tomado y nos metieron en paz; con lo cual nos fuimos todos juntos al galeón sin que despojásemos al herido de cosa alguna. Contóse todo al capitán, el cual, tomada la confesión al turco, dijo que yo solo era el dueño de todo; los franceses casi se amotinaban porque yo solo era español en todo aquel galeón, y había de franceses más de 100, y así hubo de dejar el capitán el caso hasta Malta, delante de los señores del Tribunal del armamento. Tenía el turco encima 400 cequíes de oro; el caramuzal estaba cargado de jabón de Chipre; metieron gente dentro y envióse á Malta; y nosotros nos quedamos á buscar más presas y fuimos á la vuelta de las cruceras de Alejandría, y de parte de tarde descubrímos un bajel, al parecer grandísimo, como lo era; tomámosle por la juga por no perdelle, y así nos encontramos á media noche; y con la artillería lista le preguntamos: ¿qué bajel?; respondió: bajel que va por la mar; y como él venía listo también, porque de un bajel no se le daba nada, á causa que traía más de 400 turcos dentro y bien astillado, diónos una carga que della nos llevó al otro mundo 17 hombres sin algunos heridos; nosotros le dimos la nuestra, que no fué menos; abordamos y fué reñida la pelea, porque nos tuvieron ganado el castillo de proa y fué trabajoso el rehacerlos á su bajel; quedámonos esta noche hasta el día con lo dicho, y amaneciendo nos fuimos para él, que no huyó; pero nuestro capitán usó de un ardid que importó, dejando en cubierta no más que la gente necesaria y cerrados todos los escotillones, de suerte que era menester pelear ú saltar á la mar; fué reñida batalla, que les tuvimos ganado el castillo de proa muy gran rato y nos echaron de él, con que nos desarrizamos y le combatíamos con la artillería, que éramos mejores veleros y mejor artillería. Aquí ví dos milagros este día, que son para dichos, y es: que un artillero holandés se puso á cargar una pieza descubierto, y le tiraron con otra, de manera que le dió en medio de la cabeza, que se la hizo añicos y roció con los sesos á los de cerca, y con un hueso de la cabeza le dió á un marinero en las narices, que de nacimiento las tenía tuertas, y después de curado quedaron las narices tan derechas como las mías, con una señal de la herida. Otro soldado estaba lleno de dolores que no dejaba dormir en los ranchos á nadie, echando porvidas y reniegos; y aquel día le dieron un cañonazo ú bala de artillería raspándole las dos nalgas; con lo cual jamás se quejó de dolores en todo el viaje y decía que no había visto mejores sudores que el aire de una bala. Pasamos adelante con nuestra pelea aquel día á la larga, y viniendo la noche trató el enemigo de hacer fuerza para embestir en tierra, que estaba cerca; y siguiéndole nos hallamos todos muy cerca de tierra con una calma, al amanecer, día de Nuestra Señora de la Concepción, y el capitán mandó que todos los heridos subiesen arriba á morir, porque dijo: señores, ú á cenar con Cristo ú á Costantinopla; subieron todos y yo entre ellos, que tenía un muslo pasado de un mosquetazo y en la cabeza una grande herida que me dieron al subir en el navío del enemigo, con una partesana el día antes, cuando ganamos el castillo de proa; llevábamos un fraile carmelita calzado por capellán, y díjole el capitán: Padre, échenos una bendición, porque es el día postrero; el buen fraile lo hizo, y acabado, mandó el capitán á la fragata que nos remolcase hasta llegar al otro bajel que estaba muy cerca; y abordándonos fué tan grande la escaramuza que se trabó, que aunque quisiéramos apartarnos era imposible, porque habían echado un áncora grande con una cadena grande del otro bajel porque no nos desasiéramos; duró más de tres horas, y al cabo dellas se conoció la victoria por nosotros, porque los turcos, viéndose cerca de tierra, se comenzaron á echar á la mar y no vían que nuestra fragata los iba pescando; acabóse de ganar; con que después de haber aprisionado los esclavos se dió á saquear, que había mucho y rico; y eran tantos los muertos que había dentro que pasaban [de] 250 y no los habían querido echar á la mar porque nosotros no lo viéramos; echémoslos nosotros, y vi aquel día cosa que para que se vea lo que es ser cristiano, digo: que entre los muchos que se echaron á la mar muertos hubo uno que quedó boca arriba, cosa muy contraria á los moros y turcos, que en echándolos muertos á la mar, al punto meten la cara y cuerpo hacia abajo y los cristianos hacia arriba; preguntamos á los turcos que teníamos esclavos que como aquel estaba boca arriba, y dijeron que siempre lo habían tenido en sospecha de cristiano y que era renegado bautizado, y cuando renegó era ya hombre de nación francesa. Reparamos nuestro bajel y el preso, que todos dos lo habían menester, y tomamos la vuelta de Malta, donde llegamos en breve tiempo; y como la presa era tan rica mandó el capitán nadie jugase, porque cada uno llegase rico á Malta; mandó echar los dados y naipes á la mar y puso graves penas quien los jugase, con lo cual se ordenó un juego de esta manera: hacían un círculo en una mesa como la palma de la mano, y en el centro de él, otro círculo chiquito como de un real de á ocho, en el cual todos los que jugaban cada uno metía dentro de este círculo chico un piojo, cada uno tenía cuenta con el suyo, y apostaban muy grandes apuestas, y el piojo que primero salía del círculo grande tiraba toda la apuesta, que certifico la hubo de 80 cequíes. Como el capitán vió la resolución dejó que jugasen á lo que quisiesen; ¡tanto es el vicio del juego en el soldado! En Malta puse pleito por mi esclavo se en Malta por que tomé en tierra en cabo Silidonia; y habiéndose hecho de una parte y otra lo necesario, dieron sentencia los señores del armamento que los 400 cequíes entrasen en el número de la presa y que á mí se me diesen cien ducados de joya por el prisionero, y la bandera, con facultad que la pusiese en mis armas por despojo, si quería; lo cual hice con mucho gusto, y entregué la bandera á una iglesia de Nuestra Señora de la Gracia. Tocóme con las partes y galima que hice más de 1.500 ducados, los cuales se gastaron brevemente; y viendo que las galeras de la Religión estaban de partencia para Levante, á hacer una empresa, me embarqué en ellas por venturero y en 24 días fuimos y venimos, habiendo tomado una fortaleza que está en la Morea, que se llama Pasaba, de la cual se trujeron 500 personas entre hombres y mujeres y niños; el Gobernador y mujer, hijos y caballos y 30 piezas de artillería de bronce, que se espantó el mundo, sin perder un hombre; verdad es que pensaron era la armada de cristianos que estaba en Mesina junta. Luego el mismo año, que fué 1601, fueron las mismas galeras á Berbería á hacer otra empresa. Embarqueme venturero como el viaje pasado, y fuimos y tomamos una ciudad llamada la Mahometa; fué de esta suerte: llegamos á vista de la tierra la noche antes de que hiciéramos esta empresa, y caminamos muy poco hasta la mañana que estuvimos muy cerca; mandó el General que todos nos pusiésemos turbantes en la cabeza y desarbolaron los trinquetes; de suerte que parecíamos galeotas de Morató raez, y ellos lo pensaron, enarboladas banderas y gallardetes turquescos y con unos tamborilillos y charamolas tocando á la turquesca; de esta manera llegamos á dar fondo muy cerca de tierra; la gente de la ciudad, que está en la misma lengua del agua, salió casi toda: niños y mujeres y hombres; estaban señalados 300 hombres para el efeto, que no fueron perezosos á hacerlo, y con presteza embistieron con la puerta y ganaron, con que quedó presa; yo fui uno de los 300; cogimos todas las mujeres y niños y algunos hombres, porque se huyeron muchos; entramos dentro y saqueamos, pero mala ropa, porque son pobres vagarinos. Embarcáronse 700 almas y la mala ropa; vino luego socorro de más de 3.000 moros á caballo y á pie; con que dimos fuego á la ciudad y nos embarcamos. Costonos tres caballeros y cinco soldados que se perdieron por cudiciosos; con que nos volvimos á Malta, contentos, y gasté lo poquillo que se había ganado, que las quiracas de aquella tierra son tan hermosas y taimadas, que son dueñas de cuanto tienen los caballeros y soldados."

    La podéis leer pinchando aquí abajo:

    CERVANTES VIRTUAL: DISCURSO DE MI VIDA, CAPITÁN ALONSO DE CONTRERAS


  7. #7
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Tengo un libro sobre los tercios que dice sobre contreras:

    - Pidió ser nombrado a causa de cierta azaña (...), mandó un memorial al ministro de guerra. Como este le negó el nombramiento, fue a buscar al rey, el cual leyó los documentos de Contreras. El rey discutió con el ministro, a este le dió un infarto y murió. El comentario de Contreras fue: él se quedó sin vida y yo sin almirantazgo.

    -En la ciudad del Águila, colgó a unos caballeros bellacos (poco caballero serían). El Obispo lo quiso excomulgar, a lo que Contreras replicó: Para algo me ha dado Dios diez dedos en la manos y cien españoles, y si me resuelvo a estar excomulgado, no va a quedar nadie tranquilo.

    Contreras fue un figura.

    "El vivir que es perdurable
    no se gana con estados
    mundanales,
    ni con vida deleitable
    en que moran los pecados
    infernales;
    mas los buenos religiosos
    gánanlo con oraciones
    y con lloros;
    los caballeros famosos,
    con trabajos y aflicciones
    contra moros".

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  8. #8
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    Tengo un libro sobre los tercios que dice sobre contreras:


    Contreras fue un figura.
    En el libro "Discursos de mi vida" del autor que citas, narra un episodio muy edificante sobre como empiezan sus andaduras en esto del manejo de la espada. Cito de memoria, pues no hayo el pasaje en concreto, pero más o menos viene a decir esto.
    Encontrándose el joven Alonso en la escuela, otro niño, un poco mayor que él y de clase acomodada, tuvo la osadía de burlarse del jovencísimo Contreras. Éste, ni corto ni perezoso cogió su plumilla de escribanía y arremetió contra el infante dándole de punzadas en la barriga, con tal afición, que el propio Contreras dice en su obra que: "Viendo que le pillaba afición y que no se me daba mal esto de pinchar, opté por darle la vuelta al mozo y continuar por la espalda" Como bien dices, genio y figura.
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  9. #9
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Aquí dejo un esbozo de lo que supusieron los combates de las tribus ibéricas en contra de los romanos. No sólo NUmancia fue heróica en su defensa.

    Al hablar anteriormente de los honderos baleáricos me ha venido a la memoria las gestas romanas en nuestro suelo patrio. En aquel período de la Historia, los pueblos habitantes de la Península, resistieron al invasor romano con grandes gestos dignos de ser recordados. Numancia es el exponente más claro, pues supuso un verdadero calvario para generales y cónsules, que década tras década, sitiada la ciudad, ésta no sólo no se rendía sino que conseguía despertar el ánimo en tribus vecinas.

    Numancia no fue la única de las ciudades dignas de recordar. Con la llegada de Augusto a la Península para conseguir su ansiada “Pax Romana”, desembarcó legiones en nuestra tierra con ánimo de acabar con los focos irreductibles de las tribus y pueblos ubicados en el norte y en las estribaciones del Cantábrico. Así lo cuenta J. A. Cebrián en su obra “La aventura de los romanos en Hispania”, Algunos de esos ejemplos son tristes y espeluznantes, pero muestran el carácter de un pueblo que no se resigna a ser invadido ni sometido.


    La pacificación y la conquista de los territorios hostiles no sería tarea fácil. Múltiples batallas se dieron en aquellos parajes norteños, ofreciéndose en innumerables ocasiones episodios de lo más trágico:

    Las tropas expedicionarias romanas desencadenaron un auténtico infierno sobre las comunidades cántabras, que a duras penas pudieron contener la furia romana. Agripa sacó a los aborígenes de sus montañas, castros y bosques; la represión se convirtió en un acto brutal donde se podían ver guerreros crucificados elevando al cielo cánticos de victoria, así como a mujeres, ancianos y niños suicidándose antes de ser capturados. Los historiadores nos cuentan escenas horripilantes que estremecen al lector: madres matando a toda su prole para luego quitarse la vida; mujeres que se asesinaban unas a otras para no ser vendidas como esclavas, padres que pasaban a cuchillo a todo su clan y luego se lanzaban a un desesperado combate final contra los romanos. Ese era el sentimiento de cántabros y astures, gentes indómitas que no se resignaban a ser sometidas por ningún extranjero y que llegaban al fanatismo más absoluto en capítulos de imperecedero recuerdo.“
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  10. #10
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    Re: Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Contaré como la Royal Navy sufrió la derrota más grande de su historia a manos de unos pocos españolitos e indios al mando de un cojo, manco y tuerto, de como la chulería y la prepotencia británica quedó enterrada en el barro, de como su propio rey, Jorge II, se avergonzó de tal manera de esta derrota que prohibió expresamente que sus historiadores contaran algo al respecto, de como a partir de ese día los ingleses nos miraron con otros ojos.
    ¿Sabéis lo más triste? que en nuestro país apenas se conoce este hecho y al causante, el mejor estratega de nuestra Armada Real por los siglos de los siglos, el almirante don Blas de Lezo y Olavarrieta. Sobre este señor versará la próxima entrada y no en esta como dije, no quiero mezclar cosas. Tan alto personaje merece sin lugar a dudas un trato más cuidado.


    España tenía el absoluto poder de los mares desde el siglo XIII, bueno, hablando con propiedad este poder en estos primeros años fueron de los reinos que luego conformaron el reino de España, Aragón y Castilla. En el Mediterráneo no había fuerza que osara hacer frente a nuestras naves y si lo había enseguida se le quitaron las ganas. El apogeo vino con el descubrimiento de América y el reinado en el Atlántico y así estuvimos hasta 1.805 con la derrota en Trafalgar. Bueno, en el Atlántico estuvimos casi un siglo mas.
    Este poder a los ingleses no les gustaba un pelo, los habitantes de una isla a los que se les supone pericia y artes marineras incuestionables no podían tolerar que encima de tener el poder terrestre, también lo tuviéramos marítimo. Estos querían echar a los españoles del Caribe y el Golfo de Mexico para hacer bases británicas y así poder crear nuevas rutas comerciales, se tendrían que enfrentar a España y era un hueso muy duro de roer.
    Para ello necesitaban algo para poder declarar la guerra a España. Estos no paraban de perrear por nuestros dominios, que si contrabando por aquí, pequeños desembarcos por alla, pirateria (por ambos bandos).
    El incidente ocurre en 1.738 frente a Florida, un guardacostas español, el "La Isabela", captura un barco contrabandista inglés y detiene a su capitán, Robert Jenkins. Lo normal era colgarlo del palo de mayor, pero Fandiño, que así se llamaba el capitán español, se lo piensa mejor y le corta una oreja al citado Jenkins y le espeta "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Efectivamente, Jenkins va a hacia Inglaterra con la oreja metida en un tarro de alcohol y lo presenta ante el Parlamento repitiendo las palabras español (por favor imaginaos la escena), por supuesto los parlamentarios ven en esa frase una clara ofensa al rey. Ya está la rata en la lata y la excusa que buscaban. Guerra.
    A esta guerra propiciada por este incidente se la conoce como "Guerra de la oreja de Jenkins" y enfrenta a las potencias desde 1.739 a 1.748 en el área del Caribe.




    Ese saber estar de Vernon


    Bueno, ya estamos en harina. El almirante inglés Vernon es nombrado por Londres en 1.739 comandante en jefe de todas las fuerzas británica en las Indias Occidentales y su primera acción es apoderarse de Portobelo en el istmo de Panamá, luego le quedarían Cartagena de Indias y La Guaira para apoderarse de todos los puertos de donde salían las riquezas hacia España. La base inglesa es Port Royal, en Jamaica.
    Portobelo esta defendido por apenas 700 hombres, el mandamás de la plaza es un completo inutil que ni se preocupó por aumentar las defensas de la plaza, ni del entrenamiento de los hombres, ni de artillarla mejor ni nada de nada...una ruina total, normal que los ingleses la tomaran en sólo dos horas y el pollo en cuestión, Francisco Javier de la Vega no opusiera ni un mínimo de resistencia.
    Vernom pensaba que aún quedaba oro que salir hacía España pero había sido mandado a otros puertos por si las moscas, fue tanto el rebote que se pilló que destruyo la ciudad hasta los cimientos. Luego volvieron a Jamaica.
    Atención a esto que viene. La prensa británica, sensacionalista como ninguna ya en aquellos años y eso que acababa de nacer, vendió la victoria de Vernon como si fuera la madre de todas las victorias (que ganas nos tenían, pardiez). Durante meses se celebró la victoria en Londres, se puso el nombre a una calle, Portobello Road, Vernon fue recibido como un héroe, durante una cena con el propio rey Jorge II se toca por primera vez una pieza compuesta para la ocasión llamada "God Save the King", el actual himno inglés. También se compone otro himno extraoficial llamado "Rule Britannia" que hoy es tradición cantarlo en los famosos conciertos de la BBC, se canta el último día y se monta la mundial. Su estribillo es el siguiente "Rule, Britannia! Britannia, rule the waves; Britons never never never shall be slaves!.
    Todo esto por conquistar un puerto pequeñajo y casi sin guerrear, ¿qué hubieran hecho si hubiesen ganado ellos en Lepanto o Cartagena? No lo quiero ni pensar.

    Con todo esto Vernon sólo tenía que pedir por esa boquita, así que pidió la mayor flota jamás vista por ojos occidentales. 186 naves, 27.600 hombres, 2.000 cañones, está operación naval fue la mayor desplegada hasta el desembarco en Normandia, y superando en 60 navíos a la Gran Armada. Quiero que os quedéis con estos datos para luego pensar en la que les lió don Blas.
    Se reúnen en Port Royal y salen dirección a Cartagena de Indias (actual Colombia). Cartagena es el puerto más importante hasta el siglo XVIII de España en el Caribe, desde el cual salen la gran mayoría de las riquezas hasta suelo patrio, su captura por los ingleses sería un golpe moral y estratégico importantísimo.
    Varios días antes de la llegada de la gran flota a Cartagena es avistada desde la costa y la noticia corre rauda a la ciudad, la defensa estaba a cargo del genial Blas de Lezo, más conocido como "Mediohombre" y "Almirante Patapalo" debido a que en la mar se había dejado un ojo, media pierna y un brazo. Este tenía los huevos negros del humo de cien batallas, se habían dado con ingleses hasta la saciedad y le tenían auténtico pavor. Bajo su mando sólo tiene a 3.600 hombres, 600 de ellos arqueros indios, y sólo una flotilla de 6 buques.
    Vernon con chulería le escribe desde la tomada Portobello meses antes y le dice que le ha dado un trato exquisito a los presos, aunque no lo merecían. Lezo le responde que si el hubiera estado allí le hubiese bajado los humos y perseguido hasta el mismo infierno. Claro que la carta estaba redactada en los estándares de la época con un pijoterio excelso.




    Puerto de Cartagena


    Cartagena está bien defendida, aparte que es un puerto natural muy seguro, el mejor de la época. Tenían dos entradas a la bahía por sendos canales, Bocachica y Bocagrande, Bocagrande con el tiempo se fue cegando, por el mismo mar, por algún barco encallado y lo acabó por cerrar Blas ante el inminente ataque de Vernon. Sólo queda una entrada, Bocachica y para defender esta entrada se encuentran los fuertes de Chamba, San Felipe y Santiago los cuales Vernon mediante bombardeo continuado revienta sus cañones. Otra fortaleza más, San Luis de Bocachica es castigada con fuego inglés durante 16 días sin descanso, la tropa allí acantonada, unos 500 hombres, se repliegan hacía el interior.
    Quedaba como último escollo para entrar a la bahía la fortaleza de Bocanegra, antes de que llegaran allí los ingleses, los nuestros hunden los 6 barcos para impedir la navegación por el canal, pero es inútil, los pérfidos barcos entran sin problemas. Bombardeo continuado y se acabó el problema. Los ingleses ya estaban en la bahía.
    Y aquí es cuando viene el descojono total. Vernon se vino arriba con el capote y las banderillas pensando que la faena ya estaba hecha con el toro dando bocadas de sangre, total, habían entrado en la bahía y ya nada les podía detener, ellos eran 27.000, 180 naves y 2.000 cañones, los nuestros 3.600 mal contados ¿Qué podían hacer si no rendirse o morir?. Dicho esto, Vernom manda un SMS a su Altísima Majestad Imperial Jorge II diciéndole "rey q sto ya esta. bsos".
    La fiesta que se montó después de la toma de Portobelo fue una mierda comparada con esta, risas, zapatiesta, españoles dead y kills, españoles bigmouth, más risas, esto está chupado, perdón, this is sucked.
    Se llegaron a hacer medallas conmemorativas de la gran victoria de Vernon, eso si, no mostraban las taras del almirante Lezo en el grabado para aumentar más si cabe el éxito inglés, esto no me lo estoy inventado, es totalmente cierto. Además rularon por nuestro país como mofa y escarnio para los nuestros. Luego cambiarían las tornas.




    Anverso: "El orgullo español humillado por Vernon"
    Reverso: "Los héroes británicos tomaron Cartagena. Abril 1.747"


    Con lo que no contaban los ingleses era con un factor muy importante, la testiculina del Almirante Lezo y como la transmitía a sus hombres. Cojo, manco y tuerto cundía más que el arroz con leche. Los nuestros se retrotraen hasta la última fortaleza, San Felipe de Barajas, y allí se mantienen firmes con una defensa a ultranza, una defensa de las nuestras, de las que molan, ojo al dato, sólo quedan unos 700 defensores en condiciones. A todo esto, los ingleses llevaban 35 días dando por el saco y cañoneando Cartagena y alrededores, que pesaos.
    Esta fortaleza aún viéndola ahora parece impenetrable, y ya no digamos lo que les debió parecer a los ingleses, que pensaron que sería mejor rodearla por la selva y no intentar tomarla de frente.
    En este "paseo" por la selva muchos de ellos contraen la malaria, mueren varios cientos y la moral empieza a decaer, pero aún así llegan hasta la fortaleza, la única vía de acceso es un rampa fácilmente defendible, Lezo emplaza a 300 fusileros y se pican a 1.500, así casi sin querer.
    La cosa no estaba nada clara para nuestros enemigos, malaria, muertos, poca comida, escorbuto y Vernon se pone nerviosico perdido. Al revés que a los nuestros, que ven como no está todo perdido.
    Por cierto, a modo de dato interesante, en la expedición británica hay 4.000 reclutas de Virginia al mando de Lawrence Washington, hermanísimo de un tal George. También iban otros tantos macheteros de Jamaica, comúnmente denominados "carne de cañón", como vamos a ver ahora.
    La noche del 19 al 20 de Abril deciden los ingleses realizar un ataque frontal y jugarse el todo por el todo, más risas y veréis porque. Construyen unas escalas para asaltar las murallas, esto llega a oídos de Blas y decide esa misma noche y casi en una acción de comando que algunos hombres rebajen un poco más el foso y vuelvan a sus puesto antes de que empiece a clarear.
    La noche siguiente los ingleses salen en columnas dispuestos a tomar la fortaleza, iban cargados con artillería así que les retrasa bastante, son un blanco muy fácil para los fusileros españoles debido a la lentitud y a que delante de la fortaleza hay una explanada enorme, casi hacían tiro al blanco, ya era casi de día. Por supuesto los primeros iba los macheteros jamaicanos que cayeron como moscas. Llegan a las murallas y ¡¡¡Oh sorpresa!!! Las escalas no son lo suficientemente largas para salvar el foso...clinc clinc, punto para Lezo.




    La fortaleza de San Felipe con sus rampas y prácticamente inexpugnable. Al frente una estatua de don Blas de Lezo


    Esa cara de los ingleses era para verla, nos vamos...tiro...nos quedamos...mas metralla, ¿que hacemos? más disparos. No menos de 4.000 son los muertos ingleses desde su llegada a Cartagena, por supuesto haciendo un ridículo elegante y flemático, que para eso son british.
    Aquí llega otra mas de nuestros amigos, les habían dado matarile hasta en el cuaderno de bitácora, había miles de enfermos y heridos, miles de muertos, casi no tenían comida y menos fresca, no tenían posibilidad alguna de victoria, pero como Vernon era así, se quedaron un mes sin saber que hacer. Al final muy picado y más quemado que la pipa de un indio, decide retirarse el 20 de Mayo, eso si, sin dejar de cañonear sobre Cartagena.
    Por supuesto, y esto está reflejado en muy poco sitios, aparte de los soldados españoles que se batieron con bravura, no les fueron ni mucho a la zaga, e incluso en algún momento superaron este arrojo, los citados arqueros indios y toda la ciudad de Cartagena, tanto indígenas como criollos, que firmaron actos de valentía dignas del mismísimo almirante don Blas de Lezo.
    Otro dato más, al año siguiente muere Lezo en Cartagena, Vernon pasa por allí, sabe que ha muerto, pero no se atreve a desembarcar, tipo Cid nuestro héroe gana batallas después de muerto.

    La "victoria" que aún celebraban en Londres les había costado unos 11.000 muertos, 7.500 heridos, 50 naves y unos 1.500 cañones y un ZAS, EN TODA LA BOCA!!! como creo que jamás haya ocurrido en la historia. Por cierto, hubo algún inglés que se preguntó ¿oye, si hemos ganado, donde están los barcos que no los veo yo llegar? Vernon no daba abasto a las excusas...no hay enemigo pequeño, el arbitro, el fútbol es así, los focos, etc...Como ya he dicho antes, el rey Jorge prohibió que este hecho pasara a la historia debido a la humillación sufrida.
    De esta derrota sin paliativos le costo recuperarse a la flota de guerra británica varios decenios, murió mucha brillante oficialia (menos Vernom, que era de todo menos brillante y encima se salvó). España sin embargo logra mantener el poder absoluto en el mar durante unos 70 años más.

  11. #11
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    Cita Iniciado por mazadelizana Ver mensaje
    Tengo un libro sobre los tercios que dice sobre contreras:

    - Pidió ser nombrado a causa de cierta azaña (...), mandó un memorial al ministro de guerra. Como este le negó el nombramiento, fue a buscar al rey, el cual leyó los documentos de Contreras. El rey discutió con el ministro, a este le dió un infarto y murió. El comentario de Contreras fue: él se quedó sin vida y yo sin almirantazgo.

    -En la ciudad del Águila, colgó a unos caballeros bellacos (poco caballero serían). El Obispo lo quiso excomulgar, a lo que Contreras replicó: Para algo me ha dado Dios diez dedos en la manos y cien españoles, y si me resuelvo a estar excomulgado, no va a quedar nadie tranquilo.

    Contreras fue un figura.
    "...si me resuelvo a estar excomulgado, no va a quedar nadie tranquilo", Jajajaja... Alonso de Contreras es mi "ídolo", lo mismo que hay gente que es fan de deportistas o cantantes, el modelo de Contreras es una de las encarnaciones de españolidad más grande que han visto los siglos, y yo soy de los que admiran esos modelos hispánicos como Contreras mismo que es un español de pies a cabeza: devoto, colérico, leal y bravo.

    "Si me resuelvo a estar excomulgado, no va a quedar nadie tranquilo" (teniendo en cuenta que, incluso comulgado, las hacía tan grandes... ¿qué podría ser si lo hubieran excomulgado? Creo que los demonios se hubieran ido por una competencia más agresiva que la del infierno. Ese Obispo fue un temerario, jajajajaja.

    Esto promete. Vamos a seguir, que aqui Aquilífero tiene una biblioteca bélica envidiable. Y, ya vemos que no es como los progresistas que, por tener libros, se creen que son cultos; Aquilífero tiene libros y salta a la vista que se los lee.

    Un abrazo a todos.

    P.D:

    Gracias Mazadelizana por esa anécdota de mi venerado Alonso.

    Estimado Antonio Hernández Pé: No hay un pueblo bajo el sol más bravo que el nuestro. Y el día en que levantemos la cabeza, como dijo Contreras, "no va a quedar nadie tranquilo".
    Última edición por tautalo; 21/12/2009 a las 11:06


  12. #12
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    Gracias a tí, amigo, por este hilo.

    La verdad, es que Contreras fué único. Lo que daría por tener una conversación con él.

    Hasta el fénix de los ingenios le dedicó una obra: El rey sin reino.

    "El vivir que es perdurable
    no se gana con estados
    mundanales,
    ni con vida deleitable
    en que moran los pecados
    infernales;
    mas los buenos religiosos
    gánanlo con oraciones
    y con lloros;
    los caballeros famosos,
    con trabajos y aflicciones
    contra moros".

    http://fidesibera.blogspot.com/

  13. #13
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    Cita Iniciado por tautalo Ver mensaje
    "...si me resuelvo a estar excomulgado, no va a quedar nadie tranquilo", Jajajaja... Alonso de Contreras es mi "ídolo", lo mismo que hay gente que es fan de deportistas o cantantes, el modelo de Contreras es una de las encarnaciones de españolidad más grande que han visto los siglos, y yo soy de los que admiran esos modelos hispánicos como Contreras mismo que es un español de pies a cabeza: devoto, colérico, leal y bravo.

    "Si me resuelvo a estar excomulgado, no va a quedar nadie tranquilo" (teniendo en cuenta que, incluso comulgado, las hacía tan grandes... ¿qué podría ser si lo hubieran excomulgado? Creo que los demonios se hubieran ido por una competencia más agresiva que la del infierno. Ese Obispo fue un temerario, jajajajaja.

    Esto promete. Vamos a seguir, que aqui Aquilífero tiene una biblioteca bélica envidiable. Y, ya vemos que no es como los progresistas que, por tener libros, se creen que son cultos; Aquilífero tiene libros y salta a la vista que se los lee.

    Un abrazo a todos.

    P.D:

    Gracias Mazadelizana por esa anécdota de mi venerado Alonso.

    Estimado Antonio Hernández Pé: No hay un pueblo bajo el sol más bravo que el nuestro. Y el día en que levantemos la cabeza, como dijo Contreras, "no va a quedar nadie tranquilo".
    Amén, amigo Tautalo, así lo quiera Dios y que nosotros lo veamos.

  14. #14
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    ¡EA, SOLDADOS, SANTIAGO Y A ELLOS!

    El grito de "¡Santiago y a ellos!" tenía que poner los pelos como escarpias a cuantos enemigos tuvo España. La invocación en sus diversas versiones (la más popularizada: "¡Santiago y cierra España!" -que viene a significar como sabemos "Santiago y choca España contra el enemigo") es algo compartido con los hermanos portugueses. Así nos cuenta Pedro Ordóñez de Ceballos, famoso viajero, primero soldado y luego sacerdote, también negrero:

    "Concertéme con un mercader portugués que tenía licencia para ir a Guinea por negros. Acetólo, aunque compró él otro navío, y así partimos de Sanlúcar; a los cinco días descubrimos dos velas, las cuales, ganándonos el barlovento, vinieron sobre nosotros dando voces que nos rindiésemos y disparando juntamente sus piezas y arcabucería; y, respondiendo con lo propio, tuvimos una refriega muy reñida hasta que la noche nos apartó. Hacía muy escuro, y por no perdernos todos pusimos luces. Al amanecer dije: ¡Ea, soldados, Santiago y a ellos! y, visto por los enemigos que los acometíamos, quiso Dios que concibiesen miedo, y, con ser mayores sus navíos, dando velas huyeron, y nosotros hicimos nuestro viaje;y hasta llegar a Cabo Verde no hubo otra cosa más que hallar mala venta de negros y partir de allí a los Ríos y a Congo."

    (Viaje del mundo, Ordóñez de Ceballos.)


  15. #15
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    RECORDAD EL AÑO 1380



    LA ARMADA INVENCIBLE DE 1380... LA PÉRFIDA ALBIÓN TRAGA SUS CENIZAS

    Pocas naciones como Inglaterra han odiado con más saña a España. Sus razones tienen, pues a diferencia de nosotros, no olvidan su Historia. Por su aversión a España no cejaron nunca de hostigarnos, bien a las claras o bien a la chita callando, viciándonos con las podredumbres ideológicas más inverosímiles. En el siglo XIX habían avanzado mucho, gracias al servicio prestado por los colaboracionistas liberales de Gran Bretaña,
    dígase Rafael del Riego, Quiroga, Espartero y otros miserables traidores que abrazaron las consignas de la Gran Logia de Londres para nuestra calamidad nacional. Luego, una caterva de supuestos "hispanistas" anglosajones hicieron lo propio -y siguen haciéndolo (Gerald Brenan, Ian Gibson son ejemplos), para arruinarnos espiritualmente, haciendo que contemplemos nuestra Historia con sus ojos y sus parámetros, convirtiéndonos, mediante una cultura hecha a su medida y según sus intereses geopolíticos, en una colonia.

    Pero mientras permanecimos fieles a lo que somos, ellos nunca pudieron con nosotros. Tuvieron que suministrarnos sobredosis de escepticismo, para que dudáramos de nuestra identidad. El Inglés Eterno, masón y trapacero fue, es y será el enemigo de España, de su grandeza y de su poderío. Pudieron darse su satisfacción humillándonos, y siguen dándosela con el contencioso de Gibraltar.

    Pero, podemos decirlo con orgullo, hubo un tiempo en que algunos aguerridos españoles -cuya memoria se ignora y nosotros reverenciaremos siempre- supieron tratar a la pérfida Albión como hay que tratarla.



    El 10 de agosto de 1375, la Armada castellana hundió los restos de la flota inglesa en la bahía de Borneuf. Ante tañamo revés y desastre, la pérfida Albión se apresuró a negociar la tregua de Brujas en que, tragándose su soberbia, tuvieron que reconocer la absoluta hegemonía naval de Castilla en el Atlántico. El protagonista de esta victoria que pasa desapercibida fue de Fernán Sánchez de Tovar, Almirante de la gloriosa Armada de Castilla. A los dos años de aquel desastre, los ingleses incumplen, según manda la costumbre de los traidores, las cláusulas de la Tregua de Brujas. No se hará esperar la reacción española. Ese mismo año del Señor de 1377 Fernán Sánchez de Tovar con nuestras "galeas" se pasea por la costa inglesa: los puertos de Rye, Lewes, Folkestone, Darthmouth y Plymouth son escenario del desembarco de los castellanos y vascos que, como un tifón, arrasan dichas ciudades y las dan por saco. Pero estos saqueos no satisfacían la revancha española por la felonía de los ingleses al romper la Tregua de Brujas. El año de 1380 la Armada de Castilla remonta el Támesis a toda vela rumbo hacia Londres. Gravesand, un arrabal londinense, es arrasado: los castellanos pusieron pie en tierra inglesa, y mataron a hierro a la guarnición indígena. Gran mortandad hubo en aquella jornada. Nuestras espadas se regaron con su sangre, nuestras hachas rompieron sus cráneos, flecheamos a los que huían dando la espalda a la furia española, llenamos nuestros sacos de botín de guerra y prendimos fuego a la barriada aquella. Ni los wikingos habían sido más crueles que nosotros, pues nosotros éramos una raza fogosa más irascible que la nórdica. Ardió bien aquel orgulloso caserío de madera en que vivían los ingleses. Desde la Torre de Londres, el mismo Rey de Inglaterra, a la sazón Ricardo II, podía contemplar (O, my goodness! -diría el isleño) los resplandores del incendio de Gravesand sin poder hacer nada para remediar el estrago que habían dejado nuestros bravos castellanos a su paso por allí. Era una visita de cumplido... Días después, todavía humeaba Gravesand, mientras los cuervos intocables de Inglaterra escarbaban con sus picos en la cadaverina inglesa... ¿Para llevárselos a Avalon?

    Parcamente lo cuenta Pedro de Escavias: "E de allí, enbió beynte galeas en ayuda del rrey de Françia, con don Fernán Sánchez de Tovar, su almirante, los quales fizieron gran guerra aquel año por la mar a los yngleses. Entraron por el río de Artamisa, fasta çerca de la çibdad de Londres, donde galeas de enemigos nunca jamás entraron."

    La fuente de la que se sirve Escavias (que escribe en el siglo XV) es la crónica del vasco Pero López de Ayala que dice: "En este año envió el rey don Enrique gran armada de galeas y naos en ayuda del rey de Francia, y pasaron estas galeas en la isla Duyc, que es de Inglaterra; y era almirante de la flota de Castilla don Ferrand Sánchez de Tovar. Y el rey de Francia hizo gran armada; e hicieron mucho daño en la costa de Inglaterra. y era almirante de Francia mosén Juan de Viana."

    El protagonista de aquel escarmiento, ya hemos dicho más arriba, fue nuestro Almirante de Castilla, el muy noble Fernán Sánchez de Tovar, bendita sea su alma por los siglos. Repitió su hazaña el 27 de julio de 1384, desembarcando ahora con su "infantería de marina" frente a Lisboa, prendiendo fuego al pueblo y fortaleza de Almada. No pudo contra el bravo marino de Castilla ningún enemigo humano. Tuvo que ser la peste la que lo matara. Recibió sepultura en la Capilla de San Clemente de la Catedral de Santa María de Sevilla, una vez que la nave que portaba su féretro, llegara a espléndida Ciudad que reina sobre el Padre Betis.

    Según Argote de Molina, en su "Nobleza de Andalucía", éste era su epitafio:

    "Aquí yace el bueno e honrado cavallero D. Ferrant Sanchez de Tobar, Almirante de Castilla que Dios perdone, e finó sobre Lisboa en el año de MCCCLXXXIV, e mandole fazer esta sepultura Juan de Tobar su viznieto, en el año de MCCCCXXXVI."




    Esta época que nos ha tocado vivir es para nosotros la edad de la vergüenza. El palabrerío de la chusma moderna no puede mitigar esta nostalgia por tiempos en los cuales fuimos respetados, haciéndonos respetar. Desde el siglo XVIII una porción de suelo español -nuestra Gibraltar- está en manos de los británicos. Queremos recordar estas proezas de nuestro espléndido pasado, para animar los corazones españoles. No, nosotros no pedimos perdón por el incendio de Londres (lo volveríamos a incendiar con mucho gusto. Que pidan perdón los desnaturalizados, esos españoles que confraternizan con el invasor inglés y le rinden pleitesía.)

    El desgobierno actual de España es el más intolerable de los esperpentos, no por su demostrada inutilidad, sino por su rastrera sumisión al extranjero, por su vergonzante docilidad de cipayos, por su ultrajante servidumbre bajo las fuerzas de ocupación inglesas en Gibraltar.

    Pero sepan cuantos que hay un pueblo español indómito en cuyos corazones todavía vibra el orgullo patrio, y el mismo que volvería a aplastar la cabeza al invasor que se mofa de nosotros desde el Peñón. Es el mismo pueblo español que se solidariza con Argentina por sus Malvinas, el mismo pueblo español que sufre como verdaderos vejámenes la sola presencia de un inglés en nuestro suelo: no sólo en Gibraltar, sino en cualquier parte de nuestra bienamada España.

    A ese pueblo español no lo representa esa pandilla de cobardes que se dicen nuestros políticos. Ese pueblo español es el que, desde los ayuntamientos declara la guerra a países, y no dobleba jamás su cerviz. Ese pueblo español es el que me está leyendo y siente en su corazón que nos asiste la razón para no ser "amigos" de nuestros invasores ingleses.

    Ingleses... Recordadlo: 1380.

    Españoles, ruego una oración en sufragio por el alma del insigne Almirante de Castilla Fernán Sánchez de Tovar, que en gloria esté.

    Publicado por Maestro Gelimer

    LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS


  16. #16
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    Durante la II Guerra Mundial España no participó oficialmente en las contiendas bélicas europeas, pero lo cierto es que hubo soldados combatiendo en diferentes frentes en un y otro bando. De parte de los alemanes, los más conocidos son los hechos de la División Azul, y de parte de los republicanos, la liberación de París y la guerra de guerrillas en forma de resistencia. No fueron los únicos. Algunos españoles, exiliados o refugiados en Francia, terminaron enrolándose en la Legión Extranjera francesa, y combatieron en escenarios muy diversos. Uno de ellos los llevó al desierto.

    Rommel, el Zorro del desierto, tuvo un brusco frenazo en la fuerte resistencia que le supuso la plaza de Bir-Hakeim. Allí había soldados españoles que vendían cara la posición. Curtidos en los combates acaecidos en la Guerra Civil Española, incluso animaban al resto de legionarios a permanecer en sus puestos. Alfonso Domínguez, en su libro “Historias de los españoles durante la II Guerra Mundial” lo cuenta así:

    En el diario de marcha de la 13ª Semibrigada el 8 de junio se puede leer: Las ametralladoras pesadas del enemigo depararon durante cuarenta y ocho horas sin la menor interrupción, día y noche sobre la posición Bir-hakeim. Y cuando algún soldado aliado no español comentaba, con aire dramático, la situación, siempre había un ibérico –en este caso el barcelonés Perxachs- que lanzaba: Bueno, bueno, que no hay para tanto. Fijaos aquí, en esta madriguera, estamos siete topos. Los mismo que cuando empezó el asedio, sin un rasguño casi. ¡En el Ebro ya la hubiéramos palmado todos! ¡Aquello si que fue un festival de aupa!”.

    El comportamiento de la batalla –continúa el libro- aumentará la admiración de británicos y franceses por aquellos rudos españoles de la 13ª Semibrigada de la Legión Extranjera francesa que habían jugado un papel importantísimo como fuerza de choque y tanto habían contribuido al fracaso de Rommel: “Con estos españoles no hay quein pueda, ¡son indestructibles”, dirá el general Koening al capitán de la Bollardiére durante aquella noche irrepetible de la evacuación”.

    "Entre los alemanes, el general von Mellenthin no recuerda haberse enfrentado “Durante toda la guerra del desierto, a una defensa tan encarnizada y heroica” Rommel, del que se conocen abundantes testimonios, sentenció: "Con frecuencia tomé personalmente el mando de las fuerzas atacantes y he de reconocer que rara vez tuvimos en África unas jornadas más activas”.

    Rommel. Impresionado por la resitencia francesa- entiéndase española- y dándose cuenta que los presos franceses/espñoles morían de sed, dio la orden de asignarles la misma ración de agua que recibían sus propios soldados.”

    Y es que el español es el mejor soldado de infantería, se diga lo que se diga. Ahora, eso sí, ha de estar motivado y bien dirigido. Cosa que ahora resulta muy difícil.


    Conócete, acéptate, supérate.
    (San Agustín)

  17. #17
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    También hubo españoles en la guerra de Vietnam.

    Misiones de paz. Pioneros españoles en la guerra de Vietnam

    Al general Antonio Velázquez Ribera no hace falta que nadie le venga con películas. «Lo que yo vi en Vietnam es el "Platoon" de Oliver Stone: americanos a los que les importaba un carajo la vida de

    VIRGINIA RÓDENAS
    15-2-2009 11:37:14

    Al general Antonio Velázquez Ribera no hace falta que nadie le venga con películas. «Lo que yo vi en Vietnam es el "Platoon" de Oliver Stone: americanos a los que les importaba un carajo la vida de los otros porque lo único que querían era volver vivos a su país, y que habían planteado la misma guerra de guerrillas que el Vietcong, donde "platoon" no es más que un pelotón, en hombres como una sección de las nuestras, veintitantos, en medio de combates muy duros, pero muy bien apoyados por el aire, donde eran los amos. Oíamos un motor y te decían "recuerda siempre que ése es el sonido de los nuestros" y eso aliviaba mucho la tensión. O no tanto: Volando en uno de sus helicópteros camino de Saigón vi que empezaron a ametrallar al suelo; pregunté si nos estaban bombardeando, porque no había oído nada, y un piloto que llevaba escrito en el casco "González" me respondió que "hay que gastar la munición que se caduca" y que estábamos sobre una "zona de tiro libre", o sea que, o no había nadie, o los que había eran enemigos; y allí había gente. Eran las bajas "colaterales" que luego nos llegaban al hospital de Go Cong con unos agujeros así de grandes en la espalda. Recuerdo que no pude sino soltarle una barbaridad, "¿y por qué no le tira al coño de su madre?"».

    Velázquez tenía 25 años, acababa de salir de la Academia en julio del 68, se había casado en octubre y en marzo siguiente cuando partió hacia la sangría de Vietnam estaba esperando una hija. ¿Y qué pintaba el entonces teniente médico Velázquez junto a una decena de militares españoles en un hospital de mala muerte en el delta del Mekong, en el mismo ombligo de la terrible guerra de la que tanto habían oído hablar? Simplemente, servir como voluntarios en la primera misión de ayuda humanitaria de nuestras Fuerzas Armadas.

    «Salimos de España muy discretamente. El Gobierno no quería hacer público su apoyo a EE.UU. aunque oficialmente estábamos con Vietnam del Sur. Se montó una buena discusión en las Cortes de entonces porque el ministro de la Guerra quería mandar tropas a luchar contra el comunismo, pero el ministro de Exteriores, Castiella, se opuso, y Franco cortó la polémica con la decisión de que fueran militares sanitarios, pero no combatientes. Los americanos querían que se viera que allí había un país occidental, pero Máximo Cajal, entonces embajador en Tailandia, se afanó en que nuestra presencia resultara casi invisible, hasta el punto de que no quería ni que lleváramos uniforme». Era el guiño de Franco a los americanos en el marco de los acuerdos entre ambos países y que se inscribió a través de la Oficina de Asistencia Militar del Mundo Libre (FWMAO) como Misión Sanitaria Española de Ayuda a Vietnam del Sur.

    Un apoyo para una guerra que el Caudillo ya daba por fracasada. «Política y militarmente -le escribió en agosto de 1965 a Lyndon B. Johnson- su guerra la tienen perdida debido a que el comunismo social agrada al pueblo vietnamita ya que ofrece más posibilidades que su sistema liberal occidental». Es más, el general español -según consta en la misiva que se conserva en los Archivos del Departamento de Estado norteamericano- le espetó al presidente de EE.UU.: «No conozco a Ho Chi Minh, pero por su historia y su empeño en expulsar a los japoneses primero, a los chinos después y a los franceses más tarde, hemos de conferirle un crédito de patriota al que no puede dejar indiferente el aniquilamiento de su país. Y dejando ahora su carácter de duro adversario, podría ser, sin duda, el hombre de esta hora, el que Vietnam necesita». No consta la reacción de Johnson, al que debió helársele la sangre ante el elogio a su terrible enemigo por parte del dictador español que demostró una lucidez y visión estratégica muy superior a la del Pentágono.

    El primer equipo de militares llegó a Saigón en septiembre de 1966 y desde entonces, y hasta cinco años después, la bandera española ondeó en el delta del Mekong. Vestidos con uniformes de faena americanos, que se resistían a usar por si se le confundía, protegidos por un chaleco antibalas y un casco, y armados con un fusil M-40, treinta militares españoles llevaron a cabo una misión tan desconocida que a su discretísimo regreso, como relata a D7 el único de aquellos expedicionarios que llegó a general, «se me acercó un comandante y me preguntó que si no era muy joven para haber estado en Ifni, a la vista de la cruz roja que llevaba. Cuando le dije que era por Vietnam exclamó "¿es que se va usted a cachondear de mí?" Luego, años después, el coronel Faúndez, que tenía mucho prestigio, solicitó al entonces ministro de Defensa, Eduardo Serra, que le hiciera general honorífico a su retirada, pero se lo negó porque haber estado en Vietnam no era mérito suficiente. Yo no sé si con haber estado allí bastaba, pero le aseguro que hacía falta ser muy valiente para ir a esa guerra en aquel momento».

    Al propio Velázquez, que se embarcó en la aventura dos años después de iniciada la misión, se lo dijo su padre, también médico militar. «Luego, me lo propuso mi coronel. Aquella era una guerra mítica para nosotros, muy rechazada por la sociedad occidental, más que hoy la de Irak. Yo fui con los ojos cerrados. Tenía muchísima ilusión y muchísimo miedo. Fue una experiencia muy bonita, -me cuenta el general desde su retiro ceutí-, pero también muy triste porque se veían cosas muy malas».

    El drama de los niños

    A este médico, «por ser el más nuevo», le tocó atender Pediatría, que nadie quería, en el hospital provincial de Go Cong, a 46 kilómetros al sur de Saigón, un ruinoso edificio iluminado por un generador donde las madres acompañaban a sus hijos tendidos sobre hojas de palma, amontonados de dos en dos y hasta de tres en tres. «Las condiciones de trabajo eran francamente difíciles, lo mismo que las condiciones de vida en medio de aquella guerra civil. La comunicación con España era inexistente, salvo las cartas que nos enviaban nuestras familias y las que nosotros les escribíamos a ellos y que recibíamos con ocho días de retraso. Nunca pude hablar con Madrid, ni con mi mujer... Del nacimiento de mi hija Carmen, que nació el 14 de julio, me enteré diez días más tarde. Es verdad que el ejército regular de Vietnam del Norte no llegaba hasta allí, pero todo estaba plagado de guerrilleros. Se oían ráfagas de disparos y no se veía nada. También es cierto que no venían a por nosotros porque atendíamos a la población civil -la mayoría vietcongs-, pero si te caía un morterazo encima te la liaban. Yo llegaba a la consulta y elegía a los más graves de los 300 chiquillos que podían estar esperando y de los que todos los días se me morían tres o más. Faltaban medicamentos, faltaba sangre... Había malaria, cólera, disentería, paludismo... Y luego estaban los heridos. Fue terrible».

    Los recuerdos de Antonio Velázquez están cuajados de anécdotas, de muertes, de vida y amigos, y hasta de milagros. «Lo peor era la sensación de inseguridad. No sabías por dónde te podía venir un atentado; dónde estaba el amigo o el enemigo. Una tarde paseando me topé con un trabajador del hospital. "Váyase a casa que esta noche bum-bum", y efectivamente esa noche bombardearon. Otro día fuimos a Saigón, a casa de un americano que estaba casado con una española y que celebraban la Fiesta Nacional, entonces el 18 de julio, y la vuelta era muy complicada porque había que atravesar varios brazos de río; nos detuvieron unos guerrilleros vestidos con ese esquijama negro y el gorro cónico típico y nos dimos a conocer como médicos españoles, "taibanha" (españoles), lo primero que aprendí a decir en vietnamita, y nos dejaron pasar. Al día siguiente, los americanos nos contaron que justo después de dejarnos pasar habían atacado uno de sus puestos».

    El último día fue para aquel joven teniente médico una jornada triste y terrorífica. «Me dio por pensar, fíjese, después de seis meses, si al final no llegaba a ver a mi hija». Pero la vio. Y a otras dos más. Una de ellas, Rocío, es teniente, enfermera, y, como su padre, voluntaria en misiones de paz a Kuwait, a Kosovo...

    También Velázquez se pudo traer de su primera guerra el recuerdo de otros españoles que 110 años antes tomaron Saigón a las órdenes del coronel Palanca: un monumento cerca de la catedral les rendía homenaje. «La estatua ya no existe -lamenta-; de aquello no queda nada, y muy pocos españoles saben algo».

    En la guerra de Cochinchina

    Pero el coronel José Antonio Pizarro, doctor en Historia y profesor en el Centro de Estudios de la Defensa (Ceseden), estudió bien aquella toma de Saigón por tropas españolas y francesas, de la que el próximo 17 de febrero se cumplen 150 años. Fue la guerra de la Cochinchina (sur de Vietnam) a la que se embarcaron 1.500 españoles procedentes de la Capitanía de Filipinas tras la decapitación del vicario apostólico del Tonkín central, el dominico español Díaz Sanjurjo, en medio de una terrible persecución contra los católicos. «Desembarcaron en la famosa bahía de Da Nang -que volverá a ser fundamental en la guerra del Vietnam (1958-75)-. En nuestras filas había muchos soldados tagalos, más habituados a las enfermedades tropicales, que son el gran enemigo de la expedición, hasta el punto de que cada hombre causa baja al menos cuatro veces. Se enfrentan al paludismo, amebas, serpientes y a las hormigas rojas que podían devorar a los heridos. Piense que los chinos desisten de conquistar Vietnam tras más de mil años de intentos al tratarse de un territorio mitad jungla y mitad calcáreas, que se presta muy bien a la defensa y muy mal a la invasión». Por eso se apuesta por la toma de Saigón, al sur, y cortar el suministro de arroz al norte. «A la ciudad -relata Pizarro- entró una compañía de cazadores, una unidad de ingenieros, de artillería y una dotación de desembarco del buque Elcano, junto a los militares galos. Al final, 233 españoles y 322 franceses defienden Saigón de unos vietnamitas de los que ya entonces se dice que eran muy expertos en el movimiento de tierras, un trabajo de hormigas con el que cavaban hasta las mismas trincheras del enemigo».

    En mayo de 1862, el emperador vietnamita Tu Duc pidió iniciar las negociaciones de paz, y así se alumbró el tratado por el que nacía la Indochina francesa, «que fue la perla del imperio galo, con minas, arroz, caucho... Para los españoles, enviados por el Gobierno de O'Donnell sin el más mínimo proyecto político -subraya el coronel-, no hubo resultados a pesar del magnífico trabajo de nuestra gente, sólo una indemnización de guerra, escasa y tardía, y un montón de tumbas».

    .......
    Misiones de paz. Pioneros españoles en la guerra de Vietnam - Nacional - Nacional - Abc.es
    Aquí hay más sobre este tema e incluye varias fotos.

    ESPAÑOLES EN VIETNAM - Cascos y Uniformes.

  18. #18
    Avatar de mazadelizana
    mazadelizana está desconectado Mos maiorum
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    Respuesta: Anecdotario de soldados españoles por el mundo

    Cita Iniciado por Aquilífero Ver mensaje
    el barcelonés Perxachs- que lanzaba: Bueno, bueno, que no hay para tanto. Fijaos aquí, en esta madriguera, estamos siete topos. Los mismo que cuando empezó el asedio, sin un rasguño casi. ¡En el Ebro ya la hubiéramos palmado todos! ¡Aquello si que fue un festival de aupa!”.
    Rodomontada digna de los tercios.

    "El vivir que es perdurable
    no se gana con estados
    mundanales,
    ni con vida deleitable
    en que moran los pecados
    infernales;
    mas los buenos religiosos
    gánanlo con oraciones
    y con lloros;
    los caballeros famosos,
    con trabajos y aflicciones
    contra moros".

    http://fidesibera.blogspot.com/

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