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Tema: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

  1. #1
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    Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Antecedentes.

    Una vez muerto Franco, el presidente Arias Navarro implantó cierta apertura moderada que exigía permitir y legalizar los partidos políticos. Así, las Cortes, digamos “ex franquistas” aprobaron en junio de 1976 la modificación del Código Penal para permitir el “derecho de asociación política” exigiendo solo dos requisitos: que los partidos “no fueran opuestos a las leyes” y que “se registraran legalmente” (… la famosa “ventanilla”).

    Se mantenía la prevención contra el peligro comunista, al que tácitamente, se excluía de los riesgos del futuro juego político mediante un añadido:
    Art. 172. Son asociaciones ilícitas: …
    Apartado 5. Las que, sometidas a una disciplina internacional, se propongan implantar un sistema totalitario.»

    Esa prevención era debida a que, a la altura de 1976, la tiranía comunista seguía vigente en la URSS y países del Este de Europa, así como en China y varios países del Tercer Mundo, y los partidos comunistas europeos eran simples satélites de China y la URSS, cuyos regímenes totalitarios querían implantar en los países europeos por métodos no muy claros, ya electoralmente, ya violentamente según países y circunstancias.

    Sorprendentemente, aquellas Cortes de 1976, sin embargo, no veían mal el socialismo, considerado democrático y europeísta a todos los niveles, pese a que en la Guerra Civil española había sido tan violento y beligerante contra la España Nacional como el comunismo y el anarquismo.

    ***

    Una vez caído el presidente Arias Navarro, y elegido Adolfo Suárez por el rey (julio de 1976) se pasó rápida y decididamente a una reforma política total, sin reparar en nada y romper de facto con los principios del régimen anterior, para la perfecta homologación con la Europa democrática de entonces, la del “Mercado Común”.

    Esa homologación europeísta precisaba de elecciones generales absolutamente libres, en que todos los partidos participaran sin cortapisas, incluidos los comunistas… con lo que se contrariaría al Código Penal que excluía de la ley a “los que sometidos a una disciplina internacional, se propongan implantar un sistema totalitario.»

    Además, estaba el temor y la "certeza" de que la legalización del Partido comunista produciría descontento en el Ejército (entonces heredero y simpatizante de Franco), y pudiera precipitar alguna revuelta e incluso la involución política mediante un golpe de Estado.

    Esa era la jugada (declarar legal al comunismo, salvando el escollo del Ejército) que Adolfo Suárez debería resolver antes de celebrarse las elecciones generales que se preveían para la primavera de 1977.

    Previamente, tras enviar a las Cortes el proyecto de ley de Reforma política en que abiertamente ya se proclamaba la revolucionaria “soberanía popular” y sus consecuencias de libertad total de afiliación política y de elecciones totalmente libres, el presidente Suárez, el 8 de septiembre de 1976, tuvo una reunión con la cúpula militar, para calmarla, en la que garantizó, mintiendo, que en ningún caso se legalizaría al Partido comunista…

    ***

    Sin embargo, frente a lo anterior, desde entonces, las simpatías y guiños al comunismo de Suárez se fueron incrementando, pues (aunque no legal) se permitía libremente la afiliación, asociación, información, mitines y propaganda comunista; dándose un paso gigantesco y definitivo con la teatralizada “captura policial” de Carrillo que no pasó de ser un lavado de imagen para su puesta en libertad instantánea y ya sin cargos ante la Justicia (navidades de 1976), pasando a ser un ciudadano respetable y hasta consejero a todos los niveles del presidente Suárez.

    Ver:
    Impunidad, complicidad y “vista gorda” hacia Carrillo en su regreso a España

    Otro paso decisivo, aunque indirecto a favor del comunismo, fue la llamada matanza de abogados laboralistas (y comunistas) de Atocha, en enero de 1977, en que el gobierno Suárez participó como un marxista más en las condenas del crimen y en los homenajes a los comunistas asesinados, que prácticamente recibieron honores de Estado.

    Por si fuera poco, en marzo de 1977, se celebró en Madrid, con todas las bendiciones gubernamentales la cumbre “eurocomunista” de los líderes Marchais (francés), Berlinguer (Italia) y Carrillo (España), que se vendió internacionalmente como una muestra más de la llegada e instalación de la democracia en España.

    Así, con esos precedentes favorables al comunismo, nos situamos en la época decisiva, viendo las argucias, mentiras y marrullerías del “duque de Cebreros” para legalizarlo, vistas desde la óptica de la decencia y del sentido común.

    Para una perspectiva general de la problemática política de entonces, ver:

    Revista ‘Fuerza Nueva’: de la muerte de Franco a la Constitución (1975-78)


    Última edición por ALACRAN; 14/09/2022 a las 16:10
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  2. #2
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    ¿”Respetar a los Tribunales”?

    Revista FUERZA NUEVA, nº 535, 9-Abr-1977

    ¿”Respetar a los Tribunales”?

    Con el título precedente, aunque sin signos interrogativos, expone José María Ruiz Gallardón en “ABC” (25-III-77), una serie de ideas, con las cuales habría que hacer muchos juegos malabares para llegar a un acuerdo.

    Para determinar si los Tribunales merecen respeto tenemos previamente que concretar qué entendemos por Tribunales y qué entendemos por respeto. ¿Merece, acaso respeto el Tribunal de Poncio Pilato, que condenó a muerte al mismo Dios? ¿Merecen respeto los Tribunales romanos que condenaban a los cristianos a morir devorados por las fieras en el circo? ¿Merece respeto el Tribunal que condenó a muerte a José Antonio Primo de Rivera? ¿Merecen respeto los tribunales de las checas, que condenaron a muerte a miles de españoles? ¿Merecería respeto el Tribunal que legalizara, en el Partido Comunista, a un movimiento político que por su constitución intrínseca atenta directamente contra Dios y contra la Patria?

    Ruiz Gallardón no se hace esas preguntas, no afina conceptos, no penetra en el fondo, se queda en la superficie. De ahí su sentido pragmático de contertulio de café, que dejando al margen los Principios pretende amañar las conveniencias. Ruiz Gallardón confunde a los Tribunales con los magistrados, a la Institución con las personas que la sirven, a la función de juzgar con los jueces que juzgan, a la justicia objetiva con la justicia “legal”, al derecho aplicable con la sentencia firme; en una palabra, que quizá en su elocuencia lo explique todo: al sacerdocio con los sacerdotes. Y por este procedimiento, incapaz de satisfacer las exigencias de la lógica más elemental, los atributos inherentes a los Tribunales considerados como Institución, tales como la rectitud, la independencia, la neutralidad y la objetividad, se trasvasan a los magistrados que las integran.

    Y asimismo, por este procedimiento, unos hombres de carne y hueso adquieren, por virtud de su carisma como magistrados, una inteligencia infalible, inmune al error, y una voluntad indefectible, inmune al pecado. No serían en dicho caso hombres, ni siquiera ángeles; serían el mismo Dios, único Ser infalible e indefectible por su propia naturaleza. Seamos, pues, sensatos y admitamos que los magistrados se pueden equivocar, que aun sin equivocarse pueden dictar a conciencia una sentencia injusta, y que, en todo caso, su justicia, aun siendo verdadera justicia, sólo puede admitirse por “analogía” metafísica con la única justicia que identifica en una misma realidad el atributo con la esencia; es decir, Dios.

    Ruiz Gallardón, además, es inconsecuente consigo mismo, tara común a todos los liberales. Fue inconsecuente cuando depositó el poder y la soberanía en el pueblo, pero negó a ese pueblo soberano el derecho a implantar la República. Y ahora es nuevamente inconsecuente porque, después de afirmar en diversos artículos precedentes que el Partido Comunista, por razón de su doctrina y de los fines políticos que persigue, no debe ser legalizado, admite en este último artículo como justa y legítima la legalización del mencionado partido, si los Tribunales así lo acordaran. De donde se desprende que la legitimidad intrínseca de un movimiento político, es decir, su licitud o ilicitud, no depende de su naturaleza, esencia y fines, sino de que unos Tribunales lo legalicen o no lo legalicen. Se confunde lo “moral” con lo legal; por una simple resolución judicial se produce una metamorfosis genial: el comunismo, intrínsecamente perverso, se transforma en angelical, su doctrina totalitaria se sumerge en las libertades de la democracia y su ateísmo se cobija bajo las alas protectoras del humanismo integral maritainiano, que anida dentro de la Iglesia posconciliar.

    La verdad doctrinal, sin embargo, sigue unos derroteros muy distintos. La ley positiva del Estado, para que sea justa, tiene que ser moral. Una disposición o un acto del Gobierno que por sí mismo, o por medio de sus órganos judiciales, autoriza la posibilidad de vigencia legal de un movimiento político, que por su misma constitución intrínseca atenta directamente contra Dios y contra la Patria, es inmoral y por consiguiente injusto. Los tribunales tienen que juzgar, sometiendo sus resoluciones, primero a la moral y después a la ley positiva del Estado, siempre que no contradiga a la moral. Los magistrados, en consecuencia, en este caso concreto, obedeciendo a Dios antes que a los hombres, no pueden legalizar al Partido Comunista. La resolución que legalizara dicho partido, aunque esté amparada por fórmulas legalistas de Derecho positivo, adolecería de los mismos fallos que la disposición o acto gubernamental en que se basa: sería inmoral y por consiguiente injusta.

    Julián GIL DE SAGREDO
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
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  3. #3
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    España sin gobierno


    Revista FUERZA NUEVA, nº 536, 16-Abr-1977

    EDITORIAL

    España, sin Gobierno

    La historia futura recordará al segundo Gobierno de Su Majestad (Adolfo Suárez) como uno de los más despóticos y singulares a la hora de administrar la nación. Nunca, que recordemos, un presidente de Gobierno fue tan ilimitado en su maniobra política. Jamás que sepamos, sobre todo cuando lo opinable alcanza a todas las esferas nacionales, se manejó la paleta con tanto descaro legislativo como en estos instantes de España. Y cuesta trabajo creer que en algún pasaje histórico de nuestra época constitucional se desbaratasen las leyes anteriores -sin guerra y sin sangre- como los momentos actuales.

    Todo el conflicto nace de un aspecto evidente, concreto. Franco quiso atar las leyes con fuerza en sus nudos, ya que los vendavales políticos, en España, suelen alcanzar con harta frecuencia niveles insospechados de deslealtades, y también, y por ello, de traiciones. Presagiando -quién sabe- la sesión histórica de las Cortes Españolas del 9 de junio de 1976, y el desmantelamiento de una obra en avanzado estado de construcción, hizo con los preceptos aquello que no iba a ser posible con su carisma vivo, con su persona. Algo se palpó con soberana inquietud: que si bien las adhesiones de palabra, y los juramentos, alcanzaban cotas impensables de fidelidades, por dentro de muchos que lustraban sus uniformes en ese carisma histórico discurría una procesión de Judas Iscariotes prestos al banquete de los treinta dineros.

    Las Cortes votan la Reforma. A partir de ahí, como si el Gobierno se hubiese dado cuenta de poseer en su mano un cheque en blanco, comienza a ponerse en marcha un aparato demoledor que no atiende, ni mucho menos, a dejar en pie las paredes maestras. El Decreto Ley se hace el amo, basculando con prisa sobre aspectos intocables de lo habido hasta entonces.

    (...) Ante el panorama desolador, y en medio de un sinfín de desvaríos, el vaso se colma con la salida de tangente de la legalización del Partido Comunista, al enviarse al Tribunal Supremo el expediente del mismo. El Ejecutivo no quiere mojarse, y por ello propone, al parecer no muy correctamente, un presidente para la Sala IV del Tribunal Supremo que es rechazada por ésta. Acto seguido, el alto Tribunal devuelve el asunto de la legalización del PC al Gobierno sin solución, ya que las decisiones solicitadas no son de su competencia. Y el Gobierno, en el colmo del encorajinamiento, decide (todavía no se sabe por qué procedimiento) mediante la puesta en marcha de un conducto que pasa por el fiscal del Reino. De aquí sale, por fin, el visto bueno para un partido totalitario e internacional que lleva sobre sí, en España, junto con el Partido Socialista Obrero español, un historial salvajemente aniquilador, productos, ambos, del odio social llevado hasta sus últimas y más sangrientas consecuencias. (...)

    Se ha cubierto el pasado con un tupido velo morado, como las imágenes en tiempo de Pasión. Lo que no sabemos es si han tapado los santos o las figuras carcajeantes de los Judas, los Pilatos o los Caifás. El tiempo lo dirá.



    Última edición por ALACRAN; 14/09/2022 a las 15:00
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista


    Como queda claro, al ya demócrata ABC de entonces no le gustó la legalización.


    Revista FUERZA NUEVA, nº 536, 16-Abr-1977

    (Tomado de “ABC”)

    LA LEGALIZACIÓN DEL «PARTIDO COMUNISTA»

    LAS RAZONES DE NUESTRA DISCREPANCIA

    El Ministerio de la Gobernación ha ordenado que se proceda a la inscripción del «Partido Comunista de España» en el Registro de Asociaciones Políticas, esto es, ha legalizado dicho Partido.

    Nos parece increíble que una noticia de esa trascendencia llegara a las Redacciones, en primer lugar, a través de informaciones directas del «Partido Comunista» y no de una fuente oficial, que sólo bastante después la ratificó y amplió.

    La trascendencia misma del hecho, la ansiedad y preocupación de los españoles ante el tema, tras lo que ocurrió en el Tribunal Supremo, hubiera merecido una extensa declaración justificatoria del Gobierno junto al texto de la preocupante resolución. Preocupante porque el Gobierno no puede ignorar que con este paso se hiere la sensibilidad de gran parte del país, y no precisamente la menos sana, la menos leal o la menos patriótica.

    ABC ha venido sosteniendo a lo largo de los últimos meses, sin ningún tipo de fisuras en su línea ideológica, la inconveniencia de proceder a legalizar, en esta hora, a un partido de perfiles e historia claramente totalitarios y de cuya inserción en la legalidad española se nos dijo desde las Cortes que resultaba imposible a la vista del nuevo texto del Código Penal reformado.

    Hemos creído siempre en la necesidad de proceder con las más elementales cautelas, cabalmente, para asegurar el asentamiento de la democracia en nuestro país. Cautelas que fundamentaron a los Gobiernos de la Alemania federal a tener proscrito al Partido Comunista fuera de su propia legalidad durante muchos años. Cautelas que en todo caso obligaban a mirar, más que a la letra de unos Estatutos, a la enjundiosa historia de un partido a cuya cabeza siguen los mismos dirigentes —Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo— que en los terribles años de nuestra contienda civil.

    Sin ningún afán de dramatizar entendemos que ésta es una gravísima decisión y un error de nuestros gobernantes, del que sólo deseamos que no tengan que arrepentirse los hombres que han tomado sobre sí tamaña responsabilidad.

    He aquí que quienes arrastraron a España, por sus errores, por su intransigencia y por sus métodos, al agravamiento de la más terrible conflagración de nuestra historia, haciendo necesario para la paz tantísimos muertos y tantísimos sacrificios, se ven, del día a la mañana, en plano de igualdad con cuantos ofrecieron sus vidas para defender a España de aquello que el «Partido Comunista» anhelaba y a punto estuvo de conseguir: la instalación de nuestra Patria en la órbita en la que hoy giran Polonia y Hungría, Checoslovaquia y Bulgaria, los países de detrás del «telón de acero», en fin.

    Nos vemos también abocados, si atendemos a las razones en que se fundamenta la resolución del Ministerio legalizante, a que, de inmediato entren en la Ley: la «Liga Comunista», la «Joven Guardia Roja», el «Movimiento Comunista», el «Partido Socialista Unificado de Cataluña», la «Unificación Comunista de España», la «Unión de Juventudes Maoístas»..., por citar sólo los nombres de algunas de las múltiples caretas que obedecen a un mismo propósito bajo una misma bandera: el marxismo-leninismo.

    No es hacer viable la democracia el condescender con aquellos que no practican sus reglas cuando llegan al Poder. No es la democracia moneda de curso legal en la Cuba de Castro ni lo es en la Rusia de Breznef, donde a los disidentes se les encierra en clínicas psiquiátricas o se les instala en archipiélagos Gulag.

    Santiago Carrillo y sus seguidores estarán eufóricos Mañana, la Pasionaria vendrá a Madrid... Pero ¿cómo está el resto de los españoles, incluidos aquellos que votaron «sí» en el referéndum y que no quieren comulgar con las ideas marxistas-leninistas?

    En esta hora, especialmente tensa, con la lealtad que supone la propia coherencia con los ideales proclamados y nunca desmentidos y también con rotunda firmeza, expresamos nuestra discrepancia ante una medida totalmente inútil en orden a los fines de convivencia que busca el Gobierno. Medida que sólo servirá para encrespar las pasiones y los ánimos cara a unas elecciones demasiado próximas y que todos deseamos que, a pesar de esta decisión, sean pacíficas.

    “ABC” (10-4-77)



    Última edición por ALACRAN; 14/09/2022 a las 14:51
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    "El reconocimiento del Partido Comunista no es sólo una burla a España, sino a Dios, hecha en la conmemoración de la encíclica papal que lo condenaba (“Divini Redemptoris”) y para mayor “inri”, en la solemnidad de la Pasión de Cristo...


    Revista FUERZA NUEVA, nº 537, 23-Abr-1977

    Consumación total

    • La Pascua ha traído para el pueblo español no la gloria de su resurrección, sino el sudario de su muerte. Al menos, si hubiera sido la bandera nacional, fuera honroso. Pero ha sido una enseña roja, siniestramente manchada con la hoz y el martillo. Por obra y gracia de Adolfo Suárez, nombre para la Historia.

    Lo que más aterra y estremece en este marasmo de traiciones, perjurios y maldades de la política no es esa acción en sí negativa y delictivo, sino la crueldad, saña y verdadera sevicia con que se hace. Vivimos un tiempo de terror, pero el terrorismo no sólo se hace con metralletas y explosivos. Es bien conocido el terrorismo intelectual, y ahora, en pleno ejercicio, está el terrorismo político con todos sus tentáculos y falsías.

    En pocos días, en un tiempo de Cuaresma, o sea, de penitencia, y en la Semana de Pasión, España ha sufrido el mayor escarnio y humillación que puede sufrir una nación hasta ahora libre. No es novedad, por cuanto desde hace meses se veía venir, pero no por esperada la maniobra ha dejado de impresionar y sobrecoger. Decía Dostoyevski que “si no hay Dios, todo está permitido”, y éste parece ser el lema de los ateos que manejan la política; son los mismos que no recuerdan esta amenaza bíblica: “El hombre, si jura en falso, no será justificado y su casa se llenará de adversidades”. Tal vez porque no son creyentes, no temen a Dios.

    • La impresión general es ésta. La autorización del Partido Comunista en España es la consumación total de una idea satánica que va a la entraña misma, al ser propio de la nación española. En ese hecho erróneo, antijurídico, falaz, hay algo más que un afán democrático o un espíritu de reforma. Se quiere destruir a un tiempo, dos cosas: la religión y la Patria. No hay duda. Y, además, hay prisas, como si se temiera que luego fuese tarde. Los mandatos exteriores apremian. ¿Cómo se explica, si no, esta torpeza ejecutiva, este chorro de decretos leyes destructores, que si rezuman ciega vesania no ocultan su injusticia y su improcedencia?

    • (…) Se pulveriza sin piedad un Movimiento político original y salvador, que podría irradiar luz política al mundo, se fracciona sistemáticamente el compacto friso de regiones españolas, tratando de romper la unidad fértil de una Patria que creó mundos y Dios sabe qué hubiera conseguido ahora; se corrompe a la juventud y al pueblo en general con un libertinaje a todos los niveles y por todos los medios de expresión y cultura; se intenta, en definitiva, paganizar a la nación más religiosa de la tierra con la herejía, la apostasía o el indiferentismo. Pero todo, insisto, a un tiempo y extremosamente, demasiado burdamente. Con sadismo incluso. Eligiendo fechas gloriosas, para burlarse de ellas.

    • La befa no se detiene en nada. Ni en instituciones civiles o militares, jurídicas o políticas, religiosas o culturales. Es la consumación total de un ataque global. El último acoso. El final.

    • Y el reconocimiento del Partido Comunista no es sólo una burla a España, sino a Dios, hecha en la conmemoración de la encíclica papal que lo condenaba (“Divini Redemptoris”) y para mayor “inri”, en la solemnidad de la Pasión de Cristo.

    El Director


    Última edición por ALACRAN; 14/09/2022 a las 19:52
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    … Adolfo Suárez, Martín Villa, Landelino Lavilla y Gutiérrez Mellado


    Revista FUERZA NUEVA, nº 537, 23-Abr-1977

    ESTOS SON LOS AUTORES

    Estos son los autores: Adolfo Suárez, Martín Villa, Landelino Lavilla y Gutiérrez Mellado.

    Adolfo Suárez, el protegido de Carrero Blanco
    y de Sánchez Bella y quien, como recordó Torcuato Luca de Tena, “ha llevado con orgullo en la solapa el yugo y las flechas” y es “la misma persona que proscribe el yugo y las flechas en la que fue hasta hace sólo diez meses sede de su Ministerio”, permitiendo, “en cambio la proliferación de banderas rojas”.

    Martín Villa
    , el hombre cuyo sino coincide con el desmantelamiento de las Instituciones allí por donde pasa: SEU, Organización Sindical, Brigada Político-Social...

    Landelino Lavilla, el joven ministro de Justicia que ha conseguido dar a luz la legislación penal más ininteligible del siglo XX, en la cual ya no se sabe lo que es amnistía, indulto, sobreseimiento libre…, y que continúa en el cargo pese a las sentencias del Tribunal Supremo sobre el PCE.

    Y, por último, Gutiérrez Mellado, quien desde su acceso a un cargo político -cuyo carácter de tal acaba de quedar en evidencia, claramente, a través de la falta de sintonía con los últimos gestos del Ejército- ha sorprendido a la nación con la multiplicidad de declaraciones políticas y sus singulares ideas sobre la misión de las Fuerzas Armadas.

    ***
    Hay que grabar sus nombres y no olvidarlos. Ellos han sido los que adoptaron -ver “Informaciones” del 13 de abril-en el Palacio de la Moncloa, el Martes Santo, el acuerdo de legalizar el Partido Comunista de España. Acuerdo adoptado a espaldas del resto del Gobierno y a pesar de las solemnes promesas formuladas al Mando militar por el propio Adolfo Suárez y a las Cortes por el portavoz del actual Gabinete. A ellos corresponde el mérito de hacer reversible la Victoria conseguida en la Cruzada contra el comunismo que costó lo mejor de una juventud gloriosa. A ellos deben los familiares de los muertos en tantos Paracuellos de España el contemplar a Carrillo y demás camaradas brindar con champán, tras la legalización del Partido Comunista y el regreso de la tristemente célebre Pasionaria, la cual llega -¡cómo no!- desde Moscú.

    Frente a tal acuerdo, histórico, ciertamente por su trascendencia, el Mando militar ha reaccionado, tratando de demostrar -como expuso el portavoz del Ministerio del Ejército- “sin lugar a dudas que el Ejército, sin fisuras, que esto quede bien claro, sin fisuras continúa siendo fiel a la misión que la Patria le encomienda”. Y el ministro de Marina (sr. Pita da Veiga) ha efectuado el gesto digno de su cese irrevocable.

    ***
    No obstante, Adolfo Suárez, quien ascendió a la Jefatura del Gobierno sin el mínimo vestigio de respaldo popular, y los demás copartícipes en aquel acuerdo permanecen impertérritos en sus puestos, no dándose por enterados de que la censura procedente de tan importantes parcelas de las Fuerzas Armadas conlleva la adhesión y el aliento de las sanas gentes de España, con las que siempre latió al unísono el Ejército. No cabe duda que Adolfo Suárez, a través del clan Ansón y por medio del descarado uso intensivo de los órganos estatales de comunicación social, ha podido confundirlas como sucedió en el Referéndum, pero al fin ha quedado desnudo ante el pueblo, capaz ya de calibrar la credibilidad del segundo Gobierno de la Corona y el valor otorgado a los juramentos solemnes y a las promesas explícitas.

    F. N.
    Última edición por ALACRAN; 14/09/2022 a las 15:09
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    “Desfachatez periodística”

    Revista FUERZA NUEVA, nº 537, 23-Abr-1977

    DESFACHATEZ

    Es deprimente para la profesión honesta del periodismo contemplar, ante las realidades que en estos días están ocurriendo en la vida nacional, las posturas adoptadas por determinados medios de comunicación social y sobre todo por ciertos periodistas, de los que un buen ejemplo son, por no citar a más, José Ramón Alonso y Fernando Onega.

    El primero, lógico servidor de sus intereses materiales, pues no en vano tiene seis o siete empleos -derivados del franquismo, claro está- de “a dedo” que mantiene gracias a la “generosidad” de quien le manda desde el Poder. El segundo, auspiciado a las más íntimas fuentes informativas, en razón a su incondicional servicio al presidente Suárez. Ambos, haciendo olvido de sus antiguas camisas azules, de sus fervores falangistas y no digamos de sus públicas y reiteradas manifestaciones de adhesión y entrega total a cuanto Francisco Franco significaba.

    Ahora, estos periodistas, estos medios de comunicación, se esfuerzan en tergiversar la realidad nacional, haciendo un esfuerzo de total servidumbre al Gobierno, tratando de convencer a los españoles de que la legalización del Partido Comunista es un hecho que la mayoría del pueblo esperaba anhelante y que esta legalización se ha hecho dentro de la más escrupulosa observancia de los trámites legales y del sentir constitucional vigente, a la par que, igualmente, intentan desvirtuar de cara a la opinión, la repulsa castrense a tal medida, tergiversando los términos de lo acordado en la reunión del Consejo Superior del Ejército y cuanto ello realmente representa de aviso claro y advertencia al Gobierno, y presentando como un hecho aislado y personal la dimisión del ministro de Marina (sr. Pita da Veiga) y la de otras personalidades con honor.

    ¡Qué desfachatez la de tantos que por ahí vienen escribiendo en estos tiempos! Son nuevos Esaú que siguen vendiendo su primogenitura -su ética profesional- por el plato de lentejas -o de caviar, sin duda- que les proporciona la servidumbre a turbios intereses. Es una pena, aun cuando sin duda llegará el día de las cuentas claras, de los rectos juicios y tendrán que dar cuenta del daño que han hecho a las gentes de nuestro pueblo con sus mentiras, con sus plumas vendidas al mejor postor.

    Ramón de Tolosa


    Última edición por ALACRAN; 19/09/2022 a las 14:04
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    “¿Han incurrido en penas canónicas nuestros gobernantes católicos al legalizar el comunismo ateo en una nación católica y en un Estado confesionalmente católico”?...



    Revista FUERZA NUEVA, nº 538, 30-Abr-1977

    ¿HAN INCURRIDO EN PENAS CANÓNICAS...?

    Por Luis Madrid Corcuera
    (Canónigo Magistral de Vitoria)

    EL Partido Comunista ha sido legalizado en España. Y a mí, sacerdote, fiel hijo de la Iglesia, se me ha planteado un grave problema de conciencia. Quienes han legalizado el Comunismo ateo son españoles, que aparecen públicamente como católicos. No entro ni puedo entrar en su conciencia y no debo entrar como sacerdote en los tortuosos caminos por los que suele discurrir cierta política. Mi tortura no es política. Es religiosa y teológica. Y como tal se la traslado humilde y angustiosamente a mis Padres en la Fe y guardianes del Depósito revelado, los obispos. ¿Han incurrido en penas canónicas nuestros gobernantes católicos al legalizar el comunismo ateo en una nación católica y en un Estado confesionalmente católico...? ¿Han incurrido en penas canónicas aquellos católicos que públicamente han apoyado la legalización del Partido Comunista? La pregunta, que me tortura, es muy grave y públicamente la descargo en manos de los Maestros de la Fe, a quienes suplico en nombre de Dios una respuesta clara y urgente.

    Pío IX calificó al Comunismo de "nefanda doctrina, totalmente contraria al Derecho natural" y "sistema horrendo y catastrófico". León XIII le llamó "cáncer mortal, que está invadiendo las articulaciones más íntimas de la sociedad humana". Pío XI dijo que era "esencialmente contrario a los principios del Cristianismo"... "totalmente antirreligioso"... e "intrínsecamente perverso". Juan XXIII insistió en que su filosofía es "totalmente contraria a la naturaleza humana y a la concepción cristiana de la vida". Pablo VI, con el Concilio Vaticano II, queriendo establecer hacia el Comunismo el puente, salvador del dialogo constata los graves obstáculos, que surgen de "la oposición radical de ideas y la opresión de los hechos" y recordando el carácter de su ateísmo positivo reitera las condenas de sus predecesores.

    En esta línea de la doctrina y condenas de la Iglesia, que todo fiel católico está obligado a aceptar y a seguir, es preciso destacar las prohibiciones y las penas canónicas establecidas por el Santo Oficio, bajo el pontificado de Pío XII, en 1949. Prohibiciones y penas, que siguen en vigor, sin que obste el esfuerzo de la Iglesia, Madre universal, por dialogar con todos los hombres y salvarlos. En el estilo clásico de preguntas y respuestas del Decreto del Santo Oficio dice que no es lícito a los católicos afiliarse a Partidos Comunistas o prestarles apoyo; que no es licito editar, propagar o leer las publicaciones que defienden la doctrina o la praxis del Comunismo o escribir en ellas. Y añade, con el peso de la autoridad de la Iglesia, que los fieles católicos, que realicen tales actos libre y conscientemente, no pueden ser admitidos a los Santos Sacramentos y aquéllos, que profesen la doctrina materialista y anticristiana del Comunismo y sobre todo los que la difunden o se hacen sus propagandistas incurren, como apóstatas de la Fe Católica, en excomunión.

    El Decreto contiene, nos guste o no, una condena moral y jurídica con privación de Sacramentos e incluso con excomunión "ipso facto", reservada de modo especial a la Santa Sede. De acuerdo con él deben ser privados de los Sacramentos los católicos que "se adhieran a Partidos Comunistas o presten su apoyo a los mismos". Y ello, razona el Decreto porque "el Comunismo es materialista y anticristiano" y porque "los dirigentes del Comunismo, aunque de palabra declaran a veces, que no quieren combatir a la religión, de hecho, con la teoría y con la acción, se muestran enemigos de Dios, de la verdadera religión y de la Iglesia de Cristo".

    Ahora bien ¿no es acaso "prestar ayuda al Partido Comunista el abrirle las puertas de la legalización? ¿No es "prestarle ayuda" el pedir, declarar y exigir públicamente, como han hecho algunos católicos, esa legalización? Si todo ello no es ayudar al Partido Comunista ¿qué significa "prestar apoyo a los Partidos Comunistas"? ¿Puede de hecho prestarse al Partido Comunista Español apoyo mayor que otorgarle carta de naturaleza en la sociedad española?

    En consecuencia, excelentísimos señores obispos, ¿puedo yo, sacerdote católico, admitir a los Sacramentos a los católicos —gobernantes o no— que han preparado, mantenido, ayudado y llevado a cabo la operación de legalizar a los "enemigos de Dios, de la verdadera religión y de la Iglesia de Cristo?

    El problema es de una rabiosa actualidad y no se le puede eludir. Yo no lo puedo eludir. Y como yo miles de sacerdotes españoles. Creemos en la Iglesia y tenemos que cumplir sus decisiones y mandatos. Creemos que por encima de las ideologías democrático liberales están los principios de orden natural y de la Ley de Dios. Creemos que por encima de los hombres está Dios y que hay que obedecer a Dios, aunque los hombres se irriten. Aquí no caben oportunismos políticos, ni razones de estrategia, falaces claudicaciones o pactos ocultos con ocultas fuerzas. Aquí sólo cabe Dios, la Fe, la Iglesia y España. En Dios, en la Fe, en la Iglesia y en España radican nuestras razones. Y por Dios, por la Iglesia y por España que me vería obligado a negar los Sacramentos a esos "católicos" —gobernantes o no— que han "prestado su ayuda” al Partido Comunista de España.

    “El Alcázar” (19-4-77)


    Última edición por ALACRAN; 19/09/2022 a las 15:39
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    “Lo que representa un partido comunista legalizado”

    Revista FUERZA NUEVA, nº 538, 30-Abr-1977

    En España ya lo vamos a saber

    LO QUE REPRESENTA UN PARTIDO COMUNISTA LEGALIZADO

    Sin renunciar a sus acciones clandestinas y a sus métodos revolucionarios, en Europa occidental un partido comunista legalizado actúa generalmente respetando la legalidad vigente y se ampara en ella para la conquista democrática del poder. Procura, por todos los medios, debilitar a sus adversarios y enarbola la bandera de todo género de reivindicaciones con el fin exclusivo de alzarse con la victoria en una sociedad insatisfecha, creciente y a veces artificialmente insatisfecha.


    El edificio.

    Un partido comunista legalizado que cuente con una militancia importante (Francia e Italia) suele disponer de un magnífico edificio. Ese edificio ha sido levantado por una sociedad inmobiliaria integrada por miembros directivos del Partido Comunista y confiada su construcción, ¡qué casualidad!, a un arquitecto extranjero que se declara marxista y “encantado de poder prestar un servicio a los camaradas del partido”, y que ha sido galardonado con el premio Lenin de la Paz y la medalla del oro del Consejo Mundial de la Paz.

    La sede del partido legalizado, y “transparente” ante la opinión pública, dispone de las siguientes instalaciones:
    •Un cerebro electrónico para atender a todos los equipos de seguridad.
    •Un pabellón de guardia.
    •Piso reservado a las jerarquías del Partido.
    •Archivos blindados, cristales contra balas, extintores, etc.

    El cerebro de seguridad está integrado por los siguientes elementos:
    • Un circuito interno de televisión que controla los accesos exteriores del edificio y todas las salas de reunión.
    • Una red de micrófonos y de interferómetros.

    Ese edificio ha costado más de 500 millones de pesetas (1977). Su financiación responde a los moldes clásicos de operaciones del género (préstamos, empréstitos, ventas de locales, más donaciones)


    Organización.

    No suele variar del partido de masa organizado según los moldes del de la Unión Soviética.

    •El Comité Central, “elegido” en el Congreso Nacional (de ochenta a cien miembros).
    •El “Bureau” político (dieciséis titulares).
    •El Secretariado Nacional (siete miembros).
    •La Comisión Central de Control Político (diez miembros)
    •La Administración Interna del Partido (enlace entre el “Bureau” y el Secretariado, coordinación de Federaciones, proselitismo, educación, relaciones con el parlamento, etcétera).

    •Órganos de prensa y de investigación histórica e ideológica.

    •Comisiones de Cultura, Campesinado, Juventud, Trabajo, Ingenieros, Técnicos, Cuadros e Inmigración.

    Los militantes se distribuyen en células de quince, en empresas, medio rural y corporaciones locales. Cada célula se compone de comité, “bureau” y secretariado. Varias células constituyen la sección (en grandes empresas y ciudades pequeñas), con idéntica organización.

    Entre las secciones y Federación (órgano provincial) están los comités de distrito, con funciones primordialmente propagandísticas.

    Cada Federación cuenta con tres secretarios (político, organización y propaganda) y los responsables de Organización, Tesorería, Prensa, Cultura, Juventud y Trabajo del Partido en la población femenina.


    Los militantes

    El 30 por ciento de los militantes suele pertenecer a la clase obrera. Sin embargo, en el conjunto de las empresas de cualquier país industrializado ese porcentaje se traduce en poco más del 1 por 100, lo que significa un tanto por ciento muy débil para un “partido de la clase obrera”.

    A los empleados les corresponde un porcentaje algo inferior. Y lo mismo podría decirse de los maestros. En cambio, la penetración en agricultores, ingenieros, técnicos y cuadros suele ser muy reducida.

    El 27 por 100 de los efectivos corresponde al sexo femenino, al que el partido dedica grandes esfuerzos.


    La formación de cuadros

    Es una preocupación constante. La organización de la formación de cuadros está rigurosamente controlada por la Sección Central de Educación (o ideológica) del Comité Central.

    Dicha sección se encarga del control ideológico de los cursos y de su preparación material: reclutamiento de alumnos, edición de folletos y organización de cursos.

    Se da preferencia a militantes de clase modesta.

    Además de recibir rudimentos de formación teórica y práctica, los alumnos son orientados pedagógicamente en sus actividades -lectura de prensa comunista, debates, campañas electorales, huelgas, etc.

    Las escuelas son elementales, federales (provinciales) y centrales (nacionales. Las primeras van encaminadas a hacer de cada militante un propagandista. Estudian cuatro asignaturas (clases sociales y nación, imperialismo y Estado, socialismo y comunismo y el Partido). Dichas asignaturas siguen muy de cerca la actualidad política.

    Las escuelas federales organizan cursos de quince días para cuadros medios: secretarios de células, responsables de comités de empresas, miembros de secretariado de sección, de “bureaus” y comités federales.

    Las escuelas centrales dispensan una enseñanza completa (ideológica, política, práctica, administrativa y técnica) para miembros del Comité Central, secretarios federales, parlamentarios, propagandistas nacionales, instructores de organización, responsables de organizaciones de masa, etc. La duración de esos cursos varía de uno a cuatro meses. El régimen es de internado. Muchos alumnos renuncian a sus vacaciones. Además de clases teóricas, se imparten clases prácticas (estudio analítico de textos políticos, interpretación de acontecimientos, redacción de artículos, carteles y panfletos, preparación de un mitin o de una campaña electoral…)

    El estudio de Marx, Lenin, etc. va relegándose, siendo sustituido por el de documentos modernos (Congresos recientes, sesiones del Comité Central, etc.)


    Las escuelas internacionales de Moscú

    Los comunistas “nacionales” acuden a la Unión Soviética para seguir cursos de diez meses (de septiembre a julio).

    Esas escuelas son en realidad “cursos especiales” para extranjeros en la Universidad moscovita. Allí se estudia filosofía, ciencias sociales y ciencias económicas Y a final de curso hay exámenes.

    Los militantes elegidos pertenecen a niveles superiores dentro del Partido, llegando algunos a pertenecer al Comité Central. Son jóvenes y han pasado por diferentes cursos en su país de origen.

    También el Konsomol (organización juvenil) tiene su escuela propia, que admite a líderes presuntos de las juventudes comunistas en el extranjero.


    Los funcionarios del Partido

    Se consideran como tales los parlamentarios -ingresan todos sus emolumentos-, los colaboradores políticos y técnicos del Comité Central y los empleados de las federaciones; es decir, quienes perciben sus sueldos del Partido. Ahora bien, esta escasa nómina de funcionarios se amplía con la de sociedades, asociaciones y corporaciones locales controladas por el Partido Comunista. Los salarios oscilan alrededor de los que perciben obreros especializados, aunque luego hay ventajas de orden material más compensadoras.


    El plano electoral

    Con el control de ciertos municipios y entidades provinciales, así como de un número apreciable de escaños parlamentarios, el Partido Comunista dispone de un mecanismo electoral que, en votos obtenidos, llega a multiplicar por diez el número de militantes.

    La incidencia del “copo” de esos puestos municipales es de orden propagandístico. Se dedican a alabar su propia gestión y al mismo tiempo a señalar la “mala fe del Gobierno” y de lo que ellos podrían hacer con un “régimen socialista”.

    El Estado -según ellos- es “instrumento de los monopolios capitalistas” y, por consiguiente, fuente de todos los males, así como responsable de cuanto marcha mal en el municipio.

    La conquista de los Ayuntamientos le vale al Partido Comunista:

    •El establecer un cierto control de la población y ejercer sobre ella los efectos de su propaganda.

    •La disponibilidad de personal que trabaje indirectamente en beneficio del Partido, locales, subvenciones, medios de transporte, etc.

    •La posibilidad de pasar pedidos a sociedades para comunistas o de formular contratos de servicios a firmas relacionadas con el Partido.



    Pero el Partido Comunista es algo más complejo

    Con el fin de llegar a los diferentes grupos sociales, expandir “insidiosamente” su propaganda y ampliar el círculo de simpatizantes, el Partido Comunista controla una red de organizaciones “satélites” en las que colaboran comunistas con no comunistas, que les sirven de “correos de transmisión”.

    Los comunistas están tanto en los movimientos juveniles como en las organizaciones sindicales obreras, asociaciones de vecinos, asociaciones de ancianos, asociaciones de excombatientes, de exprisioneros, entidades culturales y deportivas. Y no digamos en las asociaciones de “amigos” de la URSS y demás países socialistas.

    Y, por si fuera poco, el Partido Comunista tratando de crear un “Estado” dentro del Estado, suele implantar una amplia red comercial con el fin de:

    •Suministrar bienes y servicios o determinadas corporaciones locales.
    •Confeccionar el material propagandístico.
    •Difundir la ideología comunista (editoriales y librerías).
    •Realizar intercambios comerciales con Europa Oriental.
    •Hacer publicidad.
    •Crear cooperativas de consumo y mutualidades.


    Los recursos financieros

    Para remunerar a los funcionarios, pagar alquileres, coches, etc., y preparar sus potentes campañas electorales, el Partido Comunista necesita tanto de ingresos ordinarios como de recursos “ocultos”, que ayudan a nivelar el presupuesto “real”, muy superior al oficial.

    Además de las cuotas, suscripciones, bonos, beneficios de festejos, etc., resulta curioso cómo apoyan a la prensa. Cada militante tiene la obligación de suscribirse vitaliciamente al órgano oficial de prensa y de ayudar asimismo a los periódicos locales.

    Pero más curioso es comprobar el apoyo publicitario que reciben de los grandes establecimientos bancarios y comerciales.

    Y a los beneficios de las sociedades controladas por el Partido Comunista se suma la financiación indirecta procedente de países comunistas. ¿Cómo? Primando las mercancías exportadas a dichos países, para que el importe de la prima vaya a manos del Partido Comunista. O ingresando el beneficio obtenido por grupos artísticos desplazados desde el Este. O transfiriendo al Partido Comunista el producto de viajes turísticos a los países de las “democracias populares”. O suscribiéndose a la prensa del Partido Comunista en los países comunistas.

    Pero también hay transferencias de fondos secretos a través de entidades bancarias de filiación comunista.


    La prensa

    Se da especial relieve en el órgano central a la difusión de noticias locales, lo que repercute en un elevado número de corresponsales, que son complementariamente ayudados por “comités de difusión”, células y organizaciones satélites. La cuestión es que, en alguna parte del periódico, aparezcan reflejadas las “preocupaciones particulares de cada militante o lector”. Así penetran las ideas comunistas en cientos de miles de hogares.

    Punto final

    Se ha querido explicar lo que es un partido comunista legalizado. Su gran maquinaria de organización es capaz de hacer de nuestra Patria un feudo comunista. Porque se habrá visto que una cosa es el aparato legal y otra es la compleja organización de masas y los apoyos de toda índole que reciben.

    Y a eso se suman las actuaciones netamente clandestinas. El fin sí que justifica los medios.

    ¿Qué ventajas nos reporta hoy para la convivencia democrática contar con un aparato así totalmente legal? Si quieren subvertir nuestro sistema…, que lo hagan afrontando el peso de la ley.

    Mas si no queremos ser devorados por el comunismo, organicémonos, unámonos. Cuando seamos protagonistas de nuestro propio destino, veremos cómo podemos hacer frente a esta plaga social que es el comunismo. Hoy por hoy, admitir su legalización sería más que una ingenuidad, un suicidio y una traición a nuestro pueblo.


    Última edición por ALACRAN; 19/09/2022 a las 14:27
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Blas Piñar, sobre la legalización del Partido Comunista
    Revista FUERZA NUEVA, nº 539, 7-May-1977

    (Extraído del Discurso pronunciado por Blas Piñar, el 16 de abril de 1977, en Oviedo)

    (…) Con nocturnidad y en Viernes Santo se arrancan el yugo y las flechas de los Reyes Católicos y de la Revolución nacional, y pocas horas después se legalizan el Partido Comunista y la hoz y el martillo de la revolución bolchevique; salen de la cárcel, con gesto de triunfo y desafío, los terroristas de la ETA y del FRAP, condenados incluso a muerte, y se pasea haciendo declaraciones y discursos Santiago Carrillo, en libertad provisional, mientras, privado de la misma, continúa en prisión el divisionario Sánchez Covisa, por el presunto delito de fabricar metralletas en serie con una taladradora, una llave inglesa y papel de lija, a la luz de una bombilla de 24 watios (…)

    ***
    Con el segundo Gobierno de la Monarquía (…) un nuevo proyecto de Reforma se puso en juego. Estamos ahora asistiendo a sus consecuencias jurídico-políticas, sociales y económicas, después de autorizarse el congreso del entonces ilegal PSOE; la presencia de Carrillo, y la cumbre eurocomunista.

    La legalización del Partido Comunista ha escandalizado a quienes pusieron en marcha la Reforma, desde el Gobierno, y la aprobaron y aplaudieron más tarde fuera del Gobierno.

    Con el mayor respeto para las personas, pero con el rigor necesario para las ideas y las actitudes, en cuanto afectan a España y a los españoles, hay que subrayar que quienes ahora se escandalizan, tanto en el Consejo Nacional como en las Cortes y en la campaña previa al referéndum, dieron el “Sí” a esa Reforma, y con el “Sí”, un cheque en blanco al Gobierno para que elaborase a su gusto, o a gusto de la subversión, la ley electoral, que es una pieza clave del Sistema, auténtico método de Ogino, como alguien le ha calificado con humor, para distribuir los votos y alumbrar las criaturas políticas que al Gobierno y a la oposición convenga.

    ***
    Pero los partidarios de la “Reforma de lo necesario y de la conservación de lo valioso” no pueden olvidar que para ellos no era valioso el Estado nacional, apoyado en unos dogmas, en una verdad política, al servicio del bien común y de la unidad de destino de la Patria, toda vez que aceptaron el principio liberal de la soberanía del pueblo, el cual, por sufragio y mayoría, establece en cada consulta lo que es bueno o malo, verdadero o no, al margen de todo derecho divino, de toda ley revelada y de todo ordenamiento racional.

    ¿Por qué extrañarse, pues, de la legalización del Partido Comunista?

    A mí, una vez aceptado el principio liberal, me parece lógico y correcto. Su no legalización la hubiera estimado caprichosa, arbitraria, ilógica y dictatorial.

    Por otro lado, ¿por qué no legalizar el Partido Comunista si el PSOE fue legalizado? Si ahora se hace referencia al Código Penal como argumento, ¿es que acaso el PSOE no es marxista, no pretende la subversión del orden y no está subordinado a una Internacional, de la que recibe apoyos morales y económicos de notoria importancia? ¿Y acaso no fueron las checas del PSOE, en 1934 y 1936, tan peligrosas como las del Partido Comunista? Y además, ¿no queremos homologarnos con Europa? Pues bien, en Francia, en Bélgica, en Italia, en la Alemania Federal, el Partido Comunista está legalizado. ¿Por qué habríamos nosotros de ser menos?

    ***
    A mí no me extraña la legalización del Partido Comunista. A mí lo que me extraña es que se escandalicen de esa legalización los que aceptaron primeramente el liberalismo y la homologación con Europa.

    Hace ahora cuarenta años decía Pío XI en su “Divini Redemptoris”: “Pueblos enteros están en peligro de caer de nuevo en una barbarie peor que aquella en que yacía la mayor parte del mundo al aparecer el Redentor. Este peligro es el comunismo bolchevique y ateo, que pretende derrumbar radicalmente el orden social y socavar los fundamentos mismos de la civilización cristiana. Pero no puede conjurarse este peligro si los Gobiernos prefieren construir sus estructuras sobre las bases del liberalismo”.

    He aquí el error -del que yo espero que por patriotismo y caballerosidad se arrepientan- de los reformistas, de los que han entendido que era necesario sustituir el Estado nacional por el Estado liberal, olvidando lo que dijo Franco: que a la mística del marxismo no se puede poner otra mística que la nuestra. (…)

    Dice Torcuato Luca de Tena: “En España hubo una guerra, y la victoria entonces alcanzada no está en juego ni se puso en juego en el referéndum”.

    ¡Pues sí, señor! Se puso en juego en el referéndum, y mucho antes, como cuando las páginas de algunos diarios y semanarios daban acogida a los artículos de Salvador de Madariaga y otros autores que no se recataron nunca de ofender a Franco y a los que ganaron esa guerra (…) Porque esa guerra, como decíamos, no fue sólo una lucha castrense, sino que tuvo carácter de Cruzada, y de ella surgió un Estado, con unos principios doctrinales que fueron explícita o implícitamente combatidos por la prensa liberal.

    Dice Luca de Tena que “las Cortes fueron engañadas cuando la reforma del Código Penal”, y que los electores fueron confundidos el 15 de diciembre de 1976, al convocárseles para una democratización de las instituciones”.

    Pero se trataba, y Luca de Tena lo sabe muy bien, de una democratización liberal y de una homologación con los sistemas liberales europeos.

    ***
    El “no es eso” nos parece muy bien, pero hay que confesar el error, asumir las responsabilidades, que no se lavan con dimisiones, y reconocer que nosotros, al menos, que tan mal hemos sido tratados desde ciertas páginas reformistas, teníamos razón cuando nos opusimos al liberalismo y a los partidos políticos, y propusimos el “No” en vez del “Sí”, en el referéndum.

    ***
    (…) Si no fuera por lo que tiene de trágico y por lo que tiene de burla para España y para los españoles, me permitiría felicitar efusivamente, de un lado, a los prestidigitadores de la serie, y en especial al señor Suárez, y de otro, al señor Carrillo y a La Pasionaria, que, sin disparar un solo tiro, han dado a la Victoria nacional un signo desgraciadamente inverso. (…)

    ***



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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Desvergüenza y cinismo intolerable del perjuro presidente Suárez, quien, en diciembre del 76 por TVE, ante el referéndum para la reforma política prometió que “dar el solo significa perfeccionar la obra de Franco”; y seis meses después, sin inmutarse, en la misma TVE pontificaba urbi et orbi que: ¡¡el “sí” en aquel referéndum significó “aceptar al partido comunista legalizado!!


    Revista FUERZA NUEVA, nº 541, 21-May-1977

    ELLOS, SÍ

    Cuando anunciaron por Televisión Española que el presidente Suárez se iba a dirigir a los españoles (…) me cercioré bien de algo que ya barruntaba: los verdaderos culpables de que el comunismo haya plantado su bota en España la tienen los españoles que en el último referéndum (diciembre, 1976) votaron “sí”. Menos mal que ha quedado bien claro y de cara al público que no hemos sido los que votamos “no” los causantes de todo lo que pasa.

    La verdad es que hasta que no lo ha dicho tajantemente el presidente Suárez, la cosa no estaba clara; en su petición del “sí” recuerdo que decía: “Votar “sí no es romper con el pasado. Muy al contrario, es continuar y perfeccionar la obra de Franco” (donde dije digo, digo Diego). Al oír aquello la gente sencilla, la ignorante o la frívola no quiso saber más y dijo a lo loco: “Votamos que sí a Franco y a su obra”. (…) Sólo quedamos agarrados al “no” los que seguimos la línea del 18 de julio hasta la muerte, los que sabíamos, a poco que pensáramos, que continuar no era dar entrada a los partidos políticos, y que del brazo de esos partidos vendría el comunismo que tantas lágrimas y sangre hizo derramar en España y, en definitiva (…) con el triunfo aplastante del “sí” en el referéndum (...) empezó esa reforma que se presentaba sin fin.

    Por eso ahora hemos oído al presidente Suárez dar la razón, a nuestras sospechas. “Todo esto fue posible porque las mismas Cortes que en julio entendían clara la exclusión del Partido Comunista, en el mes de noviembre aprobaban la Ley para la reforma política y, sobre todo, porque ustedes mismos la aprobaron masivamente el pasado 15 de diciembre”. ¡Qué desilusión tan grande los bien intencionados! (…)

    Enhorabuena, amigos, todos los que dijisteis “no”. Nosotros al menos no seremos culpables de que un día, posiblemente no lejano, se vuelva a vivir la historia. Es posible que muramos juntos. Pero nosotros con la conciencia tranquila, que no es poco.

    Elena GUTIÉRREZ

    Última edición por ALACRAN; 14/11/2022 a las 18:11
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Más sobre las escandalosas y cínicas justificaciones pro-comunistas del presidente Suárez en TVE


    Revista FUERZA NUEVA, nº 541, 21-May-1977

    Incomprensible

    (…) Entramos en periodo constituyente; que, de la obra de Franco, el presidente Suárez no respeta absolutamente nada; que no tendremos reforma política, sino cambio total, ruptura, desmonte y, en definitiva, caos.

    ¡A eso hemos llegado! ¡Ay si quienes votaron la reforma política hubieran sabido lo qué Suárez nos preparaba!

    Capítulo aparte, señores, merece la argumentación que da el presidente para legalizar el Partido Comunista.

    El art. 172 del Código Penal, en la redacción que se le dio en julio de 1976, sigue vigente, sin que un mal Decreto -Ley lo haya derogado. Si el presidente entendió, como todos entendimos, que el Partido Comunista estaba excluido de la legalidad, ¿quién es él para saltarse el Código Penal a la torera y dar patentes de legalidad con total desprecio a nuestro ordenamiento jurídico?

    Alega que las circunstancias políticas “han cambiado desde el pasado verano”. Y todo lo deduce él de que las mismas Cortes que en julio entendieron clara la exclusión del Partido Comunista, en el mes de noviembre aprobaban la reforma política, refrendada masivamente en diciembre.

    Pintoresca manera de razonar. Sorprende que con esa argumentación no se haya concedido ya la amnistía total, reconocido todos los partidos políticos, otorgado la autonomía política a Cataluña, disuelto los “cuerpos represivos”, cambiado la bandera española e instaurar una República federal.

    No. Ese argumento de Suárez es absurdo. Las Cortes aprobaron la reforma política pero no la legalización del Partido Comunista; quienes votaron “sí” en el referéndum aprobaron la reforma política, pero no el comunismo.

    Jaime CORTÉS

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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Carta de un magistrado del Tribunal Supremo al “ABC”, advirtiendo de la flagrante ilegalidad del reconocimiento del Partido comunista por Adolfo Suárez


    Revista FUERZA NUEVA, nº 541, 21-May-1977

    POR EL PRESTIGIO DEL TRIBUNAL SUPREMO

    Un destacado miembro de la carrera judicial nos envía, con el ruego de que no reproduzcamos su nombre, este escrito de máximo interés:

    (…) Dios quiera que no vuelvan a repetirse las circunstancias pasadas, pero, de todos modos, ¡por favor!, que no se desborde la información, porque todos estamos interesados en que no se erosione el prestigio de nuestros Tribunales, erosión que se produce también en la Resolución del Ministerio de la Gobernación del día 9 de abril último, por la que legaliza al Partido Comunista.

    En efecto, la sentencia de la sala Cuarta (Tribunal Supremo) del día 1 de abril se declara incompetente para conocer de la legalización de los partidos políticos y anula el acto del Ministerio de la Gobernación que acordó la remisión del expediente administrativo, anulación que lleva implícita la del Real Decreto-Ley que estableció dicho procedimiento, por lo que, en ejecución de dicha sentencia, LO PROCEDENTE ERA DEROGAR DICHO REAL DECRETO Y PROMULGAR OTRO fijando los nuevos trámites para acordar la referida legalización.

    En vez de hacerlo así, se dicta una Resolución legalizando el Partido Comunista y ello se hace, según reiteradamente se consigna, "en cumplimiento de la sentencia dictada", como si ésta hubiera después dispuesto dicha legalización, en lo que insiste el sr. Suárez, presidente del Gobierno, en su último discurso televisado, con lo que se induce a confusión al público, se falta a la verdad -PUES LA SENTENCIA SE ABSTIENE DE PRONUNCIARSE sobre tal cuestión- y así lo acredita el que, siendo todas las sentencias iguales, sólo se haya legalizado a un partido y no a los demás, prueba evidente de que no ha podido hacerse en cumplimiento de dichas sentencias. (…)

    Es muy doloroso que el Tribunal Supremo haya sido tratado en forma tan desconsiderada, con olvido de que representa el Poder Judicial, que es pilar básico de nuestro Estado de Derecho. Por ello, el prestigio de nuestros Tribunales interesa a todos y todos debemos contribuir a que no se erosione ni se lastime.

    “ABC” (11-5-77)

    Última edición por ALACRAN; 29/11/2022 a las 14:14
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Más sobre la legalización del PCE

    Revista FUERZA NUEVA, nº 543, 4-Jun-1977

    Anote el elector

    (…) Que un jefe de Gobierno diga que se responsabiliza de todas y cada una de las acciones de su gabinete (¡actitud gallarda nada original!) no nos dice ni mucho ni poco. Menos aún si esa gravísima responsabilidad la asume quien no ha dado pruebas de una elemental prudencia política, ni tiene en sus manos la posibilidad de rectificar a la vista de las primeras consecuencias negativas. Así, pues, la última alocución televisiva del presidente Suárez, lejos de tranquilizar, es fuente inagotable de preocupación.

    El presidente se responsabilizó de “su” legalización del Partido Comunista de España, intentando justificarla con argumentos desconcertantemente pueriles:
    •Porque “el PCE no se presenta ahora como en el verano de 1976”; pero ¿ha abandonado su ideología, intrínsecamente perversa, y sus objetivos, o sólo ha cambiado de táctica?;
    •Porque “el pueblo español aprobó la reforma política el pasado 15 de diciembre”; pero no se manifestó favorable a la legalización del PCE;
    •Porque “el PCE presentó unos estatutos perfectamente legales”; pero no dependía su legalización de la imagen que ofreciera;
    •Porque “el PCE es una realidad que está ahí”; pero en España y en el mundo todo hay otras realidades que no se legalizan porque, sencillamente, no deben legalizarse;
    •Porque “el PCE ha adoptado una buena conducta pública en los últimos meses”, pero ¿iba a echarse ya a la calle?, ¿tendrá que tomar posiciones y consolidarlas?

    Anote el elector (…)

    C. P. F.

    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Otro texto de Blas Piñar sobre la legalización del PCE


    Revista FUERZA NUEVA, nº 545, 18-Jun-1977

    (Discurso pronunciado por Blas Piñar en el teatro Princesa, de Valencia, el 15 de mayo de 1977.)

    (...) Legalización del Partido Comunista.

    Donde el discurso del señor Suárez llega a la cumbre del sofisma es cuando trata de explicarnos y de justificar la legalización del Partido Comunista. ¡Es, en realidad, asombroso! Sus argumentos son débiles y contradictorios. Vamos a repasar con algún detenimiento el tema:

    • 1º Dice el presidente: “Soy responsable de todas y cada una de las acciones del Gobierno”. (Y, por tanto, de la legalización por decreto del Partido Comunista).

    Pues bien, si usted se confiesa sinceramente demócrata, usted sabe que esa responsabilidad, cuando no es una declaración vana, no se confronta en solitario y por medio de la televisión. Usted sabe que hay unas Cortes que no han sido disueltas. Usted sabe que hay todavía algunos Principios nacionales, que no han sido derogados y que recogen la ideología de las fuerzas que acudieron a la Cruzada. Pues bien: usted ha violado esos Principios sin pasar por el referéndum, legalizando bajo su responsabilidad, un partido que fue precisamente la antítesis de la Cruzada, y negándose a la convocatoria de un pleno de las Cortes para explicar ante ella su conducta, como exige su elevado espíritu democrático. ¿O es que acaso usted no quiso exponerse a que sus argumentos marchitos por tanta compostura y tanto maquillaje televisivo rodaran por el suelo ante la hábil interpelación de cualquiera de los procuradores que hubiera descubierto su inmenso sofisma?

    • 2º El presidente se hace responsable de la legalización del Partido Comunista, pero a continuación dice que esa legalización ha sido posible porque “las Cortes, en el mes de noviembre, aprobaron la Ley de Reforma Política, y, sobre todo, porque ustedes mismos (los del “Sí”) la aprobaron masivamente el pasado 15 de diciembre”.

    Señor Suárez: usted no es un demócrata. Usted propuso una ley engañosa; usted (entonces) nos habló de “continuidad perfectiva, de asunción del pasado con el deseo de mejora”. Y siendo esto así, es evidente que el pueblo jamás pudo entender que esa continuidad perfectiva llevará consigo la legalización de aquellos que pretenden la ruptura con el pasado;
    -el inicio de un periodo constituyente,
    -y el clima de guerra civil en que vivimos.

    ¿Usted cree que si, con esa limpieza y claridad que se atribuye, hubiera insinuado tan solo que al aprobar la Reforma se asentía de modo implícito a la legalización del Partido Comunista, el referéndum se hubiera desarrollado tal y como se desarrolló, o como -manipulando todo lo manipulable- fue desarrollado? Ni el Partido Comunista se habría abstenido, ni los hombres del “Sí” habrían aprobado la reforma. (…)

    Los únicos a los que no puede excusarse de responsabilidad es a los que tenían obligación de ver la maniobra, es decir, a la clase dirigente, que promovió primero y después apoyó la Reforma. A los hombres que la estimaron irreversible en el Consejo Nacional, a los que la aprobaron en las Cortes y a los que con insistencia pidieron el “Sí” en el referéndum, no se les puede declarar irresponsables.

    Por eso no llego a entender los razonamientos de Torcuato Luca de Tena y de Carlos Arias.

    Dice Luca de Tena:
    • “Una gran masa del pueblo español, la menos envenenada…, es precisamente la más desorientada”.

    Pues bien, replicamos: para eso están las autoridades, no solo políticas, sino las autoridades sociales de que Vázquez de Mella hablaba: para orientar.

    • “No sería la primera vez que una parte muy sana del pueblo español se equivocara, para exclamar después con Ortega y Gasset: ¡No es eso!

    No, señor Luca de Tena. Esa parte sana del pueblo español, que es la que trabaja y no tiene demasiado tiempo para hacer política (…) no se equivocó gratuitamente. La equivocó entonces Ortega y Gasset, y luego la han equivocado ustedes, erosionando el régimen de Franco y suspirando por el liberalismo. Al menos Ortega y Gasset confesó sus errores, diciendo ante la catástrofe de la República: “¡No es eso!”. Pero ustedes, causantes de la equivocación, quieren que sea el pueblo -pero no ustedes, a los que incumbe esa responsabilidad- el que pronuncie esa frase bien triste y amarga.

    Por eso, no cabe explotar a fines electorales el franquismo sociológico y cantar sus éxitos, si antes se liquida y relega al olvido o al escarnio la doctrina que lo hizo posible. Porque eso es tanto como querer que el agua siga discurriendo por el cauce, cegando su propio manantial.

    Hacer el elogio del franquismo, contemplar el desastre que avanza y concluir diciendo que Alianza Popular postula, cara al futuro, “democracia y pluralismo”, es decir, régimen de sufragio universal y de partitocracia, es una “contradictio in terminis” que sólo sirve para, de nuevo, desorientar y equivocar.

    Dice Carlos Arias, en un artículo reciente titulado “Por amor a España y en servicio al Rey”, al analizar las consecuencias lamentables de la Reforma: “¿Estarán también tranquilos los que ayer mismo juraban lealtad a unos Principios que han olvidado tan fácilmente?

    Parece increíble que el hombre del “espíritu del 12 de febrero”, el que nos llamó maximalistas, el que siendo jefe del Gobierno de la Corona envío a las Cortes el proyecto de Ley que legalizaba los partidos, en contra del pensamiento de Franco, de la doctrina de la Tradición y de la Falange que los repudiaba; que el consejero nacional del Grupo de Ayete -uno de los elegidos como albacea de aquel pensamiento- que no vaciló en apoyar con el “Sí” a la reforma anticonstitucional de Suárez, diga esto.(…)

    • 3º Pero hay más. El presidente no sólo hace responsable al pueblo de la legalización del Partido Comunista, sino que, dejando a un lado y pasando como sobre ascuas, la nota del Consejo Superior del Ejército, dice que esa legalización se apoya en “la sentencia del Tribunal Supremo”.

    Ahora bien, esa sentencia no autorizaba la legalización. En esa sentencia, la sala 4ª del Tribunal Supremo se declara incompetente para conocer de la legalización de los partidos políticos. Con ello, quizá sin intención, el presidente, falta el respeto a nuestro más alto Tribunal de Justicia.

    • 4º Dice el señor Suárez que el Partido Comunista ha variado. Antes era un “enemigo declarado de las opciones políticas fundamentales”, pero como estas opciones políticas fundamentales -es decir, el Régimen del 18 de Julio- han desaparecido, al aprobarse la Reforma, huelga, a partir de la misma, la exclusión del Partido Comunista.

    Ello, en principio, revela que la Reforma no ha perfeccionado nada, sino destruido de facto o en potencia lo que se quería perfeccionar.

    Los estatutos del Partido Comunista -dice el presidente- son perfectamente legales, puesto que aceptan una convivencia legal no contradicha en su conducta pública de los últimos meses”.

    Pero, señor presidente: que los estatutos presentados por el Partido Comunista se ajusten a las exigencias legales, es lógico y entra en su táctica. ¿O es que cree usted que iban a presentar su programa auténtico de ateísmo, lucha de clases, socialización y dictadura del proletariado?

    ¡Esto es no conocer, o no querer conocer el comunismo! Esto revela una falta enorme de prudencia política. Lo que ve el pueblo, lo que rechaza el Tribunal Supremo, lo que el Ejército repudia, ¿usted es tan ciego que no lo ve? (*)

    El comunismo es igual en todas partes. Dígame: ¿en qué país comunista se aplica el programa presentado por la sucursal española? Dígame: ¿en qué país comunista caben los partidos políticos y queda un resquicio de libertad? (…)

    • 5º El presidente apela, por último, para justificar la legalización del Partido Comunista, a dos principios básicos: “realismo” y “patriotismo”.

    “Realismo”
    No es buena política la que se basa en cerrar los ojos a lo que existe”.
    Tiene usted toda la razón, señor Suárez, en el planteamiento, pero ninguna en las conclusiones. Usted, como gobernante, no puede cerrar los ojos a la existencia de los ladrones, y no por eso legaliza el robo. (…). Ese argumento de llegar a la legalización de lo que existe, simplemente porque existe, supone una quiebra moral en el plano político que conduce al caos. (…)

    Patriotismo
    A mi modo de ver, justificar la legalización del Partido Comunista por razones de patriotismo es tanto como justificar por razones de pureza las casas de prostitución. Por patriotismo, dice Suárez, “hay que albergar en el seno del Estado y en sus instituciones a todas las fuerzas políticas que acepta la legalidad de ese mismo Estado”, porque no puede tolerarse una acción política “socavando sus cimientos”. Por eso hay que “sacarlo… a la luz del día”.
    ¡Pero cuánto error! (*)

    El Partido Comunista, por su misma razón de ser, y en tanto en cuanto aspire a un Estado, no sólo diferente, sino antagónico, y a un hombre y a una sociedad ateos, sólo por razones tácticas acepta la legalidad. Lo que ocurre es que cuando es ilegal, estando al margen del ordenamiento jurídico, el peso de la ley le afecta. Puede socavar los cimientos del Estado, efectivamente, pero en la clandestinidad y con los peligros y las consecuencias de la clandestinidad; y cuando el Poder cree en su misión y la cumple, ni siquiera en la clandestinidad.

    Ahora, por el contrario, el Partido Comunista socavará los cimientos del Estado a la luz del día, con la protección del mismo Estado y hasta con subvención a cargo del presupuesto nacional. (…)

    Por esa misma razón a la que usted apela, señor Suárez, para justificar la legalización del Partido Comunista, hoy socavan los cimientos del Estado y de España, el separatismo, que usted ha legalizado -y ahí están la “ikurriña” y los muertos de Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra, y la bandera tricolor, y las pintadas de “Monarquía asesina” (…)



    (*) NOTA: De "error" involuntario, nada de nada. Sabía de sobra Suárez que sus "razones" eran solo un lavado de cara, porque de lo que se trataba era de confeccionar una democracia al estilo de la italiana o francesa con el comunismo legalizado, por las buenas mejor que por las malas, tal como estaba ordenado por las más altas y siniestras instancias mundiales.


    .
    Última edición por ALACRAN; 21/03/2023 a las 15:24
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    Re: Argucias y marrullerías de Adolfo Suárez para legalizar al Partido Comunista

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    El Vaticano trabajó por la legalización del PCE de Carrillo


    Revista FUERZA NUEVA, nº 552, 6-Ago-1977

    Lo que faltaba

    En el diario “L’Aurore”, de los pasados 28 y 29 de junio, se publican dos importantes artículos del ilustre periodista Philip Bernet. Reconocemos su tremenda carga de sorpresa. Dice Philippe Bernet:

    En su animación al eurocomunismo, que lo considera como mal menor, el Vaticano va muy lejos… En Italia, la Iglesia es el artífice discreto de las negociaciones entre el PCI de Berlinguer y la democracia cristiana de Zacagnini… Emisarios de la Santa Sede se esfuerzan en tranquilizar a los Gobiernos de París y de Bonn sobre las consecuencias de una eventual participación del PCI en el Poder…

    Pero hay más: la Santa Sede ha sostenido fuertemente, después de la caída del franquismo, el restablecimiento del Partido Comunista Español de Santiago Carrillo… Juan Carlos y Pablo VI saben que la hora de los cambios ha llegado, que el viejo concordato es impracticable, que el problema del divorcio se planteará en España como ha ocurrido en Italia. A fin de desarmar la oposición que no dejaría de ser muy violenta en España, el Vaticano tuvo la idea de provocar también allí una especie de compromiso histórico.

    Entre los factores que jugarían en Madrid en favor de una legalización ultrarrápida del Partido Comunista, el Vaticano está en primer plano. Opina haber encontrado en Carrillo un interlocutor ideal, desatado de Moscú (incurriendo en desgracia del Kremlin), todavía más conservador en sus objetivos, que la mayoría de los otros líderes políticos españoles…

    Promotor secreto del eurocomunismo, no solamente en Italia, en España, sino en toda Europa occidental, el Vaticano parece situarse en el viento de la historia. ¿Qué obtiene a cambio?... El eurocomunismo está en buena vía en el Vaticano, donde, precisamente se preocupa de obtener, gracias a los entendimientos secretos con comunistas y demócratas cristianos, de desgravaciones fiscales importantes… El PCI ha prometido ya el Vaticano de no reponer en cuestión de los recursos y privilegios, sin los cuales la Iglesia será despojada de todo, regresando a las catacumbas.

    Se salvarán los bienes, pero ¿el alma?” (...)

    Jaime Tarragó


    Última edición por ALACRAN; 23/06/2023 a las 14:31
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