Ya que en los últimos días han proliferado los hilos sobre México, por qué no añadir otro más. Si alguien se pregunta qué tiene que ver La Atlántida de Platón, con las fantasías ufológicas de los "conspiranoides" y México, que siga leyendo.

parto del supuesto de que quien más, quien menos ha leído, o cuando menos conoce de oídas, el Timeo y el Critias, como fuentes principales sobre el mito del que trata este hilo. Para quienes estén menos versados en el asunto, en tales escritos platónicos está encerrada la descripción de la civilización más antigua de la Humanidad si hemos de dar crédito a las palabras del ilustre filósofo. Más aún, en tales escritos hay una completa descripción de aquella impresionante cultura desaparecida bajo la furia del mar.

Naturalmente, tal riqueza descriptiva dió lugar a toda clase de especulaciones más o menos originales, más o menos fantasiosas, incluídas las de suponer que la Atlántida era como imaginaron la cultura sub-acuática del planeta Naboo los guionistas de Georges LUCAS para la serie "La Guerra de las Estrellas", perdón, ¡qué lapsus! "de las Galaxias".

Pero también es cierto y no deja de ser sorprendente que nadie se acuerde, -¿por no haberlas leído nunca?- de Las Cartas de Relación que Hernán CORTÉS enviaba regularmente al Rey de Las Españas, Don Carlos I.

Así, el 30 de octubre 1520, desde Segura de la Frontera, Hernán Cortés enviaba su Segunda Carta de Relación en parte de la cual describe:

"En los capítulos pasados, muy poderoso señor, dije cómo al tiempo que yo iba a la gran ciudad de Temixtitán, me había salido al camino un gran señor que venía de parte de Mutezuma y según lo que de él después supe, él era muy cercano deudo del dicho Mutezuma y tenía su señorío junto al del dicho Mutezuma, cuyo nombre era Huaculacán. Y la cabeza de él es una muy gran ciudad que está junto a esta laguna salada, que hay desde ella, yendo en canoas por la dicha laguna hasta la dicha ciudad de Temixtitan, seis leguas, y por la tierra diez. llámase esta ciudad Tezcuco y será de hasta treinta mil vecinos. Tienen, señor, en ella, muy maravillosas casas, mezquitas y oratorios muy grandes y muy bien labrados. Hay muy grandes mercados y demás de de esta ciudad tiene otras dos, la una de tres leguas de esta de Tezcuco, que se llama Acuruman, y la otra a seis leguas, que se dice Otumpa...


Puede observarse que la capital azteca tenía ciudades satélites y ocupaba una gran superficie, particularmente porque una legua equivalía en aquella época a 5.572'7 metros. Y más adelante continúa con estas otras palabras:

(...) La cual dicha provincia es redonda y está toda cercada de muy altas y ásperas sierras, y lo llano de ella tendrá en torno hasta setenta leguas, y en el dicho llano hay dos lagunas que casi lo ocupan todo, porque tienen canoas en torno más de ciencuenta leguas. Y la una de estas dos lagunas es de agua dulce y la otra, que es mayor, es de agua salada; divídelas por una parte una cuadrilla pequeña de cerros muy latos que están enmedio de esta llanura, y al cabo se van a juntar las dichas lagunas en un estrecho de llano que entre estos cerros y las sierras altas se hace. El cual estrecho tendrá un tiro de ballesta, y por entre una laguna y la otra, y las ciudades y otras poblaciones que están en las dichas lagunas, contratan las unas con las otras en sus canoas por el agua sin haber necesidad de ir por la tierra. Y porque esta laguna salada grande crece y mengua por sus mareas según hace la mar todas las crecientes, corre el agua de ella a la otra dulce tan recio como si fuese caudaloso río, y por consiguiente en las menguantes va la dulce a la salada.

Esta gran ciudad de Temixtitan está fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, por cualquiera parte que quisieran entrar a ella, hay dos leguas. Tienen cuatro entradas, todas de calzada hecha a mano, tan ancha como dos lanzas jinetas. es tan grande la ciudad como Sevilla y Córdoba. Son las calles de ella , digo las principales, muy anchas y muy derechas, y algunas de éstas y todas las demás son la mitad de tierra y por la otra mitad es agua...

(...) Tiene esta ciudad muchas plazas donde hay continuo mercado y trato de comprar y vender. Tiene otra plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil ánimas comprando y vendiendo...


Y así a lo largo de 10 abigarradas páginas. Si antes leemos las dos obras de Platón o realizando un pequeño esfuerzo simultaneamos ambas lecturas, llegaremos a la sorprendente conclusión de que las similitudes son asombrosas. Naturalmente, sabemos que la Atlántida pertenece a una época diferente, que no es la misma ciudad que Cortés describe al Rey, pero no deja de ser algo asombroso que hubiera tantas similitudes.

Desde luego, recomiendo la lectura pausada de estos magníficos documentos, sin añadiduras modernas, especulaciones diversas y alucinaciones ugológicas absurdas. Leámoslas en sus justos términos histórico para una y legendario para la otra.