Respuesta: El Tribunal de Estrasburgo contra el crucifijo en las aulas
Estos son los artículos a los que se refiere el texto colgado por Ordóñez:
Art. 2 del Protocolo Adicional al Convenio para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales:
"A nadie se le puede negar el derecho a la instrucción. El Estado, en el ejercicio de las funciones que asuma en el campo de la educación y de la enseñanza, respetará el derecho de los padres a asegurar esta educación y esta enseñanza conforme a sus convicciones religiosas y filosóficas."
El art. 9 está contenido en el Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, enmendados por los Protocolos adicionales, uno de ellos el correspondiente al artículo anteriormente citado.
Y este art. 9 dice:
"1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho implica la libertad de cambiar de religión o de convicciones, así como la libertad de manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, en público o en privado, por medio del culto, la enseñanza, las prácticas y la observancia de los ritos.
2. La libertad de manifestar su religión o sus convicciones no puede ser objeto de más restricciones que las que, previstas por la ley, constituyen medidas necesarias, en una sociedad democrática, para la seguridad pública, la protección del orden, de la salud o la moral públicas, o la protección de los derechos o las libertades de los demás".
Cada cual que juzgue el "valor" de esta sentencia de un tribunal del que nada sabemos, ni quienes lo componen y que, abiertamente "ha tomado partido" contra la propia norma que alega, porque:
a) ¿Dónde quedan los derechos de los que no han creído oportuno presentar ninguna demanda? ¿O es que son ciegos a la presencia del Crucifijo en las aulas?
b) No ha respetado las sucesivas sentencias de las diversas instancias judiciales italianas que en todos los casos denegaron razón en los "pretendidos derechos " de esta perseguidora de Cristo, para imponer sus particulares criterios a la mayoría. Al fin y al cabo, nadie la obligaba a escolarizar a sus "vástagos" en el mencionado centro escolar.
c) Supone una grave injerencia en el ordenamiento jurídico del Estado Italiano, y resulta sumamente preocupante que un tribunal de "entidades fantasmagóricas" vaya a imponer sus decisiones a las legislaciones nacionales y ello en base a la ideología de sus miembros. La hora final de Europa está muy cercana.
d) Y pese a todo, los católicos tenemos buena parte de culpa, porque ¿dónde están los millones de cartas de protesta inundando el edificio de este tribunal ante tamaña arbitrariedad?
El problema que nos aqueja no es la "potencia" de los enemigos de Dios; el mayor problema es nuestra dejadez, nuestro pasotismo, nuestra cobardía. Si fuera de otro modo estos payasos con toga hubieran dictado una sentencia muy diferente, caso de haber admitido a trámite la demanda de esa bastarda.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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