Es cierto que en el franquismo había iniciativa privada, pero dentro de un marco planificador general. Hay que tener en cuenta los efectos perniciosos que un aparato administrativo centralista puede tener para las pequeñas y medianas empresas, por no hablar de los efectos financieros de la inflación y de una fiscalidad molesta innecesaria. Las medidas protectoras pueden hacerse a nivel foral, sin necesidad de ese asfixiante intervencionismo de burócratas tecnocráticos.Verá... estos argumentos que propone, así como los ejemplos del ámbito internacional, son interesantes y resultan tentadores: "dar seguridad sin menoscabo de las libertades o de la iniciativa privada". Correcto... pero es que verá... yo no tengo la sensación de que durante la época a la que estamos haciendo referencia (el franquismo), se estuvieran socavando demasiado las libertades humanas, ni la libre iniciativa privada. En aquél modelo de sociedad, había empresas privadas que ofrecían sus bienes y servicios en un marco de razonable libertad. Eso sí, no existían aberraciones tales como la libertad de horarios, porque había que proteger al débil contra los abusos de los fuertes (había que proteger al pequeño comercio, quiero decir...). Porque proteger al pequeño comercio es precisamente la mejor manera de proteger la libertad de todos y la existencia de una verdadera libre competencia. Sin estas medidas protectoras, y dado que el pez gordo se como al chico con bastante facilidad, en cuatro días ya solo quedan peces gordos, aunque estén disfrazados de peces chicos, bajo el paraguas de las franquicias. Y lo que es peor... esclavizados por los intereses de éstos, así como sus trabajadores y sus familias.
Por otro lado hay que tener en cuenta el tema de la competencia, que en sí misma es buena para una mejor oferta a los consumidores y usuarios en calidad y precio. Usted da por supuesto que un empresario que sea menos competitivo es algo malo porque va a quedar en la indigencia. Precisamente un régimen de dividendo social hace que eso no tenga que ser así. Nadie sale perdiendo. Dicho sea de paso, las pequeñas y medianas empresas son muchísimo más eficientes que las macroeempresas, ya sean privadas, ya sean estatalizadas y burocratizadas.
Pero es que usted sólo ve un lado del problema (los consumidores) olvidando el otro lado (los productores). Todavía me acuerdo de lo que nos contaba mi profesor de Estadística Financiera de que en la primera mitad de los ´70, los panaderos (por lo menos de Madrid), para hacer frente a la inflación y a la normativa del precio fijo iban poco a poco ofreciendo al mismo precio las barras de pan cada vez un poquito más pequeñas. La política de dividendo social y precio compensado tiene en cuenta tanto a consumidores como a los productores. Nadie pierde.Pero dejando el tema de las libertades horarias. También en aquellos días el precio de los productos de primera necesidad estaba fijado por el Estado. Recuerdo cómo cada cierto tiempo el telediario informaba del precio de la barra de pan que había fijado la última reunión del consejo de ministros. E igual que pasaba con el pan, pasaba con bastantes otros artículos. ¿Esto es coartar la libertad y la libre iniciativa?. Para mi, ésto era proteger al débil frente a los abusos a los que se puede llegar con tanta "libre iniciativa" entendida en el sentido que la entiende el sistema liberal-capitalista.
Lo importante es que el servicio esté bien prestado, independientemente de que sea privado o público. Pero siempre será mejor cuanto más pequeño y local. Evidentemente en determinados servicios como el del ferrocarril ha de haber una coordinación central, pero ésta se puede hacer sin menoscabo de su gestión foral-regional.¿Libre iniciativa?, sí que la había... en aquella España había libertad de empresa. Se cumplían las normas, y uno podía libremente crear lo que sea. Había bares, cafetería, había multitud de tiendas de diversos artículos de consumo, había cines, teatros, librerías, empresas importadoras, exportadoras, manufactureras, de transporte, etc, etc... Ahora bien, el ferrocarril era estatal y existía el monopolio de todos los transportes por carretera, aunque su gestión pudiera estar "concedida" a algunas empresas privadas.
Pero la estatalización en sí misma no significa nada. Pongamos el ejemplo más paradigmático: la nacionalización de la Banca por la Ley de Ordenación Bancaria de 1962. ¿Supuso eso una mejora en sí misma? Seguíamos dependiendo del exterior para conseguir el crédito suficiente para reactivar la economía doméstica española ¡Vaya progreso con la nacionalización! Repito una vez más que no es de necesidad para el funcionamiento de un servicio que tenga que rodearse éste de un aparato burocrático que deba ser mantenido a costa de una fiscalización masiva sobre la población y a costa del incremento innecesario de una Macrodeuda nacional innecesaria.Con la aprovación de la "Ley de Bases de Ordenación Ferroviaria y de los Transportes por Carretera” (del año 1941), nace fruto de la nacionalización de las diversas empresas privadas existentes hasta ese momento, la empresa empresa estatal que, hasta hace cuatro días, gestionaba en España todas las líneas ferroviarias. Así nace nuestra añorada RENFE (Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles). Aquél porceso de expropiación constituyó la mayor operación nacionalizadora de Europa en aquel momento. Pero podríamos poner otros muchos ejemplos... y no pararíamos en toda la noche. Es cierto, aquella economía, no era liberal y estaba muy estatalizada (gracias a Dios).
Pero vuelve usted a fijarse en un aspecto de manera unilateral. Nuestra visión debe ser omnicomprensiva de manera tal que se articule un mecanismo que garantizando la seguridad de la prestación del servicio a la población no resulte perjudicado nadie. Precisamente lo que garantiza el dividendo es la financiación del consumidor-usuario, cuyo uso garantiza la sufragación del coste que supone ese servicio público como el de la sanidad, y sin perjuicio para nadie con innecesarios impuestos ni incursiones en deudas.Pero sí quedaba sitio en España para la libre iniciativa... Ahora bien, con las cosas importantes no se debe de jugar. Y me explico. No hay problema que alguien se haga rico vendiendo automóviles, abrigos de visón, caviar, barras de labios, licores y bebidas, zapatos de marca, etc, etc... Pero la sanidad debe estar siempre mantenida, artificialmente si se quiere, fuera de las garras del mercado y la libre competencia, precisamente para que pueda ser accesible a todos sin restricciones ni exclusiones (pongo el ejemplo de la sanidad, porque es algo en lo que mucha gente todavia estamos de acuerdo...).
¡¿Sin que el dinero sea moneda de cambio por los servicios?! Pero Jasarhez, esto no funciona así. En toda economía todas las empresas, sean públicas o privadas, funcionan con criterios de contabilidad exactos que no pueden ser soslayados so pena de destruir el funcionamiento de toda la comunidad política y venir al caos. Toda empresa o servicio generan costes financieros y se trata de hacerla funcionar sin incurrir en deuda, cosa que se puede hacer con la política del dividendo.Creame... me parece interesante hablar de un "impuesto negativo", o hablar de la política de Gadafi. Pero tampoco me parece justo repartir una cantidad idéntica a todos los súbditos de un país, en concepto de dividendos. Me parece mucho mas justo asegurar que no haya nadie sin poder tener acceso a la sanidad, y que esta sea un derecho garantizado mediante una red pública y gratuíta, en la que el sucio dinero no sea moneda de pago por los servicios. Soy trabajador, entrego mi carné de la Seguridad Social y acudo al médico, y comienza a funcionar todo... tanto si el coste para sanar mi enfermedad es de 20 euros como de 20 millones. Sencillamente, se ponen todos los medios que sean necesarios de forma gratuíta. Es decir, tal y como era en la España del Generalísimo. Ahhh...!! y sin tener que esperar injustas y molestas "listas de espera". No quiero ninguna "libre iniciativa" en cuestiones como esa, si para garantizarse ésta see ponen en menoscabo la salud de los mas desfavorecidos.
Los ejemplos prácticos que puse eran a modo orientativo para hacerse una idea de que el reparto de un dividendo a la población no es algo descabellado; no los puse porque los considerara la aplicación ideal de la política del dividendo social. Ni mucho menos.
¿Y para qué se cree que son los mecanismos del dividendo social y del precio compensado sino para garantizar precismanente esa seguridad económica sin que nadie al mismo tiempo salga perjudicado como ocurre, desde el punto de vista financiero, con la política centralista de la Seguridad Social?.Verá... es que no quiero que el Estado me entregue un dinero en pago de los supuestos réditos y beneficios del crecimiento de la economía. Solo quiero que el Estado garantice a mis hijos y mis nietos que no les vaya a faltar nunca lo que yo tuve tambien cuando era un niño, y mi padre tuvo desde que Franco creó su magnífico modelo de sociedad hasta que falleció en el hospital de la sanidad pública. No me interesa en absoluto la "libre elección", ni la "libre iniciativa" en esos campos a los que me refiero.
En Inglaterra llevan vivendo un infierno desde que se instaló allí el monopolio privado del Banco de Inglaterra para el control absoluto del crédito de la nación. Quien controla el crédito de la nación lo controla todo (tanto las empresas privadas como las públicas por muy estatalizadas que estén). Franco tuvo la oportunidad de poner al servicio de los españoles el crédito real de los españoles; en lugar de eso se echó a los brazos del FMI y del Banco Mundial.Volviendo al ferrocarril, mire Vd. lo que ocurrió en la inglaterra de la Thatcher... tras la privatización. Todo fué un expanto para todos, los trabajadores de la "renfe" británica y los señores viajeros. Hay cosas tan serias que no las debemos dejar en manos de la "libre iniciativa" ni del "libre mercado".
Ciertamente las empresas de servicios estratégicos no deberían estar en manos extranjeras o de personas "españolas" al servicio de extranjeros. Fíjese lo que han hecho con IBERIA. Pero la estatalización, como dije antes, no garantiza del todo que la empresa nacionalizada esté al servicio de los españoles. Lo único que puede garantizarlo en última instancia es el control del crédito financiero español y el uso del mismo al servicio de los españoles (dividendo social-precio compenado) sin incurrir en Deuda que ponga a los españoles en las garras de la Finanza Internacional extranjera (actualmente representada por la Troika: FMI, BCE, Comisión Europea). Desgracidamente los "piadosos" tecnócratas democrata-critianos del franquismo marcaron el camino a los actuales del juancarlismo.Además... no ha sido precisamente la izquierda la que ha llevado en España toda la política nacionalizadora que hoy día estamos viendo expoliada. Telefónica, empresa que ejercía el monopolio estatal en ese tipo de comunicaciones, fué creada en 1924 (con la participación de ITT, es cierto). Pero ya, en 1945, durante el régimen del Generalísimo, el estado español se quedó con una participación en la empresa de casi el 80%... Y lo mismo podríamos decir de CAMPSA (Cía. Arrendataria del Monopolio de Petroleos), que nació en 1927, durante el gobierno del general Primo de Rivera, con la Ley del Monopolio de Petróleos. Y lo mismo podríamos decir que pasó con las compañías eléctricas, ya que la legislación otorgaba al Ministerio de Industria una amplia jurisdicción desde la aprobación de las tarifas, hasta la autorización de nuevas inversiones.
¿La izquierda sólo? Y la derecha, yo diría que incluso más, todo a la mayor gloria del régimen juancarlista y de los buitres extranjeros a los que sirven los lacayos locales.De hecho, la izquierda, lo único que ha hecho desde que llegó la actual forma de dictadura, ha sido privatizar todas esas empresas, con esos mísmos eslóganes de la "libertad de empresa" y la "libre competencia".
La única liberta de empresa y competencia que defiende esta gente es la de los Grandes Bancos y las Grandes Corporaciones subsudiarias de aquéllos. En el Diario de Letizia (es decir, el ABC) siempre nos sacan el "patriotismo" de que una de esas Grandes Corporaciones "españolas" ha conseguido contratos multimillonarios de obras públicas en tal o cual país, y que nos tenemos que sentir como españoles orgullosos de eso. Simplemente vomitivo.
La hipócrita, por mentirosa, defensas de la libertad de empresa y competencia no nos debe llevar a la falsa conclusión de que no sea posible su existencia. Precisamente la política del dividendo social la hace completamente viable sin que salga nadie perjudicado.
Pero es que ¡qué manía (y pérdoneme Jasarhez) de querer vincular como algo necesariamente obligatorio la renta dineraria de una persona con el hecho de tener que estar obligatoriamente con empleo! No se trata, obviamente como usted dice, de que el trabajo esté sometido a tal o cual ley, se trata de que si en una economía objetivamente el factor trabajo está siendo cada vez más desplazado por el factor capital para la producción de una ingente cantidad de bienes y servicios, eso se debe traducir no en la persecución de una política de pleno empleo sino en la generación directa de dinero libre de deuda a favor de la población como ingreso procedente de ese factor capital tomado en su conjunto, esto es, el dividendo social.¿Y por qué el trabajo ha de estar también sometido a las leyes de la libertad de mercado y la libre iniciativa, sin un control férreo del estado que proteja al trabajador?. Yo la primera vez que empecé a escuchar esa expresión (mercado de trabajo) tan utilizada hoy en día por sindicatos, partidos de derechas o de izquierdas me quedé horrorizado. Con Franco jamás había escuchado ninguna aberración como esa...
No se trata de tenerle miedo sino de que se reconoza como justo que un poder superior centralizador no obstaculice o se apropie lo que las personas y los cuerpos forales inferiores puedan realizar por sí mismos.¿Por qué tenerle miedo al control estatal de los sectores claves de la economía o de los bienes y servicios de interes social?. Sinceramente, no lo entiendo... Franco demostró que ese tipo de políticas estatalistas, además de ser católicas y completamente alejadas de la barbarie izquierdista y derechista, son políticas justas que aseguran la estabilidad social como ninguna otra la asegurarían, siempre y cuando la política no caiga en manos de políticos corruptos bienpagados, al servicio de la dictadura del capital. Pero, con este tipo de políticos, la política del reparto del dividendo mensual, sería mas que una pura tomadura de pelo.
No creo que la apliquen la política del dividendo social los políticos actuales. Para ello sería necesaria la previa restauración en el Trono de la potestad legítima.
Marcadores