Madrid, 7-8 febrero 2013. Como este jueves adelantó FARO mediante Twitter, recogiendo la noticia de EFE, los TEDAX (técnicos especialistas en desactivación de artefactos explosivos, de la Policía) desactivaron una bomba colocada junto a un confesonario de la madrileña Catedral de la Almudena.

Las primeras versiones reducían mucho la cantidad de explosivo (se hablaba de doscientos gramos de pólvora); sin embargo resultó que contenía 1200 gramos de pólvora, una bombona de gas y un kilo de tornillos, con un dispositivo de relojería. El fallido atentado, que pudo haber costado la vida de muchas personas además de los daños que habría ocasionado en el templo, ha sido reivindicado por un grupo anarquista denominado "Comando Insurreccionalista Mateo Morral". Este nombre es el del terrorista que en 1906, al paso de la comitiva nupcial de Alfonso, llamado XIII, y Ena de Battenberg arrojó una bomba contra la multitud en la Calle Mayor (muy cerca de la Almudena). El usurpador y su consorte resultaron ilesos, pero murieron veintiocho personas y hubo más de cien heridos.

Según su comunicado, el "Comando Mateo Morral" pretende "dar caña a la monarquía borbónica en sus lugares sagrados"
. Se entiende mal: ni el régimen que España sufre es verdaderamente una monarquía, ni la persona que lo encabeza es verdaderamente Borbón, ni las iglesias son lugares sagrados para este régimen ateo. Haría bien el titular de la archidiócesis madrileña en abandonar la adulación hacia el actual Jefe de Estado de forma que estas confusiones desaparecieran.

Mateo Morral Roca era colaborador, discípulo y amigo del tristemente célebre agitador y pedagogo anarquista Francisco Ferrer Guardia, masón notorio. En las logias nació el movimiento anarquista, igual que había nacido el liberalismo que ahora gobierna. A las logias está íntimamente unido el actual Jefe de Estado, como lo estaban su padre y su bisabuelo. Las logias obtuvieron el indulto de Ferrer Guardia un año después de su condena por su vinculación al atentado de 1906, entre otros. Podríamos remontarnos más atrás y remitirnos al origen calvinista del anarquismo. Éste se encuentra, pues, mucho más próximo a la democracia capitalista y a la falsa monarquía de lo que sus adeptos puedan, tal vez, imaginar. Y todos ellos están contra la Religión.

Los medios oficiales y oficiosos han insistido en restar importancia a este intento de atentado, a pesar de su gravedad objetiva. Llama la atención el contraste con el eco dado y la histeria mediática desatada cuando se producen supuestos atentados en sentido contrario. Por ejemplo en el caso del presunto autoatentado, naturalmente fallido, que en 2006 orquestó en Madrid otro amigo de los anarquistas, Leo Bassi
(coprófago italo-neoyorquino que se jacta de descender de un payaso compañero del cobarde asesino Giuseppe Garibaldi, otro masón). En aquel mes de marzo hasta el abogado que, en nombre de cierto centro jurídico, se había querellado contra Bassi por sus "ofensas a los sentimientos religiosos" (es decir, blasfemias) cambió de bando para ofrecerle gratuitamente sus servicios jurídicos al payaso blasfemo: la "libertad de expresión" y la "no violencia" democrática valían más que la defensa del honor de Dios, al parecer.

Parece que hoy como ayer, la defensa de los templos (recuérdese, por ejemplo, el 14 de abril de 2011 en la Universidad Complutense de Madrid
) sólo la acometen los carlistas, la Comunión Tradicionalista.

Comentario editorial: Tal es la ortodoxia oficial de nuestros tiempos: a un atentado potencialmente gravísimo contra un templo, se le quita importancia. Mientras tanto, en medio de la recesión y de la corrupción siempre crecientes, el ridículo comunicado del "Comando Insurreccionalista Mateo Morral" ha supuesto un pequeño alivio para Juan Carlos, Rajoy, Rouco y Cía. Los malos, dicen, están contra ellos.

Agencia FARO