[COLOR="#FF0000"]"1. Pon los ojos en ti mismo y guárdate de juzgar las obras ajenas. En juzgar a otros se ocupa uno en vano, yerra muchas veces y peca fácilmente, mas juzgando y examinándose a si mismo se emplea siempre con fruto.

Muchas veces juzgamos según nuestro gusto de las cosas, pues fácilmente perdemos el verdadero juicio de ellas por el amor propio. Si fuese Dios siempre el fin puramente de nuestro deseo, no nos turbaría tan presto la contradicción de nuestra sensualidad. Pero muchas veces tenemos algo adentro escondido, o de fuera se ofrece, cuya afición nos lleva tras sí. [

2. Muchos buscan secretamente su propia comodidad en las obras que hacen, y no se dan cuenta.También les parece estar en buena paz cuando se hacen las cosas a su voluntad y gusto; mas si de otra manera suceden, presto se alteran y entristecen.

Por la diversidad de los pareceres y opiniones, muchas veces se levantan discordias entre los amigos y vecinos, entre los clérigos y devotos..."/COLOR]


FUENTE: Tomás KEMPIS Imitación de Cristo. Traducción del P. Juan Nieremberg S.J. Libro Primero, capítulo XIV "Cómo se deben evitar los juicios temerarios". Edit. COCULSA. Madrid

"La obra exterior sin caridad no aprovecha, pero lo que se hace por caridad, por poco y despreciable que sea, se hace todo fructuoso. Pues más mira Dios al corazón que a la obra que se hace..." Kempis. Lib. Primero cap., XV


En todos estos términos no hay nada que proceda del CVII.