La Peste (II)
Ni legitimidad, ni misa, ni Evangelios, ni crucifijo, ni juramento...por «constitucional» que sea, ¿qué encarna, qué es en el fondo una monarquía, sino el gran signo a través del cual la Patria se afirma a través del tiempo, los cambios y la muerte? Si deja de ser tal cosa, si ya no encarna el signo de la unidad que, a través de los siglos, mantiene juntos a los hombres que nacen, viven y mueren, ¿para qué diablos queremos a un "rey"?
Y yo que soy monárquico hasta el dolor respondo: para nada.
El Rincón de Don Rodrigo
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