Dura es la ley, pero es ley.
Con este título "Dura lex sed lex" ("Dura es la ley, pero es ley") debe comenzar este tema por cuanto de eso se trata en estos momentos: "cumplir y hacer cumplir la ley es la obligación de todo gobernante" sino quiere caer en dejación de funciones o en desafección del cargo y de gobierno, en cuyo caso debería presentar su dimisión.
Ante los problemas planteados por el delirante secesionismo de Artur Mas, cuyo éxito es más que dudoso y si no obsérvese el extraño silencio de ERC o compañero de aventurerismo de CIU, se ha de hacer cumplir la ley. El recurso al artículo 8 de la Constitución debe ser lo último de lo último y sólo si fuera realmente preciso para evitar, además, que este demente "internacionalice el conflicto", conflicto que hoy no existe más que en sus ensoñaciones de iluminado. De cualquier modo, en Bruselas ya le han puesto la venda a la herida al afirmar que no tomarán ninguna medida a no ser que España lo solicite. Más claro agua y lo demás un barrizal, nada de chocolate.
Y al respecto del cumplimiento de las leyes nos ilustra José Javier Esparza en su recuadro "CUADERNO DE CAMPO" en la portada del Diario "La Gaceta" de fecha de hoy 16 de Octubre.
"Don Diego de Saavedra Fajardo, político y diplomático en la España de Felipe IV. dejó dicho que "sobre las piedras de las leyes, no de la voluntad, se funda la verdadera política". O sea, que el político debe, ante todo, atreverse a aplicar la ley. En nuestra Constitución hay un artículo 155 que encomienda al Estado hacer cumplir la ley de las autonomías. También un artículo 27.8 que ordena a los poderes públicos inspeccionar y homologar el sistema educativo. Además, tenemos un artículo 61 de la Ley de Régimen Local que faculta al Gobierno para disolver los municipios que incumplan sus obligaciones. Y hay una Ley de Banderas (39/81) que obliga a las instituciones oficiales a exhibir la rojigualda. ¿Por qué nuestros políticos son incapaces de seguir el consejo de Saavedra Fajardo?
La incapacidad manifiesta de "esos" políticos se traduce en pura cobardía. Se dice que la derecha adolece de ciertos complejos ante la izquierda. No sé si esto sucederá en otros países, al parecer no, pero en España es paradigmático que si. Y lo es ante una izquierda cavernícola y ultramontana, trasnochada y caduca por vetustez. Pero lo peor no es ya eso, sino que "esa" derecha se acochina ante las mentiras continuas de esa izquierda ridícula y patética de ignorantes, pazguatos y paletos. Esa misma izquierda que apoya, y siempre apoyará, a todo acto disolvente que vaya contra España, ya en su unidad, ya en su variedad, ya en su Historia, ya en su economía, ya en sus responsabilidades internacionales, ya en contra del propio pueblo al que dicen defender. Mientras, como he dicho, "esa" derecha liberal sólo mirará a su propio bolsillo, a su propia conveniencia e intereses y mientras las ratas no salgan de las alcantarillas y vea en peligro sus prebendas, no moverá un dedo. Por eso, y porque realmente es una derecha antipatriótica, "sus políticos" no actúan simplemente aplicando las leyes.
El problema de Cataluña y el problema del País Vasco, no es más que un problema de falta de voluntad en aplicar las leyes vigentes. Y nunca es tarde si la dicha es buena, por tanto, ¡aplíquese la ley! que para eso la tenemos. Y a la izquierda "leña al manzano", porque los intereses de España están por encima, muy por encima, de los suyos bastardos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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