A continuación, y siguiendo con la misma línea temática que da título a este hilo, reproduzco el capítulo 16 del primer tomo de las Memorias de Blas Piñar: "Escrito para la historia".
Su título es "Concepción, gestación y alumbramiento de Fuerza Nueva editorial" en el que señala los motivos de la creación de la revista Fuerza Nueva a mitad de la década de los ´60, así como las vicisitudes que tuvo que sufrir una revista que paradójicamente salía en defensa de un régimen que constantemente hacía todo lo posible por bloquearla o neutralizarla.
Como ya señalé en el primer mensaje, Blas Piñar caía en el error de no querer ver que las denuncias que, con toda la razón del mundo, lanzaba a los gobiernos franquistas y a sus ministros como responsables de los desastres que estaban realizando en sus políticas demoliberalizadoras (también conocidas como "proceso de europeización" y "homologación con los países de nuestro entorno") en todos los ámbitos (interior, internacional, económico-social, religioso, educativo-cultural, etc...) eran en realidad responsabilidad de aquél que, desde la cúspide del régimen, dirigía todos los hilos de la política española.
Fal Conde ya hacía referencia a esta incoherencia de Blas Piñar de querer disociar a los gobiernos y ministros franquistas por un lado (los malos) y al régimen franquista y Franco por otro (los buenos). Así, señalaba en su famosa carta a Rufino Menéndez:
"Ahí tenemos, al amigo Blas Piñar, bramando furioso y con razón sobrada por las ... emancipaciones africanas y besando la mano donadora de procuras en Cortes del autor de esas ... emancipaciones."
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Destituído como director del Instituto de Cultura Hispánica, como sanción por el artículo Hipócritas, publicado en la tercera página del diario madrileño ABC, el 19 de enero de 1962, decidí reflexionar, seriamente y sin apremios, sobre el panorama político. Incluso en un artículo titulado Vacaciones (ABC, 15 de marzo de 1962), manifesté mi estado de ánimo. Llegué a la conclusión, entre intuida y experimentada, de que el Sistema, no aparentemente, pero sí en su entraña, tenía síntomas de una crisis profunda que, de no ponerle remedio, afectaría a su continuidad, con grave daño para España.
Había que hacer algo, y lo más factible y al alcance era poner en marcha una revista que alertase y recogiera una corriente tácita de opinión, fiel a los Principios del 18 de Julio, en el campo político, y a la doctrina tradicional de la Iglesia, en el religioso. La idea encontró respaldo en una reunión que convoqué el 24 de diciembre de 1964, y que se celebró en Madrid, en la Casa de las Operarias Parroquiales, sita en la calle de Arturo Soria, 230, el 4 de enero de 1964. Varias de las iniciativas propuestas tuvieron acogida y apoyo.
De esta reunión, que yo recuerde, nacieron la Hermandad Nacional Universitaria y el Centro de Información y Orientación, patrocinador de un Boletín periódico muy documentado y que tuvo extraordinario prestigio. A su frente estuvo Andrés Salgado y Ruiz Tapiador. En aquella reunión se hizo presente el general croata Luburic, conocido por Vicente Ramírez Pérez, exiliado en España. Fue asesinado el 28 de abril de 1969 por un agente de Tito, al que Luburic, creyéndole huido y exiliado, recibió y hospedó en su propia casa. La idea de publicar una revista, como yo propuse, se vio rodeada de simpatía universal.
Esta idea se fue abriendo camino y perfilándose de algún modo, aunque todavía confuso e incompleto. A fines de abril de 1964. Fue durante unos Ejercicios Espirituales celebrados en el monasterio de San Miguel de las Victorias, en Priego (Cuenca ), del 25 de abril al 1 de mayo de 1964. El monasterio, de la reforma franciscana de San Pedro de Alcántara, se yergue sobre una colina, a la que en parte circunda un río. En sus riberas crecen los mimbres. No hay pájaros en el lugar, y se cuenta que hace muchos años, un fraile, encargado de la huerta, aburrido del deterioro que los pájaros hacían en su labor hortícola y frutícola, pidió a la Providencia, fervorosamente, que los pájaros se marcharan. Y se marcharon; y no volvieron. El edificio, abandonado y deteriorado, no era cómodo, pero valía; sobre todo si los Ejercicios debían ser austeros. Algunos de los ejercitantes -no sólo de los posibles candidatos a poner en marcha la revista- quisieron marcharse al percibir la incomodidad, pero acabaron por vencer la tentación. Dirigía la tanda el P. Jorge Grasset, de nacionalidad francesa, pero formado en España. Era cooperador parroquial de Cristo Rey, la Congregación religiosa que había fundado, antes de nuestra guerra, el P. Vallet, jesuita, que debió prever, sin duda, la crisis de la Compañía.
El 14 de junio de 1975 colocamos en el monasterio una placa con el siguiente texto: “En este monasterio de la reforma franciscana bajo la advocación de San Miguel de las Victorias se decidió en abril de 1964 la fundación de Fuerza Nueva”. Ni qué decir tiene que la placa fue parcialmente destrozada.
Comencé a moverme a fin de que el proyecto cuajase. Viajé, hice visitas, convoqué reuniones. Trataba de alertar y mover voluntades. Había que reunir el dinero mínimo necesario, formular un proyecto de escritura que diese nacimiento a la Sociedad editora, y encontrar un grupo, reducido, pero entusiasta, de fundadores. Fue un largo peregrinaje durante el cual pude advertir que la gente se encontraba cómoda y que confiaba de un modo pleno en que esa comodidad, y esa prosperidad evidente, no corrían peligro. El pulso de Franco no iba a temblar y, por ello mismo, mi proposición, aunque noble, no tenía objeto. Aún recuerdo las miradas escépticas y las palabras corteses, pero evasivas, en evitación de compromisos; y hasta alguna propuesta interesada de apoyarnos si nuestro recíproco apoyo aceleraba alguna carrera política. De los doce millones de pesetas que había soñado reunir para dar inicio a la empresa solo reuní la mitad; y comenzamos, por consiguiente, con seis.
Alguno de los que fueron más tarde accionistas de Fuerza Nueva Editorial S.A, no eran, en principio, partidarios de la revista. Con Alvaro Lacalle Leloup y Cruz Martínez Esteruelas tuve una larga conversación. Para ellos era preferible dar nacimiento a una pluralidad de Asociaciones que actuaran como instrumentos al servicio de la ideología común, y que por su pluralidad no serían fácilmente descabezables en su conjunto. Les convencí, afortunadamente, y se sumaron y apoyaron mi postura.
Fuerza Nueva Editorial S. A, vio la luz el 2 de mayo de 1966. Elegimos esa fecha para firmar la escritura. Tenía un significado patriótico evidente. Otorgamos el documento público en la sede social, sita en el piso quinto derecha de la casa número 17 de la calle Velázquez, de Madrid. La autorizó el notario de la capital José Manuel Orol Balseiro, como sustituto de Juan Vallet de Goytisolo, con el número 1.357 del protocolo de éste último. Se inscribió en el Registro Mercantil de la Provincia, en el folio 1, tomo 1.989 general, 1.377 de la Sección 3ª del libro de Sociedades, inscripción 1ª.
Habíamos alquilado el local unos meses antes, y reconozco que la propiedad nos dio toda clase de facilidades. Tuvimos la suerte de que el portero del edificio, Nicanor Alonso Vargas, hubiera hecho la guerra combatiendo en un tercio de requetés. Años más tarde, por su magnífico comportamiento con nosotros, le hicimos un homenaje y entregamos un obsequio.
No olvidaré nunca aquel día. Después de tantos problemas y dificultades, era lógico nuestro júbilo. Se había hecho realidad lo que parecía imposible. Bendijo la sede y la empresa el P. José María Torres Pardo, entonces miembro, como el P. Grasset, de la Congregación religiosa Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey. Me unía con el P. Torres Pardo -y me sigue uniendo- una amistad entrañable. Su padre, militar, estuvo en el Alcázar de Toledo, con el mío. En la fortaleza estuvo también con su madre. El P. Torres Pardo, hoy en Rosario (Argentina) , al frente de un Instituto religioso, del que es fundador, nos dijo unas palabras, no sé si antes o después de la bendición: “Ahora empieza el calvario de vuestra obra, que hay que afrontar con valor y perseverancia”. Nos pareció, o al menos a mí me pareció, desde el momento alegre fundacional, que el P. Torres Pardo exageraba. Pero no fue así, como los acontecimientos posteriores probaron.
Hubo una asistencia nutrida y fervorosa. Estuvo Horia Sima, ex presidente del Gobierno rumano y jefe en el exilio de la Guardia de Hierro. Era un hombre de larga experiencia, del que aprendí mucho. Se enamoró de España, y aquí vivió y alentó el espíritu de sus camaradas de la Legión de San Miguel Arcángel que entre nosotros tuvieron refugio. Tuvo amenazas de secuestro y de muerte por parte de perseguidores sin escrúpulos, que le obligaron a tomar ciertas medidas de precaución, que dieron resultado.
Horia Sima, al finalizar el acto, me dijo: “Ahora, firmeza, firmeza como la de la roca en el mar que continúa erguida, sin que la conmueva ni asuste el oleaje en los días de tormenta, o el flujo que aspira a inundarla, o el reflujo que la deja sola. La vida me ha enseñado que lo que importa es permanecer, de manera que ni la afluencia masiva y entusiasta le seduzca y engañe, ni la envidia, ni la infidelidad, ni la deserción, le desmoralice”. Y he procurado seguir su consejo.
El mismo 2 de mayo de 1966 publicamos el número 0 de la revista. En sus páginas se reproducían algunos párrafos del discurso que yo había pronunciado el 12 de abril de aquel mismo año en el santuario de Santa María de la Cabeza, durante el acto homenaje que al capitán Cortés y a los suyos rendía la Guardia Civil, acto al que fui especialmente invitado por el ministro de la Gobernación don Camilo Alonso Vega.
En estos párrafos se adelanta la línea doctrinal de lo que habrá de ser Fuerza Nueva. He aquí esos párrafos:
“Casi tres años fueron precisos para liberar la patria. La mejor de las generaciones españolas, desde la conquista de Ultramar, vertió su sangre en la tierra de España. Sol, nieve, miseria, luto. Pero hay valores más altos que aquellos que esgrime el falso pacifismo de los que tratan, al estimularle, de aplastarnos; hay valores más apreciados que la vida y la paz, como la fe y el honor, a los cuales la paz y la vida, por ser inferiores, se entregan en holocausto. Sólo así con un espíritu que hacía gritar a los nuestros: ‘!Viva la muerte!’, conseguimos, muriendo, que viviera España. Y desde Belchite al Baleares, desde el Alcázar de Toledo al santuario de la Virgen de la Cabeza, se alzaron, entre las espigas, las cruces toscas que iban señalando el lugar donde caían nuestros héroes.
“Esto, señores, no se puede olvidar. Un país no recibe una lección como la nuestra para reducirla a un capítulo de historia, y menos todavía para retorcerla y falsificarla.
“Buscad, si queréis, en los escaparates de nuestras librerías, las obras en que se recoge el pensamiento político del Movimiento, las de Vázquez de Mella o Aparisi y Guijarro, las de García Morente o Ramiro de Maeztu, las de Balmes o Donoso Cortés, las de Ramiro Ledesma o las de José Antonio. Pero, sin rebuscarlas, en las estanterías, anunciadas en el corazón mismo de los periódicos, que constituyen el catecismo político del pueblo, citados como autoridades o como artículos de fe, se os ofrecerán las definiciones multiplicadas y las alusiones permanentes a Unamuno y a Ortega , a Pérez de Ayala y a García Lorca, y hasta ciertos novelistas que han actualizado en sus novelas la tesis de que era igual combatir en uno u otro bando, asesinar en las checas o morir por España, seguir al Campesino o a Durruti o agarrarse a estas peñas bajo las órdenes del capitán Cortés.
“Son muchas las responsabilidades acumuladas por los que, oportunistas y faltos de principios, llaman inmovilistas a los que no creemos que la astucia en el orden político consista en variarlos a tenor con el acontecer de cada día, porque entendemos que son tales Principios permanentes e inmutables -los que hemos definido como Principios fundamentales del Movimiento- los que tienen fuerza dogmática para dominar y encauzar acontecimientos.
Y ha llegado la hora -y estamos en ello- de que purificadas nuestras filas, manifestados los pensamientos ocultos de los enmascarados, descubierta la acción del enemigo, que ha quemado las banderas de España en el país vasco, que ha embadurnado de porquería el monumento a los caídos de Navarra, que ha producido la turbación en las Universidades, que trata de corromper por dentro para hacer más fácil la acción destructiva desde fuera, apretemos nuestras filas, cerremos la guardia y, en torno a Franco, hagamos posible, por la unidad, la grandeza y la libertad de España, que el Movimiento político del que fuísteis promotores, y que él acaudilla, dure y permanezca más allá de los límites, no sólo de la vida de un hombre, sino del quehacer activo de la generación combatiente.”
Primeros pasos de la revista
Desde aquel 2 de mayo de 1966 al número 1 de la revista transcurrieron unos meses angustiosos. Éramos unos inexpertos, y poco o nada sabíamos de imprentas, de papel, de montaje de una publicación periódica. Por otra parte, había que buscar un director para el semanario y un gerente conocedor del tema. Nos pusimos a la obra y reanudamos nuestro camino -pequeño- pero, al fin, camino de la amargura.
Nos recomendaron a determinada persona para director. El director, hasta que la revista apareciese, poco o nada tenía que hacer. Le encomendamos la inscripción de la cabecera en el Registro de la Propiedad industrial, pues era preciso que ante la Dirección General de Prensa acreditásemos la titularidad de la misma, y unir la certificación de aquel Registro al expediente, a la sazón preceptivo, de conformidad con el ordenamiento jurídico entonces en vigor. El día en que finalizaba el plazo para conceder o no la autorización del semanario, me indicaron por teléfono que alguien había presentado, con fecha de 7 de noviembre, un escrito oponiéndose a que la autorización se concediera. “¿Quién alega y qué alega?”. Con sorpresa e indignación, me contestaron: “Alega el director de la revista y dice que la cabecera es suya y no de Fuerza Nueva Editorial”. Y así era, formalmente. Pude comprobar que la había inscrito a su nombre. El disgusto fue terrible, sobre todo por la quiebra de confianza en una persona que tenía tantos valores.
Le llamé, le rogué la devolución de lo que no era suyo. Accedió y firmó un escrito en el que reconocía haberse equivocado al solicitar la inscripción a su nombre en el Registro de la Propiedad Industrial, cuando sólo actuaba en representación de la Sociedad. Tuve que indemnizarle, y bien sabe Dios que de mi propio bolsillo. Es lógico que cesara como director. Salvado este desagradable contratiempo, Fuerza Nueva Editorial, S.A, quedó inscrita en el Registro de empresas periodísticas.
Encontrar otro director no era sencillo. Una promesa de aceptar el cargo, de un joven periodista español, Santiago Pedraz Estévez, que dirigía un diario en San José de Costa Rica, quedó en nada. Julio Jesús Mora aceptó la dirección, cesando por su propia voluntad el 20 de junio 1968. Como director en funciones, figuró Francisco Saez , sustituyéndole, aunque por tiempo muy escaso, Antonio de Agustín.
Por último, mi gran amigo Waldo de Mier y García Maza nos sugirió el nombre de Manuel Ballesteros Barahona, que trabajaba o había trabajado en la Agencia EFE, y que, además de periodista, era médico militar. Se hizo cargo de la revista a partir del número 111, correspondiente al 22 de febrero de 1969. Viéndose obligado a cesar, fue nombrado director en funciones Pedro Rodrigo Martínez, periodista competente y hombre ejemplar. Se hizo cargo de la dirección a partir del nº 458, de 18 de octubre de 1975. Al llegar al nº 580, de 18 de febrero de 1978, volvió a dirigir la revista Manuel Ballesteros, que había pasado en su carrera castrense a la “situación especial”, que se lo permitía. A Manuel Ballesteros le sustituyó Luis Fernández-Villamea, que ya trabajaba en Fuerza Nueva como subdirector. El cese de Manuel Ballesteros como director de Fuerza Nueva fue ordenado por el teniente general Francisco Coloma Gallegos, ministro del Ejército. Se hacía eco, sin duda, de la actitud nada amistosa del Gobierno hacia nosotros. El 8 de octubre de 1975, a Manuel Ballesteros se le comunicó la orden del día 6, en la que se decía: “el señor ministro ha dispuesto cese inmediatamente en la dirección de la revista Fuerza Nueva”. Firma el General Subinspector médico Jefe de Sanidad.
Por contraste, un auditor del Ejército, Antonio Guerrero Burgos, continuó en la presidencia del Club político Siglo XXI.
Llegamos a lanzar semanalmente treinta mil ejemplares, y más aún de los números extraordinarios. Los suscriptores se acercaron a los quince mil.
La búsqueda del gerente tuvo éxito cuando finalizaba el año 1966. Se trataba de una persona competente y ducha en el asunto. Nos puso en contacto con una imprenta, con la que suscribimos un contrato, económicamente lesivo para nuestras posibilidades económicas, y del que pudimos liberarnos más tarde. El gerente, creo recordar, se hizo efectivos sus emolumentos, con inclusión de la paga extraordinaria de diciembre y nos abandonó, ausentándose de Madrid. El bache lo superamos, gracias a Dios. Lanzamos el número cero, como se ha dicho, antes de que el año 1966 concluyera, y el número uno, cabeza de una lista que, gracias a Dios, aún se prolonga, el 14 de enero de 1967.
La Editorial y, por consiguiente, la revista contaron con una Junta de fundadores encargada de mantener una y otra fieles a los ideales que trataba de servir, y de un Consejo de Administración. Yo figuraba como presidente de aquélla, y como vocales, Javier Bustamante Sánchez, Miguel Corsini Marquina, Alvaro Lacalle Leloup, Antonio Martínez Cattaneo, Jaime Montero y García de Valdivia y Ángel Ortuño Muñoz. Éste último, como presidente del Consejo de Administración, contaba con un vicepresidente, Miguel Corsini Marquina, y con los siguientes vocales: Feliciano Barrera Fernández, José Calvo y García del Moral, Juan Obejo Romero y Armando del Romero Bosch. Como secretario se nombró a Antonio Gálvez Martínez.
Quiero tener un cristiano recuerdo para los miembros fallecidos, tanto de la Junta de Fundadores, como del Consejo de Administración, y expresar mi gratitud a los que, por uno u otro motivo, estimaron prudente dejar sus cargos.
Vale la pena, para ofrecer al lector, con la máxima claridad posible, una explicación verídica de nuestra entrada en la vida pública y en el juego político, la reproducción del editorial Nuestra razón de ser, que abría el número uno de la revista, y que yo me encargué de redactar. Decía así:
“A muchos extrañará que cuando el medio ambiente en que vivimos transpira confusión y desmayo e invita al egoísmo y a la huída, un grupo de hombres de profesión distinta y procedencia varia se reúnan para hacer una gallarda y rotunda afirmación de fe y esperanza.
“Hemos reflexionado cuál debe ser nuestra conducta, y nuestra conclusión es ésta: seguir construyendo sobre una ideología victoriosa y refrendada por el apoyo popular.
“Nosotros no vacilamos en afirmar, de un modo resuelto y sin reservas, que España, en estos últimos treinta años, y gracias al esfuerzo de unas generaciones comprometidas trágica y amorosamente con su destino, pudo quemar etapas de retraso material y conseguir un tono de vida y de convivencia que desde hacía siglos no acusaba nuestra trepidante historia.
“Jamás hemos juzgado convincentes las razones esgrimidas por algunos para, con el pretexto de una aconsejable alineación con las fórmulas políticas del llamado mundo libre, poner en peligro la tarea iniciada y su pleno desarrollo, dejando de permanecer fieles a nuestra propia fisonomía política, es decir, a la que ha producido desde su puesta en marcha, en una fecha gloriosa, tan óptimos y patentes resultados.
“Para afianzar nuestro punto de vista y no dejarnos alucinar por el espejuelo de las soluciones foráneas, nos sobra con advertir que una cosa es la ropa de calle utilizada por los sistemas que se nos ofrecen como dignos de copia, y otra, el atuendo interior de que en realidad son portadores. En efecto, el disimulo se ha convertido en una de las artes, de las malas artes de la política, y bajo las pancartas constitucionales de libertad se esconde una mano rígida, dura e inflexible que la estraga o la acogota.
“Bastaría para ello echar una mirada al mundo que nos circunda y que hoy se nos brinda como modelo: mientras el principio del sufragio universal se exhibe como el desideratum de la democracia, se niega el voto a los que, por motivos raciales o discriminaciones políticas, pueden constituir una masa de opinión contraria a quienes detentan el Poder; mientras se ensalza el esquema social del mundo libre, opuesto a la esclavitud del mundo comunista, se pacta y se transige con él en determinadas latitudes, y se combate, sin reparo en los sacrificios, en otras; mientras algunos países alineados se encuadran de buena fe, y exponiéndose a graves consecuencias, en los dispositivos estratégicos de Occidente, otros los abandonan cuando han obtenido de ellos todas sus ventajas, y se dedican a frívolos devaneos y excursiones turístico-recreativas por la URSS y a facilitar ayudas económicas a los países satélites, en los que, como es lógico y conocido, se prepara, con astucia cada día más perfecta, la aniquilación de las naciones que caen en la trampa de la ‘coexistencia pacífica’.
“Nosotros entendemos que el bagaje ideológico de nuestro Régimen no puede liquidarse en una almoneda de barato, y que sus raíces profundas, que tienen su aliento en la Tradición española y en la Revolución nacional, exigen de las minorías dirigentes que trabajen sin desmayo en la perfección contínua y en la decantación incesante de la doctrina que dio jugo y entusiasmo a la Cruzada, oponiéndose a un tiempo, con energía viril y elegancia dialéctica, a su mitigación, a sus aplicaciones equívocas y a veces contradictorias y, en última instancia, a su derogación o a su abandono.
“Nosotros entendemos que los postulados positivos que constituyen el motor del Régimen han sido la causa, honesta y lealmente servida por muchos, de las metas logradas, y habrán de serlo de las que aún quedan por conseguir. Por eso, la continuidad del Régimen es, para nosotros, algo fundamental. Si es cierto que una gran parte de las nuevas generaciones españolas se hallan emocionalmente muy lejos de adoptar una postura entusiasta por esta o aquella forma de gobierno, la verdad es que a todos nos interesa, incluso a algunos de los que, con la palabra o con la pluma, se pronuncian en términos, al parecer demoledores, una continuidad del sistema, que consolide y prolongue la era de paz y de progreso en que ha vivido y queremos que siga viviendo nuestro país.
“En este sentido, fieles a la doctrina constitucional, entendemos que la novación subjetiva en el mando y las reformas necesarias en las atribuciones del Poder no pueden implicar, de ningún modo, novación en las ideas y en el programa revolucionario del Régimen.
“Precisamente por nuestra adhesión cordial al mismo, nos vemos precisados, públicamente desde ahora, a mantener una postura crítica ante quienes, desde cualquier puesto, desfiguren tales ideas, pues entendemos que muchos de los fallos que la conciencia nacional pone de relieve son imputables a quienes, por cambio de mentalidad, razones tácticas o alegando una visión profética del futuro, han hecho posible que cundan los rebrotes de indisciplina, disolución moral y separatismo, contra los cuales España luchó con el propósito de extirparlos para siempre.
“Esta postura crítica nunca será demoledora, ni empleará tampoco un lenguaje cáustico o violento. Nos interesa España, y, por ello, nuestra crítica tendrá siempre un tono constructivo. Estaremos, pues, al lado o en contra de quienes, estén donde estén, y especialmente si se hallan investidos de función pública, en la medida que, a nuestro juicio, que aspiramos tenga en todas las ocasiones la madurez, la prudencia y el equilibrio necesarios, nuestras instituciones políticas y administrativas hagan suyos, o menosprecien, apliquen o abandonen los principios que han dado existencia a un Régimen sin el que España habría dejado de existir.
“Tal es nuestro punto de partida. Fuerza Nueva, como semanario aspira a ser portavoz de una línea clara de pensamiento tradicional y revolucionario, de la que muchos han desertado; pero también quiere servir a una amplia corriente de opinión que, por desgracia, se siente afónica, confusa e indignada por el desecho progresivo, y a veces descarado, de dicho pensamiento, y por la influencia creciente en todos los ámbitos de las tesis que, hasta hace muy poco, se consideraban y vituperaban como nocivas.
“Sabemos de antemano que en algunos sectores nuestra aparición no será grata, y sabemos también que la empresa que iniciamos, y que nos seduce, es difícil, porque no es, sin duda, atractivo defender lo que a sí mismo, en ocasiones, ha dado la impresión de querer entregarse, airear banderas que otros han descolorido, o convocar con idénticas palabras a quienes han sido engañados por algunos que antes las emplearon sin rubor. Pero entendemos que España nos exige eso y mucho más, y que las dificultades de la obra no pueden disuadirnos de acometerla. Al contrario, la dificultad es un baremo de la necesidad, y lo que estimamos en conciencia necesario en y para España, debe convertirse en estímulo, acicate y mordedura para trabajar con alegría y con amor a su servicio.
“No es posible en un editorial, casi un pasquín de presencia y llamamiento, exponer nuestro punto de vista ante los problemas vivos y actuales de nuestro quehacer político interior o internacional. Para darlo a conocer nace nuestro semanario y cuanto el semanario represente o pueda representar. Pero sí queremos, en esta proclama de nuestro natalicio, declarar sin ambages que salimos a la luz pública en un momento propicio, con la compañía y el apoyo de muchos españoles, en especial de la juventud, con el murmullo, el aliento y el calor combatiente de otros tantos y, sobre todo, con nuestra fe, que aspiramos alimentar en motivos más elevados que los estrictamente temporales, en la unidad, en la grandeza y en la libertad de España”.
Opiniones encontradas
La aparición del semanario Fuerza Nueva fue acogida de modo diverso por la prensa. Entre los diarios que de una u otra forma nos recibieron afectuosamente, figuran El Alcázar, que el día 20 de enero de 1967 daba cuenta de que “en el panorama ideológico español ha aparecido una nueva revista, Fuerza Nueva, semanario que agrupa un nutrido equipo de hombres políticos, defensores a ultranza de cuanto significó el Movimiento del 18 de Julio de 1936. La presencia de Blas Piñar, como presidente de la Junta de Fundadores es prueba inequívoca de ello”.
ABC, de 25 de enero de 1967, firmando V.L. nos saludaba así: “Con estas líneas enviamos a Fuerza Nueva nuestra bienvenida muy cordial, con los mejores deseos para el grupo de escritores y periodistas de esta empresa”.
La Vanguardia, de Barcelona , en su número de 26 de enero de 1967, con la firma de J.C.R. decía: “no puede menos de ser satisfactorio que, gracias a la iniciativa privada, haya aparecido una nueva revista, en una línea clara de espíritu constructivo… no podemos menos que darle la bienvenida y esperar que Dios le conceda muchos años de labor fecunda, pues es alentador ver que un reducido grupo de españoles ponen su entusiasmo, ilusión y trabajo al servicio de la `fe con obras`, y a saltar a la palestra ideológica en defensa de los ideales que alumbraron un 18 de Julio”.
Levante, de Valencia, correspondiente al 12 de febrero de 1967, decía: “Con el nuevo año, un semanario -en cuyos titulares ya campea el ímpetu y la ilusión de su contexto- se encuentra en la calle, centrando en torno de sus páginas una vasta corriente de opinión que puede simbolizar todo lo que el 18 de Julio tiene de fuerza creadora”.
Lanza, de Ciudad Real, con la firma de Ergon, decía el 1 de enero de 1967: “Fuerza Nueva podrá ser el feliz aglutinante de esa masa de españoles que pensamos que nuestra revolución nacional no ha terminado… Al leer las páginas de Fuerza Nueva se siente remozar el espíritu. Es meritorio el esfuerzo de este semanario que ya desde un principio ha sabido penetrar en el alma y vida de los españoles”.
Amanecer, de Zaragoza, el 19 de febrero de 1967, publicaba un artículo de Roberto G. Bayod Pallarés -carlista, amigo entrañable y caballero sin tacha- en el que refiriéndose a los fundadores del semanario, nos califica de “minoría que no ha plegado las banderas, sino que sale a la palestra de la opinión pública, con una crítica constructiva, para airear lo intangible del 18 de Julio. Fuerza Nueva es la misma `fuerza nueva´de la Tradición y de la Revolución, que irrumpe con nueva luz y potencia hacia el pueblo español, porque el 18 de Julio ni se pisa ni se rompe”.
La Voz de Albacete, de 20 de diciembre de 1966, nos saludaba así: “Hemos recibido el número 0 de Fuerza Nueva, y queremos decir -con prisa y sin pausa -que ha constituido para nosotros una de las más gratas sorpresas de las presentes Navidades y un bello regalo de final de este histórico año 1966”
Montejurra, en su número 24, de 1967, se expresaba así: “Ha salido un semanario, llamado Fuerza Nueva, en Madrid, al cual queremos saludar con cariño y suma esperanza de que su labor será importantísima para el planteamiento religioso-político de España… Blas Piñar es un hombre muy querido por nosotros así como otras personas que figuran en los altos cargos de dirección, consejo y administración de Fuerza Nueva.
¿Qué Pasa?, de 25 de febrero de 1967, nos dedicaba a través de la pluma de Oscar Medina “un saludo alegre y jubiloso. Como se saluda a la tropa que acude en nuestro apoyo, como se recibe a la vanguardia del ejército de liberación que avanza. Como se acoge en nuestra mesa al amigo de las horas difíciles”.
Por su parte, don Emilio Álvarez Gallego, deán de la Santa Iglesia Catedral de Valladolid y rector del Santuario Nacional Basílica de la Gran Promesa , en carta de 20 de diciembre de 1966, me decía “Muchísima falta hacía una publicación de esta índole, con una línea clara y recta de pensamiento. Aquí estamos para ayudarle con los mejores medios”.
Aunque el juicio sobre Fuerza Nueva fue muy posterior, estimo que vale la pena recogerlo, porque, precisamente por razón de su fecha, 21 de diciembre de 1971, permite suponer que ha sido posible, antes de formularlo, una seria reflexión sobre la tarea, no sólo iniciada, sino a plenitud de rendimiento, de nuestra revista. Se trata de un editorial de ABC, que , por lo tanto, equivale al punto de vista del importante diario madrileño. Se titula el editorial: Un hecho político. Debió dar pie al editorial la cena homenaje del 15 de diciembre de 1971, celebrada con motivo de mi nueva designación como consejero nacional por Franco. Hubo una asistencia multitudinaria (2.000 personas, según ABC del mismo día) y “presencias personales muy calificadas en la vida española”, que se sumaban así a la “corriente de pensamiento de Fuerza Nueva”. Esta corriente -señalaba el editorial-, que cuenta “con adhesiones numerosísimas y cualificadas, está ahí… no se puede paliar ni menos ignorar… es un hecho engranado en la legalidad”.
Entre las adhesiones a las que el editorial alude estaban las de los tenientes generales Ángel Ramírez de Cartagena y Marcaida y Fernando Rodrigo Cifuentes.
La convocatoria para la cena del 15 de diciembre de 1971 la hacían:
Adro Xavier. Teodoro Aguilera Blanco. Francisco Alemany Torres. Luis Alonso Fernández. Carlos Arauz de Robles. Aníbal Arenas Díaz Hellín. Rvdo. P. José Bachs Cortina. Agustín de Bárcena y Reus. Tomás Borrás. Eduardo Cadenas Camino. Jaime Caldevilla. José Calvo y García del Moral. Sixto de la Calle Jiménez. Antonio Cámara Niño. Rafael Canellas Rodríguez. Luis de Caralt. Pilar Careaga de Lequerica. Ángel Cervera Balseiro. Conde de Sert. Conde de Vallcabra. Miguel Corsini Marquina. Carmen Cossío y Escalante. Rafael Díaz Llanos.- Rvdo. P. Alejandro Díaz Macho. Arturo Espinosa Poveda. Carlos Etayo. Antonio Gálvez Martínez. José Antonio García Noblejas. Antonio García Ortiz. Luis Antonio García Rodríguez. Rafael García Serrano. Francisco García Valdecasas. Vicente Gil García. Bernardo Gil Mugarza. Ernesto Giménez Caballero. Patricio González de Canales. Antonio José Hernández Navarro. Luis Hoyos Gascón. Antonio Insa Hernández. Justiniano Lobo Pérez . Rvdo. P. Venancio Marcos. Rvdo. P. Tomás Marín. Sebastián Mariner. Manuel Martell. Dionisio Martín Sanz. Antonio Martínez Cattaneo. Carlos Martínez Fresneda. Luis Martínez Gutiérrez. Marqués de Valdeiglesias. Marquesa viuda de Varela y de San Fernando. Waldo de Mier y García Maza. Luis Mombiedro de la Torre. Francisco José Monedero Gil. Nini Montián. Fernando Moragas Elías. José Moreno Sañudo. Hermenegildo Moreno Serna. Juan Moso Goizueta. Rafael Muñoz Palomino. Fausto Navarro Azpeitia. Luis Núñez Contreras. Rafael Núñez Lagos. Rvdo. P. Salvador Nonell. Ángel Ortuño Muñoz. Alfonso Paso. Santiago Pelayo Hore. Rafael Álvarez Osorio. José Luis Porras Camuñes. José María Porras Rodríguez. Dionisio Porres Gil. Ezequiel Puig y Maestro Amado. José María Rabanera y Ortiz de Zárate. Luis Ramón Gómez. Rvdo. P. Dr. Roig Gironella. Balbino Rubio Robla. Eugenio Sagrado Vicente. Tomás Salvador. José Luis Sánchez Mohino. Pedro Sánchez Requena. Eloy Sánchez Torres. Enrique Sardina Peigneux D´Egmont. Antonio Luis Soler Bans. Blas Tello Fernández-Caballero. José Utrera Molina. Juan Vallet de Goytisolo. Angel Vivar Gómez. Felipe Ximénez Sandoval.
Pero no todo fue así. Hubo diversidad de opiniones. Luis Apostúa nos pronosticó seis meses de vida, y Jaime Capmany, desde Arriba, comentando un artículo mío titulado Violencia y dolo publicado en Informaciones del día 22 de noviembre de 1966 se apresuró a decir que Fuerza Nueva, “es una fuerza muy anterior a la época del homo sapiens”.
Gabriel Araceli -pseudónimo de Antonio Izquierdo- escribía el 17 de noviembre de 1970 en Arriba que “si la Falange que echa de menos Fuerza Nueva es la que tan generosamente sirvió como guardia de la porra a la oligarquía capitalista triunfante, que la entierren cuando quieran”.
Por su parte, Solidaridad Nacional, diario del Movimiento, en Barcelona nos descalificaba, el 23 de diciembre de 1972 en los siguientes términos: “Si (Fuerza Nueva) se declara afecta al Movimiento del 18 de Julio, le hace a éste un pésimo servicio al no ajustarse a las normativas de su jerarquía y de su disciplina”.
Cuadernos para el Diálogo, la revista de Ruiz Giménez, decía en su número 80, de mayo de 1970, y en su página 46: “Entre el Estado y un sector de la Banca Privada anda el juego, al menos en parte, de la financiación de muchos de los exabruptos del incomparable semanario Fuerza Nueva. El problema está en que tanto el primero como el segundo, manejan primordialmente recursos ajenos”. Firma A.L.H.
Fuerza Nueva, como editorial y como revista se recibió en Hispanoamérica favorablemente, pero no por todos. En carta de Félix Adolfo Lamas, que aquí en España nos ayudó mucho, al profesor Alberto Boixadós le decía: “me pareció inoportuna y equivocada la actitud de quienes lanzan Lumen Christi, en sus ataques a Blas. Se ha iniciado en la Argentina -y en el resto de Hispanoamérica- una campaña de desprestigio contra él, que considero nociva, porque crea una desconfianza, que no está fundada, contra el único punto de referencia que hay en España para todo el mundo hispánico”. La carta está fechada en Madrid el día 3 de abril de 1970.
La revista tuvo problemas graves de distribución, no sólo en España, sino en el extranjero, especialmente en Hispanoamérica. Hubo un verdadero boicot, que nos fue muy difícil superar. No solo se detenían las expediciones sino que la suscripción resultaba inútil.
La visita que Ángel Ortuño y Luis Fernández-Villamea, en nombre de Fuerza Nueva, hicieron en 1980, al entonces director general de Correos Miguel Angel Eced, fue inútil. Éste le manifestó que los sindicatos socialistas y comunistas de reciente implantación quemaban las sacas en el mismo patio de Cartería. “No hay empresa pública ni privada en España -añadió- que se vea obligada a despedir a tantos trabajadores por este motivo.” En Buenos Aires nos vimos precisados a levantar actas notariales acreditativas de que nuestro semanario, depositado aquí, en Correos, no llegaba a su destino. Me vi precisado a escribir a otro director general de Correos y Telégrafos, don Juan José Melero, y al ministro de Transportes y Comunicaciones don José Barrionuevo, con fecha 31 de mayo de 1990, exponiéndoles nuestras quejas y aportando las pruebas del funcionamiento anormal del Servicio.
Cinco secuestros
Por orden del Ministerio de Información y Turismo fueron secuestrados los siguientes números de Fuerza Nueva: el 163, de 21 de febrero de 1970, por publicar un artículo en defensa del Régimen, atacado por unos folletos clandestinos del Partido Comunista, que se reproducían. Tuvieron que comparecer ante el magistrado del Tribunal de Orden Público, señor Mariscal de Gante, Manuel Ballesteros, director de Fuerza Nueva y Luis Fernández-Villamea, entonces redactor jefe; el nº 251, de 30 de octubre de 1971, por publicar un discurso mío, pronunciado en Valencia, en el que criticaba unos aspectos de la política exterior de López Bravo, especialmente en el tema de Gibraltar (en este caso la solicitud del secuestro la hizo el ministro de Asuntos Exteriores); el nº 318, de 10 de febrero de 1973, por los comentarios que en el mismo hacía Manuel Ballesteros de las declaraciones que el señor López Bravo había hecho confesándose ‘liberal reprimido’ a Tico Medina, y que se acababan de publicar en el diario ABC; el nº 319, de 17 de febrero de 1973, por una crónica firmada por César Esquivias López de Urquiola y Luis Fernández-Villamea, sobre el secuestro por ETA, en Pamplona, del señor Huarte, seguido de la citación de ambos por el Tribunal de Orden Público (ambos habían realizado este trabajo como enviados especiales a Navarra, Vasconia y el sur de Francia); el nº 324, de 24 de mayo de 1973, por mi carta al embajador de la China nacionalista, al romper nuestro Gobierno las relaciones diplomáticas con este país y reconocer a la China comunista.
Hubo además, a instancias del Gobierno, dos querellas contra mí, de las que doy cuenta en otro capítulo.
Al nº 207, de 26 de diciembre de 1970, hubo que amputarle, por decisión gubernativa, dos párrafos de una crónica sobre la concentración popular y espontánea en la Plaza de Oriente, del 17 del mismo mes, a la que acompañaba una pancarta de Fuerza Nueva, que llevamos a la misma, y cuyo texto era éste: “Dios nos libre de los Gobiernos débiles”.
El nº 457 , de 11 de octubre de 1975, tuvo que aparecer sin dos páginas, alusivas a la última concentración a la que pudo acudir Franco, y que tuvo lugar, también en la Plaza de Oriente, el día 1 de octubre.
El nº 523, de 15 de enero de 1977, tuvo que salir a la calle sin portada. En la misma, sobre una corona real , figuraba una leyenda que decía así: “Ni católica, ni social, ni tradicional, ni representativa”.
Muy duro fue para nosotros la Orden del Estado Mayor del Ejército, de 30 de octubre de 1977 (B.O. del Ministerio de Defensa nº 230 de diciembre de 1977), firmada por el ministro Manuel Gutiérrez Mellado, por la que, con la clasificación de A.1. se prohibía de manera absoluta la entrada de Fuerza Nueva en todos los recintos militares, de acuerdo con el Real Decreto-Ley 706 de 8 febrero de 1977.
Celebramos la aparición del número 100 de la revista en el Hotel Mindanao, el 7 de diciembre de 1968 y la del número 200, en el mismo hotel, el 14 de noviembre de 1970.
La del número 300 tuvo lugar, el 9 de octubre de 1972, en el Palacio de Congresos y Exposiciones, de Madrid. Clausuramos también las IV Jornadas de Delegados de Fuerza Nueva Editorial. Hablaron, Maria del Carmen Díaz Garrido, periodista, concejal del Ayuntamiento de Segovia y nuestra delegada en aquella provincia, y mi compañero de promoción y profesión Rafael Gimeno, -ya fallecido y de imborrable memoria- delegado en Barcelona. Fue un acto realmente impresionante. Los discursos se publicaron en la revista, -nº 302, del día 21 de cctubre- y se grabaron en cinta magnetofónica.
Naturalmente, las críticas no se hicieron esperar. El conocido periodista Luis Carandell publicó en el semanario Triunfo, del día 21 de octubre, un artículo que tituló El Cruzado Mágico y otras modas. Así me calificaba, diciendo, además, entre otras cosas:
“El ‘slogan’ publicitario del momento es, sin duda, ese que dice: ‘Destaque, cruzando su pecho con el cruzado mágico’. El político que destaca por el procedimiento de cruzar su pecho es don Blas Piñar. Su discurso en el Palacio de Exposiciones y Congresos del Ministerio de Información y Turismo, con motivo de la aparición del número 300 del la revista Fuerza Nueva, fue un discurso de un verdadero ‘cruzado’.
Estuve en ese acto organizado por las fuerzas de la extrema derecha. No me extenderé en mi relato de lo que fue el acto o de lo que dijo en su discurso ‘el ilustre notario de Madrid’, que es como se conoce a don Blas en la terminología de la política madrileña. El lector ha podido informarse en la prensa diaria de la violenta diatriba que el señor Piñar lanzó contra casi todo, al denunciar (‘por el humo se sabe donde está el fuego’, dijo don Blas evocando el españolísimo género chico) la conspiración en que, según él, toman parte desde la democracia cristiana hasta las `hordas marxistas´ y desde los ‘hippies’ a don Gregorio López Bravo.
“Pero que don Blas Piñar cruce su pecho en defensa de las esencias patrias y para ser ‘revulsivo de la conciencia nacional dormida’, como él mismo dijo, no quiere decir que, políticamente hablando, esté de moda el ‘mágico cruzado’ pectoral.
“La prensa de estos días, por otra parte, se ha despachado a gusto, como suele decirse, con don Blas Piñar. Reléanse si no los comentarios de Luis Apostua, en Ya comparando a los cruzados de Fuerza Nueva con aquellos católicos de antes, que rezaban ‘por la conversión del Papa’; o el artículo de Jaime Capmany, en Informaciones, llamando al ‘ilustre notario de Madrid’ con el expresivo sobrenombre de ‘Blas Noé Corazón de León Piñar y Torquemada’”.
Lo que más me dolió fue la actitud de Alberto Ballarín Marcial, notario de Madrid, que era o había sido consejero nacional del Movimiento por Huesca. En el diario democristiano Ya publicó un artículo el 19 de octubre de 1972, titulado Política Exterior sin contradicciones que trascribo parcialmente:
“El reciente discurso de mi, por otra parte, admirado y querido compañero en el notariado madrileño Blas Piñar, nos debe incitar a la meditación, aunque no seamos miembros de Fuerza Nueva. A mí no sólo me ha hecho pensar, sino que creo vale la pena llevarle la contraria.
“Lo más curioso del discurso es la parte dedicada a nuestra política exterior. ¿Cuál es la política exterior que propugna Fuerza Nueva como alternativa a la que realiza nuestro Gobierno por medio del ministro correspondiente? Aunque no resulta del todo claro a través de los resúmenes de prensa leídos, podemos, más o menos, deducirla: a) anticomunismo, en lo que yo estoy particularmente de acuerdo, aunque pienso que ello no obsta para las relaciones comerciales y ciertas relaciones culturales de tipo deportivo, artístico etc; b) antiamericanismo; c)antieuropeísmo.
“En cuanto a estos dos últimos puntos, yo me permito francamente discrepar.
La estrategia de Fuerza Nueva en política exterior no sólo elimina a los interlocutores más importantes, sino que incurre, a mi juicio, en flagrante contradicción.
“¿Cómo puede conciliarse el antiamericanismo de Blas Piñar con su anticomunismo?
“Pero hay más; si se es anticomunista hay que ser europeísta, deseando y colaborando en el engrandecimiento de la Comunidad.
“En este nuevo campo no podemos oponer a la maciza ideología comunista algunas nostalgias hitlerianas.
“Hay que ser, pues, europeístas desde una perspectiva antimarxista.
“Yerran los que para afirmar su nacionalismo se colocan en posturas antieuropeístas . Se contradicen quienes presumen de anticomunistas y atacan a los Estados Unidos.”
Me vi precisado a contestar. Lo hice mediante un escrito que apareció en el mismo periódico el 24 de octubre, con una entradilla redactada así:
“Don Blas Piñar, consejero nacional, nos ruega la publicación de estas cuartillas, en respuesta a un artículo de don Alberto Ballarín. Lo damos como artículo, sin que esto quiera decir que compartamos todas sus tesis”.
Este es el texto de las mencionadas cuartillas:
“En un articulo que titula Política exterior sin contradicciones, publicado en Ya el día 19 del mes en curso, mi también admirado y querido compañero Alberto Ballarín, después de pensar y meditar sobre mi último discurso, se decide, y hace bien si así lo estima, a llevarme la contraria.
“Lo que siento muy de veras es que el señor Ballarín dirija sus argumentos contra unas tesis de los que él mismo confiesa que por no estar claros hay que hacer deducciones, que no son las mías, apoyado, además, en unos resúmenes de prensa.
“¿No cree el señor Ballarín, que lo más elegante hubiera sido conocer el discurso en su totalidad antes de criticarlo, a lo que, insisto, tiene pleno derecho? A tal fin, podía haber acudido al lugar donde fue pronunciado, para oírlo en directo, o solicitar una copia en cinta magnetofónica de Fuerza Nueva, o haber esperado a la publicación del discurso, cosa que hace la revista en su número de esta semana, o haber pedido a su amigo y compañero una copia, lo que con mucho gusto hubiera hecho.
“Para el señor Ballarín, una política exterior anticomunista, que comparte, está reñida con mi antimericanismo y mi antieuropeismo. ´¿Cómo puede conciliarse el antimericanismo de Blas Piñar con su anticomunismo?`, pregunta el señor Ballarín. Y la contestación es fácil: primero, porque yo no soy antinorteamericanista; segundo, porque yo lo único que critico es la política exterior, llena de contradicciones, de la Administración norteamericana (cosa que, por otro lado, hacen muchos norteamericanos anticomunistas), y tercero, porque esas contradicciones son las que, en gran medida, favorecen la extensión del comunismo, geográfica e ideológicamente.
“En repetidas ocasiones he destacado el sacrificio de la juventud norteamericana en el Vietnam, bien poco agradecido, por cierto; pero a la vez, he destacado la contradicción que implica mantener una guerra sin propósito de victoria y abrazarse con los enemigos que la promueven y la estimulan.
“¿Cómo puede ser antinorteamericano quien sabe que, hoy por hoy, sólo los Estados Unidos pueden oponer a la barbarie soviética su enorme poderío económico y militar? Por eso, cuanto destruye el alma de ese gran país y lo hace inútil para salvaguardar una civilización basada en el amor a Dios, al hombre y a su libertad, coadyuva con la amenaza comunista, que, como muy bien dice el señor Ballarín, con palabras que me recuerdan las de Franco, ´no ha renunciado a sus ambiciones universalistas, aunque sus métodos hayan cambiado`.
“En esta línea de pensamiento, y no por ser antinorteamericano, entiendo que está en contradicción con una política internacional anticomunista el enfriamiento de las relaciones de los Estados Unidos con la China leal al mundo libre, y su entendimiento frívolo, por razones electorales y comerciales, con la China soviética, y que, como todos saben, ha dado origen a una carrera de velocidad -para conseguir el nuevo mercado- del Japón y de Alemania occidental, que han abierto sus Embajadas en Pekín y las han cerrado en Taipeh. De igual modo, estimo contradictorio con una verdadera política exterior anticomunista negociar con la URSS la esclavitud de Cuba, asegurando una plataforma para la subversión -guerrillas y propaganda -sobre toda Iberoamérica; o alentar la primavera de Praga, y las anteriores de Budapest, Varsovia o Berlín oriental, y luego ver impasibles cómo morían ‘prematuramente’, en la frase del señor Ballarín, bajo el ‘peso grisáceo de los tanques soviéticos’ no sólo las primaveras de la libertad, sino los patriotas de carne y hueso que sólo podían oponer a tan pesada mole su ‘razón’ y su espíritu.
“¿Cree el señor Ballarín, por otro lado, que la legalización del aborto o de la anticoncepción, por poner tan sólo unos ejemplos, forman parte de ese conjunto de ´posiciones cristianas, filosóficas y personalistas` de un anticomunismo auténtico? Pues bien, la anticoncepción y el aborto han sido legalizados en Norteamérica. Cuando yo critico la nueva legislación norteamericana sobre temas tan vitales, no lo hago por ser antinorteamericano, sino porque creo que por ese camino Norteamérica se suicida.
“Añade el señor Ballarín que ‘si se es anticomunista hay que ser europeísta, deseando y colaborando en el engrandecimiento de la Comunidad’ agregando: ‘yo soy europeísta precisamente porque veo y siento el peligro comunista’. Pues bien, yo no soy europeísta por esas razones, porque ese europeísmo sería el del temor y el temor, motivo natural, pero menos noble, sino porque creo en los valores permanentes y universales logrados por la civilización europea.
“Ahora bien; sentado esto, hay que preguntarse si Europa es sólo una gigantesca máquina de producción y consumo o un espíritu, sin el cual esa maquinaria puede servir de instrumento a cualquiera, incluso al propio comunismo, e implantar en Europa, a través de los enormes medios que maneja, una cultura que deje de ser europea.
“En el discurso que comenta el señor Ballarín yo no he manifestado ´enemistad hacia los países que integran el Mercado Común`, y ni siquiera he rozado el tema del Mercado Común europeo. Pero para aclarar ideas añado ahora, sin pronunciarme sobre un tema difícil, que aun desde el punto de vista económico las ventajas del ingreso en esa Comunidad no son tan evidentes, cuando Noruega ha desistido de su solicitud y Dinamarca la ha ratificado con muy ligera mayoría.
“Entiendo con el señor Ballarín que ‘hay que ser coherentes para tomar parte en la nueva guerra de las ideas’. Y eso es lo que yo he pedido en mi discurso, coherencia entre las ideas y la conducta, y ello incluso en la política interior española.
“También tiene razón el señor Ballarín al informar que ´un planteamiento de política exterior que no tenga en cuenta las nuevas realidades sólo puede servir para confundir a los españoles`. Por eso, va a permitirme que le diga que el planteamiento crítico de un debate, atribuyéndome ideas que no defiendo, contribuye también a la confusión que con tanto acierto denuncia”.
Número 1000 y 25 Aniversario de Fuerza Nueva
Para la conmemoración del número 1000 de la revista, (del 3 al 17 de febrero de 1990), almorzamos en el Hotel Velázquez, el día 17 de febrero de 1990. Nos acompañó el teniente general laureado Antonio Alemán Ramírez. Antes, en la sede, se celebró una Misa, oficiada como primer celebrante por el P. Luis Joaquín Gómez Jaubert, que había sido jefe de Fuerza Joven para el archipiélago canario.
El número 1000 tuvo carácter de extraordinario, y en él se incluían importantes colaboraciones extranjeras. En Barcelona también se conmemoró el miliario de Fuerza Nueva, el día 30 de enero. El acto conmemorativo lo presidió nuestro delegado Ramón Moreno Perales, fiel y entrañable amigo.
También conmemoramos los 25 años de la fundación de Fuerza Nueva, como Editorial. Nos reunimos en Priego (Cuenca) el día 1 de mayo de 1991. En el monasterio franciscano se concelebró una Misa. Los concelebrantes -numerosos- eran sacerdotes jóvenes cuya vocación había surgido militando en nuestras filas. Fue emocionante. Después, ya en la capital de la provincia, en el Hotel Torremangana, tuvimos un acto, seguido de un almuerzo de hermandad. En nuestra sede de Madrid, del 6 al 12 de mayo, una exposición daba cuenta, en síntesis, de la labor que hasta la fecha habíamos realizado, y convocamos para un acto que se celebró en el Cine Carlos III el 9 de junio de 1991.
“Fuerza Nueva, como revista, ha de ser objeto necesario de consulta si se quiere escribir, sirviendo a la verdad, nuestra historia contemporánea” dijo un catedrático de la Universidad Complutense, al comienzo de una conferencia que sobre la Reforma política di a su instancia a los alumnos del doctorado de su Facultad.
Fuerza Nueva, antes y después de constituirse como partido, tuvo una actividad constante, variada y hasta me permito decir, llamativa, de la que sólo en parte se da cuenta en este libro. Fuimos creciendo de tal modo que nos vimos precisados a alquilar el piso colindante al que ocupábamos en Velázquez 17. Inauguramos la ampliación el 9 de abril de 1969. Más tarde, nos trasladamos a Núñez de Balboa 31. Fue el 29 de octubre de 1971. Tuvimos un acto de apertura en el nuevo domicilio. Habló Conchita Tellería -hija del autor de la música del Cara al Sol- y hablé yo. La preciosa imagen de nuestro patrono San Miguel Arcángel, magnífica talla del escultor José Luis Vicent, se bendijo ese día.
Estando todavía en los locales de la calle Velázquez iniciamos los ciclos de conferencias.
Hemos alcanzado, fruto de la perseverancia, el ciclo XXXII. Se han venido celebrando durante el curso, que podemos llamar académico, todos los jueves, alternando con proyecciones de cine religioso o nacional. Los conferenciantes han abordado los temas más diversos, desde los de actualidad permanente a los que el momento político exigía.
Al seguir creciendo, en el año 1979, siendo ya partido político, abandonamos la sede de Núñez de Balboa y nos trasladamos al edificio señalado con el número 8 de la calle Mejía Lequerica, que bendijo el 17 de noviembre el obispo dimisionario de Metre (Brasil) don Amadeo González Ferreiro. Se lo compramos a Papelera Española S.A. Se trata de un magnífico y sólido edificio, con más de ocho mil metros cuadrados. Teníamos Oratorio, sala de exposiciones, despachos para el partido, la editorial y la revista y un enorme salón de actos.
La editorial trabajó firme, poniendo en el mercado libros de gran interés y participamos con la caseta correspondiente -si la memoria no me falla- en las Ferias del Libro de Madrid, Valladolid y Barcelona.
Tuvimos también un Taller de Teatro, un Club, el Sáenz de Heredia, para nuestros militantes aficionados al cine; una Semana de Cine Español, del 11 al 14 de diciembre de 1972, en el Colegio Maravillas, y otra en el Instituto Nacional de Previsión, del 11 al 13 del mismo mes del año siguiente.
También tuvimos un grupo de Coros y Danzas, realmente extraordinario, que cosechó muchos éxitos y que dirigió María Ávila. Varias exposiciones de Arte se celebraron en nuestra sede.
Creamos dos premios con dotación económica. Uno, para el mejor trabajo sobre Un relato de guerra que hable de paz y otro para un Ensayo político acerca de la vigencia del 18 de Julio. Se concedieron a Jaime de Foxá y Torroba, por El viejo diario y a Vicente Marrero Suárez por La España de 1936 y la de hoy. Se entregaron los premios en el Hotel Mindanao, el 25 de enero de 1968.
Gran parte de este libro -en su segundo volumen- dará cuenta de la enorme y casi sobrehumana actitud desplegada por Fuerza Nueva como partido político, y aunque el relato no es ni puede ser exhaustivo, el lector podrá deducir que desempeñamos un papel muy importante en la vida política española.
Se ha especulado mucho sobre la razón por la cual escogimos para nuestro movimiento el nombre de Fuerza Nueva. A esta pregunta debo contestar que en Argentina hubo un grupo político que se denominó así. Lo fundó y presidió un militar, Juan Francisco Guevara, participó de modo decisivo en el levantamiento el general Leonardi. El grupo publicaba una revista titulada Cuatro Flechas. Juan Francisco Guevara es autor de un libro apasionante: Argentina y su sombra, publicado en Buenos Aires, y que cuenta con dos ediciones, una de 1970 y otra de 1973. Fui amigo de Tito Guevara -amistad que mantengo- y previa petición mía, con sumo agrado, me indicó que podría bautizar como Fuerza Nueva lo que aún no era más que un proyecto.
Dios, Patria y Justicia fue el lema de nuestro movimiento político. Algunos han creído que lo tomamos de unas palabras que en Zamora, el 18 de abril de 1943 , pronunció Francisco Franco; palabras que literalmente eran las mismas. Pero no es así. La motivación del lema se hallaba en nuestro deseo de un Frente Nacional que mantuviera aglutinadas las fuerzas políticas que se unieron en las trincheras el 18 de Julio de 1936. De aquí, que nuestra doctrina se inspirara, a un tiempo, en la de la Comunión Tradicionalista y en la de Falange Española, y que el lema elegido sintetizaba. Del tradicionalismo tomamos la idea de Dios (nada sin Dios). Del nacional-sindicalismo, la de Justicia (opus iustitiae pax) y de uno y otro, el de Todo por la Patria (como se lee en los recintos militares).
Como portavoz de los ideales a cuyo servicio nacieron la Editorial y la revista Fuerza Nueva, tomé parte en muchos actos políticos que consideramos de “afirmación nacional”. La mayoría no los convocábamos nosotros, sino la Confederación Nacional de Ex Combatientes, las Hermandades de Alféreces Provisionales o de la División Azul, que tenían la amabilidad de invitarnos. Estas invitaciones fueron motivadas, en gran parte, por el hecho de ser yo consejero nacional del Movimiento por designación directa de Franco. En otros casos la invitación procedía de instituciones de la más alta significación.
Voy a relacionar tan sólo los actos que tuvieron lugar desde la fundación de Fuerza Nueva, el 2 de mayo de 1966, hasta la constitución del partido político del mismo nombre, el día 19 de octubre de 1976, fecha en que quedó legalizado al ser inscrito en el Registro de Asociaciones Políticas, y, por tanto, después del tránsito sucesorio en la Jefatura del Estado. Fueron, cronológicamente, los que siguen:
17 de julio de 1966. Zaragoza. Academia General Militar. Conferencia a los cadetes. Tema: Elogio y defensa de la vocación militar.
29 de octubre de 1966. Málaga. Casa Sindical, con motivo del 33 aniversario de la fundación de Falange Española.
17 de diciembre de 1966. Madrid. Academia de la Policía Armada, con motivo de la bendición de la imagen de su Patrón, el Ángel de la Guarda.
4 de julio de 1967. Zaragoza. Academia General Militar. Conferencia a los cadetes. Tema: Presente y futuro de la Hispanidad.
19 de abril de 1968. Valle de los Caídos. Después de los sufragios por los mártires y héroes de la provincia de Toledo.
30 de mayo de 1968. Barcelona. Palacio de las Naciones. Conmemoración de San Fernando, patrono del Frente de Juventudes. Conferencia: Guerra, victoria y paz.
18 de junio de 1968. Bilbao. Cine Gran Vía. Se conmemoraba la liberación de la ciudad. Discurso: 31 años después.
23 de julio de 1968. Santander. Casino de El Sardinero. Cena homenaje.
27 de septiembre de 1968. Toledo. Ayuntamiento, para agradecer la decisión de nombrarme “hijo predilecto” de mi ciudad natal y la entrega del diploma que así lo acredita; y Venta de Aires, después del almuerzo en que la Hermandad de Defensores del Alcázar, me hace miembro de la misma, como hijo y heredero de mi padre. El título, en nombre de la Hermandad, me lo entregó mi buen amigo Abel de la Cruz.
20 de noviembre de 1968. Granada. Casa Sindical. Aniversario del fusilamiento en Alicante de José Antonio Primo de Rivera. Conferencia sobre El pensamiento de José Antonio y la hora política de España.
27 de noviembre de 1968. Madrid. Conferencia en el Circulo Doctrinal José Antonio.
7 de diciembre de 1968. Madrid. Hotel Mindanao, con ocasión del número 100 de Fuerza Nueva.
30 de abril de 1969. Centro Cubano. Conferencia. Título: Temas candentes de nuestra política internacional.
22 de octubre de 1969. Toledo. Casa de la Cultura, Clausura de las II Jornadas Nacionales de delegados de Fuerza Nueva.
28 de noviembre de 1970. Vall de Uxó. (Castellón) Teatro local.
12 de diciembre de 1970. Zaragoza. Gran Hotel. Cena homenaje.
22 de diciembre de 1970. Toledo. En el Alcázar, después de una manifestación, que refrendaba la de Madrid del pasado día 17.
28 de enero de 1971. Barcelona. En la sede de la Hermandad de Alféreces Provisionales (en sustitución del acto programado en Granollers y prohibido por el gobernador y jefe provincial del Movimiento Garicano Goñi).
31 de marzo de 1971. Madrid. Junto a la casa de la calle Génova en que nació José Antonio. Acto de desagravio por la destrucción de su monumento en Valencia.
1 de abril de 1971. Madrid. Al aire libre, en la Puerta del Sol, conmemorando el día de la Victoria.
12 de junio de 1971. El Entrego (Asturias) Casa Sindical.
28 de junio de 1971. Almagro (Ciudad Real). Clausura de las I Jornadas Nacionales de Fuerza Joven.
21 de junio de 1971. Calatrava la Nueva (Ciudad Real). Clausura de la reunión de delegados de Fuerza Nueva.
8 de julio de 1971. San Celoni (Barcelona). Salón del Ateneo.
17 de octubre de 1971. Valencia. Teatro Principal. 30 aniversario del bautismo de fuego de la División Azul.
5 de diciembre de 1971. Torrelavega (Santander). Teatro Concha Espina. Conmemoración de la batalla de Loma de Montijo.
15 de diciembre de 1971. Madrid. Restaurante El Bosque. Cena homenaje por mi nueva designación de consejero nacional, por Franco.
26 de enero de 1972. Barcelona. Palau de la Música. 33 aniversario de la liberación de la ciudad.
20 de febrero de 1972. Talarrubias (Badajoz). Finca La Jara (en sustitución del acto que en recuerdo del primer falangista asesinado iba a celebrarse en el pueblo, y que fue prohibido).
12 de marzo de 1972. Gerona. Teatro Municipal.
23 de abril de 1972. San Sebastián. Frontón Anoeta.
8 de mayo de 1972. Almansa (Albacete). Teatro Regio.
21 de mayo de 1972. Cangas de Onís (Asturias). Teatro Park.
30 de mayo de 1972. Guadalajara. Coliseo Luengo. Día de la Juventud.
4 de junio de 1972. Ciudadela (Menorca). Cine Alcázar.
12 de noviembre de 1972. Pamplona. Teatro Gayarre. Acto organizado por las Hermandades de Ex Combatientes.
26 de noviembre de 1972. Elche. Gran Teatro.
10 de marzo de 1973. Madrid. Cena en El Molinón organizada por la Hermandad carlista del Maestrazgo, con motivo del Día de los Mártires de la Tradición.
6 de mayo de 1973. Santander. Inauguración de la sede.
8 de julio de 1973. Zaragoza. Cena en el Hotel París.
14 de octubre de 1973. Valle de los Caídos. Clausura de las V Jornadas de Delegados de Fuerza Nueva.
24 de noviembre de 1973. León. Hotel Conde Luna. Tema: El heroísmo en la guerra y en la indiferencia.
1 de diciembre de 1973. Lérida. Cena en el Hotel Lleida.
2 de diciembre de 1973. Tudela (Navarra). Hotel Sancho el Fuerte.
2 de marzo de 1974. El Grove (Coruña). Urbanización San Vicente do Mar.
3 de marzo de 1974. Cabañas (Coruña). Hotel Sarga.
7 de junio de 1974. Sevilla. Casa Julia (Los Monos).
23 de junio de 1974. Logroño. Sala Avenida.
28 de septiembre de 1974. Toledo. Almuerzo en el restaurante Chirón, convocado por la Hermandad de Santa María del Alcázar, conmemorando la liberación de la fortaleza.
11 de noviembre de 1974. Valle de los Caídos. Clausura de las VI Jornadas de Delegados de Fuerza Nueva.
16 de diciembre de 1974. Madrid. Cena-homenaje a Ximénez de Sandoval, en el restaurante El Bosque.
24 de enero de 1975. Palma de Mallorca. Salón del Colegio San Francisco.
8 de febrero de 1975. Granollers (Barcelona). Palacio Municipal de Deportes.
5 de abril de 1975. La Coruña. Hotel Atlántico.
6 de abril de 1975. Lugo. Gran Teatro.
19 de abril de 1975. Granada. Cena en el restaurante Colombia.
11 de mayo de 1975. Santander. Teatro Santander.
25 de mayo de 1975. Oviedo. Teatro Ayala.
15 de junio de 1975. Cuenca. Teatro Júcar.
26 de julio de 1975. Madrid. Restaurante El Bosque. Clausura del VI ciclo de conferencias del Aula de Cultura de Fuerza Nueva.
4 de julio de 1975. Valdepeñas. (Ciudad Real). Cine Parque.
9 de noviembre de 1975. Zaragoza. Centro Mercantil.
30 de noviembre de 1975. Badajoz. Teatro López de Ayala.
8 de diciembre de 1975. Pedreguer (Alicante). Clausura de las VII Jornadas de Delegados de Fuerza Nueva.
17 de enero de 1976. Las Palmas de Gran Canaria. Salón de actos de la Hermandad de Alféreces Provisionales.
18 de enero de 1976. Puerto de la Cruz (Tenerife). Hotel El Tope.
1 de febrero de 1976. Cartagena (Murcia). Teatro Mariola.
20 de febrero de 1976. Madrid. Restaurante El Bosque. Homenaje a Carlos de Meer y de Ribera.
22 de febrero de 1976. Guadalajara. Coliseo Luengo.
14 de marzo de 1976. Toledo. Teatro Rojas.
28 de mayo de 1976. Madrid. Cine Morasol, para conmemorar la liberación de Madrid.
25 de abril de 1976. Albacete. Teatro Circo.
9 de mayo de 1976. Málaga. Teatro Cervantes.
23 de mayo de 1976. Sevilla. Teatro Apolo.
6 de junio de 1976. Lérida. Teatro Principal.
13 de junio de 1976. Villavieja (Castellón) Parque Infantil.
20 de junio de 1976. Puebla de Almoradiel. Teatro Maestro Guerrero.
25 de junio de 1976. Madrid. Restaurante El Bosque. Clausura del VII ciclo de conferencias.
4 de julio de 1976. Colmenar Viejo (Madrid). Cine San Lorenzo.
28 de julio de 1976. Valdepeñas (Ciudad Real). Desagravio por la destrucción del monumento al Ángel del la Victoria.
1 de octubre de 1976. Sede de Fuerza Nueva. Conferencia. Tema: Fuerza Nueva y el momento político.
Antes de que apareciese el primer número de nuestra revista, intervine en actos públicos, con significación política. El primero de todos -y en un tiempo ya lejano- tuvo lugar en el teatro Rojas de Toledo. Fue el 17 de septiembre de 1939. El acto lo organizaba el SEU (Sindicato Español Universitario), del que yo era delegado provincial de Prensa y Propaganda. Según la prensa, hubo más de tres mil estudiantes. Cerraron el acto Julio García Matamoros, jefe del Distrito Universitario de Madrid y Justina Rodríguez de Viguri, delegada nacional de la Sección Femenina del SEU.
En Murcia, donde ejercía mi profesión entonces, di una conferencia, el 5 de junio de 1948, titulada: Silueta espiritual de una generación española. Fue en el salón de actos de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
Siendo ya notario de Madrid, hablé en el Palacio de la Prensa, con ocasión del levantamiento popular húngaro contra la ocupación soviética, el 11 de noviembre de 1956.
En Huesca, y en la catedral, el 25 de marzo de 1963, para conmemorar el 25 aniversario del levantamiento del sitio de la ciudad por los rojos. En Toledo, di una conferencia, el 25 de febrero de 1964, que titulé Sin arriar las banderas, en el teatro Rojas.
En Valladolid, y a requerimiento de los ex combatientes, hable en el Teatro Calderón, el 1 de abril de 1964, para conmemorar el Día de la Victoria en su 25 aniversario.
En el Instituto de Estudios Africanos, en Madrid, hablé de La España irredenta: Gibraltar, el 10 de abril de 1964.
En Villarreal de los Infantes (Castellón), intervine en un acto carlista, el 28 de junio de 1964.
En Madrid, pronuncié una alocución, el 13 de diciembre de 1964, con motivo de la ofrenda por los Estrellas Verdes de una espada al Ángel Protector de España, que sustituía al que los rojos destrozaron.Su imagen se veneraba y se venera en la iglesia de San José.
En Murcia, y en la Casa de la Cultura, hablé el 6 de febrero de 1964.
En Cádiz, en el Teatro Andalucía, el 31 de octubre de 1965. El Tema: Reflexiones sobre la política española.
En Gerona, el 14 de noviembre de 1965, en el Teatro Municipal, hablé en un acto organizado por la Hermandad de Alféreces Provisionales.
En Valencia, y en el Teatro Principal, el 5 de diciembre de 1965 sobre Lecciones de la Victoria y de la Paz. Lo organizaron distintas Hermandades de ex combatientes, y entre ellas las del Requeté y la División Azul.
En Andújar (Jaén) dirigí la palabra el 12 de abril de 1966 a los postres del almuerzo celebrado tras la Jura de Bandera por los nuevos guardias civiles, en el Parador del Santuario de la Virgen de la Cabeza.
En todos los actos hubo asistencias multitudinarias y un patriotismo desbordado. Tuvieron particular repercusión el de Valladolid, con motivo de la Victoria; el del Palau de la Música, de Barcelona; el de Valencia, con motivo del 30 aniversario del bautismo de fuego de la División Azul, y el de San Sebastián en el Frontón Anoeta. El de Huesca, en la Catedral, tuvo connotaciones muy curiosas, que no transcendieron al exterior.
De tres de todos estos actos, el de Huesca, de 25 de mayo de 1963; el de Barcelona, de 26 de enero de 1972, y el de Palma de Mallorca, de 24 de enero de 1975, doy cuenta detallada, por su especial significación en cuanto aquí interesan, en el capítulo siguiente.
VISITA AL PRÍNCIPE DE ESPAÑA
Este periodo de Fuerza Nueva, es decir, el transcurrido desde su constitución como editorial, hasta la fundación del partido político de nombre idéntico, comprende las entrevistas que personalmente tuve con el Príncipe. En la de 6 de mayo de 1971 recordamos una visita al Colegio Mayor Antonio Rivera, de cuyo patronato yo era presidente. Le entregué unas fotos de la visita. En otra, la del 10 de enero de 1974, a su requerimiento, a las 6'30 de la tarde, me informó amablemente de la enfermedad de Franco, de la situación de Portugal, de las tensiones palaciegas y de su actitud cara al tema sucesorio. Hubo otra entrevista, más tarde, el 8 de diciembre de 1974.
Pero la más importante fue, sin duda, la del 7 de diciembre de 1973. No tuvo carácter personal, ya que una comisión nutrida, de la que formaron parte personas de la más alta significación en amplios sectores de la vida española, acudimos a la Zarzuela. La visita se concertó anticipadamente, y yo, que iba a pronunciar unas palabras de saludo en nombre de todos, tuve que enviar su texto también con antelación, a fin de que el Príncipe pudiera preparar otras contestándome.
Creo que por su importancia y trascendencia política debo transcribir mi saludo:
"Alteza:
"Al clausurar las V Jornadas Nacionales de Delegados de Fuerza Nueva, celebradas en el Valle de los Caídos el pasado mes de octubre, tomamos el acuerdo de acudir a esta casa, a fin de visitar al Príncipe y ofrecerle nuestros respetos.
"No se trata de una visita de protocolo, señor. No tratamos de figurar en la lista cada vez más copiosa y abultada de las audiencias que a diario recibís. La nuestra, al menos para nosotros, tiene una alta significación política y no hemos tomado la determinación de hacernos presentes sin una reflexión sobre su alcance y sobre los compromisos que de tal presencia se derivan.
"Por ello, vais a permitirnos que con la brevedad que la ocasión exige, pero también con absoluta sinceridad, os expongamos nuestro pensamiento para un instante en que por razones biológicas ha de producirse un cambio personal en la jefatura del Estado español, cambio que, lógicamente, produce en nosotros inquietud y esperanza.
"Huelga decir que cuantos aquí estamos, y cuantos de un modo o de otro podamos representar, aceptamos sin reserva la Constitución monárquica del Estado español y estimamos como residual, nostálgica y ajena al verdadero interés del país cualquier otra orientación que a estas alturas de nuestro desarrollo político pudiera proponerse desde la tribuna o desde la calle.
A esta solución hemos llegado por caminos diferentes: por simple vinculación afectiva a la institución monárquica; por razones de carácter personal, siempre respetables; por repulsa a los engendros republicanos de 1873 y 1931; por la adhesión anticipada y sin fisuras a las soluciones sucesorias que Franco o el Movimiento diesen; por una reelaboración doctrinal del propio pensamiento político, reelaboración no hecha en abstracto -que ello sirve de poco- sino en concreto, estudiando lo que a la nación le interesa y a su futuro inmediato le conviene.
"Lo que importa, señor, no es tanto el proceso como el punto de coincidencia y de llegada. Hurgar en los precedentes y en las motivaciones será campo propio de eruditos y de archiveros, pero no de hombres que se sienten llamados, como vos, por razones de juventud y de oficio, a encararse con el futuro y a examinar las fuerzas políticas que se mueven en su contorno.
"De aquí, que siendo Fuerza Nueva una publicación enmarcada en el cuadro de las adhesiones institucionales, desee formular ante el Príncipe sus preocupaciones y sus puntos de vista, que aún expuestos en diversas circunstancias pudieran o no haber llegado a conocimiento de su Alteza o haber sido tergiversados por motivos diferentes.
"Sabemos, señor, en primer lugar, que pese a los mejores deseos, no podréis ser, inicialmente, el rey de todos los españoles, porque aún cuando la inmensa mayoría de los ciudadanos ya os aceptan y muchos están dispuestos a serviros, aún quedan quienes por su vinculación ideológica a grupos antimonárquicos, totalmente definidos por su postura beligerante durante la guerra que la segunda República hizo necesaria, o por los recelos suscitados por el sistema liberal que derrocó a la Monarquía y fue causa de la grave confrontación que sufrimos, no os considerarán como su rey, al menos de momento, o con el énfasis posesivo que quisierais.
"En este sentido no nos importa tanto la realeza del Jefe del Estado como un Jefe de Estado real, con el título de Rey; y más que una corona, que puede quedar reducida a un símbolo inoperante, queremos una cabeza sobre la cual puede asentarse la corona, como una pública demostración y un solemne reconocimiento de autoridad.
"Nadie mejor que en vos, por ser la cabeza fundacional de una Monarquía, puede darse la figura concreta de un Jefe de Estado real, órgano, el más alto, de un Régimen que no puede ser transparencia de cualquier ideología, ni indumentaria ajustable para cualquier tipo de estructura, sino servidor ejemplar de la propia filosofía política animadora del Régimen que a sí mismo quiso darse una configuración monárquica.
"La Monarquía, de esta forma, se arraiga y fortalece, porque está pronta a recibir y a alimentarse de la sustancia vital que le dio vida y existencia. El Rey, en esta Monarquía, que es la única viable entre nosotros, como ha demostrado la experiencia, no es un Rey pantalla, que expone ante la opinión, haciéndolo fríamente suyo, el programa del partido triunfante, conservador, unas veces, y socialista, otras, sino un Rey caudillo, intérprete y guía, que hace propio y embandera el programa político, social y económico de un Régimen que ha dado ya sus definiciones dogmáticas esenciales y que el Rey ha aceptado con un juramento de honor ante la Patria.
"Lo atractivo para nosotros, los que hemos llegado hasta aquí en la mañana de hoy, consiste en saber que estamos ante quien por designio de la Providencia, y obra y gracia del pueblo español que se alzó en armas para liberarse de la tiranía marxista, puede ser y debe ser la garantía de la continuidad del Estado; y también la de su homogénea perfección sucesiva, de acuerdo con la imperfección de toda esa empresa humana y de las nuevas necesidades que a la empresa demandará sin duda el tiempo que ha de venir.
"Pero el gozo de saber que sois cabeza fundacional de una Monarquía perfilada en los términos que acabamos de apuntar, os coloca en una situación privilegiada y por ello mismo especialmente responsable.
"Nosotros sabemos, porque somos humanos, que no sin dolor personal habéis sido actor de un drama íntimo. Ser constituido Príncipe de España, sin olvidar vuestra sangre, pero sin basar en ella vuestro oficio futuro, es decir, el ius ad rem de que ya sois titular, es algo que comprendemos y os enaltece. Con ello habéis dado una prueba de que como en una escala de valores, el amor a la Patria debe primar y reducir a la esfera íntima otros que, sin duda, y en el orden estrictamente personal, son, desde luego, venerables.
"Pero de esta forma, ante el pueblo español, aparecéis más libre y espontáneo. Lo que destaca no es la dinastía, punto de controversia que pertenece al pasado, sino el Príncipe de España. Las antiguas contiendas -unas más lejanas; mas próximas, como es natural, las del siglo pasado- pueden olvidarse en manos del Rey de la Monarquía ahora fundada. Aún persisten en muchas ciudades españolas los recuerdos de la guerra de Sucesión entre Austrias y Borbones, que trajo consigo la pérdida de Gibraltar. Aún viven los nietos de carlistas y liberales, y son muchas las familias que guardan como un tesoro los viejos uniformes. Pero si el Príncipe, hoy, y Rey mañana, es el Príncipe y el Rey de la Monarquía nueva,
de la Monarquía Nacional, entonces el panorama y las perspectivas son muy diferentes. Entonces, a poco esfuerzo que hagamos, el Rey 'para" todos, se convertirá, sin apenas darse cuenta, en el Rey 'de todos" los españoles.
"Pero es más. La Monarquía nueva no es una creación imaginaria de un grupo de soñadores. Quizá podríamos decir, en evitación del tópico, que estamos ante una Monarquía nueva, pero renacida, que encuentra su manantial y su venero, ya que no en el absolutismo o en el liberalismo, origen ambos de su corrupción y de su decadencia, sí en la Monarquía de que fueron fundadores y paridores nuestros Reyes Católicos.
"Esa Monarquía católica, tradicional y representativa, es la Monarquía Nacional que configura la Ley Orgánica del Estado que el pueblo aprobó en un plebiscito memorable.
"Rey de esa Monarquía y cabeza fundacional de una estirpe que hace alianza y pacto con su pueblo, conforme a un ordenamiento jurídico viejo y entrañable; de ese pueblo tendréis que solicitar apoyo, a la vez que escuchar su voz auténtica, y para que lo sea, no a través de los cauces postizos y artificiales que conducen a los Parlamentos, sino a través de los cauces objetivos de participación en el poder político, que son los gremios, las corporaciones económicas, profesionales y locales y la institución familiar, que con todas las garantías de independencia que propugnamos y que es preciso procurarles, deben concurrir y hacer llegar su voz y sus deseos la las Cortes.
"Señor: No quisiéramos que en estas palabras que hemos pronunciado con serenidad, no exenta de emoción, viérais un alarde expositivo de ciencia política. Ved tan sólo la opinión de un grupo de españoles que aman profundamente a su Patria, que quieren para España lo mejor, que desean que la Monarquía se consolide y afiance, y que en un tiempo difícil en el que se conjugan la deserción y la cobardía, avala su talante con un semanario al que alguien vaticinó escasa vida y que va a cumplir el mes próximo siete años de existencia.
"Alteza: Os deseamos, en compañía de la Princesa y de vuestros hijos, una Navidad feliz; la misma Navidad que deseamos en todos los hogares de España."
Fue así la respuesta del Príncipe:
"Agradezco las palabras nobles y sinceras que acabáis de pronunciar, que nacen sin duda de ese amor a la Patria que habéis señalado y de esos deseos de 'todo lo mejor para España" que acabáis de expresar.
"Yo también experimento profundamente estos mismos sentimientos, y por ello me he entregado sin reservas a la misión que la Providencia me ha deparado y que el pueblo español, a través de sus cauces legítimos, ha querido confiarme para el día, que espero esté lejano, en que tenga que asumir la más alta Magistratura del país.
"Con profunda sensibilidad habéis aludido a los sacrificios íntimos que me han correspondido vivir, y os agradezco de verdad que sepáis valorarlos. Tened la seguridad de que no regatearé esfuerzos por servir a mi Patria. Lo aprendí desde niño, y estoy dispuesto a cumplirlo.
"Creo que vuestros afanes defendiendo con brío una postura tan gallarda y de tanto arraigo nacional como es la vuestra, es importante, pero sé muy bien, que comprendéis que no sois los únicos depositarios del patriotismo y que el amor a España no puede ser monopolio de un grupo.
"Por esto, quisiera recordaros, con palabras del Caudillo, 'que de la más viva variedad suele brotar la unidad más potente, cuando por sobre aquélla, se eleva una fuerte conciencia unitaria hacia la España mejor con la que vosotros y yo soñamos; es la tarea de esta generación que teniendo como base firme y clara nuestros Principios Fundamentales, dé vida y aliente ese común destino histórico que caracteriza a la Patria y que nos hará grandes, porque conservando las esencias de nuestra gloriosa tradición, responderemos adecuadamente a las exigencias sociales de nuestro tiempo.'
"En esta víspera de la Inmaculada, fiesta de tanto arraigo en nuestro pueblo, debemos reflexionar sobre nuestra actitud y proponernos trabajar al servicio de la unidad y grandeza de la Patria, con la gallardía y la firmeza del que sabe sirve a la verdad, pero con la prudencia y la generosidad, patrimonio de los hombres como vosotros, que habéis dado pruebas de las más altas virtudes patrióticas y queréis lo mejor para España."
La verdad es que las palabras del Príncipe no nos cayeron bien. Decirnos que no éramos "los únicos depositarios del patriotismo, y que el amor a España no puede ser monopolio de un grupo" equivalía a imputarnos, muy lejos de la verdad, lo mismo que nos decían quienes nos atacaban con furor, afirmando, entre otras cosas que, para identificarnos, hacíamos uso de la bandera de España. Si la enseña nacional era de todos los españoles, todos teníamos derecho a enarbolarla, y si el patriotismo es una virtud, según Santo Tomás, todos podíamos tenerlo, dando prueba de la misma. Tenían perfecto derecho -aunque no la utilizaban- a cobijarse bajo la bandera y a dar muestras de su amor a la Patria. No sólo no lo discutimos nunca, sino que vehementemente deseábamos que demostrasen su amor.
Debió advertir el Príncipe por el gesto colectivo de los visitantes, que no había caído bien su contestación, porque, dirigiéndose a mí, preguntó: "¿Qué os ha parecido?" Yo, con respeto, pero con sinceridad, le respondí que no estuvo acertado en su respuesta, que nos habían dolido algunas de sus frases, y que había tenido sobre mí una ventaja, la de conocer con anticipación el texto de mi saludo, mientras yo acababa de conocer la respuesta que acabábamos de oír.
No pudo pasar inadvertida nuestra reacción al Príncipe. Nos acompañó hasta la escalinata que da acceso al Palacio de la Zarzuela. Se fotografió con nosotros, y, sonriendo, me dio un abrazo.
Pero el abrazo no podía borrar lo dicho. Estimamos que era de obligación dejar constancia cierta de lo sucedido. En la sede redactamos diversas cartas. Fuimos corrigiendo y limando el texto. El definitivo, que envié al Príncipe, con mi firma, fue éste:
"Alteza:
"Creo un deber darle unas impresiones sobre la audiencia del viernes día 7.
"La había preparado cuidadosamente y con una gran ilusión, pensando en España, en el Príncipe y en Fuerza Nueva.
"En un momento político delicado, como el presente, llegar a la Zarzuela con una representación nutrida y calificada de un amplio sector del país, al que el patriotismo, y no otras razones que militaban de contrario, movían en esa dirección, constituía, a poco que se medite, un gesto importante y quizá decisivo para el futuro.
"Hombres de la Falange y de la Tradición, que habían vencido recelos y reservas, hombres más jóvenes, formados en torno a Fuerza Nueva, ofrecían el viernes una posibilidad definitiva de captación, para la que estaban expectantes y propicios.
"Yo envié a su Alteza las palabras que en nombre de todos iba a pronunciar, y que traté fueran objetivas, buscando aquello que puede ser punto de partida y vinculación a su persona, y marginando lo que pudiera ser motivo de discusión o desavenencia.
"Su Casa Civil me rogó suprimiese unas líneas, y aún cuando a mi juicio las mismas no quebraban esa orientación, las taché y las omití en mi lectura, utilizando para ello el mismo texto que la Casa Civil me devolvió.
"Su respuesta produjo en el grupo que le visitaba la reacción que pudo advertir de inmediato. La frase: 'comprendéis que no sois los únicos depositarios del Patriotismo y que el amor a España no puede ser monopolio de un grupo" nos hirió profundamente, no sólo porque la pronunciaba su Alteza, sino porque es la misma, hasta literalmente, que emplean nuestros enemigos, en la prensa y en la tribuna, la misma que uno de ellos, que a sí mismo se califica como fuera del Régimen, había pronunciado unos días antes en una conferencia celebrada en Barcelona.
"No aspiramos, señor, a tener ningún monopolio, aunque el patriotismo y el amor a España nos impulsan a posturas incómodas, a veces, y nos hayan movido a ir con 'inquietud y con esperanza" a saludarle de un modo corporativo y a ofrecerle nuestros puntos de vista, que, en evitación de cualquier mal entendido, le fueron presentados con antelación suficiente, para que, incluso de no haber estado de acuerdo, pedir su rectificación esencial, no conceder o cancelar la audiencia.
"Si en lo que yo dije hubiera habido algo torpe, equivocado o políticamente heterodoxo, lo correcto hubiera sido indicarlo, con toda la autoridad que os corresponde. Pero decirnos, con palabras de los que se obstinan en ofendernos, 'que no sois los únicos depositarios del Patriotismo y que el amor a España no puede ser monopolio de un grupo", nos hirió profundamente y nos hizo salir de la Zarzuela, no obstante las manifestaciones de cordialidad que luego nos prodigásteis, con la esperanza menguada y la inquietud crecida.
"No os niego la profunda desazón y el disgusto íntimo que esas palabras me produjeron, al poner en trance de frustración una tarea de acercamiento suave hacia vuestra persona de un sector amplio del país; labor de siete años que en este aspecto estimo fracasada.
"Alguien me recordó al terminar la audiencia aquellas palabras de Cristo: 'Si he dicho mal, corrígeme. Pero si he dicho bien, ¿por qué me hieres?" Y esta herida, que producirá, sin mengua del respeto que le debemos, una cierta frialdad, me preocupa. Ha sido una gran ocasión desperdiciada.
"Dios quiera que sus consejeros no frustren oportunidades como la que le ofrecimos ilusionadamente el viernes día 7 de diciembre, víspera de la Inmaculada, patrona de España, a la que recordásteis al terminar vuestra breve alocución.
"Reiterándole mi felicitación de Navidad le saluda con respeto su buen amigo
Fdo: Blas Piñar
POR LLEVAR MI APELLIDO
La posibilidad de que nuestro semanario suscitara una reacción popular a favor de los ideales de la Cruzada, cuando parecía que moralmente comenzaba a debilitarse el Sistema, no pudo pasar inadvertida al adversario. En su camino, perfectamente elaborado para lograr su propósito, no se tuvo en cuenta –quizá porque no pudo preverse- nuestra aparición en el escenario político. Por eso, cuando apenas había transcurrido un año de la aparición de Fuerza Nueva, tuvo lugar un incidente muy desagradable.
Los medios de comunicación, creo que sin excepciones, dieron la noticia de que uno de mis hijos, entonces con diecisiete años, había sufrido una agresión en la Facultad de Filosofía y Letras, en la que estaba matriculado. Fue el 6 de febrero de 1968.
Copio del diario Ya, de 7 de febrero: "(Ayer) por la tarde, el alumno don José Piñar Gutiérrez, cuando entraba en la biblioteca de dicha Facultad, fue objeto de una agresión por parte de tres estudiantes. Fue trasladado rápidamente a la Casa de Socorro de Universidad, en un vehículo de la Policía. La única información que nos ha sido facilitada, es el parte facultativo, que dice: "Lesión erosiva en la mejilla izquierda, de pronóstico leve".
Arriba, del día 8 de febrero, publicó una carta con la firma de M.D.B, en la que, narrando lo mismo, se decía: "Unos estudiantes se acercaron a un compañero suyo. Le preguntaron: ¿Eres hijo de Blas Piñar?, y al responderles afirmativamente, comenzaron a pegarle tan sólo por eso, por ser hijo de un gran hombre, de un gran español, que no duda en denunciar los sucios manejos que poco a poco van corroyendo algunos estamentos de nuestra sociedad".
La noticia de la agresión a mi hijo me la dio telefónicamente mi buen amigo Luis Coronel de Palma. Me llamó desde el aeropuerto de Barajas para informarme. Mi mujer se desplazó inmediatamente a la Casa de Socorro para recoger y traer a casa a nuestro hijo.
Recibí tarjetas, cartas y telegramas de conocidos y desconocidos, suscriptores y no suscriptores de Fuerza Nueva, manifestando, por una parte, su indignación por el hecho y, por otra, en apoyo y adhesión a nuestra dura tarea. Hubo, además, como puede adivinarse, llamadas por teléfono. Destaco la de Jaime Campmany, que lamentó lo ocurrido. Le di las gracias naturalmente, pero no pude por menos de decirle que sus ataques reiterados a mí, en tono, por lo menos despectivo y burlón, en los que el apellido Piñar se destacaba, no habían sido la causa, pero sí habrían podido contribuir e incitar a la agresión a mi hijo.
De las pruebas escritas de protesta y adhesión quiero reproducir algunas, especialmente significativas, como las siguientes:
La de José Luis Zamanillo (carlista), del día 8 de febrero de 1968.
"José Luis Zamanillo
"Abogado"
Excmo. señor don Blas Piñar
"Mi querido amigo:
"Deseo reiterarte por escrito mi indignación y protesta por la cobarde agresión sufrida por tu hijo en la Universidad. Aunque para los dos constituye un honor este acto. Ladran...
"Te felicito también, por tu acertado y oportuno artículo de ayer en Informaciones. Adelante con firmeza y serenidad. ¡Qué más quisiera el enemigo que perdiéramos los nervios!."
La de Rafael Gambra Ciudad, (catedrático y tradicionalista):
"No quiero dejar de expresarte mi indignación por el incidente de que ha sido víctima tu hijo en la Universidad, así como mi participación en tu justo dolor. Pidamos a Dios que no sea esto un principio de lo que tal vez tengamos que sufrir. Con una profunda comunidad de fe y emociones recibe un cordial abrazo de tu buen amigo".
La de Constantino Lobo Montero, (general de División):
"Constantino Lobo Montero
"General de división
"Mi querido amigo:
"Al ver por la prensa el incidente que ha tenido tu hijo José María en la Universidad, quiero escribirte para hacerte presente mi más cariñosa y sincera felicitación por tener un hijo tan extraordinario; al propio tiempo que celebro que no haya sido nada grave.
"Con este motivo, recibe un fuerte abrazo"
La de Antonio Carro Martínez (que fue luego miembro de la Presidencia):
"Antonio Carro Martínez.
"Querido Blas:
"Ante la incalificable agresión de la que has sido objeto, recibe mi testimonio de adhesión y amistad.
"Un abrazo."
La de José García Hernández (que fue luego ministro de la Gobernación):
"Ante la imposibilidad de no poder hacerlo personalmente, por estas líneas te envío mi recuerdo mas afectuoso uniéndome muy sinceramente a tus sentimientos por la cobarde agresión de que ha sido objeto un hijo tuyo".
La de José Blanco Argibay (oficial mayor del Ministerio de Información y Turismo):
"Ministerio de Información y Turismo.
"El oficial mayor
"Mi distinguido amigo:
"En el Ya de hoy leo la noticia de que su hijo José ha sido agredido a la entrada de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras por tres estudiantes.
"Seguramente los cobardes agresores han querido tomar represalias en su hijo por los valientes discursos de su padre.
"Es intolerable lo que está pasando. En el Nuevo Diario del pasado domingo se ataca a la Falange en un artículo lleno de veneno firmado por Calvo Hernándo. De seguir así las cosas vamos a tener que pedir perdón por haber vencido en la Cruzada y meternos debajo de la cama, porque muy pocas voces se alzan como la suya denunciando dónde está la verdadera causa de estos desórdenes públicos."
La de don Antonio Rodilla Zanón (Rector del Seminario de Moneada, (Valencia):
"Seminario de Moneada (Valencia)
"9 de febrero de 1968
"Mi querido amigo:
"Cada número de Fuerza Nueva me es una invitación para escribir a usted, felicitándole por una acertada y valiente orientación y agradeciéndole el mucho bien que con su pluma y su conducta nos hace.
"Mas siempre he creído que más que con cartas y palabras debo atender con mi oración y desde luego con gran afecto a estos hombres -hoy tan escasos que el Señor nos regala para el verdadero bien de la Iglesia y de España.
"Con todo, no quiero que falte la presencia de mi testimonio de ferviente amistad y de grande admiración, en estos momentos en que la siembra del enemigo -sobre todo del enemigo vestido de alzacuello- empieza a dar el fruto de golpes brutales en lo más inocente de su carne de usted.
Que todo le sirva a usted para purificar cada vez más su intención en esa lucha que con tanta fortaleza está librando. La recibirá el Padre como ofrenda expiatoria a tantas y tantas injurias y desatenciones como contra usted dirigen unos y otros."
La de monseñor Guerra Campos (secretario de la Conferencia Episcopal Española):
"El obispo-secretario del Episcopado español.
"Muy estimado amigo:
"Comparto su dolor por la brutal agresión que ha padecido en su hijo y por todo lo que la agresión y sus circunstancias significan.
"Es triste que haya incidido en ese momento el editorial de Ya, el cual, si no tiene más soporte que los hechos que yo conozco, es insidioso e injusto.
"Su hijo, que hace pocos días servía junto al altar del Señor, se consolará recordando por quién sufre. Pido al Señor que no falte su Paz en el corazón de usted."
La de don Luis Muñoyerro (arzobispo de Sión y vicario general Castrense):
"Enterado de la injusta agresión de que ha sido objeto en la persona de su buen hijo, me asocio a su sentimiento y dolor fraternal. Ya sé que no necesita mis palabras de consuelo y que estas pequeñas cruces que le envía el Señor, servirán para enardecerle más en su desinteresada labor apostólica, como es el excelente católico y perfecto patriota. Pero quiero manifestarle que, en estos momentos de persecución por la Patria, no le faltarán mi bendición y oraciones".
La de don Casimiro Morcillo (arzobispo de Madrid-Alcalá y presidente de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar).
"Comisión Episcopal de Apostolado Seglar.
"Presidente.
"He tenido conocimiento, por información de la Srta. María de Pablos, del hecho deplorable acaecido recientemente en nuestra Universidad a su hijo José.
"Intento hacerme cargo de la justa indignación, a la vez que del dolor, que se habrá apoderado de usted a raíz del triste incidente. Pero también me atrevo a adivinar los sentimientos de legítimo orgullo y de honda satisfacción que hallarán cabida en su condición de padre, al comprobar cómo un hijo suyo es capaz de subrayar, de tan singular manera, una línea de conducta que no ha aprendido tanto en los libros como, día a día, en el seno de su familia, y que se pone de manifiesto aún en edad tan temprana.
"¿Querrá aceptar, pues, mi felicitación?. No a todos los padres como a usted les cabe hoy la misma suerte, si bien ésta, al presente, se halle velada por los nubarrones de la violencia.
"Esperamos que todo pase y, mientras tanto, pido al Señor para usted -y muy especialmente para su querido hijo José- la entereza de ánimo unida a la mansedumbre cristiana.
"No quiero terminar sin expresarle mi complacencia, así como mi felicitación por el feliz desarrollo del acto de desagravio celebrado en San Francisco el Grande. Gracias a Dios, para cualquier observador de buenos ojos, el cariz del mismo fue en todo momento estrictamente religioso.
Enhorabuena, pues, a los organizadores.
"Reciba la bendición mas cordial, extensiva a todos los suyos."
El agresor o los agresores no fueron detenidos. Se refugió o se refugiaron en uno de los locales que en el edificio de la Facultad servían de sede a una de las Asociaciones de Estudiantes que se habían constituido para fomentar la subversión. Me puse en contacto con el Rector de la Universidad y con el ministro de la Gobernación, pero no tuve éxito. La policía -según me dijo el último- no podía entrar en el inmueble sin permiso del rector, y el rector dio el permiso con la demora necesaria para que el agresor o los agresores escapasen.
Fuentes: 1. ALERTA DIGITAL
2. ESCRITO PARA LA HISTORIA
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