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Tema: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

  1. #1
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
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    Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    Por qué se desató lo que parecía tan bien atado


    Un Régimen político proyectado con perspectiva de siglos apenas ha sobrevivido a la muerte de su fundador. En menos de seis meses el Estado franquista, con sus Principios, sus Instituciones, sus Leyes y sus Organismos, ha sido enterrado en las Cortes Españolas. En menos de seis meses el Estado franquista se ha transformado en Estado liberal y, si no fallan las leyes de la lógica y de la Historia, el Estado liberal se transformará en Estado republicano y sobre el Estado republicano se levantará nuevamente el Frente Popular. Lo que parecía tan bien atado se ha desatado antes de lo previsto. ¿Por qué? Por las cuatro causas que exponemos a continuación:


    Primera: traición [Nota mía. Del texto o contenido de este apartado podría interpretarse, en realidad, una ausencia de “traición”, en tanto en cuanto, una vez establecidas por Franco determinadas premisas consistentes en su “táctica” de ir colocando en puestos institucionales claves a personas de las que él sabía muy bien cómo “respiraban”, era lógico que se siguieran los efectos producidos por esas mismas personas a las que Franco favorecía deliberadamente].

    Bastantes años antes de la muerte de Franco, su Régimen albergaba en puntos claves de diversos Ministerios, especialmente Gobernación y Educación, unos corpúsculos venenosos, que hacían labor de termitas, multiplicándose sin cesar y entorpeciendo siempre e invalidando a veces las propias defensas y articulaciones del Estado. Gobernación estuvo presidida durante un período muy largo por un conspicuo y camuflado masón, y cuando éste se desvaneció en la penumbra, los adláteres eficaces de los titulares que le siguieron servían igualmente y con la misma habilidad las consignas de las logias. Educación ha sido desde mediados del pasado siglo la presa predilecta de la masonería, presa que nunca ha soltado del todo, ni siquiera en los primeros años del Alzamiento Nacional, y desde ese Ministerio a través de la Ley de 1970, obra de la Unesco, ha promovido la anarquía universitaria y la degeneración y marxistización de la juventud estudiantil española. La masonería colocó sus redes desde el principio en ambos campos y los frutos de su paciente captura han sido copiosos.

    La táctica de Franco «hay que dar carnaza a las fieras para adormecerlas» produjo efectos contrarios a los previstos: las fieras, a base de carnaza, es decir, a base de ceder constantemente a sus exigencias y pretensiones, a base de transigir y disimular sus infiltraciones en estructuras estatales, a base de mostrar debilidad arrugándose ante sus zarpazos, no sólo no se adormecieron, como se esperaba, sino que se excitaron y se envalentonaron tanto, que, burlando la vigilancia de su domador, se escaparon de sus jaulas, asaltaron el Poder y se instalaron en las poltronas directivas de la nación. Y así se produjo el caso insólito de un viejo domador dominado por sus fieras desenjauladas.

    Cuando desapareció aquel domador, la traición latente en su vida se hizo patente a su muerte, y los mismos que habían jurado lealtad a sus Leyes Fundamentales fueron los primeros perjuros que las infringieron, deshaciendo en pocos meses la obra de cuarenta años. La casta de los Arias, los Fraga, los Areilza, los Garrigues son el testimonio fehaciente de la contradicción.


    Segunda: corrupción político-administrativa


    Ningún sistema político resiste a la corrupción: por ella sucumbieron imperios, monarquías e instituciones. La Historia no conoce más excepción que la Iglesia católica; la cual, aun habiendo estado en siglos pasados y aun estando posiblemente en la actualidad corrompida en amplias zonas representativas, subsiste milagrosamente por la palabra de su Fundador, demostrando precisamente, con ello su origen divino. Las demás instituciones puramente humanas, aun dotadas de leyes justas, se derrumban si los hombres que las sirven se corrompen.

    Y esto es lo que ha sucedido con el Régimen franquista: su corrupción es otra de las concausas que han producido su desmoronamiento. Las contexturas y ensamblajes del Régimen han estado penetrados y dominados durante muchos años por vividores y desaprensivos, que fueron poco a poco transformando las estructuras en cuadros de parásitos, sembrando dentro del cuerpo político-administrativo los gérmenes de su descomposición. Son admisibles, sin merma del prestigio institucional, casos aislados de corrupción, siempre que la sanción pública recaiga sobre el público escándalo. El crédito institucional queda, por el contrario, gravemente lesionado cuando los titulares de altos cargos, públicamente conocidos como ventajistas y depredadores bajo apariencias legalistas de sueldos, autoconsignaciones y autoasignaciones, tarifas, comisiones, dietas o gastos de representación, no sólo quedan impunes, sino que al terminar sus mandatos ven compensados sus latrocinios, llamados «servicios», con sabrosas prebendas y pingües beneficios. La corrupción carcomió al Sistema y éste se derrumbó por su propio peso.


    Tercera: El intervencionismo estatal


    La intromisión administrativa con carácter permanente y exhaustivo en las actividades económicas, sociales y culturales de los ciudadanos, regulando hasta en sus mínimos detalles el desarrollo de sus trabajos, planes e iniciativas, impidió el nacimiento de fuerzas y cuerpos intermedios entre la persona y el Estado. La soberanía política aplastó a la soberanía social a razón de 3.000 disposiciones imperativas por año, y el individuo quedó inerme, solo y aislado frente al poder descomunal del poder público. Nació así una sociedad artificial, interferida por el Estado, presionada desde todos los flancos por la Administración y sus puntillosos omnipresentes y omnipotentes agentes. Esa comunidad atrofiada, encorsetada entre rígidas varillas de tipo autoritario, estaba presta a la reacción violenta tan pronto se aflojaran las bridas que la sujetaban. Si a lo largo de las décadas pasadas el Estado se hubiera limitado a la misión subsidiaria que le compete, reduciendo su acción intervencionista a casos extremos, la sociedad se hubiera desarrollado libremente con la pujanza que emana de sí misma cuando no encuentra entorpecido su desarrollo por presiones extrañas, creando unas cadenas de cuerpos y fuerzas sociales intermedias con sus fines y metas propias, con sus peculiares fórmulas de régimen interior, con la exuberancia inherente a la vida social, cuando ésta no se encuentra torpedeada en su natural evolución por la intromisión de los órganos estatales. Una sociedad así conformada y estructurada, respetuosa con la soberanía política, pero dueña de su propia soberanía social, no hubiera quedado afectada por la desaparición del gobernante que ostentó el poder público durante cuarenta años, porque aquella sociedad tendría tal vigor, tal potencia, tal reciedumbre, que por sí sola sería capaz de autodefenderse contra cualquier invasión extraña de tipo socialista o de talante liberal. Si el cuerpo social hoy languidece, si su contextura, que parecía tan bien trabada, hoy se desmorona, analicemos la sangre que fluye por sus órganos y tejidos, y observaremos que no es sangre propia, sino sangre inyectada autoritariamente a base de papeleo administrativo en dosis masivas.


    Cuarta: Política existencialista


    Nació el nuevo Estado de la esencia pura del espíritu, porque con la sangre de la guerra lo engendraron sus progenitores, Fe y Patria, pero después de nacer desertó, porque no desarrolló una política de ideales con fuerza expansiva y arrolladora para traspasar las fronteras y combatir otras ideologías y dominarlas y vencerlas con la potencia de la verdad inmutable, sino una política pancista, de reclusión timorata en el interior, cifrada en el aumento de la «renta per capita», en el desarrollo económico, en el nivel de vida, en el «dólar» como meta y consigna de las aspiraciones nacionales. Esa política existencialista, que sacrifica los valores de las esencias al «buen pasar» de la existencia, el ser al sobrevivir, las ideas a las conveniencias, nos ha conseguido simultáneamente uno de los primeros puestos entre los países industriales y una de las primeras cotas de la corrupción y podredumbre a escala mundial. Esa política existencialista del desarrollo material y del subdesarrollo moral, esa política inconsecuente medrosa y oportunista, es la que engendró unas Leyes Fundamentales, que por encerrar en su seno dos fuerzas antagónicas, como son la Tradición y el Liberalismo, habían de dar por fruto el triunfo de una o de otra. Hoy vemos que ha triunfado la fuerza del Liberalismo.

    • • •

    Tales son las cuatro causas que, al operar simultáneamente sobre el cuerpo nacional de España, han desatado fácilmente aquello que parecía tan bien atado. Y digo que «parecía» porque en realidad no pueden atarse ni conjugarse armónicamente la Tradición con el Liberalismo, la Centralización con los Fueros, el Estatismo con la libertad; en una palabra, los valores permanentes de las esencias, de los ideales, con los pseudovalores de las existencias despojadas de sentido trascendente.


    Julián GIL DE SAGREDO


    Fuente: FUERZA NUEVA Número 508. 2 de Octubre de 1976. Páginas 32 y 33
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  2. #2
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    Este señor Gil de Sagredo debió de cambiar de opinión al entrar en su apogeo la transición y declararse la libertad de prensa, porque al morir Franco pensaba una cosa muy distinta como puede comprobarse en el artículo de FUERZA NUEVA que reproduzco más abajo.

    Por las "razones" del sr Sagredo en 1976 se conoce que debía estar bajo los efectos de esos artículos antifranquistas de la época con que tan asiduamente nos obsequia precisamente Martín Ant, ya que están en su misma línea.

    Visto lo cual no puede saberse si el sr Sagredo estaba apenado por el derrumbe del Régimen; en caso afirmativo sus razones podrían ser sinceras. Pero es evidente que para el sr Martin Ant la razón de traerlas es falaz, pues esas "desataduras" fueron una bendición para quitar su odiado Régimen de en medio, ya que sus motivos de disidencia eran otros y muy de fondo. Pero todo vale, todo sirve para el cometido.

    ***
    Escribe Gil de Sagredo al inicio:

    En menos de seis meses el Estado franquista se ha transformado en Estado liberal y, si no fallan las leyes de la lógica y de la Historia, el Estado liberal se transformará en Estado republicano y sobre el Estado republicano se levantará nuevamente el Frente Popular.
    Véase la inconsecuencia de estas afirmaciones de Sagredo con las cuatro solemnes causas que denuncia. ¿Qué tendría que ver el derrumbe del Estado franquista hacia un Estado liberal... con la llegada posterior de una nueva República y un nuevo Frente Popular?
    Más bien, si todas ellas son fases de un mismo proceso, necesariamente las razones de todos esos derrumbes habrían de ser otras muy distintas, poderosas y no achacables a Franco.

    ****

    En fin, esto escribía ese señor Gil de Sagredo cuando aun razonaba, un mes exacto después de fallecer Franco, riesgo de derrumbe solo achacable al Exterior:


    Revista FUERZA NUEVA, 20-Dic-1975


    El Rey que quiere Europa

    1. ¡Extraño y curioso fenómeno! En el corto espacio de un mes se ha producido una metamorfosis singular: España, la cenicienta, la relegada, la que hace poco figuraba en el furgón de cola, viaja ahora como novia de Europa en coche de superlujo, halagada, lisonjeada y cortejada por las grandes potencias. Las mismas naciones que protegieron la campaña antiespañola, que cobijaron a los terroristas, que les facilitaron adiestramiento en escuelas y bases de lanzamiento enclavadas en su territorio, nos envuelven ahora con sus caricias, sus carantoñas, sus mimos y sus piropos. La hiel se ha convertido en mermelada. Sin embargo, que nosotros sepamos, España no ha cambiado: ha muerto Franco y ha sido proclamado Juan Carlos I como Rey de España: se han cumplido las previsiones sucesorias. Eso es todo.

    2. Entonces, ¿a qué se debe que Europa, antes hostil, pretenda ahora nuestra amistad? ¿A qué se debe que la comunidad Económica Europea que antes nos rechazaba empiece ahora a mirarnos con ojos complacientes? ¿A qué se debe que Gobiernos masónicos, que antes toleraban e incluso favorecían la escalada de la agitación y terrorismo contra España, restrinjan ahora las antiguas medidas antiespañolas, iniciando una política de lisonja y apaciguamiento? ¿A qué viene ahora esa proliferación y exhibición de halagos y caricias diplomáticas? ¿A qué viene todo ese manoseo y sobeo de complacencias internacionales?

    Mitterrand, gran maestre de la masonería francesa, en la última y prematuramente agotada obra que ha escrito sobre ese tema, nos sugiere el secreto del enigma. Los designios proyectados por la sinarquía sobre España, pasan, a la muerte de Franco, por tres fases o etapas: primera, de sustitución paulatina de la Monarquía instaurada del 18 de Julio por una Monarquía de corte liberal, con sus ornamentos de urnas, elecciones, sufragio universal, partidos políticos, parlamento, etc. Es la operación previa de desmontaje; segunda, de transición de la Monarquía liberal a la República, paso bien fácil para rematar el desgaste y desvitalización de las fuerzas religiosas y patrióticas, y tercera, España rota, destrozada, atomizada, será entregada como trofeo por vía de compensación a la URSS, convirtiendo a nuestra Península en zona de expansión comunista por el Mediterráneo y el Norte de África.

    3. Este es el pacto convenido entre nuestros “amigos” de las bases USA y nuestros antiguos enemigos de la URSS, según cabe deducir de la obra de Mitterrand. Y el precio de ese ignominioso pacto entre Estados Unidos y Rusia será un regicidio y la exterminación de España como nación. Esa es la significación de los halagos internacionales de la hora presente: esos son los planes y designios que, bajo la inspiración de la sinarquía, proyectan los gobiernos europeos que en estos días nos han visitado. Mientras nos regalan con sus sonrisas de arrope y ambrosía, nos están clavando el puñal por la espalda. Ahora será fácil nuestra integración en Europa: la masonería, “vestida de cándida doncella democrática”, acelera los pasos de la incorporación: le urge europeizarnos y democratizarnos, porque le urge convertirnos en un país de almoneda, porque le urge legalizar el divorcio, destruir la familia española, patrocinar el aborto, sancionar el asesinato de niños inocentes e indefensos, practicar la eutanasia, matar dulcemente a ancianos desvalidos, canonizar la inversión sexual y la homosexualidad... Eso es, en resumidas cuentas, la democracia europea, y eso significa nuestra integración a Europa: elevar un tanto nuestros niveles económicos y nuestra renta “per capita” y como contrapartida vincularnos a una Comunidad de naciones políticamente castradas en beneficio de una superpotencia económica al otro lado del océano, desmedular nuestro espíritu, mutilar nuestra libertad y autonomía, transformarnos en apéndices y ruedecitas de esa maquinaria ciclópea, sin dignidad y sin personalidad, que es la macrosociedad continental, que baila a ritmo y compás de la economía yanqui.

    4. Esos son los propósitos que acaricia la sinarquía sobre nuestra Patria mediante su europeización. Para lograr sus fines necesita una monarquía liberal, que le allane el camino y una tropa de escritores y periodistas que, desde las páginas diarias de la prensa, propugnen de manera suicida el “visado para Europa”, el cambio, la evolución y la ruptura. Esos escritores y periodistas son los pseudointelectuales, copistas y fracasados, antiespañoles, llenos de frustraciones y complejos: se encuentran en el área de liberalismo y de la Democracia Cristiana y realizan a la perfección el papel de comparsas, que les tiene asignado la estrategia de la comunidad Europea.

    Julián GIL DE SAGREDO


    Última edición por ALACRAN; 16/04/2021 a las 23:36
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  3. #3
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    Como se ve, nada de lo que ahí escribía Julián de Sagredo, certísimo, además, tiene que ver con lo que afirmaba en el texto inicial del presente hilo



    ************

    En cualquier caso una cosa es que el Régimen tuviera defectos, pero otra cosa es que esos defectos fueran los motivos de su derrumbe.

    Si eso fuera así de obvio, la mierdocracia que venimos soportando durante casi cinco décadas hubiera debido desaparecer a los dos años de implantarse, ya que todo él es un puro vómito. Y sin embargo, pervertido, antinatural, infecto, mera banda de ladrones... ahí lo tenemos, con visos para durar siglos y hasta milenios, y empeorando año tras otro...

    Las razones para “desatarse lo bien atado”, fueron básicamente ajenas a España, a los españoles de entonces y sí achacables a intereses foráneos y a los valedores en España de dichos intereses.

    -En primer lugar, la Iglesia, que tras la mutación del Vaticano II, mediados de los años 60, dejó sin apoyatura religiosa, teológica, y digamos “trascendental” al Régimen del 18 de Julio, y no sólo eso, sino que pasó a constituirse, sibilinamente en su más dañina enemiga. Estaba claro que, si a Franco aún le disculpaban, digamos, el “tic” y modos preconciliares, ya se sobreentendía que eso no ocurriría con su sucesor, que abrazaría el progresismo plenamente.

    -En segundo lugar, la sinarquía y masonería internacional, coincidente con los intereses comunes de las dos superpotencias la URSS y EEUU, y con sus filiales políticas europeas (gobiernos y grandes trusts capitalistas, partidos marxistas). Sucedía lo mismo que en el caso anterior; lo que a Franco se le disculpaba en vida no se concebía para con su heredero.

    -Que el "peligro comunista soviético" tan aireado y agitado siempre por Franco como señuelo del que "el liberalismo europeo era la antesala y la base" ya era inexistente para Europa y para España.

    -Descubrir que pese a pasados juramentos de fidelidad al 18 de Julio, Juan Carlos podría redimirse ante la “oposición” y ante “Europa” si se avenía a un sencillísimo “donde dije digo, digo Diego”, que ya los mass media, conjurados en el mismo proceso, se encargarían de maquillar y alabar como símbolo de paz, concordia y futuro ante la opinión pública. http://hispanismo.org/historiografia-y-bibliografia/28085-testimonio-sobre-la-gran-traicion-de-juan-carlos-marques-de-valdeiglesias.html

    -Que, así como para Juan Carlos, también para la clase política ya ex_franquista de entonces, el “pack” Iglesia-Capitalismo- Masonería- auguraba también un futuro maravilloso y tranquilo, protagonista codo con codo y en pie de igualdad con la fauna variopinta de socialistas, democristianos, comunistas, españoles exilados etc. que la partitocracia masónica europea apadrinaba desde tiempo atrás.

    -El caso contrario, reafirmarse en el 18 de Julio, o en el Tradicionalismo, o Falangismo, etc. implicaba pasar al bunquer, a saberse trasnochado, "culpable", y condenado al ostracismo, sin ningún protagonismo (ni dinero, ni fama...) de la maravillosa tarta política que para "todos" se repartía a España desde Washington y Bruselas, con bendición vaticana incluida.

    .
    Última edición por ALACRAN; 16/04/2021 a las 22:08
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  4. #4
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    Julián Gil de Sagredo escribe sobre Franco en la revista Fuerza Nueva, aunque por la grafía parece ser posterior a la Transición:

    «Eso de Alemania no solamente no es fascismo sino que es antifascismo; es la contrafigura del fascismo. El hitlerismo es la última consecuencia de la democracia. Una expresión turbulenta del romanticismo alemán; en cambio, Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquías, sus escuelas y, por encima de todo, la razón.»
    José Antonio, Diario La Rambla, 13 de agosto de 1934.

  5. #5
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    “Nacimiento, vida y muerte del Movimiento Nacional”


    Revista FUERZA NUEVA, nº 529, 26-Feb-1977


    AULA DE FUERZA NUEVA

    “Nacimiento, vida y muerte del Movimiento Nacional”

    Higinio París Eguilaz


    “La culpa de la muerte del Movimiento no la tiene el Gobierno Suárez. Éste ha extendido el acta de defunción, pero la decadencia ya venía de mucho antes”, dijo Higinio París Eguilaz, colaborador habitual del diario “El Alcázar”, en el aula de FUERZA NUEVA el pasado jueves día 17. La conferencia aparecía bajo el título “Nacimiento, vida y muerte del Movimiento Nacional”, dentro del VIII ciclo de conferencias que organiza nuestra agrupación política.

    La presentación estuvo a cargo de nuestro director, Pedro Rodrigo Martínez quien ante un salón abarrotado -cerca de dos mil personas- manifestó que daba entrada a un economista con misión política, hombre, sobre todo, que veía la vida desde un prisma de lealtad, de fe, y con arreglo a las normas de principios inmutables.

    ***
    El conferenciante habla en principio de la invitación que le había cursado el presidente de FUERZA NUEVA -quien se encontraba a su izquierda- para intervenir en el ciclo. Presidente de una agrupación política -dice- “que ha sido el primer político español que tuvo la clarividencia de percibir el resultado de lo que se llamó política de “apertura” iniciado en 1974. Ahora -prosigue- realizaremos un análisis resumido de los hechos más importantes transcurridos entre 1936 y 1975”.

    España -refleja el conferenciante- tiene capacidad de recuperación ante lo que acontece en su suelo, y explica cómo el Alzamiento militar de 1936 se produjo porque aquella situación era insostenible. “No hubo -como algunos sostienen- una sublevación militar frente a un gobierno republicano, sino que, como consecuencia del vacío de poder que se había creado, lo que se produjo fueron dos levantamientos: uno nacional y otro social comunista”. “Más tarde -continúa Higinio París- llega la guerra y la lucha contra las Internacionales, guerra que, si para algunos no estaba suficientemente clara, para mí y para otros muchos, era el móvil de la lucha por un movimiento de liberación, no de tiranía”.

    Adentrándose en los factores históricos que configuran la España de posguerra, centra su conferencia en un antagonismo evidente: el que contaba con partidarios entre los principios del 18 de julio y entre los enemigos de éstos, que pretenden malograr sus fines. Hubo una Unificación, en 1937, en la que tal vez existiese una intención de crearse un partido franquista, que Francisco Franco rechazaba; éste, por otra parte, se dio cuenta de que sin una doctrina y sin una participación popular sería muy difícil ganar la guerra e imposible ganar la paz.

    Después hubo un ataque por parte de los tecnócratas, a partir de 1958, y en 1967, a raíz de la Ley Orgánica del Estado, en la que se suprime toda alusión a Falange Española Tradicionalista, culmina un proceso de descomposición política del Movimiento Nacional.

    “Si somos objetivos -remacha el orador- debemos reconocer que no ha sido este Gobierno (Suárez), sino los anteriores, los que abandonaron los principios del 18 de Julio, y ahora se ha reflejado en las leyes lo que era una situación de hecho y se está enterrando lo que era una burocracia muerta”.

    ***
    Pasa más adelante a hacer un balance de la actividad económica del Movimiento. Nacional a través de todas sus épocas, parándose especialmente en el impulso industrializador de los primeros años, que hicieron posible el desarrollo de España en energía eléctrica, acero, cemento, productos químicos, fertilizantes y medios de transporte. Se refiere después a la hostilidad manifiesta contra España, que llegó al extremo de que un empréstito exterior de los millones de dólares que se había preparado fuera imposible ponerlo en circulación porque las financieras de diferentes países anunciaron que no suscribirían aquellos títulos. (...)

    ***
    Finalmente hace un apartado especial que dedica a Francisco Franco, centrando su análisis a partir de la fecha de su fallecimiento. “La gente no se explica -dice- cómo un año después de la muerte de Franco se haya renunciado a los principios del 18 de Julio y producido un cambio adoptando otros principios contrarios”, comenta París Eguilaz. Muestra cómo son otra vez las Internacionales las que juegan un papel de primer orden, batallando por derrocar el Régimen que había sacado a España de una parálisis y de una colonización. “Pero no nos escandalicemos demasiado -continúa con ironía-; si la ideología del 18 de Julio, como hemos señalado, había sido abandonada, la nueva generación sólo tiene como alternativa el marxismo o la democracia liberal”. Y en otro momento, el conferenciante asegura: “Este abandono no se ha producido por la derrota en una lucha armada, ni por un levantamiento popular revolucionario, sino por falta de voluntad de lucha y de fe para perfeccionarlo que se había recibido por parte de los dirigentes políticos”.

    Todo forma parte de una agresión política y otra agresión económica, que el orador explica detalladamente. Y concluye afirmando que a pesar de los logros del Movimiento, y a pesar también de los beneficios sociales que hizo posible la política de Franco, éstos no fuesen correspondidos por la acción de sus Gobiernos. Y es que el hombre necesita ilusión para vivir, y si le arrancas una ideología desde el Poder, tiene que abrazar otra. “Lo más triste -prosigue- es que los que dieron lugar a esto, y hoy aparecen a través de extrañas alianzas, se nos quieren presentar como salvadores de la Patria”. (…)


    Última edición por ALACRAN; 01/04/2022 a las 15:40
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    Tanto el anterior artículo como el siguiente (y alguno más que pueda llegar) no son de mi agrado; los considero facilones, simplistas y escritos a toro pasado; sus autores no hubieran escrito sus "evidentísimas" razones tan solo un año antes, por no haber ni imaginado la caída del Régimen.

    Además, aparte de ignorar el Vaticano II y sus mandatos democratizadores (causa principalísima), omiten otras de orden psicológico-utilitario en los gobernantes, y sociológico o económico en el entorno; etéreas, enjundiosas y difíciles de definir.
    Última edición por ALACRAN; 30/06/2022 a las 16:41
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    “La traición de los intelectuales”


    Revista FUERZA NUEVA, nº 534, 2-Abr-1977


    “LA TRAICION DE LOS INTELECTUALES”

    Conferencia de Ramón Graells Bofill

    Después de haber sido abierto el acto por el presidente, Ruiz Hernández, y presentado el orador por el secretario general De Homs, el joven Ramón Graells Bofill desarrolló el tema “La traición de los intelectuales”, en una brillante conferencia.

    Empezó estudiando la campaña, que, partiendo extramuros del Régimen para infiltrarse en él y proceder a su desplome, se puede dividir en tres etapas: La de 1939 al 45. La del 46 al 56 y la del 57 al 76.

    ***
    Explica la primera etapa, única en la que el movimiento intelectual nacional actúa libremente por la Victoria, por la lejanía de los rojos y por hallarse éstos inmersos en la contienda mundial. Existe el respaldo de tallas como Eugenio D’Ors, Azorín, Gerardo Diego y otros. De todas formas, hay factores que relativizan el éxito: el diezmo producido por la Cruzada y también aquéllos que “in pectore” llevan el germen de la traición o del abandono próximo, como Dionisio Ridruejo, Pemán, Julián Marías, Laín Entralgo, Tovar... Paralelamente, hay políticos que todavía despliegan sus “desvelos” pero anidan otras cosas como Ruiz Giménez y Areilza. Ya entre el 42 y el 45, Ridruejo y Laín Entralgo sueltan balbucientes discrepancias.

    La segunda etapa, 46 al 56, es la definitiva, con la derrota del Eje y el principio de las deserciones al ver la inquina contra España de las potencias vencedoras. El comportamiento de Ruiz-Giménez en Educación Nacional (procedente de la Santa Sede) equivale, en el ámbito intelectual, al asesinato de Carrero Blanco en el político. Empieza la “mano tendida”, equivalente a la reconciliación de los últimos años, y el entreguismo intelectual; así, llegan Fernández Miranda a la cátedra de Oviedo; Tovar a la rectoría de Salamanca, con un discurso inaugural que es una apología de Giner de los Ríos. No hacía tanto que Tovar quería la entrada de España en guerra al lado del Eje. También Julián Marías accede a la cátedra; Ridruejo se convierte en liberal demócrata, y en revistas del SEU, financiadas por el Ministerio de Educación Nacional, empiezan a aflorar síntomas de izquierdismo y entreguismo, con diversas consignas. El virus está actuando. Los estudiantes ya leen obras de gentes de izquierda, mientras comienza una retirada gradual de los más afectos al Régimen. A causa de disturbios provocados por lo que él ha sembrado, cae Ruiz-Giménez, pero no arrastra en su caída a los ya infiltrados traidores y contrarios al 18 de Julio. Al contrario, van ampliando sus gentes y sus medios.

    Tercera etapa: 57 al 76. Se consuma la total traición intelectual a nivel de base y desmontaje total del Régimen, intelectualmente. Desaparece el SEU, acceden masivamente al profesorado izquierdistas de toda calaña, desaparecen tajantemente las obras de D’Ors, por ejemplo, y todos los afectos. El remate es el desprestigio, difamación o silencio total sobre ellos, empezando desmelenadamente el homenaje constante a los izquierdistas, como García Lorca y Antonio Machado. Los premios literarios recaen invariablemente sobre izquierdistas y comunistas. Todo ello dejado la intelectualidad preparada para la más abyecta y brutal traición política en el momento cumbre del asesinato del presidente Carrero Blanco.

    ***
    Como epílogo, el orador se pregunta qué alternativa seguir, y formula como urgente la formación de un Frente Nacional Cultural. Destaca como muy loable el intento de FUERZA NUEVA de agrupar a las promesas jóvenes, hoy anónimas, pero reciamente nacionales. Urge, prosigue Graells, rescatar a los arteramente soterrados, Maeztu, D’Ors y otros. Anuncia la preparación de homenajes a estos amordazados por la “cultura democrática”. Termina recordando a José Antonio: “A los pueblos no los han movido nunca más que los poetas y ¡ay del que no sepa levantar frente a la poesía que destruye, la poesía que promete!”

    Fervorosos aplausos subrayaron el final de la interesantísima disertación del joven abogado barcelonés Ramón Graells Bofill.

    F N Barcelona



    Última edición por ALACRAN; 30/06/2022 a las 16:40
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    “Si la juventud de los lustros 1925-35 estaba dominada por corrientes totalmente hispánicas, a la juventud del último franquismo le faltaba todo lo que antes sobraba…”



    Revista
    FUERZA NUEVA, nº 119, 19-4-1969

    Los efectos de un vacío

    La juventud española, cuyo ingenio parece que ha desaparecido, está produciendo un alarmante llamada a la conciencia de aquellos que deberían haberla dirigido con una esencia valiosa y valiente. La técnica del “borbotón” sigue siendo exclusiva de nuestra raza, de nuestros hombres. Los efluvios de la mente, el movimiento intelectivo de nuestros patriotas han vuelto a producir un nuevo parón en la vida civil de la España querida.

    Si tenemos que reconocer, con toda justicia, que la juventud de los lustros 25-35 estaba completamente dominada por unas corrientes ideológicas plenamente desarrolladas, con esencias totalmente hispánicas, hay que reconocer que a la juventud de nuestro presente (1969) le falta todo lo que antes le sobraba.

    Si la figura de una personalidad definida y definitiva, como fue José Antonio, llenaba hasta la médula los espíritus más escondidos de nuestros padres, hay que hacer notar que nosotros, sus hijos, hemos carecido de una fuente de ideas desde nuestro nacimiento.

    ¿Qué ha producido esto? Primeramente, un desconcierto al ver que, en el interior de nuestra juventud, sólo flotaban vagamente sombras que de rechace nos caían y que nos encontrábamos sin la menor presencia ideológica acorde a nuestra época y a nuestro país. Así degenera la juventud en un mimetismo extranjerizante, que lo único que produce es el absorbimiento de las consignas o gritos oídos, vistos o contados desde el extranjero. Así nos engañamos, así creemos que estamos a la “altura” ideológica del resto del mundo, y nos convertimos en sábanas fantasmagóricas sin espíritus que nos muevan, en meros escaparates de muestras que, ni existen en el país ni pueden existir, porque les falta el ambiente mínimo para su subsistencia.

    La ausencia de un líder juvenil, la desgraciada mitificación que borró a la juventud la posibilidad de renacer a José Antonio, ha producido que veamos con descontento nuestro futuro y que nuestros mayores no comprendan el porqué de nuestra actuación. La cosa creo que está clara: estamos vacíos y el esfuerzo de llenarse nuestro interior adquiriendo las muestras progresivas del extranjero no produce sino desconcierto en la vida nacional y ver al horizonte poco nítido para cuando lleguemos a dominar el destino de nuestro país.

    Si no se remedian las cosas, y no me parece de fácil ejecución, con la creación o renovación de una hispanofilia ideológica para nosotros los jóvenes, podemos caer en una nación más aburguesada aún, con una edad para las pedradas y los gritos, acomodamiento para la pos-juventud, a barrer cada uno para sí mismo y lograr de esta manera morir rodeado de riquezas.

    El vacío parece haberse llenado pero no está lleno. ¿Seguiremos sin materia que lo cope o llegará a incorporarse a nuestra mente una esencia política y social capaz de educar a nuestra juventud?

    Nuestros mayores tendrán su oportunidad de iniciarlo, y nosotros de incorporarlo. Si esto no sucede, no seremos ni españoles ni extranjeros, sólo entes informes de rabia, furia, gritos y anarquía.

    José Manuel Reus


    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    ...
    Última edición por ALACRAN; 07/06/2024 a las 17:16
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    Al final, los derrotados militarmente en 1939 acabarían, con un entorno internacional favorable, venciendo ideológicamente en 1976 muerto Franco. Ya se auguraba tal cosa algunos años antes…


    Revista FUERZA NUEVA, nº 120, 26-4-1969

    Abstracción de la victoria

    Casi nos da miedo, en la sociedad actual (1969) hablar de la Victoria de 1939…, pues tememos se nos tache de “triunfalistas”. Ya se sabe que, en España, el eterno “modelo extranjero” se aplica profusamente para criticar las lamentables imperfecciones españolas… “En tal país existe…”, “en tal país se hace…”, son conocidas frases de carácter político, “snobistas” y estereotipadas, comparativas de nuestros defectos nacionales respecto a las virtudes extranjeras…

    Y nosotros, ingenuos, seguimos tal sistema elogiador de los foráneo y, así, recordamos cómo, por ejemplo, nada más, norteamericanos y franceses siguen celebrando cada año, triunfalmente, sus sendas victorias militares y políticas sobre ingleses y monárquicos en el siglo XVIII… Pero, a la vista de unas conmemoraciones tan lejanas en el tiempo, osamos preguntar a nuestros sabihondos “snobs” políticos si tales países no estarán cayendo inadvertidamente en un retrógrado triunfalismo inmovilista, impropio de finales del siglo XX. Con rapidez, se nos contesta airadamente que estamos disparatando, que no sabemos lo que decimos, que somos unos gamberros políticos.

    Sin embargo, esos mismos que así juzgan y condenan nuestra ingenuidad, después, ante la gozosa conmemoración en España de una jovencita Victoria de tan sólo 30 añitos de edad -una niña comparada con las otras dos señoras americana y francesa de casi 200 años de vida, alifafes y achaques aparte-, inexplicablemente pierden los nervios, se contradicen con lo elogiado del Extranjero y, con teatrales desgarramientos de democráticas vestiduras, califican tal patriótica acción con las típicas y tópicas frases de su pintoresco dialecto político: “es inmovilismo”, “triunfalismo trasnochado”, “impropio de la nueva mentalidad postconciliar y dialogante”… ¿En qué quedamos, pues? En una espantosa confusión.

    Pero no queremos hablar ahora de los éxitos extranjeros ni de nuestros indígenas panegiristas de aquéllos, sino de nuestra Victoria y su circunstancia, de nuestro propio éxito militar y político -no económico ni técnico, muy importantes-, al que nuestros “snobistas” le quieren encorsetar un absurdo complejo de inferioridad, ocultarle a los ojos de las visitas cual pariente pobre y cateto del que se avergonzasen, aunque todo se lo deban a él.

    Hemos leído un artículo de José Martínez Emperador titulado “Trascendencia del 1 de Abril”, y publicado ese mismo día de la Victoria por “Arriba”. Consta de once párrafos muy claros e interesantes. Y estamos totalmente de acuerdo con seis de ellos, pero tenemos reparos -con toda modestia y respeto- respecto a cinco restantes.

    Comenzando por el párrafo que más nos ha llamado la atención, dice Martínez que “la injusticia perduraría si la efemérides que hoy conmemoramos nos fuese presentada como el sometimiento de un grupo por otro, como la anulación sistemática e impecable de todo cuanto representaba la facción reducida”. Es sorprendente. Todos, o casi todos, sabemos qué representaba la “facción reducida” por la victoria nacional: un “frente popular” marxista, causante de buena parte del millón de muertos y de irreparables daños. ¿De dónde puede ser “injusta” su anulación sistemática e implacable?

    Hablando del 1 de abril, dice Martínez que “da por finalizada la más cruenta guerra civil de que recuerda nuestra Historia”. En el actual contraste de pareceres, unos hablamos de Cruzada y otros de guerra civil. Si se escoge este último calificador, ¿qué se dice, conscientemente o no? Que “aquello” fue el enfrentamiento de dos facciones -las dos Españas- con idénticos derechos, razones y buenas intenciones, obteniendo la Victoria la que tuvo más suerte.

    El 1 de abril -sigue Martínez- no puede ser excluyente del bagaje positivo de ambos sectores contendientes, sino que debe constituir la síntesis depurada de unas ideas permanentes”, añadiendo que “nuestra mentalidad política no puede sustraerse de todas y cada una de las corrientes ideológicas que han tenido arraigo en el país”. Por último, refiriéndose a José Antonio dice que “el Fundador marca la impronta para una inicial reconciliación y un posterior ensamblaje de las dos Españas en pugna, originarias tantas discordias civiles”.

    En otros tiempos -posteriores desde luego a 1939-, leímos, oímos, vivimos, prendimos y creímos que había renacido España y muerto la anti-España, que el Movimiento Nacional era la síntesis de la sana Tradición y de la sana Revolución, habiendo quedado atrás la derecha capitalista y la izquierda marxista. Para nosotros, la síntesis eterna era la estrecha colaboración patriótica entre la Falange y el Requeté, antes en la Cruzada y después en la paz. Pero estábamos equivocados. No debemos excluir el bagaje positivo (?) de los partidos liberales y marxistas, no debemos dar de lado a aquellas corrientes ideológicas, debemos reconciliarnos y ensamblarnos hasta conseguir una perfecta síntesis de los dos bandos: nosotros y el comunismo, estrechamente unidos… ¿Cabe mayor despropósito?

    Se ha dicho muchas veces que la guerra terminó para todos. De acuerdo. Se ha dicho también que la Victoria lo fue para todos. De acuerdo también. Pero en tanto en cuanto que dicha “propiedad común” se refiere a toda clase de beneficios obtenidos por la paz, pero antes por la victoria queremos decir, ya que hoy día sólo se habla de aquélla y apenas nada de ésta. Pero todo ello en cuanto españoles sin más. Con lo que no estamos ni estaremos nunca de acuerdo es con esa maniobra de querer hacer partícipes en la gloria de esa victoria a unos sectores, bandos, facciones, partidos e ideologías marxistas cuyo triunfo hubiera significado la derrota de la verdadera España, la inexistencia de libertades, indultos y prescripciones de delitos de cualquier clase.

    Se quiere hacer una abstracción de la Victoria del 1 de abril de 1939. Ahora (1969), a los treinta años, se pretende hacer ver a las nuevas generaciones que España nació nuevamente gracias al esfuerzo y al sacrificio de todos los españoles que participaron en aquella cruentísima guerra, fuesen del bando que fuesen... Pero la Victoria no fue una abstracción, sino la obra personal y concreto de una sanísima parte del Ejército español -ya que la otra, porcentajes aparte, estuvo con la “facción roja”-, de la Falange y del Requeté, mientras que sus oponentes no estaban con España, no deseaban “una España mejor” como ahora están diciendo por ahí, sino su destrucción al servicio de una disciplina internacional, cuya prueba irrefutable era su grito de guerra: “¡Viva Rusia! ¡Muera España!”

    La Victoria para todos los españoles. Y todos sus frutos. Y todos los que se puedan conseguir en esta santa paz, que algunos pretenden destruir. Pero “ius suum quique”. A cada uno su derecho, sin tergiversar la Historia trastocando los papeles de los protagonistas de la misma.

    Sabemos que, a estas alturas, no es conveniente hablar de “vencedores y vencidos”, porque la guerra y sus consecuencias políticas y legales han terminado para los segundos -no queremos ahora hablar de las consecuencias íntimas y particulares de cada uno de nosotros. Sólo queremos recordar a los precipitados que la reciente disposición oficial prescribiendo los delitos marxistas -no puede tratarse de otros- se refiere a los cometidos con anterioridad al 1 de abril de 1939, no con posterioridad.

    Si ello es así, si los “vencedores” están cediendo por una gran caridad política, en pasadas posturas “triunfalistas”, externas, simbólicas, sintetizadoras de toda una época especial ya pasada a la Historia con su amarguras y nostalgias muy recónditas, pero cuya continuación pudiera humillar y desasosegar a los “vencidos”, tal tremenda y quizá nunca agradecida generosidad deseamos sinceramente sirva al ensamblamiento y reconciliación no de ideologías irreconciliables en esencia sino de todos los españoles.

    Que Dios no quiera sirvan para erróneas interpretaciones políticas o para interesados anhelos partidistas a los que son tan dados los españoles, ni para que, en fin, los antaño “vencidos” crean que hogaño les llega en nuestro pendular país, la revancha tanto tiempo soñada -¡treinta años!- para erigirse, a su vez, en vencedores de los vencedores…

    Arturo ROMERO



    Última edición por ALACRAN; 07/06/2024 a las 13:57
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    “La desconexión entre victoria y paz, la exaltación frívola de una paz aséptica, nacida por generación espontánea, el olvido de cuanto hubo que sacrificar para su conquista, es uno de los errores más graves que hayan podido cometerse…”


    Revista FUERZA NUEVA, nº 120, 26-4-1969

    SUMA Y SIGUE

    Por Blas Piñar

    La guerra, como fórmula necesaria para que el país volviera a encontrarse a sí mismo, terminó el 1 de abril de 1939. Pero el final de aquella guerra se limitó a dos cosas: a declarar “cautivo y desarmado el Ejército rojo” y a dejar constancia de que “las fuerzas nacionales (habían) alcanzado sus últimos objetivos militares”.

    Un parte castrense tenía que expresarse así, de una manera tajante y lacónica, aunque por debajo ardiera toda la alegría y el júbilo inmenso de la victoria alcanzada.

    A los treinta años (1969) de aquella jornada inolvidable, se declaran sin reservas ni excepciones, al amparo de una juridicidad escrupulosa y elegante, caducadas las acciones para perseguir los delitos que se hubieran perpetrado durante el transcurso de la contienda. Ejemplo verdaderamente excepcional en la Europa que, contra todo principio de derecho, ha decidido la prórroga de los plazos de prescripción para los hechos semejantes que se cometieron durante la pasada guerra mundial.

    Pero si la guerra, como conflagración, tuvo su fin, la guerra, como lucha ideológica, ni terminó entonces, ni ha caducado ahora. La que se llama guerra subversiva es el pan nuestro de cada jornada de los estados mayores, y en ella hay que formar a los especialistas que se requieren para mantener erguidas las banderas que consiguieron la paz apuntándose la victoria.

    La desconexión entre victoria y paz, la exaltación frívola de una paz aséptica, nacida por generación espontánea, el olvido de cuanto hubo que sacrificar para su conquista, es, a mi juicio, uno de los errores más graves que pueden, quizá hayan podido cometerse, con la mejor de las intenciones, porque una paz de ese tipo ni se valora ni se estima por aquellos que la disfrutan, e induce al enemigo derrotado a cancerarla con su propósito de desquite y la sustitución de las ideas que impulsaron a los vencedores por las ideas que defendieron los vencidos.

    Nadie que observe con atención a la sociedad española en que vivimos, es decir, la que formamos hoy (1969), a los treinta años de la victoria nacional, puede desconocer que el rapto ideológico se ha producido en parte, y en especial en centros nerviosos y vitales del país, que ocupan un lugar decisivo en las tareas orientadoras de la opinión.

    Pero siendo un síntoma poco grato esta realidad que a tantos sobresalta al contemplar sus consecuencias y su posible desenlace, lo que ya no es posible desconocer, por mucha retórica que se emplee, es que la guerra, como rotura de hostilidades, como choque violento, aunque se limite a escaramuzas, ha vuelto a iniciarse. No es una lucha convencional y de trincheras, pero es una “confrontación” de gentes armadas, en la que se califica de enemigo al que representa la victoria de 1939, y se predica el odio, un odio a muerte, sin piedad ni misericordia para los que oficialmente, o con la gallardía de su postura, no desmienten su vinculación a las ideas y a las fuerzas políticas que rescataron a España del terror.

    En la lista de bajas ya tenemos nombres que invocar y almas por las cuales rezar. En la lista de atentados, ya podemos llenar, con una recopilación apresurada, unos cuantos folios. En la lista de las amenazas, de panfletos subversivos, de palizas, de breados y pintarrajos, ya es fácil escribir un libro-resumen, y no faltan algunos distribuidos por ciertos sectores, con carácter más o menos confidencial.

    Alguien podría advertirnos que estos son incidentes de pequeña importancia, que sirven para ocupar a la policía y a las fuerzas de orden público. Pero cuando se sabe a ciencia cierta que tales incidentes no son acontecimientos aislados y desconectados entre sí, sino que obedecen a un plan perfectamente estudiado y llevado a la práctica con arreglo a un estudio psicológico, geográfico y político de la situación, el tema merece estudiarse con respeto. Y cuando, además, se conoce cuál es la cabeza dirigente, los medios poderosos de que dispone, las facilidades que ha encontrado para la infiltración, el desarme moral en que la Administración ha ido dejando al país, que no llega a darse cuenta de la magnitud del peligro para enfrentarse con él, entonces el problema adquiere matices nuevos que obligan a quienes ejercen autoridad a la adopción de medidas eficaces e inmediatas (...)

    Blas Piñar

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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    … “La política de avestruz seguida por la Secretaría General del Movimiento en la Universidad, culminó en el año 1965 con el silencioso derrumbamiento del SEU (Sindicato Español Universitario)” …



    Revista FUERZA NUEVA, nº 124, 24-May-1969

    LA CAÍDA DEL S.E.U. (Sindicato Español Universitario): un escándalo político

    La política de avestruz seguida por la Secretaría General del Movimiento en la Universidad, culminó en el año 1965 con el silencioso derrumbamiento del SEU.

    La concienzuda labor de zapa de unos determinados sectores políticos en contra del Régimen (franquista) -desde dentro del mismo- acalló las tímidas protestas que se alzaron. La Secretaría General prefirió esconder la cabeza en el sótano de su lamentable burocratización.

    La actividad corrosiva iniciada en el año 1956 había dado su fruto: desmantelar el último bastión universitario ante el cual se diluían los asaltos marxistas por un lado y los sinuosos embates de la mezquina y liberaloide “democracia tipo europeo”, por el otro.

    La excusa surgió al amparo de la podredumbre del estamento docente. El SEU, con su organización jerárquica vinculada íntimamente a un organismo oficial ajeno por completo a los catedráticos, a los rectorados y al propio Ministerio de Educación, era un objetivo a batir. La interminable lista de propuestas constructivas presentadas por el Sindicato, aunque desestimadas una y otra vez, constituían un lastre y una acusación hacia un estado de cosas que se prolongaba de forma escandalosa.

    La Universidad era feudo de los catedráticos y estorbaba la postura de perpetuo fiscal adoptada por el SEU, no tanto por el hecho en sí como por el solidario apoyo que significaban las interminables listas de afiliados al Movimiento Nacional. Detrás del organismo oficial estaba la afirmación y la simpatía de las nutridas filas de los excombatientes del 18, de julio que veían aún en el SEU el crisol y la levadura de una España nueva, más joven y más justa.

    Se coaligaron así dos movimientos, el político -marxismo y democracia liberal- escudado en el confuso terreno de las reivindicaciones estudiantiles, y el profesional -estamento docente retrógrado y soberbio-, que maniobraba a través de su enorme influencia el Ministerio de Educación.

    La señal de alerta había sonado primero en 1956, y se había venido repitiendo con insistencia hasta culminar con la campanada de la destitución-dimisión de Daniel Regalado, penúltimo jefe nacional. El motivo: haberse permitido el lujo de criticar a los catedráticos. Sospechosamente coincidieron así dos hechos sintomáticos: el barrido -esta es la palabra más acorde- de un representante legal de los estudiantes, y otro el encrespamiento de los entonces pequeños grupos de activistas. La claudicación llegaba a su límite. Se entregaba de forma cobarde a los grupos de agitadores la atrayente bandera de las reivindicaciones estudiantiles. Era el mejor servicio que podía hacerse a los enemigos de España.

    Los motines y algaradas posteriores, así como la misma prensa, darían publicidad y razón a las primitivas peticiones del SEU que, a pesar de su torpe política de abrirse sin control previo a gente sin talla -trepadores y oportunistas- o a auténticos profesionales de la violencia y la algarada, se había mantenido durante años, mal que les pesase a algunos, como paladín incansable de las causas justas estudiantiles, como perpetuo fiscal del estamento docente español, anquilosado retrógrado y oligárquico.

    Nacerían después las asociaciones profesionales, directamente vinculadas a los Rectorados y al Ministerio -la estaca detrás, por si acaso-, que se sostendrían durante dos años en base solamente a la habilidad y el prestigio de su primer y único presidente, Ortega Escós. Su situación inestable entre los estudiantes y el Ministerio -la espada y la pared- sería factor decisivo en su caída.

    Después el caos total; la revolución en las aulas, el río propicio para el único pescador con licencia: las células comunistas.

    Manuel AGUIRRE ALONSO

    Última edición por ALACRAN; 21/08/2024 a las 14:10
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  13. #13
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    Re: Por qué se desató lo que parecía tan bien atado (Julián Gil de Sagredo)

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Al final del franquismo los ya llamados "ultras" eran mal vistos por los evolucionistas, que marcaban la opinión oficial en la mayoría de periódicos, y que en secreto anhelababan la futura transición


    Revista FUERZA NUEVA, nº 131, 12-Jul-1969

    ¿QUIÉNES SON LOS “ULTRAS”?

    Escribe: Omar El Zegrí

    Desde hace algún tiempo (1969), ciertos periódicos, que a veces gustan de hablar en corro, vienen dedicando sus preocupaciones a unos personajes a quienes llaman “ultras”. Por acá nos gustan mucho las cosas claras y tenemos una ineluctable propensión a agarrar al toro por los cuernos. Por eso queremos enterarnos de qué cosa son esos “ultras”, o mejor expuesto, qué es lo que esos periódicos entienden por “ultras”.

    La palabra se puso de moda cuando la independencia de Argelia. Parece que algunos franceses no estaban muy de acuerdo con la forma en que tal acontecimiento se produjo y manifestaron su descontento en forma violenta, llegando incluso al crimen político, lo que les enajenó la simpatía internacional.

    No creemos que en la España de hoy (1969) haya “ultras” de esa clase. El peligro está en que alguno de estos periódicos o periodistas apellide “ultra” a quien no lo es, y de ahí esta “excusatio non petita” que no es sino un deseo de poner las cosas en claro.

    Al principio, se hablaba en los susodichos corros, con cierto melindre, de “ultras de derechas y de izquierdas”, pero era claro que lo que querían era referirse a los primeros, es decir, a los que los entienden por “ultras de derechas”. Ahora, algunos de los periódicos, más sincero, ha lanzado eufemismos y limpiamente asegura que lo que le preocupa es esto.

    ¿Ultras de izquierda? ¡No existen! Ya lo da a entender José Bugeda en “Pueblo”, y haciendo un titánico alarde de erudición histórica dice que “en España tienen más ambiente las contrarrevoluciones que las revoluciones y que cualquier renovador ha corrido el peligro mayor de verse arrastrado por las calles”. Por ejemplo, decimos nosotros, la revolución de 1835 con su solemne matanza de frailes, el Motín de la Granja de 1836, la Vicalvarada de 1854, la “gloriosa” de 1868 con su empellón a la reina Isabel, el abanico de revoluciones que fue la Primera República de 1874, la Semana Trágica de 1909 y, por fin, el Caos de 1931 a 1939, compendio y suma de todo lo anterior. Todo esto, como se sabe y sabe perfectamente el señor Bugeda fue obra de los reaccionarios. ¡Matrícula en Historia!

    Los ultras de izquierdas, pobrecitos, jamás rompieron un plato e incluso en los más recientes años, huelgas, barricadas, rectores al borde de la defenestración, atracos, liquidación de guardias y taxistas son cosa de los derechas. ¡Como los caramelos envenenados, vamos!

    Por todo lo cual, es necesario aclarar qué entienden estos queridos compañeros por “ultras de derecha”, que son los que particularmente les molestan. Porque estamos actualmente (1969) oyendo llamar ultra a todo el que tiene vocación de hombre honrado y valor para decirlo. ¿Quiénes son esos ultras?

    ¿Los que saben ser fieles a un ideal mientras viven, sin chaqueteos ni oportunismos disfrazados de “aggiornamentos”?

    ¿Los que han leído la Historia de España y quieren que ésta siga siendo una unidad de destino dentro de la civilización cristiana?

    ¿Los que se niegan a tirar por la ventana los mil años de fe religiosa y a que el culto de Dios se convierta en una verbena?

    ¿Los que tienen la pretensión de conservar la unidad territorial del país?

    ¿Los que se oponen a que España entre en senderos que la hagan otra vez bajar peldaño a peldaño al mar de sangre de 1936?

    ¿Las personas alérgicas a la bazofia escrita, filmada y representada o a la depravación de costumbres?

    ¿Los que todavía rinden culto a los valores que diferencian al hombre de la bestia, como lo pueden ser el honor, la honradez, la sinceridad y la decencia en todas sus manifestaciones?...

    Por lo demás, hay verdaderos ultras, verdaderos nazis y verdaderos integristas en otros puntos del globo. En España son pocos y no necesariamente amigos nuestros, al menos, por sus procedimientos. Si alguien nos llama por lo tanto “ultras” es por puro abuso de lenguaje, como se llama inquisidor a cualquier santo o gazmoña a cualquier mujer honrada.





    Última edición por ALACRAN; 18/10/2024 a las 14:05
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

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