Re: Xenofobia vs. xenofilia
El diario El Mundo se hace eco también de la noticia de la manifestación neonazi y su opositora. Algo se amplía lo dicho en el inicio del hilo, y ella parece recoger algo sus velas, debe de ser por si acaso. Pero lo más interesante de lo que recoge el diario está en los comentarios de los lectores. Hay un tuit de Eduardo Madina, que hasta ahora ha estado muy calladito, pero como suena la posibilidad de que a Pedrín le den la patada, vuelve a asomar el hociquito. Llama el "ilustre" don nadie indocumentados a los manifestantes, aunque no sepa si entre ellos hay notarios o ingenieros aeronáuticos aunque vayan con la cabeza rapada, lo mismo que ella también, en una muestra más de la intolerancia de la gente de esta extrema izquierda y sus asociados que nos están invadiendo en todas partes. Y es que el asunto empieza a tener ciertos tintes muy preocupantes, "no la hagas y no la temas", ya que se están pasando de vueltas dado que no ha habido, hasta ahora al menos, la lógica y natural respuesta, sino que se han mantenido posturas dignas de comprensión, pero todo tiene sus límites y el vaso está rebosando en todo su perímetro.
Así, en Europa están surgiendo grupos cada vez más grandes y numerosos de gente que está hasta la coronilla de estas políticas de los que si son una banda de indocumentados apátridas multiculturalistas, o sea, de esos que afirman "lo que yo digo lo impongo porque si que para eso soy demócrata y tú, facha de mierda, no cuentas nada..." y la cuerda cada vez se tensa más, claro está. Para un sueco, Suecia es su país, donde están sus tradiciones, costumbres, lengua, antepasados, religión, en resumen, es su nación y su patria, como para los españoles lo es España, o para los polacos, Polonia. Y por la misma regla de tres, cualquiera que sienta que su país está siendo re-diseñado, con una ingeniería social cuyo resultado no es otro que el de hacerlo desaparecer, tiene todo el derecho del mundo a manifestarse en contra y a defenderlo. Quizás puedan ser discutibles algunas de las tendencias o modos de hacerlo, pero es totalmente legítimo estar en ello. Las cosas van a continuar así hasta que eso que cínica y chulescamente llaman los tarados fanáticos democratistas , "la ultraderecha" se haga con el gobierno de alguno de los países más importantes de Europa. En Estados Unidos ya asoma la sombra de Donald Trump.
Tess Asplund, la mujer negra que se ha convertido en el nuevo icono de la lucha contra los neonazis en Suecia | Internacional | EL MUNDO
Última edición por Valmadian; 05/05/2016 a las 20:37
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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