En este hilo trataba de la relación del terrorismo con los medios de comunicación, que creo que es de cierta simbiosis. Sin embargo, en algún punto me desvié para tratar de la cuestión islámica en Europa. Para ese tema creo que es mucho mejor utilizar este excelente hilo que abrió raolbo:
Sobre la cuestión islámica en Europa
Retomo el propósito inicial del hilo citando un fragmento de un blog feminista revisionista (del tipo de feminista que cuestiona a las feministas actuales) que me ha parecido singularmente interesante. Trata de cómo los medios pueden amplificar un fenómeno terrorista, insignificante en un principio, hasta convertirlo en una verdadera amenaza mundial. Creo que mucho de lo que dice artículo se podría aplicar a la ascensión meteórica de Estado Islámico, y anteriormente a la de Al Qaeda. También trata de cómo las teorías de la conspiración se pueden usar -y de hecho se usan- como herramienta propagandística, para hacerle creer a la gente que no puede hacer nada contra el poder establecido.
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Hoy en día internet es una fuente de información y desinformación inagotable donde se mezcla la verdad con la mentira, los hechos con la propaganda y se convierte, no olvidemos su origen militar, en un campo de pruebas de la guerra del discurso, un tema en el que convergen varias disciplinas, desde la estrategia militar a la política, el derecho, la estética o incluso el arte dramático.
Por ejemplo, podríamos analizar el viaje a la Luna de la NASA en los años 60 del siglo pasado. La cuestión importante de fondo no es si realmente el proyecto Apolo logró pisar la Luna y retransmitirlo en directo, lo importante es que mucha gente cree que sí fueron. Si pensamos en estos términos lo estúpido y caro es haber ido de verdad a la Luna cuando lo verdaderamente importante no era el viaje en sí sino la escenificación de poderío militar de EEUU que se lograba con la hazaña. Esta función es la misma que cumplen los desfiles militares en todos los países. No importa si esas armas son de cartón piedra o son de verdad y funcionan. Lo importante es que parezca que ese determinado Estado es capaz de machacar al contrincante. Es una exhibición y un ritual de poder. Así que, si realmente fueron a la Luna es que fueron estúpidos. Sale mucho más barato, y el resultado final es el mismo, fabricar un montaje audiovisual del evento. Desde un punto de vista de economía de los medios y efectividad, lo lógico sería no haber ido y haber simulado que sí se fue. Como digo, es indiferente si fueron o no, lo importante es el resultado a nivel propagandístico.
En otro tipo de asuntos podemos ver de fondo la misma cuestión. Por ejemplo, alguien puede cometer un crimen y no reclamar su autoría. A la vez, una persona puede no haber cometido un determinado crimen y, sin embargo, como hace el engendro del “Daesh” , puede reivindicarlo como propio. Lo curioso del asunto comienza cuando desde los medios de comunicación capitalistas occidentales se le hace el juego al pretendido “autor inspirador” y se da por válida la reivindicación, que sustituye o antecede a toda investigación previa o juicio en los tribunales. Algún día estaría bien que un analista militar nos explicara las consecuencias de semejante regalo en publicidad gratuita a nivel mundial que reciben al dar veracidad a cualquier tipo de reivindicación de autoría ideológica, porque la realidad es que el discurso y la propaganda también crean acción real, crean realidades, no solamente son palabras en un manifiesto. Si se toman en serio todas las reivindicaciones, al final, terminan convirtiéndose en verdad y los determinados casos aislados de gente desequilibrada terminan formando un grupo “desorganizado organizado”.
Imaginemos que un criminal o un grupo de psicópatas comenzara a reivindicar con el mismo paraguas ideológico todos los asesinatos masivos que ha habido en EEUU desde los años setenta hasta ahora del tipo de la masacre de la Escuela Secundaria de Colombine. Finalmente, ese grupo terminaría por existir en la realidad, no solamente en la invención o en las cabezas de un grupo de tarados original sino que encontraría su reflejo y expansión en otras muchas personas que seguirían el efecto llamada y se sumarían a la organización, ya sí de verdad.
Hoy hay muchos bulos dentro de la actualidad “conspirativa” cibernética con los que pasa un poco lo mismo. No creo que todas esas invenciones tecnológicas o estrategias de subyugación total de la población existan, pongamos por caso las armas climáticas, pero lo importante no es tanto si existen o no, si no lo que grandes masas de población puedan creer. Es el eterno debate entre la realidad y la ficción en la guerra de los discursos y la propaganda. Quizás lo que sí existe es el deseo de que existan como meta y sueño de los estrategas mundiales, pero de ahí a que lo hayan conseguido va un trecho.
De esta forma sí puedo creer que desde los diferentes Estados y los diferentes ejércitos de las principales potencias mundiales se esté investigando en todo tipo de armas o de campos de batalla que ni podemos imaginar, cosas que sonarían a verdadera ciencia ficción y que pueden ser perfectamente reales, como ha sucedido con otras tantas operaciones del tipo “Operación Mk Ultra”, por ejemplo, dignas de ser argumento de libros de Philip K. Dick u otros autores visionarios. Pero a la vez, dar credibilidad a todo significa fomentar una imagen de ejército/Estado que todo lo sabe, todo lo puede, todo lo ve, que en realidad es más una imagen proyectada a base de propaganda que otra cosa. Lo que sería interesante dilucidar es si esta propaganda es más ventajosa para una determinada potencia militar o para su supuesta adversaria en el tablero mundial. ¿Qué es mejor? Que te teman por ser malo malísimo puede ser utilizado por tu contrincante, que de esta forma recluta simpatías y solidaridades para hacer frente común ideológico contra ti. Pero, a la vez, tu “enemigo” te está fortaleciendo, ya que está creando una imagen pública tuya de omnipotencia total. No hay forma de derrotarte, eres invencible. Esto es devastador en la psique colectiva, ya que ante un enemigo así es imposible luchar. No se puede luchar contra lo divino, contra Dios. Tú no eres nadie.
Pero la realidad es bien diferente.
Los Estados y los ejércitos los dirige gente corriente, no superhombres o dioses, al menos a nivel intelectual y emocional. Se equivocan. Sueñan con controlar y dominar muchas cosas: el mundo, los recursos, poblaciones… Pero son humanos y los humanos cometen errores. Las máquinas también se estropean. Así que es cierto que los ejércitos puede que sueñen con controlar el clima como arma de guerra y hasta aparezca en manuales militares o tesis doctorales, pero otra cosa es que realmente lo hayan conseguido, y otra tercera cosa es que la gente crea que lo han conseguido. No hace falta que controles el clima pero sí puedes reinterpretar un cambio metereológico a tu favor y decir que ese cambio lo has provocado tú, como un hipotético chamán que no es capaz de hacer llover pero que el día que llueve grita: ¡Lo veis! ¡Mis plegarias y danzas de la lluvia han funcionado! ¡Tengo poderes sobrenaturales!
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La guerra del discurso (segunda parte): la noble mentira y la estratagema | Las Interferencias
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