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Tema: La culpa del estado-nación

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  1. #1
    Avatar de Vainilla
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    Re: La culpa del estado-nación

    Yo seré fiel a Dios, Patria y Rey si es de merecer y necesario. No necesitamos estos reyes, es más, no merecen ni esas escoltas ni por supuesto ser ajusticiados por -esos círculos que se autollaman "del pueblo" que son lo mismo que todos los que se sientan en las Cortes actualmente, para mí lo son-. Por otra parte, ¿por qué no podría un Jefe de Estado en democracia asumir "esta regencia que escasa autoridad tiene", por la misma Constitución del 78. ¿No es que vivimos una crisis nacional? Pues habrá que recortar. A mí los Borbones no me representan ni los quiero. Y conste que Sofía, y su hijo me resultan nobles, no se, tampoco les sigo su vida (me refiero obviamente, a la tontería revistera rosada) sino por los cargos que ostentan, que inapelablemente deben ser ejemplares, aunque no perseguidos y retratados hasta el acoso (otra industria moderna creada del y para el caos) Son los únicos que si veo por algún medio les tengo admiración. De el resto.....elegire no escribir malamente, que es feo, ya que mi opinión sobre ellos es crítica que me ha llevado al desprecio ( como representantes y monarcas, como personas no soy quién para juzgarlos)
    Nación Y Patria siempre, antes que Estado.....Por qué yo a veces tengo leído a liberales que más allá de Estados, no utilizan las 2 que he citado. No sean liberolistos. Mi Patria es mi otra madre. Y mi Nación es España. Nos debemos a ella no ella debe amoldarse a nosotros. Jamás. Es 1 y es la que es. No tiene visos, cortes, ni debates. Es la Patria mi Nación. Del pueblo Español.Se ama, respeta y defiende.
    Respecto a tema de Rusia, pues lo que yo sé es lo que ha dicho DOBLE ÁGUILA

    Y sobre una vuelta al medievo, no lo creo, se pretende una vuelta al caos del medievo, así como en todas las etapas históricas ha habido caos, ósea luchas fratricidas. Y siempre sacando tajada algunos. Obviamente, el medievo también tiene sus glorias. Los cuentos que solo había oscuridad, peste e Inquisición han quedado demostrados por estudiosos que es una clara pretensión para difamar al cristianismo. Los caos se han dado en todas las civilizaciones, épocas, imperios.
    Yo creo que hay una élite globalista muy sucia y perversa, que nos quiere enfrentar a todos en mezcolanzas imposibles. Pero igual no les sale redondo el asunto. Ya que las personas del credo e ideas que seamos PENSAMOS, y al final solo por jo.... Tras sus planes económicos y destructores va a resultar que tras muchas muertes, y desgracias hasta nos llevaremos bien. Cabe el ejemplo: Hay una industria millonaria asesinando hijos en vientres de sus madres, pero también hay millones de padres que aborrece este crimen que va en aumento.
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    Tándem Aquila Vincit
    ———————————



    Salve, llena de gracia; el Señor es contigo..
    Bendita tú eres entre todas las mujeres que fueron, son y serán; Reina Virginal, Madre Santísima, Virgen Pura..El Espíritu Santo vendra sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por eso el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios.

    Y el Oriente, Luz Verdadera vino al mundo e ilumina a todo hombre y toda mujer como Sol de justicia.

    TÚ DIOS mío solo ayúdanos, que nosotros haremos para Su camino.

  2. #2
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    Re: La culpa del estado-nación

    Cita Iniciado por Vainilla Ver mensaje
    Respecto a tema de Rusia, pues lo que yo sé es lo que ha dicho DOBLE ÁGUILA
    Sobre este tema ya hay varios hilos abiertos y nadie se pondrá nunca de acuerdo. Para empezar porque detrás hay una cuestión ideológica. Hay quienes se declaran rusófilos por oposición a EEUU, porque pretender que Rusia no forma parte del NOM es no tener ni idea del asunto, lo siento pero es así. Por tanto, a Ucrania le pasa lo de los países sin fronteras geográficas bien delimitadas, lo que ya hemos apuntado más arriba en otros mensaje y que, a su vez, se encuentran encajados entre otras potencias. Por ejemplo, según los planteamientos descritos resulta que Polonia es otro invento, entre otras razones porque buena parte de ella es en realidad Prusia Oriental. La verdad es que primero Rusia, después la URSS para, nuevamente, Rusia, tiene y ha tenido grandes intereses en los territorios que ocupa hoy el Estado ucraniano, y es que ya desde los antiguos griegos, Ucrania era considerada -no con ese nombre-, el "granero de Grecia" y así figura en diferentes textos. y, como no podía ser menos, la Alemania nazi tuvo grandes intereses también en ella: para su "espacio vital", para acceder al Mar Negro y por el petróleo. Y las cosas pintarían de un modo muy distintos para los "rusófilos" si Ucrania fuese buenecita y sumisa a Rusia, entonces, y que se me perdone la expresión, ¡Qué cojonuda sería!. Pero no parece querer pasar por ese aro y...

    Queda un aspecto esencial del que siempre se prescinde: los propios interesados. Yo preguntaría a los ucranianos si son una nación, un pueblo, si han existido de antiguo, o los "han creado" los soviéticos.

    Y sobre una vuelta al medievo, no lo creo, se pretende una vuelta al caos del medievo, así como en todas las etapas históricas ha habido caos, ósea luchas fratricidas. Y siempre sacando tajada algunos. Obviamente, el medievo también tiene sus glorias. Los cuentos que solo había oscuridad, peste e Inquisición han quedado demostrados por estudiosos que es una clara pretensión para difamar al cristianismo. Los caos se han dado en todas las civilizaciones, épocas, imperios.
    La "medievalización" es un tema ya muy debatido y sobre el que se han publicado numerosos ensayos, hasta Umberto ECCO lo hizo, pero esa idea no significa que se vayan a reproducir las mismas condiciones de vida o las mismas situaciones sociales. Más bien se refiere una atomización del Poder y a una reubicación del puzzle resultante. Es un tema apasionante, no es nada nuevo, de momento hay discusión pero no hay muestras excesivamente visibles, salvo el incremento de estados cada vez más pequeños y la existencia creciente de "estados fallidos". De todas formas, y hablando de España, tampoco hemos terminado por salir de muchas infraestructuras medievales que se diga, y no me refiero a supuestos privilegios, sino a situaciones que la gente convive con ellas sin enterarse de nada. Por ejemplo, en la Ley de bases de régimen local, vienen recogidas las atribuciones de los alcaldes, y cuando uno las lee lo primero que piensa es "Después de Dios, el alcalde". Dichas atribuciones se reparten a lo largo de un catálogo que va desde la "A" hasta la "S" inclusive. Si la gente lo supiera podría resultar inconcebible para la mentalidad actual el poder omnímodo de los alcaldes. Y esto sólo es un ejemplo.

    Saludos en Xto.
    Última edición por Valmadian; 11/09/2016 a las 23:40
    Kontrapoder dio el Víctor.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  3. #3
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    Re: La culpa del estado-nación

    La cuestión del retorno de una especie de nueva Edad Media, tal como decía antes, viene ya de lejos. A modo introductorio hay un trabajo publicado en ALIANZA EDITORIAL compuesto por cuatro ensayos: La Nueva Edad Media, ECO, COLOMBO, ALBERONI y SACCO, LB nº 524 del que reproduzco la reseña de la contraportada:

    "Las hipótesis prospectivas de un retroceso de la civilización hacia LA NUEVA EDAD MEDIA buscan sus causas en la disolución de los vínculos sociales, la privatización del poder y los conflictos entre grupos competidores. Los cuatro trabajos reunidos en ese volumen muestran así una mayor preocupación por los análisis concretos que por las profecías apocalípticas. HUMBERTO ECO destaca los paralelismos entre la Europa medieval y la sociedad contemporánea, tales como la sensación de inseguridad, las sectas marginadas, el carácter visual de la cultura, el principio de autoridad y el gusto por el formalismo en la reflexión intelectual. FURIO COLOMBO describe las concentraciones tecnológicas que comienzan a disputar al Estado los atributos del poder y adelanta las características que revestirá la vida en los territorios neo-feudales. FRANCESCO ALBERONI examina las sombrías perspectivas que aguaran a los países industrializados en vías de decadencia. GIUSEPPE SACCO reflexiona sobre las posibilidades de modificar mediante una adecuada política de organización del territorio las tendencias hacia la ruptura del consenso, la fragmentación social y la multiplicación cde identidades culturales y códigos de conducta."

    (Las mayúsculas están en el texto reproducido)

    Y olvidaba decir que la primera edición original en italiano data de 1973. Siendo publicada en LB por primera vez en español en 1974. En resumen, que el tema ya se venía barruntando desde hace tiempo.
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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  4. #4
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    Re: La culpa del estado-nación

    El Estado moderno, el Estado en sí, nace como abstracción renacentista e ilustrada después, frente a las constituciones políticas concretas de la Antigüedad y la Edad Media, la Civitas, la Respublica, el Imperium y finalmente el Regnum, Unidades Políticas, y no Estados; y digo concretas porque las decisiones se las efectuaban desde la esfera jurídica privada, los concilios, los municipios (cabildos), los senados, los estados y las cortes, eran reuniones de privados: padres de familia, cabezas de clanes, jefes de las castas o estamentos, los superiores de los cultos o de la Iglesia después (el Senado Romano dirigía la religión e iniciaba sus sesiones con sacrificios rituales), representantes concretos de realidades concretas. Los mismos monarcas surgieron de estas reuniones y como representantes máximos de aquellas. La democracia griega, de la cual sólo participaban los ciudadanos, es decir, la absoluta minoría de la Hélade, se llevaba a cabo en consejos abiertos sin intermediación alguna de instituciones abstractas; quizás Suiza sea un ejemplo reciente de este tipo de Unidad Política en cierto modo: los ciudadanos de los cantones suizos todavía acudían a las plazas en pleno siglo XX a manifestar su voto, con la espada en su cinto como símbolo de su ciudadanía, recordando al Cabildo abierto hispánico. En la Monarquía Hispánica, como parte plena de Occidente y heredera directa de Roma, la realidad no era otra, en América, por ejemplo, los Cabildos eran la Unidad Política real básica que sostenía a todas las demás en forma orgánica, los Cabildos, la reunión de la Urbe (en la Antigüedad esta reunión se realizaba por exclusivos motivos religiosos del culto pagano, de hecho, ese es el nacimiento de la ciudad occidental como la conocemos), fueron pequeñas cortes americanas, parlamentos natos de privados que decidieron compartir una vida común, no otra cosa que la política misma, como señaló Aristóteles. El Estado surge recientemente en la historia y como imposición teórica, ideal e idealista de la jurisdicción pública sobre la privada, en pocas palabras es una entelequia para usufructo de sus operarios. No se puede, por lo mismo, denominar Estado a ninguna realidad previa a la moderna, donde primaba lo privado por sobre lo seudo público. Cada vez entiendo más porque Nietzsche llamó a Sócrates el primer griego feo.



    https://www.facebook.com/francisco.n...36688003247984

  5. #5
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    Re: La culpa del estado-nación

    La gente ha llegado a asumir al Estado-nación como algo natural y "bueno", cuando no lo es. La prueba de ello es que mientras ante el crimen de la usura en relación a un privado, esa misma gente se sigue indignando y con razón, no lo hacen ante las exacciones del Estado que son igual o peor de criminales. Y considerando que el usurero provee un dinero primero para cometer su crimen y siendo que lo hace por el pedido voluntario de la víctima, el crimen del Estado es mucho peor..., porque obliga a entregarle dinero a la entelequia estatal a través de impuestos, multas, licencias y tantas otras mañas, sin dar nunca nada real a cambio, y lo hace con el beneplácito de quienes son esquilmados. Es como la mafia que cobra por proteger a la gente, cuando esa protección significa en realidad no hacerles daño, están pagando para que no les hagan daño, pero lo terrible es que a todo el mundo le parece natural este hecho cuando se trata del Estado (sino pagas te espera la cárcel, la insolvencia, la muerte civil). El Estado-nación moderno es una organización criminal de la cual sus ciudadanos son cómplices por acción u omisión.



    https://www.facebook.com/francisco.n...arco.9?fref=ts

  6. #6
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    Re: La culpa del estado-nación

    Desde una óptica cristiana encuentro que la siguiente entrevista no sólo resulta interesante, sino que toca aspectos sobradamente conocidos y debatidos aquí mismo.


    ¿Hacia una nueva Edad Media?

    La erosión de la soberanía de los Estados-nación. La aparición después del 89 de nuevas formas de control y de mando que implican a vastas áreas del mundo. Lorenzo Ornaghi, rector de la Universidad Católica, explica: «Esa instancia universalista que perseguía y sostenía la “sociedad sin Estado” de la christiana respublica vuelve de actualidad».

    por Roberto Rotondo


    Lorenzo Ornaghi

    «El mundo se encamina hacia una nueva Edad Media». Con esta imagen, que evocaba sobre todo un contexto caótico marcado por la inseguridad y la violencia, el politólogo inglés Hedley Bull sintetizó a finales de los años setenta las líneas de tendencia del orden político internacional. Bull, que publicó The Anarchical Society en 1977, cuando aún el orden internacional era el que se había decidido en Yalta, intuyó que algo nuevo estaba surgiendo: desde el caso de la soberanía ejercida exclusivamente por los Estados nacionales, carácter típico de la edad moderna, al cambio de forma del poder real; desde la unificación tecnológica del mundo al resurgimiento de la violencia privada internacional. Un escenario en muchos aspectos clarividente, viendo lo que sucedió después del 89, pero también la inestabilidad internacional actual, la globalización económica y financiera, y la del terrorismo, que es una amenaza por doquier. Esta clave de lectura del presente fue planteada por el profesor Lorenzo Ornaghi, rector de la Universidad Católica y profesor de Ciencia de la política, sin forzar nunca las tesis del politólogo inglés, en uno de los congresos preparatorios de la 44 edición de las Semanas sociales de los católicos, que se celebraron en Bolonia del 7 al 10 de octubre y cuyo tema era “La democracia: nuevos escenarios, nuevos poderes”.

    Profesor Ornaghi, para Bull el caso de la soberanía construida y ejercida por los Estados no daría lugar a un gobierno mundial, a una especie de “súper Estado”, sino –y esto justifica la fórmula New Medievalism– a una especie de reedición del orden político universal que existía en el Occidente cristiano antes de la edad moderna. ¿Puede explicárnoslo?

    LORENZO ORNAGHI: Para Bull existe una especie de relación inversa entre la época histórica a caballo de los siglos XII y XIII y la nuestra: entonces se pasó de un sistema universal (en el que había una multiplicidad de fuentes de legitimación, una red de autoridades locales que al final tenían como referencia a los dos poderes principales, papado e imperio) a un sistema nuevo basado en el particularismo de las comunidades territoriales, que se iban a convertir en principados y luego en Estados soberanos. Es la realidad que conocieron Tomás de Aquino y Marsilio de Padua. Hoy vemos una tendencia inversa, en la que los Estados nacionales están cediendo parte de su soberanía a una multiplicidad de sujetos con aspiraciones de universalismo. Efectivamente, hemos de tener presente que el particularismo de Europa no fue nunca el triunfo del particularismo en sí mismo, o de las comunidades territoriales nacionales en sí, sino que siempre tuvo una vocación universal, y esto explica por qué el sistema de los Estados europeos se ha convertido en el sistema de las relaciones internacionales en cuanto tal.

    ¿Se está disolviendo entonces la soberanía de los Estados nacionales?

    ORNAGHI: Yo no plantearía así el la cuestión. El cambio durante la Edad Media de formas universales a formas particulares fue gradual y lento. Durante mucho tiempo coexistieron las formas más propiamente universales y las particulares. Así, según Bull, también ahora que vamos en dirección contraria, estamos en una fase en la que las formas nuevas de universalismo seguirán coexistiendo durante mucho tiempo con las particulares. No está desapareciendo la soberanía propia de los Estados, lo que ocurre es que están apareciendo de nuevo formas más universales, como, por ejemplo, una vieja figura de la que casi habíamos perdido las huellas: el imperio universal. Más allá de las evaluaciones ideológicas y de valor, cuando hablamos de imperio americano indicamos una vieja realidad, la de un Estado, pero no sólo esto, porque indicamos una realidad que se expande entrando en conexión con otras realidades, con relaciones a veces privilegiadas semejantes a las del Imperio romano. Es una realidad que se extiende con su sistema de valores y su ideología, que se expande con formas de control y de mando de tipo económico sobre un área más vasta que la propiamente política. Estamos, pues, ante una realidad que es distinta a la típicamente estatal. Pero pensamos también en el proceso de integración europea y en la tendencia al regionalismo en el terreno de la política internacional que engloba a varias áreas del mundo, como el Mercosur, en América Latina o el Apec en Asia. Estos procesos, por supuesto, no tienen un sentido único. Existen también fenómenos de tendencia contraria. Por ejemplo, la disolución del bloque soviético con la explosión de entidades étnicas no ha conllevado un declive de la forma Estado, antes al contrario, se ha verificado una proliferación de nuevas entidades estatales. Otro ejemplo: dentro de la Europa que se unifica crecen fuertes reivindicaciones locales y particulares. Además, también las nuevas formas de universalismo, cuyo motor son las organizaciones internacionales, caen muy a menudo en la confusión o quizá tienen escasa correspondencia con nuestros deseos. Esto sucede porque se mueven entre lo viejo y lo nuevo: son estructuras con una concepción antigua de organización internacional, donde los componentes pueden ser sólo los Estados, pero funcionan debiendo tener en cuenta intereses y expectativas que no son las que dictan los gobiernos que las componen.

    Si está tendencia hacia la estructura neomedieval de la que habla Bull tiene fundamento, ¿cuál es el orden político que se perfila?

    ORNAGHI: Bull habla de un orden multilateral del mundo. Pero atención, porque también esto es un caso ejemplar de como las transformaciones de la política, incluso de la política internacional, muchas veces preceden al pensamiento y a nuestra capacidad de explicarlas. Efectivamente, intuimos algunas transformaciones irreversibles o algunas orientaciones futuras, pero inevitablemente nos vemos obligados a recurrir a los instrumentos que tenemos para explicarlas, a esquemas que a veces resultan anticuados. De modo que, cuando hablamos de multilateralismo, usamos una vieja categoría que no explica totalmente el problema. El multilateralismo hacia el que nos encaminamos no es el de hace unos decenios, que se basaba en el principio formal, y muchas veces ficticio, de la paridad de todos los Estados. Ficticio porque el más fuerte aseguraba un paraguas de protección a los aliados y a cambio pretendía fidelidad y obediencia. El orden multilateral que se está perfilando es distinto. En él la participación en una seguridad de conjunto, por ejemplo, será un elemento de responsabilidad directa para muchos sujetos distintos, no sólo para los gobiernos. Estos nuevos regímenes internacionales –para los que es importante el papel de los Estados, pero en los que intervienen también ONG, iglesias y grupos de presión procedentes de la sociedad civil de varios países– pueden desempeñar una acción notable de policy en algunas áreas específicas, y probablemente su consolidación puede contribuir de modo importante a la solución de la cuestión de la inseguridad global.

    Precisamente el tema de la inseguridad a nivel internacional es últimamente uno de los temas más actuales. Es además uno de los temas en los que Bull más se detiene…

    ORNAGHI: Es más o menos desde 1989 cuando comienza a presentarse insistentemente la cuestión de la inseguridad global, alimentada por una escalada de violencia que tuvo en el 11 de septiembre la confirmación más evidente, aunque probablemente no un verdadero momento de cambio. Efectivamente, a partir de la rápida disolución del bloque soviético es cuando la transición de un sistema bipolar a un sistema unipolar comienza a sugerir las imágenes –quizá solo aparentemente divergentes– de una nueva potencia imperial, de un nuevo desorden internacional y de un inminente “choque de civilizaciones” como lo definió Huntington. Es un hecho que a partir del 89, con la desaparición de uno de los dos polos de la contraposición, también la relación dinámica entre la paz de equilibrio y la paz de hegemonía se ve privada de sus propias bases, con el resultado de que las organizaciones internacionales, pensadas durante la guerra fría para limitar y regular los conflictos internacionales, son, por una parte, incapaces de actuar en el nuevo contexto y, por el otro, son objeto de presiones “revisionistas” llevadas a cabo por la nueva y única potencia.

    “Choque de civilizaciones”, una expresión muy usada… El presidente de la República italiana, Carlo Azeglio Ciampi, dice que habría que abolirla.

    ORNAGHI: Hay una aspecto, digamos, “cultural” y de civilización a la hora de afrontar seriamente el tema de la paz y de la seguridad de los Estados, pero no en la línea del choque trazada por Huntington. Me explico: los acontecimientos recientes nos demuestran que la vulnerabilidad, incluso psicológica, de cada comunidad es mucho mayor que en el pasado. Hoy el sistema de la seguridad es un tema que nos atañe muy de cerca y que será cada vez más importante en nuestra vida. Pero ¿cómo se garantiza la seguridad? Nos sentimos al seguro cuando pensamos que somos tan fuertes que el otro no puede ni siquiera intentar hacernos daño o cuando suponemos que el sistema de reglas que se está construyendo es un sistema que va a ser respetado también por el otro. Para suponer el respeto de las reglas es necesario, sin embargo, que en la otra parte exista una serie, por lo menos mínima, de valores compartidos. En este sentido sí hay un aspecto “de civilización” en la base del problema de la seguridad.


    La mezquita de Roma. Dice Ornaghi: «El universalismo, la tensión a extenderse sin aplastar los valores de los demás, es un carácter que Europa siempre ha tenido en sí misma»

    ¿Hemos de llegar a la conclusión de que el único camino para estar de acuerdo es exportar la democracia? Una tesis que está creando muchos problemas a nivel internacional…

    ORNAGHI: Hay que ponerse de acuerdo sobre qué entendemos por “exportar”. Todo el que sigue la línea del universalismo llega a preguntarse cuál es la extensión de la noción de derecho, o cual es la extensión de la noción de ciudadanía. Y se da cuenta de que no existe una figura abstracta de democracia que valga para todos, al igual que no existe una noción abstracta de derecho válida bajo todos los cielos y en cualquier latitud. Este universalismo, esta tensión a extenderse sin aplastar los valores de los demás, es un carácter que Europa ha tenido siempre en sí, por haberlo heredado de la civilización romana y cristiana. Y es una aportación fundamental para la postmodernidad. Es la aportación de quien, por su larguísima historia, piensa que tiene valores universales que no están en contradicción con los valores particulares. El universalismo del pensamiento cristiano puede contribuir mucho más a la postmodernidad que un abstracto y genérico esquema racionalista tardío, del que puede derivar la imposición a los demás de un determinado sistema de pensar. Porque si todo es relativo –mis valores como los tuyos– la paz social se encuentra en otro nivel, el de la ley del más fuerte. Pero si nosotros estamos convencidos de que hay valores básicos comunes, el acuerdo lo hallaremos sobre el mantenimiento de estos valores, sobre el respeto de la diversidad y sobre la búsqueda de reglas comunes que garanticen la seguridad de todos. También el politólogo estadounidense Amitai Etzioni observó recientemente que en el origen de muchos fracasos a la hora de llevar la democracia a países en vías de desarrollo hay un problema cultural de fondo. Al proponer una concepción de la democracia totalmente secularizada, donde las identidades religiosas y las profesiones de fe son solamente apéndices marginales respecto a la dinámica de la sociedad, el Occidente ha acabado por expulsar una de las dimensiones constitutivas de la vida asociada, y ha señalado, como posible modelo que hay que seguir, precisamente ese que, en algunos países europeos, basa en la “subsidiaridad” la colaboración entre entidades públicas y formas asociativas no estatales. El modelo de la “subsidiaridad” evocado por Etzioni –con su valoración de las comunidades locales y de los vínculos asociativos– evoca (a diferencia de Bull, para quien la Nueva Edad Media sería un escenario fundamentalmente caótico) esa instancia universal que seguía y sostenía la “sociedad sin Estado” de la christiana respublica.

    Un temor, que vemos también en el programa de las Semanas sociales, es que los llamados poderes fuertes sean capaces de vaciar el concepto mismo de democracia.

    ORNAGHI: Siempre ha habido poderes fuertes. En todas las situaciones hay siempre un poder más fuerte que otro. De modo que, como la historia humana nos enseña, el problema no es la anulación del poder, sino el equilibrio, la limitación de la presencia constante de los poderes fuertes con la igualmente constante presencia de contrapesos, reglas, poderes de otro tipo, que de alguna manera los compensen. Pero hoy la novedad de estos poderes fuertes es que son poderes de carácter económico-financiero, que intervienen en este sistema global en términos radicalmente distintos respecto a los decimonónicos. Los poderes fuertes de la comunicación, los poderes fuertes de la tecnología, son historia conocida, pero lo nuevo es su capacidad de actuar a escala mundial. Son transversales, no localizables, y estos son aspectos que tanto en la percepción como en la realidad los hacen mucho más poderosos y difíciles de compensar si nos quedamos sólo a un nivel particularista. Hoy la democracia es mucho más que el hecho de poder decidir quien es el guardián de los procesos internos de un país. Un sistema es democrático si hace que las presiones internacionales no se vuelvan destrucción de los procesos internos, y, paralelamente, si arregla los procesos internos haciendo que su desarrollo mire cada vez más hacia el exterior.

    A pesar de que somos conscientes de que existen poderes fuertes a escala global, tendemos, sin embargo, a atribuir el destino del mundo a la capacidad del poder político. Sobre todo si se trata del presidente de la única potencia global que queda. Con otras palabras, ¿va el mundo a donde le lleva el presidente de Estados Unidos o es éste quien decide según cómo va el mundo?

    ORNAGHI: Es difícil responder. La historia política está hecha siempre del conjunto de tantos acontecimientos que es imposible que todo sea referible a una única voluntad y necesidad. Entre otras cosas, porque el poder comporta grandes riesgos incluso para los poderes fuertes, que prefieren muy a menudo no exponerse tanto como los poderes tradicionales. Puede ser que el mundo de los poderes fuertes quiera ganar al presidente de Estados Unidos, pero no le interesa para nada tomar sus mismas responsabilidades.



    30Giorni | ¿Hacia una nueva Edad Media? (por Roberto Rotondo)
    "He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.

    <<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>

    Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.

    Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."

    En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47


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    Re: La culpa del estado-nación

    Cita Iniciado por Vainilla Ver mensaje
    A mí los Borbones no me representan ni los quiero. Y conste que Sofía, y su hijo me resultan nobles, no se, tampoco les sigo su vida (me refiero obviamente, a la tontería revistera rosada) sino por los cargos que ostentan, que inapelablemente deben ser ejemplares, aunque no perseguidos y retratados hasta el acoso (otra industria moderna creada del y para el caos) Son los únicos que si veo por algún medio les tengo admiración. De el resto.....elegire no escribir malamente, que es feo, ya que mi opinión sobre ellos es crítica que me ha llevado al desprecio ( como representantes y monarcas, como personas no soy quién para juzgarlos)
    En este foro cuando se habla de monarquía y de Borbones muchos de nosotros nos referimos a la dinastía legítima que parte del hermano de Fernando VII: Carlos V, Carlos VI, Carlos VII, Jaime I y Alfonso Carlos, a quien sucedió Javier I y después su hijo, el actual caudillo de la Comunión Tradicionalista, Don Sixto Enrique de Borbón, a quien Dios guarde.

    A éstos, monarcas legítimos, católicos, tradicionalistas y patriotas, es a quienes un monárquico coherente debe tener admiración; y no a la otra rama bastarda (que no es Borbón sino Puigmoltó), la de los tristes destinos, la que se sustentó en el liberalismo, la misma que con perjurio nos ha legado esta España decadente, la que no solo jura la Constitución, sino que lo hace sobre la Constitución, como si fuera un texto sagrado, burlándose del verdadero juramento y de las Sagradas Escrituras, y la que no reconoce ninguna ley ni legitimidad anterior a 1978, como prueba el matrimonio morganático de Felipe con una atea divorciada e izquierdista, cuya hija no puede ser considerada heredera por ningún monárquico español que se precie de serlo.
    Última edición por Rodrigo; 12/09/2016 a las 00:46
    Valmadian y Hyeronimus dieron el Víctor.
    Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)

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