AP-6 los culpables
Lo cierto es que no hay culpables sino responsables. Algún medio de "comunicación" ya ha señalado en portada que muchos conductores durmieron sobre la barra de uin bar por "culpa" de la nieve. Pues va ser que no, porque la culpabilidad implica moralidad e intención y que se sepa los fenómenos meteorológicos no tienen ninguna de las dos condiciones, en cualquier caso será "a causa" de la nieve. Aunque tampoco es lo mismo una capita de un par de centímetros que medio metro de espesor, y en ambos casos es nieve.
Pero las culpas, salvo las que este medio atribuye a la nieve, han ido directamente a las administraciones y a la empresa gestora de la autopista AP-6. Y así, hasta este Don Tancredo que tenemos por presidente, ha desautorizado al Director General de la DGT al insinuar éste que la responsabilidad empieza en los propios conductores afectados. Hay que ver la que se ha liado con una situación que se suele repetir cada cuatro o cinco años y siempre con diferentes administraciones. Pero veamos algunas causas objetivas por las que se puede señalar a los conductores como responsables parciales de lo que les ha pasado.
1.- La zona de la AP-6 donde han ocurrido los hechos está en tierras de Segovia, a más de mil metros de altitud, a comienzo del mes de enero (pleno invierno) y donde es habitual que nieve con intensidad.
2.- Ya desde el jueves 4 se venía avisando en todos los informativos de las cadenas de TV, así como en Prensa o por la propia AEMET, la que se avecinaba, es decir, se supone que cualquier conductor que fuese a viajar por esa ruta debería estar atento a la meteorología adversa que se avecinaba para el sábado a domingo, del 6 al 7 de enero.
3.- De los tres mil a cuatro mil vehículos afectados, resulta que se sabe que tan sólo un tercio aproximadamente llevaba cadenas para la nieve, algo que debería ser obligatorio de llevar en el maletero o como alternativa, en su caso, llevar neumáticos de invierno especiales para estas situaciones, los cuales, por cierto, son más baratos que los habituales evitando así tener que montar las cadenas. Pues resulta que, además, del tercio aproximado que si las llevaba se ha comprobado que un sesenta por ciento llegado el caso no sabe montarlas.
4.- Otros aspectos hacen referencia a la improvisación o a la falta de previsión de los conductores. En situaciones así, y por si acaso, se ha de llevar agua, frutos secos o chocolate, alimentos muy energéticos, además del depósito de combustible lleno (se sabe que algunos estaban en la reserva), los móviles apagados para no gastar batería en previsión de que la espera sea muy larga y poder seguir comunicados, en lugar de estar haciendo de reporterillos de vía estrecha con comentarios absurdos muchas veces, grabando lo que sucedía a su alrededor.
5.- Testigo soy de que a eso de las siete y media de la tarde en la M-40 había paneles luminosos avisando de nevadas, de carreteras cortadas, de que se planificasen los trayectos, de que se pidiese información de la ruta a seguir en el desplazamiento, etc. Repito soy testigo, pues volvía de Madrid en dirección noroeste hacia la Sierra de Guadarrama. Pero si no se hace caso de los avisos pasa lo que pasa.
6.- Asombra y no poco, que entre los "atrapados" hubiese autobuses que cubren habitualmente las rutas entre Galicia, Ponferrada, León, Valladolid, y Madrid. ¿Acaso las administraciones de tales empresas no estaban al tanto de los avisos? ¿Acaso es que no conocen las condiciones invernales que suelen ser comunes en tales rutas y en las zonas en las que se han producido los hechos? ¿Por qué no desviaron a los usuarios hacia los trenes?
Veamos ahora algunas situaciones absurdas que se han dado y que en los medios televisivos han servido para echar la culpa a todo el mundoi menos a los propios afectados. Oído a una persona ya en la estación de autobuses de Madrid, afirmar que en su viaje a una señora diabética le había dado "un bajón de azúcar" (hipoglucemia) y que hasta que no llegó la Guardia Civil no pudieron atenderla ya que los servicios de emergencias sanitarias no podían circular por la AP-6. Bueno, pues todo diabético sabe, o debería saber pues así se lo habrá indicado su médico, que debe llevar encima un medidor del nivel de azúcar, insulina (hiperglucemia), o unos azucarilos o caramelos con azúcar, para casos de bajadas de la glucemia o azúcar en sangre (hipoglucemia). Y resulta que esta señora no llevaba nada encima. ¿Culpable? la DGT sin duda.
En otros casos, no tenían pañales para los niños. La culpa de la administración de la empresa que gestiona la AP-6. El caso más límite fue el de una mujer que llevando en el coche aun bebé de un mes, resultó que no tenía ni agua para preparar un biberón. Vamos que tendrían que quitarle la custodia del crío, pues vaya una irresponsable.
En la mayor parte de los vehículos afectados no había agua, ni pan, ni pipas para ir picoteando. Y es que la previsión no está entre las virtudes de los conductores poco acostumbrados a viajar en condiciones duras. Por ejemplo, ¿cuántos llevan una manta de viaje? ¡¡¡Bufff!!! qué antiguo es eso, ¿pero a quién se le ocurre llevar una? ¿Antiguo o sensato? Veamos una situación perfectamente posible. Un conductor ha salido a cenar con su familia o con amigos en pleno invierno. Vive en una población y se desplaza a otra. A la vuelta, ya bien entrada la noche, sufre una de esas situaciones desesperantes, al coche le falla el motor y se tiene que detener. Inmediatamente busca los papeles del seguro (se supone que lo tiene si no va a ir dado) y llama a la grúa. Pero a esa hora, casualmentre, ésta tiene otros dos servicios antes y se le comunica que va a tardar de una hora a hora y media en llegar. El motor del coche no arranca, luego no hay calefacción, y la temperatura exterior es realmente fría, de hecho está helando, ¿la manta de viaje es anticuada? Y es que al cuarto de hora de estar parado la temperatura interior del coche es para dar diente con diente. Una de tales mantas cuesta menos de 10 euros. Y esto sólo es un ejemplo.
Aún escuchaba en la cadena de TVE, "24Horas" discutir a varios periodistas acerca de lo acontecido y uno de ellos, el habitual lumbreras, afirmaba echando la culpa a la Guardia Civil, que tenía que haber estado a la entrada del Túnel de Guadarrama (de la AP-6) desviando por otras rutas a los vehículos que iban en dirección hacia "la trampa" (esto lo añado yo). Muy bien, pregunta: ¿qué otras rutas?, podía indicarlas ¿no? Y al parecer, según semejante argumento, la nevada sólo se estaba produciendo encima de la autopista, pues en las otras rutas la gente estaba en traje de baño tomando el sol. Y el tío era feliz soltando la chorrada que se le acababa de ocurrir sin entender que a esas alturas y horas, la nieve se puede acumular muchos centímetros en cuestión de apenas media hora. En los avisos de los servicios meteorológicos de las cadenas de TV se dijo que la cota de nieve era a partir de 600 metros y que podía llegar a nevar en el propio Madrid.
Sigamos buscando responsables en todas partes, que algunos hay, pero empecemos por lkos propios conductores, de los que a algunos de ellos habría que retirarles permiso.
Última edición por Valmadian; 09/01/2018 a las 02:00
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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