APÉNDICE 9
Fuente: Archivo Borbón Parma, Archivo Histórico Nacional
Declaración del Partido Carlista de Andalucía con motivo del Acto de Quintillo de 1973
La evidente realidad de que Andalucía constituye un enclave español y europeo del Tercer Mundo, ha movido a toda nuestra intelectualidad a estudiar profundamente las causas de este fenómeno, llegando a la desoladora conclusión de que, a su vez, la evolución de las estructuras socio-económicas del país, imprimen un carácter francamente regresivo a su economía, su cultura, y su demografía.
Donde existían conatos más o menos prósperos de industrialización, hoy no nos encontramos nada más que con quiebras de todo tipo, producto muchas veces de las manipulaciones del capitalismo monopolista, fábricas cerradas, y obreros condenados a la emigración o al paro forzoso. Donde la agricultura estaba ya en manos de unos pocos grandes latifundistas absentistas y las tierras eran explotadas en régimen, más o menos justo, de colonato, hoy se ha acentuado, aún más si cabe, la acumulación de la propiedad territorial en pocas manos, que, aplicando técnicas modernas y aprovechando los resortes de la arcaica Ley de Arrendamientos Rústicos vigente, se explotan directamente, mal que bien, por sus propietarios, que han puesto fin al régimen de colonatos, lanzando a miles de familias a la triste condición de jornaleros eventuales o poniéndolas, también, en el amargo trance de la emigración.
ANDALUCÍA, EXPOLIADA
El capital acumulado por estos propietarios es también emigrante, a través de los diversos canales bancarios, y pasa a reforzar el capitalismo industrial de otras regiones más desarrolladas, de las que vuelve a Andalucía para reinvertir sus beneficios en la adquisición de nuevas tierras por parte de industriales y comerciantes enriquecidos, incrementando más y más el sistema colonial de latifundismo a que vive sometido el pueblo andaluz, que ya no es propietario ni de la tierra que pisa.
Emigrar, emigrar, es la única solución pseudo-liberadora para los trabajadores andaluces, para los pequeños propietarios que, aplastados por un régimen agrario plantado sólo para el medro y mayor lucro de la gran propiedad, arruinados por la falta artificial de rentabilidad de sus pequeñas explotaciones, han de vender sus tierras a los latifundistas; para los pequeños y medianos comerciantes que han de cerrar sus establecimientos, por la desleal competencia del comercio gigante de los trustmonopolistas; para los universitarios, sin puestos de trabajo; para los obreros industriales, sin industria en que trabajar.
La región más naturalmente rica de España se ve expoliada de todo: de la propiedad de sus campos, de las rentas de sus frutos, del dinero que paga por sus impuestos y contribuciones, y hasta de los brazos de sus hijos que se exportan a otros mercados, ávidos de mano de obra barata.
Nuestra cultura, salvo el esfuerzo personal de una minoría de intelectuales, se rebaja de más en más, hasta convertirla en un chabacano folklore pseuo-gitanesco para la atracción de los turistas, el gran negocio de la actualidad, que, por muy rentable que sea, ha convertido a España en la taberna de Europa. Negocio explotado también por grandes compañías capitalistas, buscadoras de fácil lucro, y a las que no les importa la destrucción de nuestros paisajes rústicos y urbanos y la explotación del vicio y la corrupción, como reclamo para la masa turística del peor jaez.
Somo el cortijo de España, y todas nuestras energías se gastan en súplicas a la administración centralista, órgano ejecutorio del Estado omnipotente del que esperamos toda merced o tememos todo mal.
No es nueva esta situación, ni somos nosotros los primeros en denunciarla, pues hace ya más de un siglo que la obra de la desamortización vino a consagrar definitivamente el colonialismo señorial que padecían nuestras tierras, redondeando los latifundios de los viejos señores de la tierra y creando otros nuevos para la nueva burguesía enriquecida.
PROGRAMA DE ACCIÓN
Pero toda denuncia ha sido siempre desoída, toda protesta aplastada, y toda promesa incumplida. Pesan en las altas instancias de poder del Estado centralista los intereses de la oligarquía latifundista, más que los de todo un pueblo de millones de almas que ha de vivir humillado o emigrar a zonas más prósperas para ganarse el pan.
Son estos terribles problemas estructurales los que no podrán jamás ser resueltos si no es por la acción directa del mismo pueblo andaluz.
Es Andalucía la que ha de romper las cadenas que la sujetan al Estado centralista y oligárquico, liberándose a sí misma en los planos político, social, cultural y económico. Asumiendo el pueblo la autogestión de sus propios negocios en todos estos aspectos.
Por ello, hacemos hoy un nuevo y definitivo llamamiento al pueblo andaluz, para que inicie la lucha por la liberación total de sus gentes y de sus tierras, creando a todos los niveles Comités Federales para la autonomía y la autogestión andaluza.
Un programa mínimo habrá de ser:
1.– Andalucía, como región libre dentro de la Confederación española, constituirá una Federación de comarcas según su propia tradición federal, por ser varios y distintos los pueblos y las tierras que la forman.
2.– Cada comarca deberá realizar su propia reforma agraria en la manera que sus peculiaridades o intereses la reclamen, bien mediante el reparto de las tierras, bien formando grandes explotaciones colectivas.
3.– La Banca, a la que afluye todo el dinero de Andalucía, será socializada a todos los niveles, comarcales y regionales.
4.– El libre pacto entre las comarcas constituirá la Federación Popular Andaluza, y ésta se integrará, mediante el Pacto federal, en el conjunto de la Federación Española.
5.– Se establecerá a todos los niveles la democracia directa en libre concurrencia de partidos, sindicatos y asociaciones de todas clases, sin discriminación alguna.
6.– Todos los medios de producción habrán de ser socializados, en régimen libre y democrático de autogestión.
7.– Se decretará la más amplia amnistía política y social.
8.– No habrá más clases sociales que la clase única del trabajo, terminando de una vez por todas con los privilegios nacidos de la propiedad, el capital, la herencia o la alcurnia.
Hacemos un llamamiento a todos los universitarios, sacerdotes, trabajadores industriales y campesinos, e intelectuales, para que, con independencia de sus ideas políticas, se unan como hombres en los Comités Federales para la liberación de Andalucía, mentalizando al pueblo por todos los medios a su alcance, aprovechando todos los que la Ley permita, tales como publicaciones culturales, círculos de estudios, conferencias, etc., y cuando la Ley no lo permita, habrá que pasar a la acción directa al margen de la misma, defendiendo la libertad del pueblo andaluz, frente a la represión y violencia institucionalizadas por el actual Gobierno franquista.
LIBERTAD REGIONAL
LIBERTAD SINDICAL
LIBERTAD POLÍTICA
Sevilla, 29 de Abril de 1973.
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