La verdad es que los estados posmodernos no necesitan una represión consistente en la vigilancia de la gente por organismos tipo KGB. Es algo mucho más sutíl. Al que se desvía de lo politicamente correcto se le aparta, se le tilda de loco, o fascista, se le ningunea, se aplican las leyes con dos varas de medir, leyes que parecen estar basadas en altos principios como la libertad, la democracía, el igualitarismo, pero que son rameras prestas a servir a sus miserables amos, los legisladores, que en aplicación de la supremacía del número sentencian sobre lo bueno y lo malo.
Un saludo en Xto. Rey
Marcadores